Un par de aportaciones contra el analfabetismo espeleológico: Continuando con el magnífico artículo de Frank y Cyril, y para aportar mi granito de arena a la lucha contra el analfabetismo espeleológico al cual alude, añado al mismo un par de temas en los cuales muchos espeleobuceadores, especialmente aquellos que no se incorporan al espeleobuceo desde la espeleología o la escalada, están muy verdes. Nudos de conocimiento imprescindible: A veces resulta aterrador observar los nudos a los que la gente confía su vida. Dentro de la enorme variedad de nudos existentes, basta con conocer solamente unos pocos para progresar con una mínima seguridad bajo el agua en una cueva; eso sí, hay que saber hacerlos a la primera, sin vacilación, y con los ojos cerrados. -Nudo en 8: su utilidad principal es realizar una gaza en el extremo o en cualquier lugar de un cabo, de forma que podamos enganchar en la misma un mosquetón. Se trata de un nudo muy seguro cuyo lugar preferente suele ser el inicio del hilo guía. -As de guía: nudo clásico de encordamiento cuya utilidad radica en servir para fijar el extremo un cabo sobre un objeto fijo, por ejemplo un árbol, sin ayuda de mosquetones. Tiene cierta tendencia a aflojarse, especialmente si se hace con un cabo plástico, por lo que es recomendable apretarlo mucho y añadir un sobrenudo de seguridad. Realizado con el cabo “en doble”, nos sirve para amarrar el hilo guía sobre un objeto fijo sin necesidad de cortarlo. (Por ejemplo, para afianzar el hilo al final de la exploración dejando el carrete listo para poder seguir tirando hilo) -Ballestrinque: nos permite afianzar cualquier punto de un cabo sobre un mosquetón o un saliente, siendo ajustable en cualquier momento. Pese a ser un nudo muy práctico, no resulta seguro, ya que puede deslizarse si hay variaciones de tensión intermitentes en el cabo, de modo que sólo debe ser utilizado de manera provisional en las extremidades de este. Muy útil para afianzar el hilo en un fraccionamiento, directamente a la roca o sobre un mosquetón, o para sujetar el extremo del hilo sobre la manivela del carrete. -Doble pescador: nudo imprescindible para unir dos cabos entre sí, especialmente si son de materiales y/o diámetros diferentes. Se trata de un nudo muy seguro si está bien realizado y apretado. Si la diferencia de diámetro entre los cabos es muy grande, puede no obstante llegar a escurrirse. Algunas de sus principales utilidades en espeleobuceo serán reparar un hilo guía roto, o empalmar el hilo del carrete sobre el extremo del hilo para proseguir la exploración. -Corredizo, cabeza de alondra: Su utilidad principal es “abrazar otras cosas”, como amarres, elásticos de goma, picos de roca, etc, y servir de unión entre el cordel guía y los elásticos u otros elementos de fraccionamiento. Sirve igualmente para conectar una línea auxiliar sobre el cabo principal sin necesidad de utilizar el mosquetón. Usado en vez de un ballestrinque, se desliza con mayor facilidad que éste, por lo que no debe ser empleado ni siquiera ocasionalmente para fijar el extremo de un cabo. -Sobrenudo de seguridad: Siempre que dudemos de la solidez de un nudo, o cuando la misión que deba cumplir sea crítica, es conveniente reforzarlo con un sobrenudo de seguridad, que se realiza atando un nudo simple o doble sobre el firme, con el extremo sobrante de cabo del nudo principal. -Nudo autoblocante prusick: Permite realizar una gaza deslizante a lo largo de un cabo fijo. Para que funcione bien, es preciso que el cabo con el que lo realizamos sea de diámetro inferior al principal. Sirve para ascender por una cuerda previamente fijada, autoasegurarse a la misma o bien para deslizar nuestras botellas de descompresión a lo largo del cabo del ancla o de un cabo fijado previamente. Podríamos extendernos largamente sobre la utilidad de muchos más nudos, su incidencia sobre la resistencia de la cuerda, y otros aspectos interesantes de los mismos, pero con ello superaríamos el sentido práctico de este artículo. Para quien quiera saber más sobre este asunto, existe una excelente web en http://www.terra.es/personal/luisuxio/ en la que se puede profundizar. Marcas sobre el sentido de circulación del agua en las galerías Este es un tema que permite a los eruditos disertar muchísimo . Sobre el mismo se han hecho profundos estudios que permiten no sólo determinar el sentido de circulación del agua, sino también el caudal y la velocidad . Con independencia de que cuanto mayores sean nuestros conocimientos sobre el medio que exploramos, más provechosas y enriquecedoras serán nuestras inmersiones, existe una característica común a buena parte de las galerías, cuyo desconocimiento puede significar en caso de pérdida del hilo internarse más profundamente en la cueva, o por el contrario, dar con el sentido correcto de salida. Los golpes de gubia son las marcas características que deja el agua al circular en las paredes rocosas de una galería. Su origen está en la cavitación del flujo del agua al chocar contra una aspereza en la superficie rocosa, lo cual provoca turbulencias. Como consecuencia de ellas, el desgaste de la roca no es uniforme, y toma un aspecto muy parecido al de una madera que hubiésemos tallado con una gubia. Simplificando al máximo el tema, debemos quedarnos con el concepto claro de que la parte del golpe de gubia cuya pendiente es más acusada, es la parte desde la cual viene el agua, y aquella cuya pendiente es más suave, es la parte hacia la que va el agua, es decir, que nos indica la salida. Como regla nemotécnica podría servirnos imaginar que en una galería estrecha, en la cual rozásemos contra las paredes, el sentido de salida sería aquel en el que nos resultase más fácil avanzar, ya que de avanzar hacia adentro, la pendiente más acusada de los golpes de gubia dificultaría nuestro avance. De cualquier modo, y como todo en esta vida, las cosas muchas veces no son tan claras, y en ocasiones no resulta fácil discernir el sentido de la corriente incluso relajados, con buena visibilidad y sin estar bajo el agua. A ello hay que añadir que si bien el agua puede circular hoy en día en un sentido a través de una galería, no tiene por qué haber sido siempre así, de modo que los golpes de gubia podrían indicar justo lo contrario de lo que creemos. Por ello no está de más confirmar también el sentido de circulación en las marcas que haya podido dejar el agua en el barro o arcilla depositada en el fondo, y que en principio debería presentar un registro más actualizado del sentido de circulación. Elgoibar, 10 de Mayo de 2006