VI PREMIO DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL “LEER ES VIVIR” EDITORIAL EVEREST Miembro del equipo lector: Carmen Palomo García Obra: El loro de Haydn Autor: Felipe Juaristi Modalidad: juvenil Nº de clasificación: 66 Nº de páginas: 57 I.IDEA PRINCIPAL Un tranquila mañana de verano, un viejo navío, el Stella Maris, encalla en la playa de Zarautz. El acontecimiento afectará de diferente forma a los habitantes del pueblo costero. II. PERSONAJES Como más adelante comentaremos, la novela está estructurada como un verdadero mosaico de personajes, por lo que nos limitaremos a reseñar en este apartado los cuatro nombres más destacados: Félix López de Matauko: comisario de Zarautz, “hombre joven y juicioso”, paciente, que tendrá que hacerse cargo de la investigación sobre el Stella Maris. Mateo Garralda: intérprete y profesor de piano en el Conservatorio de San Sebastián. Recibe la “visita” del loro que da título a la obra. Amadeo Solaguren: alcalde de la villa, presuntuoso y soberbio. Sobre él recaerán las quejas de la población ante las consecuencias del encallamiento del navío. Benito Corcuera: profesor de Historia en la Universidad del País Vasco y “erudito local” de la villa. Gran fabulador de historias de dudosa credibilidad. 1 III. RESUMEN ARGUMENTAL Cuando el Stella Maris encalla en la playa de Zarautz, sólo se encuentran allí tres testigos presenciales: Alberto Usatorre, el sacristán de la localidad; Margarita Cienfuegos, la estanquera de la calle Mayor y Ángel Iurreta, un opositor a notarías. Ante la estupefacción de los tres, escapan del barco, primero, unos cuantos monos pequeños y rojizos; después, varias bandadas de pájaros de todos los colores y, finalmente, ya en presencia de dos policías, los únicos tres miembros de la tripulación. Interrogados por el comisario Félix López de Matauko, el capitán (griego) y los dos grumetes (gallegos) cuentan la historia de su barco, desde sus brillantes orígenes como yate de recreo hasta el lamentable estado actual, tras varios naufragios, convertido en buque mercante de material de contrabando. En concreto, confiesa el capitán, portan animales de especies protegidas (y, en ocasiones, armas y piedras preciosas). El comisario, confiado en la historia que ha oído, libera a los marineros, a los que no considera responsables del naufragio ni de la ilegalidad de la carga, y éstos aprovechan la ocasión para desaparecer de Zarautz rápidamente. El Stella Maris despierta la curiosidad de los habitantes de Zarautz, por ejemplo de dos viejos marinos ya retirados: Juan Zuberogoitia, que fue patrón de un buque bacaladero, y Andrés del Valle, antiguo aventurero que corrió los cinco continentes tras tesoros perdidos sin gran fortuna. Pero el Stella Maris aún guarda sorpresas. Primero escapa de él una nube de mariposas exóticas. Después, bajo la mirada de la policía, descienden veinte hombres, mujeres y niños negros, de habla francesa. Mateo Garralda es el intérprete de música clásica más famoso de Zarautz. Esa mañana se encuentra en su casa y se dispone a ensayar varias piezas con vistas a los conciertos contratados en diferentes puntos del país. Al llegar a una sonata de Haydn, descubre con asombro que, sobre el balcón, un loro azul parece escuchar con deleite la melodía, como si la conociera. Al pasar a Beethoven, el loro alza el vuelo y desaparece. Poco después, de nuevo atareado con Haydn, Garralda ve cómo se vuelve a presentar el loro y, para pasmo del músico, el loro confiesa en alemán que él (el loro) ama a Haydn. El comisario Félix le expone a Amadeo Solaguren el problema del Stella Maris. Con el barco allí, el comisario opina que hay que cerrar la playa. Esa misma mañana, el comisario recibe las quejas de numerosos vecinos por los diferentes desperfectos que los animales sueltos han causado en el pueblo. Decide acudir a la sede su partido en la capital. El comisario Matauko se reúne en el Albergue con los polizones rescatados, que dicen ser haitianos y que confiesan que en el barco, además de animales, también viaja “el dios de la Muerte”. Los policías consideran que es necesario extremar las precauciones y poner vigilancia al buque encallado. 2 Por su parte, Garralda se reúne con Benito Corcuera en un café para preguntarle por la longevidad de los loros y si acaso es posible que el loro de Haydn (el que compró el príncipe de Lichtenstein a la muerte del genial compositor) haya sobrevivido hasta nuestros días. De vuelta a su despacho consistorial, el alcalde debe seguir oyendo las múltiples reclamaciones de los habitantes de Zarautz por la aparición del buque y sus presumiblemente funestas consecuencias (bajada del turismo, contaminación ambiental, etc.) Desde la capital, opina, se harán cargo del asunto. En su estudio, Garralda divaga sobre las diferencias entre las músicas y las vidas de Beethoven (su favorito) y de Haydn. Vuelve a ensayar al piano y, al llegar a Haydn, el loro regresa. El músico intenta apresarlo, pero el animal alza el vuelo hacia el monte cercano. Bandadas de loros, agrupados por su conocimiento de una o otra lengua, o por su color, o por su tamaño, revolotean y ocupaban la villa hasta ir a guarecerse en un frondoso magnolio. En ese momento, la mariposas recorren el cielo hacia un viñedo cercano donde descansar. Llegan entonces a Zarautz tres hombres fornidos, de gafas y trajes negros, en un auto negro también, del que descienden con unas bolsas de deporte. Corcuera cita a Garralda en un café para ponerle al día de los resultados de sus investigaciones sobre el loro de Haydn, que resultan ser puras elucubraciones sobre un marino llamado Mallory que le encargó al compositor una marcha antes de emigrar a Belice. Quizá, según Corcuera, el loro de Zarautz amante de Haydn sea un descendiente directo de aquél que presumiblemente Mallory regaló a Haydn y que, presumiblemente también, un hijo del primero recuperó a la muerte del genio comprándoselo al príncipe alemán. Los tres hombres de negro (rusos, según el dueño de un bar donde entraron a tomar un tentempié) se dirigen al malecón y entran en el buque encallado, de donde sacan una pesada caja fuerte y liberan un buen numero de tortugas enanas que se pierden inmediatamente en el mar. Vuelven los rusos al barco y esta vez sacan una pesada estatua de piedra pero, asustados por unos yacarés que también huyen del buque, abandonan la estatua en la arena y corren a cobijarse en el coche que arranca velozmente y se pierde en la carretera de Getaria. Cuando el comisario, el alcalde, los policías y el sargento Berrondo se concentran en el malecón, ven la estatua varada en la playa. La izan hasta el malecón y el comisario comprende, por el aspecto de la estatua, que a ella se referían los haitianos con el nombre del “dios de la Muerte”. Llaman a Benito Corcuera, el “erudito local”, para que les confirme qué es la pieza y éste responde que se trata de Yum Kimul, un objeto único y de gran valor histórico. En un nuevo encuentro con el loro, en semejantes circunstancias que las anteriores veces, el loro confiesa a Garralda: “Ich liebe dich”. Garralda queda boquiabierto. En ese mismo momento, Juan Zuberogoitia y Andrés del Valle se dirigen al Stella Maris con el objetivo de “arreglar la posible avería del buque, 3 ponerlo a flote y llevarlo a donde no molestara”. Con gran esfuerzo y paciencia, los ancianos consiguen sacar el barco de la playa y poner rumbo al astillero de Pasajes, aunque cambian de idea y, bajo el mando del capitán Zuberogoitia, se dirigen a Groenlandia, a buscar el tesoro de Erik el Vikingo, repostando antes en La Rochelle. Esa misma mañana, los tres mismos testigos que no hace tanto habían descubierto al Stella Maris, descubren ahora cómo este se aleja en el horizonte. IV. ANÁLISIS LITERARIO Dos son los aspectos destacables en la novela, junto a su corrección formal, en los que se podemos basar su originalidad y su consecuente calidad literaria: a) la estructura formal, es decir, la técnica de construcción de la narración. b) la diversidad de tonos narrativos y su inteligente combinación. Respecto a la estructura de la composición, encontramos tres planos narrativos bien diferenciados: a) La narración del encallamiento del Stella Maris. En el conjunto de la obra, esta historia funciona como el motor de la acción. La llegada de la misteriosa embarcación abre la novela y desencadena los acontecimientos; su partida de la playa cierra, de forma circular, el trayecto de la narración. Lo original del desarrollo narrativo de este plano es que no responde a un esquema de planteamiento-nudo-desenlace. Lo único que verdaderamente sucede es la huida de los animales, el descenso de la tripulación y los polizones y la llegada de los rusos, y de ninguno de estos tres “acontecimientos” conocemos el final. Es evidente que el autor juega con las perspectivas del lector al incluir unos instrumentos de intriga clásicos: un comisario eficiente, un alcalde preocupado por los problemas de la ciudadanía, un historiador-investigador que supuestamente puede resolver algún misterio... Además, hay una línea argumental zigzagueante (la que hemos seguido fielmente en el resumen argumental), que pretende abarcar, de manera acumulativa, varias “acciones” simultáneas que, a su vez, prefiguran un punto de encuentro en el que todas confluirán... Y, sin embargo, estas promesas de “desarrollo” y de confluencia de las acciones se quedan atrapadas en el absurdo o en un verismo de tintes irónicos, del que más adelante hablaremos. b) Otro plano narrativo claramente diferenciable es el de la inclusión de muchas pequeñas narraciones tangenciales a la historia principal. Podemos reseñar las siguientes: - orígenes del Stella Maris - aventuras de Andrés del Valle 4 - disquisiciones privadas de Garralda sobre la música y los músicos - la desaparición de los pájaros dodó en Zarautz (tesis de Corcuera) - el loro de Haydn y la familia Mallory - el rizo subastado del cabello de Beethoven A éstas, hay que añadir otras pinceladas, que sin llegar a constituir núcleos narrativos independientes, sí que dotan a los lugares y personajes de un transfondo (hiperrealista o surrealista) que redunda en la consistencia narrativa del conjunto de la obra. Nos referimos, en el aspecto hiperrealista, por ejemplo, a la descripción del amor del opositor a notarías por la tierra de Galicia (donde resuenan sin duda los ecos del último Camilo José Cela): Ángel Iurreta, que preparaba oposiciones a notario, y esperaba que lo enviaran a Galicia, tierra soñada y anhelada, desde que una vez anduviera en amoríos con Marilar, natural de Compostela, a raíz de lo cual quedó en su mente el regusto por el acento gallego, el pulpo a feira y los percebes de Corcubión, que unos son grandes y outros non (p. 55). De tintes cómicos y surrealistas es la escena en la que los loros se distribuyen por la villa según sus conocimientos de lenguas: los de habla italiana, al convento de franciscanos; los de habla inglesa, al pub Victory... ... los de habla vasca, un par, se encaramaron al monumento que la localidad erigió en honor de la gloria local de las letras, el cual los acogió como hijos suyos y les cantó: Euskal txoria ere/ain izan argala... (p. 40) c) Por último, existe en novela un plano que opera como la verdadera amalgama de los anteriores y que es simplemente el del retrato fiel de la villa, a partir de algunos de los habitantes emblemáticos y de su ambiente y paisaje. Sobre los muchos personajes de Zarautz que aparecen retratados, a veces en una sola línea, cabe decir que están todos ellos pintados con una mirada tierna o burlona, sin acidez ni frialdad. Respecto al ambiente y el paisaje, destacan los cafés y tabernas y la omnipresencia del mar. Aludíamos anteriormente, como otro de los valores de la novela, a la combinación de tonos narrativos. Nos referimos concretamente a dos registros difíciles de combinar: el humor y el lirismo de tintes melancólicos. Puede decirse que buena parte de los episodios narrativos de la obra tienen un componente de comedia esperpéntica. Hay personajes vociferantes, situaciones absurdas, comentarios irónicos, etc., que tienen como diana la risa cómplice del lector, una risa contagiada de sutileza y de afecto. Cómica y disparatada resulta, por ejemplo, la historia relativa a los dodós o los desperfectos causados por los loros y los monos en Zarautz, o la escasa verosimilitud de la historia de Mallory, etc. Entre los comentarios irónicos, ponemos el siguiente ejemplo: 5 —¿Para qué sirven lo loros? —preguntó, al fin, Margarita Cienfuegos, mujer práctica, que buscaba una utilidad a todas las cosas que la rodeaban. —Para dar conversación a los seres solitarios, desvalidos e inocentes — respondió Ángel Iurreta, cansado de los aires de superioridad que exhibía la estanquera. En cuanto al absurdo, éste se inmiscuye tantos en los pequeños detalles (por ejemplo, en la ya citada estatua del prócer recitando en vasco a los loros) como en los grandes: ¿cabe un desenlace más absurdo que el dos jubilados camino de Groenlandia, en busca el tesoro de Erik el Vikingo, a bordo de un “barco o nuez flotante —según se mirase con buenos o malos ojos”? El lirismo es otro componente insoslayable. Se detecta ya en las primera líneas un cuidado extraordinario por la expresión, por la palabra en sí, más allá de la simple exposición de unos contenidos o un desarrollo argumental. Además, las descripciones de los exóticos animales sobrevolando la villa, el color cambiante del mar (“las aguas, verdes y voluptuosas del Cantábrico”), la atmósfera lluviosa... todo ello impregna de lirismo la escritura del autor, que nos deja entrever el ambiente de Zarautz como a través de un cristal con vaho o en una acuarela de leves tonalidades. Así mismo, el juego de “indeterminaciones” narrativas (pues el lector queda privado de verdaderos desenlaces o bien éstos caen en el absurdo...) contribuye a esa peculiaridad narrativa que participa de la expresión poética y del sentimiento de lo inconcluso. En conclusión, una hermosa novela, original y bien escrita, que demuestra el dominio de los recursos expresivos y la claridad de objetivos narrativos del autor. V. COMENTARIOS MARGINALES Con vistas a una posible publicación, conviene señalar que aparecen en el texto unos pormenores que habría que retocar. Nos referimos, por ejemplo a: - las fluctuaciones entre “Ángel” y “Anjel” (¿quizá derivadas de la grafía del nombre en vasco?) y otros (escasos) errores ortográficos (como “píes”). - las referencias a la supuesta edad del loro contemporáneo de Haydn. En varias ocasiones, se dice que el supuesto loro, si aún estuviera vivo, tendría más de trescientos años. Pero como las fechas de nacimiento y defunción del compositor son 1732-1809, lo correcto sería suponerle, solamente, más de doscientos años de vida. - las dos citas en alemán. En la novela, el loro exclama: “Ich lebe Haydn” y “Ich lebe dich”. En ambas ocasiones, la conjugación correcta del alemán exige la forma verbal “liebe”. 6 VI. VALORACIÓN PERSONAL 8,5 sobre 10. 7