La Rioja: dos siglos de industrializa- ción.

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RESEÑAS
FRANCO ALIAGA, T. (1995) La Rioja: dos siglos de industrialización. Madrid: UNED. 309 p.
La Rioja: dos siglos de industrialización es un amplio estudio histórico-geográfico sobre el nacimiento, desarrollo, vicisitudes y realidad actual de la industria riojana. Desde la distancia del presente, el proceso se muestra como
un ejemplo típico de la dualidad sierra-valle, de la hegemonía serrana al amparo de las industrias textiles o del eclipse actual cuando se imponen otras formas de organización social y económica vinculadas a las tierras bajas.
La primera parte del libro es un análisis histórico de la euforia serrana
hasta el siglo xviii, época en que la crisis textil asóla ya los Cameros, el
Viejo y el Nuevo. El dinamismo económico pasa a las industrias alimentarias, eufóricas con el descubrimiento del rioja y favorecidas circunstancialmente por la filoxera en el país vecino. Se consolida un nuevo eje industrial en el Valle del Ebro, que saca un gran partido a los productos
agrícolas (conservas) y madereros (muebles). La industria del calzado,
aunque tiene algunos antecedentes en la zona, es fruto de la iniciativa privada de un grupo de empresarios. En conjunto predomina la ruralización y
el autoconsumo hasta los años 60. En 1972 aparece el Polo de Desarrollo,
de escasa eficacia y que se reduce a la capital y su entorno.
La crisis de la década de los 70 llega con cierto retraso a La Rioja debido a los flujos de capital vasco, pero al iniciarse los 80 se ceba inmisericorde con los pequeños establecimientos, que represetan más del 94%
del entramado industrial. Finaliza esta primera parte con un análisis detallado sobre la estructura industrial riojana en el contexto español, las relaciones entre las diversas actividades, el nivel de empleo y de competitividad y el índice de especialización industrial.
La segunda parte se ocupa de un estudio pormenorizado de cada una
de las agrupaciones industriales, de acuerdo con los criterios de la
Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE).
• Las industrias metálicas básicas han sido siempre una actividad residual porque las entrañas metálicas de San Lorenzo nunca han alumbrado más que yacimientos raquíticos para paliar las necesidades del entorno
comarcal.
• Los productos minerales no metálicos, localizados preferentemente
en la Rioja Baja, tienen una escasa repercusión en el conjunto y evolucionan al ritmo que les marca la construcción.
• La industria química, artesana hasta los años 70, ha conocido un
fuerte incremento en los últimos años.
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RESENAS
• Los transformados metálicos aglutinan el mayor número de talleres y
la mano de obra más numerosa, aunque cede la primacía a la industria alimentaria en cuanto a su participación en el VAB.
• Esta última actividad, la alimentación, es el buque insignia riojano
que, junto con la Ribera navarra, forma uno de los núcleos conserveros
más importantes de España.
• La industria textil es un recuerdo glorioso a lo largo de toda la serranía ibérica, que hoy languidece desvinculada del pasado y plagada de
conflictos sociales.
• La del cuero y del calzado ha conseguido un espacio de privilegio
en el conjunto español a pesar de carecer de materias primas y de disponer de una escasa, cuando no adversa, infraestructura en comunicaciones.
• La industria de la madera y del mueble ha tenido siempre un carácter
familiar y artesano. Últimamente La Rioja Alta se ha especializado en un
tipo de mueble popular, sacando un gran partido a sus reservas de madera y a los bosques galería de sus valles.
• Artes gráficas y edición es una actividad de escasa incidencia en el
conjunto industrial y se nutre preferentemente de los pedidos del entorno
económico más cercano.
La tercera parte posee el carácter geográfico más genuino ya que se
ocupa de la distribución de las diversas actividades industriales a lo largo
del territorio, tomando como base la comarcalización tradicional del mismo.
Cada una de estas nueve comarcas muestra un perfil industrial característico, que va desde el vinícola (Haro) al del calzado (Arnedo y Cervera),
pasando por el mueble (Nájera y Santo Domingo de la Calzada), las conservas (Calahorra y Torrecilla en Cameros) y los transformados metálicos
(Logroño), aunque esta última comarca concentra la mayor parte de las
energías industriales de La Rioja.
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