LAS TABERNAS HISTORICAS DEL BARRIO

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LAS TABERNAS HISTORICAS DEL BARRIO
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Nuestro barrio de Universidad-Maravillas-Malasaña conserva varias de las mejores
tabernas tradicionales que nos quedan en Madrid. Os invitamos a conocerlas.
Texto y fotos: Carlos Osorio.
CASA CAMACHO
Es quizás la tasca más característica del barrio de Maravillas, estupendo lugar de
reunión donde se encuentran los vecinos para hacer una pausa en sus respectivas
ocupaciones. Buen lugar para ver los acontecimientos deportivos. Pertenece a la familia
Camacho desde 1929.
Los hermanos Camacho, Miguel Ángel, Jesús y Santiago, tienen a gala seleccionar el
mejor vermú de barril y lo sirven con todas las de la ley: colocando el barril en alto para
que el líquido baje por presión natural, sin necesidad de añadir gas carbónico. La tasca
posee también una añosa máquina para fabricar agua de seltz.
Las ruidosas máquinas tragaperras no son lo mejor que tiene la taberna, francamente no.
En la frasca, refrescada en el lebrillo de la pila, suelen tener un agradable vino
manchego.
C/ San Andrés nº 4.
LA PALMERA
Una de las tabernitas castizas con más encanto, por sus reducidas pero agraciadas
proporciones. Fundada en 1920, su primer tabernero fue un sereno retirado.
Conserva los ingredientes típicos de la taberna madrileña: un zócalo de azulejos único
en su género, mesitas de nogal, rótulo de cristal grabado etc.
El mostrador es de madera labrada. La pila de estaño posee una curiosa y exclusiva
“sacristía”. Así se llama una preciosa caja de estaño (la única de este tipo que queda en
Madrid) decorada con escenas del Quijote, de la que brotan los grifos.
C/ Palma,67.
LA COPLA
La antigua “Bodega del Maño” se llama ahora “La Copla” por la afición de sus nuevos
dueños, José y Antonio, a la canción tradicional española.
En torno a 1905, los aragoneses Francisco Martínez y Antonio Pérez abrieron nueve
bodegas bajo la denominación de “El Maño” cuya especialidad era el potente vino de
cariñena. Esta bodega data de 1912, y aquí vivió hasta no hace mucho la familia
Martínez.
Durante décadas, los carros tirados por burros subían la cuesta de Jesús del Valle para
depositar en las tinajas el preciado mosto. En la cava se conservan grandes tinajas,
viejas máquinas de bombeo para trasegar el vino, embotelladoras y corcheras.
El local, que funciona como taberna desde hace dos décadas, conserva 7 magníficas
tinajas de cerámica de Talavera, su barra madrileña con pila de estaño y grifería de
cinco caños, sus columnas forjadas, su caja registradora y su saturadora de seltz.
C/ Jesús del Valle,1.
O COMPAÑEIRO
Esta antigua “Taberna de Felipe Marín”, de principios del siglo xx, conserva bastantes
elementos originales, como la espléndida fachada de cerámica y los preciosos zócalos
del mismo material.
Desde hace casi cuatro décadas, la regentan Mari y Manolo, dos lucenses amantes de la
excelente gastronomía de su tierra.
En su jaula, Roberto, un loro real de 35 años, reconoce a los clientes habituales y les
saluda con efusivos gestos. Roberto es venezolano y cuando llegó a España dejó de
hablar sin que se sepan los motivos de su silencio. No creemos que pudieran ser
dificultades idiomáticas.
C/ San Vicente Ferrer, 44.
BODEGAS RIVAS
Bulliciosa taberna de 1923 fundada por Julio Rivas. En la cueva, digna de convertirse
en centro de interpretación de las tabernas, conservan toda una serie de viejas tinajas, un
curioso “tobogán” para bajar las cajas de vino, la ventana por donde entraban los
pellejos, y una saturadora de agua de seltz en funcionamiento.
La concurrida barra dispone de una sección para venta de bebidas. Conserva varias
tinajas de vino y un grifo de cinco caños.
C/ Palma, 61.
BODEGAS EL MAÑO
Elegante y airosa bodega de principios del siglo xx, creada por la familia aragonesa
Martínez. Hasta hace poco, los camiones traían el vino de Cariñena y con una manguera
llenaban las tinajas del sótano. Luego, un ingenio mecánico filtraba el vino y lo elevaba
hasta las tinajas de detrás del mostrador. En 1950 se reformó completamente y quedó
una tasca tan elegante que los vecinos del barrio comenzaron a llamarla “Versalles”.
Nos llama la atención el decorado suelo original y el espejo ovalado del techo.
C/ Palma, 64.
BODEGA DE LA ARDOSA
Antigua bodega de 1892 que conserva algunos elementos de su decoración originaria,
como el rótulo de cristal grabado, el zócalo de hermosos azulejos, el ventilador, la
columna de forja, un par de toneles, y varios carteles y anuncios antiguos que aún
podemos contemplar en la trastienda. Gregorio Monje supo atraer a una clientela joven
introduciendo escogidas cervezas de importación, entre las que destaca la diplomada
pilsen checoslovaca. La cerveza se sirve mediante grifos británicos de émbolo de aire. Y
hablando de cervezas, aquí apareció una botella conmemorativa del enlace de Carlos de
Inglaterra y Diana que fue donada a un museo británico.
Copias de grabados de Goya decoran la tasca recordando que dichos grabados salieron a
la venta en 1799 en la vecina plaza de San Ildefonso.
Si vamos de cervezas, podemos tomar una Mahou (que es la de casa), una guinnes negra
(dicen que si la pinta está bien tirada, se puede poner una moneda sobre la espuma y no
se hunde), una New Castle Brown (predecesora de la cerveza negra) y muy
especialmente una Pilsener Urquell. Y si vamos de vermú, el de grifo (en la trastienda
hay dos tinajas de vermú de donde bajaba, en tiempos, el preciado líquido por presión
natural). Para picar, sobre todo la magnífica tortilla de patatas, galardonada en un
certámen de San Sebastián. Hoy regenta la tasca Angel Monje, hijo de Gregorio.
C/ Colón, 13.
CASA JULIO
En la calle de la Madera sobrevive esta tambarria fundada en 1921 por una familia de
Colmenar de Oreja sobre un tabuco que ya existía previamente. Conserva la pila de
estaño, la saturadora, los antiguos enchufes y varias tinajas de barro. Quedan atrás los
tiempos en que había que “curar” las tinajas con azufre para poder renovar el vino.
En la pared, un mural taurino pintado por Vilches en 1961 a cambio de unas cuantas
comidas.
Mayte, la dueña, cocina con esmero su cocidito madrileño, sus croquetas de espinacas y
su carne guisada.
Recientemente, esta tasca destartalada y evocadora ha saltado a la fama al ser visitada
por el grupo de rock U-2, que realizó aquí una sesión de fotos, y cuenta entre sus
visitantes ilustres con el escritor Saramago y el cineasta Guillermo del Toro.
EL CANGREJERO
Fundada en 1932. Hasta el año 65 fue una marisquería. Le pusieron “El cangrejero”
porque, en los años 60, el cangrejo era el único marisco que llegaba con vida a la capital
después de un largo viaje en tren. Los clientes venían a comprar cucuruchos de gambas
y quisquillas y pedían la cerveza en una cercana degustación perteneciente a la fábrica
de don Casimiro Mahou. Mahou se trasladó en los años 60 al paseo Imperial y en la
actualidad está en el corredor del Henares.
Uno de lo asiduos era don José Ortega y Gasset, que se tomaba un aperitivo al terminar
sus clases en la Universidad Central..
Aquí sirven la mejor cerveza de barril a través de un serpentín de, asómbrese, ¡180
metros de longitud! y la enfrían con hielo.
En los anaqueles conservan una pintiparada colección de jarras de cerveza, la mayor
parte alemanas y alguna de ellas centenaria. Algunos clientes compraban su jarra
decorada y la dejaban aquí, para que les sirvieran siempre en ella, según la costumbre
alemana.
Hoy la regenta Ángel Peinado, hijo del fundador, Máximo.
C/ Amaniel, 25.
Mencionamos también varias casas de comidas tradicionales:
LA FORTUNA:
Fundada como taberna en 1889. Hoy reformada en su totalidad..
Acertada gastronomía madrileña y buenos vinos.
Plaza de los Mostenses, 3.
CASA PERICO:
en calle Ballesta, 18. Fundada en 1942. Frecuentada por gente
de la radio. Ofrece: chulaponas de pollo, papas revolconas, tortilla castiza.
CASA FIDEL:
en calle Escorial, 6. Buena casa de comidas de los años 70
renovada recientemente.
EL BOCHO: Casa de comidas tradicional que abrieron en 1945 Luisa (asturiana
ella) y Esteban (santanderino criado en Bilbao).
Son famosos los chipirones en su tinta y los callos.
Por el Bocho pasaron Lola Flores, Manolo Caracol y Sara Montiel. Aquí se reunía a
comer un grupo de políticos progresistas, entre ellos el recordado con cariño Ernest
Lluch. Hubo famosos campeonatos de mús. En la actualidad, corre peligro de
desaparecer debido a que el edificio está siendo remodelado con fines especulativos.
En C/ San Roque, 18.
EL VALOR DE LA TABERNA TRADICIONAL
La taberna es una institución civil típicamente madrileña que, aparte de sus valores
gastronómicos y decorativos, ofrece a los vecinos un lugar para el encuentro y la
comunicación. La taberna hace más humana la vida en la ciudad. Permite hacer una
pausa en el trabajo o en las ocupaciones, relacionarse, charlar de las preocupaciones
cotidianas, mejorar el humor, mantener vivas costumbres tradicionales, tomar el
aperitivo o invitar a una ronda a los amigos-as. En la taberna se mantiene viva la sana,
sabrosa y nutritiva cocina casera mediterránea, frente a la oferta industrial y grasienta de
los establecimientos de comida rápida o comida basura.
La taberna no tiene nada que ver con el bar de copas. El bar de copas abre de noche,
atrae a un público ajeno al barrio, fomenta el consumo de alcohol de alta graduación y
suele ocasionar molestias por el ruido excesivo.
Las tabernas y cafés tradicionales son parte importante del patrimonio cultural de
nuestra ciudad. En los años ochenta se decidió proteger estos establecimientos,
amenazados por la especulación. En la actualidad, la presión de los especuladores ha
conseguido que se retire la protección a varios de nuestros mejores establecimientos
(Café Lyon, Taberna los Gabrieles, Casa Antonio, Carmencita, Corripio, Santander, …)
En nuestras manos está defender estos bienes culturales para las generaciones venideras.
Carlos Osorio.
(Del libro: Tabernas y tapas en Madrid. Ediciones La Librería)
Mostrador y pila de estaño en “La Copla” (Antes El Maño)
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