Instituto de Educación Sonora - Arizona El suministro de agua para Hermosillo. Quince años de búsqueda y desencuentros Nicolás Pineda Pablos / El Colegio de Sonora A PRINCIPIOS DE LA DÉCADA de los años noventa, las autoridades hidráulicas del estado y la federación se dieron cuenta de que la disponibilidad de agua para la ciudad de Hermosillo estaba llegando a sus límites. Había que hacer algo para resolver esa situación. Idear nuevas fuentes de suministro que aportaran más agua. Comenzó así una sucesión de proyectos – casi todos espectaculares al principio, pero que finalmente han resultado fallidos. Primeramente, en esos años, el presidente Carlos Salinas inauguró nuevos pozos en el ejido La Victoria y anunció que el problema de agua de la ciudad estaba resuelto para treinta años. Sin embargo, al poco tiempo se descubrió que el agua de esos pozos contenía flúor, por lo que tuvieron que cerrarse y buscar nuevas alternativas. Para aliviar el problema, en 1995, la Coapaes (Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Estado de Sonora) construyó una galería filtrante que consiste en una cámara subterránea que capta el agua que corre por debajo del lecho del río. No obstante, poco después, el siguiente administrador del organismo construyó unos pozos río arriba que hicieron que la galería se volviera inoperante. Cuadro 1. Proyectos emprendidos para resolver el suministro de agua a Hermosillo. Table 1.- Projects to Solve Hermosillo’s Water Supply Año Proyecto 1994 Batería de Pozos en ejido La Victoria 1996 Galería filtrante 1995-1996 Acueducto de la Presa El Novillo a Hermosillo 1999-2001 Construcción de planta desaladora en Bahía Kino 2004 Compra de agua de pozos Las Malvinas 2005 Compra de derechos de agua de la Costa de Hermosillo Fuente: elaboración del autor / Source: prepared by the author Hacia fines de ese año, como el problema de suministro no se resolvía, los funcionarios del agua propusieron la construcción de un acueducto que trajera agua del río Yaqui a la ciudad. Se trata de una distancia de 144 kilómetros, que requiere de bombeos y túneles para cruzar dos sierras intermedias. A fin de sacarle más provecho a la licitación de esta obra, el gobierno del estado la incluyó, junto con la concesión de la operación del sistema de agua de la ciudad y el desarrollo inmobiliario Vado del Río, en lo que se llamó el “Paquete Agua”, para ofrecerlo en licitación. Se recibieron cuatro propuestas de empresas constructoras nacionales y se inició el proceso de selección. Sin embargo, extrañamente, en abril de 1996, aduciendo la oposición del consejo consultivo, el proceso de licitación fue cancelado. Tiempo después se supo que los terrenos del vado del río habían sido entregados al Fobaproa (Fondo de rescate bancario). De esto se infiere que para el gobierno del estado resultó más atractivo operar con el Fobaproa que concluir el proceso de licitación. Asimismo, el proyecto del acueducto del Yaqui quedó cancelado. Para 1997 hubo cambio de gobernador y entonces la urgencia era mayor, ya que la población estaba alarmada porque la presa Rodríguez se había secado y había iniciado el racionamiento de agua en la ciudad. El nuevo proyecto que se planteó a principios de 1999 fue la construcción de una planta desaladora en la Costa de Hermosillo, a veinte kilómetros del mar, y un acueducto de 100 kilómetros para subir el agua a la ciudad. Esta fuente tenía la ventaja de que era prácticamente inagotable y de que no afectaba a nadie, pero enfrentó la suspicacia de los agricultores de la Costa que consideraron que dicha extracción incrementaría la intrusión salina y arruinaría la agricultura en esa región. Para superar este escollo, el proyecto tendría que reubicar los pozos en la playa para extraer agua directamente del mar, lo cual encarecía considerablemente el proceso de desalinización. Con estas características, en mayo de 2000 se lanzó la convocatoria de licitación. La única empresa que presentó propuesta fue la española Unión Fenosa. Su oferta era desalinizar y transportar agua a la ciudad para venderla a 8.22 pesos el metro cúbico. El 3 de julio de 2001, el gobierno del estado aprobó la propuesta y sólo faltaba que el Congreso del Estado aprobara la fianza que requería la empresa. Sin embargo, la autoridad municipal de Hermosillo, que era de un partido distinto a la estatal y se oponía al proyecto, se movilizó para, de acuerdo con lo previsto en la Constitución, solicitar que el gobierno del estado transfiriera el servicio de agua al municipal. El servicio pasó a manos del municipio a fines de 2001 y el proyecto de la planta desaladora quedó cancelado. Los nuevos gobiernos, municipal y estatal, iniciados en 2003, se orientan hacia la adquisición de derechos de agua de uso agrícola para pasarlos a uso urbano. Primeramente, se compraron los derechos de los pozos de Las Malvinas, 36 kilómetros río arriba; esta acción provocó el bloqueo de un grupo de ejidatarios inconformes y, aunque prolongó la entrada en operación de esta fuente, aparentemente se resolvió. Posteriormente, se ha estado negociando la transferencia de derechos agrícolas de agua del distrito de riego de la Costa. El 29 de junio de 2005 se acordó con los agricultores la cesión de los derechos de 40 millones de metros cúbicos de agua, de los cuales, 26 serían para la ciudad y los restantes dejarían de extraerse para apoyar la recuperación del acuífero. Esta nueva agua se está extrayendo por medio de los pozos de Los Bagotes, al poniente de la ciudad, y por primera vez, después de una década, parece que se empieza a trabajar en solucionar el problema. Aunque resta ver si las nuevas autoridades municipales, que iniciaron en septiembre de 2006, continúan por este camino. En el fondo, lo más preocupante no es tanto el gasto y los errores en que se ha incurrido con estos proyectos, sino la falta de mecanismos eficientes de planeación que permitan a esta ciudad decidir su futuro. Nicolás Pineda Pablos / El Colegio de Sonora