Al calificar una manifestación artística del tipo que

Anuncio
Bases para una metodología de detección de poéticas procesuales.
El
término
procesual
Procesualidad.
en
¿Podemos
arte.
Las
hablar
prácticas
de
procesuales.
poéticas
Índice
procesuales
en
de
la
postmodernidad? ¿Se podrían detectar claves procesuales en el N et Art?
Juan Loeck Hernández. Profesor Titular. Departamento de Escultura. Universidad de Vigo, España.
Comunicación presentada en el Primer Encuentro Iberoamericano de Estética y Teoría de las Artes, REAL/VIRTUAL,
que se celebró en Madrid los días 1, 2 y 3 de marzo de 2004, organizado por la Fundación Carolina y la UNED.
Cuando calificamos una manifestación del tipo que sea como procesual, lo que
queremos subrayar es que en ella se perciben, de manera inequívoca,
reflexiones derivadas de la propia práct ica y de la temporalidad intrínseca a esa
experiencia. Lo procesual es un mirar hacia dentro desde el proceso, entendido
éste bien como el conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o de
una operación artificial, bien como transcurso de tiempo 1.
Este adjetivo del término proceso, procesual, es de uso extendido en
algunas
disciplinas humanísticas, aunque no deja de extrañar el hecho de que no esté, a
día de hoy, incluido en los diccionarios comunes de la lengua española. 2
En tales diccionarios y enciclopedias de uso común, como adjetivos relativos a
la voz proceso, aparece únicamente la voz Procesal. Siendo procesal un
concepto muy específico del Derecho, (concerniente al Proceso como un
concepto jurídico 3), se separa de nuestro “procesual” que se hace específico en
otras disciplinas; aunque, en esencia, los dos adjetivos indican lo mismo.
La pedagogía emplea el concepto de procesual al definir la estructura
evaluativa: el profesor valora el proceso de aprendizaje, presta atención a todo
lo que sucede mientras sucede, lo que le permite detectar los problemas
mientras se producen, estrategia que denomina “evaluación continua”. Y se dice
que este tipo de evaluación tiene carácter procesual.
Recientemente descubro que el adjetivo procesual se emplea también en el
ámbito de la arqueología. En los años sesenta, coetánea con la procesualidad
artística, surge en Estados Unidos una corriente denominada Arqueología
Procesual. Desde el fundamento y método del conocimiento científico, o sea
desde
la
epistemología,
esta
corriente
pretendía
interpretar
objetiva
y
científicamente los procesos naturales y culturales a través de los materiales
arqueológicos, y no sólo realizar una labor descriptiva de éstos .
Si acudimos a la noción de proceso entre las páginas de un diccionario
filosófico, advertiremos que nuestro concepto es relativo a las “filosofías del
proceso” o “procesualistas” concebidas en el siglo XX, que consideran la
noción de proceso equivalente a las nociones de devenir y de cambio 4. En estas
filosofías los problemas se explican dentro del contexto de sus propios
procesos:
<<Con frecuencia la idea de proceso ha ejercido un papel importante en
psicología filosófica; tal ha ocurrido con William James y con Henri
Bergson. El procesualismo psicológico ha he cho uso de las ideas de
“flujo de conciencia”, de “corriente de conciencia”, de “temporalidad”,
de conciencia como duración”, etc 5>>.
Me interesa apuntar, siguiendo este manual, una cuestión que adquiere mucha
importancia en nuestro concepto específico de procesualidad en el arte
contemporáneo. Ferrater Mora comenta sobre el alcance del término proceso lo
siguiente:
<<A veces se ha entendido por “proceso”[…] también todo
acontecimiento y toda acción. Evidentemente, entonces el término
“proceso” tienen un sentido tan amplio que resulta prácticamente
inmanejable.
Aunque los autores llamados “procesualistas” no han establecido
siempre
distinciones
formales
entre
“proceso”,
“acontecimiento”,
“acción”, etc. , de los contextos en los que se presentan sus “filoso fías
del proceso” se desprende un uso relativamente bien circunscrito de éste
término. Cuando hay dudas, es menester discernir entre "proceso” y
"acontecimiento" (aun si se considera que un proceso se compone de una
serie de acontecimientos), y, en todo ca so, es menester distinguir entre
"proceso y "acción" (aun si se supone que toda acción es un proceso o
tiene un carácter "procesual") 6.
En el contexto artístico el problema se nos antoja similar. Cuando ya hace
algunos años propuse, en una asignatura de l a Licenciatura en Bellas Artes, un
2
ejercicio práctico en el que se debían detectar propuestas procesuales, me
encontré que, a pesar de mis explicaciones, los alumnos tenían dificultades para
diferenciar entre un proceso en el contexto creativo (todos), y u n proceso
articulado específicamente desde una visión procesual (algunos). Trataremos de
aclarar estas cuestiones, sin duda cruciales, en este trabajo.
Centrándonos en nuestro asunto, el concepto de Arte procesual se asocia a una
época muy determinada del siglo XX: los seis años del famoso libro de Lucy
Lippard (Six years. 1966 -72) 7. Realmente, más que un libro teórico, es una
compilación de referencia, una documentación cronológica exhaustiva sobre
eventos diversos de las tendencias afines de aquella época : minimalismo, la
anti-forma o postminimalismo, el póvera, el land -art, el body art, concept art..,
en definitiva, todas aquellas demostraciones artísticas que se han etiquetado
como formas de arte conceptual. El concepto subyacente que este libro propone,
es el de la desmaterialización del objeto de arte , (tesis compartida por S.
Marchán en un trabajo mucho más teórico, contemporáneo a éste, y que ha sido
esencial para nosotros 8), es decir, la existencia de un Proyecto conductor que
lleva a los artistas, e n la era de los movimientos por los derechos civiles, a
traspasar las fronteras tradicionales del arte, modificando radicalmente el
estatus del objeto artístico hasta hacerlo secundario, incluso inexistente, en
beneficio de la Idea. Las poéticas procesuale s, presentes en el desarrollo de
estas actitudes, jugaron un papel importante, pues
asumieron y construyeron
algunas de las estrategias que llevaron hacia el proyecto desmaterializador.
Traduciendo del lenguaje filosófico la terminología de proceso descri ta más
arriba, toda obra de arte, desde pinturas o esculturas a propuestas en soportes
menos tradicionales, se puede estructurar desde la óptica del proceso. Esto
implica que la procesualidad es una cualidad innerente a toda acción creativa,
aunque el grado de su presencia difiere de unos casos a otros. Esta afirmación y
la experiencia, me llevan a mantener la opinión de que no deberíamos hablar de
si una obra se mueve o no en términos de procesualidad, sino del índice de
procesualidad que cualquier manifes tación artística posee. Por el mismo
razonamiento, y recordando a Ferrater Mora, pienso que el arte de acción y
participación (acciones, eventos y performances) se encuentra ya en el ámbito
3
de la realidad, lo cual hace que, en general, analizarlo desde su propio proceso
puede ser irrelevante; esto habrá que matizarlo, ya que algunas estrategias
formales de índole procesual se detectan en los registros documentales del arte
de acción.
La
percepción
inequívoca
de
procesualidad,
el
índice
máximo
de
procesualid ad, se determina por una serie de características comunes que
trataré de concretar a partir de una serie de obras ajustadas cronológicamente a
ese periodo “heroico” de 1966 a 1972. La llamada Obra procesual se suele ceñir
a dos grandes tipologías:
1. Es un documento (presentado en muchos formatos posibles) que narra,
describe e informa sobre fenómenos naturales o artificiales de los que el
artista ha sido partícipe, como testigo o como detonante.
2. Es un objeto que puede ser pobre, efímero, informe, tautológico, que
refiere a sí mismo, a su constitución o a su materialidad.
Dentro de la vertiente documental, debemos hacer una especial mención al acto
fotográfico. Si se puede hablar de una iconografía de lo procesual, hay que citar
como recurso plástico ideal la fotografía, subrayando su lado más impersonal:
su pragmatismo, su condición testimonial, reflejo neutral de una realidad
efímera, fugaz, que transcurre delante del objetivo. El artista desmaterializador
en su candidez, en un intento de socavar el sentido mercantilista y tradicional
del arte, utiliza la imagen fotográfica cruda, deliberadamente pobre, limitando
sus
cualidades
estéticas
al
máximo
(pequeño
formato,
reproducciones
técnicamente imperfectas, uso primordial del blanco y negro.. ), registrando
datos de una realidad que muchas veces sólo habla del propio transcurrir.
Como comenta Dominique Baqué 9, una sola fotografía funciona como la parte
visible, “en vez de la obra”, o como huella mnemotécnica que pretende incitar a
la gente a ver in-situ las obra s, en el caso del arte de la tierra (la foto de la
espiral Jett y de Smithson o la foto del campo de pararrayos de Walter de
Maria), o como una reliquia preciosa y frágil en algunas documentaciones del
body art (la foto de la escalera con pie y clavos de Gi na Pane, o la foto donde
Chris Burden aparece en la postura de la cruz y transportado en la trasera de un
Volswagen).
4
Considero que las documentaciones fotográficas conceptuales con un mayor
índice de procesualidad, son, habitualmente, seriaciones cronológ icas que
registran minuciosa y neutralmente fenómenos, sin que podamos percibir
ningún propósito estético. Experiencias que se han esforzado por explorar la
fenomenología de la percepción, en especial la visual>> 10
Philippe Dubois sostiene la idea de que la imagen fotográfica no puede
separarse del acto que la ha hecho surgir. En las primeras páginas de su libro el
Acto Fotográfico 11 describe una obra del artista canadiense Richard Show,
Authorization, 1969 que funciona en las claves procesuales que estamos
proponiendo. La obra es una foto, un dispositivo en palabras de Dubois, que
5
presenta un espejo y sobre él pegadas, con cinta, 5 fotos polaroid. Las fotos,
organizadas
en
una
estricta
progresión
cronológica,
están
encadenadas
secuencialmente. El proceso se guido por el artista ha consistido en hacerse un
autorretrato con una cámara mirando a un espejo, pegar esta imagen resultante
en el espejo, hacer otra fotografía y así hasta cinco veces. Dubois nos ofrece la
posibilidad de entender la fotografía simplemen te como huella, index o marca
de la realidad.
<<Las cinco polaroids nos restituyen la historia de la obra al mismo tiempo
que la crean. Son a la vez el acto mismo y su memoria 12>>
Un ejemplo de este tipo de seriaciones es Sombras en el suelo en la Gale ría
Sperone de Turín, 1971. de Jan Dibbets
13
, serie de 12 fotografías que recoge el
movimiento del sol, a través de un rayo de luz que se proyecta en la ventana de
la galería, durante una tarde.
Estas obras son cronométricas: el paso del tiempo documentad o por el
movimiento. En una actitud de extremo rigorismo conceptual, se solapa el
tiempo subjetivo de observador al tiempo estructurado del reloj. A veces se
dilatan mediante las imágenes duraciones mínimas. Otras veces se condensan en
secuencias duraciones de imposible percepción, cambios que se han producido
incluso a lo largo de años.
Esta estructura cronomensora fija de forma secuencial un acontecimiento en
coordenadas de espacio -tiempo. La visualización del proceso se condensa en
una sola imagen. Esta imagen múltiple permite una lectura icónica del paso del
tiempo 14.
6
Hay una unidad mínima en esta visión iconográfica de lo procesual. Me refiero
al before & after. Consiste en la presentación de dos imágenes que evidencian
de forma concisa cambios que co nstatan la existencia de un proceso.
Culturalmente, la foto de antes y después 15, es una herramienta mediática
tremendamente eficaz. Warhol, artista que señala en sus inicios varias pautas
procesuales asociadas a la iconografía de la baja cultura (al cin e y la
publicidad), nos lo hace notar, ya a primeros de los años sesenta, en obras
donde reproduce anuncios de revistas sobre los efectos estéticos de la
rinoplastia.
A mi modo de ver, la imagen más eficaz del antes y después, vista desde
nuestras poéticas procesuales, es la obra Posición de lectura, quemadura en
segundo
grado ,
autorreferencias
1970
de
complejo,
Dennis
el
autor
Oppenheim 16.
fija
un
Desde
método
de
un
sistema
lectura
de
de
un
acontecimiento irrepetible a través de dos imágenes. Para mí esta claro en este
caso el desplazamiento de protagonismo de la acción a su huella, que es la
7
fotografía. La obra es ya incuestionablemente la doble imagen, objetualizada
como reliquia de un gesto desvanecido.
Pasando a la segunda tipología, el objeto proces ual sigue un sistema similar al
fotográfico, en el sentido de que los objetos con un alto índice de procesualidad
son muestra de sí mismos.
Un ejemplo paradigmátido de esta concepción tautológica es la pieza de Ian
Burn (miembro de Art & Language) Xeroxbo ok nº 1, de 1968. Consiste en un
libro formado por cien fotocopias Xerox encuadernadas: Se fotocopia una hoja
de papel azul en una máquina Xerox 720. Esta fotocopia es utilizada para hacer
una segunda fotocopia, la segunda para una tercera, la tercera para la cuarta,
etc. Se utiliza este procedimiento una serie de veces, produciendo una obra de
cien páginas. 17
8
Otro objeto que se mueve en las mismas coordenadas, y precursor porque se
hizo en época minimalista, es “caja con el sonido de su propia construcción ”
(Box with the Sound of its Own Making, 1961), de Robert Morris. Esta Piezaobjeto (pequeño y simple elemento cúbico de madera de 30cm de arista), pone
el acento sobre el "hacer", parte del "proceso" sobre la que Robert Morris va a
insistir en su texto So me Notes on the Phenomenology of Making: the Search
for the motivated: <<Aunque el arte pueda ser otra cosa, en el nivel más
elemental, es siempre una forma de hacer >> 18.
Sostengo que se pueden rastrear con bastante seguridad poéticas procesuales
antes y después de estos años. Como indica Robert Morris, un cambio hacia
nuestra mentalidad procesual ya se produce en el alto renacimiento con el
salvamento de bosquejos y el interés por las obras que quedaban inacabadas 19.
Otros lugares comunes son la iconografía sobre el paso del tiempo y sus
reflexiones, el intento de narrar pictóricamente mediante imágenes simultáneas,
seriadas. La cronofotografía, el futurismo, el dadaísmo. Y, sobre todo:
Duchamp y Warhol. También Pollock, o mejor, su fotógrafo Hans Namuth.
En cuanto al después, durante los años setenta y ochenta se produjeron
bastantes
obras
de
carácter
procesual
que
podríamos
calificar
como
academicismos. Percibo en la obra novel de muchos artistas y alumnos de
Bellas Artes reflexiones de carácter procesual , probablemente un primer
contacto perceptivo tranquilizadoramente pragmático (a veces gestos muy
inocentes, a veces directamente academias). Ser consciente del paso del tiempo
puede llegar a ser incluso terapéutico.
9
Desde la postmodernidad he detectado do s tipos de poéticas que considero
procesuales, relacionadas con la idea de documentación fotográfica:
La primera, de carácter citacionista, se apropia de la estructura serial. Ya no se
trata de documentar neutralmente sino que, desde un esteticismo formal más
propio de la fotografía plástica (fotos en color, encuadres teatrales) se cuentan
historias que escenifican problemas “más de nuestro tiempo”. Ver el Nido de
Pepe Espaliu, Mama y Papá de Janine Antoni, Mi II y Surgir I de Soledad
Córdoba..,
La segunda, más difundida internacionalmente por su fácil variabilidad,
consiste en una sustitución de la noción general de proceso por la de
procedimiento. Encuentro sus raíces en la generación de técnicas divergentes,
lúdicas, irresponsables, algunas veces un tant o absurdas, que dadaístas y
surrealistas produjeron en los años veinte y treinta: fotomontajes, flottage,
grattage, fumage. Los primeros revisionistas son Klein, Spoerri, Manzoni..
En la postmodernidad se usan procedimientos irónicos para generar imágene s
copiadas directamente de la iconografía existente. No casualmente la fotografía
vuelve a ser el medio. Los artistas se apropian para sus fines de iconos
10
reconocibles de la alta y la baja cultura. Como la doble Gioconda de Vik Muniz,
que consiste en una fotografía en cibachrome de un dibujo realizado por el
artista con crema de cacahuete y confitura, citando un cuadro seriado de
Warhol, basado a su vez en Leonardo.
Muniz tiene otro cibachrome que recoge la copia que ha hecho con sirope de
chocolate de la foto clasica de Namut, “Pollock in -progress”. Un tercer trabajo
consiste en una foto que reproduce la famosa imagen del Ché hecha con un
potaje de frijoles.
Dokupil
realiza
cuadros,
de
un
sorprendente
realismo
fotográfico,
reproduciendo fotografías de pr ensa de deportistas tiñendo el lienzo con humo
de velas. Sandy Skoglund fotografía interiores anodinos con diferentes
personajes, todo recubierto de diferentes tipos de texturas sorprendentes:
lonchas de bacon, ganchitos,..
He constatado otras derivas que se apropian de otro tipo de comportamientos,
también, a mi modo de ver, con índices altos de procesualidad. Pero considero
11
que los ejemplos propuestos más arriba son clave suficiente para ilustrar mi
hipótesis en esta primera aproximación.
El siguient e paso que considero es el de tratar de detectar índices de
procesualidad en el Net -Art. Consciente de mi falta de efectividad como
“navegante”, el proyecto que me propongo es ofrecer estas páginas que ahora
concluyo a artistas que trabajen con el Net Art, conocedores de los nada
sencillos entresijos de la red, con la finalidad de que ellos detecten y constaten
la existencia de índices de procesualidad en algún tipo de obra en la red. El arte
en la red es muy reciente y según mis apreciaciones, la procesual idad tiene que
evidenciarse de alguna manera. Yo ya estoy haciendo mis cábalas. La eficacia
de éste seguimiento dependerá completamente de si me he hecho entender o no
en este texto. Espero recibir indicios. E -mail: [email protected]
Pontevedra, enero 2 004.
12
Notas
1
VVAA. Diccionario RALE. (1984) Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española de la Lengua. 2 Tomos. 20ª ed.
Madrid: Espasa-Calpe. II TOMO, pág. 1107, acepciones 4ª y 2ª respectivamente del término proceso.
2 No aparece en la edición consultada, la 20 de 1984 del diccionario de la RALE, pero tampoco aparece en la 21 de 1992, que ha
sido consultada en formato electrónico. Lo mismo ocurre en la edición del MOLINER,M.(1991) Diccionario de Uso del Español.
Madrid: Gredos. Reimpresión. (1ª Ed.1966)
3
Op. Cit. 5ª acepción del término proceso: Derecho. Agregado de los autos y demás escritos en cualquiera causa civil o
criminal.//Derecho. Causa criminal
4 En cuanto a los datos sobre las filosofías procesualistas, consciente de mis limitaciones, me he ceñido a los datos que aparecen
en la voz Proceso del Diccionario de Filosofía. FERRATER MORA,J.(1994). Barcelona: Ariel Referencia. (Edición actualizada
por José Mª Terricabras) tomo III, pp. 2918 y ss.
5
Op.cit. pág 2918.
6
Op.cit. pág 2918.
7
LIPPARD,L.(1997). Six Years: the dematerialization of the art object from 1968 to 1972… 2ed con Nuevo prólogo. (1ªde
1973)Los Angeles: University of California Press.
8
MARCHAN FIZ,S.(1986). Del arte objetual al arte del concepto. Epílogo sobre la sensibilidad postmoderna. (1ªed 1972)
Madrid: AKAL/Arte y Estética.(3ª Edición, corregida y aumentada)
9
Baqué,D. (2003) La fotografía plástica. Un arte paradójico. Barcelona: G.Gili, fotografía. Traducción Cristina Zelich. (La
photographie Plasticienne. Un art paradoxal. 1998) pp.14-15
10
MARCHAN FIZ,S.(1986) Op.cit. Pág. 264
Dubois,P.(1994). El acto fotográfico. Barcelona: Paidós. 2ªed. Traducción Graziella Baravalle (L’acte
photographique, 1983)
12
op.cit. pág.13
11
13
En FUCHS,R./MOURE,G.(1991). DIBBETS, JAN. Luz interior. 1991. Barcelona:Ediciones Poligrafía. Colección Espai
Poblenou. pág.37
14 Se pueden localizar un número considerable de trabajos de este tipo. Jan Dibbets, Douglas Huebler, Alice Aycock.
15Escribo así en singular foto, pues me parece un dato significativo haber oído, recientemente, esta expresión en los medios de
comunicación en lugar de la más correcta de fotos de antes y después. Esta singularización del término la entiendo como la
disolución en el plano icónico de las partes en beneficio de un todo global que es la idea que se pretende transmitir.
16 la obra, paradigmática, se encuentra profusamente documentada y comentada en multitud de libros sobre arte contemporáneo.
(pág. 239 de S.Marchán ya citado)
17
Recopilado en Arte conceptual, una perspectiva.1990. Madrid, Fundación Caja de Pensiones.
18
Recopilado en Art Conceptuel, Museo de Arte Contemporáneo de Burdeos, 1988.
Robert Morris. La Antiforma. Artículo de Artforum de 1968, recopilado y traducido en Entre la geometria y el
gesto, 1986. Madrid, Ministerio de Cultura. Pág.55. Sobre este tema, desarrollado, ver WITTKOWER,R.(1984). La
escultura: procesos y principios. 1980. Madrid: Alianza-Forma. Versión Cast. Fernando Villaverde. 4ªed.
(Sculpture,1977)
19
13
Descargar