Agrobiotecnología. Curso 2013 Clase 11: Resistencia a hongos y Oomycetes fitopatógenos mediante ingeniería genética Patógenos fúngicos de importancia agronómica Transparencias 3-17 La transparencia 3 esquematiza la relación filogenética de hongos y eumicetes. Las transparencia 4 y 5 resumen la información derivada de un review reciente respecto a pérdidas ocasionadas por estos patógenos. Las transparencias 6, 7, 8 y 9 ejemplifican patógenos necrotrófcios, biotróficos y hemitróficos de importancia agrícola. Muchas de las estrategias ensayadas hasta el presente para obtener resistencia mediante ingeniería genética se basan en los crecientes conocimientos disponibles sobre la interacción planta-hongo patógeno. Es importante reconocer que no todos los hongos fitopatógenos actúan sobre sus hospedadores de la misma manera. Una primera aproximación debe considerar la estrategia seguida por el patógeno durante el desarrollo de la enfermedad. Según este criterio, los patógenos se pueden clasificar en necrotróficos, biotróficos o hemibiotróficos. Los hongos necrotróficos (transparencia 6) invaden las células vegetales de manera agresiva, matando las células vegetales mediante toxinas o enzimas. Aunque por lo general el rango de especies afectadas es amplio para este tipo de patógenos, las toxinas pueden estar dirigidas hacia moléculas blanco específicas, actuando selectivamente sobre un rango acotado de especies vegetales. Los casos de toxinas específicas de hospedador son más comunes en especies de los géneros Alternaria y Cochliobolus. Los hongos necrotróficos son los que producen los mayores daños a las frutas y vegetales almacenados. En lugar de matar a las células durante el proceso de infección, los hongos biotróficos (transparencia 7) establecen una relación de nutrición a largo plazo con su huésped. Debido a la forma de alimentación adoptada por el patógeno, la planta infectada se ve en desventaja respecto de otras, pero no muere o lo hace muy tardíamente. Estos patógenos suelen crecer invadiendo sólo las células huéspedes con estructuras especiales (denominadas haustorios), lo que les permite aumentar la superficie de intercambio entre la célula fúngica y la planta. Es también frecuente la aparición de “islotes verdes”, zonas en las que el tejido vegetal invadido permanece vivo mientras el resto de la hoja ha comenzado ya el proceso de senescencia. Este tipo de parasitismo se considera evolutivamente avanzado, ya que mantiene al huésped vivo como una fuente de alimentos a largo plazo. Los grupos más importantes de hongos fitopatógenos biotróficos son las royas (rusts), los oídios (powdery mildews) y los mildius (mildews). Los hongos hemibiotróficos (transparencia 8) se comportan como parásitos biotróficos durante los primeros estadios de la infección, pero luego el matan al tejido de la planta y continúan su ciclo como necrotróficos. Entre ellos, el género de mayor importancia agronómica es Phytophthora y, en particular, Phytophthora infestans, causante del tizón tardío en Solanum tuberosum y Lycopersicon esculentum. Es el patógeno más importante que afecta al cultivo de la papa y el que produce mayores pérdidas económicas en todo el mundo. Otros géneros que han causado importantes epidemias son P. cinnamomi en plantas nativas de Australia y aguacate en California, P. syringae en manzano y P. megasperma en lechuga, coliflor, coles de Bruselas, zanahoria, alcachofa y soja. Las transparencia 10 a 16 muestran daños ocasionados por distintos tipos de hongos y oomicetes fitipatógenos. Se incluyen enfermedades representativas con alto impacto económico y social. . La transparencia 17 esquematiza las vías de penetración de hongos en plantas y la 18, muestra las distintas etapas de colonización de un patógeno hemitrófico, pasando por una etapa de biotrofia, en la cual se alimenta de células vivas del hospedante, al comienzo de la infección y desarrollando luego estrategias de necrotrofia, gatillada por factores del ambiente colonizado. Las bacterias, los virus y algunos patógenos fúngicos oportunistas dependen a menudo de aperturas naturales de la planta para iniciar el proceso de infección. En contraste, muchos hongos fitopatógenos han desarrollado mecanismos para atravesar de forma activa las barreras estructurales de la planta (cutícula y pared celular epidérmica), invadir el tejido vegetal, optimizar el crecimiento dentro de la planta, y propagarse dentro del mismo. Para lograr la entrada, los hongos secretan una combinación de enzimas hidrolíticas, incluyendo cutinasas, pectinasas, poligalacturonasas y proteasas. Alternativamente, o combinados con estas enzimas, algunos hongos han desarrollado mecanismos más complejos de penetración. En general, los hongos fitopatógenos forman estructuras de penetración especializadas llamadas apresorios, en el extremo del tubo germinativo. Estos órganos se adhieren firmemente a la superficie de la planta mediante adhesivos extracelulares. Al desarrollarse, la porosidad de la pared del apresorio se reduce marcadamente a partir de la acumulación de melanina, permitiendo que se acumulen presiones de turgencia superiores a 8 MPa. Esta presión se concentra sobre un área pequeña en la base del apresorio, el que se mantiene libre de material de pared y melanina. A partir de esa zona se desarrolla la clavija de penetración, que atraviesa la cutícula y la pared celular, asistida posiblemente por enzimas hidrolíticas. Una vez invadido el tejido, muchos hongos, especialmente los biotróficos o hemibiotróficos, desarrollan haustorios dentro de las células vegetales, invaginaciones de la membrana celular vegetal que permiten aumentar la superficie de intercambio entre los dos organismos. Los patógenos fúngicos han afectado a la agricultura desde sus principios. Hoy en día, las pérdidas económicas debidas al ataque de los hongos fitopatógenos superan los U$S 200.000 millones anuales, y se invierten anualmente cerca de U$S 6.000 millones en protección de cultivos contra enfermedades fúngicas. Las transparencias 19 a 21 muestran practicas usuales de manejo así como el consumo promedio de fungicidas en diversos países durante el período 1990-1998. Este consumo es un buen indicador de la problemática en cada país. Como ejemplo de patógenos fúngicos, mencionaremos a Phytophthora infestans, agente del tizón tardío de la papa, y Pyricularia oryzae en arroz. El tizón tardío de la papa producido por el oomycete Phytophthora infestans es una de las enfermedades más importantes a nivel mundial. Esta plaga está distribuida globalmente y resulta especialmente grave en los países en desarrollo, en donde las temperaturas cálidas, la alta humedad y la pobreza limitan la capacidad de respuesta de los agricultores. Los estudios sobre el uso de fungicidas dan una idea de la problemática. Por ejemplo, un estudio reciente en Ecuador reportó un gasto promedio de U$S 120 por ha, lo que representa un 10 % de los costos de producción. Se han reportado cifras similares en África del Este y Central. En Tanzania y Etiopía, las pérdidas debidas a Phytophthora pueden alcanzar al 98% de la producción, con un gasto en funguicidas de U$S 150-195 por ha. La quemazón producida por Pyricularia oryzae es una de las enfermedades más destructivas del arroz debido a su virulencia y distribución. En Japón, la enfermedad infecta unas 865.000 ha cultivadas. En las Filipinas, las pérdidas debidas a este patógeno llegan al 50%. Las prácticas tradicionales para la prevención de enfermedades de origen fúngico incluyen el uso de variedades resistentes, la rotación de cultivos, el manejo de los rastrojos y el acondicionamiento de los depósitos para almacenaje post-cosecha (transparencia 19). El uso intensivo de fungicidas contribuye a disminuir el impacto de los fitopatógenos fúngicos, pero trae aparejados costos adicionales de producción y riesgos para el medio ambiente y los operarios agrícolas. El uso intensivo de un mismo fungicida puede ejercer una gran presión de selección sobre la población del patógeno, llevando así a la aparición de poblaciones resistentes. Con la aparición de las técnicas de ingeniería genética, cultivo de tejidos y transformación, se abren numerosas posibilidades para el mejoramiento de variedades vegetales de interés. Las estrategias enumeradas en la transparencia 19 (que se detallarán más adelante) incluyen la expresión de proteínas con actividad antifúngica, la obtención de variedades que expresan genes de resistencia (acelerando el proceso de mejoramiento “tradicional”), la sobrexpresión de los genes involucrados en la modulación de las respuestas de defensa innatas, o la interferencia en el proceso de infección por mecanismos específicos de una determinada interacción plantapatógeno. Todas estas estrategias se encuentran en fase de investigación, por lo que no hay aún en el mercado plantas transgénicas resistentes a patógenos fúngicos. Las transparencias 22 a 32 resumen modelos de interacción hospedante–patógeno, así como la inducción de defensas de la planta y resistencia sistémica adquirida, descriptas en la teórica de resistencia a bacterias fitopatógenas. Estrategias para obtener resistencia. Transparencia 33- Expresión de proteínas de defensa de origen vegetal Transparencias 35-48 El enfoque que ha sido más ampliamente utilizado a los fines de obtener resistencia a patógenos ha sido la sobreexpresión de proteínas que presentan actividad microbiana per se. Una gran mayoría de estas proteínas proviene de plantas. Durante la Respuesta Hipersensible y en la respuesta local inmediatamente posterior, aumenta la síntesis de varias familias de proteínas denominadas genéricamente como proteínas PR (por Pathogenesis Related). La gran mayoría de estas proteínas presenta actividad antifúngica. Se incluyen en este grupo las glucanasas y quitinasas, que degradan la pared fúngica; las defensinas y tioninas, que desestabilizan las membranas o forman poros en las mismas, y otras cuyo modo de acción no está aún determinado (transparencias 36 y 37). Muchas de estas proteínas se sintetizan no sólo durante las respuestas locales, si no también como parte de la resistencia sistémica adquirida (SAR). Las quitinasas y glucanasas están entre las proteínas que han sido más ampliamente utilizados para obtener resistencia a patógenos (transparencias 38 y 39). Al igual que otras proteínas PR, su mecanismo de acción es directo y pueden actuar sobre un amplio rango de microorganismos. En este caso que se muestra en la transparencia 39, la sobrexpresión en Oryza sativa de una glucanasa proveniente del mismo resultó en el aumento de la resistencia frente al hongo Magnaporthe grisea, pero también motivó la aparición de lesiones espontáneas. Cabe aclarar que este fenómeno no es común en los casos de sobreexpresión de PRs. Los genes que codifican proteínas de este tipo han sido también expresados en forma conjunta o en combinación con otros genes antimicrobianos, en cuyo caso se han podido observar efectos aditivos y senérgicos. Existen otras proteínas de origen vegetal que no se incluyen en el grupo de las PRs. Entre ellas, se pueden mencionar las proteínas inactivadoras de ribosomas (RIPs), que actúan depurinando el ARNr de 28S. Existen dos tipos (I y II). Las del tipo I suelen ser las menos tóxicas, y son las que más se han utilizado en ensayos de transgénesis. Las fitoalexinas son compuestos de bajo peso molecular (no proteicos) con actividad antibacteriana y/o antifúngica. Se sintetizan rápidamente en respuesta a la infección con patógenos o el tratamiento con elicitores. Si bien constituyen una alternativa interesante en la defensa contra patógenos fúngicos, su síntesis depende a menudo de complejos caminos metabólicos, por lo que la obtención de plantas transgénicas que sobrexpresen fitoalexinas constituye un objetivo complejo. Las figuras de la transparencia 40 ilustran la fórmula química de dos fitoalexinas: letucinina, aislada de Lactuca sativa, y kievitona, de Phaseolus vulgaris. Si bien ha sido ampliamente probada como estrategia, la expresión de proteínas PR resulta en niveles moderados de resistencia. Estos resultados no son sorprendentes si se tiene en cuenta que cada proteína PR es sólo una parte de una respuesta coordinada que involucra diversos modos de acción contra el patógeno. Se han reportado varios trabajos en que se co-expresaron diversas proteínas antifúngicas con el objeto de obtener mayores niveles de resistencia. La transparencia 41 muestra cómo la expresión conjunta en Nicotiana tabacum de una quitinasa y una RIP provenientes de cebada resulta en una resistencia incrementada frente al hongo Rhizoctonia solani. La transparencia 42 muestra resultados del trabajo comentado anteriormente. Jach et al. obtuvieron diversas líneas transgénicas expresando distintos niveles de tres proteínas de cebada (Hordeum vulgare): una quitinasa de clase II (CHI), una -glucanasa de clase dos (GLU) y una proteína inactivadora de ribosomas tipo I (RIP). Para cada línea, se midieron tanto los niveles de expresión de la proteína como la resistencia obtenida, expresada como reducción de un índice de enfermedad (DI) obtenido a partir de la observación de los síntomas. Dado que el tipo de proteínas utilizadas actúa directamente sobre el microorganismo, era de esperar, y así se corroboró, que el grado de resistencia fuera proporcional al nivel de expresión. A partir de las curvas de regresión obtenidas con las líneas que expresan una sola proteína, fue posible calcular la reducción esperada en el índice de enfermedad, así como estimar el DI esperado a través de la suma de ambas actividades. Sin embargo, el grado de resistencia alcanzado fue siempre mayor que el esperable a partir de la simple suma de efectos. Estos resultados muestran que, al igual que ocurre en las respuestas de defensa naturales, la combinación de actividades antimicrobianas tiene un efecto sinérgico. Otras proteínas clasificadas como PRs son las defensinas, péptidos pequeños (de alrededor de 5 kDa), ricos en cisteína que presentan actividad antifúngica y que son usualmente secretados fuera de la célula. Su actividad estaría dada por la formación de poros en las membranas o por la alteración de la distribución de cargas en las mismas. Otras defensinas son capaces de inhibir -amilasas, sugiriendo un rol en la defensa frente a insectos. Este tipo de péptidos se sintetiza no sólo en las plantas si no también en los insectos, los moluscos y los mamíferos. Su espectro de acción suele ser amplio, afectando a varios hongos fitopatógenos (transparencias 43-48). La transparencia 46 muestra el efecto de la expresión de una defensina de Brassica oleracea en Oryza sativa, luego de inocular la planta con Pyricularia grisea. También se ha expresado la defensina alfAFP de Medicago sativa en Solanum tuberosum bajo el promotor 35S del Figworth mosaic virus. Las líneas de Solanum transgénicas exhiben un alto grado de resistencia frente al patógeno Verticillium dahliae tanto en pruebas en ambiente controlado como a campo. En este último caso, se observó que el grado de resistencia obtenido es equivalente al logrado mediante el tratamiento con funguicidas sobre el cultivar no transgénico. Las tioninas son proteínas con actividad antimicrobiana que se encuentran en el endospermo, tallos, raíces y en las hojas etioladas o estresadas de muchas especies vegetales. Son tóxicas para las bacterias gram-positivas o gram-negativas, hongos, levaduras y varios tipos de células de mamíferos. El efecto tóxico de las tioninas requiere la interacción con fosfolípidos de membrana cargados negativamente, seguida por la formación de poros, o de la interacción con dominios específicos de la membrana. Es posible que la interacción con ciertos fosfolípidos involucrados en la transducción de señales produzca alteraciones del metabolismo en células de mamíferos. Algunas proteínas inicialmente identificadas como tioninas, como las thioninas, se clasificaron dentro de las defensinas al obtenerse detalles sobre su estructura (47). Entre los péptidos no clasificables como PRs se encuentran los péptidos similares a la heveína. La heveína es un pequeño péptido de 48 aminoácidos con capacidad de unirse a quitina, que fue aislado originalmente del látex del árbol de la goma. Se han aislado péptidos similares a heveína de Amaranthus caudatus, hojas de Beta vulgaris y frutos de Sambucus nigra. Estos péptidos exhiben diversos grados de actividad antimicrobiana, aunque dicha actividad en la heveína en sí es relativamente débil. Se expresó en tabaco un péptido similar a heveína proveniente de Pharbitis nil (campanilla japonesa), obteniéndose un importante grado de resistencia a Peronospora parasitica (transparencia 33). Este hongo no presenta quitina en su pared lo cual sugiere que la actividad de unión a quitina es independiente de la actividad antifúngica. Expresión de proteínas antifúngicas de otros organismos Transparencias 49-59 Se transfirió un gen del hongo micoparasítico Trichoderma harzianum que codifica una quitinasa de potente actividad antifúngica a plantas de Nicotiana tabacum y Solanum tuberosum, obteniéndose resistencia al patógeno Rhizoctonia solani. Las líneas, seleccionadas por su alta expresión, eran altamente tolerantes o completamente resistentes a los patógenos foliares Alternaria alternata, A. solani, y Botrytis cinerea. En las fotografías de la transparencia 35 se observan los resultados de dos ensayos de infección con Rhizoctonia solani. En el primero (panel A), se transplantaron plántulas de tabaco de 1 mes de edad a placas de agar-agua conteniendo una suspensión de micelio. En el segundo (panel B), se transplantaron plantas de tabaco de 2 meses de edad, cultivadas en invernadero, a bandejas con sustrato estéril, y se regaron con una suspensión de micelio en agua. Las transparencias 50 a 53 reproducen otros resultados de este mismo trabajo. En los últimos años, se ha caracterizado un gran número de péptidos pequeños (15-50 aminoácidos) con actividad antimicrobiana. Una gran parte de los mismos presentan estructuras de -hélice, con un sector hidrofóbico y otro hidrofílico y altamente catiónico. Su actividad antimicrobiana estaría dada por la interacción con las membranas de los microorganismos. Dado que dicha interacción estaría mediada por la interacción entre cargas, la composición de las membranas lipídicas sería la responsable de la especificidad de estos péptidos. Una vez en contacto con la membrana, tras alcanzar una concentración mínima el efecto antimicrobiano se daría por la apertura de poros en la membrana, con la consiguiente pérdida de osmolitos, o por la desestabilización de la membrana al variar su composición durante el pasaje de los péptidos de un lado a otro de la misma. La figura de la izquierda de la transparencia 54 muestra un esquema de la conformación espacial de la magainina. El esquema de la derecha ilustra un modelo de acción que explicaría la actividad de este péptido. La transparencia 55 muestra los resultados de un trabajo en que se expresó un gen sintético que codifica un péptido análogo al de magainina (producido por el anfibio Xenopus laevis). El gen fue introducido en el genoma de cloroplastos mediante técnicas de biobalística y se logró su expresión sin afectar la función de las organelas, presumiblemente debido a las diferencias en la composición de las membranas de la misma respecto de las membranas bacterianas típicas. En la fotografías se muestran resultados de un ensayo de infección con el hongo Colletotrichum destructivum. Se inocularon las hojas con 8 gotas de 10 L de una suspensión de esporas de aproximadamente 1x106 esporas/mL. Se observa un menor desarrollo de las lesiones cloróticas en las plantas transformadas. Las transparencias 55-59 ilustran otros trabajos en que se utilizaron péptidos líticos para obtener resistencia a hongos Expresión de genes relacionados con la regulación de la respuesta frente a patógenos Transparencias 60-63 La sobrexpresión de genes cuyos productos participan de la transducción de señales en los mecanismos de defensa resulta una estrategia particularmente interesante. A diferencia de los genes R o de los elicitores, muchos de estos componentes intervienen en la regulación de diversos tipos de respuesta, posibilitando la activación de una batería más compleja de genes. Como ejemplo citaremos al gen NPR1 de Arabidopsis thaliana, que interviene en la transducción de señales de varios genes R, en la Respuesta Sistémica Adquirida y en la activación de señales promovidas por etileno o ácido jasmónico. La transparencia 61 muestra un esquema de la ubicación del gen NPR1 en la ruta de transducción. Estudios recientes demostraron que la sobrexpresión del gen NPR1 en Arabidopsis parasitica y arroz aumenta la resistencia a patógenos. Significativamente, esta resistencia se logró sin pérdidas substanciales de rendimiento. Esto se debe probablemente a que las plantas transgénicas para NPR1 no expresan sus defensas constitutivamente, sino que parecen estar “preparadas” para responder a patógenos que normalmente superarían las defensas en las plantas no transgénicas. Como ejemplo, la transparencia 62 muestra el efecto de la sobrexpresión del gen NPR1 en Arabidopsis thaliana sobre la infección con el oomycete Peronospora parasitica. Como se puede apreciar, el hongo no logra desarrollarse en las plantas transgénicas y no llega a formar conidioforos. En estas mismas plantas se observó resistencia incrementada a Pseudomonas syringae. La transparencia 63 muestra otro ejemplo de obtención de plantas transgénicas con resistencia incrementada a hongos fitopatógenos. En este caso, se transformaron plantas de Oryza sativa con el gen de la proteína quinasa 1 activada por mitógenos (MK1) de Capsicum annum. El gen MK1 se encuentra muy conservado en plantas y la secuencia de la proteína codificada posee un 92% de identidad a la proteína quinasa inducida por daños (WIPK) de tabaco. El gen MK1 fue introducido en arroz utilizando la transformación mediada por Agrobacterium, y la proteína fue detectada en las variedades transformadas pero no en la silvestre. La expresión de PR1a, un gen que se induce por daño mecánico, y de otros como PR1b y PR10, se midió a las 0, 6, 12, 24, 48, 76 y 96 h, tanto en las cepas transformadas como en la cepa silvestre utilizando la técnica de Northern blot. Las plantas fueron inoculadas con el hongo Magnaporthe grisea responsable del blast del arroz. Como se observa en figura superior, la expresión de PR1a, PR1b y PR10 se encuentra incrementada en las plantas transgénicas (M2, M18 y M19) respecto de las plantas no transformadas. La expresión aumentada de genes de defensa se correlaciona con un incremento de la resistencia a M. grisea (figura inferior). Estrategias para obtener resistencia. Activación general de las defensas de la planta Transparencias 64-67 Una alternativa para desencadenar en las plantas las respuestas de defensa, especialmente la Respuesta Hipersensible, es la expresión de elicitores (transparencia 65-66). Reciben este nombre aquellos compuestos que pueden iniciar en la planta una Respuesta Hipersensible localizada similar a la que provocaría el patógeno del que proviene. En muchos casos los elicitores o las proteínas que los producen se corresponden con el gen de avirulencia de un par R-avr. En otros casos, puede tratarse de compuestos de degradación de la pared vegetal o de la pared del hongo. Algunos elicitores pueden incluso generar respuestas de defensa en especies que no son atacadas por el patógeno correspondiente. Una planta que exprese un elicitor frente a la presencia del patógeno, o incluso antes de su llegada, podría iniciar una respuesta más rápida y eficaz que la planta sin transformar. Por supuesto, para que esta estrategia resulte efectiva la especie modificada debe ser capaz de reconocer al elicitor. En principio sería conveniente también el uso de un promotor inducible por el patógeno, ya que la expresión constitutiva de un elicitor podría dar lugar a un fenotipo lession mimic. Sin embargo, Tepfer et al. lograron resistencia a Phytophthora en tabaco mediante la expresión constitutiva del elicitor -criptogeína, sin observar efectos adversos. Keller et al. expresaron el elicitor criptogeína en tabaco, bajo el promotor inducible por patógenos hsr203J. La criptogeína proviene del patógeno Phytophthora criptogea y es capaz de inducir una Respuesta Hipersensible en tabaco (figura inferior de la transparencia 67, panel izquierdo, punto c). Al ser expresada bajo el promotor inducible, es capaz de conferir resistencia frente a Phytophthora parasitica var nicotianae, que es virulento en la planta sin transformar. Obsérvese la figura superior y compárense los puntos (a) en la figura inferior. La aparición de una zona clorótica debida a la Respuesta Hipersensible restringe el desarrollo del patógeno en la planta transgénica. Estas mismas plantas mostraron resistencia a Thielaviopsis basicola, Erysiphe cichoracearum y Botrytis cinerea. Estrategias para obtener resistencia. Transformación con genes de resistencia Transparencias 68-72 Las plantas pueden activar un efectivo arsenal de defensas inducidas contra los patógenos. Estas defensas incluyen la muerte celular programada de las células infectadas (la llamada Respuesta Hipersensible; HR), el refuerzo de tejidos por endurecimiento de las paredes celulares, y la producción de compuestos antifúngicos en el sitio de infección. A su vez, estas respuestas inician una respuesta sistémica de más larga duración (Resistencia Sistémica Adquirida o SAR) que previene a la planta contra ataques subsecuentes del mismo u otros patógenos. Dado que estas respuestas requieren una sustancial inversión de componentes celulares, todas las defensas se mantienen bajo un ajustado control genético y sólo se activan frente a la presencia del patógeno. La activación es posible gracias a la expresión de un amplio rango de genes R (genes de resistencia) que interaccionan con los productos de los genes Avr (genes de avirulencia) presentes en el patógeno. Los genes R codifican posibles receptores de los productos resultantes de los genes Avr del patógeno. En muchos casos, un solo gen R, al ser transferido a una variedad susceptible, puede conferir resistencia a una o más cepas del mismo patógeno. Debido a esto, los genes R se han utilizado en el mejoramiento tradicional durante décadas. Las transparencias muestran un modelo simplificado para explicar el desarrollo de respuestas defensivas a partir de la interacción entre los productos de los genes R y Avr y un esquema de los principales niveles y rutas de señalización comprendidos en este tipo de respuesta. 22-32). La resistencia mediada por genes R presenta varias características atractivas para el control de enfermedades. Cuando es inducida en el momento y por el período preciso, las respuestas iniciadas pueden detener eficientemente el proceso de infección con un daño mínimo para la planta. Sin embargo, debe remarcarse que su uso como genes para conferir resistencia se limita a aquellas especies o variedades relacionadas con la original portadora del gen, puesto que se requiere la presencia en la planta de toda la cadena de transducción de señales acoplada al producto del gen R. Desafortunadamente, el monocultivo de variedades portadoras de un gen R determinado puede llevar rápidamente a la aparición de cepas de patógenos resistentes. Muchos productos de los genes R sólo confieren resistencia a un número limitado de cepas y, por lo tanto, su espectro de acción es parcial. En la historia de la agricultura moderna, esto ha derivado en la ocurrencia de “ciclos” durante los cuales un gen R introducido en una variedad determinada pierde efectividad al aumentar el área cultivada con el mismo y al aumentar consecuencia la presión de selección sobre la población de patógenos. Estos ciclos tienen una duración aproximada de 8 a 12 años. En este contexto, la introgresión de genes R por métodos tradicionales resulta un proceso lento que dura aproximadamente lo mismo que estos ciclos. La transparencia 69 esquematiza los mecanismos operantes en los ciclos comentados. Dada la situación descripta, no es aconsejable el monocultivo de variedades portando un solo gen de resistencia. Dentro de las prácticas agrícolas tradicionales, una alternativa es la siembra conjunta de más de una variedad, cada una portando distintos genes de resistencia, lo que permite disminuir la presión de selección sobre la población de patógenos. El inconveniente de este enfoque es que también se aumenta la heterogeneidad de caracteres de interés agronómico (tiempos de desarrollo, rendimiento, etc.), por lo que baja la rentabilidad del cultivo. El uso de plantas transgénicas propone alternativas viables frente a estos problemas. El breve lapso requerido para introducir un determinado gen R mediante transgénesis hace posible la aparición de “variedades” que resultan isogénicas excepto en el gen introducido. De esta manera, se puede proceder al cultivo de múltiples variedades sin que haya variaciones en otras características de la planta. Otra opción, que insumiría más tiempo, es la introducción de múltiples genes R en una misma variedad. Esta estrategia, conocida como “apilamiento” (pyramiding o stacking) de genes R, es también aplicable, como veremos, a otro tipo de genes. La transparencia 70 esquematiza métodos alternativos de manejo agrícola que podrían utilizarse para impedir o atenuar la aparición de resistencia. La característica de los genes R de conferir resistencia a variedades susceptibles puede utilizarse para identificarlos y clonarlos utilizando técnicas de ingeniería genética. En el ejemplo que se muestra en la transparencia 71 se identificó la presencia de un gen de resistencia proveniente de una especie (Solanum bulbocastanum) resistente a Phytophthora infestans, dentro de un cromosoma artificial (BAC). A partir del mismo, se amplificaron por PCR varias zonas del genoma original y los productos resultantes se utilizaron para transformar plantas de Solanum tuberosum, la especie comercial susceptible. Debido a que ambas especies están emparentadas, la expresión del gen a partir de su promotor original pudo lograrse sin dificultad en las plantas transgénicas. Las plantas que recibieron el gen RB desarrollaron resistencia al patógeno, lo que permitió aislarlo y clonarlo rápidamente. El mapeo no hubiera sido posible mediante los métodos de la genética clásica, ya que no es posible obtener híbridos entre ambas especies. El gen así obtenido puede luego modificarse o su promotor puede ser cambiado para optimizar su expresión en la nueva especie. La transparencia muestra un esquema de la estrategia seguida para clonar el gen RB. El hecho de que los genes R puedan cumplir su acción en especies o variedades relacionadas con la original permite acelerar el proceso de mejoramiento con respecto a los métodos de cruzamiento tradicionales. En este ejemplo, el gen Rpg1 de una variedad resistente de cebada (Morex) se introdujo en una variedad susceptible (Golden Promise). Una vez introducido el gen, este se hereda de manera normal siguiendo patrones mendelianos. De ser necesario, puede utilizarse la variedad modificada en programas de mejoramiento tradicional. La transparencia 72 muestra un ensayo de infección con Puccinia graminis en variedades susceptibles y medianamente susceptibles de cebada. Estrategias para obtener resistencia. Modulación de la respuesta oxidativa Transparencias 73-76 El peróxido de hidrógeno (H2O2) cumple varias funciones en los procesos de defensa de la planta. Una vez detectada la presencia de un posible patógeno, los niveles de H2O2 aumentan drásticamente en el sitio de infección debido a la acción de una NADPH oxidasa aún no caracterizada. El peróxido presenta en sí mismo un efecto tóxico sobre los microorganismos, y es capaz de participar en reacciones de crosslinking entre las proteínas de la pared celular. Este compuesto está también involucrado en la activación de ciertas enzimas como las peroxidasas, que participan en el proceso de lignificación de la pared, o la ácido benzoico dihidrogenasa, que aumenta los niveles de ácido salicílico y también en la activación de las respuestas de tipo sistémico en la planta (transparencia 74-75). Por otra parte, el H2O2 es uno de los factores que lleva al proceso de muerte celular local que forma parte de la Respuesta Hipersensible. A partir de la dilucidación del rol del H2O2 en las respuestas defensivas de las plantas, varios laboratorios han procurado obtener niveles elevados del mismo a fin de aumentar la resistencia a patógenos. Este incremento podría lograrse introduciendo genes que generen H2O2 o disminuyendo los niveles de las enzimas detoxificadoras, tales como catalasa o ascorbato peroxidasa. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que la concentración de H2O2 debe mantenerse dentro de un rango que no sea tóxico para las células vegetales. De las diversas estrategias empleadas, la más exitosa hasta el momento parece haber sido la expresión de genes de glucosa-oxidasa. Se ha observado también un aumento de la expresión de proteínas de defensa a nivel sistémico en plantas transgénicas deficientes en catalasa. La sobrexpresión de glucosa oxidasa como estrategia para obtener resistencia a patógenos ha sido desarrollada principalmente en el laboratorio del Dr. D. Shah (transparencia 76). Expresando un gen de glucosa oxidasa aislado del hongo Aspergillus niger en plantas de Solanum tuberosum, se observó un notable incremento de resistencia a los hongos Phytophthora infestans, Verticillium dahliae y a la bacteria Erwinia carotovora. Esta resistencia no se debería a un efecto directo del H2O2 sobre los patógenos, sino a una activación de las respuestas de defensa sistémicas. En estos estudios, el gen se expresó bajo el promotor 35S del Figworth mosaic virus y las plantas transgénicas no presentaban diferencias fenotípicas con las no transformadas. Contrastando con estos resultados, la expresión de una glucosa oxidasa proveniente del hongo Talaromyces flavus en tabaco, dirigida por un promotor de peroxidasa inducible por patógenos, resultó en la aparición de lesiones necróticas en las hojas maduras. Este tipo de fenotipo, conocido como lession mimic, puede darse cuando la regulación de la Respuesta Hipersensible ha sido alterada. Estrategias para obtener resistencia. Interferencia con la patogénesis Transparencias 77-84 Si se conoce lo suficiente de la relación entre un patógeno y su planta hospedadora y sobre los mecanismos por los cuales dicho patógeno invade la planta, es posible desarrollar resistencia interfiriendo con el proceso de la patogénesis sin modificar los componentes de defensa de la misma. Entre las enzimas secretadas por los hongos para penetrar la pared celular del tejido blanco están las endo- y exopolygalacturonasas (PGs), las pectato liasas y glucanasas. Se ha propuesto que las proteínas capaces de inhibir estas actividades enzimáticas forman parte de las defensas de la planta, impidiendo la penetración del hongo. El rol que cumplen las proteínas inhibidoras de poligalacturonasas (PGIPs) es doble: a) reducen la degradación de la pared celular vegetal, retrasando o impidiendo la penetración de los patógenos; b) producen, en lugar de los monómeros de ácido galacturónico que generan las PGs, una degradación incompleta con liberación de oligogalacturónidos. Estos compuestos sirven de elicitores y activan las respuestas defensivas (transparencia 78). La transparencia 79 muestra los resultados de un trabajo en que se expresó un gen que codifica una proteína inhibidora de polugalaturonasa (PGIP) de peral en plantas de tomate, bajo el control del promotor 35S de Cauliflower mosaic virus y del enhancer traduccional de Tobacco mosaic virus U1 W. La reducción de la maceración de tejidos en ensayos como el que se muestra en la figura se redujo en un 25%, mientras que la proporción de tejido dañado en fruto se redujo en aproximadamente un 15%. La producción de ácido oxálico se ha asociado con la patogenicidad de varias cepas de Sclerotinia sclerotiorum, Sclerotinia rolfsii y Sclerotinia ceptivorum (transparencia 80). El papel exacto de esta molécula durante la infección no está bien estudiado. Durante los primeros estadios de la infección, y en las zonas marginales de la lesión, el oxalato podría interactuar en sinergismo con enzimas pectolìticas o celulolíticas. Dado que el oxalato es un potente quelante, podría quelar el calcio del pectato de calcio en la pared celular del huesped, causando la maceración del tejido vegetal. La importancia del ácido oxálico en la patogénesis ha sido demostrada en mutantes de S. Sclerotium incapaces de producir ácido oxálico. Estas mutantes no resultaron patogénicas en ensayos con Phaseolus vulgaris y Arabidopsis thaliana. La transparencia 81 muestra resultados de un trabajo en que se clonó un gen de oxalato decarboxylasa del hongo Collybia velutipes y se lo expresó en plantas de tabaco y tomate. Las plantas desarrollaron un fenotipo normal y resistencia al patógeno Sclerotinia sclerotiorum. En las fotografías se muestran los resultados de un ensayo de infección con plantas sin transformar y con dos líneas transgénicas. El ensayo se realizó sobre hojas separadas de la planta, infectadas con un disco de micelio de 3 mm de diámetro. Se mantuvieron las hojas en contacto con el micelio bajo un fotoperíodo de 16 h y en condiciones de 100% de humedad. La regulación de la muerte celular es a menudo crucial en el desarrollo de las interacciones planta-patógeno, ya sean compatibles o incompatibles. La naturaleza puntual de estos procesos, los que pueden darse aún en una única célula, implican la existencia de señales específicas y procesos bioquímicos autónomos en cada célula. En animales, la muerte celular programada (PCD) o su equivalente morfológico, la apoptósis, son casos de suicidio celular programado. Aunque la Rrespuesta Hipersensible se asemeja a la PCD, el grado de similitud entre ambos procesos a nivel bioquímico y regulatorio no ha sido completamente aclarado. En Uromyces vignae la Respuesta Hipersensible ocurre acompañada de la degradación del ADN del hospedador, un evento común durante la PCD. Para investigar las similitudes entre ambos procesos, se observaron los efectos de genes inhibidores de apoptosis, entre ellos, Bcl-2 y Bcl-xl humanos, CED-9 de nematodos, Op-IAP y p35 de baculovirus La interferencia observada en la Respuesta Hipersensible tiene como consecuencia un aumento de la resistencia a hongos necrotróficos, los que posiblemente utilizan los propios procesos de muerte celular de la planta durante el proceso de infección. Las transparencias 81-84 muestran resultados de un trabajo en el que se introdujo resistencia antifúngica apoyándose en los conceptos expuestos en la transparencia anterior. Se expresó el gen antiapoptótico p35 de baculovirus en plantas de tomate en forma constitutiva. El producto de este gen inhibe específicamente una clase de cisteín-proteasas denominadas caspasas, las que están involucradas en el clivaje de varios sustratos importantes para la homeostasis celular. El mecanismos último por el cual el gen p35 inhibe el proceso apoptótico es motivo de activa investigación. La expresión del gen aumentó la resistencia de las plantas frente a los patógenos necrotróficos Alternaria alternata, Colletotrichum coccodes, y Pseudomonas syringae pv. tomato. En el caso de A. alternata, se conoce que la patogenicidad es determinada principalmente por la toxina AAL, la que inhibe a la enzima ceramida sintetasas y, por mecanismos aún no dilucidados, promueve la muerte celular. Se observó resistencia a niveles de esta toxina en las raíces de las plantas transformadas unas 30 veces superiores a las los tolerados por las plantas control. Estrategias para obtener resistencia. Detoxificación de toxinas fúngicas Las transparencias 85-87 muestran un ejemplo de detoxificaicioón de uetopina, toxina producida por el hongo Eutypa lata que produce una seria enfermedad en vid, mediante la sobreexpresión de un que codifica para una enzima capaz de reducir la toxina a una forma no tóxica . Estrategias para obtener resistencia. Silenciamiento postranscripcional Las transparencias 88 y 89 esquematizan los primeros reportes de silenciamiento génico de roya en plantas de trigo que sobre expresan genes de patogenicidad.