Daniel Chalbaud Lange - Día de la Resistencia Indígena

Anuncio
1
DÍA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA
-
RESPONSABILIDAD DE LOS VENEZOLANOS -
Palabras del Lic. Daniel E. Chalbaud Lange con ocasión del
V ENCUENTRO DE CRONISTAS E HISTORIADORES DE
VENEZUELA
en la ciudad de Calabozo. Estado Guárico.
En homenaje a la Prof. Irma Marina Mendoza
1° y 2° de Octubre de 2011
2
DÍA DE LA RESISTENCIA INDÍGENA
Más que recordar y referirnos a los sacrificios de nuestros antepasados
aborígenes, razón de ser de nuestra existencia, vivencia y vigencia como
venezolanos y
actuales
como nación, debemos destacar y referirnos a nuestros
indígenas,
quienes
por
nuestra
propia
irresponsabilidad,
irresponsabilidad de hermanos venezolanos, todavía hoy ya cerca del día de su
cumpleaños, 12 de octubre de 2011, se sacrifican y resisten, con otros medios
pero con la misma finalidad de hace más de 500 años.
También por ello, no es menester, por extemporáneo, responsabilizar hoy a los
pueblos españoles, portugueses, italianos, franceses, ingleses u holandeses,
de las infracondiciones humanas en las que decenas de miles de indígenas
venezolanos se resisten y luchan por sobrevivir en varias regiones del territorio
nacional, no sólo en su propio hábitat, sino incluyendo calles, plazas, puentes,
y pasillos en centros comerciales en muchas ciudades de Venezuela, como en
Valencia en donde a diario los podemos ver en las inmediaciones del Terminal
de Pasajeros, en los semáforos cercanos a Centros Comerciales y otros
lugares emblemáticos de la ciudad por donde, parodiando a Andrés Eloy
Blanco, “andan desnudos cientos de angelitos indios que pasan los días
comiendo mango por los barriales del suelo”, imitando a los angelitos indios
de calles, puentes, quebradas y barrios caraqueños, valencianos, maracaiberos
sin excluir a los que a diario podemos ver en la avenida principal en Calabozo..
Nuestra responsabilidad nos obliga y, en especial a los gobernantes de turno, a
materializar lo que, con gran sentido humanístico establece la Constitución,
para preservar y garantizar a los indígenas venezolanos los derechos allí
establecidos. Derechos que les garanticen su desarrollo personal integral pero
que no los obliguen a su confinamiento en un espacio geográfico el cual,
simulando a una “pecera” o un “museo de cera”, sólo sirva de distracción a
los turistas extranjeros y criollos para que en sus viajes se tomen fotografías
3
junto a los indígenas del siglo XXI, para mostrar, en su retorno, como vivían
nuestros aborígenes en el siglo XV.
Esta es la verdadera RESISTENCIA INDÍGENA que hoy, estamos obligados a
reconocer y apoyar: su resistencia a seguir marginalmente sobreviviendo con
las migajas que en cada período vacacional reciben de agrupaciones religiosas
o laicas, quienes afortunadamente sienten la necesidad de ayudarlos y
apoyarlos cumpliendo con la responsabilidad social que le obliga su conciencia
de seres humanos, de seres venezolanos. O el bolívar ya no tan fuerte que,
algunos casi obligados, depositan en el envase de cartón que nos presenta una
indígena con un niño colgado del pecho en los
ciudades.
semáforos de muchas
Le estamos “entregando peces”, cuando al Estado le
corresponde “enseñarlos a pescar”.
Preservar su cultura, usos, costumbres, religión, organización e idiomas no es
confinarlos y obligarlos a seguir viviendo como lo fueron hace quinientos años.
Por el contrario, a nuestros indígenas hay que brindarles la misma oportunidad,
que hemos tenido gran parte de la población venezolana, para integrarlos con
los demás indígenas andinos, llaneros, orientales, centrales y occidentales y
luego, facilitarles aprender y conocer otras culturas, otros idiomas y otros
modos de vivir que les permitan superar, por si mismos, sus propias
limitaciones y disfrutar de las bondades del desarrollo científico y tecnológico y
no las que piensen y decidan otros por ellos; además, nos lo recuerda
Andrés Eloy Blanco de su intervención en el Congreso, el 11 de julio de 1947,
al decir que: “…. Lo cierto es, ciudadanos Diputados, que en Venezuela no
sólo hay necesidades. Yo creo que hay que ir más lejos: hay que crear
necesidades. Es necesario que el venezolano, el más pobre, el más
desventurado de nuestros compatriotas -(pienso en nuestros indígenas)no tenga simplemente con que llenar una necesidad, sino que tenga esa
necesidad: porque lo más trágico es que un hombre no tenga zapatos que
ponerse, sino que no haya sentido nunca la necesidad de tener zapatos.
Hay que crear en el hombre la necesidad de dejar el chinchorro por la
cama; hay que crear en el hombre la necesidad de dejar la alpargata por el
zapato; hay que crear en el hombre la necesidad de dejar el simple buche
4
de agua por el cepillo de dientes. Es necesario que el hombre no se
acostumbre a vivir conforme bajo un rancho en piernas, a la intemperie y
sin los elementos necesarios contra la plaga, es necesario crear en él el
estado de rebeldía fisiológica que le hace asumir la propia defensa de su
vida”
Hoy nuestros indígenas muestran su resistencia, no ya a los conquistadores
sino ante un Estado, su propio Estado, poderoso y dadivoso, que en el papel
escribe los derechos más apetecibles pero que en la práctica les niega lo que a
otros indígenas en otros países a menudo les ofrece y, los nuestros, obligados
a seguir viviendo casi igual que 500 años atrás.
Esta si es la RESISTENCIA INDÍGENA que los impulsa a emigrar dentro de su
propio país en búsqueda de lo que se les niega y que sí disfrutamos sus
hermanos venezolanos y millones venidos de otras tierras.
Los indígenas venezolanos deben tener la prioridad de recibir lo que se entrega
a otras naciones o, por lo menos de compartirla, en fertilizantes para mejorar la
calidad de sus suelos, tractores para aligerar la siembra, financiamiento para
adquirir insumos, apoyo para la recolección, vías y el transporte para sacar la
cosecha
y
mercados
para
la
venta;
electricidad
para
aparatos
electrodomésticos y por qué no: radio, mini-componente, televisor, video,
nevera, microondas, licuadora, celulares y otros que su necesidad y
oportunidad le exija o le brinde; agua potable para cocinar y Centros de Salud
para la prevención y atención de enfermedades primarias. Indudablemente
todo no se puede hacer a la vez ni en poco tiempo, pero como diría nuestro
Libertador, ¿500 años no bastan?. En los últimos 50 años mucho es lo que se
ha podido comenzar
La urgente lucha a favor de la racional resistencia indígena debe tener como
objetivo fundamental que el indígena venezolano, conservando su identidad
étnica y regional, sienta que su patria es mucho más grande que la región
donde habita: que su hermanos, con los cuales quiere vivir en igualdad de
condiciones, somos más de veintiocho millones y, que al igual que ellos aún
teniendo identidades regionales diferentes, somos la sumatoria que, con
orgullo, nos hace decir: somos todos venezolanos. Integración que impulse al
5
Yanomami a ofrecer su vida por la defensa del Golfo de Venezuela, a pesar de
la distancia y desconocimiento, porque siente que ése golfo también es suyo, y
al Wayú a luchar por la protección del ambiente ante los depredadores y
saqueadores de nuestras riquezas en el Estado Amazonas, porque también
siente que es territorio y riqueza de su patria grande.
Quiero terminar, emulando nuevamente a Andrés Eloy Blanco, tomando de una
prosa suya referida originalmente a un llanero y aplicarla, con la misma razón a
un indígena venezolano. Cito: “Fue una mañana amazónica donde yo
encontré aquel yanomami que viajaba conmigo, todo desabrigado, y que,
en una madrugada en plena selva, cuando yo lo desperté para seguir
viaje, lo encontré con el pecho desnudo bajo el aire de la mañana y le
pregunté si tenía frío, y me contestó el yanomami: ¿Y yo, qué voy a hacer
con frío si no tengo cobija?
Haciendo un símil, se me ocurre que, al
preguntarle a muchos indígenas, en todas las regiones, si tienen identidad
nacional, Dios no quiera que, dolorosamente, contestaran: “y yo, que voy a
hacer con Identidad Nacional, si no tengo Patria”.
El sentido de denominar “Día de la Resistencia Indígena”, al 12 de octubre, no
debe ser para conmemorar el doloroso
pasado histórico de nuestros
indígenas, sino más bien, para acompañarlos, en su conciencia y acción, para
resistirse, hoy, a seguir siendo expuestos como muñecos en vitrinas de
exhibición, y, lograr que en poco tiempo puedan gritar como lo hace un andino,
un llanero, un central, un oriental o un zuliano, “soy indígena, orgulloso de
ser venezolano”.
Por todo lo anterior, considero una obligación patriótica, ciudadana y cristiana,
exigir que se cumplan los postulados de nuestra vigente Constitución a favor de
nuestros indígenas y las de todos los venezolanos, para lograr que cada uno
de nosotros continuemos echando las bases y trabajar unidos, para colocar a
nuestra Patria, Venezuela, en el alto sitial que como pueblo libertario nos
corresponde y evitar que, dentro de 20 a 30 años, otro venezolano, a lo mejor
un representante indígena en otro 12 de Octubre, escriba y pronuncie en este
mismo recinto unas palabras para referirse al “Día de la Indigencia Nacional”
6
Daniel Chalbaud Lange.
Calabozo, 1° de octubre de 2011
Descargar