Economía cafetera colombiana

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ROMPIMIENTO DEL PACTO DE CUOTAS
CONVENIOS INTERNACIONALES DEL CAFÉ
El pacto de cuotas
Los primeros intentos para conseguir un acuerdo internacional para el manejo de la política cafetera se
remontan al año 1931. para este año el proceso de aumentó en la producción cafetera, particularmente del
Brasil, iniciado en años anteriores, hizo crisis y las perspectivas del comercio del grano se tornaban cada vez
más difíciles debido al establecimiento de gravámenes muy altos a las importaciones de café en la mayoría de
los países consumidores de Europa.
Con base en estos hechos el gobierno brasileño organizó el Primer Congreso Internacional del Café, evento
que tuvo lugar en la ciudad de Sao Paulo a partir del 15 de mayo de 1931 y al cual concurrieron los
principales productores del grano en América; la representación de Colombia estuvo cargo del doctor Mariano
Ospina Pérez, Gerente General de la Federación de Cafeteros.
El acuerdo de mayor significación seguido y aprobado en este Primer Congreso Internacional del Café fue el
que establecía las bases para una cooperación entre los países productores mediante la creación de una Oficina
Internacional del Café encargada de organizar las estadísticas de producción y consumo; estudiar y aplicar
métodos par promover el consumo del café, estudiar y cooperar con las autoridades competentes la reducción
de las tarifas aduaneras para que el café llegar a manos del consumidor a precios asequibles que permitieran el
incremento del consumo; estudiar sistemas de transporte y la manera de abaratar sus costos.
No obstante los buenos propósitos de los delegados al Congreso Cafetero de Sao Paulo, sus iniciativas que
quedaron el papel. En 1933 tuvo lugar en Londres en una conferencia Internacional sobre temas económicos y
monetarios en la que Brasil presentó las bases de un posible acuerdo entre los países productores de café,
tendiente a limitar la producción del grano para regular los precios. En esta ocasión Colombia reaccionó en el
sentido de no entrar a discutir la propuesta sobre la base de limitar la producción o las siembras, dado que los
cafés suaves no estaban soportando el fenómeno de la superproducción.
A mediados del año 1935 la economía cafetera del mundo afrontó una grave crisis originada nuevamente en la
superproducción del grano, acrecentada por la competencia de los productos sustitutivos y los gravámenes a la
importación de café implantados por algunos países europeos.
Ante esta situación, el Comité Nacional de Cafeteros y la Gerencia de la Federación, resolvieron, el 11 de
agosto de 1936, convocar a las más importantes entidades gubernamentales y gremiales de café en América.
La reunión tuvo lugar en Bogotá entre el 5 el 10 de octubre del mismo año y se conoce en los anales de la
historia cafetera del continente como la Primera Conferencia Americana del Café o Conferencia de Bogotá,
que estuvo presididita por el Gerente de Federación de Cafeteros en ese entonces, el ingeniero Alejandro
López.
El acuerdo más significativo a que llegó la Conferencia fue la creación de la Oficina Panamericana del Café,
entidad a la cual se asignó la responsabilidad de unificar la política cafetera de los países Latinoamericanos,
como sede permanente del nuevo organismo gremial internacional se escogió la ciudad de Nueva Cork.
Fueron signatarios del acuerdo: Colombia, Cuba, Brasil, AL Salvador, Nicaragua y Venezuela.
El segundo acuerdo de importancia fue el de paridades, suscrito por Brasil y Colombia para negociar la
paridad en los precios de sus cafés en el que las partes se comprometían a ejercer las acciones necesarias para
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conservar en la Bolsa de Nueva Cork una diferencia mínima de 1 ½ centavos de dólar y máxima de dos
centavos de dólar entre los precios de los cafés.
El pacto de Paridades no tuvo buen suceso; sin embargo, esta circunstancia no disminuyó la voluntad de los
países productores de buscar soluciones comunes a sus problemas.
En agosto de 1937 se reunió en La Habana la Segunda Conferencia Panamericana del Café, donde los países
productores de América dieron nuevos pasos hacia la cooperación gremial y económica en defensa del café,
mas no los suficientes paralizar en definitiva las aristas surgidas al calor de políticas particulares de
producción.
Esta Segunda Conferencia Panamericana del Café no logró nada en concreto. Al desatarse en el mes de
septiembre de 1939, la segunda conflagración mundial., se creó para el mercado cafetero internacional una
situación de caos por el cierre progresivo de los mercados europeos. La consecuencia inmediata de esta
situación fue la baja vertiginosa de precios, que registraron uno de los niveles mas bajos de la historia, debido
a la competencia de los países productores por afianzarse en le mercado de los Estados Unidos.
En septiembre de 1939, cuando estallo la guerra en Europa, los países Latinoamericanos, que representaban el
85% de la producción mundial del grano enviaban el 40% de sus exportaciones a mercados europeos. Los
abastecimientos todavía excedían a la demanda, a pesar de la continuación del programa de destrucción del
Brasil y de la guerra de precios que subsistía desde 1937 entre este y otros países Latinoamericanos. Si las
exportaciones que normalmente iban a Europa hubieran sido desviadas a Estados Unidos, inundándose en esta
forma el principal mercado mundial, los mercados del café se habrían desmoralizado totalmente. Puesto que
muchos de los países eran de economía cafetalera, las consecuencias económicas y políticas habrían sido
serias, tanto para ellos como para los Estados Unidos. De ahí que las presiones del impacto de la guerra sobre
las corrientes de comercio existentes y la necesidad de la solidaridad hemisférica determinaron el Convenio de
1940.
La conferencia dispuso que una comisión asumiera el estudio y elaboración de un proyecto de acuerdo para la
regularización y distribución de las cuotas de exportación cafetera que los países harían a los Estados Unidos
como el mayor obstáculo para diseñar un mecanismo que fuera operativo, era el desconocimiento de la actitud
que pudieran tomar los países productores no americanos, Brasil propuso como base de acuerdo tramitar con
el gobierno de Washington la prohibición de importar a su país cafés no arábigos y excluir del mercado
norteamericano a los productores africanos y asiáticos que, seguramente, estarían buscando en ese momento
hacer fluir hacia allí un volumen considerable de sus producciones. Sobre la propuesta el gobierno
estadounidense respondió que su legislación le impedía aceptarla.
En estas circunstancias los productores vieron la necesidad de comprometerse solidariamente len el hallazgo
de soluciones eficaces a su problema y lograron, a finales del año 1940, el acuerdo que hoy se conoce como el
Convenio Interamericano de Washington o Pacto de Cuotas.
La comisión decidió entonces fijar a los productores de África y Asia una cuota máxima de exportación,
proporcional a las fijadas para los latinoamericanos, teniendo en cuenta los volúmenes exportados por
aquellos hacia Estados Unidos en los años anteriores. Pero subsistía otra dificultad, aún mayor, consistente en
determinar la cuota básica total y las cuotas básicas de cada uno de los países representados en el Conferencia,
puesto que las pretensiones particulares sumaban una cuota total que por ser muy alta en nada podría
contribuir a resolver el problema de los excedentes en el mercado norteamericano. Por convocatoria que hizo
la Oficina Panamericana del Café en junio de 1940. Se logró un acuerdo inicial que consideraba una cuota
básica total de 15.9 millones de sacos, superior a la importación total hecha por Estados unidos durante el año
cafetero anterior 1939/ 1940 y al promedio anual consumido por ese país durante el periodo 1935 / 1939.
El 29 de noviembre de 1940, los representantes diplomáticos de 14 países productores de café en América y el
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Secretario de Estado de los Estados Unidos, firmaron el acuerdo definitivo que se conoce como Convenio
Interamericano de Washington ó Pacto de Cuotas.
Para atender a este compromiso internacional y salvaguardar y asegurar el desarrollo de la industria cafetera
nacional, el Congreso de la República expidió la Ley 45 de 1940 que dio facultades especiales al gobierno que
dictó entonces los Decretos 2078, 2079 y 2080 del mismo año de 1940, por los cuales se establecieron
reglamentaciones a los precios internos, a las exportaciones de café y a la capitalización del Fondo Nacional
del Café, creado específicamente con el objeto de financiar las compras y adquirir a tiempo los excedentes no
exportables.
Entre los antecedentes del Primer Acuerdo Internacional del Café, está también la Reunión de Quintandhina,
Brasil, a la que concurrieron los Ministros de Hacienda de todos los países latinoamericanos que se llevó a
cabo en Nueva York el 19 de marzo de 1955 en la que se decidió la creación de un Oficina Internacional del
Café ya que todos estaban en la convicción de que solamente se lograba la cooperación entre los productores y
consumidores, sería posible encontrar solución a los problemas cafeteros y era condición indispensable para el
surgimiento de un acuerdo a nivel internacional.
En el ano de 1957 sobrevinieron nuevos síntomas de superproducción que motivaron una crisis de precios.
Para conjurarla se reunieron Brasil, Colombia, México, Nicaragua, Costa Rica y Guatemala y dentro de lo que
se llamó el Pacto de México, se convino limitar las exportaciones. Esta determinación surtió como efectos un
equilibrio en el mercado, estabilidad en los precios externos y un notable incremento de las exportaciones.
Un grupo importante de Colombianos encabezado por el doctor Alfonso López Pumarejo intervino ante el
gobierno de lo Estados Unidos para que este país promoviera la constitución de un Grupo de Estudios del
Café con la participación de productores y consumidores. Ese grupo, que se reunió en Washington a partir de
mayo de 1958 promovió la celebración de un Pacto de Cuotas de Exportación, que fue el último que se
practicó antes del convenio Internacional del Café, cuyo antecedente inmediato lo constituyó la reunión de
Punta del este realizada en 1961 con el objeto primordial de establecer la Alianza para el Progreso en cuya
agenda se incluyó específicamente la búsqueda de un acuerdo sobre el café.
La negociación del Primer Convenio Internacional del Café tuvo lugar en la sede de las Naciones Unidas y fue
firmado el 20 de septiembre de 1962 por 32 países productores que representaban el 95% de las exportaciones
totales de café en el mundo y por 212 países consumidores que tenían idéntica participación en las
importaciones totales.
El convenio Internacional del Café, es de la naturaleza de aquellos negocios jurídicos que el Derecho
Internacional denomina tratados. Como tal, luego de haber sido establecidos sus términos por el Grupo de
Estudio del Café y firmado por los representantes de los respectivos gobiernos, debió ser ratificado por los
órganos legislativos de cada país firmante.
El congreso de Colombia lo aprobó el 12 de marzo de 1963 por medio de la Ley 5ª., sancionada en la misma
fecha por el entonces Presidente de la República doctor Guillermo León Valencia. Por su parte el Congreso
Norteamericano lo ratificó el 12 de enero de 1965.
Entre los puntos a establecer por el Convenio cabe destacar:
• Establecer un equilibrio razonable entre la oferta y la demanda sobre bases que aseguren un adecuado
abastecimiento de café a los consumidores así como mercados para los productores a precios equitativos, y
que sirva para lograr un ajuste a largo plazo entre la producción y el consumo.
2. Aliviar las dificultades ocasionadas por los gravosos excedentes y las excesivas fluctuaciones de los precios
del café en perjuicio de los intereses de productores y consumidores.
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3. Contribuir al desarrollo de los recursos productivos y a ala promoción y mantenimiento del nivel de empleo
e ingreso en lo países miembros para ayudar así lograr salarios justos, un nivel de vida más elevado y mejores
condiciones de trabajo.
4. Ayudar a ampliar la capacidad adquisitiva de los países exportadores de café, mediante el mantenimiento de
los precios a niveles justos y el aumento del consumo.
5. Fomentar el consumo de café por todos los medios posibles.
6. En general estimular la colaboración internacional respecto de los problemas mundiales del café,
reconociendo la relación que existe entre el comercio cafetero y la estabilidad económica de los mercados
para los productos industriales.
Como cuestión fundamental para asegurar la estabilidad del Convenio se dispuso en el Artículo Séptimo, crear
la Organización Internacional de Café con sede en Londres y dotarla de una estructura orgánica y de normas a
las cuales debía ceñirse su administración.
La negociación del Convenio a nombre de Colombia fue realizada por una misión integrada por Arturo
Gómez Jaramillo, Hernán Jaramillo Ocampo, Jorge Restrepo Hoyos, Rafael Parga Cortés, Alfonso Palacio
Rudas, Reinaldo Muñoz Zambrano, Leonidas Londoño Londoño, Rafael Unda Ferrer, Carlos Ospina Delgado,
Andrés Uribe Campuzano y Bernardo Rueda Osorio, quien actuó como Secretario,
El primer Convenio Internacional del Café hizo crisis en el año de 1971, como consecuencia de la devaluación
del dólar, ocurrida el 19 de diciembre de 1971. El pacto había sido renegociado ya en 1968 para prorrogar su
vigencia hasta 1975. no obstante la crisis del Convenio no se vino del todo abajo y después de juiciosas
conversaciones entre las partes, se convino en mantener la Oficina Internacional del Café como Foro para la
negociación del Segundo Acuerdo Internacional del Café, propósito que tuvo cabal cumplimiento con la firma
del Segundo Convenio Internacional del Café suscrito en 1976.
Este Segundo Convenio Internacional del Café se considera como la continuación del Convenio Internacional
del Café de 1968 que fue prorrogado mediante protocolo y tuvo seis años de vigencia, es decir, hasta el 30 de
septiembre de 1982.
La coyuntura del mercado cafetero internacional surgida de la última helada en el Brasil (junio de 1980), la
situación estática del consumo, la inflación, el deterioro de las monedas entre otros muchos
condicionamientos, llevaron al Consejo Internacional del Café a establecer también para el año cafetero 1981
/82 el mecanismo de las cuotas contemplado en el Convenio de 1976.
El Consejo Internacional del Café, durante el trigésimo quinto periodo de sesiones, concluida en los primeros
días del mes de octubre de 1981, fijó la cuota global anual para el año cafetero 1981 /82 en 56 millones de
sacos; reiteró el restablecimiento de incrementos y reducciones de cuotas con el mecanismo adoptado para el
año cafetero 1980/81.
Durante el año de 1982 los países productores y consumidores de café discutieron el establecimiento de un
nuevo Convenio Internacional del Café, dados los buenos resultados que se habían obtenido con los dos
anteriores. Las partes lograron ponerse de acuerdo y se llegó a protocolizar el IV Convenio Internacional del
Café que entró en vigencia el 1º de Octubre de 1983 y cuya duración se previó hasta el 3de septiembre de
1989.
El nuevo convenio recogía las inquietudes formuladas tanto por los productores como por los consumidores y
aunque sigue los lineamientos generales de los convenios procedentes, se educaron los mecanismos a los
tiempos que corrían y al crecimiento y desarrollo de la industria cafetera un dial, lo que hizo de él el
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instrumento más efectivo y capaz para el manejo de la política cafetera internacional.
CRISIS DEL ACUERDO INTERNACIONAL DEL CAFÉ
La coyuntura de buenos precios que motivó la helada del Brasil en 1975 y que trajo cotizaciones por encima
de los us $ 3.00, llevó a muchos países productores a incrementar la producción.
Para evitar, o al menos conjurar la consecuente caída de los precios que fatalmente acarrearía la
superproducción Colombia propuso a Brasil una política de estabilización de precios que disciplinara el
mercado, sin obtener ninguna acogida.
No obstante y con el ánimo de regular el mercado, Brasil y Colombia se dieron a la tarea de coordinar
políticas de comercialización entre los principales países productores. Al término de las reuniones celebradas
en Manaos y Londres los productores acordaron disciplinar el mercado y mantener el orden en el suministro.
Igualmente, se buscó el acuerdo con los consumidores para reavivar las cláusulas económicas del Convenio
Internacional del Café sin conseguir su voluntad para este propósito.
Ante esta situación se integró el llamado Grupo de Bogotá con la participación de Brasil, Colombia, Costa
Rica, El salvador, Guatemala, Honduras, México y Venezuela, que se propuso como objetivo fundamental,
estabilizar los precios.
Por acción del grupo que actuó en el mercado de futuros con la intermediación e corredores de bolsa, las
cotizaciones se mantuvieron entre us $1.60 y us $ 1.80 por espacio de 18 meses.
Esta incursión de los productores en el mercado no fue bien recibida por los consumidores y Estados Unidos,
mediante maniobra de las autoridades que regulaban el mercado de futuros en Nueva York, obligó al grupo da
interrumpir actividades, hecho al que también contribuyó la dificultad el costo de la estabilización del
mercado con los alarmante índices de superproducción que empezaron a dar algunos países productores.
Al finalizar el año cafetero 1979 − 1980 luego de complejas negociaciones, se logró reintroducir el sistema de
cuotas en el Convenio Internacional del Café.
Para el año de 1985 una sequía en Brasil, fenómeno que perturbó seriamente el mercado, llevó a Colombia a
pedir la supresión anticipada de cuotas, además de la adopción de una serie de medidas que garantizaran la
continuidad del Acuerdo. Dicha supresión se hizo efectiva a partir del 18 de febrero de 1986.
Después de todo, los esfuerzos por establecer el sistema de cuotas fracasaron, unas veces por conflicto de
intereses de los consumidores y otro por la imposibilidad de conciliar las aspiraciones de unos y otros.
ROMPIMIENTO DEL ACUERDO
Causas
Son múltiples las causas que confluyeron para que el Acuerdo Internacional de Café se rompiera. Entre ellas
las más identificables fueron:
• El cambio en las estructuras del comercio internacional cuya expresión más característica fue la
creación de los mercados comunes.
• La crisis de los acuerdos mundiales de productos básicos, cuyo aspecto negativo resaltó un
economista del Departamento de Estado Norteamericano (1986) al decir que éstos transferían recursos
de los países industrializados a estados en desarrollo y que obstruían la función informativa de los
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precios que el objetivo de lograr mayores precios era insostenible en mediano plazo dado el aumento
de la producción que resultaba de mayores cotizaciones.
• Las ventas de café a los países no miembros, que habían aumentado su volumen y que eran motivo de
agudas críticas ya que a ellos se les vendía a menor precio que a los miembros lo que según algunos
críticos, llevaba a los no miembros a realizar prácticas irregulares.
En el camino de negociación de un nuevo acuerdo, el Consejo Internacional del Café creó un grupo técnico
encargado de identificar los problemas del Acuerdo y examinar las propuestas para la renegociación o
prórroga. Colombia, por su parte, adelantó gestiones ante funcionarios del gobierno americano par
intercambiar con ellos ideas sobre el Acuerdo.
La posición del Brasil, en cambio, fue de franco desinterés. Según el sector cafetero privado, el acuerdo les
había hacho perder posiciones en el mercado, de otro lado, el café había perdido importancia económica, pues
de generar el 6 % de las exportaciones en 1960 había pasado al 8% en 1988.
Finalmente, las relaciones comerciales de Brasil con Estados unidos, estaban experimentando fuertes roces
por la agresiva presencia de los brasileros en el mercado internacional en los sectores tan importantes como el
siderúrgico, la informática, la fabricación fe aviones y el calzado.
Las reuniones del Consejo celebradas en noviembre de 1988 y auzo de 1989 tendientes a renegociar el VI
Acuerdo Internacional del Café no lograron concretar su iniciativa.
En abril de 1989 el Concejo volvió a reunirse con la misma intención. En la reunión se barajaron varias
fórmulas como la de una cuota universal. El principal escollo estuvo en la propuesta de la Comunidad
Económica Europea que condicionó su voto a la eliminación de los descuentos a los no miembros y la de los
Estados Unidos que pretendían que el comercio cafetero norteamericano participara activamente en el
mercado de los no miembros.
La situación planteada dio pie a que en los pasillos de la OIC se rumorara sobre a posibilidad de extender el
Acuerdo sin cláusulas económicas. Algunos países (Perú, Costa Rica y México), expresaron que se la única
manera de aumentar su participación era el mercado libre, ellos apoyarían un acuerdo sin cuotas.
Colombia advirtió que ese experimento podría costarle a los productores una pérdida de más de us $ 3
millones al año.
Del 5 al 13 de junio se reunió el Consejo en forma extraordinaria, para buscar, una vez más, la fórmula que
permitiera salvar el Acuerdo con sus cláusulas económicas. En esta reunión las posiciones fueron todavía más
radicales y se convocó entonces a votaciones el 3 de julio.
Colombia no perdió la esperaza y realizó gestiones políticas ante los principales países miembros de la OIC
pero no obtuvo ningún resultado positivo; en la fecha fijada se procedió a la votación y se tuvo como
resultado la prórroga del acuerdo sin cláusulas económicas.
No obstante la OIC no desapareció y de común acuerdo con los miembros de decidió mantenerla como foro y
como centro de compilación de estadísticas.
ASOCIACIÓN DE PAÍSES PRODUCTORES DE CAFÉ (APPC)
Pocos días después de la suspensión del sistema de cuotas se derrumbaron los precios. Para el caso del café
Colombiano que había alcanzado cotizaciones por encima de us $ 1.50 se registraron bajas de más del 50%, es
decir presentó cotizaciones de us $ 0.70 por libra.
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Ante este descalabro la OIC hizo un estudio del cual se dedujo que los países productores podrían perder más
de 3500 Millones de dólares, solamente en el curso del primer año de cercado libre.
Con el ánimo de conjurar la grave situación que se veía venir, el gobierno de Colombia, en cabeza del Dr.
Virgilio Barco, inició gestiones ante la Casa Blanca y consiguió que el presidente George Bush manifestara su
disposición de iniciar conversaciones para reactivar las cláusulas económicas del Acuerdo.
Entre septiembre de 1989 y octubre de 1993, se realizaron numerosos intentos para restablecer las cláusulas
económicas del Acuerdo Internacional del Café o llegar a la negociación de uno nuevo. Todos resultaron
infructuosos.
Ante la imposibilidad de lograr un entendimiento con los países consumidores y ante el persiste deterioro de
los precios, los gobiernos y las autoridades cafeteras de los países productores buscaron alternativas para
evitar la quiebra de sus respectivos sectores cafeteros. Después de múltiples reuniones celebradas en África y
América Latina, se acordaron las bases de un plan encaminado a estabilizar y valorar el mercado mundial del
café mediante la retención inicial de un 20 % de las exportaciones a todo destino a partir del 1º de octubre de
1993.
Para lograr una cooperación más permanente, 28 países que representan el 85% de la oferta mundial
decidieron el 24 de septiembre de 1993, en Brasil, crear una asociación. Este nuevo organismo internacional
no se creó con el fin de sustituir sino más bien de complementar a la IOC y busca cumplir con los siguientes
objetivos:
• Promover la coordinación de políticas cafeteras entre los países miembros.
• Promover el aumento en el consumo del café en los países productores y consumidores.
• Buscar un equilibrio entre la oferta y la demanda mundial de café, con vista a obtener precios justos y
remunerativos.
• Promover el mejoramiento de las calidades de café.
EFECTOS DEL PACTO DE CUOTAS SOBRE EL CICLO DE LOS PRECIOS INTERNACIONALES
DEL CAFÉ
Cuando el ciclo de los precios internacionales del café se encuentra en su fase ascendente, los precios, en
situación de pacto, parecen ser sustancialmente inferiores a los que existirían en condiciones de mercado libre.
Cuando el ciclo de los precios internacionales del grano se encuentra en su fase descendente, los precios, en
situación de mercado pactado, parecen ser sustancialmente superiores a los que existirían en condiciones de
mercado libre.
El Pacto de Cuotas del Convenio Internacional del café actúa como un freno frente a la dinámica del ciclo de
los precios del grano. Sin embargo ni productores cuando la fase es ascendente, ni consumidores en la fase
descendente del ciclo ven con buenos ojos la existencia de un instrumento (El pacto) que se opone a sus
aspiraciones de mejores ganancias por ello, en la fase ascendente al pacto se rompe por las exigencias de los
productores sobre mejores y más altas franjas de precios (1972) y en la fase descendente por las demandas de
los consumidores referentes a un mercado más transparente (1989).
Siempre que el pacto se ha roto, los precios experimentan un movimiento acelerado e incontrolado en el
mismo sentido que lleva la fase del ciclo. Si la fase es ascendente, los precios se mueven hacia arriba de forma
abrupta y si la fase es descendente, los precios caen dramáticamente. Parece como si el nivel de los precios
internacionales del café quisieran recobrar el tiempo perdido. El efecto del pacto de cuotas sobre el ciclo de
los precios internacionales del café es imperceptible. En efecto las ganancias de los productores causadas por
el freno que el pacto le pone a la caída de los precios en la fase descendente del ciclo, se ve compensadas por
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las pérdidas ocasionadas por el freno al alza que se genera en las épocas de la fase ascendente del ciclo, las
ganancias que obtienen los compradores por efecto del pacto en la fase ascendente, tienden a igualarse con las
que le genera a los productores el mercado pactado en la fase descendiente del ciclo. Pero, por otra parte, la
varianza de los precios no se disminuyó, por cuanto los movimientos abruptos causados por los rompimientos
del pacto, cuando los precios buscan la recuperación del tiempo perdido, anulan la teórica acción favorable del
acuerdo. No obstante, en la fase descendente del ciclo, los precios del pacto, superiores a los hipotéticos del
mercado libre, pueden generar ineficiencias y, en consecuencia, pérdidas en el bienestar de la comunidad
internacional, debido a la persistencia en el mercado de productores no eficientes.
PERIODO
Oct.63 − Sep. 72
Oct. 72 − Sep.
80
Oct. 80 − Jul. 89
Jul. 89 − Jul. 90
PACTO
PRECIOS Us ctvs/lb
CRECIMIENTO
ANUAL PROMEDIO
INICIAL ÚLTIMO NOMINAL REAL
SI
30.2
43.2
4%
−3%
NO
43.0
179.3
18%
14%
SI
179.3
121.4
−4%
−8%
NO
121.4
80.1
−35%
−39%
VARIACIÓN DE LOS PRECIOS CON Y SIN PACTO DE CUOTAS 1963 − 1990
EL EFECTO PÁNICO EN EL MERCADO CAFETERO
El efecto Pánico en un mercado tiene lugar cuando en él se presentan acontecimientos imprevistos que hacen
que los agentes (oferentes y demandantes), se comporten de forma irracional, causando severas e inesperadas
fluctuaciones en los precios.
Este pacto no afecta de manera significativa la forma ni la intensidad ni la periodicidad del ciclo de los precios
internacionales del café. El pacto de cuotas se ha limitado a retrasar por algún tiempo el alza de precios en la
fase ascendente del ciclo, y detener, por algún tiempo también, la caída, cuando la fase es descendente.
Siempre, sin ninguna excepción, cuando los movimientos francos del ciclo cafetero han sido obstaculizados
(mediante el pacto por ejemplo), se presenta un rompimiento del dique de contención que trae como
consecuencia la entrada a escena del Efecto Pánico y produce un agudo movimiento de los precios en el
sentido en ele que se presenta la fase del ciclo, y con una intensidad superior a la que hubiese tenido si el
movimiento cíclico no hubiese sido represado por un obstáculo artificial.
EFECTOS DEL ROMPIMIENTO DEL PACTO DE CUOTAS SOBRE LA ECONOMÍA
COLOMBIANA
Efecto del rompimiento del pacto de cuotas sobre la balanza de pagos
Sin lugar a dudas, la dramática caída de los precios internacionales del café, causada por el rompimiento del
pacto de cuotas, tuvo y tendrá efectos negativos sobre la balanza de pagos del país.
PARTICIPACIÓN DEL CAFÉ EN LAS EXPORTACIONES TOTALES DEL PAÍS 1960−1987
AÑO
PARTICIPACIÓN %
AÑO
PARTICIPACIÓN %
8
1960
71.5
1979
61.3
1963
67.9
1982
63.0
1968
63.0
1985
50.2
1973
67.9
1986
59.7
1975
46.0
1987
36.4
Cuando los precios cafeteros internacionales descienden, el café disminuye su participación en las
exportaciones totales y viceversa. Es notoria la pérdida paulatina y constante de la participación cafetera
dentro del valor total de las exportaciones menores, el aumento en las ventas internacionales de petróleo, y la
creciente participación del carbón y el níquel en la canasta exportadora del país, han sido las causas de la
disminución de la participación cafetera. Con todo, aún y por mucho tiempo más, el café seguirá siendo el
primer producto de exportación del país y sus venturas y desventuras repercutirán directamente sobre la
balanza de pagos Colombiana.
Efecto del rompimiento del pacto de cuotas sobre las Finanzas Públicas
Por dos vías se dejan sentir los efectos del rompimiento del pacto de cuotas sobre las finanzas públicas
Colombianas, la primera es a través del déficit del fondo nacional del café y la segunda mediante el fenómeno
recesivo generado por la caída de los ingresos provenientes de las exportaciones y la merma del ingreso real
de los productores cafeteros del país. El fondo con el propósito de cumplir uno de sus más importantes
objetivos, cual es el de desvincular el precio interno del café, de las fluctuaciones de los precios
internacionales, debe echar mano de sus recursos para cubrir la diferencia.
Ha pesar de la dramática caída de los precios internacionales se ha podido mantener el precio interno en
niveles más o menos aceptables, deteriorados solamente en un 15% con respecto al nivel ideal, en el que se
mantiene el poder adquisitivo del caficultor. Para ello, el Fondo Nacional del Café ha pagado directamente a
los caficultores el precio sostenido, y a los exportadores privados, los ha subsidiado con las transferencias para
sostenimiento del precio interno (transopin).
El déficit del Fondo Nacional del Café tiene lugar cuando los costos del café exportado (precio al productor
más costos de trilla y de exportación), son superiores a los precios internacionales del producto. En el caso
contrario las operaciones de exportación del fondo arrojan superávit. Por su parte al fenómeno recesivo, es
importante señalar que dos hechos económicos relacionados con el rompimiento del pacto de cuotas, lo
impulsan. El primero es la caída de los ingresos de divisas, que al actuar negativamente sobre la importación
de materias primas y bienes intermedios y de capital y al desencadenar un proceso de contracción monetaria,
frena la dinámica del desarrollo y provoca una sensible caída de la demanda agregada nacional. Y el segundo
hace referencia a la disminución del 15% aproximadamente, que ha causado en las zonas cafeteras del país,
una fuere baja en los índices de actividad económica.
BIBLIOGRAFÍA
• LOMBANA MEJIA, Pedro Manuel, Café año 2000, Editorial Papiro, Manizales, 1991
• CHALARCA, José, Vida y hechos del café en Colombia, Editorial Común Presencia Editores, Primera
edición, Bogotá 1998.
• CHALARCA José, HERNÁNDEZ SALAZAR Héctor, El café, Enciclopedia del desarrollo Colombiano,
colección los Fundadores, Volumen III, Editorial CANAL RAMÍREZ− ANTARES, Bogotá, 1974
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