Universidad de Puerto Rico Recinto Universitario de Mayagüez Mayagüez, Puerto Rico Borrador La Bomba y La Plena Gabriela González Bartolomei Plena La plena género musical puertorriqueño se complace en presentar una fusión de culturas, así como una fusión de las necesidades sociales que representa su entorno. La caracterización musical de dicho género es la utilización de instrumentos musicales como la percusión, un güiro, el acordeón, una guitarra, entre otros. Con la evolución del mundo en donde vivimos se comienza a crear una desaparición de cierta cultura y una evolución del materialismo concreto de los géneros musicales incluyendo la plena. Es durante esta evolución que el género de la plena se comienza a segregar para un sector pobre o menos privilegiado y llega un punto en que no es valorizada como es debida. Thomas Blanco en su escrito “Elogio de la Plena” señala que en cierta medida las personas han tomado esta caracterización musical como “cosa de negros salvajes”. La marginación de la plena La plena ha vivido en carne propia la marginación de sectores pudientes del país, pues entienden que este género tan rico en variedad de ritmos, improvisación y cultura pertenece a un sector bajo. La plena, creación de nuestros ancestros, vino y llegó para quedarse con aquellos que la sepan apreciar. Agraciadamente en esta isla tenemos individuos que la realzan y le dan la importancia que ella merece como ente social. Algunos de nuestros artistas locales han tratado de sacarla de esa marginación violentando contra esos esquemas sociales, a través del uso del uso de su creatividad y de la plástica. Historia del arte musical Puerto Rico se ha distinguido fuertemente por su difuminación de culturas y su caracterización alegre. Entre los elementos que funden dicha realización se encuentra el arte en sus grandes ramificaciones. La isla ha sido cuna de grandes artistas al igual que músicos que en comunión enlazan la grandeza del mundo artístico. Es de importancia mencionar que entre algunos de los más grandes artistas que han formado parte de este realce musical a través del arte se encuentra José Campeche. No es hasta que nuestros artistas del Patio deciden realzar el mundo de la música a través del arte que la plena como ente musical comienza a tomar otra dimensión en el campo de la marginación. El artista Eduardo Vera con su obra “Naturaleza muerta” (1) realza los instrumentos musicales de dicho género musical. (1) Naturaleza Muerta, Eduardo Vera, 1952 En la obra “Naturaleza Muerta” el artista intenta concentrar la atención plástica a través de instrumentos utilizados para el toque de plena, en lugar de hacer alusión a comestibles (frutas y verduras) o animales muertos. El interés por el mundo de la música en los artistas era evidente y Rafael Tufiño con el fin de aportar a ese deseo personal hizo una obra en grafito sobre papel en donde mostraba un toque de música cultural, posiblemente plena, pero no se ve evidente el uso de percusión como parte del entorno de festividad. La obra se tituló: “La fiesta del Acabe”. Rafael Tufiño. La Fiesta del Acabe, 1953. (grafito sobre papel) Como parte de la inspiración y con riquísimo esplendor los artistas Lorenzo Homar y Rafael Tufiño decidieron que era momento de realzar aún más el género de la Plena y decidieron crear un portafolio titulado “Portafolio de Plenas”. Para la creación del mismo fue notable la necesidad de hacer un estudio de lo que había sido y lo que conformaba el género en el momento. En plena década de los cincuenta Homar y Tufiño se lanzan a la calle con la misión de comprender el espeso entorno de cultura que les rodeaba, es así como se dedicaron a hacer entrevistas a grandes exponentes y conocedores de la plena como por ejemplo: Canario, quien les contó grandes anécdotas del género, además historias de sus ejecutantes y Tomas Blanco, gran escritor puertorriqueño y estudioso de la materia. Luego de este proceso de recopilación Tufiño y Homar comenzaron ha formalizar esta estructura plástica de gran valor en el arte puertorriqueño. Con la ayuda de Rafael Romero el portafolio fue impreso en una prensa Miehele en la Editorial Caribe y subvencionada por Luis Muñoz Lee. La edición constataba de doce grabados en donde se hacia alusión directa a alguna pieza musical y un énfasis en el pentagrama musical. Lorenzo Homar. La Guagua (Portafoilio de Plena), 1953-1954 (Linoleo). Lorenzo Homar. El Obispo de Ponce (Portafolio de Plena), 1953-1954 (Linóleo). Rafael Tufiño. Temporal, Temporal (Portafoilio de Plena), 1953-1954 (Linoleo). Rafael Tufiño. Santa María (Portafolio de Plena), 1953-1954 (Linóleo). Rafael Tufiño. Cortaron a Elena (Portafolio de Plena), 1953-1954 (Linóleo). Lorenzo Homar. Ya llegó (Portafolio de Plena), 1953-1954 (Linóleo). Rafael Tufiño. Fuego, Fuego, Fuego (Portafolio de Plena), 1953-1954 (Linóleo). Lorenzo Homar. Ay, Lola Lola (Portafolio de Plena), 1953-1954 (Linóleo). Lorenzo Homar. Tintorera del Mar (Portafolio de Plena), 1953-1954 (Linóleo). Lorenzo Homar. Los Muchachos de Cataño (Portafolio de Plena), 1953-1954 (Linóleo). Rafael Tufiño. Isidora (Portafolio de Plena), 1953-1954 (Linóleo). Rafael Tufiño. ¡Qué Bonita es! (Portafolio de Plena), 1953-1954 (Linóleo). Es importante recalcar que la composición de este Portafolio de Plenas hace que ambos artistas innoven en el uso de la tipografía y sus estudios caligráficos. Gracias al envolvimiento de estos artistas en el mundo del arte con el fin de realzar la cultura social del entorno puertorriqueño, el instituto de cultura pide a Lorenzo Homar en el año 1955 que cree el emblema oficial del Instituto de Cultura. Lorenzo Homar. Emblema Oficial del Instituto de Cultura. (Primera Versión), 1955. (Linóleo) En el emblema se puede apreciar como figura central las tres razas que hoy por hoy formalizan el ser puertorriqueño, además de que en el fondo se pueden apreciar las tres barcas que la historia menciona como las cómplices del supuesto descubrimiento de la isla, el emblema lee de la siguiente manera: “Instituto de Cultura Puertorriqueña”. Es esta composición emblemática la que abre las puertas de otros artistas puertorriqueños a la creación de un taller formalizado por el Instituto de Cultura en el 1961, en donde se buscaba responder a las prioridades de índole cultural que esta institución se había trazado en cuanto al arte. Algunos de los artistas que participaron de este Taller de Gráfica fueron: José Alicea, Carlos Raquel Rivera, Lorenzo Homar, Rafael Tufiño, Avilio Cajigas y José Manuel Figueroa. Artistas frente a la sala del Instituto de Cultura Puertorriqueño. De pie José Alicea, Carlos Raquel Rivera, Lorenzo Homar y Rafael Tufiño. En cuclillas, Avilio Cajigas y José Manuel Figueroa, 1961. Foto: AGPR. Es de importancia recalcar este argumento del Instituto de Cultura por que da paso a una gran sala de obras de arte ligadas al mundo de la cultura y en donde la Plena se ve presente directa o indirectamente. Dentro de las obras de arte que componen esta sala puertorriqueña mental se encuentra un dibujo original de Tufiño que aunque no se conoce la fecha exacta del mismo reúne los elementos de la Plena Antigua. La composición titulada “La Plena” reúne conceptos como lo son los instrumentos musicales que distinguen el género, sabemos que este dibujo debe ser de entre las décadas de los cincuenta y los sesenta por la instrumentación utilizada. Para este momento era común el uso del acordeón en el toque musical del género cosa que evolucionó con la industrialización , posiblemente sustituyéndose por más de una percusión. La vestimenta de los caballeros también nos remonta a estas décadas. A parte de hacer dibujos y Linóleos, Tufiño hace bajo el mismo tema una obra titulada “La Plena” en donde define el perfil de la recia personalidad de un plenero (el plenero es el término que se le da a la persona que toca musicalmente dicho género). En esta obra Tufiño utiliza una figura que queda definida a grandes rasgos utilizando un carácter bidimensional. En la obra se pueden ver elementos que hacen alusión a canciones de los mas importantes repertorios de la plena como por ejemplo: “Cortaron a Elena”, “Tintorera del Mar” y “Santa María”. Rafael Tufiño. La Plena, 1967. (Serigrafía-Cartel) En todo Carnaval o Festival no puede faltar la interpretación de la música autóctona puertorriqueña, la plena. La plena es conocida como el periódico del ayer, pues hace alusión a eventos que han pasado y que a través de su armonía musical transmiten una energía al publico que la escucha. Si vivir es recordar a los puertorriqueños les gusta dicha metáfora y la practican a través de su simpatía con el género que en gran medida ha sido un tanto sacado de la marginación en la que vivía. Es por esto que en Puerto Rico no hay fiesta sin un toque de Plena ni carnaval sin toque de pandero. De aquí en adelante se presenta una serie de carteles que a pesar de que la plena no se vea expresada directamente en la sutileza de la obra y en la esencia, se puede palpar. En el Cartel Programa de Navidad de José Meléndez Contreras se puede apreciar un conjunto musical tocando una plena en una esquina. Cabe mencionar que la plena es una música de calle, se toca en las esquinas por que comercialmente son unos pocos grupos musicales los que por cuestión de dinero controlan el mercado. Este conjunto de musía típica representado en la obra se llamaba, Conjunto Típico de Tierra Adentro. Entre los instrumentos que se aprecian tangibles con los ojos, se encuentran: una guitarra, un cuatro, un güiro y una sinfonía. José Meléndez Contretas. Programa de Navidad,1968. (Serigrafía). No hay Carnaval sin sentir el tun, tuncun, tu, tuncu, tun del ritmo de la Plena, es por esto que en la recopilación se encuentra esta obra titulada Carnaval de Ponce, en donde el artista Antonio Martorell juega con los elementos de carácter autóctono de la ciudad de Ponce en cuanto a las máscaras de vejigantes, pues cada lugar tiene sus propios rasgos regionales. De manera tenue se puede apreciar una inscripción que sugiere decir Carnaval de Ponce. Antonio Martorell. Carnaval de Ponce, 1970. (Serigrafía)