6.1.− LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL: DEFINICIÓN

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6.1.− LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL: DEFINICIÓN
La característica más singular que la define es la progresiva sustitución del trabajo manual por el mecánico,
que hace posible la mayor producción que lleva consigo la especialización en el proceso económico. La
revolución industrial no es un fenómeno repentino ni sorprendente sino fruto de una serie de acontecimiento
que fueron preparando su desarrollo.
6.2.− FACTORES QUE HICIERON POSIBLE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
• Modificación de valores morales
La revolución industrial se hizo posible, en primer lugar, gracias a una profunda modificación de los valores
de la civilización tradicional.
Se había asistido en Europa (en gran parte debido a la influencia del protestantismo) a una transformación
total de la concepción que el hombre tenía de su trabajo profesional. Se pasó a venerar el progreso material,
que junto con el éxito económico, llegó a ser fundamental en la revolución industrial.
• Influencia de las políticas mercantilistas
Aparte de los fundamentos o causas religioso−filosóficas, contribuyó el estímulo indudable de las doctrinas
mercantiles en la industria, con objeto de poder incrementar las exportaciones. El gran mercado que se había
abierto a los productores ingleses con todos los nuevos descubrimientos, la gran cantidad de dinero que había
(mucho procedente de los enormes beneficios logrados los siglos anteriores con el comercio y el tráfico de
esclavos), fenómeno que llevó a que en vísperas de la revolución industrial se pudiera obtener dinero barato
(préstamos al 3 por 100), una de las grandes diferencias de Inglaterra en los albores de la revolución y la de
los países subdesarrollados de nuestra época, donde se cobran intereses del 20 y el 25%.
• Estructura política y legislativa favorecedora del desarrollo económico.
Desde la revolución de 1688 se estableció un gobierno formado por comerciantes y agricultores, todos ellos
favorables a los intereses mercantiles. Existía un sistema de patentes para proteger los inventos. El sistema
gremial había desaparecido antes que en otros sitios.
• Abundancia y baratura de la mano de obra
Una serie de acontecimientos favorecieron la abundancia de mano de obra. Durante las primeras décadas del
siglo XIX hubo una importante corriente migratoria desde Irlanda provocada por las malas cosechas y la
pobreza existente en esa isla.
• Buenas dotación de recursos naturales
Existencia de un combustible abundante y barato. Gran Bretaña contaba con importantes yacimientos
carboníferos. El carbón mineral había comenzado a ser utilizado ya en el siglo XVI para usos domésticos.
• Desarrollo alcanzado por el sistema bancario
El Banco de Londres se había fundado en el año 1694, un siglo antes de la creación de la industria moderna.
Pronto se multiplicaron los bancos, y a comienzos del siglo XIX cada ciudad tenía el suyo. Y en el año 1802
se constituyó la Bolsa de Londres: la Stoock Exchange
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6.3.− ANÁLISIS DEL CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO DE LOS SIGLOS XIX Y XX.
Con la revolución industrial inglesa se inició una nueva fase de crecimiento económico y demográfico.
Los rasgos principales de la evolución demográfica en los dos últimos siglos pueden explicarse a través del
modelo de transición demográfica, proceso por el cual se pasa de un régimen demográfico característico de
las sociedades agrícolas preindustriales al régimen demográfico de las sociedades industrializadas. Dicho
proceso atraviesa por cuatro fases
La primera fase de la transición corresponde a la situación característica de las sociedades agrícolas
preindustriales: unas elevadas tasas de natalidad (del 35 al 45 por 1000) y mortalidad (30 al 40 por 1000) y la
existencia de una mortandad catastrófica de carácter cíclico. Hambres, guerras y epidemias desempeñaban una
función de control sobre el crecimiento de estas poblaciones. La existencia de esta mortandad de carácter
cíclico guardaba estrecha relación con la incapacidad de estas sociedades por sostener un crecimiento de la
producción similar al de la población.
6.3.1.− Descenso de la mortalidad.
El inicio de la transición (segunda fase) se caracteriza por el descenso de la mortalidad. Una serie de factores
interrelacionados provocaron desde mediados del XIX una fuerte reducción dela mortalidad. En primer lugar
se produjo la reducción de la mortandad catastrófica. Así, las mejoras conseguidas en la productividad
agrícola en Inglaterra, ya en el siglo XVIII y en algunos otros países europeos en la primera mitad del XIX,
permitieron aumentar la producción de alimentos. La revolución de los transportes, al permitir desplazar a
bajo coste grandes cantidades de alimentos a zonas afectadas por malas cosechas, redujo los fenómenos de
carestía y hambre.
Junto a la desaparición de la mortandad catastrófica se produjo también una disminución de las tasas de
mortalidad habitual. Ello fue consecuencia de la mejora de las condiciones de vida provocada por la
industrialización. El aumento de la renta per capita, mejoras higiénicas y sanitarias (generalización de las
vacunas a partir de la primera mitad del siglo XIX) lo hicieron posible.
6.3.2.− Reducción de la natalidad.
El descenso de las tasas de mortalidad estuvo acompañado del descenso de la natalidad. Se ha comprobado
cómo el descenso de la fertilidad no fue consecuencia ni del descenso de la nupcialidad ni del incremento de
la edad de matrimonio (ésta descendió durante el siglo XIX). La razón del descenso de la natalidad ha de
buscarse en la limitación voluntaria de la concepción.
Al irse retrasando la edad de admisión de los niños en las fábricas e irse prolongando en forma creciente la
duración de los estudios, los niños empezaron a ser una carga cada vez más pesada.
Este desfase entre natalidad y mortalidad explica la explosión demográfica que tuvo lugar en los países que se
industrializaron durante el siglo XIX. La duración de esta segunda fase ha variado notablemente de unos
países a otros. En los países del Tercer Mundo, esta segunda fase ha tenido efectos muy graves. En los países
subdesarrollados , gracias a la aplicación de la medicina del siglo XX, se han conseguido rápidas caídas de las
tasa de mortalidad. Esta reducción no ha sido consecuencia de una serie de transformaciones económicas, sino
que ha sido algo inducido. Hoy el principal problema de estos países consiste en controlar sus tasas de
natalidad.
La tercera fase se caracteriza por la estabilización de la tasa de mortalidad y el descenso de la tasa de
natalidad. Esta sería la fase característica de países en los cuales la industrialización ha arraigado
profundamente, modificando formas de vida, hábitos sociales, etc.
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Finalmente, la cuarta fase se caracteriza por la estabilización a bajos niveles de las tasas de natalidad y
mortalidad; si bien en los países en que más avanzada se halla la transición demográfica se observa una
peligrosa tendencia a la igualación de las tasas de natalidad y mortalidad.
Durante el siglo XIX se inició, por tanto, un rápido crecimiento de la población. Este proceso estuvo
acompañado de otros, como el éxodo desde el campo a las ciudades, que precipitó la decadencia del campo.
No obstante, el policultivo resistió bastante bien a las crisis y mantuvo, según las condiciones geográficas e
históricas, un campesinado tradicional. La población urbana afirmó su supremacía intelectual, económica y
política y las ejerció en la mayoría de los casos sin preocuparse de las poblaciones agrícolas, por lo menos en
Europa occidental.
Se produjo una disminución de la población dedicada al sector primario (agricultura) y un aumento de la
población dedicada a los sectores secundario (industria) y terciario (servicios).
6.3.3.− Inglaterra.
Para el caso de Inglaterra, el siglo XIX fue el de su máximo apogeo, una época de gran crecimiento, poder,
riqueza y hegemonía.
De 1801 a 1911, la población en Gran Bretaña pasó de 15.250.000 a 42.560.000, o sea, un aumento del 180
por 100. La vitalidad inglesa disminuyó visiblemente en la última parte del siglo, ya que se había franqueado
su apogeo.
En Inglaterra sobresalió el éxodo rural. La política de los cercados precipitó el abandono de las tierras; el
régimen librecambista sacrificó la economía rural; la multiplicación de pastos y el desarrollo de la ganadería
redujeron las necesidades de mano de obra rural, y, además, la expansión comercial e industrial provocaron
una demanda de mano de obra cada vez más elevada. La diferencia entre el campo y la ciudad estaba mucho
más agudizada que en Francia.
La población urbana representaba un 75% del total nacional. Los arrabales de fueron extendiendo hasta llegar
a constituir una vasta región. Londres era el prototipo de la gran aglomeración urbana.
6.4. − LA REVOLUCIÓN AGRÍCOLA
Durante el siglo XVIII la agricultura inglesa experimentó una serie de cambios que pueden ser considerados
como revolucionarios. Dichos cambios permitieron un importante crecimiento de la productividad agrícola; lo
que permitió alimentar a una población con una elevada tasa de crecimiento. Este crecimiento fue el resultado
a la vez de una aumento de la natalidad, y sobre todo, de una reducción de la mortalidad.
6.4.1. − Los cercamientos
Movimiento que comenzó en el siglo XVI, estimulado por la demanda de lana, y que cobró gran importancia a
partir de 1760.
Los cercados constituyeron un nuevo sistema de cultivo, que permitió a la agricultura inglesa hacer frente a
dos demandas contrapuestas: la de aumentar la producción de cereales, que exigía el crecimiento demográfico
del siglo XVI y la de mantener e incrementar las disponibilidades de pastos que exigía la producción de lana
que nutría a la importante industria textil inglesa.
Durante el siglo XVI empezó a extenderse un nuevo sistema de rotación de cultivos. Según dichos usos, las
tierras cultivables de una aldea eran divididas en dos o tres sectores u hojas. Sobre dichos usos, las tierras
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cultivables de una aldea eran divididas en dos o tres sectores u hojas, de tal manera que todas las tierras
tuvieran períodos regulares de barbecho o descanso, con el fin de permitir la regeneración de los suelos.
El nuevo sistema de rotación consistió en alterar este ciclo: las tierras de cereal eran cultivadas
ininterrumpidamente durante cierto número de años, al cabo de los cuales eran transformadas en pastos
durante otro período de tiempo similar. Esta alternancia de usos permitía obtener elevados rendimientos. La
implantación de este nuevo sistema exigió separar estas tierras del resto mediante cercados.
El resultado del Enclosure Movement fue aumentar el dominio de los señores sobre la tierra a expensas del
campesino. En un principio sólo los grandes propietarios puedieron hacer frente a las inversiones que
requerían los cercados. Los cercados acabaron destruyendo los últimos vestigios de la comunidad agrícola
inglesa y poniendo en su lugar un sistema de grandes fincas individuales, cultivadas por agricultores
capitalistas, donde los cultivadores eran meros jornaleros.
La mayor parte de los pequeños campesinos pasaron a integrar un proletariado rural cuyos ingresos dependía
de la venta de su única propiedad: su fuerza de trabajo. Se llegó, pues, a una concentración de las tierras en
manos de los señores junto a un enorme progreso de la técnica agrícola y a la progresiva ruina de los antiguos
pequeños propietarios.
Marx, al analizar este movimiento, vio en la desposesión del pequeño agricultor la constitución progresiva en
las ciudades de l ejército de reserva de los parados, obligados a aceptar cualquier salario y dispuestos a
proporcionar una mano de obra barata a la industria naciente. Hoy día, sin embargo, se piensa en parte de un
modo distinto; en el movimiento que se produjo durante cerca de un siglo de desplazamiento hacia las
ciudades de la población rural es difícil concluir si esta población se vió obligada a ir o emigrar a las ciudades
como consecuencia de la pérdida de la propiedad de las tierras o si fue a ella atraída por la naciente industria,
que, a pesar de los bajos salarios, ofrecía, sin embargo, remuneraciones superiores a las existentes en el
campo.
6.4.2. Mejores técnicas.
En el año 1733, J.Kay inventa la lanzadera volante, que permite reducir el número de tejedores por telar,
consiguiendo el aumento de la demanda de hilo y por tanto haciendo un cuello de botella en el proceso de
hilado.
En el año 1764 J. Hargreaves desarrolla una sencilla y barata máquina que permite que un trabajador maneje
hasta 80 husos a la vez. Esta máquina produce hilo fino pero quebradizo.
En el año 1769, A. Arkwright desarrolla una compleja máquina movida por energía hidráulica que realiza una
hilado fuerte pero basto. Su problema consistía en la fuerte inversión que requería esta máquina, ya que
además debía estar situada cerca de un río. Esto fuerza el paso del sistema de trabajo a domicili al sistema
fabril.
En el año 1775, John Watt crea la primera máquina de vapor, que permite emplear energía del carbón para
mover máquinas.
En el año 1779, S. Crompton crea la Mule−jenny que es una mezcla entre las máquinas de Hargreaves y
Arkwright, multiplicando la producción de hilo y generando un cuello de botella en la fase del tejido.
En el año 1787, E. Cartwright crea el primer telar movido por la fuera del caballo y más adelante por agua y
vapor, creando un cuello de botella en los procesos de acabado.
La revolución agraria permitó a Inglaterra ser prácticamente autosuficiente en cuanto a la producción de
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alimentos durante las primeras fases de la industrialización. Solamente a partir de la segunda mitad del siglo
XIX se puede considerar que Inglaterra pasó a depender de los productos importados para su alimentación.
Los cambios técnicos relacionados con la siderurgia tuvieron su origen en la necesidad de reemplazar el
carbón vegetal (leña sometida a una combustión lenta) por el carbón mineral, dada la carestía de la madera en
la Inglaterra del siglo XVIII. El problema técnico que planteaba su sustitución era que las temperaturas
alcanzadas con la combustión del carbón mineral no bastaban para fundir el mineral de hierro. La solución
consistió en someter la hulla a un proceso de combustión lenta, similar al que se realizaba con la madera, para
obtener carbón de coque (Abraham Darby, 1709). Su mayor pureza permitió alcanzar temperaturas más
elevadas. La adaptación de fuelles movidos hidráulicamente, primero y por la fuerza del vapor después
permitieron elevar aún más las temperaturas alcanzadas en el alto horno.
Una vez que se consiguieron alcanzar temperaturas suficientemente altas apareció otro problema. El hierro
fundido resultante era quebradizo debido a las impurezas que le traspasaba el carbón de coque. La solución
vino con el método del pudelado
6.5. − LA REVOLUCIÓN DE LOS TRANSPORTES.
6.5.1.− Construcción de carreteras de peaje.
El gran desarrollo de las carreteras en Inglaterra se efectuó gracias al sistema de portazgo. Dicho sistema
permitó captar capitales privados para construir infraestructuras, ya que autorizaba a los inversores el cobro de
un portazgo o peaje durante un número determinado de años. Aunque se implantó por primera vez durante el
reinado de Carlos II, no se extendió hasta la segunda mitad del siglo XVIII.
Entre 1760 y 1774 el Parlamento sancionó más de 450 leyes, aprobando el sistema de barreras locales. Sin
embargo, dichas barreras dificultaban la circulación y significaban un obstáculo para el comercio creciente.
La Ley de Carreteras de 1835 colocó las bases de un mejor sistema, facultando a las autoridades locales para
percibir un impuesto destinado a la construcción de las mismas.
6.5.2. − Construcción de canales.
También se desarrollaron mucho los canales. El primer canal inglés no se acabó hasta el año 1761 (canal
construido para el duque de Bridgewater por Brindley).
En unos pocos años toda Inglaterra quedó cruzada por canales, lo que favoreció enormemente no sólo a la
industria, sino a todos los otros sectores económicos, abaratando de forma notable el coste de los transportes.
6.5.3. − Construcción de ferrocarriles.
La aparición de los ferrocarriles comenzó en una época en que Inglaterra ya era una nación industrial
relativamente desarrollada, alrededor de 1830, año en que se construyó el ferrocarril entre Liverpool y
Manchester, después del inaugurado el año 1825 entre Stockton y Darlington, para dar mejor salida al carbón.
La financiación corrió a cargo de numerosas empresas privadas en sus comienzos. La constitución de la red
ferroviaria inglesa se logró de forma rápida entre los años 1830−50.
6.6. − EL TEXTIL Y LA SIDERURGIA COMO SECTORES PIONEROS DE LA
INDUSTRIALIZACION.
La Revolución Industrial desde sus comienzos se centró en los sectores de la industria textil, del carbón y del
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hierro.
6.6.1. Desarrollo de la industria textil: el algodón
En la historia de su progreso técnico, el papel del algodón ha sido determinante. La naturaleza de sus fibras
hizo posible la mecanización de su proceso de transformación, sobre todo para el hilado, operación que
implicaba un fuerte consumo de mano de obra. (ver 6.4.2. Mejores técnicas)
En una época de intenso desarrollo como fue la primera mitad del siglo XIX, coincidieron las antiguas y
modernas técnicas lo que provocó conflictos y crisis.
A cada invención que se aplicaba a la industria del algodón correspondía una bajada de la remuneración de los
artesanos en la industria de la lana. Y mientras que los salarios aumentaban en las nuevas industrias
mecanizadas, la remuneración disminuía en el antiguo sector, que cada vez tenía más competencia de las
nuevas técnicas.
Así, se produjeron los primeros conflictos sociales derivados de la industrialización, que aparecen
inmediatamente después de finalizar la guerra con Napoleón (1815), en el campo donde surge la revolución de
los artesanos marchando sobre las nuevas fábricas con el fin de destrozar las máquinas.
Después de 1820, las técnicas nuevas se fueron imponiendo, y se abrió un nuevo y decisivo período, el del
nacimiento de la gran industria, impulsado además por el progresivo desarrollo de los ferrocarriles y, más
tarde, por el incremento de la navegación a vapor.
6.6.2. − La siderurgia.
Ver. 6.4.2. Mejores técnicas.
6.7. − LA UTILIZACIÓN DEL VAPOR COMO NUEVA FUENTE DE ENERGÍA.
Al lado de todos estos progresos hay que señalar la máquina de vapor. El desarrollo de la industria
siderúrgica, combinado con el creciente uso del vapor como fuerza motriz, dio lugar a una considerable
demanda de carbón destinado a la industria, y así el carbón y el hierro han sido los pilares del industrialismo
moderno.
La fuerza motriz del vapor era conocida desde hacía tiempo, pero fue Papin en el siglo XVIII quien la aplicó
para mover un pistón en un cilindro. Newcomen ya había inventado una máquina cuyo principio era la
creación del vacío en un cilindro, con lo que la presión del aire exterior impulsaba el pistón en el interior del
dicho cilindro. Sin embargo, el vacío se formaba calentando y enfriando alternativamente el cilindro, lo cual
suponía un gasto considerable de combustible.
Los defectos de la máquina de Newcomen fueron remediados por Jacobo Watt (1736−1819) que concibió la
idea de un condensador independiente, consistente en una recámara agregada al cilindro en la que el vapor
podía ser admitido y condensado sin necesidad de enfriar el cilindro. Finalmente adaptó el pistón a un sistema
articulado que transformó el movimiento oscilante en rotativo, capaz de hacer girar una rueda y mover una
máquina.
Los esfuerzos de los primeros constructores de máquinas se vieron seriamente obstaculizados por la falta de
hábiles mecánicos. En 1794, Mansley inventó el corredor de torno, una de las primeras
máquinas−herramientas que revolucionaron la industria de la maquinaria.
6.7.1. El vapor y las transformaciones del transporte marítimo.
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La navegación a vapor aparecerá más lentamente, porque Inglaterra disponía de una importante flota de
veleros. Así, en 1865, sólo el 6% de los barcos británicos era de vapor. En 1900, el 75%.
El handicap del vapor, en principio, consistía en el poco espacio disponible para la carga, debido al gran
consumo de carbón que hacían las primeras máquinas.
La introducción definitiva y avasalladora del vapor a partir de 1870 acarreó una gran baja en los precios de
transporte de mercancías. Contribuyó a la eliminación de los veleros (Clippersveleros caracterizados por su
gran velocidad) la apertura del Canal de Suez en 1869, ya que no podía navergar por él.
6.8. − CONSECUENCIS DE LA INDUSTRIALIZACIÓN PARA EL COMERCIO EXTERIOR.
TRIUNFO DE LA POLÍTICA LIBRECAMBISTA.
El gran desarrollo del comercio exterior tendría lugar a partir de 1840, unido a dos fenómenos que entrañaron
cambios importantes en las estructuras inglesas: por un lado, el sacrificio de la agricultura británica, a
mediados de siglo; por otro lado, la puesta en marchar y organización de un sistema comercial y financiero
que durante más de cincuenta años asegurará el predominio de la plaza de Londres y de Inglaterra en todo el
mundo.
6.9. − CONSOLIDACIÓN DEL SISTEMA BANCARIO.
El cambio fundamental en su estructura fue posible gracias a que Inglaterra ya disponía de una organización
comercial y bancaria sin equivalente en el mundo. El Banco de Inglaterra, fundado en 1694, en el año 1708
obtuvo el monopolio de emisión de billetes. Posteriormente, ya a finales del siglo XVIII, cada ciudad
importante disponía de un banco privado que tenía facultades de emisión. Los pequeños bancos no tenían,
prácticamente, reservas para garantizar sus emisiones de billetes, pero confiaban, que, en caso de urgencia,
obtendrían anticipos del Banco de Inglaterra.
Después de una crisis muy aguda por la que atravesó el banco (1825), comenzó una disputa entre los
partidarios de la escuela bancaria (Banking School) y los de la escuela monetaria (Currency School). Los dos
buscaban técnicas con las cuales se consiguiera un funcionamiento suave y sin fricciones del patrón
monetario.
La Ley Bancaria de 1844 dividió el Banco de Inglaterra en dos departamentos, uno para las transacciones de
los negocios ordinarios y otro para la emisión, fiscalización y regulación del papel moneda. Al banco se le
privó del derecho ilimitado de emisión de billetes y se tomaron precauciones especiales para asegurar el
mantenimiento de una adecuada reserva de oro. Esta Ley previno la centralización de la emisión de billetes
impidiendo en lo sucesivo la fundación de nuevos bancos de emisión, así como limitando a una cantidad fija
la emisión de billetes de los bancos que ya existían.
6.10. − CRECIMIENTO ECONÓMICO Y NIVELES DE VIDA DE LA CLASE TRABAJADORA.
Aumento de la población en la primera mitad del siglo XIX, lo cual dio lugar a un aumento de la mano de
obra disponible, por un lado, y a la vez una fuerte emigración hacia los Estados Unidos y otros países.
Durante este período, de unos 50 años, los salarios se elevaron en las industrias nuevas y, al contrario,
descendieron en las antiguas, particularmente en la industria de la lana, donde en parte subsistió el régimen de
trabajo a domicilio.
En cuanto a las condiciones de vida de los trabajadores a mediados del siglo XIX, las obras y encuestas de la
época describen las condiciones horrorosas en las que trabajaban los obreros en las modernas industrias.
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La miseria aparece a plena luz. Por otro lado, disminuye la mortalidad, lo cual nos da idea de una mejor
alimentación, que se explica perfectamente por los progresos realizados en las técnicas agrícolas que
permitieron un aumento de la producción de alimentos. Sin embargo, al mismo tiempo se asistió a una
agravación de las condiciones de alojamiento. Fue la consecuencia de la llegada masiva de las poblaciones a
las ciudades.
6.11. − CONSECUENCIAS SOCIALES DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.
La abundancia y desorganización de la mano de obra permitió a los empresarios pagar reducidos salarios. Los
bajos niveles de renta de amplios sectores de la población provocados por estos bajos salarios frenaron el
consumo y, por el contrario,aumentaron los beneficios de los empresarios, lo cual permitió aumentar su
capacidad de ahorro y de inversión.
Conforme a los principios de Liberalismo, el Estado debería asegurar el libre funcionamiento del mercado,
para garantizar la asignación de recursos más eficiente. Los intentos de regular las condiciones de trabajo, así
como la constitución de asociaciones de trabajadores fueron consideradas como sendos atentados contra la
libertad de mercado.
La fuerza de trabajo con que se inició la revolución industrial en Inglaterra, precedía de los excedentes de
mano de obra agraria resultante de la generalización de los cercamientos; de las bolsas de paro tecnológico
creadas por la mecanización de la producción y, finalmente, del fuerte crecimiento demográfico
experimentado por el país desde mediados del siglo XVIII y el flujo migratorio procedente de Irlanda. La
primera fase de industrialización en Gran Bretaña se desarrolló, pues, en un contexto de mano de obra
abundante. La abundancia de mano de obra disponible se veía incrementada por las largas jornadas laborables
y la utilización de mano de obra infantil. Esta abundancia permitió a los empresarios mantener salarios bajos,
que a duras penas alcanzaban el nivel de subsistencia.
A su vez esos bajos salarios determinaban las deficientes condiciones de vida que soportaban los trabajadores
industriales: alimentación insuficiente, alojamientos insalubres, etc.
Los principios teóricos del liberalismo proclamaban la importancia de mantener elevados beneficios, ya que
de dichos beneficios dependería la inversión. El factor trabajo debería ser retribuido únicamente en el nivel
suficiente para asegurar su subsistencia. El laissez faire mantuvo a los gobiernos al margen. En Inglaterra a
través de las Poor Laws se había organizado un sistema de beneficiencia pública. A comienzo del siglo XIX
este sistema se utilizó para entregar subsidios con los que completar los bajos salarios recibidos por los
trabajadores industriales.
Las revueltas protagonizadas por estos trabajadores hasta los años 30 perseguían dos objetivos: reclamar
mejores salarios y luchar contra la generalización del uso de maquinaria. El levantamiento ludista de
1811−1812 provocó un gran número de destrucciones de maquinaria, ya que en las máquinas se veía una
amenaza contra el empleo.
En los años treinta las protestas adquirieron una dimensión más amplia. En 1837 la Asociación Londinense de
Trabajadores, fundada en el año anterior, dirigió a la Cámara de los Comúnes una solicitud que fue bautizada
como la Carta del Pueblo. A través de ella los trabajadores pretendían acceder a las instituciones
representativas del sistema político (Parlamento), para desde ellas defender sus posturas. El documento
desencadenó el movimeinto cartista, que organizó diferentes huelgas y hasta un levantamiento armado en
1839, que fracasó. La fuerza que fue alcanzando este movimiento llevó al gobierno a procurar su
neutralización a comienzos de los años 40. El movimiento resurgió con la revolución de 1848 que sacudió a
Europa. A partir de 1867 una serie de leyes acabaron introduciendo cinco de las seis peticiones contenidas en
la Casta de 1837.
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6.11.1. Evolución de la situación social de los trabajadores.
Inglaterra
Pese a los argumentos de no intervención del laissez−faire, los gobiernos británicos hubieron de intervenir
para corregir los abusos a que condujo la ausencia de reglamentación laboral, que se inició con la Ley de
1802. A ésta siguieron otras siete hasta 1867. Los objetivos básicos de estas leyes fueron restringir el empleo
de mano de obra infantil (Ley de 1802,1819,1831); limitar la duración de las jornadas laborales (diez horas
por la Ley de 1847); dar prioridad al pago de salarios (Ley de 1867) sobre otros compromisos de las empresas.
En cuanto a seguros sociales, la legislación británica es mucho más fragmentaria. Hasta 1897 no se implantó
un seguro de accidentes. Con anterioridad a dicha Ley el derecho a percibir indemnizaciones se condicionaba
a la demostración de que el accidente se debía a la negligencia del patrono. La Ley de 1897 se aplicaba tan
sólo a un número reducido de oficios especialmente peligrosos.
También fue bastante tardía la legislación de pensiones. La primera Ley de pensiones no se promulgó hasta
1908.
Las ayudas de paro se desarrollaron paralelamente a los sindicatos desde el año 1824. Consistían en pequeñas
ayudas proporcionadas por cortos períodos de tiempo. La primera Ley que abordó este problema es de 1905.
En cuanto a la instrucción pública, una de las razones del declive industrial británico a partir de 1870 hay que
buscarlo en la escasa atención dedicada a la enseñanza durante la edad infantil y posterior formación de los
trabajadores. En sentido contrario, el despegue alemán fue posible al contar con unos elevados niveles de
alfabetización que facilitaron la adaptación de la mano de obra industrial a las exigencias de creciente
especialización impuestas por el desarrollo tecnológico en las últimas décadas del siglo XIX.
6.11.2. − Desarrollo de los sindicatos.
A fines del siglo XVIII aparecieron las primeras asociaciones de trabajadores industriales. El Parlamento
consideraba a estas agrupaciones como usurpadoras de un poder que a él le correspondía, por lo que
aprobaron una serie de leyes que disolvían los sindicatos. Las primeras leyes formales que se aprobaron contra
las asociaciones obreras fueron las leyes de asociaciones de 1799 a 1800. Estas leyes sobre asociaciones iban
en contra no sólo de los sindicatos, sino de toda asociación política que pudiera ser sediciosa.
Las leyes de asociaciones fueron impopulares dada la rigurosidad de las penas que se aplicaban, e impulsó de
una manera más efectiva a conseguir que las asociaciones obreras pasaran a constituirse secretamente. Las
leyes de asociaciones (combination laws) estuvieron vigentes hasta 1824.
En el año 1824, Place logró que a través de una Ley parlamentaria se declarasen legales los sindicatos,
excluyéndolos de la Ley de conspiración. Esta libertad provocó que los obreros declarasen todo tipo de
huelgas y conflicto que hicieron que en 1825 se aprobase una Ley que privaba a los sindicatos de quedar
exentos de la ya famosa Ley de conspiración.
En 1834 con la creación del Gran Sindicato Nacional Consolidado, se fundieron los diferentes sindicatos,
reuniéndose hasta medio millón de obreros agrícolas e industriales. Pero quedó reducido a un histórico fracaso
pues se redujo a llevar a cabo una política revolucionaria y violenta que abocó a un juicio contra alguno de sus
miembros.
Entre 1840 y 1850 el movimiento sindical se reorganizó de otra manera persiguiendo el cumplimiento de los
reglamentos, en lugar de la revolución social. Esta forma de organización fue imitada por otras asociaciones
obreras entre 1850 y 1900, siendo guiadas y gobernadas por hombres de gran talento y de moderación.
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El movimiento adquirió bastante fuerza y prueba de ello es la Ley de 1859 que rebatió una tentativa de los
constructores de edificios de Londres que querían obligar a los obreros a que rechazasen la acción sindical.
Sin embargo, dos graves peligros amenazaron la base sindical. Uno de ellos era los violentos procedimientos
que se siguieron para forzar a los disidentes a incorporarse a la organización sindical, que provocaron una
gran indignación; el otro fue la prohibición legal de administrar los fondos por parte de los sindicatos,
encontrándose, en consecuencia, sin fuerza para defenderse a sí mismos.
La organización sindical agrupaba solamente a los obreros especialistas, pero a partir de 1880 los obreros no
especializados comenzaron a incorporarse al sindicato. Es la tendencia que puede calificarse de moderna, se
basaba en una organización sindical formada por un grupo de choque que aportaba bajas contribuciones. Este
nuevo movimiento sindical organizó una serie de huelgas entre 1880 y 1890, obteniendo una gran popularidad
entre los obreros no especialistas. La gran huelga fue la de los obreros del puerto de Londres, que en 1889,
con el apoyo de la opinión pública, lograron reducir en una hora la jornada de trabajo. En los años que
siguieron a 1919 los sindicatos ingleses aumentaron su poder, pasando sus miembros de cuatro millones en
1914, a ocho millones, en 1920.
7.1. − SITUACIÓN DE FRANCIA AL INICIARSE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.
Al analizar la situación en que se encontraban las diferentes naciones en el inicio de la Revolución Industrial,
parece que Francia se encontraba mejor preparada que Inglaterra para realizar un gran esfuerzo económico. Se
hallaba mucho más poblada que Inglaterra (tenía 20 millones de habitantes, frente a los 11 de este último país)
y era más rica. De 1715 a 1789 había aumentado enormemente su comercio internacional. Exportaba
fundamentalmente vinos y sedas e importaba madera de lujo y algodón.
Sin embargo, también existían algunos problemas: su comercio interior se hallaba, hasta la Revolución,
restringido por barreras aduaneras y no se habían unificado todavía los pesos y medidas. Por otro lado,
mientras que, por ejemplo, la industria de la lana en Inglaterra se hallaba dispersa por el campo, en Francia
había algunas grandes industrias heredadas todavía de la época de Colbert, aunque eran industrias que tenían
unos objetivos muy limitados y proporcionaban municiones o productos de lujo, con lo que atendían a las
demandas de la rica aristocracia dominante, y cuesta mucho, incluso a finales del siglo XVIII, transformar
esta estructura.
Parecía pues que Francia se hallaba preparada para la Revolución Industrial; sin embargo, durante el siglo
XIX sufrió un considerable retraso. Hubo un estancamiento (1789−1830), para continuar con una etapa de
esfuerzo (1830−1848) y por último un notable desarrollo (1850−1870).
7.2. − EL ESTANCAMIENTO DE LA INDUSTRIALIZACIÓN ENTRE 1789 Y 1830.
7.2.1. − Peor dotación de recursos naturales.
Como causas del retraso cabe citar en primer lugar que Francia era más pobre en carbón que Inglaterra. Sólo a
mediados del siglo XIX las cuencas mineras del Norte y del Paso de Calais entrarían en plena explotación;
tenía fuertes yacimientos de mineral de hierro, pero con un alto contenido de fósforo que no permitió su
utilización hasta mucho después. Esto contribuye a explicar que las forjas tradicionales que utilizaban carbón
vegetal perduraran hasta muy avanzado el siglo XIX o que la energía hidráulica compitiera con las máquinas
de vapor como principal fuerza de potencia motriz.
7.2.2. − La estructura de la propiedad dificultó la revolución agraria.
La revolución agrícola que tuvo lugar en Inglaterra, no se manifestó en Francia; la pequeña propiedad se
hallaba totalmente generalizada y la Revolución Francesa la consolidó suprimiendo los derechos señoriales y
la completó con la venta de los bienes de la Iglesia que fueron comprados principalmente por la burguesía de
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las ciudades.
Consecuencia de todo ello es que la transformación técnica no se produjo o se llevó a cabo lentamente. En
Francia dominó la pequeña propiedad parcelada, parecelación agravada por la supresión del derecho de
mayorazgo.
Debido a ello, el estancamiento de las técnicas agrícolas constituyó un freno al desarrollo económico. En
consecuencia, la población francesa durante el siglo XIX fue mayoritariamente rural y tuvo un lento
crecimiento como consecuencia de la disminución de la natalidad.
7.2.3. − Dificultades para organizar un sistema financiero y monetario adecuado a las exigencias de la
industrialización.
Otro elemento a tener en cuenta fue el deficiente sistema de crédito. La primera tentativa de la creación de
instrumentos de crédito, la del escocés Law el año 1716, originó un intenso movimiento de especulación que
llevó a una escandalosa quiebra el año 1721, e hizo que los franceses guardaran mal recuerdo y en adelante
temiesen el crédito y prefirieran el oro.
El banco de emisión que le siguió, la Caisse d'Escompte, no se abrió hasta 1776, fundada por Turgot. Existió
hasta 1793.
Durante la Revolución también fracasó un intento de creación de dinero fiduciario. Se comenzó a emitir
asignados. Se trataba de pagarés que representaban tierras asignadas a sus tenedores, especie de obligaciones
hipotecarias sobre las tierras nacionales pertenecientes anteriormente a la Iglesia o a la Corona. Los asignados
se depreciaron y en 1791, el Gobierno declaró que los asignados no eran ya moneda legal y quienes los
poseían en aquel momento tuvieron que sufrir la pérdida que suponía que el Estado no los reconociera.
En 1800 se creó el primer Banco de Francia, que se presentó como el sucesor de la Caisse d'Escompte. Intentó
constituir un crédito comercial independiente del Estado. En 1803 obtuvo por 15 años el monopolio de
emisión de billetes en la capital y fue el primer organismo de crédito serio en Francia.
7.2.4. − Ausencia de espíritu de empresa.
A diferencia de Inglaterra, el grupo social que estuvo al frente de la nación francesa fueron los burgueses en
lugar de los empresarios. El burgués del siglo XIX recurre poco al crédito: verse obligado a pedir un préstamo
es signo de una situación insana, por lo que ahorra progresiva y lentamente, busca una colocación segura,
garantizando una renta fija y con un mínimo riesgo.
7.2.5. − Los conflictos sociales y políticos derivados de la Revolución Francesa.
Por último, explica el retraso de Francia a la plena incorporación de la Revolución Industrial el período que
pasó de revoluciones y guerras. Si la Revolución francesa ha desempeñado un papel prodigioso en la historia
de las ideas, así como en la elaboración de ciertas nociones jurídicas que se han extendido al mundo entero,
también frenaron un esfuerzo económico que comenzaba a manifestarse.
En el transcurso del siglo XVIII el salario del obrero había descendido; de 1726 a 1785 el coste de la vida
aumentó un 64%, mientras que los salarios solamente un 26%, y una parte creciente de la población vivía de
la mendicidad y del pillaje. La monarquía tenía un fuerte déficit. En 1788 la situación fue particularmente
mala; la pésima cosecha aumentó el hambre y los campesinos se sublevaron para impedir el transporte de
granos de una región a otra. La estructura de la población antes de la Revolución se repartía en su mayor parte
en pequeños talleres y solamente unas pocas factorías tenían más de 500 obreros, como la de Sevres y la de
los Gobelinos.
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En 1789 el trigo continuó faltando, con un invierno muy riguroso. Estas dificultades, junto con las financieras,
malas cosechas y amenaza de hambre, aceleraron en gran medida la Revolución. Durante y después de la
misma, las luchas intestinas y la guerra tenían que llevar la economía del país a la ruina.
En total, las guerras costaron más de dos millones de hombres y absorbieron totalmente el ahorro y
paralizaron el esfuerzo económico que había comenzado. Preocupaba vivamente la escasez, que fue una de las
causas de la Revolución. Fue necesario modificar la política aduanera. Una ley de 1819 instauró la escala
móvil para el precio del trigo y preveía la supresión de los derechos de aduana en caso de penuria, con objeto
de importar más fácilmente, si fuese necesario, trigo extranjero. Además se preveían derechos elevados sobre
el hierro para permitir a la pequeña metalurgia francesa que continuase produciendo y que no se viera
aplastada por la siderurgia inglesa. Así, durante unos quince años, el retraso se mantuvo, y sólo después de la
Revolución de 1830, que reemplazó los legitimistas por la familia de Orleáns, comenzó una expansión
económica.
7.3. − LENTO AVANCE DE LA INDUSTRIALIZACIÓN (1830−1848).
7.3.1. − Reactivación de la actividad industrial.
A partir del año 1830 se crearon algunas empresas esencialmente familiares, sobre todo en el campo textil, y a
partir de 1835 parece ser que el número de hiladores empleados en las fábricas sobrepasó a los que trabajaban
a domicilio.
También fueron apareciendo algunos altos hornos y la fábrica Creusot pasó a ser un centro metalúrgico
importante. Parte de estos conocimientos de la industria francesa fueron financiados con capital británico y
acudieron a sus técnicos para ponerlos en marcha. La producción siderúrgica creció gracias a un fuerte
proteccionismo.
7.3.2. − Mejora de los sistemas de transporte.
Se mejoran las carreteras, de las que Francia ya disponía de una excelente red. Se construyen nuevos canales y
la navegación a vapor se va introduciendo lentamente.
La construcción del ferrocarril discurre de manera más lenta que en Inglaterra. Se construye como resultado
de una asociación entre el Estado y las empresas particulares.
7.3.3. − Dificultades para la financiación de la industria.
La burguesía de la monarquía de Julio, que detentó el orden político, aunque fuera una burguesía de algunos
negocios, no era industrial. Los elementos dominantes durante los años 1830−1848 eran terratenientes,
especuladores inmobiliarios, algunos profesionales liberales y algunos industriales que desarrollaron el
negocio familiar. Ni el banco de Francia, ni los numerosos bancos provinciales con capacidad de emitir
billetes atendían suficientemente las necesidades del comercio y de la industria. En 1837, Lafitte creó la Caja
General del Comercio y la Industria como un banco de negocios que intervino en la promoción de inversiones
en actividades industriales y obras públicas, aunque tuvo una vida efímera porque desapareció en 1848.
Este período se saldó con un relativo progreso de 1830 a 1848.
7.3.4. − La revolución de 1848: consecuencias económicas.
El origen de la Revolución del año 1848 se encuentra en una crisis que comenzó en 1846, análogamente a la
del año 1789. Después de una mala cosecha, se elevaron mucho los precios, y como los salarios continuaron
siendo poco más o menos iguales, resultaba un descenso de los salarios reales. Al mismo tiempo, una crisis de
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la industria textil obligó a cerrar algunas fábricas y en consecuencia, aumentó el paro.
Como respuesta a estas dificultades surgió un intenso movimiento corporativista apoyado decididamente por
el gobierno. Se crearon muchas cooperativas de producción, se concedió ayuda a 56 sociedades, pero en 1852
ya habían desaparecido 26 y en 1857 sólo cuatro tenían una vida económica próspera.
7.4. − LA CONSOLIDACIÓN DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN FRANCIA (1848−1870).
Napoleón III comenzó con un régimen muy autoritario, que desde el punto de vista económico tenía que
conducir al origen de un despegue de la economía francesa.
7.4.1. − Aspectos del sistema financiero.
• Generalización del uso del papel moneda no convertible
La revolución de 1848 expuso el sistema bancario a serias dificultades y dio lugar a importantes cambios en
su organización. El Banco de Francia hizo un gran esfuerzo para hacer frente a todas sus obligaciones, y se
vio obligado a suspender sus pagos en metálico. El Gobierno acudió entonces en su ayuda, declarando de
curso legal los billetes del Banco de Francia y liberando a sus directores de la obligación de su pago en oro o
plata; quedando así suspendida la convertibilidad de los billetes bancarios. Por primera vez se impuso a la
emisión un límite fijando en 350 millones de francos. Los bancos departamentales fueron absorbidos por el
Banco de Francia y se estableció una sola clase de billetes en todo el país.
• Aparición de una banca comercial
Se desarrollaron con posterioridad los Bancos de acciones. Uno de los primeros fue el Crédito Mobilier,
fundado por los hermanos Pereire en 1852. Realizó un gran esfuerzo inversor sobre todo en el sector de obras
públicas dentro y fuera de Francia. Después de un esplendoroso comienzo quebró el año 1867.
El año 1863 surgió el Crédito Lyonnais, Banco dirigido a los pequeños ahorradores. Se trataba sobre todo del
ahorro de la pequeña burguesía y de la clase media.
7.4.2. − Implantación de una política de obras públicas como estímulo al crecimiento.
Lo que caracterizó igualmente el período imperial fue una política de grandes trabajos. Es el momento en que
se constituyeron los grandes bulevares parisinos.
Se reemprendió de manera sistemática el trabajo de las carreteras, aunque el gran esfuerzo se centró en la
construcción de ferrocarriles. De 1880 km en el año 1847 se pasó a 25.000 km en el año 1870.
Todo ello iba a permitir un acercamiento de los centros urbanos, el descenso de los precios del transporte.
7.4.3. − Afianzamiento de la estructura industrial y comercial.
Solamente a partir del año 1870 la siderurgia francesa alcanzaría el nivel técnico que había lograda la inglesa
aproximadamente hacia 1830−35.
La demanda agrícola en una primera fase, y la demanda de maquinaria, especialmente textil, con
posterioridad, desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la industria del hierro, papel que muchas
veces se ha venido imputando con exclusividad a los ferrocarriles. En el año 1865 las fábricas Schneider
recibieron un pedido de 15 locomotoras para los ferrocarriles ingleses.
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El sector textil tuvo un gran dinamismo apoyado por la demanda interior y por el mercado de otros países
gracias a su especialización en tejidos de lujo, sobre todo en el sector de la seda que de una forma tradicional
se exportaban en importantes cantidades.
Al mismo tiempo se produjo una transformación en el campo comercial. A partir de 1850 aparecieron unas
nuevas formas de capitalismo comercial. Se trata de los grandes almacenes que en su mismo local ofrecen a la
venta la más variada gama de productos.
7.4.4. − Adopción de una política librecambista.
Francia había optado tradicionalmente por una política comercial basada en un fuerte proteccionismo para
defender su producción interna. Medidas arancelarias como las de 1822 incrementaban sensiblemente los
precios de los productos importados. En 1836 se produjo una primera rebaja de los derechos para la
importación de carbón, algodón o lana.
Pero fue en 1860 cuando, a pesar de la fuerte oposición de muchos sectores Napoleón II optó por la vía
librecambista con la firma del tratado comercial entre Francia y Gran Bretaña denominado
Cobden−Chevalier. Este Tratado suprimía los derechos de aduana suprimía los derechos de aduana para las
importaciones de materias primas y bajaba sensiblemente los derechos sobre los productos semielaborados o
elaborados. La firma de este Tratado, el Cobden−Chevalier, levantó vivas protestas, y su aplicación presentó
serias dificultades durante los años 1862 y 1863.
La industria siderúrgica, para hacer frente a la competencia se vio obligada a realizar cuantiosas inversiones;
la firma del Tratado llevó a que el Estado prestara a la industria 40 millones con objeto de favorecer las
reestructuraciones necesarias de las empresas. En lugar de la catástrofe prevista, la metalurgia francesa se
triplicó entre 1852 y 1870, concretamente, la producción de acero.
El Tratado afectó negativamente a las actividades que producían con métodos tradicionales, pero benefició a
otros como los productores de vino o de artículos de lujo.
7.4.5. − Balance de los logros de la industrialización de Francia hasta 1870.
A pesar de todo, la economía francesa distaba mucho de alcanzar a la inglesa; el ritmo de progreso era todavía
lento, aunque comenzaron las concentraciones en la industria textil y siderúrgica. La población de 1851 a
1869 pasó de 35,8 a 38,5 millones.
La producción aumentó a un ritmo del 6% por año el carbón; 6,5 % la fundición; 7,6% el cuero; 8% las
máquinas de vapor.
En conjunto, parece que tuvo lugar un rápido progreso durante los ñaos 1859−64 y que posteriormente a 1964
el desarrollo se debilitó. Al mismo tiempo. Debido principalmente al Tratado de Comercio con Gran Bretaña,
y otros similares que realizó con Bélgica, Holanda, etc., aumentó bastante el comercio internacional. Hubo
progreso, pero había otros países que crecían más rápidamente.
7.5. − INFLUENCIA DE LA EVOLUCIÓN POLÍTICA Y DE LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS
GRUPOS DIRIGENTES SOBRE LA INDUSTRIALIZACIÓN FRANCESA.
7.5.1. − Influencia del predominio de una burguesía conformista y sin espíritu de empresa entre
1830−1848.
La situación hasta el año 1848, en gran medida se hallaba condicionada por los dirigentes políticos, que
pertenecían principalmente a la gran burguesía, personas sin espíritu de empresa, acumuladores de capital, e
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inversores poco arriegados.
Es un período de la historia de Francia en que la situación obrera parece que era francamente mala. Esta clase
obrera se reclutaba sobre todo entre los antiguos artesanos arruinados y en menor número entre los
campesinos que abandonaban sus tierras. Se trataba de mano de obra sin ninguna destreza profesional, pero
barata y susceptible de adaptarse a las nuevas condiciones de producción. Existía un porcentaje bastante
elevado de mujeres y niños en esta clase obrera. De hecho, la utilización de la mano de obra infantil y
femenina era una competencia seria para los hombres, viniendo a agravar el paro. Ello, junto con la presión
que ejercían los que llegaban del campo especialmente artesanos arruinados, entrañó una baja de los salarios
reales que probablemente fue más acentuada en el caso de Francia que en Inglaterra.
Se dio el caso de que en los nuevos puestos de trabajo, en principio los salarios eran bastante elevados y
pronto descendieron. Entre 1817 y 1833 en un 20 %. El progreso de la industria iba acompañado de una
agravación de la suerte de los obreros, al mismo tiempo que las condiciones de vida eran verdaderamente
miserables, alcanzando la miseria un máximo.
7.5.2. − Renovación de las élites dirigentes bajo el Segundo Imperio: triunfa el ideal del progreso
económico estimulado por el Estado.
Durante el Segundo Imperio todavía continuó la dominación política de la gran burguesía, aunque se produjo
un cambio de equipo tanto de dirigentes como de generación. Se sustituyó Thiers, Guizot, etc., y aparecieron
Routher, Fould, etc. Se pasó a formar un Gobierno que por primera vez puso casi en el centro de su política la
idea del progreso económico.
Mientras que Luis Felipe, el rey burgués, pacífico y tranquilo pensaba principalmente en los problemas
políticos, Napoleón III colocó en un primer plano los problemas económicos y sociales. Según él, el Estado
debía intervenir para fomentar el progreso de las técnicas
El segundo Imperio fue brillante, la época de las grandes recepciones, cuando se forma el gran París, se
sucedieron las visitas de los soberanos extranjeros, etc. Sin embargo, alrededor de 1864, Napoleón modificó
su orientación política. Hasta dicho momento había gobernado con el apoyo de los medios rurales católicos y
de los grandes industriales. Después de la firma del tratado de Cobden−Chevalier, los industriales le retiraron
el apoyo, y a partir de entonces intentó gobernar con el de las clases populares. Se pasó al Imperio Liberal.
Bajo el Imperio la situación de las clases obreras y campesinas mejoró, aunque esto fue más acusado en las
provincias que en París. Asimismo en esta época existe una toma de conciencia de las organizaciones obreras.
En 1864, la tolerancia se consagró legislativamente, y una ley proclamó la libertad de asociación; aunque si
bien reconocía a los obreros el derecho de asociación, no se podían reunir sin autorización, ni asociarse.
7.6. − EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA DE FRANCIA DURANTE EL SIGLO XX.
De 27,3 millones de habitantes en 1801 se pasó a 39,6 millones en 1911, crecimiento modesto, comparado
con el del resto de los países europeos. En el transcurso de la primera mitad del siglo, Francia siguió siendo,
desde el punto de vista demográfico, muy parecida a lo que había sido en la segunda mitad del siglo XVIII.
En 1851, Francia seguía siendo un país rural, con pocas aglomeraciones urbanas de consideración y con
muchas pequeñas ciudades. A partir de 1850, la lentitud de la evolución que caracterizó la primera mitad del
siglo dejó paso a una tendencia más pronunciada.
Hacia el año 1850, Francia representaba cerca del 14 por 100 de la población continental: en vísperas de la
guerra de 1914 no suponía más del 9 por 100. El índice de crecimiento, el 12 por 100, era uno de los más
débiles de Europa.
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El factor demográfico contribuyó al estallido del conflicto de 1914: los 66 millones de alemanes creyeron
poder derrotar fácilmente a los 39 millones de franceses, sobre todo debido a su superioridad acentuada en el
caso de los jóvenes, y, por consiguiente, en cuanto a los efectivos militares.
7.6.1. − El movimiento sindical en Francia.
En el continente, el sindicalismo tuvo un retraso de medio siglo sobre Inglaterra. No hubo ningún movimiento
antes de 1860 y 1870, y posteriormente en 1890 es cuando comienzan a realizarse algunos progresos.
En Francia, en la Edad Media, existía ya una forma de asociación obrera bajo la denominación de
compagnonage, que agrupaba a un conjunto de trabajadores solteros que actuaban en diversas ramas de la
industria. La compagnonage persistió hasta el siglo XIX. Gradualmente cedió su sitio a los sindicatos, o como
se denominaban en Francia, a las societés de resistance. Estas sociedades de resistencia se multiplicaron entre
1830 y 1840 , fecha que señaló el comienzo del industrialismo en Francia.
En 1791 una Ley denominada Ley Chapelier prohibió toda asociación obrera, siendo ratificada en 1834 y
fortalecida por varias disposiciones del Código de Napoleón.
Esta prohibición legal se mantuvo hasta 1864, fecha en que se autorizó a los obreros asociarse legalmente con
carácter temporal. En 1884 se toleró toda clase de asociación, cuyo precedente se hallaba en el año 1868 en
que se declaró legal por parte del gobierno que no tomaría represalias contra los sindicatos obreros aunque
fuesen ilegales.
En 1886 se formó la Federación Nacional de Sindicatos y en 1888 el congreso adoptó una resolución a favor
de la huelga general. En 1895 la Federación Nacional de Sindicatos fue disuelta y en su lugar se creó la
Confederación General del Trabajo, cuya finalidad era la de unir millares de sindicatos pequeños.
En Francia estalló el movimiento sindicalista en 1918, tornándose la C.G.T en una asociación política y pasó a
perseguir una serie de objetivos que en su turbulenta juventud había rechazado: contratos colectivos,
reducción de horas de trabajo, mejora de salarios, seguros sociales. En este sentido había que conseguir
mucho en Francia pues las condiciones de trabajo eran peores que en Inglaterra o Alemania. Pero la crisis
frenó las mejoras y la C.G.T y sus enemigos comunistas se fusionaron creándose el Frente Popular , que
triunfó en las elecciones de 1936. La victoria supuso la adopción de una serie de medidas tendentes a
conseguir las promesas del Frente Popular; semana de cuarenta y ocho horas sin reducción de salarios;
contratos colectivos obligatorios y nacionalización de la Banca de Francia y planes de nacionalización de la
industria de armamento.
El efecto trágico de estas medidas fue el de reducir la producción francesa cuando Alemania aumentaba la
suya por todos los medios, poco antes de que comenzara la segunda guerra mundial.
Después del armisticio de 1940 y la ocupación del país por los alemanes, la C.G.T. disuelta se reorganizaba en
la clandestinidad y desarrolló un activo papel en la resistencia. Después de la liberación reapareció más fuerte
que nunca y contribuyó a la nueva organización social, pero se hallaba dominada por una gran mayoría
comunista, apareciendo una nueva C.G.T. llamada Fuerza Obrera.
8.1. − RASGOS PECULIARES DE LA INDUSTRIALIZACIÓN JAPONESA.
Japón llevó a cabo una revolución industrial casi solo, gracias a un gran esfuerzo, desarrollándose a sí mismo
y acudiendo de manera aislada a la ayuda de técnicas extranjeras. Por otro lado, esta revolución se hizo
dejando que subsistiera la estructura feudal del país.
8.1.1. − El medio físico y sus limitaciones.
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Las ciudades se hallan situadas cerca del mar y los agricultores también son pescadores. Los movimientos
sísmicos son tan frecuentes que los siniestros que provocan entran en las costumbres normales de la vida del
país. La tierra labrada representa el 16% del conjunto del territorio, y desde muy pronto un cultivo intenso y
cuidado dio a la tierra una elevada productividad.
8.1.2. − El punto de partida: una sociedad y economía feudales.
El elemento permanente es la obediencia la jefe. La sociedad japonesa ha estado siempre compuesta por una
serie de pequeños grupos, con una jerarquía rigurosa. La jerarquía era la siguiente:
• Emperador: Familia reinante más antigua del mundo, cuyo papel quedó relegado hasta mediados del
siglo XIX a un papel puramente representativo y religioso.
• Shogoun: Es el que se ocupa de todo, el generalísimo. Los poderes y el título eran hereditarios y
pertenecían a una gran familia feudal, la casa de los Tokugawa, que junto con los miembros de su
familia y sus vasallos más directos poseía aproximadamente el 25% de la tierra japonesa.
• Daimíos: Son los dueños del resto de las tierras que no eran del shogoun.
• Samurais: Pequeños señores, bajo las órdenes de los Daimíos, seguían a estos a la guerra, les juraban
fidelidad y en contraprestación recibían la alimentación imprescindible. En el período anterior a la
industrialización el shogoun había establecido la paz en el Estado, con lo que las guerras habían
desaparecido y los samurais habían pasado a ser inútiles y vivían gracias a las prestaciones que los
agricultores hacían a los daimíos.
8.1.3. − La economía tradicional japonesa era esencialmente rural y cerrada a los intercambios con el
exterior.
Los agricultores, que constituían la mayor parte de la población, no podían abandonar la tierra, aunque no
fuesen siervos; generalmente poseían pequeñas parcelas cultivadas libremente, aunque dentro de un plan
general de cultivo que elaboraba cada pueblo o villa. Del producto de las cosechas se entregaba
aproximadamente el 50% a los daimíos, además de otras prestaciones.
El comercio japonés era relativamente importante pero sólo interior. El comercio exterior era prácticamente
inexistente. Todo extranjero sólo podía desembarcar en los puertos, y para tratar cualquier cuestión tenían que
ponerse en contacto con personas designadas expresamente por el shogoun.
Este fue, a grandes rasgos, el sistema que dominó desde el siglo XVI hasta la revolución que tuvo lugar
alrededor de 1870.
8.2. − LA REVOLUCIÓN MEIJI Y EL INICIO DE LA INDUSTRIALIZACIÓN.
8.2.1. − Causas y significado de la revolución Meiji.
Varios factores y circunstancias contribuyeron a que tuviera lugar dicha revolución:
• Cambio o reforma religiosa tendente a presentar con toda su pureza el sintoísmo, religión que sostiene que
la autoridad del emperador debe ser directa, suprema y no estar sometida a control alguno; en consecuencia,
el emperador era el que tenía que poseer todos los poderes y no el shogoun.
• La situación económica se hace difícil. La población aumenta y los precios del arroz sufren un alza, por lo
que los daimíos se ven obligados a reducir sus ayudas a los samurais, poniéndose algunos de estos de una
forma activa al servicio de los daimíos, formándose en los problemas administrativos y económicos, o
dedicándose al comercio. Se da una unión entre los samurais y los comerciantes.
El shogoun transmitió íntegramente todo su poder al emperador, y los samurais, administradores de los
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daimíos o comerciantes fueron los principales promotores de la revolución de la era Meiji (1868−1912). Fue
una revolución hecha desde lo alto por una pequeña minoría de hombres que obedecían de una forma ciega al
emperador
Se intentó construir una flota, y para poder importar los equipos básicos se tenían que exportar otros bienes.
Exportar para adquirir todo lo necesario para la expansión económica.
8.2.2. − Cambios en la distribución de la renta agraria: sustitución de las prestaciones feudales por
impuestos estatales.
En la agricultura se proclamó la liberta de trabajo y el agricultor tenía que entregar una tercera parte en dinero
al Estado (esta tercera parte se calculaba sobre el valor que el Estado señalaba a la producción de cada
propiedad, explotada en condiciones óptimas) en vez de entregar al señor el 50% de la cosecha de arroz. Los
daimíos en compensación, recibieron indemnizaciones por la supresión de los derechos feudales, y estos
fondos los depositaron en los bancos y les proporcionaron cuantiosos ingresos, que eran los intereses.
Aunque el Estado, evidentemente, explotara al agricultor mediante el impuesto que tenía que pagar, el
agricultor mejoró su nivel de vida, ya que en el campo, gracias a la activa participación del Estado, se
realizaron notables mejoras. Se instalaron escuelas primarias. Escuelas profesionales y técnicos en agricultura
iban por los pueblos introduciendo nuevas enseñanzas al cultivo del arroz.
A pesar de todo, el agricultor se fue endeudando, ya que estaba obligado a pagar el impuesto
independientemente de la importancia y el volumen de la cosecha lograda.
8.2.3. − La acción económica del Estado como motor de la industrialización.
El desarrollo industrial tuvo lugar de forma muy distinta a como se desenvolvía en las naciones occidentales.
Nada de liberalismo. El gobierno fijaba los objetivos y ayudaba a las empresas a alcanzarlos. En los
comienzos, el mismo Estado era el empresario y quien construyó las primeras líneas de ferrocarriles, los
primeros astilleros, barcos, y el que puso en explotación las minas de carbón y fábricas.
Gran esfuerzo para el desarrollo de la instrucción primaria, introduciéndose la enseñanza técnica gracias a
profesores extranjeros, y al mismo tiempo se abrió una Universidad para los miembros de la clase superior.
Se procura de forma muy severa que los japoneses no conozcan el nivel de consumo de otros países con
objeto que desde el principio no lo quisieran imitar.
El Estado crea empresas y cuando éstas son rentables las vende a empresas privadas, reinvirtiendo el dinero
obtenido por la venta en la creación de nuevas empresas. La iniciativa, en consecuencia, la lleva siempre el
gobierno.
8.2.4. − La industrialización no alteró la localización de la población: predominio de pequeñas
industrias rurales.
Frente a lo ocurrido en Inglaterra en Japón no se dio un éxodo rural tan rápido y masivo, sino que la población
continuó fundamentalmente en sus lugares. En el año 1893 el 84% de la población era rural. Todavía en el año
1913 la población rural representaba el 72%. Y dentro de las ciudades lo fundamental de la población se
hallaba constituido por artesanos y pequeñas empresas.
Desde el principio el campo se fue industrializando, lo que permitió una gran dispersión de las pequeñas
industrias locales al lado de las grandes empresas creadas directamente por el Estado y cedidas después a
empresas o sociedades particulares. En el año 1929 las fábricas con menos de 5 obreros todavía
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proporcionaban más de la mitad de la producción nacional. La dispersión existente tenía indudables ventajas,
como la de permitir siempre disponer de una mano de obra barata, ya que los obreros continuaban viviendo en
el campo, en sus casas y trabajaban muchas horas.
8.2.5. − La transformación del comercio exterior a comienzos del siglo XX como reflejo de la
industrialización.
A finales del siglo XIX Japón tenía un mercado exterior típico de países subdesarrollados. Importaba
productos manufacturados, especialmente textiles, y exportaba materias primas, sobre todo té y seda.
De 1900 a 1914 disminuyeron las exportaciones de materias primas y comenzaron las de productos textiles,
que en el año 1900, ya suponían el 22% del total de las exportaciones.
Alrededor de 1930 comenzaron a cobrar importancia inclusive producciones como la de acero.
Hasta el año 1930 la industrialización de Japón se ha hecho con un mínimo de capital y con un máximo de
empleo de mano de obra mal pagada y que ha trabajado en condiciones muy duras, permitiendo vivir a los
pequeños empresarios, mientras los grandes obtenían grandes beneficios, que se depositaban inmediatamente
en los bancos y se reinvertían de nuevo.
BLOQUE I: ALEMANIA
9.1. − CONDICIONANTES.
Al estudiar el desarrollo económico alemán se debe hacer hincapié en las razones de su retraso si la
comparamos con otros países como Gran Bretaña y Francia. Esta situación estuvo influida por una serie de
factores internos y externos.
9.1.1. − Factores internos.
Hasta Napoleón, la zona conocida como Alemania estaba integrada por más de 300 jurisdicciones
independientes; por un acuerdo del Congreso de Viena en 1815 pasó a tener 39 Estados el mayor y más
importante, aunque estaba geográficamente dividido era Prusia.
Económicamente hablando, los estados alemanes en el siglo XVIII y gran parte del XIX, contaban con dos
zonas bien diferenciadas: la región occidental, más rica y la oriental, con una situación más precaria.
9.1.2. − Factores externos.
La influencia extranjera desempeñó un importante papel hasta la Primera Guerra Mundial, en primer lugar de
orden jurídico e intelectual con las ideas de la Revolución Francesa y posteriormente, hasta 1870, con la
afluencia de capital, tecnología y empresas extranjeras, especialmente en la década de los 50, procedente de
Inglaterra, Francia y Bélgica.
En el proceso de desarrollo alemán se distinguen dos etapas cuya línea de separación se halla en 1870 con la
Unificación política tras la victoria sobre Francia en la guerra franco−prusiana.
9.2. − LA INDUSTRIALIZACIÓN ALEMANA HASTA 1870.
9.2.1. − Transformaciones agrarias.
En 1807 con el Decreto de Emancipación de los Siervos del Barón Stein en Prusia aseguraba la libertad de
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movimiento de los siervos, liberándoles de las cargas tributarias que debían a los señores e incluso
permitiéndose que les compraran parcelas de tierras.
El agricultor, que como siervo ocupaba una extensión de tierra que tenía facultad de transmitir a sus
descendientes, pasó a ser dueño de la misma, con la condición de ceder una tercera parte al señor; los que no
tenían derecho a la sucesión, también pasaron a ser propietarios, con la condición de ceder al señor la mitad de
la extensión. Esta reforma trajo como consecuencia liberar a los agricultores de tipo medio.
Contrariamente, el pequeño agricultor, que se ve reducido a la posesión de una explotación muy pequeña, sólo
puede obtener del cultivo de la misma un recurso accesorio, por lo que tendrá que colocarse como obrero
agrícola del señor o tendrá que procurar lograr tierras complementarias.
Los señores, después de la abolición del régimen feudal, llegaron de este modo a poseer grandes extensiones
de tierra, particularmente en el Este. Disponiendo de vastas extensiones, estos Junkers tendieron a seguir el
modelo británico y pasaron a formar explotaciones modernas practicando nuevos métodos.
Por el contrario la pequeña propiedad del Oeste, liberada de los derechos feudales, continuaría
técnicamente más atrasada; los métodos nuevos sólo se generalizarían lentamente a un ritmo parecido o
algo menor al de los agricultores franceses.
Las principales características de la agricultura alemana entre 1815 y 1970 fueron el aumento de la
producción agrícola gracias, sobre todo, al incremento de la superficie cultivada, el barbecho disminuyó, se
cultivaron cereales en antiguas zonas de pastos y en tierras incultas y además se introdujo el cultivo de
tubérculos de alto valor calórico.
9.2.2. − Artesanía doméstica e inicio de la industria moderna.
La disolución del sistema gremial comenzó en el siglo XVIII, aunque no se realizó en todos los estados a la
vez. Esta abolición no dio lugar a un rápido avance de la empresa capitalista a expensas de la artesanía, ya que
los gremios estaban limitados a las artesanías tradicionales. El sistema fabril se fue desarrollando lentamente
durante la primera mitad del siglo.
Los sectores claves en el desarrollo de la economía alemana fueron la industria siderúrgica y la minería,
gracias a los yacimientos del Rhur y en menor medida a los de Silesia.
La industria siderúrgica en 1870 seguía siendo una industria pequeña si la comparamos con la británica; sin
embargo, en estas fechas prácticamente había alcanzado a Francia. En 1870, el acero constituía menos del
15% de la producción y hasta la década de 1880 no se produce el rápido crecimiento que le permite superar en
1885 la producción inglesa.
En la industria textil el sector más importante fue la lana, con la influencia de la industria belga. Alrededor de
1865, las exportaciones de lana suponían la mitad del total de las exportaciones textiles.
La industria del algodón tuvo como característica que las fábricas no compitieron con las viejas artesanías
sino con las importaciones inglesas y con las telas de lino fabricadas a mano en la misma Alemania.
9.2.3. − Mejoras de los transportes.
Se produce una mejora de los transportes con la construcción del ferrocarril, que contribuyó a la unificación
alemana, al crecimiento del comercio interior y exterior y al desarrollo de la industria. En 1845 el número de
kms de ferrocarril ya superaba ligeramente al de Francia y en 1875 casi igualó al de Gran Bretaña. La tercera
parte de los ferrocarriles eran estatales
20
9.2.4. − Crecimiento, inestabilidad social y mejora de las condiciones de trabajo de la clase obrera.
La clase obrera moderna se constituyó más lentamente que en Inglaterra y Francia y representa todavía a
mediados del siglo XIX un porcentaje insignificante.
Prusia, militarista, fue el primer Estado del continente que prohibió el trabajo de los niños menores de 9
años, en el año 1839, y fijó un máximo de diez horas diarias de trabajo para los comprendidos entre los 9 y 16
años.
La situación de los artesanos se agravó progresivamente, y sobre todo el sector textil asistió en 1848 a la
revolución de 5000 artesanos de Silesia. Fue precisamente en medio de estas profundas transformaciones de
estructuras cuando se produjo la Revolución y su consiguiente fracaso en 1848.
La obra esencial de Prusia fue la progresiva unificación de Alemania, comenzando por integrarse en el seno
del Zollverein, o unión aduanera.
9.2.5. − Creación del Zollverein.
La influyente Prusia en 1818 decretó una tarifa arancelaria común en todo el territorio con el fin de aumentar
la eficacia de la administración y el rendimiento de los impuestos.
La unificación aduanera de los diferentes estados que componían los territorios alemanes empezó en 1828,
gracias a la unión de Prusia y de cuatro pequeños estados del Norte; después de 1832 se completó con Baviera
y Wurtemberg; con posterioridad a 1834 se había intentado una unión más general, pero Austria se oponía.
Todos estos Estados fueron firmando acuerdos más allá de lo estrictamente aduanero, como una cooperación
monetaria, y un acuerdo de no alterar el valor de las monedas sin consultarse, y un principio de unificación
legislativa, particularmente en lo que hace referencia al comercio.
Después de 1848, el Zollverein abarcaba ya todos los Estados, excepto Austria; comprendía un Parlamento
Consultivo y un Ejecutivo de coordinación donde las decisiones se tenían que tomar por unanimidad.
Austria continuó fuera de la unión, aunque se firmó un Tratado de comercio que reducía los derechos, según
los productos del 50 al 25%.
En 1862 Prusia negoció con Francia y concluyó en nombre del Zollverein un acuerdo para reducir las
tarifas arancelarias con este país, a imagen del Tratado de Cobden−Chevalier entre Inglaterra y Francia.
Esta firma implicaba un mejor trato a los productos franceses que a los austríacos. Por ello el Sur, de tradición
proteccionista y simpatizante con Austria, no quiso conceder su aprobación. Pese a todo, Prusia firmó el
Acuerdo en 1862, y entonces Austria pidió inmediatamente la apertura de negociaciones con el Zollverein,
pero Prusia lo rechazó.
Como el Zollverein ya era una realidad y todos los Estados alemanes tenían necesidad de este Mercado
Común, fueron cediendo y se llegó a la unanimidad, con lo que el mercado alemán pasó a ser liberal en su
política comercial con Francia durante el tiempo de Napoleón III; el antagonismo era completo con Austria, lo
que les llevó a una guerra económica. En 1867 se decidió que el Parlamento del Zollverein tomaría las
decisiones por mayoría. A partir de enero 1871, la unidad política de Alemania se realizó bajo la dirección de
Prusia.
¿Cuáles fueron las consecuencias de la constitución del Zollverein y de la eliminación, en un período de
20 años, de las barreras aduaneras que dividían a Alemania en una serie de pequeñas unidades?
Desde 1848, las empresas industriales se multiplicaron. Se fundaron compañías privadas para constituir líneas
21
de ferrocarriles; en general estaban en manos del capitalismo inglés. Y empresas suizas, belgas y alsacianas se
trasladaban al territorio aduanero alemán para aprovechar las ventajas de un mercado más amplio.
9.2.6. − La banca.
Durante la primera mitad del siglo XIX no existió un sistema alemán de banca. Prusia, Sajonia y Baviera
tenían bancos con monopolio de emisión de billetes pero estaban controlados muy de cerca por los gobiernos
y se dedicaban sobre todo a atender las necesidades financieras de los gobiernos.
En Berlín (capital de Prusia) se reorganizó el Antiguo Banco Real Prusiano en 1846 bajo el nombre de Banco
Prusiano y en 1873 se transformó en el Reichsbank. Era un banco de propiedad privada, organizado en forma
de sociedad anónima y emisor y estaba sujeto a un estrecho control burocrático. En 1869, la Confederación
Alemana del Norte (Prusia y sus afines) aprobó una ley similar a la inglesa y a la francesa que permitía la libre
constitución de sociedades anónimas; a su amparo se constituyen entre 1870 y 1873 más de un centenar de
Kreditbanken, bancos de acciones dedicados a efectuar tanto operaciones fe crédito como inversiones.
A partir de 1870 Alemania progresó rápidamente.
9.2.7. − Evolución demográfica durante el siglo XIX en Alemania.
Alemania, después del Congreso de Viena, tenía aproximadamente unos 22 millones de habitantes, frente a
los 28 de Francia.
Alrededor de 18514, población era de unos 35 millones de habitantes, afirmando el desarrollo económico y la
unificación imprimió un nuevo impulso al crecimiento, llegando en el año 1914 a una población de 65
millones de habitantes.
A partir del año 1890, la población urbana superó a la rural, y en 1910 representaba cerca de 40 millones de
habitantes sobre un total de 65.
BLOQUE II: RUSIA
9.3. LA INDUSTRIALIZACIÓN RUSA HASTA 1917.
Rusia se incorporó todavía más lentamente a los progresos que habían cuajado primeramente en Inglaterra.
Hasta el año 1861 el pueblo de Rusia estaba formado en su mayoría por siervos, que eran en todos los
sentidos y para todos los efectos, propiedad de las clases terratenientes.
El sector libre de la industria era pequeño y apenas podía crecer a causa de las limitaciones del mercado,
puesto que mientras los siervos apenas disponían de poder adquisitivo, los ricos preferían los artículos
suntuarios importados, a los nacionales.
9.3.1. − La formación de una gran Estado feudal: la expansión rusa (siglos XVI−XIX).
Rusia constituía el mayor estado europeo, como consecuencia de una expansión territorial de siglos de lucha.
En época medieval, Rusia se encontraba disgregada en varios pequeños estados independientes. La
supremacía de Moscú se afirmó a lo largo del siglo XIV con el apoyo de la iglesia ortodoxa desde que en
1325 se convirtió en sede metropolitana, y en especial desde la caída de Constantinopla en 1453.
Vastos territorios quedaron sometidos al Gobierno moscovita bajo el Imperio de Iván el Terrible, coronado
Zar en 1547. En la primera mitad del siglo XVII continuó rápidamente el avance a través de Siberia. A
mediados de dicho siglo los aventureros rusos cruzaron el Estrecho de Bering para pasar a Alaska.
22
En Europa, con la anexión de Ucrania al terminar la guerra polaca de 1654−67 y durante el imperio de Pedro
el Grande, en el primer cuarto del siglo XVIII, Rusia se aseguró una salida por el Occidente hacia el Báltico,
después de derrotar a los suecos.
Se reanudó la expansión con la guerra turca de 1877, pero Gran Bretaña y Francia cerraron el paso a Rusia y,
en el Congreso de Berlín de 1878, los rusos tuvieron que aceptar un freno a sus ambiciones en el Cercano
Oriente. Entre 1823 y 1828, cerca de un millón de desterrados y acompañantes voluntarios penetraron en
Siberia.
Esta expansión se apoyó en el sostenido aumento demográfico experimentado por Rusia a lo largo del siglo
XIX. Rusia pasó de tener 20 millones de habitantes en 1725 a contar con 70 millones en 1860 y 164 millones
en 1913.
9.3.2. − Aspectos de la evolución de la agricultura y la industria hasta 1860.
Rusia era en el siglo XVIII− como el resto del Europa− un país eminentemente agrícola e inmerso en un
sistema señorial. En las tierras del señor, los campesinos cultivaban pequeñas parcelas para el sostenimiento
de sus familias, a cambio de la renta debida al señor, bien en metálico o en trabajo persona. A su vez, el señor
se reservaba parte de la tierra para su cultivo directo mediante trabajo servil o asalariado. El estatus servil
estaba cercano a la esclavitud y la venta de siervos se hallaba muy extendida.
En cuanto al aprovechamiento agrícola se distinguen dos zonas;
• La zona norte, boscosa, con suelos poco fértiles y clima frío, estaba dedicada al cultivo de centeno y
a los aprovechamientos ganaderos. Se encuentran en ella las ciudades más importantes: Moscú, San
Petesburgo y Kiev, por tanto son regiones deficitarias en trigo para su propio consumo
• La zona sur de Rusia, conocida como la franja de tierra negras, es muy fértil y apropiada para el
cultivo cerealístico. En esta zona existen parcelas de reducida extensión donde los siervos realizaban
para el señor prestaciones en trabajo, llamadas barschina. Los excedentes de trigo se orientaban bien
hacia las grandes ciudades del norte de Rusia o bien a la exportación. En esta zona se desarrollaron
industrias destinadas a satisfacer necesidades de suministros militares y navales, montadas bajo la
dirección y el apoyo del Estado, como las explotaciones mineras de Tula y los grandes centros
industriales impulsados por el zar Pedro I el grande que reinó entre 1689 a 1725, dedicadas a la
siderurgia y a la minería, fundamentalmente en la zona de los Urales.
9.3.3. − La abolición de la servidumbre pervivencia de una agricultura atrasada.
Los intereses de Rusia en conseguir una salida al Mediterráneo, le llevó a la guerra con el Imperio turco por el
control de la península de Crimea (1854−55), por la que Rusia entró en colisión con los intereses de Inglaterra
y Francia, que apoyaron al imperio turco. Los rusos fueron derrotados lo que hizo aflorar un fuerte
descontento popular. El nuevo zar, Alejandro II (1855−1881) impulsó una ley de emancipación
Con la ley de emancipación de febrero de 1861 los siervos pasaban a ser libres para acordar contratos o
establecer empresas. La ley trataba de asegurar a los campesinos el acceso a las parcelas que ya anteriormente
venían cultivando, mientras que el señor mantenía la propiedad de las tierras de cultivo directo. Dado que los
campesinos no podían obtener las cantidades en metálico para compensar a los señores, el Estado adelantó las
sumas correspondientes en forma de bonos. Por su parte, el Estado recibía de los campesinos los llamados
pagos de rescate a lo largo de 49 años.
Con la emancipación, los campesinos recibieron la propiedad de las parcelas que venían cultivando no de
forma individual, sino como miembros de una determinada comunidad de aldea o mir, de manera que si
abandonaban la comunidad perdían también sus derechos sobre la tierra. El mir era además el responsable
23
colectivamente de los pagos de rescate de las parcelas incluidas en el mismo.
Cada familia dentro del mir recibía su parte de tierra o nadiel, que se distribuía proporcionalmente de una
manera periódica, teniendo en cuenta las variaciones que se habían producido en las familias. Esta gran
parcelación impedía todo cultivo racional del suelo. Además, la constitución del mir impedía la formación de
una verdadera propiedad privada. El rendimiento de tierras era débil, comparado con las tierras que
continuaron en explotación directa por los señores, y se llegó a una situación parecida a la alemana.
La redistribución periódica de las parcelas explica en buena parte el surgimiento de un proceso diferenciador
dentro de la comunidad campesina, y a la formación de una capa de campesinos más acomodados, los kulaks.
Estos campesinos arrendaban tierras a sus vecinos más pobres a cambio de una parte sustancial de la cosecha,
en ocasiones hasta dos tercios y realizaban préstamos a intereses elevados.
9.3.4. − Desarrollo industrial entre 1860 y 1900.
Desde mediados del siglo XIX, el Estado trató de impulsar la iniciativa privada, fundamentalmente con la
construcción del ferrocarril. Entre 1842 y 1851 se construyó la línea que unía Moscú y San Petesburgo.
Para estimular la empresa privada el gobierno realizó los encargos de material para el ferrocarril a industrias
ubicadas en Rusia, ya fueran o no de capital nacional. Todo ello aceleró la llegada de financiación a los
sectores del hierro y acero, minería de carbón, prospecciones petrolíferas y ferrocarriles.
De esta forma a partir de las décadas de 1870 y 1880, Rusia empezó a contar con una industria capaz de
responder a la demanda ferroviaria. En 1906, las grandes fábricas de locomotoras rusas cubrían las
necesidades internas y el desarrollo de la industria del acero del Donetz permitió asegurar el suministro de
raíles. También aumentaron las exportaciones de otras materias primas, como petróleo, del que Rusia era a
comienzos del siglo XX el segundo productor mundial, detrás de Estados Unidos.
Por sectores, destaca la expansión de la industria minera y metalúrgica, asociadas al desarrollo del
ferrocarril.
Los campesinos no llegaban a desligarse de su comunidad de aldea o mir por temor a perder sus derechos
sobre la parcela cultivada. Un estudio sobre la Imprenta nacional de Moscú en 1907 pone de relieve que el
47% de sus obreros explotaban tierras en el campo, adonde se trasladaban durante el verano, ocasionando la
paralización de las fábricas o reduciendo mucho su producción durante las épocas de siembra y la recolección.
9.3.5. − Revueltas campesinas y reformas de Stolipyn.
En los primeros años del siglo XX a la agudización de las desigualdades entre los campesinos se unieron las
malas cosechas y las hambres de los años 1891, 1898 y 1901 y la guerra ruso−japonesa de 1904−5, desastrosa
para Rusia, lo que contribuye al estallido de revueltas campesinas en 1902 y 1905. La respuesta de la
administración zarista fueron las reformas del primer ministro Stolipyn.
Stolipyn quiso completar la abolición de la servidumbre mediante la constitución de una pequeña propiedad
campesina. Condona los pagos de rescate, herencia del proceso de emancipación de los siervos emprendidos
en 1860, disposición que aumentó el poder adquisitivo de los campesinos, lo que favoreció el consumo
interior.
También se pusieron a la venta algunas propiedades agrarias del Estado y de la familia imperial, a precios
inferiores a los del mercado, para facilitar así el acceso de los campesinos a la propiedad individual. Estas
medidas contribuyeron a la modernización del sector agrícola en los años 1905−1912. La reforma de Stolipyn
se hizo de una manera muy lenta.
24
9.3.6. − Características del sector industrial ruso. Importancia del capital extranjero.
La industria rusa se caracterizaba por algunas grandes fábricas, perfectamente equipadas con maquinaria muy
moderna y dirigidas y financiadas por extranjeros. Estas empresas modernas se superponían a una vida
económica fundamentalmente agrícola y una industria doméstica dispersa en el campo.
El crecimiento industrial se llevó a cabo, en buena parte, gracias a la importación de capital extranjero.
En cuanto al origen del capital extranjero invertido en Rusia, un 33% era francés, un 22% británico, un 20%
alemán y un 15% belga.
En cuanto a la evolución de la población industrial, en 1897, sobre una población total de 104 millones, había
ocho millones de trabajadores en los sectores no agrícolas. De éstos, solamente 1,5 millones trabajaban en las
industrias modernas, y el resto eran artesanos.
En el año 1921 poco después de la Revolución, sobre una población de unos 130 millones de habitantes, sólo
1.200.000 se hallaban colocados en las industrias modernas propiamente dichas.
La economía rusa se dirigía desde las oficinas de Moscú y los burócratas daban las directrices y autorizaban la
creación de las fábricas. Se trataba de una economía dirigida, cuyas decisiones partían de la alta
administración
9.1. − FACTORES CONDICIONANTES DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN LOS ESTADOS
UNIDOS.
Estados Unidos presenta unas notas diferenciadoras que le hace ser totalmente diferente al resto de los países
europeos. Se trata, en primer lugar, de un territorio de enorme extensión y riqueza en recursos naturales:
tierra cultivable, fuentes de energía y minerales. Un territorio que además se puso en explotación de forma
progresiva, lo que proporcionó el mercado suficiente a los productos obtenidos en el país.
La abundancia de recursos como el crecimiento sostenido pero paulatino de la demanda constituyen aspectos
clave del desarrollo norteamericano.
Un segundo factor, ligado al anterior, es la existencia de una especialización regional basada en la variedad
de climas y recursos naturales.
9.2. − EVOLUCIÓN ECONÓMICA DE LOS ESTADOS UNIDOS HASTA LA GUERRA DE
SECESION (1783−1860).
9.2.1. − Crecimiento de la población.
Una vez finalizada en 1814 la Segunda Guerra con Inglaterra, los Estados Unidos gozaron de un crecimiento
económico y desarrollo social rápido e intenso. Esta etapa se distingue por un notable aumento de la
población que de 4 millones en 1790 pasó a 31 en 1860. Ese crecimiento se corresponde en su mayoría a la
población blanca.
El crecimiento se sostuvo en parte gracias a las continuas llegadas de inmigrantes, en general adultos en edad
fértil de origen anglosajón (ingleses, irlandeses, alemanes). Pero más importante que la inmigración fueron las
elevadas tasas de crecimiento natural, resultado de una fuerte natalidad y una mortalidad relativamente
reducida.
Pese al crecimiento demográfico, la abundancia de recursos (tierra cultivable sobre todo) era tal que la
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economía norteamericana sufrió a lo largo de todo el siglo XIX escasez de mano de obra.
9.2.2. − Guerras europeas e interrupción del comercio como estímulo para el inicio de la
industrialización.
Las guerras y revoluciones que estallaron en Europa a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX
paralizaron en parte las importaciones y la expansión del mercado interno fueron estímulos suficientes para
que comerciantes e industriales se lazaran a invertir para producir en América los bienes necesarios para el
vasto mercado interno.
La industria que primero se desarrolló fue la textil, y rápidamente se mecanizó aprovechando la experiencia
de pioneros como Samuel Slater, que instaló la primera fábrica con hiladoras mecánicas imitación de las de
Arkwright.
9.2.3. − Construcción de infraestructuras de transportes.
Se construyen carreteras, concediendo a compañías privadas el derecho a cobrar peajes, aunque el grueso
del transporte de mercancías se hacía por vía acuática con navegación de cabotaje en la costa Este y
navegación fluvial hacia el interior, reforzada por la construcción de casi 5.000 kms de canales hasta 1844.
Se aplica la energía del vapor al transporte fluvial. Así, en 1821, unos sesenta buques de vapor hacían
travesías regulares entre los ríos Ohio y Mississipi.
El ferrocarril
Desde el tendido de las primeras líneas (década de 1830) hasta la guerra de Secesión, la contribución del
ferrocarril a la economía norteamericana fue aún limitada. La red creció rápidamente: si en 1840 había unos
4.500 km, hacia 1860 se habían alcanzado casi los 50.000 km con lo que la red norteamericana era la más
extensa del mundo. No contribuyó demasiado al desarrollo industrial o financiero, ya que se construyó en
buena parte con capitales, técnicas y material importados, especialmente de origen británico.
9.2.4. − Características del sistema bancario.
Con anterioridad a la Guerra de Secesión, y prácticamente a lo largo de todo el siglo, los Estados Unidos
carecieron de un sistema bancario estructurado. La organización y regulación de la actividad bancaria quedó
confiada a cada uno de los Estados, que fácilmente concedían privilegios de emisión de billetes (en 1860
había más de 1.500 bancos emisores). La falta de control sobre la emisión propició una inflación generalizada,
que llevó a una fuerte subida de precios.
9.2.5. − Diferenciación progresiva entre una economía industrial en el Noroeste y una economía agraria
de exportación en el Sur.
Notable especialización regional. Así, en el Noroeste, menos dotado de tierras de calidad se especializó en
actividades manufactureras, comerciales y financieras. Nueva Inglaterra empezó a suministrar a los
consumidores del Oeste y del Sur las manufacturas que anteriormente se recibían de Inglaterra.
Las manufacturas más especializadas y competitivas (textil, calzado y una notable industria mecánica) se
concentran en los estados de Nuevas Inglaterra y la costa atlántica, donde se hallaban también las ciudades
más importantes (Nueva York, Filadelfia, Baltimore y Boston).
El Medio Oeste por su parte se especializaba en la producción de alimentos (cereal y ganado) o de
manufacturas que aprovechaban la disponibilidad de recursos naturales (madera).
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Los estados del Sur y el Sureste basaban su economía en una agricultura de plantación con mano de obra
esclava cuyos productos (algodón, azúcar) se orientaban a la exportación. Antes de la guerra, el algodón
americano dirigido a las fábricas británicas suponía la mitad de las exportaciones norteamericanas. La
agricultura de plantación resultaba notablemente rentable para los propietarios blancos.
9.3. − CARACTERÍSTICAS DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO DE LOS ESTADOS UNIDOS
DESDE LA GUERRA DE SECESIÓN HASTA LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL (1860−1914).
Si hasta 1860 los Estados Unidos habían dado los primeros pasos en su industrialización, el período que llega
hasta la Primera Guerra Mundial corresponde a su ascenso a la categoría de potencia mundial.
Este proceso se apoyó fundamentalmente sobre dos pilares: las constante mejoras en la productividad del
trabajo y la integración de un mercado interno en continuo crecimiento.
9.3.1. − Rápido crecimiento demográfico apoyado por la inmigración.
En 1880 había ya 50 millones de habitantes, que ascendieron a 106 en 1920, incrementando debido a un
elevado índice de natalidad y, sobre todo, a la inmigración.
Aún así, en ningún momento los nacidos fuera de EE.UU, superaron el 15 por 100 de la población, lo que
favoreció a su integración en la sociedad norteamericana.
También cambió el tipo de inmigrantes. Hasta aproximadamente el año 1886, el 80% eran ingleses y
alemanes; en adelante predominarían los venidos de la cuenca mediterránea y Europa central y del Este
(austríacos, checos, rusos, polacos e italianos). Mientras que muchos de los primeros emigrados eran obreros
cualificados y refugiados políticos o religiosos, la segunda ola era mucho más miserable, agricultores sin
tierra y mano de obra analfabeta que se colocaron sobre todo en las industrias modernas.
Pese a la llegada masiva de inmigrantes y al crecimiento de la población la mano de obra siguió siendo un
factor relativamente escaso en los EE.UU., por lo que los salarios eran más altos que en Europa.
9.3.2. − Ferrocarril e integración del mercado interior.
El crecimiento de la red fue espectacular. En 1914 alcanzaba ya los 420.000 km. La generalización del
ferrocarril contribuyó a ampliar e integrar el enorme mercado interno que se iba formando.
9.3.3. − Expansión agraria y endeudamiento de los campesinos.
Pese al espectacular crecimiento industrial la población urbana sólo superó a la rural tras la Primera Guerra
Mundial.
En el Sur, la abolición de la esclavitud puso fin a la agricultura de plantación, sustituida por explotaciones de
dimensiones medias, poco capitalizadas y a menudo en régimen de aparcería. Aún así, el área del algodón
pasó de 2,8 millones de hectáreas en 1866 a 12,4 millones en 1910, y la producción se multiplicó por 3,5.
La expansión vino sobre todo de la puesta en explotación de tierras en el Oeste, favorecida por el gobierno
federal. El Homestead Act de 1862 concedía en propiedad unas 65 ha a cualquier cabeza de familia que se
instalara en ellos y los cultivara durante 5 años. Sin embargo, la zona agrícola más importante en este período
no fue el lejano Oeste sino el llamado Medio Oeste, la zona central de los EE.UU., alrededor de los Grandes
Lagos, donde se generó un auténtico cinturón del cereal y ganadería que permitiría alimentar a la creciente
población.
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Dada la estructura de la propiedad bastante repartida, la disponibilidad de tierras y la carestía de la mano de
obra, existían fuertes incentivos para innovaciones técnicas, desde los aperos a la mecanización, proceso que
en los Estados Unidos fueron pioneros. Hasta 1860 las fábricas de McCormick en Chicago, producían unas
4000 segadoras mecánicas, tiradas por caballos, al año.
Los pequeños agricultores que se querían instalar, se veían obligados a pedir préstamos para poder adquirir las
tierras, útiles o máquinas necesarios para la explotación. Cuando los precios de venta descendían, al crecer
más rápidamente la producción que la demanda, se endeudaban a los banqueros y a las compañías de seguros
del Este y al final, se encontraban a merced del mercader banquero que les había prestado dinero. Numerosos
propietarios de pequeñas granjas dejaron de pagar sus hipotecas, y muchos de ellos cayeron en manos de sus
acreedores, que venían la propiedad o la conservaban para arrendarla. Como consecuencia de este proceso, el
número de arrendatarios aumentó frente a los granjeros independientes: en el año 1880 eran casi el 25%,
mientras que en 1910 dicho porcentaje había ascendido al 33%.
Fenómeno parecido ocurrió a los ganaderos, que se veían obligados a vender sus rebaños a los dueños de
grandes mataderos o a las compañías de ferrocarriles, que variaban mucho sus tarifas, lo que llevó a
movimientos de protesta como los grangers o el populismo.
9.3.4. − El sistema bancario tras la Guerra de Secesión.
Existe una fragmentación total en la banca. Las grandes casas de banca se hallaban asentadas en Nueva York
o Boston, dirigidas por un banquero respetado como por ejemplo John. P. Morgan, que fue el más famoso,
con crédito en las plazas europeas, y que canalizaban hacía las grandes inversiones industriales o ferroviarias
el ahorro de multitud de particulares.
Cuando en 1913 los Estados Unidos reorganizaron su Banca existían en el país 10.000 bancos de depósito. La
ley de 1913 creó un sistema de bancos sobre la base de tres instituciones. Un comité de Reserva, doce Bancos
de Reserva y unos 9.000 bancos miembros. Los bancos miembros tenían que suscribir el 6% de su capital y de
sus reservas en acciones de los Bancos de Reserva Federal. Eran, pues, los principales accionistas de dichos
Bancos; además tenían que entregarles el 3% de los depósitos a plazo y entre un 7 y un 13% de los depósitos a
la vista.
Los Bancos de Reserva Federal tenían otra serie de obligaciones, centradas principalmente en torno al hecho
de tener que guardar en reservas de oro unos porcentajes importantes, bien de los créditos que concedían, bien
de los billetes que emitían.
9.3.5. − Transformación de la estructura industrial.
La industria con posterioridad a la guerra de Secesión, sufrió una rotunda transformación, en el tipo industrias,
sus dimensiones, sus productos, sus formas de organización y su ubicación en el territorio.
• La concentración industrial: los grandes trust
Respecto a la organización industrial, los hombres que poseían industrias, comprendieron que la cooperación
y la dirección centralizada producía muchos más beneficios que la competencia.
Es por lo que se fue adoptando el sistema de concentración empresarial bajo la forma de trust, cuya dirección
se confiaba a un consejo de personas investidas de confianza de los accionistas. A medida que los trust
extendían su poder a un mayor número de industrias, tendían a convertirse en monopolios o casi monopolios.
Este movimiento de concentración industrial llevó a que se establecieran en el mercado un tipo de
competencia monopolista que acarreó prácticamente la desaparición del pequeño artesano. Las empresas
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concentradas iniciaron y desarrollaron un tipo de producción racional, organizada según estudios
programados, especializando algunas factorías y cerrando otras poco rentables, adquiriendo materias primas
en grandes cantidades y a mejores precios, y renovando frecuentemente el utillaje porque disponían de
grandes capitales, al mismo tiempo que se procedía a una utilización completa y racional de los subproductos.
Desde fines del siglo XIX el Gobierno inició una campaña contra estas concentraciones industriales, para
evitar la aparición de monopolios que atentase contra la libertad de empresa, principio éste fundamental en la
trayectoria económica de los Estados Unidos. El Congreso, en 1890, aprobó la ley Sherman Anti−Trust,
declarando ilegales todas las combinaciones que restringiesen la libertad de comercio.
Bajo la presidencia de Teodoro Roosevelt, a comienzos del siglo XX, se adoptaron medidas más drásticas
para luchar contra este inmenso poder de grandes familias, creando el Ministerio de Comercio, un
departamento encargado de realizar estudios sobre concentraciones y fusiones.
Un paso más lo dio Wilson, presidente demócrata (1913−1921), que decretó la Ley Clayton Antitrust y que
hizo mucho más efectiva la inofensiva Ley Sherman Antitrust de 1890. La ley Clayton legislaba que los
directores de los trust o monopolios eran personalmente responsables ante los tribunales de las violaciones de
la ley, prohibiendo que una única persona pudiera administrar más de ocho sociedades y se creó una comisión
permanente e independiente, la Comisión Federal del Comercio.
Estas decisiones, sin embargo, no solventaron del todo el control efectivo de los trust, hecho que no ocurriría
hasta la llegada a la presidencia de Franklin Roosevelt, en 1932
• Aparición de nuevos sectores industriales
Surgen nuevas industrias basadas en nuevas fuentes de energía, como el petróleo o la electricidad.
La industria petrolera comenzó con el descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo al Oeste de
Pennsylvania, alrededor de 1859, y poco después en otros estados. El gran organizador de esta industria fue
John D. Rockefeller, que consiguió el control de muchas pequeñas compañías para formar la Standard Oil
Company.
Otra nueva industria nacida de la aplicación de la ciencia a la obtención de energía fue la eléctrica. En 1882
Thomas Edison instaló en Nueva York la primera central generadora de electricidad, lo que propició el
desarrollo de las comunicaciones telefónicas, la radio o el cine.
El automóvil por su parte, inicia su desarrollo a finales del siglo XIX y da el salto a la producción en masa
con el gran empresario Henry Ford el cual produjo un cuarto de millón de coches de su marta en 1913−14.
Básicamente, el grueso de la industria siguió concentrándose en el triángulo comprendido entre Boston,
Washington D.C. y Chicago.
• Predominio del mercado interior como destino de la producción industrial y consecuencias para el
comercio exterior norteamericano.
Dar salida a la creciente producción no planteaba grandes problemas. Desde el principio la producción
americana encontró salida en su mismo mercado interior. Las exportaciones suponían un porcentaje mínimo
del producto nacional bruto: apenas el 15% en 1879, que descendió al 10,5% en 1909.
Esta situación tuvo lugar, sin embargo, con un volumen de exportaciones que en 1913 no era muy inferior al
de Gran Bretaña o Alemania. El proteccionismo arancelario (probablemente de los más fuertes del mundo con
tarifas medias de los aranceles en torno al 40% en todo el XIX) contribuyó sin duda a esta situación, pero es
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obvio que, al menos después de 1865, el factor clave fue la competitividad de la producción norteamericana.
Cuando el excedente de capital llenó las arcas de los financieros, el capital americano comenzó a mirar hacia
el exterior en busca de nuevas áreas y empresas para inversiones. Los inversionistas prestaron dinero en
cantidades crecientes a las empresas de diversos países, especialmente América Central y del Sur.
• Nuevas formas de organizar la producción industrial.
La nota más sobresaliente de le economía americana a principios del siglo XX consistía en la orientación de la
industria hacía una producción en masa que encontraba su mercado en un consumo interior masivo. En este
movimiento, las dos tendencias principales eran el fordismo y el taylorismo.
• Fordismo: Deriva de Henry Ford que encontró en su mismo país grandes salidas, gracias a una
disminución de los precios y a un incremento de los gastos en publicidad. Antes de que comenzara la
primera guerra mundial en 1913, ya se introdujo la producción en cadena, y al año siguiente había
alcanzado elevar los salario de 2,5 dólares por jornada de nueve horas, a 5 dólares trabajando una hora
menos. De 1909 a 1924, el precio de un coche Ford había descendido de 950 dólares a 290. El
principio de este gran empresario era producir artículos muy especializados, renovarlos muy
frecuentemente y pagar muy bien a los obreros para obtener una elevada productividad y a la vez
dotarles de la suficiente capacidad adquisitiva que les permitiera proveerse de los mismos productos
de la fábrica.
América del Norte abordó desde antes de la guerra de 1914−18 un tipo de economía que muchos otros países
han empezado después de la Segunda Guerra Mundial: el de la producción en masa unida a un consumo
masivo.
• Taylorismo: Desde finales del siglo XIX comenzó la organización científica del trabajo bajo la forma
del taylorismo. Según el ingeniero F.W.Taylor, la manera como trabajaban los obreros debido a sus
conocimientos profesionales y a sus tradiciones, no corresponde nunca a un óptimo de producción que
se puede lugar descubriendo el mejor método para realizar un trabajo científicamente. Como
consecuencia de sus investigaciones, se establecieron incentivos salariales condicionados al logro de
una determinada productividad, programada de antemano. En caso de no lograrse, se reducía el
salario e inclusive se despedía a los obreros. Se realizan estudios sobre la organización de las fábricas,
la mecanización de los trabajos internos de transporte, investigación del mejor alumbrado,
temperatura, eliminación del ruido, todo lo cual tiene efectos sobre el rendimiento y la productividad.
9.3.6. − Evolución del movimiento obrero.
A lo largo de todo el siglo XIX los salarios fueron en Estados Unidos más elevados que en Europa. Los
salarios reales medidos en relación con su capacidad adquisitiva aumentaron considerablemente después de la
guerra de Secesión.
Los elevados salarios propiciaron el crecimiento económico porque amplias capas de la población podrían
acceder al consumo de los bienes que la industria producía. El basto mercado interior constituía a su vez un
poderoso incentivo para realizar inversiones en tecnología que, al tiempo que permitía producir en grandes
cantidades, ahorraban mano de obra. Además el alza de los salarios fue siempre por detrás de los incrementos
de la productividad, permitiendo así que los beneficios empresariales fueron constantes.
Las condiciones de trabajo en los Estados Unidos fueron en muchos sentidos peores que las de la Europa
industrializada de los mismos años. Todavía en 1900 la jornada laboral media era de 10 horas. NO existía una
legislación protectora, seguros sociales, regulación de las condiciones de trabajo, prohibiciones de trabajo
infantil, equivalente a las que regían en la mayor parte de los países europeos.
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Ante esta llegada de inmigrantes, la acción sindical podía tomar dos cauces:
• Intentar organizar, educar y asimilar a esta masa, que es lo que se propuso el movimiento de los Caballeros
del Trabajo.
• Crear un grupo más reducido, nacionalizado, reservado exclusivamente a los obreros americanos o a los
muy asimilados, defendiendo los privilegios de la minoría de los trabajadores cualificados, contra el
conjunto de la mano de obra, que es lo que intentó la Federación Americana del Trabajo, que se creó en
1890, llegando a tener en 1902, 2 millones de miembros.
No eran violentos, aunque sí tenaces, prueba de ello es que se decretó alguna huelga que incluso duró ocho
meses y finalizó con pleno éxito.
La Federación Americana del Trabajo no tenía una posición política propia, en el sentido de apoyar
decididamente a alguno de los partidos políticos. En cada elección presentaba su programa a todos los
candidatos y hacía votar a sus afiliados por los que la aceptaban y la defendían, que, en general, eran los
demócratas. Así, después de las elecciones de 1912, el presidente demócrata Wilson, que había aceptado el
programa de la Federación, ayudó decididamente a los sindicatos, disponiendo que nada de lo contenido en las
leyes antitrust podía interpretarse para prohibir la existencia o el funcionamiento de organizaciones creadas
con objeto de lograr ayuda mutua, que no disponen de capital y que no tienen, por objeto, el lucro.
Pero durante el decenio de los 20, de nuevo el Tribunal Supremo pronunció una condena contra los sindicatos
obrero. Debido a ello y al hecho de haberse constituido con bastante fuerza un movimiento sindical joven,
financiado y animado por los mismos patronos, el poder del sindicalismo, sobre todo de los sindicatos de
oficio, decayó.
Durante el período que va de 1898 a 1926, aparece otro movimiento parecido al de los Caballeros del Trabajo,
llamado Trabajadores Industriales del Mundo, movimiento que agrupó elementos muy diversos, elementos
no conformistas y obreros extranjeros que la Federación Americana del Trabajo miraba con cierto desprecio.
Fue un movimiento poco disciplinado y anárquico.
Los afiliados a la Federación Americana del Trabajo descendieron de 4 millones en 1921 a 2,5 en 1929. Los
afiliados que continuaban representaban esencialmente a las viejas industrias (los pertenecientes a industrias
nuevas en 1929 sólo era un 7%).
• Formación de sindicatos de empresa
Los grandes hombres de negocios intentaron vincular al obrero a las empresas mediante un paternalismo que
llegó a estar muy generalizado, ya sea haciendo partícipes a los obreros de los beneficios de la empresa o del
patrimonio de la misma, distribuyendo acciones gratuitamente. La mayor parte de estas experiencias fracasó
en las crisis de 1929, ya que las acciones distribuidas a los obreros o compradas por ellos a un tipo reducido,
perdieron todo valor en el momento de la catástrofe de la bolsa.
Con objeto de luchar contra los sindicatos, las empresas organizaron comités dentro de la misma empresa,
cuyos miembros eran elegidos por los mismos obreros de la fábrica, y su misión consistía en negociar con el
empresario al mismo tiempo que eran una especie de órgano de consulta.
9.4. − EL INICIO DE LA PRIMACÍA ECONÓMICA DE LOS ESTADOS UNIDOS TRAS LA
PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
Una vez finalizada la guerra mundial los Estados Unidos se había enriquecido considerablemente. Ya antes de
la guerra eran la primera potencia económica por capacidad de producción, tanto de bienes primarios como de
manufacturas. Es el primer productor de carbón, petróleo, mineral de hierro, plomo, acero y de muchos
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productos agrarios, pero de sus fábricas salen también más de un tercio de toda la producción manufacturera
del mundo.
Al acabar la Primera Guerra Mundial, se había convertido en el principal prestamista del mundo, sustituyendo
a Inglaterra en el primer lugar en el concierto económico mundial.
De 1924 a 1929 exportó cada año de 1.000 a 1.500 millones de dólares, de los cuales una parte importante se
dirigía a Alemania. El problema fue que, a diferencia de Gran Bretaña, Estados Unidos dependía demasiado
poco del resto del mundo como para desempeñar con eficacia el liderazgo de la economía internacional. El
excesivo peso de su economía era un factor de desequilibrio en los mercados mundiales, y este hecho se hizo
sentir muy a las claras al estallar la crisis de 1929.
I. − CRECIMIENTO ECONÓMICO Y CRISIS EN EL SIGLO XIX.
Con el capitalismo, las crisis periódicas o regulares aparecieron en el proceso de la historia.
La economía no logra progresar a ritmo constante, sino que sufre altibajos que se repiten con relativa
periodicidad y que la sumergen en crisis más o menos intensas. El sistema de no intervención del Estado en la
economía fue abandonado por todos los gobiernos, fundamentalmente debido al terrible caos producido por la
gran depresión de los años 30.
En el orden social, el capitalismo liberal produjo una honda división entre propietarios de medios de
producción y trabajadores y surgió la lucha de clases. Por un lado se permitió la acumulación de grandes
capitales en manos de unos pocos, y , por otro, creó enormes problemas a las clase trabajadora, porque los
grandes progresos realizados por el capitalismo fueron en parte logrados a sus expensas.
En los dos últimos siglos se alternan períodos de prosperidad y de depresión. Los primeros se caracterizan por
una demanda creciente de mercancías y de servicios, con grandes inversiones, un incremento en los préstamos
bancarios y alza de precios, salarios y beneficios, con la convicción general de que todo el sistema económico
irá bien y, por consiguiente, con una propensión general a especular tanto en el campo de las mercancías como
en el de los valores. Después, de repente o de manera progresiva, estas condiciones cambiaban: los beneficios
disminuían, las inversiones se paralizaban y el pesimismo comenzaba a reinar. Solían seguir dos o tres años
oscuros antes de que aparecieran signos de reactivación y de mayor actividad que llevaban a que la vida
económica reemprendiera un ritmo de progreso. Muchos son los autores que se han ocupado de estos ciclos.
En las obras escritas en lengua francesa se suele adoptar el término de fluctuaciones.
I.1. − Fluctuaciones económicas: tipos y causas.
Existen cinco tipos o clases de ciclos.
• Ciclos de larga duración de Kondratieff: Ciclos largos con duración aproximada de 50 años, con una
fase de alza y otra de baja o descenso.
• Hiperciclos o movimientos secundarios de Kuznets: duran aproximadamente de dieciocho a
veintidós años.
• Ciclo corto o de Juglar: este ciclo también denominado mayor, clásico o decenal, dura
aproximadamente diez años.
• Ciclos Kitchin: tienen una duración aproximada de cuarenta meses.
• Movimientos intra−anual o estacionales: están vinculados al ritmo de las actividades que se
desarrollan sobre todo en el transcurso de algunas estaciones, como, por ejemplo, el turismo o la
recogida de algunas cosechas en la agricultura.
Las explicaciones de las causas de los ciclos difieren considerablemente. Respecto a los ciclos largos, unos
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conceden a la moneda un papel predominante en el sentido de que la subida de precios se explica por un
aumento de la masa monetaria. Estos ciclos, influenciados por los cambios técnicos, se sucedieron a lo largo
del siglo XIX.
Las innovaciones técnicas permitieron a sus introductores alcanzar elevados beneficios, lo que atrajo las
inversiones de otros empresarios; así se abría una fase expansiva. La competencia generada en el sector por
estas nuevas inversiones presionarían a un descenso de los precios, con lo que se reducirían los beneficios y
las inversiones, creándose así las condiciones para una recesión. La cronología y las innovaciones que
provocaron dichos ciclos sería la siguiente: de 1770 a 1825 los cambios técnicos en el sector textil y la
introducción del vapor, de 1825 a 1880 el ferrocarril, de 1880 a 1930 la industria química, la eléctrica y la
nueva siderurgia. Otros autores resaltan la influencia de la conquista de nuevos mercados o las consecuencias
que entrañan las guerras.
Las teorías sobre las causas de los ciclos cortos, a grandes rasgos y según clasificaciones admitidas por la
mayoría de los autores (como Haebler o Samuelson), se clasifican en causas exógenas y endógenas. Las
teorías exógenas encuentran las causas en el medio exterior, donde las reacciones económicas transmiten la
prosperidad o la depresión al sistema económico. El ciclo económico provocado por un ciclo físico o
psicológico (Pareto, Lavergne, Akerman), por un movimiento demográfico o por circunstancias técnicas. Las
teorías endógenas resaltan los ajustes del sistema económico mismo, bien entendido que en ciertos momentos
la distinción entre lo endógeno y lo exógeno es difícil. Las teorías endógenas insisten en el carácter
acumulativo de los procesos tanto de expansión como de recesión e intentan a la vez explicar los cambios de
tendencia, y a sea hacia la expansión o hacia la recesión. Entre 1763 y 1914 la economía británica sufrió este
tipo de crisis.
Los períodos de expansión y de depresión eran variables en intensidad y en gravedad. La duración de las crisis
frecuentemente se hallaba en relación con la intensidad del crecimiento anterior a la crisis y también con la
tendencia existente a largo plazo. Si la tendencia era a la alza, la reactivación se producía con rapidez, pero si
era a la baja, las ocasiones de retorno a los buenos negocios se presentaban de forma lenta. Las industrias
básicas, muy activas en período de alza, se encontraban muy afectadas en tiempos de crisis.
Las explicaciones a las crisis son muy variadas. En una economía agrícola las condiciones meteorológicas son
suficientes para producir fluctuaciones. En la economía propia de los comienzos de la época moderna,
dominada por la agricultura y el comercio, las combinaciones de mal tiempo, la guerra, la mala suerte o los
malos cálculos de los mercaderes eran suficientes para que tuviera lugar una crisis. La economía moderna
introduce nuevos elementos de inestabilidad: el primero y más importante es de orden psicológico, que puede
inclinarse hacia el optimismo y el pesimismo. El mecanismo de crédito también ha desempeñado un papel
importante en los orígenes de las fluctuaciones.
Las crisis de los siglos XVI al XVIII tuvieron por causa bien especulaciones comerciales, bien accidentes,
cierre de mercados por la guerra o por la elevación de tarifas de aduanas, especulaciones sobre productos,
valores u obligaciones, acontecimientos políticos, hambres, quiebras de grandes empresas, etc.
Las crisis de la primera mitad del siglo XIX venían determinadas de forma repentina por una catástrofe. Sin
advertirlo, una crisis del crédito degeneraba en pánico y las actividades financieras cesaban y las quiebras se
precipitaban en pocos días.
I.2. − La depresión de 1873.
En 1873 Viena comenzó a sentir dificultades financieras que se transmitieron rápidamente a Berlín y Roma,
llevando consigo una ola de pánico. En Nueva York cerraron varios bancos y la crisis americana aumentó las
dificultades de Europa, descendió el precio de las acciones y el mundo entero intentaba vender esperando que
la coyuntura se reactivaría rápidamente.
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Pero esta esperanza era vana, porque la tendencia al alza que había durado desde 1847 se vio sustituida por
una tendencia a la baja que duraría hasta 1896. Los precios descendieron de forma continuada a la vez que los
intereses, los dividendos, la renta de la tierra, las cotizaciones de las bolsas, etc.
Esta acentuada depresión durante y posterior a 1873 era más bien el resultado de la gran cantidad de
inversiones que se habían realizado los veinticinco años anteriores en ferrocarriles, barcos, minas y en la
revalorización de países de ultramar. Cuando muchos de estos trabajos se acabaron o se aminoraron, la
capacidad de la industria era excesiva, hecho que ocurrió, por ejemplo, en el caso de los raíles, aunque sus
precios disminuyeron sensiblemente de 1872 a 1881.
La evolución de las nuevas inversiones acentuó el proceso. Las acciones extranjeras se volvieron impopulares
y se intentó colocar los capitales dentro de los mismos países, aunque las perspectivas de beneficios fuesen
menores.
A partir de 1886 surgieron nuevas esperanzas, cifradas esta vez en los descubrimientos de oro en Africa del
Sur, en los proyectos franceses de abrir un canal en Panamá, nuevas líneas de ferrocarril en Estados Unidos y
la perspectiva de un rápido desarrollo en Argentina, Australia y Nueva Zelanda. Algunos proyectos fracasaron
− con el de Panamá− y el banco de Baring se vio amenzado de bancarrota. En consecuencia, interrumpido el
período de expansión, los precios descendieron nuevamente; en Australia quebraron algunos bancos de
1892−1893, y en los Estados Unidos, los ferrocarriles, los bancos y la bolsa se hundieron en 1893.
Cuando la Banca Baring cerró, rápidamente el Banco de Inglaterra movilizó a otros bancos ingleses para que
se estableciera un plan que garantizara las obligaciones del antiguo banco; de esta manera se logró paralizar
una importante crisis, desplegándose además algunos resortes para amortiguar los efectos de la crisis, y de una
forma progresiva todos los gobiernos tomaron medidas destinadas a buscar una cierta seguridad contra los
efectos de la depresión.
Fue un período poco favorable para los empresarios, aunque no para los trabajadores, que a pesar del
debilitamiento de los sindicatos, mejoraban sus condiciones notablemente cuando la coyuntura económica
cambiaba de signo.
La tendencia secular a la baja quedó paralizada en 1896. A partir de entonces, hasta la primera guerra
mundial− 1914 −, el índice de precios en conjunto se elevó en Inglaterra como en Alemania y en Francia.
Ante tal coyuntura, el espíritu de empresa y las inversiones podían desarrollarse corriendo muy poco riesgo.
La coyuntura era igualmente favorable en los países no europeos. África del Sur se estaba convirtiendo en el
mayor productor de oro del mundo; Australia, a partir de 1902, supera un largo período de sequía; Nueva
Zelanda producía mantequilla capaz de competir con la de Dinamarca. Argentina se estaba convirtiendo en
una zona especialmente ganadera, con posibilidades de abastecer de forma creciente a Europa. Todos estos
países se hallaban necesitados de ferrocarriles, capitales y bienes de consumo.
Todos los signos ponían de manifiesto que la economía europea y mundial se hallaba de nuevo en un período
de tendencia a la alza y a la expansión, con la realización de importantes inversiones tanto dentro de los
propios países como en el extranjero. Sin embargo, todos estos fenómenos no pudieron evitar que se
produjeran algunos excesos y tuvieran lugar algunos tropiezos como el de la industria alemana de electricidad
que sufrió crisis en 1901, o un serio pánico en 1907 en EEUU. La crisis de 1907 fue importante para este país,
que se resentía de una estructura bancaria fragmentaria e incompleta incapaz de hacer frente a las necesidades
de crédito en momentos de dificultad. Para disminuir los efectos de la crisis tuvieron que recurrir una vez más
al mercado financiero de Londres. Y unos años después −1913− pondrían en marcha un banco central: la
Reserva Federal. Pero estos hechos no paralizaron la marcha general ascendente y los problemas que surgían
eran rápidamente superados.
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La emigración europea continuó aumentando, dirigiéndose no sólo a EEUU; cada vez un mayor número
emigraba a Canadá, América del Sur y Australia. En los nuevos países los impuestos eran mucho menores.
Antes de iniciarse la guerra de 1914 existía un ambiente optimista, tanto por parte de los que prestaban
capitales como por los dirigentes de empresas.
Según todas las estimaciones, los salarios reales, incluso de los obreros bien organizados, eran ligeramente
inferiores en 1914 a aquellos que tenían en 1900. Los sindicatos luchaban para lograr un aumento de los
salarios y otra profesiones intentaban organizarse de forma violenta.
II. − APOGEO Y PRIMERAS DIFICULTADES DE LA ECONOMÍA BRITÁNICA.
• − El predominio mundial de la economía británica (1850−1875)
La economía británica que, alcanzó su apogeo en los primeros años de la llegada al trono de la joven reina
Victoria, entre 1850 y 1875.
• − Importancia de las exportaciones británicas como motor de su desarrollo industrial
A pesar de la adopción de librecambio en su política económica y a pesar de la supresión de las leyes de
cereales, que le llevaron a depender del exterior en una parte creciente de su alimentación, el volumen y el
valor de sus exportaciones (sobre todo carbón y productos textiles) fueron lo suficientemente importantes para
que su balanza comercial permaneciera favorable en el transcurso de todo el siglo XIX.
• − Las inversiones británicas en el extranjero
Durante aproximadamente unos setenta años un porcentaje elevado de la renta británica (algo más del 7%) se
colocó en el extranjero.
Estas inversiones, geográficamente, se repartían de la siguiente manera: 46% en el imperio británico, 20% en
EEUU, 20% en Sudamérica y sólo el 5% en Europa.
Durante la segunda mitad del siglo XIX se produjo un debilitamiento del esfuerzo industrial.
• − La crisis de 1873 y primeros problemas de la economía británica.
Dicho esfuerzo quedó algo frenado por la tendencia general a la baja de los precios durante el período de
1874−1896. En esta época la opinión pública inglesa toma conciencia de la miseria obrera, que lleva a un
comienzo de aplicación de nuevas legislaciones de trabajo. La tendencia a un descenso de los precios, junto
con una mejora de las remuneraciones obreras, redujo los beneficios y el ritmo de las inversiones
industriales.
Por otro lado, Inglaterra chocó con la independencia de otros países que ya se habían constituido en regiones
industriales con cierta relevancia. Países que habían comenzado comprando a Inglaterra productos
manufacturados y enseguida intentaron hacerse con la maquinaria necesaria para poder producirlos ellos
mismos. Y una vez que consiguieron tener una industria siderúrgica, química y mecánica, ellos mismos
construyeron su utillaje y después incluso exportaron. Así, aparecieron con gran fuerza en el mercado mundial
Alemania y también Estados Unidos, en plena expansión a partir de 1885. Continuó todavía el predominio de
Inglaterra, pero se debilitó, con lo cual otras naciones la alcanzaron, todo lo cual iba a tener consecuencia
sobre la preponderancia de la economía británica en el concierto económico mundial.
• − El neocolonialismo como respuesta al aumento de la competencia.
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A partir de 1875 Inglaterra comenzó un período de imperialismo económico, en el que esta poderosa nación
reemprendió su vieja política y tradición del siglo XVII. Inglaterra pasó a ser imperialista, sobre todo a partir
de 1866, cuando el Gobierno conservador de Disraeli proclamó a la reina Victoria emperatriz de la India y
participó desde el principio en la partición de África.
La colonización inglesa fue la obra de unos comerciantes que se instalaron en los puertos y establecieron
sucursales en Londres. Rara vez intentarán extender la autoridad política de su país hacia el interior.
El colonialismo británico fue sobre todo comerciante, mercantil, realista. Se ha intentado explicar el
imperialismo económico de la época gracias a la necesidad de encontrar salida a los capitales.
• − Adopción del proteccionismo y constitución de un gran mercado cerrado en los territorios del Imperio
Británico a fines del XIX.
A partir del años 1896 se manifestó una nueva tendencia política formada por la coalición de conservadores y
liberales de izquierda disidentes: los radicales. Se lanzó la idea de reforzar la estructura del Imperio mediante
el restablecimiento en Inglaterra del proteccionismo, concediendo una preferencia a los territorios y colonias
británicos.
Para ello se precisaba evidentemente que Inglaterra, Australia y el Canadá y Nueva Zelanda abandonaran el
librecambio y establecieran derechos de aduana sobre las importaciones de productos procedentes del exterior
del Imperio. José Chamberlain fue el pionero.
Después de la crisis de 1929, con los acuerdos de Ottawa, se tenía que constituir el conjunto económico
preferencial de la Commonwealth. Hasta el año 1914, Chamberlain sólo obtuvo el restablecimiento de algunos
derechos de aduana, y el proteccionismo británico continuaba siendo muy moderado comparado con el de
Francia, Alemania y Estados Unidos.
• − El patrón−oro hasta 1914.
La importancia económica y financiera de Gran Bretaña y de la plaza de Londres se reafirmó progresivamente
gracias al establecimiento del patrón oro y su mantenimiento hasta la Primera Guerra Mundial.
La existencia del patrón oro en pleno funcionamiento implicaba:
• que la unidad de cuenta contenía una determinada cantidad de oro
• que las monedas de oro tenían que ser de libre circulación y los billetes de banco en circulación totalmente
convertibles en oro, sin que existieran restricciones legales a las conversión de monedas en lingotes de oro
• que cualquier moneda en circulación tenía que estar subordinada al oro.
Inglaterra, una vez adoptado el patrón oro en 1774, encontrándose en una situación bélica, suspendió los
pagos en metálico en 1797 y el Banco de Inglaterra quedó liberado de la obligación de convertir los billetes de
oro. Después de las guerras Napoleónicas, se volvió a la convertibilidad de los billetes de banco y al libre
comercio de lingotes.
En 1844, para salvaguardar la seriedad en el ordenamiento bancario, se reglamentó la emisión de billetes
ajustándola a una cantidad igual a su encaje en oro, más una suma determinada, que en varias ocasiones en el
transcurso del siglo XIX se sobrepasó, siempre con la aprobación del Parlamento.
La moneda inglesa, en el siglo XIX, era la moneda−oro por excelencia. En cualquier lugar del mundo el
portador de un billete del Banco de Inglaterra tenía aseguradas unas garantías totales y así la libra esterlina
gozó de un prestigio único a lo largo de todo el siglo. La libra era como el oro e incluso en algunos aspectos
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mejor porque los grandes comerciantes preferían comerciar con libras, por cuyos depósitos podían obtener
algún tipo de interes cosa que no ocurrían con el oro. Por ello el oro desempeñaba un papel secundario en la
liquidación de las deudas internacionales. Además, la libra pudo desempeñar este papel porque se mantuvo
estable a lo largo del período comprendido entre 1821 y 1914.
III. − LA CONSOLIDACIÓN DE ALEMANIA COMO GRAN POTENCIA INDUSTRIAL.
En 1871 tuvo lugar la unificación política alemana; esta situación contribuyó al progreso económico aunque
Prusia desde 1866 era lo suficientemente poderosa para despegar económicamente.
• − Bases de la concentración industrial alemana: apoyo estatal a la unión de industria−banca−centros
de investigación.
En Alemania, después de 1874, la inversión industrial desplazó a la del ferrocarril y se colocó a la cabeza de
su economía. Además de las ya tradicionales del hierro, carbón y acero, también se desarrollaron con gran
fuerza las industrias química y eléctrica.
La industria eleéctrica creció aún más rápidamente que la química, aprovechando, por una parte, la escasa
importancia que tenía la iluminación por gas en el país y por otra el incremento de las construcciones
inmobiliarias.
La industria alemana se encontraba muy unida a los bancos, que se encargaban de financiar los negocios.
Debido a su interés en el desarrollo de la industria muchos banqueros eran miembros de los consejos de
administración de las más importantes compañías industriales y de ahí la subordinación de la industria a las
finanzas.
• − El desarrollo de bancos industriales como rasgo característico de la economía alemana.
Mientras que, la tendencia de Francia se centraba en un ahorro bastante fuerte e invertía relativamente poco,
colocando en el extranjero gran parte de su ahorro, Alemania invertía más de lo que ahorraba. Así, los
Bancos comerciales eran fundamentales y se ocupaban de financiar los negocios. Este tipo de Bancos se
desarrollaron sobre todo a partir de 1870, persiguiendo la creación de grandes y sólidas empresas y el
favorecimiento con todas sus fuerzas del desarrollo de la industria alemana.
Consideraban que su deber consistía en proporcionar capitales a los que en las diversas ramas industriales
pudiesen tener necesidad para fortalecer la actividad industrial.
Los pequeños Bancos se convierten en sociedades anónimas y éstas se unen constituyendo grandes empresas.
Las comunidades de intereses que se han formado se hallan dirigidas por cuatro grandes Bancos, que poseen
la mayor parte de las acciones. El Dresdner Bank, el Diskontogesellschaft, en el Norte de Alemania y el
Deutschebank de Berlín, que muy pronto pasaría a ser el principal y recibiría el privilegio de emisión.
• − Las concentraciones industriales: los cárteles
La industria está más racionalizada en Alemania que en parte alguna. La influencia de los banqueros ha tenido
una gran consecuencia impulsando el movimiento de los carteles. Al tener intereses financieros en múltiples
empresas, no quieren ver a sus protegidos luchar unos contra otros en una guerra de competencia se afanan
por introducir la paz, lo cual puede lograrse, sin duda alguna, por medio de la formación de alianzas y
acuerdos para la fijación de precios y la división del mercado entre los principales competidores.
La investigación científica aplicada fue el origen del proceso industrial; ello llevó a que sólo progresaran las
empresas que eran suficientemente fuertes para consagrar una parte importante de sus recursos en la creación
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de laboratorios, a la investigación y a la experimentación.
En unión con esta concentración y la utilización directa de la investigación se constituyeron los cárteles. El
cártel es una unión entre varias empresas que guardan su personalidad jurídica, mientras que el trust opera una
fusión entre todas ellas. El cartel se constituye entre las empresas que se asocian en vistas de ejercer un
poder de monopolio o de limitar mucho la competencia. La opinión pública no era tan hostil en Alemania
como se ha demostrado en los países anglosajones. Mientras que en Inglaterra y Estados Unidos a una
asociación de empresas que ejerza coacción sobre el comercio o la industria se la considera como ilegal, en
Alemania los acuerdos que en las otras naciones se considerarían como limitativos de la industria o del
comercio son perfectamente legales. También contribuyó a dicho movimiento el hecho de la concentración
industrial. La comarca del Rhur produce la mitad del carbón alemán y tres cuartas partes del acero.
• − Organización y funcionamiento de los cárteles
Esta concentración se produce especialmente en las industrias metalúrgicas, mineras y químicas. En la
mayoría de los casos, los carteles alemanes tenían limitados sus objetivos al establecimiento de precios y
distribución de la producción.
Los carteles alemanes más famosos fueron: el Sindicato Renano−Westfaliano del Carbón, fundado en 1893; la
Unión del Acero, que surgió en 1904, y el Sindicato de la Potasa (1888); los tres fueron los baluartes de la
cartelización de Alemania antes de la guerra del 14. En 1907, los cárteles de la industria del papel controlaban
el 90% del mercado, los de la minería el 74%, los de la elaboración del acero en bruto el 50%, y los del
cemento el 48%.
• − Desarrollo de las asociaciones obreras.
Rápido desarrollo industrial; la población urbana, que representaba el 36% en 1870, pasó el año 1910 al 60%
de la población total. La producción de carbón quintuplicaba la de Francia hacia 1913. En lo tocante a la
siderurgia, también sobrepasó rápidamente a Francia, y desde 1875 fue por delante. En 1910 ya superaba a
Inglaterra.
Al mismo tiempo, Alemania se había lanzado a la creación de una marina y una industria de construcción
naval. En el sector textil, en el año 1875 la mayor parte de los productores eran pequeños artesanos y antes de
finalizar el siglo habían desaparecido.
Por último, los Bancos y las industrias realizaron un esfuerzo encaminado a la organización de la explotación.
Las exportaciones fueron organizadas por una cooperación entre la industria y la administración. Además en
1872 se adoptó una nueva unidad monetaria, el marco, que sustituía al tálero de plata. También Alemania
adoptó el patrón oro abandonando el patrón plata como hicieran otros muchos países en el decenio de los
setenta. Entre 1880 y 1913 las exportaciones alemanas de bienes de equipo llegaron a multiplicarse por 8,5,
mientras que las mismas exportaciones inglesas sólo lo hicieron por 3.
Las ideas del imperialismo colonial llegaron más tarde y se tuvo que contentar con la ocupación de una parte
del Camerún y del Togo.
Pero lo que buscó especialmente Alemania fue conquistar los mercados mundiales. Para ello, el poder
económico del cartel era tal, que le iba a permitir, sosteniendo los precios elevados en Alemania, realizar
dumping, es decir, que una industria debidamente protegida en su mercado nacional y casi siempre
cartelizada, ofrecía el excedente de su producción a precios inferiores a los que practicaba en su propio
mercado. El precio de venta en el interior del país productor era superior al precio de venta en el extranjero.
Debido a ello, conquistaron mercados en Europa y en Latinoamérica.
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A comienzos del siglo XX, las exportaciones alemanas chocaron , igual que las inglesas, ante un movimiento
proteccionista general, ya que los países tradicionalmente clientes elevaron las tarifas aduaneras. El
imperialismo económico del cartel, puramente comercial hasta ese momento, presionó nuevamente sobre el
Gobierno para que pasara a consideración primordial la preocupación de la expansión colonial. Y así, en los
años anteriores a 1914, la lucha económica para las ventas de los productos y la adquisición de materias
primas entre Alemania y Gran Bretaña agravó firmemente la tensión política.
La lucha entre Gran Bretaña y Alemania − presionada por los cárteles− por liderar las ventas de productos y la
adquisición de materias primas en los mercados exteriores regulando para ello su política comercial fue una de
las causas de la Primera Guerra Mundial.
IV. − EL ESTANCAMIENTO DE LA ECONOMÍA FRANCESA A FINES DEL SIGLO XIX.
Francia realizó notables progresos de 1850 a 1870 bajo la égida de Napoleón III. Después de 1870, una serie
de circunstancias colocaron a Francia en una situación difícil.
• − Factores de la crisis de la economía francesa en el último cuarto del siglo XIX.
Perdida la guerra con Prusia, tenía que pagar cinco millones de francos, pago que se efectuó en el transcurso
de unos dieciocho meses. Por otro lado, perdió Alsacia, donde se hallaban los mejores centros de la industria
textil, y Lorena, con gran riqueza de mineral. A la pérdida de todo ello,existieron disturbios civiles interiores,
además de crisis agrícolas: la filoxera, por un lado, que destruyó casi todas las cepas y se tuvo que sustituir
por plantas amercanas, la filoxera en 1878 afectaba a ¼ del viñedo. Por otro lado la llegada masiva del trigo
americano y canadiense, que gracias a la mecanización habían logrado un precio de coste mucho menor que el
europeo. El sector cerealista fue el principal afectado por la consecuencia de la progresiva integración
económica mundial.
• − Implantación del proteccionismo.
Es por lo que los trigos americanos, canadienses y pronto los australianos, argentinos llegaron a Europa,
estableciendo una seria competencia a la agricultura tradicional. Delante de esta crisis, algunos países
sufrieron una transformación radical: fue el caso de Dinamarca y Holanda, que abandonando el cultivo de los
cereales, se dedicaron fundamentalmente a la ganadería con positivo éxito. En Francia no hicieron tal cosa,
sino que se afirmó el proteccionismo. Puesto que los precios eran bajos, se elevaron los derechos aduaneros.
La protección aduanera acarreó una paralización e inclusive cierta regresión de la agricultura.
Algunos historiadores creen que el sostenimiento de dicho métodos de cultivo tradicionales, y de la pequeña
propiedad que subsistió gracias al proteccionismo, acarreó una disminución de la natalidad. Después de un
incremento notable de la natalidad durante el segundo Imperio, se dio una baja a partir de 1880 hasta 1940.
Por lo que respecta a la industria, debido al freno de la agricultura y a la evolución de la población, tuvo
lugar un lento desarrollo hasta 1898. Después con la entrada del nuevo siglo se reemprendió, pero siempre a
un ritmo más lento que el de los otros países industrializados de Occidente. El Norte era el foco de la industria
textil, albergando a la vez otros sectores como la transformación de alimentos, azucareras, cerveceras, etc. Sin
embargo, escaseaban los nuevos sectores de la industria eléctrica y química.
Las otras zonas industriales se contraban en el Este y en el centro−sur alrededor de Le Creusot, con
fundiciones y fábricas de locomotoras y material de guerra en St. Etienne y en Lyon con manufacturas
sederas.
El proteccionismo también se manifestó en el sector industrial. Francia, excepción hecha del período
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comprendido entre 1860 y 1870, siempre fue proteccionista. Se producía para un mercado protegido y
limitado, y nunca se había manifestado con un espíritu de promoción, venta y conquista de mercados
exteriores.
A partir del año 1892 se denunciaron los Tratados de comercio y ello entrañó una política de aislamiento. El
comercio exterior había aumentado con bastante rapidez de 1849 a 1866 e inclusive se había reactivado con
rapidez a partir de 1870. De 1875 a 1891 se estabilizó desde esta última fecha hasta la llegada de la primera
guerra mundial, aumentó, aunque de forma menos lenta que para los mismo años en Inglaterra y , sobre todo,
Alemania y Estados Unidos. En estos dos países se dobló, mientras que en Francia aumentó en un 40 por 100.
• − Pervivencia de una estructura bancaria basada en pequeños bancos comerciales.
En Francia se renunció al tipo de Banco que triunfó en Alemania, el del gran Banco de negocios que intenta
movilizar el ahorro para invertirlo directamente en la industria. Sobrevivieron los Bancos locales y regionales,
que se ajustaban muy bien a la estructura de la economía francesa, con empresas pequeñas y medianas en
poder de determinados grupos familiares. Estos pequeños Bancos se vieron sometidos a la competencia de
los fuertes establecimientos de crédito, como el Crédit Lyonnais, el Société Generale, el Comptoir
d'Escompte, etc., que abrieron numerosas sucursales por todo el territorio francés. También durante esta
época se desarrollaron bastante las Cajas de Ahorro, que movilizaron principalmente todos los pequeños
ahorros de las personas que hasta entonces los guardaban en el arca.
Mientras que Inglaterra fue la protagonista del sistema patrón oro, Francia fue la representante del
bimetalismo. El bimetalismo suponía el empleo de oro y plata como metales base de la moneda en una
determinada relación, que se fijó en torno a 1/15. Francia encabezó los movimientos de la Unión Monetaria
Latina en virtud del cual los gobiernos de Bélgica, Suiza e Italia acordaron regular conjuntabmente sus
divisas.
• − Lento crecimiento económico.
Francia entraba en la Economía moderna y fue progresando de 1870 a 1914, ahorrando bastante, aunque sólo
invirtiera en el interior del país cercada de la mitad. El resto se colocaba en el extranjera. Un importante
capítulo de los ingresos de la economía francesa provino de los intereses procedentes de las inversiones
efectuadas en el extranjero, que aumentaron sobre todo a partir de 1895, cuando se exportó una cantidad
media superior a mil millones de francos anuales hasta 1913. Inversiones canalizadas por los grandes bancos
de depósito. Las inversiones francesas se orientaron hacia Europa del Este, particularmente Rusia, donde
colocaron casi el 30 por ciento del total, América Latina y Oriente Próximo. Las colonias no recibieron más
del 9 por 100 del total. El que progresara lentamente le llevó a que pudiera mantener un cierto equilibrio
económico y social que se había perdido en los otros países, pero sus rivales más inmediatos −Gran Bretaña y
Alemania− avanzaban a un ritmo mucho más rápido, lo que llevaba a Francia a encontrarse cada vez más
sobrepasada.
La revolución rusa rompió la unidad que el mundo había conseguido alrededor de 1913. Bajo la dirección de
las principales potencias europeas y de los EEUU, todos los países económica y militarmente atrasados se
habían incorporado, de grado o por fuerza, en el mismo sistema económico y social, adoptando los mismos
ideales, los mismos modos de pensar y la misma técnica. En el año 1917 se produce una profunda ruptura. Se
levantará frente al mundo liberal y capitalista un sistema de organización completamente nuevo de principios
opuestos.
12.1. − EL HUNDIMIENTO DEL ZARISMO Y LA REVOLUCIÓN DE 1917
El régimen zarista se hundió en pocos días bajo la presión de un movimiento en cuya preparación los
revolucionarios sólo desempeñaron al principio un papel muy limitado. Pronto la monarquía institucional, que
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era el objetivo de los primeros jefes de la revolución, deja paso a una república liberal y burguesa que al cabo
de pocos meses se desmorona y es esconces cuando el partido bolchevique emprende la fundación de un
Estado socialista, aunque no con pocas dificultades.
El nuevo gobierno no dispone de muchos medios de acción y se desenvuelve con gran desorden, pero actúa
con una energía y una audacia que desconciertan a la heterogénea coalición de sus adversarios y que le
permitirán obtener resultados positivos.
Se suceden con gran rapidez varias medidas de decisiva importancia: petición a los beligerantes de una paz
inmediata, devolución gratuita de las tierras a los campesinos; en enero de 1918, proclamación de la
Declaración de los pueblos de Rusia, elaborada por Stalin (1879−1953), nuevo comisario del pueblo en
materia de nacionalidades. El partido coloca a sus militantes en los puestos de los funcionarios que se
esfuerzan en paralizar su acción. En junio de 1918 el V Congreso General de los Soviets adopta una
constitución que reglamenta el sistema en vigor desde hace unos meses. Constitución que favorece al
proletariado, principal apoyo del régimen.
Es ya la República de los Soviets de diputados obreros, campesinos y soldados, pero su solidez es todavía
precaria, pues atraviesa una terrible crisis de guerra civil e internacional que no terminará hasta 1922.
12.2. − EL COMUNISMO DE GUERRA.
El período de comunismo de guerra va hasta la instauración de la N.E.P (Nueva Política Económica) en
marzo de 1921.
De 1918 a 1920 Rusia se halla envuelta en un conflicto interior de extraordinaria violencia. No se trata
propiamente de una guerra, pero el país se halla dividido. En las regiones donde permanecen los bolcheviques
tienen lugar algunas ejecuciones entre los miembros de la antigua aristocracia o de profesiones liberales. Se
generaliza el hambre. La ganadería se ve seriamente afectada entre 1918 y 1920.El material no se renueva.
12.2.1. − El problema de la agricultura.
Los agricultores no quieren ofrecer ninguna colaboración a pesar de que se había declarado la monopolización
del trigo, y, en consecuencia, los campesinos tenían que entregar el exceso de cosecha. La insuficiencia de los
medios de transporte fracciona, de hecho, el país en regiones casi independientes.
Las crecientes necesidades de los bolcheviques llevan a que en el invierno de 1918−19 comiencen las requisas
en el campo. Impuestas por las circunstancias, parecen justificarse: por un lado, los campesinos eran los
únicos que habían sacado de la revolución una ventaja tangible (se habían realizado repartos de tierra); por
otro, con el hundimiento del rublo, dada la inflación, la única forma concebible de recaudar impuestos era
recaudarlos en especie (productos).
Así los soviets, constituyeron numerosos destacamentos que acuden a los campos en busca de alimentos que
logran por la fuerza. Las requisas, efectuadas sin discriminación comprometían el futuro de algunas regiones.
Algunas veces ni siquiera dejan para la simiente. En parte, el hambre de 1921 sería consecuencia de este
comportamiento pleno de inexperiencia. Los campesinos reducen su explotación y producciones al mínimo.
Ya en 1919−20 tenían una desconfianza total hacia los bolcheviques. Pero no tendrán lugar sublevaciones
generales y peligrosas hasta comienzos de 1921, cuando entra en vigor la N.E.P.
12.2.2. − Desabastecimiento de las ciudades
A pesar de las serias dificultades de los campesinos del Norte o del Centro, jamás llegaron a situaciones tan
extremadas como los habitantes de las ciudades, cuya existencia de 1918 a 1921 se puede calificar de atroz. El
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abastecimiento se presenta con carácter problemático, especialmente por el problema del transporte.
Aproximadamente en 1920, en los grandes centros, sólo llegan alrededor del 30% de los víveres que entraban
en 1916. Debido a la inflación se emiten 163.000.000.000 de rublos en 1919 y 955.000.000.000 en 1920. Los
salarios fijados en febrero de 1919 no tienen sentido. Se va a una economía de trueque.
A la carencia de alimentación se une el frío y la falta de higiene. Las epidemias se propagan fácilmente. La
mortalidad, en conjunto, se duplica, mientras que los nacimientos disminuyen. Las epidemias, el hambre y el
frío acaban con varios millones de personas.
12.2.3. − Hundimiento de la producción industrial.
Las fábricas comienzan a cerrar a partir de la primavera de 1918; algunas las sostiene el gobierno, pero en las
industrias textiles, de construcción, etc., el paro es considerable. Los rendimientos de los obreros disminuye.
Habituados rápidamente al horario decretado a finales de 1917, a tomar vacaciones con el menor pretexto, a
no acudir al trabajo por tener obligaciones políticas, muchos carecen de la conciencia colectiva necesaria en
dichos momentos.
Preocupado por el bajo rendimiento, el gobierno toma medidas draconianas. La jornada de trabajo pasa a ser
de 10 o 11 horas diarias, castigando las ausencias con multas y sanciones.
12.3. − LA NUEVA POLÍTICA ECONÓMICA (N.E.P.)
A finales de 1920, acabada la guerra civil, en todos los sectores se puede hablar de un hundimiento. Las
ciudades, menos pobladas que en 1914; hay menos obreros que en 1880.
Los jefes bolcheviques comprendieron la necesidad de un período de transición que permitiera restañar las
heridas causadas por la guerra internacional y civil. La nueva política económica, que entra en vigor de marzo
de 1921, es esencialmente una concesión a los campesinos y a los obreros, a quienes se quiere interesar en la
producción.
12.3.1. − La N.E.P. y la agricultura: recuperación de la producción.
Con la N.E.P. las incautaciones son sustituidas por un impuesto en especie y se favorece el renacimiento de
una pequeña industria, indispensable para que los campesinos puedan desarrollar su producción, con lo cual,
en cierto modo, se restablece el capitalismo.
Se aligeran los impuestos, y después de su pago, el campesino puede vender libremente al mercado el resto de
su cosecha; se vuelve a la economía monetaria, se derogan los trueques directos obligatorios y los pequeños
artesanos pueden vender libremente los productos de su trabajo, al igual que los campesinos; el Banco de
Estado, creado en octubre, restablece las cuentas corrientes; se suprime la limitación de poseer dinero, la
propiedad de tierras es transmisible a los herederos y se prohibe la venta de parcelas, pero su arrendamiento es
posible; se autoriza, finalmente, el empleo de trabajadores asalariados. En 1924 se sustituye el impuesto en
especie por el impuesto en metálico y la inflación se detiene mediante la emisión de una nueva moneda.
Ante el estímulo de estas concesiones, la producción agrícola aumenta rápidamente.
Gracias a las dos abundantes cosechas de 1922−1923, la producción casi alcanza el nivel de 1916.
La rapidez de esta recuperación se explica por el carácter primitivo de la agricultura rusa: no se han necesitado
capitales, máquinas ni métodos complicados de reconstrucción; la N.E.P. ha dado al agricultor la posibilidad
de vender productos a un precio elevado, el Código rural de 1922 le ha asegurado la posesión de la tierra y el
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progreso hacia el restablecimiento de una moneda estable que le protege contra el retorno de la inflación, de la
cual había sido víctima principal con la magnífica cosecha de 1922, que incluso ha permitido una modesta
aportación, se encuentra en mejores condiciones que nunca desde que tuvo lugar la revolución.
12.3.2. − La N.E.P. y la producción industrial.
En la industria era imposible una recuperación tan rápida. Muchas fábricas habían sido destruidas y la
maquinaria abandonada, oxidada e inservible. La guerra civil y el hambre habían dispersado a la población
obrera. La fuerte demanda de productos de consumo y el renacimiento del comercio privado estimulan la
industria de los bienes de consumo, pero la industria pesada permanece paralizada.
Mientras, la agricultura había alcanzado las tres cuartas partes de su producción de antes de la guerra; la
industria se limita a una cuarta parte. Ello se debe a que la N.E.P. no otorga al obrero unos beneficios
comparables a los que concede al campesino.
La mayor innovación de la N.E.P. consiste en la tendencia a reforzar la producción de bienes de consumo y a
desarrollar la independencia y la iniciativa; proyecta la agrupación de estas empresas en uniones y a fines de
1922 existen 421 trusts.
12.3.3. − Consecuencias negativas de la N.E.P. para el progreso del socialismo.
La prosperidad de la agricultura beneficia a los campesinos ricos, y en el campo se produce una diferenciación
elevada entre ricos y pobres.
En 1926−1927 aumenta extraordinariamente el número de campesinos pobres que emigra a las ciudades,
donde se incorporan al contingente de los parados.
Finalmente se agrava la tensión entre la industria y la agricultura. A fines de 1923 estalla la crisis que
Lenin denominó gráficamente de la tijera. La divergencia entre los precios agrícolas y los industriales, que se
cría evitable, se acentúa cada vez más. La crisis se debe a la imposibilidad de intercambio entre los productos
industriales y agrícolas, por lo que se hace preciso el restablecer el control de los precios al por mayor y sobre
todo al por menor, completamente libres.
En 1927 la población ha aumentado en 10 millones de habitantes y sigue creciendo en 3 millones cada año. El
abastecimiento de las ciudades es cada vez más difícil a causa de la cantidad de cereales que se halla en el
mercado, un 11% en 1928 frente al 25% en 1913.
El gobierno aumenta cada año el precio de compra del trigo, dificultando la vida de las poblaciones urbanas y
el equilibrio del presupuesto y, en consecuencia, la industrialización del país. Exceptuando la energía
eléctrica, la producción industrial sólo ha obtenido resultados mediocres y la industria pesada se halla
especialmente retrasada.
La escasez de mercancías se agrava y los precios de coste son muy elevados (superiores en un 250% a los del
mercado mundial, aunque los salarios sean inferiores).
El Estado no puede realizar las inversiones que serían necesarias, y para cubrir su déficit se ve obligado a
solicitar empréstitos de tipo muy elevado a los kulaks −cuya influencia económica aumenta − ya emitir
billetes que disminuyen el valor del rublo y, en consecuencia, del poder adquisitivo.
Mientras espera el éxito de las revoluciones proletarias en los demás países, Lenin intentó restablecer
relaciones normales con el resto del mundo no capitalista.
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Los años que transcurren a partir de la muerte de Lenin constituyen lo que se ha llamado el interregno
(1923−1929), donde la presión de las dificultades de la N.E.P. interior y de los contratiempos de la N.E.P.
diplomática preparan la solución que será adoptada: el intento de realización del socialismo en un solo país.
La N.E.P. había permitido mejorar la agricultura, reconciliar a los campesinos con el régimen y desarrollar
parte de la industria, pero había provocado la reconstitución de una clase rural acomodada y de una burguesía
− formada en parte por miembros de las antiguas clases dirigentes − cuyo papel en la vida económica tendía a
ser fundamental. No sólo no se había cimentado el socialismo, sino que se adivinaba una reaparición del
régimen destruido, mientras que la clase obrera, que había hecho la revolución y era su mejor soporte, pasaba
a ser la menos favorecida por el sistema económico; por otra parte, la industria pesada, básica para edificar
una sociedad socialista independiente y próspera, no podía progresar de manera apreciable y rápida en el
cuadro de la N.E.P., principalmente por falta de capitales.
Al cabo de siete años de N.E.P. la economía soviética se encuentra en un callejón sin salida; el progreso
de la agricultura es obstaculizado por la parcelación de tierras y la inexistencia de utillaje moderno; en el
mercado interior escasean los productos agrícolas e industriales, la disminución de exportaciones amenaza con
restringir la importación de materias primas indispensables, se agrava la tensión entre las ciudades y el campo
y Rusia se ve incapaz de suministrar los capitales que le son necesarios para desarrollar su economía. Para no
verse forzado a readmitir un régimen puramente capitalista que supone su propia desaparición, el régimen
soviético abandona la N.E.P. Estas consideraciones de política interior y exterior presiden, pues, el cambio
que decreta el XV Congreso del Partido Comunista cuando termina la aplicación del primer plan quinquenal.
12.4. − LA PLANIFICACIÓN: LOS PLANES QUINQUENALES.
12.4.1. − La planificación hasta la segunda guerra mundial: hacia la industrialización a través de la
colectivización de la agricultura.
La pequeña propiedad habitual es incapaz de incrementar la producción agrícola, y el único medio de
conseguirlo se hallará en las grandes explotaciones agrícolas del Estado o de las cooperativas, que pueden
disponer de máquinas perfeccionadas y métodos científicos. Para proporcionarle un utillaje moderno en el que
abunden los tractores, segadora y abonos, y para asegurar la independencia del país es necesario poseer una
poderosa industria, principalmente siderúrgica; la mecanización de la agricultura permitirá una producción
mayor con menos mano de obra, cuyo excedente será absorbido por las fábricas; de este modo podrá elevarse
el nivel de vida de las masas campesinas y urbanas, se atenuarán las diferencia entre las ciudades y el campo y
el hombre se convertirá en el verdadero dueño de la producción en vez de estar sometido a las leyes del
mercado.
Este es el programa que adopta el Partido Comunista en el transcurso de los años 1928−1929. Se inicia la
primera gran experiencia de la planificación.
• Precedentes de la planificación.
El primer plan quinquenal preveía una duplicación de la producción. Este incremento había de centrarse
especialmente en la industria, y más concretamente en la industria pesada. Se esperaba incrementar la
producción industrial en un 300% y la energía eléctrica en un 530%; por el contrario, la producción agrícola
experimentaría un aumento insignificante.
La realización de este primer plan quinquenal fue desigual e incompleta, caracterizada por retrocesos y
dificultades imprevistos, producto de una mala cosecha (1929) y de la crisis mundial, que redujo a un nivel
muy bajo el volumen y el valor del comercio exterior.
Los resultados del primer año, superiores a los previstos, provocaron tal optimismo que se quiso acelerar el
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ritmo de ejecución del plan y se adoptó la consigna de realizar el plan en 4 años; tuvo que renunciarse a ello
rápidamente ante el descontento motivado por la acelerada colectivización agrícola y por el descenso del nivel
de vida que este esfuerzo exigía.
El plan de extracción de hulla sólo se cumplió en un 86%; el del acero en un 57%; el de la fundición en un
62% y el del azúcar en un 32%. En cuanto a las inversiones, la elevación de los precios dio al traste con todas
las previsiones.
• Segundo plan quinquenal (1933−1937)
Si el primer plan quinquenal lo sacrificó todo con objeto de lograr unos objetivos que se consideraban
esenciales − industria pesada y aumento de superficies sembradas −, en detrimento de las demás ramas de la
producción, industria ligera, transportes, rendimientos agrícolas, etc., el siguiente período se caracteriza por
una planificación más igualitaria de todos los sectores de la economía, aunque algunos tengan prioridad.
La realización es más fácil en este segundo plan debido a que existen mayores inversiones y mayor
comodidad en su financiación. Al finalizar el segundo plan en 1937, la industria pesada había aumentado,
desde 1928, 6'9 veces y la industria ligera 3'9 veces. La ejecución global del plan se vio elevada a un 102%
pero el reparto es todavía desigual.
Respecto a la agricultura, los objetivos asignados eran mucho más modestos que los de la industria o de los
medios de transporte. Se procedió a la colectivización forzosa de un número creciente de explotaciones
agrícolas y se incautaron de las propiedades con una gran rapidez y brutalidad total − eliminado a todos los
campesinos más acomodados que se habían desarrollado durante la N.E.P. −
La nueva organización de la agricultura se asentó fundamentalmente en dos tipos de explotaciones. Las
explotaciones del Estado o Sovjoses, administradas directamente por los poderes públicos, con una mano de
obra asalariada.
Por otro lado, estaban los Koljoses, granjas o explotaciones cooperativas. Estaban dirigidas por un consejo o
equipo dominado y animado por el Partido. Los miembros se organizaban en equipos de trabajo que percibían
una remuneración sobre la base de días de trabajo. Además de los trabajos en común, generalmente cada
agricultor koljosiano poseía alguna pequeña propiedad o huerto que constituía un complemento de su
actividad.
• Logros de la planificación en vísperas de la segunda guerra mundial
En el momento en que el ataque alemán arrastra a Rusia a la segunda guerra mundial la industrialización es un
hecho consumado y la colectivización agrícola se halla prácticamente terminada. Se ha eliminado el comercio
y la industria privada y se ha estructurado una nueva economía: la URSS se había convertido en una gran
potencia económica; ocupaba el segundo lugar mundial en producción de hierro, petróleo y oro, el tercero en
la energía hidráulica, fundición, acero y algodón, el cuarto en la producción de hulla, etc.
Se habían mejorado los transportes aunque todavía constituían uno de los principales obstáculos para el
desarrollo económico. La red de canales y ríos se benefició con el canal Báltico−Mar Blanco, abierto en 1933
y el canal Moscú−Volga, terminado en 1937. La tarea principal del tráfico pesa sobre los ferrocarriles, sector
en el que se realiza un esfuerzo extraordinario.
En 1928 la producción industrial de los Estados Unidos significaba el 44,8% de la producción mundial; la de
Alemania el 11,6%; la de Gran Bretaña el 9,3% y la de Rusia el 4,7%; en 1932 estas cifras son
respectivamente, 34,4, 8,9, 11,3 y 13,1. El ritmo de crecimiento de la URSS fue de un 13 a un 14 por 100,
muy superior al 5 por 100 logrado por los países occidentales en sus períodos de expansión. El progreso se
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logró gracias a la formación de profesores de enseñanza técnica, cuyas escuelas se han multiplicado, y gracias
también a más de 20.000 técnicos y especialistas extranjeros, alemanes y americanos. Así, pues, la URSS
quemó etapas de la Revolución Industrial, aunque con un enorme costo de vidas y de sacrificios humanos, de
una forma especial en el gran número de propietarios y trabajadores del campo que fueron brutalmente
eliminados para proceder a la colectivización de la agricultura.
12.4.2. − La economía soviética tras la segunda guerra mundial.
Durante la segunda guerra mundial la URSS perdió 20 millones de habitantes. A ello habría que añadir las
destrucciones masivas de edificios y los millares de fábricas desmanteladas. Las vías de comunicación
también habían sufrido grandes desperfectos. El proceso de reconstrucción tuvo grandes dificultades. El
aislamiento de la URSS redujo sus posibilidades de acceso a la financiación extranjera. La situación de
tensión entre los bloques que siguió a la guerra obligó al país a mantener un potente ejército y a conservar su
industria de armamento.
La reconstrucción contó a su favor con un numeroso personal de administradores, técnicos, ingenieros y
obreros especializados, familiarizados con la economía planificada. Tras la guerra se adoptaron políticas de
apoyo a la natalidad.
En 1950 terminó el cuarto plan quinquenal. Este plan se caracterizó por el impulso dado a las industrias
básicas en el este soviético: en Kazakistán, Samarkanda y Tashkent se crearon numerosas fábricas, altos
hornos, fundiciones de acero y construcciones mecánicas. El centro de gravedad de la economía soviética se
sigue desplazando cada vez más frecuentemente al este.
La población rusa empieza a aumentar en 3,5 millones de habitantes al año, concentrándose este aumento
sobre todo en la población urbana. Se hace necesario incrementar el cultivo y aprovechar los espacios todavía
no utilizados o en forma deficiente: con esta finalidad se elaboran en 1948 varios proyectos para la creación
de vastas zonas forestales que seguirán, aproximadamente, los valles del nortes y sur y que cerrarán el paso a
los vientos procedentes del Asia Central y del Caspio, que se abaten sobre la Rusia meridional.
Las centrales de Kuibichev (en funcionamiento desde 1955), en el Dnieper, ahorrarán 50.000.000 de toneladas
de carbón, y el canal Don−Volga, unirá los cinco mares rusos, permitiendo regar todas las tierras de la región
de Rostov y de Stalingrado. Gran cantidad de planes que tienen como objetivo una progresiva transformación
de la naturaleza.
El quinto plan quinquenal, que entró en vigor en 1951 dirigió su esfuerzo a la elevación del nivel de
producción industrial en un 70 por 100.
Sin embargo, el cuarto plan quinquenal, realizado íntegramente e incluso superado en cuanto a rendimiento de
los bienes de producción, no alcanzó el objetivo fijado para la producción de bienes de consumo (95%) y para
la agricultura (84%). También los primeros años de ejecución del quinto plan presentaron un sensible retraso
de estos dos campos, fruto de la guerra de Corea y del embargo, que disminuyen la disponibilidad de capitales
y de materias primas escasas.
Por ello, a partir de 1952 los planes son retocados para incrementar y mejorar la calidad de los bienes de
consumo, orientación que también aparece en el sexto plan, aplicable al período 1956−60. La principal
novedad es la importancia, mayor aún que en otros períodos concedida a la investigación científica, a la
mecanización y automatización, que aspiran a incrementar el rendimiento en una proporción mucho mayor
que el aumento de la mano de obra, ya reducida por la ampliación de la edad escolar a dieciséis años.
Es inevitable comparar esta potencia económica con la de los países de libre empresa. Si se examina la curva
de progreso de una industria básica en Rusia y en Estados Unidos, impresiona profundamente el crecimiento
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regular de la producción rusa y las sensibles variaciones de la americana; el ritmo de crecimiento soviético es
regular a consecuencias de que no existen crisis, y excepcionalmente rápido sin duda a causa del bajísimo
nivel de partida y de una técnica muy avanzada que ha permitido a Rusia utilizar de golpe un utillaje nuevo y
métodos seguros.
Sin embargo la distancia entre Rusia y los EEUU seguía siendo considerable; en 1953 Rusia sólo producía un
tercio de la producción americana en acero, el 5% de la producción de automóviles y una décima parte de la
producción de tractores, dos veces menos de hulla, siete veces menos de petróleo y cuatro veces menos de
energía hidroeléctrica, sin contar el gas natural. En total, el producto nacional bruto equivaldría − según
estimaciones muy variables − del 18 al 36 por 100 del producto nacional bruto americano alrededor del año
1960.
La planificación había dado sus frutos. Rusia, a grandes rasgos, se había industrializado. De todas formas,
parece que funcionó menos bien que las economías de mercado, pero no desastrosamente mal. La economía
soviética estaba constituida por un gran número de empresas de todas clases que actuaban independientemente
unas de otras en un mercado. Empresas y mercado estaban sometidos a la fuerte intervención del Estado y esta
intervención permitía canalizar las actividades económicas hacia determinadas finalidades técnicas.
La economía norteamericana, gozando de gran libertad, tenía mayor productividad, pero a la rusa le era más
fácil concentrarla en la promoción inicial de la astronáutica. Sin embargo, la mayor productividad
norteamericana, permitió, cuando el gobierno de Estados Unidos cobró conciencia, superar también a los
rusos en el campo espacial.
12.5. − EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA Y LA SOCIEDAD A PARTIR DE 1953.
Después de la muerte de Stalin en marzo del año 1953, los detentadores máximos del poder político −
Malenkov, Bulganin, Kruschevd, Voroshilov, Breznev, Mikoyan, Godgorny, Andropov, Chernenko y
Gorbachov − en la etapa que va hasta el año 1991, cada uno de ellos fue ensayando lo que podríamos
denominar sus formas políticas y económicas. En general se tendió a efectuar ensayos tímidamente
liberalizadores. La mayor contundencia llegó en el año 1986 cuando Gorbachov obtuvo el respaldo del Partido
del Soviet Supremo para la nueva política de perestroika o reestructuración y de glasnost, es decir, de
transparencia o apertura. Por ello, aunque se suele considerar el año 1986 como el final del régimen
comunista, la verdad es que esta fecha no tuvo un carácter determinante.
Fue a partir de 1991 cuando la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se disolvió.
Durante el mandado de Nikita Krushev primaron los objetivos políticos y se reemprendió el proceso de
desestalinización, denunciando el culto a la personalidad y los errores de Stalin. En 1959 tuvo lugar la
sustitución de los planes quinquenales por el plan septenal 1959−1965, que preveía un crecimiento más lento
y prestaba especial atención a los ferrocarriles, industrias químicas y a la energía.
Al caer Krushev, en 1964, el poder se repartió de nuevo, como había ocurrido al morir Stalin. La Troika de
1964 estuvo compuesta por Breznev, Kosyguin y Godgorny que dominaron el Partido y el Estado. Pero
pronto Breznev, Secretario del Partido, pasó a erigirse en dictador hasta su muerte en 1982. Favoreció la
distensión y el fin de la guerra fría, y el tratado germano−soviético de 1972 con la República Federal Alemana
incluía una serie de acuerdos comerciales y en consecuencia se estrechaban los lazos de la Comunidad
Europea cuyos dos principales países − Francia de G.Pompidon y Alemania de W.Brandt − eran decididos
partidarios de la apertura hacia el Este.
Rusia se hallaba amenazada por graves debilidades estructurales y era una superpotencia militar con niveles
tercermundistas en cuanto al nivel de vida de la población. La situación económica empeoraba y, como señaló
Gorbachov años después, a partir de 1970 todos los planes de desarrollo se incumplían sistemáticamente. Con
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enormes gastos militares, la agricultura como la industria perdían capacidad de crecimiento.
Alrededor de 1989, la URSS, segunda potencia militar del mundo, ocupaba el lugar 51 en el ranking de renta
per cápita. Entre 1966 y 1985 todos los sectores industriales habían disminuido considerablemente su
volumen de producción. Además tenían importantes problemas de corrupción y absentismo.
A comienzos del decenio de los ochenta, con Andropov (1982−1984), tecnócrata reformista, no se logró
hacer frente a ninguno de los grandes problemas planteados. El resquebrajamiento del COMECON impedía
utilizar recursos de los países miembros para atender su situación (El COMECON se había constituido en
1949 con la Unión Soviética, Polonia, Rumania, Bulgaria, Checoslovaquia y Hungría, en años posteriores;
tuvieron lugar varias altas y bajas. Las altas más relevantes fueron las de Alemania Oriental y Cuba. El
COMECON fue el paralelo comunista de la OCDE y del Mercado Común Europeo, es decir, fue un intento de
integración económica supranacional.
La enormidad de las necesidades militares pesaba excesivamente sobre el presupuesto de gastos y además
corría el riesgo de tener que incrementarlos con la política del Presidente Reagan de Strategic Defense
Iniciative o guerra de las galaxias, y la instalación de misiles en Europa Occidental que se intentan
contrarrestar con despliegues similares en Checoslovaquia y Alemania Oriental.
Durante el corto mandato − trece meses − de Chernenko (1984−1985), sucesor de Andropov, la economía
continuó deteriorándose de una manera rápida, a la vez que los problemas de Polonia y sobre todo Afganistán
iban en aumento. El deterioro con los países del COMECON se acentuaba a la vez que los problemas
internacionales se tensionaban con la gran victoria de R.Reagan en 1984 en su segundo mandato presidencial.
12.6. − EL HUNDIMIENTO DEL COMUNISMO SOVIÉTICO.
Ante un panorama tan negativo con muchas dificultades económicas, sucedió a Chernenko, Mijail
Gorbachov, que al hacerse cargo de la Secretaría del Partido tenía 54 años con una amplia formación −
abogado, ingeniero agrónomo y economista −, colaborador de Andropov en asuntos económicos y durante el
mandato de Chernenko presidió, entre otras instituciones, la Comisión de Asuntos Exteriores del Soviet
Supremo.
Poco después declararía que el régimen político y económico de su país funcionaba mal y que había que
modificarlo profundamente, y a través de varias intervenciones, de manera tácita o explícita reconoció que en
ningún momento el comunismo había dado un bienestar satisfactorio al paciente pueblo ruso. Aboga por un
cambio sin expresar con claridad en qué tenía que consistir este cambio. Además, pedía ayuda a los Estados
con economía de libre mercado para efectuar el cambio que propugnaba.
Las palabras clave de sus manifestaciones y discursos fueron perestroika o reestructuración y glasnost o
transparencia. Nunca se declaró partidario del mercado de libre competencia, pero tampoco renunció nunca al
marxismo. Durante su mandato las personalidades de Marx y Lenin continuaron siendo veneradas. No así la
de Stalin, progresivamente arrinconada.
Existe una fuerte minoría discrepante partidaria del sistema stalinista y dispuesta a ofrecer una viva
resistencia. Complicaba además la situación la existencia de lo que podemos denominar el imperio colonial
ruso, el único imperio que subsistía en el mundo en 1985. Al principio, Gorbachov no toleró ninguna
modificación de la relación de Rusia con sus estados subordinados. La ayuda del mundo occidental, por
múltiples razones, no alcanzó grandes dimensiones ni produjo efectos decisivos.
Para obtener ayuda externa se necesitaba credibilidad y garantías, lo que implicaba reorganizar las estructuras
de poder, democratizar el país internamente y cambiar de actitud en el plano internacional, ya que para creer
en la rectitud de las intenciones tendentes a la introducción de la democracia no tenía sentido estar ocupando,
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por ejemplo, Afganistán o intervenir más o menos directamente en otros varios puntos de diversos
continentes.
Una vez iniciado el proceso de reforma era muy difícil detenerlo. A medida que aumentaba las dificultades y
el poder personal de Gorbachov, se tensionó más la situación hasta el punto que en verano de 1991 los
inmovilistas reaccionarios intentaron un golpe de Estado para derrocarlo.
Anteriormente en el orden económico se había tomado una serie de medidas tendentes a incrementar la
iniciativa empresarial, a la vez que se reducían los controles burocráticos, se intentaba luchar contra la
corrupción y se procedió a sustituir a gran número de inmovilistas de la vieja guardia brezneviana por técnicos
más jóvenes.
Aunque había logrado reformas sustanciales del Ejecutivo que aumentaron considerablemente su poder, el
deterioro de la economía del nivel de vida y del orden público propició que Gorbachov se viera atacado tanto
por los inmovilistas como por los reformadores radicales.
12.6.1. − Desintegración de la Unidad Territorial.
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), estaba integrada por la federación de 15 Repúblicas.
La federación no siempre se había compuesto de quince repúblicas. La Constitución Soviética del año 1936
dividió el país en once nacionalidades, que eran República de la Unión, coordinadas por el gobierno central.
Después en el año 1940, se anexionaron los territorios de Estonia, Letonia y Lituania, antiguas provincias
bálticas; Besarabia y Bucovina del Norte, que pertenecían a Rumania, y Carelia, como consecuencia de la
guerra contra Finlandia.
A partir del año 1956 la URSS quedó constituida por 15 Estados, porque Carelia de República Federal pasó a
ser República Autónoma. Y las quince eran las siguientes: Rusia, Ucrania, Bielorrusia o Rusia Blanca,
Georgia, Armenia, Azerbaiyán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kazajstán, Tajikistán, Kirguizistán, Estonia,
Letonia, Lituania y Moldavia.
Gorbachov para impedir la disgregación de la URSS, sometió al Congreso un proyecto de Tratado de la
Unión que tendría que aprobar cada una de las repúblicas, y que pretendía que el poder federal sin ser tan
acentuado como antes, sí que continuara controlando la defensa, el orden público, las relaciones exteriores y
la política económica, energía y transportes.
Sin embargo, el separatismo estaba en el ánimo de muchas repúblicas y de la mayor parte de la población.
Armenia, unilateralmente, se había proclamado independiente en 1990. Y a principio del año 1991, antes de
que se celebraran las consultas sobre el proyecto del Tratado de la Unión, las tropas soviéticas tuvieron que
intervenir para reprimir alzamientos en las tres repúblicas bálticas.
De ahí que seis repúblicas − las Bálticas, más Armenia, Georgia y Moldavia − sometieran por su cuenta a
referéndum si la población era o no partidaria de separarse de la URSS y en todas ellas la respuesta afirmativa
fue rotunda. También siguió los mismo pasos Ucrania. Y aunque las otras Repúblicas respaldaran el proyecto
del Tratado de la Unión, la pretensión de Gorbachov quedó rota y la desintegración de la URSS, iniciada.
Por otra parte hay que señalar la caída de los regímenes comunistas de los países del Este en el transcurso del
otoño del año 1989.
En los casos de Hungría y Polonia una ruptura interior llevó a la autoinmolación del Partido Comunista.
Hungría, muy endeudada, entró en una parálisis económica y política alarmante. Rápidamente se disolvió el
partido comunista, surgió un partido democrático, se modificó el nombre del Estado pasando de República
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Socialista de Hungría a República de Hungría, y ya en 1990 se celebraron elecciones generales.
En Polonia el proceso de cambio estuvo dirigido sobre todo por el poderoso movimiento sindicalista
Solidaridad, apoyado por importantes grupos intelectuales y la decidida actuación de la Iglesia católica. La
crítica situación de la economía y la oleada de huelgas en 1988 preparó el aplastante triunfo de Solidaridad
en las elecciones de 1988, surgiendo así el primer gobierno no comunista en un país del Este, y lo más
importante sin derramamiento de sangre.
En cuanto a Alemania, a primero del mes de noviembre de 1990 se abrió el muro de Berlín y enseguida se fue
a un proceso de apertura y convocatoria de elecciones, que culminó en 1990 con la reunificación de la RFA y
la RDA en una sola Alemania.
En Checoslovaquia, en el año 1989 son elegidos Havel, valeroso intelectual del movimiento Carta 77,
presidente de la República y Dubcek, el símbolo de la revolución del año 1968, presidente de la Asamblea.
Distinto fue el proceso en Rumania, nación que se hallaba férreamente gobernada por Ceaucescu, y cuyo
final resultó trágico con su ejecución después de un juicio sumarísimo a finales de 1989. Se pasó a constituir
un gobierno formado por comunistas disidentes. Fue un modelo distinto en el que no tuvo lugar una reforma
interior − como en el caso húngaro o polaco − ni una caída pacífica − como en los ejemplos alemán y checo.
Todos estos acontecimientos debilitaron el poder de la URSS, al quedar Europa del Este liberada del control
soviético y fuerzan el colapso de URSS y el final de uno de los grandes capítulos de la historia económica,
política y social del siglo XX: nacimiento, desarrollo y fin del sistema socialista en Rusia (1917−1990).
12.7. − EL COLAPSO DE LA URSS.
La política de Gorvachov gozaba de un gran prestigio fuera de la URSS. El hecho de que negociara con
rapidez una política de desarme con EEUU, la retirada de las tropas de Afganistán, el proceso de
transformación de los países del este, y los intentos de modificación, en la estructura política y realidad
económica de la URSS, le acreditaba como una figura de gran visión y valía.
Pero en el interior la oposición era fuerte y de ahí el golpe de agosto de 1991, en el que provisionalmente se
hizo con el poder de un Comité Estatal para el Estado de Emergencia. Los miembros del comité eran los
máximos dirigentes del Ejército, el KGB, el Ministerio de Interior y el complejo industrial civil y militar. El
golpe fracasó en tres días y el protagonista de la resistencia a los golpistas fue Yeltsin, el nuevo hombre fuerte
de Rusia.
Para que no se produjera una disgregación total de la URSS en diciembre de 1991 se firmó un acuerdo en el
que participaron once de las repúblicas − no las tres bálticas, independizadas desde el mes de septiembre, y
tampoco Georgia − y así nació la Comunidad de Estados Independientes (CEI) comprometiéndose, entre
otras cosas, a mantener los compromisos exteriores de la URSS, y un único control sobre el armamento
nuclear. Gorbachov cesó como Presidente el 25 de diciembre de 1991 y al día siguiente se disolvió el Soviet
Supremo y los demás organismos estatales de la URSS.
Una economía rígidamente planificada había llevado a nuevos hábitos de comportamiento que son muy
difíciles de cambiar. El autoritarismo que la intervención del gobierno había tenido en los procesos de
producción y distribución de los bienes a empresas y a nivel individual engendró una tiranía sobre los
ciudadanos, una desconfianza y unas rivalidades muy perniciosas. La población está descontenta, sumida en el
hambre y la miseria. Las medidas liberalizadoras probablemente han empeorado la situación. La destrucción
parcial del sistema comunista y el anuncio de su desaparición total han reducido casi siempre los volúmenes
de producción.
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La falta de planes coherentes y el descrédito del país en la esfera internacional, limitan las ayudas externas y
no incentiva la llegada de capital extranjero.
Los subsidios a numerosas empresas y el gasto excesivo del aparato estatal han sido causas, entre otras, de la
inflación.
Cuando Gorbachov inició los cambios en Rusia, los gobernantes chinos planearon el cambio de una manera
distinta. Intentaron una liberalización económica más rápida pero manteniendo el dominio político con toda
intensidad en manos del partido comunista, procurando atraer capitales extranjeros, creando empresas mixtas
públicas y privadas, pero sin cesión alguna del control político.
13.1. − LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y SUS EFECTOS SOBRE LA ECONOMÍA MUNDIAL.
El conflicto fue el resultado fundamentalmente de:
• Modificaciones en las relaciones entre los estados europeos por la rápida importancia adquirida por
Alemania en el aspecto político, militar y económico.
• La voluntad declarada de Alemania de ser una gran potencia fuera de Europa
• Los antagonismos que surgieron entre Alemania y sus aliados, y entre Alemania y las naciones que
rehusaron someterse a su poder.
Durante los años que duró la guerra, aparecieron algunos problemas que superaban todas las previsiones: el
gigantesco problema de la alimentación; el aumento de la demanda de materias primas industriales, que
superó al incremento de la producción; el agudo problema de la mano de obra, al igual que los problemas
financieros, etc.
La convulsión bélica llevó a que muchos países cambiasen la naturaleza de las actividades económicas por
ellos desarrolladas. Cuando los clientes de los países beligerantes ya no pudieron obtener los bienes que
estaban habituados a importar, intentaron producirlos ellos mismos u obtenerlos de ciertos países como el
Japón, que amplió seriamente su producción y su mercado. Algunos mercados a los que los países europeos
esperaban volver quedaron firmemente ocupados por otros.
13.1.1. − Consecuencias económicas tras la guerra.
La estructura económica de muchos países se derrumbó. Los presupuestos era difícil equilibrarlos, la inflación
y la interrupción de muchos sectores del comercio internacional perturbaron el nivel de precios de los
diferentes países. Algunos de éstos necesitaron un gran volumen de importaciones, pero dado el bajo precio de
las exportaciones, no podían financiarse con los ingresos obtenidos de estas últimas, lo que agudizó la
importancia de los empréstitos exteriores, desarrollando una gran actividad en este sentido la Asociación
Norteamericana de Ayuda (American Relief Association), que proporcionó grandes cantidades de alimentos
en 1918 y 1919; países que eran deudores pasaron a ser acreedores y viceversa. Alemania, por ejemplo,
anteriormente país acreedor, además de hacer frente a importante pagos, tuvo que aceptar urgentes y gravosos
préstamos exteriores, mientras que los Estados Unidos pasaron a ser de deudores, acreedores.
13.1.2. − Recuperación de la economía a partir de 1925.
En 1925 pareció que Europa había iniciado una fase de plena recuperación que se había interrumpido en 1914
y la producción europea fue por primera vez similar a la de 1913.
El comercio internacional, comenzó a crecer. La estructura del patrón oro lograda antes de la Primera Guerra
Mundial, se derrumbaría con la contienda.
51
La situación económica y política invitaba a un clima de optimismo. Alemania es admitida en la Sociedad de
Naciones en 1926. El pacto Briand−Kellog de 1928 establecía que las naciones se comprometían a no recurrir
a la guerra como instrumento de su política nacional.
13.1.3. − Procesos inflacionarios: la inflación alemana.
Un aspecto generalizado de la situación económica, a partir de 1919, fue la intensa inflación que sufrieron
algunos países, y en especial, Alemania y los países de Europa oriental. Así, por ejemplo, Austria no fue
capaz de equilibrar su presupuesto y su balanza de pagos y tuvo que pedir ayuda financiera a la Sociedad de
Naciones, cuando su moneda había perdido la casi totalidad de su valor en los mercados mundiales de divisas.
En Hungría y Polonia ocurrieron fenómenos parecidos.
A la terminación de la primera guerra mundial, Alemania se encontraba en una situación financiera parecida a
la de la mayor parte de los países beligerantes. La brusca caída de precios al finalizar la guerra se debió en
parte a los métodos de financiación de la guerra, ya que Alemania lo cubrió casi totalmente con empréstitos y
muy poco con impuestos.
Alemania tenía que pagar una indemnización por todos los daños que causó su agresión por tierra, mar y
aire a la población civil de los aliados y a sus propiedades . Las constantes exigencias fueron causa de que el
marco continuara cayendo.
En el mes de enero de 1923, las tropas francesas y belgas ocuparon Rhur, porque Alemania no había
satisfecho con puntualidad las cantidades que le habían impuesto unilateralmente. Fue un golpe definitivo
para el marco. En el mes de febrero estaba a 28.000 por dólar y en el mes de noviembre del mismo año 1923,
llegó a valer oficialmente miles de millones de marcos papel. Los campesinos se negaban a entregar sus
productos a cambio de un papel con el que no sabían qué hacer.
La población, en dichas condiciones, tenía una imperiosa necesidad de alguna cosa que pudiera sustituir la
moneda. En noviembre de 1923 se inauguró el Rentenmark que era una moneda puramente interior, sin
cotización en los mercados extranjeros. Aunque la garantía de estos billetes era irrealizable, desempeñó un
gran papel psicológico, sobre todo en las zonas rurales. Un Rentenmark se cambiaba contra un billón de
marcos−papel. Y dotado de curso legal, restableció la confianza en la moneda alemana.
En el año 1924 se le concede un préstamo internacional a Alemania, que sirvió para respaldar una nueva
moneda de oro: el Reichsmarck, que sería utilizada en las transacciones con el exterior, con lo que Alemania
en el año 1924, con la aplicación del plan Dawes volvió al patrón oro.
13.1.4. El problema con las reparaciones de la guerra.
La recuperación de la economía alemana fue unida a la búsqueda de una solución para el pago de reparaciones
de guerra.
La Comisión de Reparaciones, en el año 1921, había fijado unas cantidades enormes que tenía que pagar
Alemania, pagos que en los años sucesivos no efectuó. De ahí que en 1923 el Gobierno Poincaré hiciera
ocupar el Rhur.
Entonces se constituyó un comité interaliado presidido por un americano, el general Dawes, que elaboró el
plan de 1924 que llevó su nombre. Dicho plan estaba ligado a la reforma monetaria, y en él se intentaba, entre
otras cosas, calcular de una forma real la capacidad de pago de Alemania. Se estableció que para 1924−25
pagaría mil millones de marcos oro, y de 1925 a 1929, dos mil quinientos millones anuales. A partir de 1930,
las anualidades aumentarían según su índice de prosperidad.
52
Por otro lado se constituía un Comité de transferencias encargado de examinar que los pagos que efectuaba
Alemania no comprometieran la estabilidad de la moneda.
El plan Dawes funcionó, gracias, sobre todo, a los grandes empréstitos que Alemania obtuvo del extranjero.
Utilizando las experiencias adquiridas con el Dawes, el plan Young lo modificó. Un comité especial de la
Comisión Young hizo una serie de recomendaciones para facilitar las transferencias y pagos que tenía que
efectuar Alemania a los diferentes países, concretándolos en diversos productos según necesidades de los
países acreedores: locomotoras a Yugoslavia, carbón a Italia, etc.
13.1.5. − Las deudas interaliadas.
En el año 1919 Estados Unidos era acreedor de Inglaterra, Francia, Italia y otros países por un importe
total de 9.500 millones de dólares.
Las naciones deudoras sostenían la tesis de que se consideraban obligadas a pagar sólo en la medida en que
Alemania abonara las reparaciones. En EEUU, el año 1922, el Congreso aprobó una ley de consolidación de
la Deuda extranjera que reafirmaba el principio de pago incondicional de los préstamos que había efectuado.
En 1932, en el convenio de Lausana, Alemania declaró que le era imposible seguir pagando.
13.2. − RECUPERACIÓN DE LA ECONOMÍA ALEMANA.
En Alemania, a partir del año 1925, aproximadamente, tuvo lugar un intenso proceso de racionalización de la
economía. A la estabilización del marco se quiso unir una obra de saneamiento general de su economía. Así,
se persiguió el perfeccionamiento de la organización científica del trabajo en todos sus aspectos. Se
multiplicaron los cartels y se intensificó el movimiento de concentración a través de la constitución de los
konzerns, o grandes grupos industriales.
La gran cantidad de créditos extranjeros eran un estímulo más para su economía. En 1929 la producción de
acero y la potencia industrial era similar a la anterior a 1914, aunque con un elevado número de parados que
iba en aumento a pesar de la marcha ascendente de su economía.
13.3. − LA ECONOMÍA FRANCESA EN LOS AÑOS VEINTE.
La situación de la economía francesa discurrió por unos cauces notablemente diferentes a la de Alemania en el
decenio de 1920 a 1930. Siguió siendo un país con predominio de pequeñas y medianas empresas.
Francia alcanzó el nivel de 1913 hacia 1925−26 y continuó progresando lentamente hasta 1930. Tuvo lugar un
cierto cambio en las organizaciones sindicales, donde se reclamaron modificaciones legislativas y mejoras
sociales, concretándose una serie de principios en el tratado de Versalles, como la creación de la Oficina
Internacional del Trabajo (O.I.T.), que nació directamente de los estudios y las propuestas de la
Confederación General del Trabajo (C.G.T.) francesa.
En 1928, se implantó el patrón oro en Francia, en lugar del bimetalismo de antes de la guerra, pero bajo la
misma forma que Inglaterra lo hará en 1925, el patrón de oro en lingotes.
13.4. − LOS PROBLEMAS DE LA ECONOMÍA INGLESA EN LOS AÑOS VEINTE.
Inglaterra, finalizada la primera guerra mundial, sufrió una grave crisis económica y social. Perdió en el
transcurso de la misma muchos hombres y gran parte de las cuantiosas inversiones que había efectuado en el
extranjero ininterrumpidamente desde finales del siglo XIX. Sus industrias básicas − carbón y textil − se
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vieron amenazadas por la competencia de nuevos países. Dificultades a las que se añade el gran paro, que se
hizo permanente en las tradicionales industrias de exportación.
13.4.1. − Crisis en las industrias tradicionales.
Tienen lugar crisis motivadas, sobre todo, por los problemas surgidos en las industrias de la hulla. La
explotación de la hulla corría a cargo de pequeñas sociedades independientes, cada una de las cuales disponía
de escasos recursos. La insuficiencia de capitales les impedía mecanizar el trabajo, mientras otros países
europeos perfeccionaron con rapidez e intensidad los sistemas de explotación.
13.4.2. − Pérdida de la competitividad industrial inglesa.
Los mineros, en el transcurso de la contienda, habían logrado salarios elevados, lo cual era indispensable si se
quería asegurar la producción necesaria para atender a la demanda de la guerra, pero una vez finalizada la
guerra, cuando los patronos quisieron rebajar los salarios, los mineros opusieron tenaz resistencia y
reclamaron la reorganización de la estructura del sector correspondiente, organizando prolongados paros y
huelgas.
Esta situación global indica los primeros síntomas de un declive duradero de la potencia industrial y comercial
británica. La antigüedad de sus industrias era evidente, y los elevados precios de sus productos era el resultado
del alto nivel de salarios, mucho más elevados − en algunos casi el doble − en Londres por ejemplo, que en
París, Berlín o Bruselas.
13.4.3. El restablecimiento del patrón oro.
La plaza financiera de Londres perdía también importancia. Nuevos competidores, como los Estados Unidos y
Japón, abastecía progresivamente a los mercados necesitados de productos industriales.
Los años de la Primera Guerra Mundial, entre 1914 y 1918, fueron testigos del abandono del patrón oro.
Mientras que antes de la Guerra, las transacciones internacionales prácticamente se centralizaban en Londres,
en la postguerra se descentralizaron a favor de Nueva York que había pasado a ser un gran centro financiero
internacional y también cobró más importancia París. Amabas realizaban gran parte del papel que antes
desempeñaba Londres en solitario.
En cuanto a las reservas de oro, en 1913, los EEUU tenían el 24% de las mismas, mientras que en 1923 ya
aglutinaba el 44%. Debido a la escasez de reservas de oro, se buscó una fórmula para ampliar los medios de
pago disponibles. Y así se adoptó el patrón de cambio oro. Consistía en que los activos en forma de divisas
extranjeras podían considerarse como parte de las reservas monetarias internacionales de un país. Se permitía
que un país estabilizara su moneda en términos de otra moneda extranjera convertible en oro, es decir, que
podía mantener reservas en otras divisas. Era lo que se denominó patrón de cambio oro Gold Exchange
Standard, que fue recomendado por la Conferencia Internacional de Génova celebrada en 1922 como
fórmula para aliviar la escasez mundial de oro. Frecuentemente, la divisa escogida fue la libra esterlina.
En 1925 se restableció el patrón oro, estableciéndose un patrón oro en lingotes Gold Bullion Standard. Más
que el patrón oro, se estableció un régimen de metal oro, cuyas características se apartaban bastante de las
existente antes de 1914. La convertibilidad se puede efectuar por sumas importantes de dinero papel,
restringiéndose la convertibilidad y adscribiéndose a fines de compensación de saldos internacionales.
13.5. − LOS ESTADOS UNIDOS TRAS LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
Los EEUU fueron los principales beneficiados de la primera guerra mundial
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• Aumento de las exportaciones de capital
Estados Unidos, que en 1913 era un país deudor de Europa, pasa a ser el gran acreedor de Europa. En el
año 1919 su potencial económico permitió a los EEUU restablecer, con facilidad, el patrón oro que habían
adoptado el año 1900 debiendo suspenderlo en el transcurso de la Primera Guerra Mundial.
• Incremento de la productividad y la producción industrial
El crecimiento de su economía seguía a un ritmo vertiginoso.
Cuando finalizó la guerra, al principio continuó la demanda al mismo ritmo, aunque a partir de finales del año
1920 los precios sufrieron un ligero descenso y una pequeña crisis afectó a las principales industrias, pero la
recesión no fue nada duradera y el ritmo de la expansión de la economía fue excepcional.
En la agricultura, la aplicación de métodos científicos en la selección de semillas, la extensa utilización de
abonos, provocaron un gran aumento de los rendimientos y un enorme desarrollo del maquinismo,
extendiéndose las máquinas segadoras y trilladoras.
Existe un crecimiento realmente espectacular de la industria automovilística, generalizándose de una forma
progresiva la estandarización.
Los salarios fueron en conjunto, altos, aunque al lado de éstos existan salarios mediocres que forman un
proletariado semejante al de Europa.
• Problemas de la economía norteamericana en los años veinte
Dentro de este panorama de general expansión y de evidente optimismo hay que indicar que había una serie
de mecanismos económicos que no funcionaban de una manera satisfactoria y que sin duda contribuirían a la
crisis de 1929.
Por un lado, la prosperidad se asentaba sobre una serie de sectores industriales, con industrias que se
desarrollaron de una forma enorme después de la guerra: la radio, aparatos domésticos y particularmente, la
industria del automóvil. En 1929 sólo la industria del automóvil consumía el 18% del hierro y acero
producido en EEUU, alrededor del 58% del cobre y del aluminio, el 84% del caucho, etc.
• Crisis de los sectores tradicionales
Frente a estos grandes progresos, otros sectores industriales se resentían de una manera acusada, como es la
crisis en los ferrocarriles o los problemas en las industrias textil y del carbón.
• Caída de los precios agrarios y crisis del sector agrario
En materia de precios, existía un acentuado equilibrio entre los precios de los productos agrícolas e
industriales. Durante los últimos años de la década de los veinte, en los que la industria experimentó una gran
actividad, los productos agrícolas tendían a bajar. De ahí que la crisis de la tijera no fuera exclusiva de Rusia
en dichos años.
Los precios agrícolas tendían hacia la baja mientras ocurría lo contrario con los precios industriales.
Existe un cambio del centro de gravedad económico, dejando de ser Europa la fábrica del universo y los
demás continentes meros abastecedores de materias primas. Esta fue una de las causas de las dificultades de
Inglaterra de la posguerra.
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Otro elemento que cobró especial importancia fue el paro que surgió como consecuencia de un progreso
técnico excesivamente rápido.
13.6. − LA ECONOMÍA JAPONESA (1912−1929): PROBLEMAS DERIVADOS DEL
CRECIMIENTO Y REAJUSTES
La muerte del emperador Meijí, en 1912, puso fin, simbólicamente, a la primera etapa de la evolución de
Japón como nación moderna. El nuevo emperador Taisho (1912−26), se enfrenta con la necesidad de
integrarse en una sociedad que se encontraba en rápido proceso de modernización.
13.3.1. − La cuestión obrera y la formación de sindicatos.
Japón se enfrentó con dos problemas fundamentales de ajuste social y político interno a partir de 1920. La
legislación laboral y la sindicación no habían mantenido el mismo ritmo de crecimiento de la industria, ni los
salarios habían ido reflejando la escala de beneficios que los grandes negocios estaban obteniendo. El
resultado de ello fue la creciente presión sobre las empresas y sobre el gobierno para conseguir unas
mejoras de las condiciones de trabajo y unos salarios más elevados.
13.3.2. − El atraso de la agricultura.
En segundo lugar, se encuentra con un problema agrario cada vez más complejo. Los agricultores japoneses
se veían cada vez más reducidos a la condición de arrendatarios de las fincas de grandes terratenientes, en las
que seguían pagando rentas en especie y sin la menor protección, en virtud de los contratos de arrendamiento
legalmente preparados para este fin.
El campesino japonés continuaba contando, muy considerablemente, con la producción de seda en rama como
una fuente secundaria de ingresos. Una baja de precios en la seda era suficiente para provocar desastrosos
resultados en el Japón rural.
El impulso de los sindicatos y de las asociaciones de arrendatarios agrícolas se acrecentó enormemente.
Por último, mientras que los partidos políticos se preocupaban de cuestiones tales como la del sufragio, los
impuestos y la legislación laboral, el peligro de una sublevación social pasaba a primer plano a través de la
acción del comunismo internacional.
En la evolución económica del siglo XIX tuvieron lugar una serie de crisis caracterizadas por años de
prosperidad y de recesión. El proceso siempre era el mismo. A partir de un momento determinado la actividad
se acelera, el impulso se afirma y llega a una cúspide. Bruscamente estalla una crisis, un repentino pánico se
adueña de todos, los precios se hunden, la producción disminuye, surge el paro, etc.
Viene un período de depresión más o menos largo. Después se restablece el equilibrio, se inicia la
recuperación y el ciclo se reanuda. Ninguna de las crisis económicas de la historia de los dos últimos siglos
tuvo la importancia de la de 1929, que comenzó en Estados Unidos y logró amplia repercusión mundial. Por la
importancia de Estados Unidos en la economía mundial se extendió al mundo entero.
14.1. − CAUSAS DE LA CRISIS.
14.1.1. − Desequilibrios en la estructura económica
Una serie de mecanismos y hechos económicos que en Estados Unidos no funcionaban de una manera
satisfactoria contribuyeron, forzosamente, a la crisis de 1929 como son el desequilibrio industrial o la
evolución desfavorable de los precios agrícolas en relación con los industriales.
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14.1.2. − Descenso del consumo, exceso de liquidez en las empresas y especulación bursátil
En los años anteriores al crac de la Bolsa, los beneficios del sector industrial aumentaron en comparación a la
evolución de los sueldos y salarios, a la producción y a la productividad del obrero. Como el poder adquisitivo
de los campesinos y obreros estaba en baja, los industriales no tendían a reinvertir sus beneficios hacia
instalaciones de nueva planta o mejoras de las existentes, sino que canalizaron importantes cantidades
hacia la Bolsa contribuyendo con ello a la especulación. La Bolsa de Nueva York quebró después de haber
ofrecido, en el transcurso de los años veinte, una subida espectacular de las cotizaciones. Los banqueros,
agentes, jugadores de la Bolsa y muchas otras personas, ante revalorizaciones tan rápidas vivían en un
ambiente de embriagadores beneficios.
Pero una subida de valores no puede ser indefinida. La especulación está condenada al fracaso si la cotización
de los valores no guarda relación con la producción y los beneficios.
14.1.3. − El sistema de compra a crédito de títulos bursátiles
Este proceso fue más grave debido al sistema de compra de títulos a crédito existente en las bolsas
americanas, ya que facilitó la especulación. Las compras o ventas en la Bolsa de Nueva York se realizaban al
contado, pero los agentes las solían realizar cobrando sólo el 10% del valor adquirido y aceptando títulos por
el porcentaje restante.
Si se producía un descenso de las cotizaciones, el agente podía reclamar al cliente una cantidad determinada, y
si no la entregaba, se procedía a la venta de los títulos que tenía en depósito. En consecuencia, el agente
adelantaba al comprador el 90% del valor de las compras y para ello pedía dinero prestado a los bancos. Los
créditos a los agentes o brokers pasaron de unos 3.200 millones en 1925 a casi 7.000 millones en 1929. Sin
duda, este gran incremento es un índice claro de la gran especulación que existía en la Bolsa.
14.1.4. − La actuación del sistema bancario
El sistema bancario era propietario de fuertes carteras de títulos que se cotizaban en la Bolsa y tenían interés,
como es lógico, en que sus carteras sufrieran constantes revalorizaciones.
La fragmentación de la estructura bancaria era uno de los puntos débiles de la economía americana. La
financiación de la especulación se podía alimentar con préstamos a muy corto plazo.
Otro factor a considerar es la política de la Federal Reserve, que realizó grandes compras de títulos para que
descendiera el tipo de interés y desalentar así la afluencia de capitales extranjeros. Estas compras dispararon la
especulación de la Bolsa de Nueva York. El fallo de las autoridades monetarias para prevenir la crisis o
dificultar el irreal optimismo, parece fuera de toda duda. La actuación de la Federal Reserve fue desacertada.
14.2. − LA CAÍDA DE LA BOLSA Y EL INICIO DE LA DEPRESIÓN
La crisis de 1929 comenzó con el hundimiento de valores cotizados en la Bolsa de Nueva York. En día 24
de octubre se ofrecieron cerca de 13 millones de títulos sin casi ninguna demanda; los precios se hundieron y
la intervención de los bancos para frenar la caída no evitó el progresivo desastre del lunes día 28 y el día 29,
martes, que se ha calificado como el día más desastroso de la historia de la Bolsa de Nueva York. Se
ofrecieron, casi sin ninguna contrapartida, más de 33 millones de títulos.
El análisis de la causa continúa siendo controvertido. Puede que una subida del tipo de descuento en Inglaterra
motivara la retirada de importantes fondos que llevó a un comienzo de descenso de las cotizaciones y los
brokers o agentes de cambio, al comprobar la situación de sus clientes, observaron que muchos no ofrecían las
garantías suficientes, y al exigirles dinero, respondieron dando órdenes de venta, y, finalmente, la
57
acumulación de las mismas llevó a un hundimiento generalizado.
La baja habida en la Bolsa hasta mediados del mes de noviembre supuso una pérdida de unos 30.000 millones
de dólares, jugando un papel importante en este hundimiento el sistema de adquisición de valores a crédito.
14.2.1. − Descenso de la producción y aumento del desempleo
En realidad, lo que se produjo en octubre de 1929 no fue una simple crisis de la Bolsa, como creyó el
presidente Herbert Hoover, manifestando a primeros de marzo, que la crisis terminaría pronto.
Desde el verano de 1930 la crisis se generalizó y hasta la primavera del año 1932 descendieron los precios,
disminuyó la producción industrial, descendieron los salarios y apareció en proporciones desconocidas el
paro.
La inversión del sector privado disminuyó de una manera alarmante, habiendo en 1932, seis millones de
parados en Alemania, cerca de tres en Inglaterra, unos 12 millones en los Estados Unidos. Y un número
mayor de obreros trabajaban en jornadas reducidas de 30,20 e inclusive menos horas por semana. Hasta poco
antes de la segunda guerra mundial los Estados Unidos no alcanzarían ni el nivel de empleo ni el de
producción logrado en 1929.
14.2.2. − Quiebras bancarias
Uno de los aspectos más notables de la crisis fue las quiebras bancarias y de grandes empresas. Entre 1929 y
1932, en Estados Unidos quebraron más de 5.000 bancos.
En muchas partes los agricultores no podían devolver las cantidades que se les había prestado y los
respectivos bancos acreedores entraban en quiebra. Para comprender mejor este fenómeno hay que tener en
cuenta que los precios de los productos agrícolas disminuyeron de una manera alarmante y con mayor
intensidad inclusive que los industriales. De 1929 a 1933 los precios agrícolas descendieron en un 55%.
14.2.3. − Difusión de la crisis a través del comercio internacional
La depresión se extendió a todo el mundo: Francia, Italia, Bélgica, Canadá, Japón, Alemania (más acusada
quizá por la retirada de capitales americanos). La URSS, sometida al proceso de crecimiento al que le forzaba
la aplicación del primer plan quinquenal, se vio libre de las crisis y su economía superó con bastante éxito este
primer plan.
El comercio internacional sufrió asimismo una gran reducción. Las diversas economías nacionales
reaccionaron fomentando al máximo sus exportaciones y reduciendo las importaciones.
14.2.4. − Extensión del proteccionismo y agravamiento de la recesión
Una de las primeras reacciones que provocó la crisis en la mayor parte de los países fue el defender el
mercado interior, protegiéndolo contra las importaciones extranjeras. Estados Unidos elevó sus tarifas
aduaneras en 1930 y la casi totalidad de los países adoptaron medidas parecidas en el curso de los dos años
siguientes, 1931 y 1932.
La mayoría de los países aplicaron restricciones cuantitativas a las importaciones. Frente a la
sobreproducción agrícola, las diversas políticas económicas nacionales intentaron proteger a dicho sector
económico.
De ahí la generalización del proteccionismo o la firma de acuerdos entre diversos países que acordaban
58
mutuamente llevar una política discriminatoria frente a otros. El más importante de estos tratados fue el
firmado en Ottawa, el año 1932, entre Gran Bretaña y los países de la Commonwealth que implicaba el
establecimiento de la preferencia imperial. Se concluyeron varios acuerdos según los cuales los distintos
países del Imperio se comprometían a iniciar, en un principio, negociaciones con los otros países del Imperio.
Canadá, Australia y otros otorgaron a dichos países concesiones discriminatorias en relación a los derechos
aplicables a terceros países.
Anteriormente, el año 1930, en Oslo, se firmó un convenio que establecía una especial unión y trato entre los
países escandinavos, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Unos años después, en 1936, Estados Unidos,
Inglaterra y Francia llegaron a un acuerdo para prestarse ayuda mutua, en especial en el camino monetario y
en el de las transacciones comerciales.
En consecuencia, las características más acusadas en el decenio de 1929 a 1939 en orden a organización del
comercio internacional, íntimamente unido con el hundimiento del sistema monetario internacional a raíz de
la crisis, fueron: adopción de medidas regionalistas, discriminatorias y bilateralismo. Todo ello respondía a la
adopción de medidas defensivas que se encauzaron a través del proteccionismo.
14.2.5. − Intentos para reducir el proteccionismo y desarrollar el comercio internacional
La Conferencia de Londres del verano del año 1933, conferencia económica mundial en la que estuvieron
representados 64 Gobiernos tuvo un resultado práctico casi nulo.
La quiebra de los bancos acarreó la de numerosas empresas y comprometió seriamente la capacidad de
crédito, paralizando en gran medida los mecanismos de inversión. El hundimiento de los precios redujo el
poder de compra de los productores y vendedores y todos, por poco que pudieran, se situaban a la expectativa.
La actitud psicológica en estos momentos, era propicia a la reducción de actividad y los consejos fáciles y
optimistas no se aceptaban.
La reducción de los gastos de consumo incita a los productores y a los vendedores a no renovar su equipo fijo
ni sus existencias.
14.3. − REACCIONES FRENTE A LA CRISIS: POLÍTICAS NACIONALES DE REACTIVACIÓN.
14.3.1. − Los Estados Unidos: el New Deal.
En el caso de Estados Unidos, se adoptaron una serie de medidas conocidas con el nombre de New Deal,
siendo presidente de dicha nación F. Roosevelt. Al hacerse cargo de la Presidencia, a comienzos del año 1933,
la economía americana se hallaba en serio peligro con millones de parados, hundimiento general del sistema
bancario y recesión de la producción y del consumo hasta límites insospechados.
Roosevelt primeramente actuó en el campo del dinero y del crédito. Después, el esfuerzo realizado en la
política monetaria se desplazaría hacia la aplicación de políticas especializadas en los sectores agrícolas e
industriales para sostener algunos precios y sostener o levantar algunos poderes adquisitivos.
• Política monetaria
Inmediatamente después de asumido el poder (marzo de 1933) prohibió las exportaciones de oro. Poco
después, el presidente gozaba de los poderes suficientes para disponer que se incrementara la emisión de
billetes sin contrapartida en oro, para devaluar el dólar hasta el límite de un 50 por 100 y autorizar la
acuñación ilimitada de monedas de plata.
El simple anuncio de una posible inflación fue suficiente para transformar la actitud sicológica de muchos.
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Muchos capitales atesorados aparecieron en el mercado, se tendió a la inversión y la demanda de mercancías
creció considerablemente. Todo ello suscitó un alza en los precios y una reactivación de la actividad
económica.
En 1934 se llevó a cabo esta política inflacionista, cuya finalidad era fomentar las exportaciones y hacer subir
los precios interiores, aunque éstos no aumentaron en proporción a la devaluación del dólar.
• Reorganización del sistema bancario
Comenzó en junio de 1933. En adelante, los bancos adheridos al sistema Federal de Reserva tenían que tener
un capital mucho mayor, que oscilaba según las regiones. Se concedían poderes al sistema Federal de Reserva
para desarrollar o restringir el volumen global del crédito, creándose además un seguro sobre los depósitos
bancarios, a través de la constitución de la Federal Deposit Corporation que garantizaba los depósitos de los
bancos asegurados, ejerciéndose así un control más férreo sobre los bancos invitando a retomar la confianza
perdida en ellos por parte del público.
Se ejerce un control más riguroso de las operaciones efectuadas en la Bolsa. Para obtener el permiso de
emisión de valores tenía que facilitarse una serie pormenorizada de datos sobre sueldos de los dirigentes de la
empresa, nombres de las personas que poseían el 10% o más del capital de la sociedad, comisiones pagadas a
intermediarios y promotores, con el fin de ofrecer garantías a los suscriptores.
También se establecieron rigurosas limitaciones a los adelantos que podían ofrecer los brokers a sus
clientes y que variarán según el ritmo de la coyuntura y los objetivos de la política económica del momento.
• Políticas sectoriales de reactivación
agricultura
La ley de abril de 1933 concedía al presidente el poder de concluir acuerdos respecto a productos
determinados o con asociaciones de productores agrícolas mediante los cuales éstos aceptaban reducir sus
siembras. Se consideraba que la relación entre los precios agrícolas y los industriales tenía que conservar la
habida en el período 1900−1923. Cuando el precio de un producto en el mercado era inferior, el campesino
recibía una subvención por el importe de la diferencia entre el precio de mercado y el paritario. El rendimiento
de las tierras creció.
industria
Fue donde se llevó a cabo un mayor esfuerzo, intentando colocar parte del gran número de parados que había.
Se creó la Public Work Administration, que recibió un crédito de unos 3.500 millones de dólares para
emprender obras públicas y conceder créditos a los municipios y organismos públicos para las obras que
emprendieran. Se constituyo un organismo especial, el Tennessee Valley Authority, facultado para
emprender una serie de grandes trabajos y construyó seis grandes presas de instalaciones hidroeléctricas y las
tierras del valle del río Tennessee fueron compradas y redistribuidas a familias campesinas que recibían en
régimen de cooperativas maquinarias, semillas, etc., a condición de comprometerse a respetar un plan de
cultivo elaborado por la Escuela de Agricultura de la Universidad de Tennessee.
Se pretendió una transformación básica de la estructura de la industria americana a través de la National
Industrial Recovery Act (NIRA), aprobada en el mes de junio de 1933 y que tenía como finalidad reactivar
la actividad económica evitando la sobreproducción y obligando a las empresas a aceptar ciertas reglas de
juego propias de un sistema de libre competencia.
60
A finales del año 1934 se habían publicado unos 350 códigos y se llegó a más de 600. Se creó una insignia, el
águila azul que debían ostentar las empresas que se sometían a sus disciplinas. Hubo algunas grandes
industrias, como la Ford, que no se adhirió al código correspondiente.
Se perseguía asegurar un beneficio razonable a la industria, unos salarios que permitan vivir y eliminar los
métodos y prácticas de piratería. Los consumidores argumentaron que sus intereses no se tenían
suficientemente en cuenta y algunos sindicatos razonaron de forma similar. En el mes de marzo del año 1935,
el Tribunal Supremo declaró a la NIRA inconstitucional.
Entonces Roosevelt abandonó la idea de las organizaciones profesionales en la industria y pasó a apoyar los
derechos de los obreros a organizarse en sindicatos.
No es fácil establecer un balance del conjunto del New Deal. No se eliminó totalmente el paro ni se animó del
todo la inversión, sobre todo la privada. La pública contribuyó a aminorar la crisis y en algunos momentos
estimuló al sector privado. Parece evidente que el presidente Roosevelt salvó a Estados Unidos de una
desmoralización económica y social cuyas consecuencias hubiesen sido terribles. Logró una notable mejora
del poder adquisitivo de los obreros y de los campesinos y una reactivación económica evidente.
14.3.2. − Inglaterra
Inglaterra adoptó una actitud frente a la crisis muy distinta a la de Estados Unidos. Acabó con algunos de sus
aspectos tradicionales de política económica más notables como el librecambio, pero permaneció bastante fiel
al arquetipo liberal. En 1931 abandonó el patrón oro, y los acuerdos de Otawa le llevaron a un proteccionismo
con la búsqueda de una solidaridad económica imperial.
• Dificultades de recuperación en los sectores industriales tradicionales
Persistieron las dificultades de las viejas industrias exportadoras. El Gobierno prestó ayuda a las regiones más
afectadas por el paro − sobre todo las mineras y textil −, estimulando redistribuciones de la mano de obra y
otorgando facilidades para la instalación de nuevas industrias introduciendo el sistema de Trading Estates,
que permitía a las empresas alquilar al Estado terrenos y edificios destinados a convertirse en fábricas.
• Mantenimiento del equilibrio presupuestario
Se persiguió un equilibrio en los presupuestos del Estado, procurando que los tipos de interés permanecieran
muy bajos y dándole especial importancia a la industria de la construcción. Los años comprendidos entre 1933
y 1938 se le ha calificado de coyuntura de la construcción.
Respecto al comercio internacional, el acuerdo preferencial de la Commonwealth suponía una rebaja
importante en los productos procedentes de los países del Imperio británico. Después firmó una serie de
tratados bilaterales con Dinamarca, Argentina, Noruega, Islandia y Suecia, otorgando a todos estos países
facilidades de arancel y cupos de importación, aunque en menor medida que en los acuerdos de la
Commonwealth.
A partir del año 1938, la economía inglesa sufrió una pequeña recesión.
• Abandono del patrón oro y nacimiento de un sistema monetario centralizado
La ordenación del sistema monetario realizada en los años veinte − patrón de cambio oro − se vino abajo
como consecuencia de la crisis de 1929. Desde 1930 se retiraron importantes cantidades de dinero tanto de
Austria como de Alemania y en los primeros meses de año 1931 muchos extranjeros tenían importantes
depósitos en Londres, comenzaron a retirarlos.
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El 21 de septiembre de 1931 un comunicado anunciaba que para salvaguardar las existencias de oro del
Tesoro británico, que había bajado a 130 millones de libras, el Banco no facilitaría en adelante el cambio de
oro contra sus billetes. Inglaterra abandonaba el patrón oro.
Casi inmediatamente otros muchos países renunciaron al patrón oro y comenzaron a generalizarse acuerdos de
clearing − acuerdos bilaterales en virtud de los cuales se procedía a la compensación de pagos entre los
respectivos países −. Así surgió un nuevo sistema para compensar y efectuar pagos entre las distintas
economías nacionales.
En 1936, Estados Unidos, Inglaterra y Francia firmaron el Acuerdo Monetario que implicaba la aceptación
del principio del manejo de los tipos de cambio que había venido a reemplazar a los tipos de cambio libres
asociados con el patrón oro. Se reconocía la necesidad de una cooperación internacional para los tipos de
cambio y en consecuencia, fue un precursor del Fondo Monetario Internacional.
14.3.3. − Francia
En Francia, la crisis iniciada en el año 1929 llegó de una forma tardía y sus consecuencias no fueron
especialmente graves.
• La política deflacionista de Laval
Laval, en verano de 1935, aplicó una política deflacionista. Reducción del 10% de los gastos públicos,
excepto los dedicados a seguridad y asistencia social.
Se elevaron algunos impuestos y se pretendía disminuir el importe del presupuesto en una notable cantidad
−10.000 millones −. Dichas disposiciones, conocidas como los decretos de la miseria, no satisfacían al público
en general. Esta política recesiva enrareció el clima social.
• La política expansiva del Frente Popular
Las elecciones de 1936 llevaron al poder al Frente Popular. El gobierno de León Blum, de orientación
socialista dio un giro a la política económica francesa. Dicho giro se inspira en la experiencia Roosevelt y de
una forma particular en la teoría que explica la crisis por el subconsumo popular y contempla la reactivación a
través del aumento del poder adquisitivo.
Para solucionar las huelgas, las ocupaciones de fábricas y reactivar la economía, en junio de 1936 se firmaron
los acuerdos de Mantignon, que concedían un aumento de salarios, reducción de la jornada laboral,
vacaciones pagadas, condiciones de trabajo establecidas en convenio negociados, etc. Se intentó aumentar el
poder adquisitivo de los agricultores creando la Oficina Nacional Interprovincial del Trigo, y, por último, se
puso en marcha un programa de grandes obras públicas. Sobre todo esta última medida tendía a reducir el
paro.
• Consecuencias: elevación de los costes, inflación y pérdida de competitividad de la economía francesa en
los mercados exteriores
Pero las medidas que mejoraban la situación de los obreros repercutieron en un aumento de los costes de
producción y de los precios. El alza del coste de la vida superó a la elevación de los salarios. Las reformas
introducidas encarecieron los costes con lo cual sostener las exportaciones resultaba muy difícil. El error del
gobierno de León Blum consistió en intentar reconstruir el mercado interior sin modificar la cotización del
franco.
Los precios dificultaban el comercio exterior y se tuvo que ir a sucesivas devaluaciones de la moneda.
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14.3.4. − Alemania
• Política recesiva, consecuencias sociales y ascenso del nazismo
El caos de Alemania es especialmente interesante porque a partir del año 1933, en que subió al poder Hitler,
se aplicó un tipo de economía dirigida con carácter general y sistemático. En 1931 se produce un obligado
descenso general de los precios. Se rebajaron los sueldos de los funcionarios, los salarios del mundo obrero y
se tenían que reducir los precios en un 10%. Sin embargo, la devaluación fue lo suficientemente acentuada
para que las exportaciones desempeñaran un papel importante.
Para hacer frente a esa situación se exigieron licencias de importación, se firmaron acuerdos bilaterales y se
controló la salida de capitales.
• Principios de la política económica del nazismo
Ante una situación de descontento, dificultades crecientes y seis millones de parados, Hitler (1889−1945)
llegó al poder el mes de enero de 1933. Las dificultades crecientes en los años anteriores de la clase media
rural y comerciante, el paro, etc., condujo al fortalecimiento de un nacionalsocialismo que luchaba contra los
que consideraba responsables de la miseria de Alemania. Los extranjeros, por un lado, que condujeron a
Alemania a la ruina a partir del Tratado de Versalles, y por otro, las grandes industrias.
Tuvieron lugar nacionalizaciones de unas instituciones y reorganizaciones o agrupaciones de otras. La
totalidad de la economía tenía que estar subordinada al Estado, aunque no se tratara de una estatalización
pura, pero sí dentro de un contexto estrictamente nacional. Se desarrolló una ideología de la sangre, de la
raza y la nación.
En la doctrina nazi el individuo existe sólo para el pueblo. Queda excluida toda doctrina basada en la
consideración del interés individual. Lo esencial es servir a ese espíritu, al Estado y así toda la vida nacional
de la que lo económico es una parte se edificó sobre el Fuhrer Prinzip, el principio de dirección autoritaria.
Repudio de la lucha de clases y proclamación del derecho al trabajo. Los antiguos sindicatos obreros y
patronales son disueltos y sustituidos por una nueva organización, el Frente del trabajo, que unía patronos,
obreros y empleados en una vasta comunidad de esfuerzos y trabajos.
• La lucha contra el desempleo a través de una política de obras públicas
Se persiguió una política económica de autarquía y se comenzó una lucha enconada contra el paro, lucha
que constituyó un imperativo político de primer orden del cual dependía el mantenimiento del prestigio de
Hitler y el cumplimiento de sus proyectos.
Se emprendieron obras de autopistas, además de un rearme militar. El número total de parados descendió de
6 millones en enero de 1933, a poco más de 2 millones en 1935, para pasar a 1,6 millones en 1936 y sólo
400.000 en 1938.
Para desarrollar el progreso de grandes obras públicas la financiación se llevó a cabo mediante una discreta
inflación y con empréstitos.
• Política comercial
El comercio fue un instrumento más de la política nacionalista planificada con miras a una economía de
guerra. El valor interior de la moneda no iba vinculado a su valor externo y ello hizo posible la acometida de
una serie de experiencias, de hecho inflacionistas, sin que tuviera repercusiones inmediatas, como
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consecuencia del descenso de la moneda en el mercado de cambios y como consecuencia de la desfavorable
tendencia impuesta al comercio exterior.
• Desarrollo industrial y rearme
Cuando ya se había alcanzado el nivel de pleno empleo se realizó una clara elección ante el dilema cañones o
mantequilla. La economía se hallaba plenamente dirigida a orientar los recursos hacia la construcción de
bienes de destrucción.
En la industria de bienes de consumo el desarrollo había sido menor.
El segundo plan de cuatro años aceleró la preparación para la guerra y se realizó un gran esfuerzo para lograr
los productos o las materias primas que tradicionalmente se importaban. Esta misma orientación política se
llevó a cabo en la agricultura, aumentando las superficies cultivadas y el rendimiento, con finalidades
autárquicas.
14.3.5. − La depresión de los años 30 y la estatalización de la economía japonesa
Hasta aproximadamente el año 1929 Japón había dependido de una manera importante de su comercio
internacional: importaba materias primas y maquinaria y exportaba productos fabricados. La crisis del año
1929 le afectó sobremanera, porque tuvo que continuar importando materias primas e incluso productos
alimenticios, pero le resultaba cada vez más difícil exportar. En gran medida ello contribuyó a que el Japón
tomara una nueva orientación en su política internacional. Se intentó obtener lo que necesitaba a través de
conquistas y de expediciones coloniales, y así fue preparándose para entrar en una situación que le conduciría
a la guerra.
−Desarticulación del comercio internacional y expansionismo japonés
En el año 1931 las fuerzas armadas japonesas invadieron Manchuria, lanzando a su país por un camino de
acción directa en el dominio del continente asiático.
La invasión de Manchuria se produce impulsada por importantes problemas internos y por una tensión
creciente en las relaciones de Japón con el mundo exterior. Japón durante los años treinta, parecía seguir el
mismo camino que Alemania e Italia, fomentando en su pueblo un frenesí de espíritu ultranacional,
consagrando a nuevos jefes y a nuevos héroes ante la nación y ofreciéndole esperanzas de prosperidad por
medio de la expansión en el exterior y bienestar a través de la realización de un estado de asistencia
organizada.
Las acciones militares en Manchuria fueron acompañadas de una nueva ofensiva comercial que duplicó
literalmente las exportaciones de Japón entre 1931 y 1936.
A pesar de la fuerte competencia de la Gran Bretaña, de los Estados Unidos y de Alemania, Japón fue la
primera gran potencia que se recuperó de la depresión. Las técnicas utilizadas en aquella ofensiva comercial
produjeron sorpresa y gran malestar entre sus competidores, los cuales aseguraban que los salarios en Japón
eran inhumanamente bajos y, unidos a prácticas incorrectas y a la venta de artículos de poca calidad, le
proporcionaban una ventaja ilegítima.
−Salida del patrón oro y devaluación del yen como apoyo a las exportaciones
Al abandonar el patrón oro en 1932, Japón devaluó el yen hasta un punto en que sus artículos podían venderse
competitivamente en el mercado mundial.
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−El Estado impulsó la concentración industrial
La ley de Control de las Grandes Industrias, en 1931, permitió al gobierno racionalizar la industria
fomentando las fusiones de empresas, eliminando la competencia ruinosa y adecuando la industria a la
competencia con el exterior. El nivel de vida de la nación en conjunto se mantuvo muy bajo.
−Aumento del intervencionismo económico del Estado
A finales de 1937 Japón dio los primeros pasos importantes hacia una creciente centralización del control del
gobierno sobre los sectores privados del país. Se creó un Consejo Asesor y una Junta Planificadora, con la
misión de coordinar la política nacional.
En marzo de 1938 el primer ministro Konoe apoyó a las distintas fuerzas políticas para que la Asamblea
Legislativa decretara la Ley de Movilización General Nacional, que ponía los asuntos económicos y fiscales
del gobierno en manos de la Junta Planificadora.
El gobierno, liberado de la necesidad de enviar sus decisiones a la Asamblea Legislativa, tenía poderes
independientes y extraordinarios para desarrollar una economía planificada e imponer el control de precios y
el racionamiento y para asignar la distribución de recursos y de trabajo obligado. Esta ley significó la
sentencia de muerte del gobierno parlamentario de Japón.
A comienzos de 1940 los partidos políticos fueron obligados a disolverse, y su lugar fue ocupado por la
Asociación para la Asistencia de la Autoridad Imperial. Basada en la idea de partido único, la Asociación se
proponía la unificación de todo esfuerzo burocrático y político de Japón en torno a los objetivos imperiales. Al
propio tiempo, los pocos sindicatos que aún quedaban fueron aglutinados en una sola asociación consagrada al
esfuerzo de guerra.
ESTADOS UNIDOS
• − INCIDENCIA DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL SOBRE LA ECONOMÍA
NORTEAMERICANA.
La renta pér cápita de Estados Unidos en 1938 era un poco más elevada que la de Gran Bretaña o Suecia, y,
sin embargo, en 1948 era casi el doble. La segunda guerra mundial lanzó a Estados Unidos a una gran
superioridad.
La Guerra de Corea, además generalizó de inmediato una fuerte demanda. La reconversión industrial propia
de la guerra y un aumento del comercio de importación y exportación provocaron un boom económico hasta
el año 1953, fecha del armisticio de Pammanjon.
El efecto inducido de su economía es enorme y el mercado internacional está pendiente de la evolución del
mercado monetario norteamericano y de los distintos sectores de su economía.
• − El Plan Marshall: ayuda a la recuperación de la economía europea.
En 1944 los Estados Unidos pusieron en marcha un plan de ayuda a los países afectados por la guerra, con
excepción de los perdedores − Alemania y Japón − , que se incrementó en los años siguientes a través de
ayudas bilaterales, sobre todo, el Reino Unido y a Francia. Sin embargo, Europa occidental no iniciaba un
reconstrucción fuerte y continuada, y Estados Unidos decidió incrementar notablemente su ayuda. Así, se
instauró la European Recovery Program (E.R.P.), que distribuyó una considerable ayuda a Europa y que llevó
de inmediato a la escisión de Europa en dos bloques, al negarse la URSS y los países socialistas a participar
en el Plan Marshall.
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En 1947 se reunió en París la conferencia de los Dieciséis (excluidas Alemania Occidental y España) y se
constituyó un comité de cooperación económica que informó sobre la necesidad de que Europa realizara
considerables importaciones de bienes de equipo. En 1948, el congreso aprobó la Ley de ayuda al extranjero,
verdadera carta del Plan Marshall. La URSS rechazó la oferta americana y arrastró tras de sí a las democracias
populares.
En 1948 los países de Europa occidental firmaron el pacto de Bruselas que dio nacimiento al U.E.O., o
Unión Europea Occidental, y el Pacto Atlántico, en 1949, que dio origen en 1950 a la O.T.A.N.
(Organización del Tratado del Atlántico Norte).
La ayuda del Plan Marshall se invertía en gran medida en la compra de materias primas, maquinarias, sobre
todo, a Estados Unidos y proporcionaba fondos que, adecuadamente utilizados por los bancos centrales,
financiaban las inversiones públicas o se aplicaban en disminuir las deudas que tenían pendientes los distintos
países.
El 90% de la ayuda norteamericana era en especie, materias primas, energía y bienes de equipo, y sólo el 10%
en metálicos.
La ayuda resultó muy positiva. Las distintas naciones progresaron más de lo previsto. Desde 1952 las ayudas
del Plan Marshall fueron sustituidas por el programa de ayuda militar de la OTAN. Así, la reconstrucción de
Europa finalizó poco después de 1950.
• − Reorganización del sistema monetario internacional
Se estableció un orden monetario nuevo a través del Fondo Monetario Internacional (F.M.I.). La
financiación de las inversiones corrían a cargo del Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo
(B.I.R.D.).
• − La prosperidad norteamericana de los años cincuenta y sesenta.
Durante las épocas demócratas se habla de un intervencionismo y cuando gobiernan los republicanos, las
directrices que presiden son de corte liberal, con menor participación de la acción estatal, con mayor papel de
la iniciativa individual.
A Truman le sucedió el general republicano victorioso en la segunda guerra mundial Dwight D. Eisenhower,
bajo cuyo mandato (1952−1960) se realizó un notable esfuerzo en el sector de la construcción y aumentó la
capacidad adquisitiva de los salarios mínimos legales. Tuvieron lugar algunas recesiones, pero de poca
importancia como la de 1957−58 que se superó gracias a una adecuada política de descenso de los tipos de
interés y unas medidas adecuadas para facilitar créditos. El paro se mantuvo por encima de 5%.
− Cambios en las estructuras industriales: las grandes corporaciones industriales
En la década de 1960 a 1970 tuvo lugar un fuerte movimiento de concentración que sobrepasó el de períodos
anteriores, sobre todo en sectores industriales. De 1948 a 1968, las 200 empresas industriales mayores
adquirieron alrededor de 600 empresas, más pequeñas que poseían un capital aproximadamente de 30.000
millones de dólares (más que buscar la constitución de monopolios, el principio que les mueve es el de
distribuir los riesgos entre gran cantidad de sectores).
− La política social de Estado y el incremento del presupuesto federal
En 1960 entró de nuevo la administración demócrata con John F. Kennedy, asesinado el tercer año de su
mandato (1963), al que sucedió Lyndon B. Johnson (1963−1968). En el transcurso de los sesenta se dio una
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decidida actuación gubernamental estimulando el desarrollo económico y actuando contra los focos de miseria
y discriminación racial a través de la ampliación de los servicios médicos y de mayores dotaciones para
educación.
En 1954 el Tribunal Supremo dictó igualdad de acceso a las escuelas para blancos y negros, y en 1964, bajo el
mandato de Johnson, el congreso aprobó una legislación que ponía fin a la discriminación en el trabajo y en la
vivienda. Cuatro años después, en 1968, el asesinato del dirigente negro Martin Luther King fue un gran
golpe con secuelas importantes de manifestaciones y tumultos.
Alrededor de 1975 había unos 25 millones de negros, lo que equivalí al 12% de la población total. La década
de los sesenta fue, en conjunto, de una actividad económica muy sostenida, comparable a los mejores
períodos de expansión del pasado, con un crecimiento generalizado en todos los sectores, aunque el paro
persistió en un porcentaje que oscilaba entre el 5 y el 6 por 100.
Kennedy había preparado en 1963 un programa de reformas que se concretaba, entre otros aspectos, en una
disminución del impuesto sobre la renta para estimular el consumo y que Johnson envió al Congreso al año
siguiente, bajo el título de Gran Sociedad.
Finalmente, la guerra del Vietnam acarreó una activación de los recursos militares que llevó a una
reactivación distinta y menor que la guerra de Corea. Fue una década en la que se logró mantener la
estabilidad de los precios internos, se estimuló el ahorro y se consiguió, a através de un adecuado juego de
tipos de interés, que no disminuyeran las inversiones y que las salidas de capital al extranjero no fueran
muy cuantiosas.
− Esfuerzos por mantener la posición hegemónica de los Estados Unidos en la economía mundial
Kennedy fue partidario de una política librecambista. Se negoció a partir de 1962 con la Comunidad
Económica Europea, y mediante la aprobación de la Trade Expansion Act en octubre de 1962 se concedía la
presidente un poder especial de cinco años de duración para negociar la reducción general de tarifas
aduaneras.
El incremento del comercio empeoró notablemente el saldo comercial, y a partir de 1969, fue negativo. La
guerra de Vietnam llegó a alcanzar en 1968 el 10% del presupuesto federal.
• − PROBLEMAS DE LA ECONOMÍA NORTEAMERICANA A FINES DE LOS SESENTA:
INFLACIÓN, PÉRDIDA DE COMPETITIVIDAD EXTERIOR Y DEVALUACIÓN DEL DÓLAR.
La evolución de los precios sufrió un alza entre 1965 y 1970 del 4,2 por 100 anual, índice comparable con el
de los demás países de la Comunidad Europea. Por ello estos años fueron los de la edad de oro del dólar, que
gracias al aumento de la productividad de todo el sistema mantuvo prácticamente su poder adquisitivo y se
utilizó como moneda internacional. En 1970 el aumento llegó al 5,7 por 100, lo que obligó a preparar un
programa de lucha contra la inflación, sin mucho éxito ya que al año siguiente se devaluó el dólar.
El excedente comercial se fue reduciendo porque la competitividad norteamericana disminuyó con el auge del
Japón y de Europa y porque los salarios eran mucho más elevados, y además los gastos exteriores a título de
ayuda y defensa iban creciendo y las salidas de capitales eran fuertes.
Por todo ello, el dólar se debilitó. Los europeos, por ejemplo, habían acumulado reservas de dólares por las
que tenían derecho a convertirlas en oro − como, por ejemplo, Francia, que lo exigió en el año 1965.
La imagen del dólar americano como fortaleza inexpugnable se fue debilitando. En 1971 Estados Unidos
suspendió unilateralmente la convertibilidad del dólar y lo devaluó, y a medida que avanzó dicha década el
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déficit comercial continuó aumentando como consecuencia de las importaciones.
En el año 1968 accedió a la presidencia Richard Nixon, muy activo desde el principio en sus objetivos de
política exterior − normaliza relaciones con China, cierra la guerra de Vietnam − , intentando atenuar las
tensiones ideológicas de la guerra fría. El propio Nixon, reelegido en 1972, se vio implicado en el intento de
ocultar actuaciones ilíticitas en el cuartel general del partido demócrata durante la campaña electoral. Por lo
que en el mes de agosto de 1974, bajo amenaza de ser procesado, dimitió y le sucedió Gerald Ford, a la sazón
entonces vicepresidente. Ford, candidato en 1976, perdió las elecciones frente a Jimmy Carter, antiguo
gobernador de Georgia, gracias al apoyo de la clase media urbana, sindicatos y negros.
• − La crisis de los años setenta: recesión e inflación.
La década de los 70 se inicia con una combinación de cierta recesión económica e inflación. Gastos de guerra
por el conflicto de Vietnam, importantes ventas de cereales a la U.R.S.S. para reforzar la política de
distensión, producen algunas tensiones que se ven aumentadas en 1973−74 cuando los precios del petróleo se
disparan y los países productores cierran filas para continuar aumentándolos.
La recesión de los años 70 fue la peor situación vivida por los americano en las últimas décadas. El índice de
paro alcanzó el 9% de la población activa. El gobierno intentó luchar procurando mantener precios y salarios
y reducir gastos del presupuesto, los éxitos fueron muy relativos, yla recuperación que se inicia a partir de
1975 era relativamente penosa y difícil, aunque en años posteriores, ya en la época de Reagan a través de una
política liberal y dura, alcanzaría un importante esplendor, aunque con tensiones monetarias y un considerable
coste social.
En 1973 se dejan flotar las monedas en relación con el dólar. Estados Unidos considera que no tiene
compromiso de apoyo al mercado monetario exterior, y desde entonces los mercados de cambios registran
fluctuaciones en la determinación de sus respectivas cotizaciones. Tendrán que ser los bancos centrales,
siguiendo instrucciones de sus respectivos gobiernos, los que coordinen, en todo caso, los mercados de
cambios.
87 Tema 6: La revolución industrial en Inglaterra
TEMA 6: LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN INGLATERRA
TEMA 7: LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN FRANCIA
TEMA 8: LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN JAPÓN
TEMA 9: EVOLUCIÓN DE OTROS PAÍSES DURANTE SU TRANSFORMACIÓN. ALEMANIA HASTA
1870. RUSIA HASTA LA REVOLUCIÓN DE 1917
TEMA 10: LA INDUSTRIALIZACIÓN DE LOS
ESTADOS UNIDOS
TEMA 11: QUIEBRA DEL CAPITALISMO INTERNACIONAL Y AUGE DE LAS VÍAS
NACIONALISTAS
TEMA 12: LA REVOLUCIÓN RUSA Y EL ORIGEN DE LAS ECONOMÍAS DE PLANIFICACIÓN
TEMA 13: LOS PROBLEMAS DE LA ECONOMÍA MUNDIAL EN EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS
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TEMA 14: LA CRISIS DE 1929
TEMA 15: EVOLUCIÓN ECONÓMICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS, INGLATERRA, FRANCIA Y ALEMANIA DESPUÉS DE LA
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (1939−1975)
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