La Estética de Helen Escobedo Sol Garcidueñas Helen Escobedo es escultora, diseñadora y museógrafa. Su vocabulario es complejo, no se puede establecer en una sola dirección: su alfabeto es orgánico, abstracto geométrico, barroco, onírico y expresionista. Domina técnicas y materiales tradicionales y contemporáneos. Su auténtica preocupación es el entorno. La estética de Helen Escobedo se inserta en un período de transición en la plástica de nuestro país; al producirse un franco repudio por la tradición de la escuela mexicana surge la geometría como una salida al problema de la producción artística. La obra de Helen transita en lo académico y lo conceptual, entre la manipulación de técnicas clásicas y el uso de materiales de desecho. En realidad la obra de Helen se ha manifestado en dos grandes tiempos, y surgen dos Helens: La Helen escultora y otra Helen instaladora Pero la escultura de su período de transición, después de la producción de objetos galerísticos, ya involucra su preocupación por el entorno con una clara intención de búsqueda utilitaria en la obra de arte. Juan Acha al respecto de su obra, hace un cuestionamiento: ¿En que consiste la utilidad, lo público y lo espacial de la estética de Helen Escobedo?1 Cada una de las obras de Helen Escobedo ofrece las respuestas. Cada una de sus facetas de producción establece su propia estética, y es precisamente el Maestro Acha quien divide su producción por grupos: Obra academicista hasta Vernissage (1960 al 64) y las esculturas utilitarias como “Pez Radio” o “Muro TV” (1965), piezas para galería. Es la primera fase de producción con una marcada influencia de las “tensiones superficiales” de Auguste Rodin, Medardo Rosso y Giacometti. Del objeto al integralismo: Los muros dinámicos, trabajados con una abierta intención de la existencia de los mismos a través del color, de su decoración y de su ubicación espacial, son espacios estructurales, lúdicos y/o decorativos. Comunican o separan según la lectura del propio espectador. Son claros ejemplos: “Eclipse”, “Columna Blanca” y “Electra” de 1968 y “Ambiente Gráfico” de 1971. Con los muros dinámicos se establecen espacios colectivos, espacios públicos utilitarios, extensiones que serán parte de su entorno donde evidentemente la geometría se activa como sistema creativo; el espacio sus medidas y sus relaciones. La geometría no como finalidad estética propiamente dicha, sino como instrumento y medio artístico. 1 Acha Juan Helen Escobedo México: Catálogo de exposición Museo de Arte Moderno, 1974-75 Señales permanentes, en realidad me refiero a dos obras particularmente: “Puertas al viento” (1968) y “Señales” (1972) de 17 y 15 mts, de altura respectivamente, ubicadas: ésta en la Bahía de Auckland en Nueva Zelanda y la primera en el marco de la Ruta de la Amistad en nuestro país; ruta de espacios de concreto pintado, dedicados al arte funcional para embellecer una ciudad multihabitada, espacios de celebración universal (Olimpiada artística por iniciativa de Goeritz, paralela a las Olimpiadas Atléticas de 1968), espacios para ser percibidos a gran velocidad desde el automóvil. (Con respecto al concreto decía Goeritz:...”Siempre he insistido en el concreto, porque le veo grandes posibilidades escultóricas”...2) Las señales establecen dirección, sentido y orientación espacial, ofrecen un gran alcance público con la propuesta de transformación de la ciudad, principal deseo de Helen. Son señales entre dos lecturas: el paso entre el futuro y el pasado, el intermedio entre adelante y atrás, el encuentro entre lo tectónico y lo cenital. En aquella época “Las Puertas al Viento” se ubicaban el final del Periférico Sur o al principio del mismo, dependiendo de la orientación del espectador. Interiores y exteriores de los habitables, trabajos sobre diseño integral de la espacialidad; por una parte la propuesta exterior que se encuentra asentada en la calle con su entorno, y los interiores realizados con materiales humildes y naturales, jugando con líneas rectas y líneas curvas creando ambientaciones, su concepto de organicidad y espacialidad genera 2 Kartofel Graciela Mathías Goeritz. Un Artista Plural, Ideas y Dibujos. México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes México 1992. (pp. 45-46) ficciones visuales y percepciones corporales. Su sentido experimental de la aplicación de los materiales, la forma, el color y la iluminación en conjunto ofrecen abiertamente su concepto sobre los ambientes; como la Casa de San Jerónimo y el trabajo de interiores de algunos despachos, donde modifica la percepción de sus interiores manipulando la iluminación, abriendo y cerrando espacios a través de muros geometrizados. “¿Porqué no arboles o un bosque dentro de unos despachos?”(1974), es un trabajo donde importa e integra elementos propios de otros paisajes a cielo abierto, para ser colocados al interior de una oficina. Las secuencias tubulares, son realizadas a través de elementos prefabricados para ser instalados en espacios estratégicos con diferentes pendientes en ritmos vectoriales, direcciones y sentidos armónicos con relación a su propuesta de entorno, siendo algunos de estos proyectos diseños para su realización a escala urbana, por ejemplo: “Efímero Tubular” 1969-70, “Doble” en madera policromada de 1979 y “Simple” en aluminio de 1976. Proyectos frustrados, el diseño integral incluye edificios, monumentos, espacios colectivos de vivienda y recreo como por ejemplo la Casa hogar para niñas “Aguascalientes”, que incluye desde las habitaciones para las niñas y las religiosas, los talleres artesanales, diferentes plantíos y huertos y hasta una capilla. “Ambiente Benito Juárez, en vez de monumento...” es un proyecto que diseñó para construirse en Minatitlan Veracruz, lo conforman una serie de espacios de descanso, bebederos y corredores al aire libre. Otro proyecto titulado “Baja California” incluye foro, museo, restaurante, y una escultura pública, donde nuevamente la finalidad es la integración de la comunidad a través de espacios de reflexión, de cultura y servicios. Esta organización de espacios de orden integral y contemplativo es una inquietud particular de otros escultores y ello me recuerda los trabajos de Constantín Brancusi realizados en Tirgu – Jiu en Rumania con fines conmemorativos del cese de guerra: “La mesa del silencio”, “La puerta del beso” y la “Columna sin fin” reunidos en un parque con la intención de integrar a la sociedad a través de la introversión del hombre frente a sus propios valores. Un ejemplo de proyecto memorativo a la libertad e independencia universales, no ejecutado, es el “Monumento nacional a la independencia” del Arquitecto y Escultor Fernando González Gortázar en 1966, diseñado para ubicarse en la autopista de Guadalajara; es un espacio arquitectónico con sentido simbólico-emocional que aporta elementos vivenciales. El proyecto es un recinto de paredes semicirculares fragmentadas y de escala monumental; es un distribuidor de vialidad donde el usuario es el realizador activo del mismo. Obras de carácter efímero, in situ. Las obras realizadas bajo este contexto involucran a una comunidad por un lado y por otro son obras no consumibles. Son obras vivenciales que han sido realizadas en espacios muy específicos con el olor, la tradición y la complejidad geográfica y natural del espacio, es una acción de escudriñamiento sobre la historia del lugar. El lenguaje de Helen en esos procesos va mas allá del simple hecho de trabajar con materiales de desecho o con mallas metálicas de colores, el concepto es una intensa búsqueda por la percepción corporal y la contemplación del espacio, es como descubrir el alma de los espacios considerando los objetos y su distribución, como por ejemplo las instalaciones tituladas: “El espíritu de los árboles” de 1990 realizada en el Museo Ordrup en Copenhague, “Por las tortugas” en Costa Rica en 1993 y “La isla de las cabras” en Amberes Bélgica en 1993. Gran parte de estos trabajos son realizados en grupos, con un franco sentido espontáneo pero a la vez reflexivo, son obras abiertas que hacen del espectador, el realizador. La maestra Rita Eder con respecto de los trabajos efímeros e in situ escribe: “...Podría decirse que es una teorización en contra del objeto, cuya validez es desbordada por un planteamiento que ambiciona, a través de sus proposiciones, hacer una crítica a la función tradicional del arte”.3 Muchas de estas propuestas tienen una importante referencia a lo realizado por el Land-Art, tanto por su trabajo en grupo como por su integración al medio evitando violentar el entorno. El Espacio Escultórico surge, según menciona el manifiesto, “...nuestra decisión de ampliar y profundizar la experiencia de trabajo de grupo e interdisciplinario, como el mejor intento de aproximación a las soluciones 3 Eder Rita Helen Escobedo México: Coordinación de Humanidades Universidad Nacional Autónoma de México, 1982. (p. 47) que el público de hoy reclama”4 Efectivamente el Espacio Escultórico se desarrolló a partir de un proyecto grupal interdisciplinario donde se invitaron a especialistas en petrografía, botánica, y expertos ingenieros, arquitectos y escultores. El Espacio Escultórico con 370.70 mts de perímetro exterior y conformado por 64 elementos modulares de 4 mts de altura cada uno5, representa el límite entre lo arquitectónico y lo escultórico, el antiformalismo y el antiobjetualismo que tiene la finalidad de lograr un auténtico acercamiento al espacio de percepción corporal (no solo visual, olfativo o táctil), con la posibilidad de deambular entre las extensiones. Como segunda parte del proyecto colectivo, los autores del Espacio Escultórico realizaron obras de carácter individual. Por su parte, Helen Escobedo nuevamente usa como herramienta la geometría, en este caso en construcción modular a través de viguetas de metal de 4 mts desfasadas de su eje, de tal manera que le imprime un movimiento reptal propio de la fauna local: “Cóatl” de 1980 Los cambios abruptos en su producción, su concepción sobre el funcionalismo y su desinterés por un estilo reconocible, son su respuesta estética frente a diversos retos en la plástica; cada situación demanda una distinta manifestación. Una serie de obras conduce a la producción de otras, las esculturas utilitarias la llevan a los muros dinámicos, estos con la abierta funcionalidad del embellecimiento e inherente ordenación de espacios la “Manifiesto del Espacio Escultórico” El Espacio Escultórico. México: Museo Universitario de Ciencias y Arte, Centro de Investigación y Servicios Museológicos y la Coordinación de Humanidades UNAM, 1980. (p. 49) 5 Ibidem (p. 42) 4 llevan a las propuestas ambientales de carácter colectivo, in situ con tintes lúdicos, espontáneos y contemplativos. La pluralidad de su producción se debe en gran medida a su intensa búsqueda en la utilización de materiales, algunos con referencias territoriales o ambientales hiladas a las voces de su particular entorno, pero principalmente a la organización de espacios y sus lenguajes. Sol Garcidueñas septiembre de 2000