///la ciudad de San Isidro, a los 31 días del mes de marzo de dos mil cinco, se reúnen en Acuerdo los señores Jueces de la Sala Segunda de la Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial San Isidro, doctores DANIEL MALAMUD, ROGER ANDRE BIALADE y JUAN IGNACIO KRAUSE, para dictar sentencia interlocutoria en el juicio: "Novoselitchi, Cristian Elías Javier c/Aero Baires SACI s/daños y perjuicios" causa nº 98.120; y habiéndose oportunamente practicado el sorteo pertinente (arts. 168 de la Constitución de la Provincia y 263 del Código Procesal Civil y Comercial), resulta que debe observarse el siguiente orden: Dres. Malamud, Bialade, Krause, resolviéndose plantear y votar las siguientes: C U E S T I O N E S 1ª ¿Es justa la sentencia apelada? 2ª ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? V O T A C I O N A la primera cuestión, el señor Juez doctor Malamud dijo: La resolución de fs. 267/268 es apelada por la demandada a fs. 269, quien funda su recurso en el escrito de fs. 269/279, siendo contestado a fs. 280/281. 1) Conviene adelantar que conforme lo dispone el art. 253 del C.P.C.C., el recurso de apelación comprende al de nulidad por defectos propios de la sentencia. Pero comprensibles fundamentos de economía procesal imponen abste- nerse de pronunciar la nulidad de la sentencia recurrida cuando, como en el caso, en virtud de la recuperación plena de la jurisdicción, la Cámara puede decidir a través del recurso de apelación las quejas y omisiones planteadas (causas 45.300 del 24/11/87; 47.962 del 13/12/88; 47.690 del 20/12/88), no correspondiendo entonces hacer lugar a la nulidad. 2) Se agravia la accionada porque se rechazó la excepción de incompetencia que basara en razón de la materia federal, a la que considera involucrada en el pleito por estar vinculada a la aeronavegación. En este sentido sostiene que los daños y perjuicios reclamados en el caso se relacionan en definitiva con el valor y la explotación o empleo de la aeronave, utilizada no ya con fines de esparcimiento, sino laborales y/o para realizar viajes pagos, todo lo cual, a criterio de la apelante, se vincula con la navegación aérea o con el comercio aéreo en general, conceptos éstos que de acuerdo al art. 198 del Código Aeronáutico determinarían el conocimiento de la causa por parte de la jurisdicción federal. Pero cabe señalar, conforme lo pusiera de relieve la Sra. Jueza a quo, que en la especie se reclama indemnización de daños y perjuicios (con respaldo en normas del derecho común) como consecuencia de la granizada que en su momento se cerniera en el predio donde la demandada se dedica a las reparaciones de aeronaves, afectando el temporal habido, particularmente, a la aeronave del actor, quien sostiene que, estando la misma en reparaciones, no debió ser dejada a la intemperie, sino a cubierto en un hangar, por lo que considera que la demandada no cumplió con el deber de cuidado que le correspondía, y de allí que le impute la res- ponsabilidad por los daños en la aeronave, por las horas de vuelo que perdiera (dado el propósito del actor de ser piloto) y teniendo en cuenta que aquélla era usada para trasladar a su padre a distintos puntos del país dada su profesión de médico. Ello así, para determinar la competencia debe buscarse el sustento en la naturaleza de la pretensión actora, y no en el contradictorio opuesto por el demandado. De lo contrario la cuestión sólo podría resolverse una vez producida toda la prueba y agotado el ejercicio de la jurisdicción mediante el decisorio final, debiendo excluirse entonces las defensas del demandado que solamente incidirán en la suerte de la pretensión principal (CSJN. 18/4/85, DJ. Del 28.8.85. nº 418; causas 40.132 r.i. 322/85; 40.282 r.i. 392/85; 59.200 r.i. 611/92). Y sin perjuicio de subrayar que no todos los argumentos expuestos en el recurso fueron propuestos por la demandada en la instancia de origen (art. 272 del C.P.C.C.), es dable apuntar que no asiste razón al recurrente. El art. 198 del Código Aeronáutico (ley 17.285 y sus modificatorias) dispone: “Corresponde a la Corte Suprema de Justicia y a los tribunales inferiores de la Nación el conocimiento y decisión de las causas que versen sobre navegación aérea o comercio aéreo en general y de los delitos que puedan afectarlos”. Al respecto se ha señalado que no obstante la imprecisión de la norma, únicamente corresponde la intervención del fuero federal en las causas que abarquen o involucren la aplicación de las normas de la legislación aeronáutica nacional, excluyéndose aquellos procesos fundados en el derecho privado que corresponden a la competencia ordinaria, como aquellos en que se invoquen disposiciones del derecho común. En tal orden de ideas se ha afirmado que el art. 197 del Código Aeronáutico es la disposición que fija la naturaleza e índole de la legislación nacional, al declarar que es de su materia regular lo concerniente a la circulación aérea en general, especialmente el funcionamiento de aeródromos destinados a la navegación aérea internacional o interprovincial o a servicios aéreos conectados con éstas; el otorgamiento de títulos habilitantes del personal aeronáutico, así como la matriculación y certificación de aeronavegabilidad de las aeronaves; el otorgamiento de los servicios comerciales aéreos. De ahí que se haya dicho que la materia federal se halla condicionada a los supuestos allí contemplados, no correspondiendo extenderla a situaciones ajenas, pues si bien ley aplicable y jurisdicción competente son cosas distintas, en el caso de los arts. 197 y 198 citados, la ley aplicable condiciona la competencia por razón de la materia, por lo que los tribunales federales son incompetentes para intervenir en cuestiones que no se relacionen en forma directa con la normativa del Código Aeronáutico (conf. Lena Paz, “Código Aeronáutico Comentado”, págs. 188/189; Palacio de Caeiro, “Competencia Federal en razón de la materia”, págs. 197/198). Tal criterio finalista que atiende al propósito de la legislación aeronáutica en los procesos penales y civiles, ha sido puesto de manifiesto por la Corte Federal, al expresar que no es de competencia federal la causa en la que se investiga el hurto de una aeronave y la sustracción de la documentación correspondiente a la misma. La comisión de un delito en ocasión de la operación de aeronaves no provoca, por sí sola, la intervención de la justicia federal, sino que son de competencia de ese fuero los que puedan afectar la navegación o el comercio aéreo: art. 198 del Código Aeronáutico (fallos 317:485). Asimismo ha decidido que corresponde a la justicia provincial, y no a la federal, conocer de las lesiones causadas en las instalaciones de un aeroclub deportivo en circunstancias en que un avión ultraliviano fuera de control embistió a la víctima, siendo com- petencia del fuero federal los delitos que puedan afectar la navegación o el comercio aéreo (fallos 310:2311; 312:1918; 315:313; 319:1411; 320:2588). En este contexto ha resuelto nuestro superior Tribunal provincial que si bien a los efectos de determinar la competencia federal lo fundamental es la traslación aérea, te- niendo en consideración que el derecho aeronáutico regula todas las actividades directa o indirectamente vinculadas con el empleo de aeronaves, tal solución no es procedente cuando la cuestión a examen es ajena a las normas que rigen el derecho aeronáutico, y no existe vinculación directa entre las partes con los intereses de la aeronavegación y del comercio aéreo. Ello es así, toda vez que para atribuir la competencia federal, resulta esencial establecer si la causa se encuentra relacionada con el transporte aéreo interprovincial, o vinculada con la seguridad, el comercio, los intereses de la aeronavegación o con normas federales del derecho aeronáutico (SCBA. Ac. 71.113 del 17.5.00.; Ac. 73.958 del 15.11.00.) En el Ac. 71.113, se trataba de una acción fundada en normas del derecho común por un accidente fatal sufrido como consecuencia de la caída de una aeronave, cuyo titular era el aeroclub demandado, siendo conducida aquélla en la ocasión por un socio que por su cuenta transportaba a la víctima. Y en el Ac. 73.958 también se accionó (por juicio civil) por un accidente fatal a raíz de la caída de una aeronave propiedad del aeroclub demandado, conducida en la oportunidad por un aprendiz de piloto quien transportaba a la víctima. En ambos casos la SCBA decidió la competencia de la justicia ordinaria provincial. A fortiori, si así decidió la Casación provincial en tales casos, en éste, en que se plantea una acción resarcitoria del derecho común derivada del incumplimiento del deber de cuidado que la actora le endilga a la demandada por no haber resguardado a la aeronave de la intemperie cuando la misma le fue entregada para ser reparada, dañándose con el granizo caído dicha aeronave y derivándose supuestos perjuicios para el actor, es claro que la situación descripta -por no haberse puesto a la aeronave en el hangar y estando ella siempre en la superficie-, no es susceptible de afectar la navegación o el comercio aéreos, ni se encuentra relacionada con el transporte aéreo interprovincial, o vinculada con la seguridad, el comercio, los intereses de la aeronavegación o con normas federales del derecho aeronáutico. Por eso, y teniendo en cuenta además que la intervención del fuero federal en las provincias es de excepción (CSJN. fallos 305:193; causa 80.031 r.i. 948/98), los agravios de la demandada no pueden prosperar. 3) La "razón probable para litigar" puede en casos justificar la excepción del art. 68 (2º párrafo) del C.P.C.C., pero no debe aceptarse sino de modo restrictivo, porque de otro modo se desvirtuarían los fundamentos del instituto (conf. causas 46.232 del 1.3.88.; 96.069 r.i. 65/05). Siendo ello así, el rechazo de la posición asumida por la demandada, y por ende de la excepción que opusiera, determinan el hecho objetivo de su derrota, que es presupuesto de la imposición de las costas conforme al principio general del art. 68 citado, no dándose tampoco en el caso la excepción expresada por el art. 69 del C.P.C.C. Por ello, no corresponde acceder a la eximición de costas solicitada. No siendo menester tratar más cuestiones que las conducentes, voto por la afirmativa A la misma cuestión, los señores Jueces doctores Bialade y Krause por iguales consideraciones, votaron también por la afirmativa. A la segunda cuestión, el señor Juez doctor Malamud dijo: Dada la forma en que se ha resuelto la cuestión anterior, corresponde confirmar la resolución apelada, con costas en esta Alzada a la demandada vencida (arts. 68, 69 del C.P.C.C.). Se posterga la regulación de honorarios para su oportunidad legal (art. 31, ley 8904). ASI LO VOTO A la misma cuestión los señores Jueces doctores Bialade y Krause por iguales motivos votaron en el mismo sentido. Con lo que terminó el Acuerdo, dictándose la siguiente: S E N T E N C I A Por ello, en virtud de las conclusiones obtenidas en el Acuerdo que antecede y de los fundamentos expuestos en el mismo, se confirma la resolución apelada, con costas en esta Alzada a la demandada vencida (arts. 68, 69 del C.P.C.C.). Se posterga la regulación de honorarios para su oportunidad legal (art. 31, ley 8904). Reg. y dev.