Buenos Aires, 25 de febrero de 2009.- 4155/08

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Buenos Aires, 25 de febrero de 2009.-
VISTO:
La actuación nº 4155/08, iniciada por la señora E. R. C.,
quien denuncia que el día 26 de junio de 2008 se le ha colocado un
piercing a su hija menor de edad, sin contar con la autorización
correspondiente.
Y CONSIDERANDO QUE:
La reclamante manifiesta que su hija de
trece años de edad se dirigió al local denominado “Red Place”, sito en
Avda. Santa Fe 1670 (en el Local nº 12 de la Galería Bond Street)
donde, pese a no tener autorización alguna de sus padres, se hizo
colocar un piercing en su labio inferior. Señala que la colocación la
realizó una mujer, aparentemente de nacionalidad extranjera (fs. 1).
La denunciante agrega en fotocopia un
aviso del mencionado local, donde se señalan los cuidados,
especialmente en cuanto a la higiene, que hay que tener en cuenta
cuando se realizan tatuajes (tattoo), piercing y perforaciones o
aplicaciones sobre la lengua (fs. 2).
En el mes de enero de 2006 se promulga la
Ley nº 1897 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires1, la cual regula
las
actividades
vinculadas
con
tatuajes,
perforaciones,
micropigmentación y similares, estableciendo normas sanitarias
básicas, a fin de “...prevenir y proteger la salud de los usuarios de este
servicio y a los profesionales que la realicen”2.
La mencionada normativa establece que la
autoridad de aplicación es la Secretaría de Salud (hoy Ministerio), la
cual debe dictar cursos de capacitación de carácter obligatorio para los
tatuadores y perforadores, que contemplarán los siguientes ítems:

normas sanitarias;

esterilización, higiene y bioseguridad;
1
En el mes de septiembre de 2005 esta Defensoría del Pueblo emitió la Resolución nº 2730/05 (actuación nº 3292/05) en
la que se plantea la necesidad de otorgar una regulación normativa a la actividad de piercing y tatuaje.
2
Art. 1º Ley nº 1897.
1




anatomía de la dermis y nociones generales;
primeros auxilios;
uso de materiales y herramientas;
nociones generales de materiales.
Cabe destacar que la realización de estos
cursos podrá ser exigida sólo una vez que la Secretaría (Ministerio) de
Salud lo comunique en forma fehaciente a los inscriptos en el registro
previsto en el art. 8º de esa ley3.
Los artesanos tatuadores o perforadores,
para desarrollar sus tareas, deben contar con una licencia habilitante
que tendrá una duración de dos años, luego de lo cual podrá ser
revalidada4. Para lo expuesto, se creará (según la Ley nº 1897) un
registro de tatuadores y perforadores y de centros habilitados para tal
fin (art. 7º). Este registro deberá ponerse en funcionamiento en el
término de sesenta (60) días de sancionada la Ley nº 1897 (cláusula
transitoria, art. 20º). Para solicitar la mencionada licencia, los
tatuadores y perforadores deberán presentar libreta sanitaria,
calendario oficial de vacunación al día y certificados de capacitación
(según art. 5º).
La ley, además de plantear requisitos que
deben cumplir los locales donde se desarrolle la actividad, establece
que son personas susceptibles para la aplicación de las técnicas de
tatuaje y perforación aquellas “...capaces, mayores de dieciocho (18)
años...” (art. 9º). En cuanto a los menores de edad no emancipados,
sólo podrán efectuarse tatuajes o perforaciones cuando “...acompañen
autorización por escrito con firma fehacientemente acreditada del
padre, madre o tutor ...” o con autorización expresa del padre, madre o
tutor, quien “...deberá presentarse en el establecimiento en cuestión,
adjuntándose copia del documento que acredite el vínculo...” (art. 10º).
De lo expuesto surge que nunca debió
realizarse un piercing a una niña de trece años sin consentimiento
alguno de su madre o padre.
Consultada la Dirección General de
Habilitaciones y Permisos, informa que, pese a que la actividad de
“Local de Perforación y Tatuaje” posee un número de código (604338),
no hay locales registrados bajo ese rubro (fs. 11).
Dicha dependencia aclara que los locales
donde se desarrolla actividad de tatuaje, perforaciones y
micropigmentación son habilitados bajo el rubro “servicios personales
directos en general”, con indicación del tipo de servicio prestado (fs.
37).
3
4
Según cláusula transitoria (art. 20º).
Art. 4º, Ley nº 1897.
2
Dicha
dependencia
brinda
a
esta
Defensoría del Pueblo copia del padrón de locales habilitados como
“Servicios Personales Directos (con indicación del tipo de servicio)”,
del cual surge que para la dirección de Avda. Santa Fe 1670 constan
cuatro locales habilitados. En tal sentido, corresponde destacar que en
la dirección en cuestión funciona una galería con varios locales,
algunos de ellos destinados a actividad de tatuaje y perforaciones
(piercing).
Ante lo señalado precedentemente, se
solicitó a la Dirección General de Fiscalización y Control la realización
de una inspección en el local denunciado. Por respuesta se recibió el
Informe nº 13.515-DGFyC-2008, del que se desprende que el día 1º de
septiembre de 2008 se llevó a cabo una inspección en el local ubicado
en el subsuelo de la galería, operativo en el que se labraron actas de
comprobación por:
no exhibir habilitación ni constancia de inicio de trámite de
habilitación;

no poseer libretas sanitarias;

no presenta documentación de inscripción como generador de
residuos patogénicos;

no exhibir certificados de retiro ni de disposición final de
residuos patogénicos.

Ante la detección de las irregularidades
mencionadas, se intimó al local a subsanarlas mediante Acta de
Intimación nº 56.880/08.
La Ley nº 154 regula “...la generación,
manipulación, almacenamiento, recolección, transporte, tratamiento y
disposición final de todos los residuos patogénicos provenientes de
aquellas actividades que propendan a la atención de la salud humana
y animal, con fines de prevención, diagnóstico, tratamiento,
rehabilitación, estudio, docencia, investigación, o producción comercial
de elementos biológicos, ubicados en el ámbito de la Ciudad de
Buenos Aires”5.
La actividad en cuestión, al provocar
incisiones en la dermis, puede generar inconvenientes físicos, generar
infecciones y contagiar enfermedades, especialmente si no se
respetan las normas de higiene adecuadas. Tal es así que las
personas que se someten a un tatuaje no pueden ser donantes de
sangre durante el primer año contado desde dicha intervención. Las
buenas prácticas disminuyen notoriamente la posibilidad de
infecciones y contagio de enfermedades, aumentando la seguridad
tanto para el paciente como para los tatuadores o perforadores.
Las agujas utilizadas en el tatuaje
actualmente son descartables y deben ser tratadas como residuos
5
Art. 1º Ley nº 154 (Residuos Patogénicos).
3
patogénicos. Por ello, los locales donde se desarrolle la actividad en
cuestión deben, en principio, inscribirse como generadores de residuos
patogénicos, de acuerdo a lo normado en la Ley nº 154.
Más allá de las cuestiones normativas,
corresponde destacar que los tatuajes, la micropigmentación y ciertas
horadaciones corporales constituyen intervenciones en el cuerpo que
suelen ser definitivos y pueden generar riesgos físicos. Por ello, la
norma establece, con buen criterio, que no pueden aplicarse tales
procedimientos a menores de 18 años de edad sin consentimiento de
su padre, madre o tutor.
La cualidad de permanente de los tatuajes,
piercing y micropigmentación genera situaciones en las que un futuro
arrepentimiento puede causar inconvenientes tanto en lo psicológico
como en la vida cotidiana (los tatuajes en determinadas zonas del
cuerpo resultan un impedimento para la obtención de cierto tipo de
trabajos).
Es por todo lo expuesto que para realizarse
una intervención de carácter permanente en el cuerpo, la persona
debe encontrarse lo suficientemente madura como para que la
decisión sea adecuada.
Por otro lado, actualmente existen ciertas
modas o culturas urbanas que incitan a los más jóvenes a practicarse
tatuajes y piercings en el cuerpo. Ya sea por pertenecer a ciertos
grupos (comúnmente denominadas “tribus urbanas”), como modo de
rebelión, por cuestiones vinculadas a creencias o por razones
simplemente estéticas, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y sus
alrededores existe un auge de este tipo de marcado corporal.
Ante esta situación se sancionó la ya citada
Ley nº 1897, estableciendo que estas técnicas pueden ser aplicadas a
capaces, menores adultos. En cuanto a los menores, deben presentar
documentación que acredite la autorización de su padre, madre o tutor.
Sin embargo, en el caso que nos ocupa, la
hija de la presentante habría sido objeto de un piercing sin la debida
autorización, pese a ser impúber (trece años), es decir, persona con
incapacidad absoluta según términos del art. 54º del Código Civil.
Según información extraoficial, el Ministerio
de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires aún no habría
implementado los cursos de formación obligatoria para los tatuadores y
perforadores establecidos por la Ley nº 1897. Tampoco existiría el
Registro de tatuadores y perforadores y de centros habilitados (según
art. 7º de la misma ley).
Ante esta falta de implementación de lo
normado en la Ley nº 1897 por parte del Estado, quienes desarrollan
4
las tareas de tatuaje, perforación, micropigmentación, piercing, etc.
realizan los trabajos de acuerdo a su saber y entender y, si se
perfeccionan, lo hacen en forma voluntaria y sin intervención ni aval
estatal alguno.
Por último, y en cuanto al caso puntual
denunciado en la presente actuación por parte de la señora Eugenia V.
Rodríguez Cordone, debe señalarse que en el año 2005 se tramitó en
esta Defensoría del Pueblo la actuación nº 3292/05 en la que se
denunció una situación idéntica: el señor Fabián A. Fausti planteó que
su hija menor de edad se habría realizado un piercing en uno de los
locales de la misma galería (sita en Avda. Santa Fe 1670), sin su
autorización. Como consecuencia del reclamo, esta Defensoría del
Pueblo emitió la Resolución nº 2730/05 en la que se comunicaba a la
Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires respecto a la
necesidad y urgencia de otorgarle una regulación normativa al tema de
piercings y tatuajes, cosa que sucedió meses más tarde.
POR TODO ELLO:
LA DEFENSORIA DEL PUEBLO
DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES
RESUELVE:
1) Recomendar al señor Ministro de Salud del Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires, doctor Jorge Daniel Lemus:
a) implemente la creación del Registro de tatuadores y
perforadores y de los centros habilitados para tal fin, tal como lo
dispone el art. 7º de la Ley nº 1897 de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires;
b) organice el dictado de cursos de capacitación obligatorios
para los tatuadores y perforadores, tal como lo dispone el art. 2º de la
Ley nº 1897 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
2) Fijar en 30 días el plazo previsto en el art. 36º de la Ley nº 3 de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.6
3) Notificar, registrar, y oportunamente, archivar.
Código 401
6
Ley nº 3, art. 36º: Con motivo de sus investigaciones, el Defensor o Defensora del Pueblo puede formular advertencias,
recomendaciones, recordatorios de los deberes de los funcionarios, y propuestas para la adopción de nuevas medidas.
Las recomendaciones no son vinculantes, pero si dentro del plazo fijado la autoridad administrativa afectada no produce
una medida adecuada, o no informa de las razones que estime para no adoptarla, el Defensor o Defensora del Pueblo
puede poner en conocimiento del ministro o secretario del área, o de la máxima autoridad de la entidad involucrada, los
antecedentes del asunto y las recomendaciones propuestas.
Si tampoco así obtiene una justificación adecuada, debe incluir tal asunto en su informe anual o especial a la Legislatura,
con mención de los nombres de las autoridades o funcionarios que hayan adoptado tal actitud.
5
AEM/CC
gv/D/LDS
RESOLUCION Nº 0456/09
6
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