Abriendo el espacio

Anuncio
“Abriendo el espacio”
Corría el mes de abril del año 2015,
cuando el subterráneo del colegio
Valentín Letelier en la comuna de
recoleta se alistaba para audicionar
a un grupo de jóvenes ansiosos por
crear, soñar y reaccionar frente a la
vida actual. Lobo mestizo se
llamarían, Cada uno de los
asistentes mostró y se mostró, tal
cual era con sus caretas e
imposiciones propias del oficio.
Bailarines, actores, músicos y
cualquier artista estaba invitado no
tenías que haber pasado por una
escuela, sino solamente amar el
arte y desear expresarlo de
múltiples formas.
Dos directores y una dramaturga.
Después de 3 audiciones logran
concretar un equipo y comenzar a
trabajar. Fausto es la obra
escogida, el clásico es adaptado a
nuestra realidad como seres
humanos, como individuos que
transitan en esta sociedad dormida
y enajenada por los estímulos
artificiales.
Un tablero de ajedrez nos esperaba
en el salón. Lectura de texto, largas
conversaciones, café, infusiones,
galletas, risas, tiempo, tiempo; pero
el tiempo se va y cuando lo
dejamos ir ya no vuelve. El espacio
vibraba con su propia melodía, la
melodía de soltar y abrazar al
mismo tiempo “Escuelas abiertas”
nos contuvo dentro del arduo
proceso de creación, aprendizaje y
crecimiento.
Siempre vi al colegio como un lugar
de régimen y disciplina. Pero aquí
la historia cambia, el lugar se abre
para recibir magia, el espacio se
amplia para condensar ideas,
sueños y dejar todo lo que antes
guardo atrás. El espacio nos
absorbe y nosotros a él, nos
enseña una realidad diferente a la
que vemos en el cotidiano de la
ciudad. Aquí existe un movimiento
constante de personas, de
energías, de aprendizajes y
melodías. La doble función de lo
material, la impermanencia de un
todo, surgir y desaparecer. Mover
un flujo de vibraciones que
enriquecen el espacio y el alma de
los seres que por ahí transitan,
esos seres que nos ayudaron y
guiaron en este viaje.
El viaje nos trajo hasta hoy donde
debemos dejar ir, vivir y aprender
de los errores, aceptar y creer en la
magia, el amor y lo natural de las
cosas. La apertura del espacio, nos
despejo los corazones, nos hizo
tomar decisiones y crecer. Crecer y
alimentar la esperanza de que el
mundo, las personas, los espacios,
las situaciones y todo lo establecido
está sujeto a cambios. Los espacios
se abren y los cuerpos reaccionan,
las mentes se abren y los espacios
crecen, se multiplican. Ese deseo
nos alimenta, a abrir el espacio,
abrir nuestra mente, nuestro
corazón, nuestra visión y nuestra
misión. Vivamos abriendo,
transitando por los caminos,
transmutando lo que vivimos
aprovechando los parajes, pues no
son al azar.
Descargar