Cómo retratar un personaje

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Cómo se describe un personaje
No sabemos dónde residen el alma, el carácter y la personalidad, y por eso
resulta difícil hacer buenos retratos de personajes, porque retratar consiste precisamente
en captar el alma, el carácter, y la personalidad. Los autores aplican normalmente
algunas receta que sirven para construir un carácter creíble. Vamos a fijarnos en cinco
aspectos que suelen utilizar los escritores para crear la ilusión de realidad de un
personaje.
Estos cinco aspectos no agotan las técnicas y trucos que ayudan a dar volumen y
realidad a un personaje. Sin embargo, son suficientes para hacer retratos soberbios,
como el que sigue, que emplea todas las técnicas de las que vamos a hablar:
Doña Rosa va y viene por entre las mesas del café,
tropezando a los clientes con su tremendo trasero. Doña
Rosa dice con frecuencia leñe y nos ha merengao. Para
doña Rosa, el mundo es su café, y alrededor de su café,
todo lo demás. Hay quien dice que a doña Rosa le brillan
los ojillos cuando viene la primavera y las muchachas
empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo eso
son habladurías.
Camilo José Cela, principio de La colmena
Como se puede comprobar, el retrato de doña Rosa consiste, básicamente, en un
a relación de cómo es, qué hace, dónde se mueve, qué dice y qué dicen de ella. Una
técnica sencilla aplicada con oficio e inspiración.
Cómo es. El aspecto físico se utiliza habitualmente como indicador de
personalidad en la vida real, y esta función es todavía más clara en la ficción. Es mejor
que al principio hagamos referencia a aspectos físicos que sí dependan de la
personalidad (desaliño, peinado, ropa, etc.) para no despistar al lector. Más adelante
intentaremos afrontar la descripción de personajes aparentemente contradictorios, más
interesantes pero también más difíciles de describir.
Qué hace. Las acciones nos delatan. Un simple movimiento para colocar los
bolígrafos en orden puede ser más revelador que un retrato físico completo.
Dónde se mueve. Por el entorno juzgamos a las personas, por lo que no debemos
olvidar la posibilidad de dibujar a los personajes por los lugares en los que se mueven.
De particular interés son los espacios que dependen en mayor medida de la voluntad del
personaje (casa, despacho, coche, etc.).
Qué dice. Puesto que cada persona tiene una forma particular de hablar, con
giros y expresiones propios, es fundamental dotar a nuestros personajes de personalidad
en los diálogos. Ésta es una tarea que exige mesura, porque debemos hacer compatible
lo natural con lo caracterizador. Para lograrlo es imprescindible practicar, escuchar a la
gente que conversa a nuestro alrededor y empatizar con el personaje, vivir dentro de su
piel. El proceso es lento pero enriquecedor: pensemos que estamos familiarizándonos
con un arte, no con meras habilidades mecánicas.
Qué dicen de él. Hacer hablar a los personajes sobre otros personajes hace más
complejos y verosímiles nuestros retratos, porque se aportan miradas diferentes sobre el
carácter que queremos dibujar. No olvidemos que buena parte de nuestro conocimiento
en la vida real procede de lo que nos han contado.
Antes de dar por terminado este apartado, tres técnicas que ayudan a crear
personajes con profundidad:
Buscar las contradicciones. Aunque complique el trabajo de creación, los
personajes resultan más verosímiles si tienen contradicciones: si dicen una cosa y hacen
otra o actúan ante situaciones similares cada vez de una manera. Así le parecerán al
lector más humanos y menos monolitos.
Huir de los tipos establecidos. Como lectores nos cansamos de los mismos
personajes: la niña angelical con instintos asesinos, el trabajador compulsivo con
corazón de oro, el adolescente consentido que se mete en líos, etc. Merece la pena que
hagamos el esfuerzo de huir de los estereotipos para crear un tipo original.
Hacer que los personajes evolucionen. Hacer que los individuos que caminan
por nuestras páginas evolucionen psicológicamente exige un gran esfuerzo de
programación y de sensibilidad, pero el efecto de realidad es soberbio. Las personas,
aun con nuestra oposición, somos modeladas por la vida. Los acontecimientos
importantes pueden hacen que actuemos de diferente manera. o mismo debemos
procurar que ocurra con nuestros personajes. Lo más normal es que en las narraciones
que escribamos les ocurra algo particular, y por eso es creíble que cambien. Hagamos el
esfuerzo de reflejar ese cambio gradual.
El paradigma de la evolución de los personajes es la quijotización de Sancho
Panza y la sanchificación de Don Quijote, que se produce de un modo gradual y
constante que merece ser estudiado con detenimiento y justifica una lectura o relectura
del Quijote, que es, entre otras cosas, una excelente escuela de narradores.
Ejercicio: Hacer un el retrato de un personaje empleando las cinco técnicas que
emplea Cela en el retrato de Doña Rosa.
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