Poner en marcha una verdadera cooperación internacional

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Comité de Enlace Internacional de Coaliciones para la Diversidad Cultural
(Alemania, Argentina, Australia, Bélgica, Benin, Burkina Faso, Canadá, Chile, Colombia, Corea del Sur, España,
Francia, Irlanda, Marruecos, México, Nueva Zelanda, Perú, Senegal, Eslovaquia, Togo, Uruguay)
27 de enero 2005
Posición sobre el anteproyecto de convención para la protección de
contenidos culturales y expresiones artísticas
El Comité de Enlace Internacional de Coaliciones para la Diversidad Cultural (CEI) se
reunió en Paris el 26 y 27 de enero 2005 para discutir sobre los últimos desarrollos del
proceso de elaboración de una convención internacional sobre la protección de la
diversidad de los contenidos artísticos y las expresiones culturales, en curso en la
UNESCO.
Después de estudiar el anteproyecto de la convención revisada por el Comité de
Redacción luego de su reunión del 14-17 de diciembre 2004, así como los comentarios
escritos de los Estados miembro, el CEI ha adoptado la siguiente posición sobre la
Convención, la que propone rebautizar « Convención sobre la protección, la promoción
y el desarrollo de la diversidad de contenidos culturales y expresiones artísticas. »
El CEI repasa los principios que debieran regir la negociación:
-
los bienes y servicios culturales son vectores de la identidad de los pueblos y
por tanto no pueden ser reducidos a meras mercancías;
-
el acceso a una oferta diversificada de contenidos culturales nacionales y
provenientes de todas las regiones del mundo es un derecho fundamental;
-
sólo la puesta en vigor de verdaderas políticas culturales nacionales puede
permitir el desarrollo de una producción cultural en cada país y hacer así
posible esta diversidad de la oferta.
Delimitar con precisión el campo de
aplicación de la Convención
El CEI considera que es indispensable resguardar el campo de aplicación del texto de
la Convención claramente centrado en la diversidad de los contenidos culturales y las
expresiones artísticas. Se trata de reconocer en la legislación internacional el derecho
soberano de los Estados para desarrollar, poner en vigor y mantener políticas
culturales destinadas a asegurar un espacio para la creación cultural nacional—es
decir, políticas destinadas a estimular la creación, producción y distribución de libros,
películas, emisiones de televisión, de música, de artes escénicas, artes visuales, de
nuevos medios y otros contenidos culturales y expresiones artísticas, cualquiera sea el
soporte, el modo o la tecnología de difusión que se utilice.
Afirmar verdaderos derechos y
obligaciones para los Estados
El derecho soberano de los Estados de adoptar sus políticas culturales debe estar claramente
inscrito y sin ambigüedad como el objetivo central de la Convención. La sección III que trata de
los derechos y obligaciones de los Estados es el corazón de la Convención. Ella debe facultar a
los Estados a tomar medidas para proteger y promover la diversidad de sus expresiones
culturales. No conviene limitar este derecho a situaciones en que la diversidad cultural se
encuentre "amenazada o en situación de vulnerabilidad", como podría dar a entender el artículo
6.
El alcance y la amplitud de las medidas que los Estados puedan adoptar no debiera
estar abusivamente limitado por la utilización del principio de "proporcionalidad" (Art.
2.8), como criterio para juzgar la admisibilidad de tal o cual medida. Este principio
podría ser reemplazado por un criterio que se encargue sobre todo de evaluar si una
medida que favorece la producción nacional restringe abusivamente o no el acceso a
la diversidad de otras culturas del mundo.
Poner en marcha una verdadera
cooperación internacional
La convención debiera ella misma ser una herramienta de cooperación internacional a favor
del desarrollo cultural y no simplemente referirse a los acuerdos de cooperación que los
Estados concluyan entre ellos así como está previsto en el artículo 12.
El CEI apoya la puesta en marcha de un Observatorio de la diversidad cultural tal como está
previsto en el artículo 15 con el fin de recoger, analizar y difundir la información relativa a la
diversidad de las expresiones culturales. Este Observatorio debe ser puesto en marcha y
funcionar en colaboración con las organizaciones profesionales de la cultura.
Conviene modificar el artículo 16 de forma que prevea explícitamente la puesta en
marcha de un Fondo Internacional de Desarrollo y Promoción de la Diversidad
Cultural en el que deben participar todos los Estados firmantes de la Convención y al
que deben asociarse las organizaciones profesionales de la cultura.
Asegurar la coherencia con los
compromisos internacionales
La convención debe prever un compromiso claro para los Estados, en términos no
ambiguos, de apoyar los objetivos de esta Convención en otros foros, en particular al
abstenerse de asumir compromisos de liberalización que afecten a la cultura en el
contexto de acuerdos de comercio internacional. Para este fin, el CEI propone que el
artículo 13 sea formulado de forma de comprometer categóricamente a los Estados de
abstenerse de asumir compromisos en otros foros, que fueran contrarios a los
objetivos de la Convención.
Una vez reforzado, el artículo 13 podría jugar un rol clave para que la Convención se convierta
en el instrumento internacional de referencia sobre las cuestiones de política cultural, una
referencia que los países signatarios puedan hacer valer como fundamento de su rechazo a
asumir compromisos de liberalización contrarios a los objetivos de la Convención.
Dotar de peso jurídico a la Convención
La convención no debe estar subordinada a otros acuerdos internacionales. Ella debe
tener el mismo peso que otros acuerdos, incluidos los acuerdos comerciales, y debe
servir de punto de referencia en lo que respecta a las medidas que los Estados
puedan tomar para asegurar una verdadera diversidad de contenidos culturales y de
expresiones artísticas. Esta cuestión es abordada en el artículo 19 del anteproyecto,
que presenta 2 opciones posibles para definir la relación entre esta convención y otros
instrumentos internacionales. De las dos opciones propuestas, las Coaliciones han
exhortado a los Estados miembro de la UNESCO a tomar la opción A como punto de
partida, pero se les ha recomendado corregir la redacción actual a fin de dejar a los
Estados un margen de adopción de medidas en vistas a la consecución de políticas
culturales en favor de la diversidad cultural en situaciones donde algunos de ellos
hayan asumido previamente compromisos de liberalización de la cultura en otros
instrumentos internacionales.
Crear un sistema de solución de controversias eficaz
La Convención debe incluir una disposición que estipule el compromiso formal de los
Estados parte a recurrir a mecanismos previstos por la Convención para resolver las
diferencias que le correspondan.
Ella debe igualmente proveer un mecanismo que pueda ser activado unilateralmente
por un Estado parte, y no solamente en el caso de una demanda conjunta de dos
partes como lo requiere el actual texto del artículo 24 del anteproyecto. Más aún, las
dos partes de una controversia deberán quedar claramente ligadas por la decisión a la
que se llegue. No se podrá calificar de contrayente a la Convención de la UNESCO si
no se la dota de un mecanismo eficaz de solución de controversias.
Adoptar imperativamente la Convención durante 2005
El CEI considera esencial que la Convención esté lista para ser adoptada durante la
próxima Conferencia General de la UNESCO que tendrá lugar en octubre 2005. En
efecto, las fuertes presiones ejercidas sobre la cultura imponen que la Convención sea
adoptada antes del cierre de las negociaciones comerciales de la OMC y de la
proliferación de acuerdos bilaterales de libre comercio que incluyan a la cultura, sin
perder de vista el objeto mismo de la Convención. Es por tanto de importancia capital
que los Estados se abstengan de hacer demandas y ofertas de liberalización en el
cuadro de negociaciones comerciales bilaterales y multilaterales en curso.
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