Fachada occidental Reims contituye un lugar sagrado para la monarquía francesa, ya que aquí tuvo lugar el bautizo del rey franco Clodoveo en el año 496, y aquí serán ungidos los reyes. La catedral carolingia fue destruida por un incendio en 1210, e inmediatamente se inició ésta, de la que conocemos a sus arquitectos al aparecer en el gran laberinto del pavimento de la nave. La fachada occidental se inspira en la de París, y destaca por su preciosismo: hornacinas, pórticos y pináculos dan impresión de profundidad. Posee una clara organización tripartita. En la parte inferior las tres grandes portadas avanzadas se abren a las tres naves del templo. Tienen abundante decoración escultórica en jambas, arquivoltas y parteluz, y presentan grandes rosetones en el tímpano. Están cubiertos por desarrollados gabletes, llenos también de decoración figurada. Sobre las portadas se sitúa el segundo nivel, en el que la separación de las naves se marca mediante cuatro contrafuertes culminados por un templete con colosales estatuas, y los correspondientes pináculos. Un enorme rosetón ilumina la parte superior de la nave principal, y está flanqueado por dos altísimos ventanales lanceolados a cado lado: al estar ya por encima de las bóvedas de las naves laterales, constituyen el primer cuerpo de las torres. El tercer nivel lo constituye la galería de monumentales estatuas de reyes bajo arquerías culminadas por gabletes. Es un elemento característico de las catedrales francesas que en otras se encuentra directamente sobre las portadas. Han sido interpretados como reyes de Francia, reyes de Judá que llevan en vez de cetros ramas del arbol de Jessé, o un recuerdo de los 24 ancianos del Apocalipsis, característicos del románico. Sobre la parte central se levanta el gran piñón (frontón) culminado por un enorme florón en forma de cruz. A ambos lados, los cuerpos superiores de las torres, con grandes ventanales entre las torrecillas de las esquinas. Las dos torres deberían culminar en dos grandes flechas de piedra que no llegaron a construirse. En conclusión, se busca equilibrar verticales (3 naves; nave central y torres) con una división horizontal también en tres partes. Especial importancia reviste la decoración escultórica de esta fachada occidental, y especialmente la de las jambas. En ellas observamos el proceso de “liberación” de las figuras del marco arquitectónico: se relacionan entre sí, dialogan. Todos son personajes bíblicos, del Antiguo y del Nuevo Testamento, realizados por distintos maestros. Destacan los siguientes grupos: ● Grupo de la Anunciación: representa el momento en el que el ángel San Gabriel anuncia a María que va a ser Madre de Dios. La Virgen está finamente idealizada y el resultado es sobrio y elegante. En cambio la figura del ángel destaca por su mayor animación, y su característica sonrisa recuerda la de la escultura arcaica griega. ● Grupo de la Visitación: representa un momento algo posterior, la visita de María a su prima Santa Isabel. Las dos figuras están claramente influidas por la escultura clásica de la Antigüedad que pudo conocerse a través del hallazgo de ocasionales copias romanas o directamente en Grecia (ya que nos encontramos en la época de las primeras Cruzadas). El rostro idealizado de la Virgen y el más realista de su prima, de mayor edad, la disposición de ambas, y el cuidadoso esculpido de cabellos y sobre todo de los pliegues de los ropajes, justifican la denominación de Maestro de las Figuras Antiguas con el que se conoce a su autor. La fachada de Reims, tiene tres portadas que se abren a los principales espacios del interior, tres pórticos avanzados coronados con gabletes y con profundos abocinamientos de arquivoltas, figuras en las jambas y arquivoltas esculpidas, un rosetón sobre la puerta central que se alza sobre el friso de esculturas que recorre la fachada occidental. Cuatro tabernáculos entre el primer y el segundo cuerpo, friso corrido con esculturas coronando el tercer cuerpo, piñón central y torres gemelas sin aguja. La fachada de Reims, a diferencia de la fachada de Laon, su vecina más próxima, está marcada limpiamente por continuas subdivisiones verticales y horizontales. La fachada de Reims, parece tridimensional, casi como un encaje.