PLÁSTICA - Paralelo 10

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REVISTA SEMANA - Fecha: 08/05/2006 -1266
PLÁSTICA
El arte de invertir
Algunos compran para
coleccionar, otros sólo para
especular, pero todos ellos saben
que un cuadro o una escultura se
puede valorizar mucho más que
cualquier acción.
Los precios del arte no tienen
límites. Este año, en menos de tres
meses, se han dado dos de las tres
ventas públicas más costosas de la
historia: Retrato de Adele BlochBauer, de Gustav Klimt, que rompió
todos los récords, en 135 millones de dólares, y Dora Maar con gato, de Pablo
Picasso, en 95,2 millones de dólares. Pero no es sólo eso. El arte latinoamericano
también superó sus propias marcas en las subastas de Christie's y Sotheby's de mayo
pasado, empezando por Fernando Botero. Sus obras Los músicos (1979) y Cuatro
músicos (1984) se vendieron en dos millones de dólares cada una, lo máximo que se
ha pagado públicamente por una obra del artista colombiano. Botero se ratificó como
el latinoamericano vivo que más vende en la actualidad pues, además, según la
revista Arte al día, un marchante norteamericano pagó un millón de dólares por la
escultura Pájaro (1988) y se sabe que un coleccionista mexicano compró la obra
Caballo (2003) en 408.000 dólares. De Frida Kahlo alguien pagó 5,6 millones de
dólares por Raíces (1943), un óleo de formato pequeño, que rompió no sólo el récord
de la pintora mexicana, sino también el de obras de arte latinoamericano en subastas.
Un dibujo del cubano Wilfredo Lam también se vendió en 1,3 millones de dólares.
Por gusto, placer, estatus social o simplemente por inversión, la práctica de
coleccionar arte se ha disparado en el nivel mundial en los últimos años. "El
coleccionismo es un 'hobby' y es apasionante. Comienza en la curiosidad y pasa por la
apreciación de las artes plásticas. Un verdadero coleccionista es un curioso, de ahí
que su colección obtenga un carácter histórico, le otorgue estatus o se convierta en
negocio. Estas son características de la misma pasión por la investigación que hace el
individuo. Todas son válidas, ya que, de una manera u otra, todas tienen como
propósito la conservación de un patrimonio determinado", comenta Ana Sokoloff,
fundadora de Sokoloff & Associates, empresa dedicada a la asesoría en temas de arte
y quien se desempeñó durante varios años como jefe del Departamento de Arte
Latinoamericano en Christie's.
Según la revista Business Guide que circuló en la última edición de Art Basel, la feria
de arte más grande del mundo que se llevó a cabo en Basilea, Suiza, hay tres tipos de
coleccionistas. Los primeros viven muy bien informados, leen sobre arte, buscan
siempre las mismas galerías, se interesan por conocer personalmente a los artistas
vivos y también saben de precios. Se centran en períodos específicos de la historia.
Los segundos, 'los especuladores', que no son realmente apasionados por el arte,
compran con el único interés de vender rápidamente y triplicar su inversión, y los
terceros, que compran de vez en cuando con el único fin de adornar sus viviendas y
no les interesa que los denominen coleccionistas. A la mayoría de los primeros no les
alcanzan las paredes de sus mansiones y guardan en bodegas parte de las obras que
compran. "En general, nosotros sugerimos que el arte se debe comprar porque es un
objeto que se puede apreciar y valorar emocionalmente más que financieramente. El
inversionista debe conservar la obra y no venderla de inmediato", dijo a SEMANA Karl
Schweizer, director de UBS Art Banking, un área de la Unión de Bancos Suizos (UBS)
creada en 1998 para asesorar inversionistas interesados en arte. A través de Art
Banking, conformado por analistas de mercado e historiadores del arte, los millonarios
buscan representaciones en las subastas y consejos para vender y comprar obras en
un sector que, según Business Guide, mueve al año aproximadamente 24.000
millones de dólares. Schweizer aclara en esa misma revista que sólo se puede hablar
de las cifras que manejan las casas de subastas y esto equivale a 6.400 millones de
dólares al año.
Los coleccionistas más importantes
del mundo
Retrato del Dr. Gachet, Vincent van
Gogh US$ 82.500.000
Los músicos’ de Fernando Botero fue
subastada en mayo anterior por dos
millones de dólares
Schweizer asegura que el arte que
se produjo entre 1890 y 1950 sigue
teniendo mucha demanda, por la
calidad de los artistas y sus obras,
por ello es el período más apetecido
por los coleccionistas. Él es cauteloso ante el arte contemporáneo:
"Desafortunadamente, muchos artistas están copiando a otros ya establecidos de una
u otra manera. Incluso no saben que su trabajo no es innovador. Es difícil encontrar
trabajos de verdadera calidad que pasen la prueba del tiempo. Muy pocos artistas
califican a ser los ganadores del juego. Muchos trabajos son demasiado caros y pocos
de ellos son de calidad".
Gloria Saldarriaga, directora de la galería Alcuadrado, que ya ha participado en ferias
como Arco y Art Basel-Miami, destaca artistas contemporáneos que se han valorizado
rápidamente, como el brasileño Vik Muniz, el inglés Damian Hirst, el alemán Andreas
Gursky y el mexicano Gabriel Orozco, entre otros. "Esto ha sido evidente en las
últimas subastas de Sotheby's y Christie's", dice.
Respecto a los latinoamericanos específicamente, Sokoloff comenta: "El mercado de
arte latinoamericano en Estados Unidos y Europa sigue siendo muy pequeño. Hay una
gran difusión de lo que son las tendencias contemporáneas, y cada vez hay más
interés por las vanguardias pos 1945, pero el modernismo sigue siendo un mercado
manejado por unas pocas galerías y las subastas de Christie's y Sotheby's de Nueva
York. Se puede decir que el mercado latinoamericano sigue siendo dominado por
Fernando Botero, Wilfredo Lam y Joaquín Torres García. De Colombia, además de
Botero, está Doris Salcedo. Botero, por tener más años en el mercado, ha sufrido los
altibajos propios del mismo. Salcedo sigue en alza, pero son casos claros de obras
que se han beneficiado de su presencia en el mercado internacional".
El caso colombiano
En noviembre de 2005 se celebró por primera vez ArtBo, la feria de arte de Bogotá,
con la asistencia de más de 20.000 personas. Este año los organizadores esperan
contar con la presencia de 45 galerías entre nacionales e internacionales, 15 más que
la edición anterior. Este tipo de eventos, propios de las grandes ciudades del mundo,
busca promover el coleccionismo en un país que apenas se está familiarizando con el
tema. El Banco de Bogotá y el Banco Unión también crearon créditos especiales para
los interesados en invertir en este campo. "El coleccionismo en Colombia
definitivamente ha crecido y evolucionado en los últimos años. El comprador de arte
tiene más interés, cultura e información gracias a Internet, la facilidad de viajar y la
globalización. Tanto las mujeres como los hombres profesionales trabajan muchos
años antes de casarse, tienen viviendas independientes y fondos disponibles para
comprar arte", comenta Beatriz Esguerra, directora de Arte Consultores. Para María
Victoria Mahecha, de Paralelo 10, empresa asesora en artes visuales, no se
puede hablar de un gran coleccionismo en Colombia, pero sí de un interés
creciente en adquisición de obras. "Los nuevos medios como la fotografía tienen
gran aceptación, incluso más que el video. Hay personas muy interesadas en
saber más de los artistas jóvenes", dice. Ella advierte que, si se mira bien, hay
obras de muy buena calidad desde 600.000 pesos o 1.000.000 en adelante.
Esguerra asegura que el principal consejo es no comprar solamente por negocio, pero
si ese es el fin (en este caso no se puede llamar coleccionista al que sólo busca
vender pronto), una inversión segura es apostarle a un artista de mediana trayectoria,
que ya tiene un nombre, que ha mostrado un buen movimiento en el mercado y que
todavía tiene espacio para valorizarse más. Gloria Saldarriaga recomienda cinco
pasos a seguir: el coleccionista debe tener una mentalidad completamente abierta a
cualquier manifestación artística; establecer desde un principio un criterio y un perfil
para la colección; asesorarse bien del galerista; conocer el proceso de creación del
artista y su currículo, y vibrar visual y emocionalmente con la obra.
Aunque el coleccionismo en Colombia ha ido avanzando todavía falta mucho por
recorrer.
La queja recurrente de los galeristas es la tendencia de algunos compradores a buscar
directamente a los artistas, saltándose las galerías. Si bien ellas tienen un porcentaje
de las ventas, es en sus espacios donde los artistas pueden exhibir y dar a conocer
sus trabajos y es un ciclo, según ellos, que hay que respetar. ArtBo, por su parte,
seguirá abriendo camino y atrayendo, aun más, a un público que lentamente se sigue
interesando por el arte.
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