Sergio Sánchez El Beso de la Muerte, el Don Oscuro, la Maldición de la noche, el Toque del Diablo. El ABRAZO, hay muchas formas de nombrarlo, pero todas ellas vienen a significar lo mismo: El nacimiento de un Vampiro y la muerte del continente mortal. Al hecho de convertirse en No Muerto se le asocia el sufrimiento y la tortura de su penosa existencia, el horror de ser un vampiro, el terror de matar para vivir, el horror de ser un monstruo... Así es generalmente, pero para ti ha sido un golpe de suerte, pese a que la vida de vampiro te ha hecho un par de jugadas, estas mejor que antes. Hasta hace poco trabajabas en la industria metalúrgica. No en un horno o un molde, si no en esferas mucho más importantes. Tus extensos conocimientos de las propiedades de los distintos metales y sus aleaciones fueron rápidamente apreciadas por tus superiores, que te dieron un sueldo acorde con su aprecio... Sí, el trabajo te iba bien, aunque siempre llegabas tarde, y es que... Tu matrimonio: un matrimonio horrible con una arpía por esposa que tenia que vivir a cuerpo de reina sin dar ni golpe. No es que ella no tuviese que trabajar, tu sueldo os bastaba para vivir bien los dos y las niñas, y hubieras preferido que no trabajara y cuidara las niñas. Es que no trabajaba, no hacía nada más que exigir cosas y más cosas sin dar ni golpe. El piso, hecho un desastre. La comida, ja. Las niñas, si tu no te preocupabas en llevarlas a clase, no iban a clase; si tu no te preocupabas de recogerla a la salida, no volvían a casa. Pero Samanta tenia que tener su coche particular y hacer uso del que quisiera. Tenía que tener acceso a la cuenta de la familia (así es como llamaba a tu cuenta) y una propia para “sus cosas”. Obviamente solo eran fantasías(tenia un coche propio, y de vez en cuando le permitías el tuyo, pero de dinero, nada de nada hasta que no demostrara cierta responsabilidad). Una noche estabas meditando acerca de tu esposa, de cómo Samanta había cambiado y de cuanto puede cambiar una persona cuando con su tono exigente te dijo que cambiarais de casa. Que quería ir a vivir a Mallorca con las playas cristalinas, que así seria como si fuesen vacaciones cada día. No te molestaste en intentar explicarle el trauma que supondría para las crías, ni que estaban a medio curso, ni siquiera mencionarle la cuestión del empleo, que tenias un buen trabajo que no podías permitirte el lujo de abandonar. Simplemente la miraste. En ese momento te diste cuenta que hacía aproximadamente 3 años que no amabas a la madre de tus hijos, que la cargabas por un estúpido sentido de la responsabilidad y que en realidad te desagradaba su persona enormemente... “No es posible” dijiste con voz seca “Pues quiero el divorcio. Y así fue, La muy zorra se hizo la víctima, que no tenías tiempo para ella ni para las niñas. Monto una escenita, puso ojitos de perro apaleado, unos morritos a juego y movió el culito lo justo. Con eso te quitó la casa, la custodia de las niñas y un montón de pasta. No te dejaba ver alas niñas. Ni tan solo se cambio de domicilio la muy #!!@##. Tu vida quedó hecha una mierda. Borracheras, peleas, bajo rendimiento en el trabajo, no presentarse al trabajo. El despido por incompetente... Entonces llego el abrazo, el Don Oscuro, el Beso, la Maldición. La Libertad. Un hombre conversó contigo en un bar. Tu ibas con una copa y estabas muy susceptible, muy violento. Pero desde el principio te cayó de puta madre. Comenzasteis a charlar y no sabes como acabasteis hablando de trabajo. De tu extrabajo. Él comento que sabia algo de metales pues era escultor de estos modernos o una cosa así. Hablasteis y bueno, no se puede decir que era uno de esos que farolean o que te dan la razón todo el rato para quedar bien, el chico te contradijo en un par de ocasiones, el chaval sabía lo que decía, puede que daba más importancia a unas propiedades que otras de los materiales, pero claro él era escultor y tu diseñabas piezas y aleaciones, para coches, para aviones, para el ejercito... Pues bien, no sabes como le hablaste de tu vida, de tu ex-familia. Él se rió. “Lo he visto un montón de veces! Tranquilo amigo, yo te daré una nueva vida y una nueva familia.” Pensaste que era un maricón y le atizaste. Cayó al suelo con cara de incrédulo se levantó como asustado y se marcho corriendo del bar. Esa noche lo encontraste en tu casa (un piso cutre, alquilado para salir del paso). Le gritaste y amenazaste. Su rostro se volvió severo y de claro desagrado cuando le llamaste maricón. Le golpeaste, o bueno al menos lo intentaste. Era muy hábil y rápido, y evitaba tus golpes como si fueran de un niño patoso. “Yo seré el Cabeza de familia y tu mi hijo”--- Y así fue.