La cooperación con los proveedores Al ser sus productos los que deben conseguir la máxima satisfacción de los clientes, “Mercadona ha establecido una vinculación con los proveedores basada en la confianza, la cooperación, la colaboración mutua y la estabilidad”, explican los autores. El punto de partida ha sido la adopción de un modelo de “gestión y despliegue de procesos” con el que Mercadona estudia y analiza los productos desde que salen del proveedor hasta que llegan al cliente con el objetivo de tratar de evitar ineficiencias, intentando extender la cooperación a toda la cadena de valor y alcanzando incluso a los proveedores cero, que se encuentran detrás de los proveedores de Mercadona. La empresa distingue cuatro categorías entre sus proveedores: clásicos, al coll (al cuello en valenciano), intermediarios e interproveedores. Con los primeros mantiene una relación contractual convencional. Los segundos son empresas productoras con dificultades para vender sus productos; “Mercadona adquiere un importante volumen de su producción por lo que dependen de ésta para su supervivencia. Los intermediarios son agentes entre el proveedor y Mercadona, pero cómo no añaden valor, Mercadona considera que son innecesarios e incrementan el coste del producto para el cliente, por lo que trata de evitarlos”. Los interproveedores asumen y comparten el modelo GCT. Éstos suministran productos en exclusiva a Mercadona y la compañía apuesta por mantener con ellos una relación continua de por vida, explica el estudio. Los proveedores asumen la filosofía del “Totaler” o de ser prescriptores de productos que satisfacen todas las necesidades de los clientes. Estos mismos proveedores son los que, a través de los productos recomendados que figuran bajo las marcas propias de Mercadona, deben ofrecerles la máxima calidad al menor precio posible. La empresa exige que estos suministradores cumplan con una serie de requisitos, entre los que destaca “mantener una actitud abierta ante las informaciones e indicios procedentes del cliente y del mercado, para aportar soluciones a sus demandas”. Además, los candidatos a interproveedores deben estar dispuestos a introducir el modelo GCT en sus organizaciones, incluyendo la disponibilidad a aceptar auditorias de Mercadona que verifiquen el grado de cumplimiento del modelo. Por último, Mercadona exige fabricación en exclusiva de determinados productos, como resultado de la relación de confianza y cooperación mutua entre ambas compañías. Los profesores señalan que para convertirse en interproveedor, uno de los aspectos más originales e innovadores que aporta al modelo GCT, hay que pasar un proceso largo y complejo. Pero, al final, lo que se busca es que los proveedores produzcan dando respuesta a las necesidades de los clientes según sus expectativas y demandas, por eso se realizan actividades en común con ellos y se comparte la información obtenida a través de los distintos mecanismos que posee Mercadona. “Es en este momento cuando esta relación encaja perfectamente con la filosofía de gestión de Mercadona que persigue convertirse en prescriptora de productos para la compra total de los clientes”, señalan. Para ello, a partir de la información captada, “la empresa debe trasladar las necesidades registradas a sus interproveedores, desarrollar conjuntamente productos y servicios, aplicar de forma coordinada el modelo de GCT y medirse recíprocamente en la aplicación del modelo valor-esfuerzo”. Según los datos manejados por la empresa, los productos con marca propia o recomendados en el grupo (Hacendado, Deliplus, Bosque Verde y Compy) suponen aproximadamente el 30% del volumen de ventas y un porcentaje similar en los niveles de facturación. Ser interproveedor en el grupo Mercadona supone la firma de un compromiso entre la industria y el grupo de distribución para la elaboración de los productos de marca propia. El industrial se compromete a suministrar el producto contratado con marca de la distribución sólo para atender la demanda del grupo. Mercadona por su parte exige al fabricante la entrega de ese producto a precios ajustados al máximo para poder competir con el resto de la distribución Para los fabricantes, esta estrategia supone en la parte positiva la seguridad de vender unos altos volúmenes de mercancía sin tener que acudir a gastos de publicidad o acciones de promoción. El grupo de distribución se encarga de promover las ventas que garantizan la actividad de la industria. Hay industrias que han nacido y crecido solamente con los contratos de interproveedores con Mercadona para un determinado producto y otras que funcionan con Mercadona como único cliente. En algunos casos, como en la cárnica Martínez Loriente, el grupo de distribución es incluso uno de sus accionistas, aunque convertirse en fabricante no entra entre los objetivos del grupo valenciano. Pero no todo es un efecto positivo para los fabricantes. Esta política de fuerte dependencia conlleva también riesgos para los industriales. Ser interproveedor de Mercadona supone, en primer lugar para el fabricante, la exigencia de abrir totalmente sus puertas, de desnudarse ante el grupo de distribución. Al margen de la exigencia inicial de que el fabricante disponga de unas instalaciones modernas y competitivas capaces de ofrecer la mejor calidad como si de una inspección de Hacienda se tratara, Mercadona analiza las cuentas del fabricante para conocer costes reales, fijar precios y márgenes de beneficio. Incluso en muchos casos va más allá planteando necesidades de inversión para reducir costes y ofrecer un mejor producto. Para Mercadona, se trata de una estrategia que ha tenido un papel muy importante en el crecimiento del grupo. Para los fabricantes inmersos en esos compromisos, esta estrategia ha supuesto un fuerte incremento en facturación. Sin embargo, en la parte negativa, coloca a la industria con una excesiva dependencia en sus ventas de un solo grupo con el riesgo de tener que soportar exigencias que rechazaría si tuvieran unas ventas más diversificadas. Para cada producto o gama de productos, un proveedor. Y cuando la relación se estrecha, salta a interproveedor. Mercadona opera con 109 interproveedores a los que garantiza el negocio de por vida. Sus relaciones son, cuando menos, peculiares. La cadena de supermercados aplica con ellos la política que denomina de libros abiertos. Con todos los datos del balance sobre la mesa, Mercadona pacta con sus interproveedores los beneficios que deberían obtener a partir de un cierto volumen de negocio que garantiza la cadena. Y si los números no cuadran, serán los interproveedores los que tendrán que revisar sus procedimientos. Parece una relación esclava, pero funciona. Una relación estrecha Y la presión que impone la máquina Mercadona tiene su correlato en cifras. La inversión conjunta de la industria agroalimentaria española en 2005 fue de 3.642 millones de euros, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística. La inversión conjunta de los 109 interproveedores de Mercadona en 2006 fue de 700 millones de euros, la quinta parte del total, según datos que ofrece la propia empresa. Incarlopsa (Industrias Cárnicas Loriente) es el proveedor de la carnicería de Mercadona, una de las áreas más sensibles de una empresa que nació a partir de Cárnicas Roig, la pequeña cadena de la ciudad de Valencia que fundó el padre de Juan Roig, el fundador de una saga de empresarios integrada también por Fernando Roig (dueño de Pamesa) y Francisco Roig (ex presidente del Valencia). La sede central de Incarlopsa se encuentra en Tarancón (Cuenca). La empresa ya ha invertido 18,5 millones de euros para ampliar los secaderos de jamón que posee en Corral de Almaguer (Toledo). La compañía manchega y Embutidos Martínez, que comparten la propiedad de un centro de elaboración y envasado de carnes para Mercadona en Cheste (Valencia), iniciaron en 2006 la construcción de un matadero en la vecina localidad de Buñol cuyo coste, una vez terminado, se estima en 25 millones de euros. Grupo Cantos Blancos, proveedor de huevos con sede en Alovera (Guadalajara), construyó en 2006 cuatro nuevas naves para cobijar a 600.000 gallinas ponedoras en Almendralejo (Badajoz). Mascato, proveedor de la pescadería con sede en Vigo (Pontevedra), levantó una planta en la vecina localidad de Salvatierra donde desarrollará nuevas gamas de moluscos congelados al vacío sin concha, pescados ahumados o bacalao desalado con una inversión de 13 millones de euros. Escurís, en la Pobla do Caramiñal (A Coruña), ha diseñado un solapín que permite abrir latas de conserva como si fueran yogures en paralelo a la modernización de sus instalaciones con una inversión conjunta de 6,5 millones de euros. Verdifresh, proveedor de ensaladas y verduras envasadas, ha levantado una factoría en Aranda de Duero (Burgos) con una inversión de 12 millones de euros para servir nuevos supermercados que se levantan demasiado lejos de sus otras instalaciones en Riba-roja (Valencia) o Antequera (Málaga). Un largo etcétera de negocios vinculados a las necesidades de la cadena de supermercados emplea en conjunto a 30.000 trabajadores. Acotral, empresa de transporte que asume la distribución pura y dura de toda la cadena de 1.059 tiendas de Mercadona, gestiona ocho trenes semanales de ida y vuelta entre Tarragona y Sevilla y entre Valencia y Sevilla. Ambas líneas cubren el territorio sobre el que se extendió la empresa en primer lugar, a lo largo de toda la costa mediterránea desde Girona hasta Huelva y hasta las Islas Canarias. En breve, Acotral iniciará su primera ruta marítima para trasladar cincuenta contenedores semanales desde Tarragona hasta Cádiz. En paralelo, Mercadona ha levantado sus bloques logísticos, por orden cronológico, en Valencia, Málaga, Barcelona, Alicante, Sevilla y Tenerife. Tres almacenes satélites en Palma de Mallorca, Gran Canaria y León completaban el mapa. Pero la apertura anual de cien nuevas tiendas durante cuatro años consecutivos exige la construcción de más bloques logísticos: Madrid, Gran Canaria, León, Granada y Zaragoza. Algunos empiezan a operar, como el que se levanta en Ciempozuelos, en Madrid, dotado con mecanismos automáticos para reducir al máximo el sobreesfuerzo de sus trabajadores. Juan Roig anunció que pretende dotar con los mismos sistemas todos los bloques logísticos, con una inversión en torno a los 300 millones de euros en los próximos años. EJEMPLOS DE PROVEEDORES CONCRETOS Cunicarn, un imperio del conejo forjado en L’Espluga de Francolí Ramon Calbet y su esposa fundaron en 1976 Cunicarn, una empresa especializada en cunicultura que hoy se ha convertido en el líder del sector en España gracias a Mercadona. La compañía comenzó a proveer al grupo valenciano en 1999 y dos años después se convirtió en su proveedor exclusivo de carne de conejo. Hoy no tiene más clientes. Desde L’Espluga de Francolí (Conca de Barberà), Cunicarn suministra cada semana cien mil conejos a las tiendas de la cadena (seis millones al año), tanto enteros (60%) como troceados y envasados en bandejas de plástico con atmósfera protectora para una mejor conservación del producto. La empresa tiene acuerdos con doscientas granjas independientes situadas en Catalunya, Castellón, Aragón, Navarra y Galicia, a las que proporciona tanto el pienso como la asistencia veterinaria y el material genético destinado a la reproducción. Así, Cunicarn, a través de Grup Cunícola Catar, cuenta con su propia fábrica de pienso en Valls (Alt Camp) y posee un centro de inseminación en Vimbodí (Conca de Barberà), lo que le permite controlar todo el proceso, desde el nacimiento de los conejos hasta su venta en el supermercado. «Nuestro objetivo es crear riqueza en el medio rural y satisfacer las necesidades del consumidor», explica Calbet. Cunicarn facturó 32,8 millones de euros en 2008 y ha invertido 7,6 millones en los últimos seis años para automatizar su matadero y la sala de despiece, que está equipada con tecnología robótica. Para esta fase del proceso, la firma cuenta con una plantilla integrada básicamente por inmigrantes de origen chino. «Optamos por tener sólo un colectivo para evitar que esto se convirtiera en una torre de babel», añade el director general, quien apunta que el grupo emplea a 122 personas. Cunicarn puso en marcha en 2006 un matadero en Galicia (Galicarn), donde ahora instalará también una sala de despiece. Según Calbet, a mediados de enero Cunicarn bajó los precios en sintonía con la estrategia de Mercadona de abaratar la compra a sus clientes. «La rebaja la hemos realizado a costa del margen de ambas partes; esto sólo se puede hacer si formas parte de un proyecto de futuro que garantiza el retorno de las inversiones que realizamos», explica el propietario. Catafruit, peras y melocotones de Lleida La familia Català ha invertido 40 millones de euros en cinco años gracias al hecho de tener a Mercadona como principal cliente. A través de Catafruit, el grupo leridano abastece de peras, nectarinas, melocotones y albaricoques a los supermercados de la cadena, además de colaborar con el interproveedor de manzanas y ciruelas. En 2001, Catafruit vendió tres millones de kilos a Mercadona, cifra que ascendió a 27.000 toneladas el pasado año. El grueso de las inversiones se han destinado a duplicar la superficie de fincas propias de frutales, que ahora suman 1.300 hectáreas entre Lleida, Aragón y Extremadura. En virtud del acuerdo a largo plazo con Mercadona, Catafruit ha instalado en parte de sus fincas un costoso sistema antigranizo consistente en unas mallas que cubren los árboles pero que no impiden el crecimiento y maduración de la fruta. Las fincas también se han dotado de sistemas de riego por goteo y de dispositivos antihielo con el objetivo de asegurar las cosechas y garantizar el abastecimiento al grupo de distribución. Catafruit ha invertido además en una planta de envasado y suministro de fruta para Mercadona en Tenerife, que se suma a los centros que la empresa ya tenía en La Portella (Segrià) y en Mérida. En 2008, Grupo Català, gestionado ahora por la segunda generación, vendió 87.000 toneladas de fruta y facturó 66 millones de euros. La mitad –33 millones– corresponde a las ventas con Mercadona y el resto, a clientes del exterior (Holanda, Reino Unido y Alemania) y al abastecimiento a la industria transformadora. «Ser interproveedores nos ha permitido cumplir nuestra meta de llevar la fruta directamente del campo al consumidor final», explica Joan Català, director general. Maverick, el nuevo motor económico de Ulldecona Laboratorios Maverick es interproveedor de Mercadona desde 1998. La compañía produce en exclusiva todos los productos de higiene capilar y corporal de la marca Deliplus, que cuenta con una cuota de mercado del 14,1% en geles de baño, del 14,5% en champús y del 24% en acondicionadores, según IRI. La compañía catalana es propiedad del grupo valenciano Ubesol desde 2006 y ha duplicado sus ventas en sólo dos ejercicios gracias al crecimiento de Mercadona. Para este año, Maverick, que no trabaja para otras empresas, prevé alcanzar los 100 millones de euros de facturación e invertir tres millones más en su planta de Ulldecona (Montsià), que acumula ya una inversión de 19 millones desde 2006. La fábrica se ha convertido en el nuevo motor económico del municipio, donde en lo que va de año ya ha creado 25 puestos de trabajo. Maverick tiene ahora 241 trabajadores fijos (el 52% mujeres) y una superficie construida de 21.000 metros cuadrados. La compañía tiene también un laboratorio de I+D+i en Arenys de Mar (Maresme). Mercadona le ha encargado ahora que, a partir de mayo, fabrique también la línea de fijación capilar (lacas, gominas y espumas). Monter, embutidos curados en La Garrotxa Los hermanos Cañigueral compraron Embutidos Monter en 1989. Con sede en Sant Jaume de Lierca (Garrotxa), la compañía se convirtió en interproveedor de Mercadona en 2000 y, desde entonces, ha triplicado su tamaño gracias a la producción de todos los embutidos curados de cerdo (excepto ibéricos) y pavo que comercializan los 1.200 supermercados de la cadena. En 2008, Monter incrementó en un 26% sus ventas, hasta sumar 54,5 millones de euros y más de diez millones de kilos al año. Con una producción diaria de 180.000 sobres de embutidos loncheados, la empresa invierte una media anual de 3,5 millones en ampliar sus instalaciones y en la compra de maquinaria. Destaca la reciente puesta en marcha de una nueva planta de 15.000 metros cuadrados en Les Planes d’Hostoles (Garrotxa). Situada en una antigua fábrica de hilatura, el nuevo centro permitirá hacer frente al crecimiento de la empresa con treinta secaderos para la curación de los salchichones, chorizo, salamis y embutidos de pavo, producto con el que tiene una cuota de mercado del 75% en España, según Nielsen. Monter no trabaja para otras cadenas y posee también instalaciones en Vic (Osona) y Serinyà (Pla de l’Estany), con una plantilla de 225 personas. «Para Monter ha sido un acierto trabajar para Mercadona porque nuestro sector es muy competitivo y es la mejor fórmula para sobrevivir», dice Narcís Cañigueral, miembro de la segunda generación de la compañía, que posee también el 33% de Frigorifics Costa Brava, un matadero que sacrifica cinco mil cerdos al día en Riudellots (Selva). Casa Tarradellas, las pizzas y el jamón de Osona Casa Tarradellas es uno de los proveedores catalanes de Mercadona más veteranos. La cadena valenciana es la responsable de buena parte del crecimiento que ha registrado la compañía en los últimos años, con una facturación que superó los quinientos millones de euros en 2007. El grupo familiar ha tenido que acometer multimillonarias inversiones en la construcción de nuevas plantas en Gurb (Osona) con el objetivo de poder atender la creciente demanda de Mercadona. Casa Tarradellas, sin embargo, goza de un estatus algo especial dentro del universo de los interproveedores, ya que la compañía, a pesar del peso de los productos Hacendado, continúa realizando una apuesta firme por defender e impulsar su propia marca, con la que lidera el mercado de las pizzas frescas en España. Mercadona, a cambio, le ha exigido que no elabore marcas blancas para otros grupos de distribución y le ha encargado la producción de varios artículos en exclusiva, que la empresa no puede vender con la marca Casa Tarradellas. Entre ellos figuran las pizzas congeladas, los bocadillos y las roscas.