IMA: CASA, PATIO, ESCUELA Y PARROQUIA… ¡EN ALEGRÍA! En nuestra casa la Espiritualidad Juvenil Salesiana es una verdadera fiesta. Sentimos realmente que “la educación es cuestión del corazón”. Desde el momento que entramos a IMA, María madre nos recibe siempre de brazos abiertos. Porque “A todo aquel que entra en una casa salesiana, María lo trae de su mano”. Y así iniciamos cada jornada, con alegría y confiándole a Ella cada día… Desde los más peques de la casa, con algo más de un año, hasta los adolescentes, las familias, los funcionarios, animadores, las maestras y Hermanas saludan a María, porque realmente Ella nos recibe con alegría y sentimos su presencia ahí, entre nosotros. Así mismo, no faltan los “Buenos días de Don Bosco”, donde en comunidad nos encontramos para comenzar nuestras actividades rezando, agradeciendo, valorando, pidiendo por las familias y por todo aquello que va sucediendo en casa, en la comunidad y en la Iglesia, para que Jesús y su Madre intercedan y acompañen siempre. Encontramos en los adolescentes y en los niños, el Rostro Vivo de Jesús y la invitación constante de Don Bosco y Madre Mazzarello a trabajar y dar lo mejor de cada uno de nosotros para acompañarlos, tanto en sus procesos de aprendizaje como en sus caminos en la fe (con libertad), en su crecimiento personal y familiar. E incluso acompañamos el proceso de aquellos a quienes se les enciende la chispa de formarse en la hermosa tarea de animar. Los sábados, en IMA… ¡jornadas de FIESTA! Compartimos todos juntos el espacio de JMS (Juventud Misionera Salesiana) y GCS (Grupos de Compromiso Salesiano), una mañana donde desde la recreación, la alegría, el compromiso, el entusiasmo, la escucha, los aportes a la hora de los tiempos de grupo, se vive el Evangelio y se hace presente de diferentes maneras. Cada uno de los chicos que integran el MJS en IMA es luz para nuestra casa, con esas ganas de vivenciar experiencias nuevas, de compartir la vida y la fe en las propuestas para cada grupo. Con un fuerte sentido de servicio, de solidaridad, de compromiso, cada uno va realizando su proceso, conociendo más a Jesús, a María, a nuestros fundadores, todos con rostro joven y cercano, familiarizándose con la realidad de estos tiempos, donde ser adolescente no es fácil, pero descubriendo: “Desde mis riquezas puedo aportar y construir”. Por eso, ¡manos a la obra! Las tardes de los miércoles con los más chiquitos se tornan el momento más bochinchero de la semana. De tercero a sexto de primaria está la invitación para GCS; y, la verdad, ¡no falta ninguno esa tarde! Y se ven crecer en el amor y las ganas de seguir caminando juntos, como grupo y en amistad con Jesús. Animados por exalumnos de nuestra casa, quienes transmiten en GCS a Jesús amigo, sencillo, pero de valores fuertes, que nos invita a ir conociendo y poniendo en práctica. También en este espacio se vive un tiempo de oración y de reflexión. Cada uno va madurando en esto, acompañados por las Hermanas, que no se pierden de ver cómo sus hijos disfrutan de la propuesta. En el deporte. Los niños y los adolescentes han encontrado en este espacio, no solo tiempo para jugar sino también para aprender, para desarrollar habilidades y destrezas; pero, por sobre todas las cosas, tiempo para compartir. No ir a competir y a ganar, sino a ponderar el trabajo en equipo, la solidaridad, el fair play, y aprender que al igual que las otras propuestas, esta también es de Dios. En el aula... Cada vez que los chiquilines entran a aula, el clima de aprendizaje y de compartir conocimientos es favorable, porque cada docente acompaña de modo especial a sus alumnos, conociendo a cada uno, llamándolos por su nombre y buscando siempre que ofrezcan lo mejor, adaptando cada propuesta para que puedan explotar todas sus riquezas. Cada grupo transita el año en un clima de unión, de trabajo compartido, de ayuda y de superación, siempre atentos a los demás. Desde la recepción, la cocina, la administración, nuestros amigos y amigas de mantenimiento, maestras, profesores, animadores y hermanas, es decir, la Comunidad Educativo-Pastoral toda, vivimos en clima de Familia, en el que el punto en común es Dios. No pasa un día en que no nos crucemos y nos regalemos la bendición; en que tu compañero/a te pregunte cómo estás, o te comparta algo de lo que va viviendo, celebrando o los desafíos que está encarando. Este clima favorece mucho la tarea de educar, porque esa alegría que compartimos los adultos llega a los gurises: ellos son esponjas que perciben todo el tiempo cómo estamos. Y el clima en casa es siempre lindo. Por otro lado no podemos dejar de mencionar a la hermosa comunidad de Hermanas que viven en casa. Ellas son el hilo primordial, quienes nos animan y nos acompañan, quienes se ofrecen a cada niño y quienes nos bancan nuestras locuras. Nos abren las puertas cada día, confiando en cada uno de nosotros y a su vez estando atentas a todo lo que sucede, buscando siempre dar una mano a quien en ese momento lo necesite. Transmiten su espiritualidad con gran alegría, contagiándonos a continuar construyendo la esperanza. En definitiva, dentro del salón de clase, en los recreos, en el patio, en el Movimiento, tanto en primaria como en secundaria, se siente en esta casa la Alegría de la Espiritualidad Juvenil Salesiana. La entrega de las maestras, del grupo de animadores y el trabajo constante desde el equipo de Dirección. Sentimos desde el corazón que somos llamados a vivir nuestra espiritualidad salesiana, tratando de trabajar como Don Bosco trabajaría con sus chicos hoy. Martín Córdoba