Gastón Azcárraga Tamayo

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Gastón Azcárraga Tamayo
Cuando en 1492 Cristóbal Colón vio por primera vez tierras americanas, nunca imaginó que casi
500 años después e inmortalizado en una estatua, él también vería perfilarse ante sus ojos una
Fiesta Americana que no sólo captaría para siempre su atención, sino también la de los viajeros
de México y el mundo.
Sí, porque a pocos años de su inauguración en 1970, este hotel ubicado en pleno centro de la
ciudad se convertiría en sitio de reunión de los capitalinos y en puntual de Grupo Posadas, la
mayor cadena hotelera del México del siglo XX que, como muchos negocios, nació por
casualidad.
Cuando en 1967 Gastón Azcárraga Tamayo decide vender un terreno para solventar una serie de
problemas económicos que enfrenta Automex -una empresa que cuenta entre sus principales
accionistas a su propio padre- y es su propio padre quien le compra el terreno donde levanta un
hotel de más de 20 pisos, el Fiesta Palace (hoy Fiesta Americana), del que Azcárraga Tamayo se
hace cargo desde un principio.
Nacido en la ciudad de México el 8 de mayo de 1928, Gastón Azcárraga Tamayo estudia
economía en la Universidad de Harvard, y como miembro de una familia de prominentes
hombres de empresa, arma uno de los negocios turísticos más prósperos del país.
La industria de la hospitalidad
Los orígenes de Grupo Posadas se remontan a 1967, cuando Gastón Azcárraga Vidaurreta y
Gastón Azcárraga Tamayo fundan la Promotora Mexicana de Hoteles para incursionar en la
industria turística mediante la construcción y operación de un hotel en la Ciudad de México: el
Fiesta Palace, hoy Fiesta Americana Reforma.
Hoy, Grupo Posadas opera más de 50 hoteles con más de 11 mil 500 habitaciones en los destinos
de playa y ciudad con mayor afluencia de viajeros en Estados Unidos, Sudamérica y México, país
en donde maneja el 20 por ciento de los cuartos de cadenas hoteleras de categoría turística.
Convertida en la empresa mexicana del ramo turístico con mayor reconocimiento internacional,
bajo su firma opera las cadenas hoteleras Caesar Park, Fiesta Americana, Fiesta Inn y The
Explorean, con presencia en más de 45 ciudades del continente.
Emilio Azcárraga Vidaurreta
Cuando a principios del siglo pasado aquel joven rotundo, de grandes manos e impresionante voz
se empleó en una zapatería del Puerto de Veracruz para ayudar a los clientes a probarse el
calzado, nadie imaginó que de tener los pies ajenos en las manos su espíritu emprendedor lo
llevaría muy pronto a poner el mundo a sus pies.
Nacido en 1895 en Tampico, Tamaulipas, Emilio Azcárraga Vidaurreta fue hijo de un empleado
aduanal, razón que los obligó a él y su familia a trasladarse continuamente de ciudad en ciudad.
Así, cursó la primaria entre Piedras Negras, Coahuila, y algunos colegios de San Antonio, Texas, y
otras ciudades de la unión americana.
En la etapa revolucionaria vive en Veracruz, donde con sus ahorros en la mano voló a Tampico
para convertirse en dueño de una zapatería. Su conocimiento de la zona y el dominio del inglés le
permitieron convertirse, en muy poco tiempo en proveedor de zapatos de aquellos extranjeros
dedicados a la explotación del petróleo existente en el lugar.
Para complacer a su clientela, con frecuencia viajaba a Estados Unidos a comprar mercancía y
fue precisamente en ese país donde decidió cambiar de ramo comercial. En San Antonio conoció
a un señor de apellido Ritcher que lo instruyó para establecer en México una de las primeras
agencias concesionarias de los automóviles Ford.
Sus continuos viajes, que nunca cesaron, le permitieron más adelante firmar un contrato con
concesionario de la compañía RCA Víctor, mediante el cual se convirtió en representante de esa
empresa en nuestro país para la venta de discos fonográficos, radiorreceptores y refacciones
electrónicas para radiotelefonía.
En 1925 su hermano Raúl Azcárraga, dueño de la estación radiofónica CYL, lo invita a invertir
dinero en esa empresa, asunto que a Emilio no le resulta tan descabellado, pues a través de este
medio podía aumentar la venta de discos que él había comenzado ya a prensar en México; sin
embargo, amén de apoyar a su hermano, inicia una nueva aventura.
De la vista (y el oído) nace el amor
Emilio Azcárraga Vidaurreta inicia los trámites para abrir su propia radiodifusora, que abre sus
puertas en 1930, con el nombre de la XEW, “La voz de América Latina desde México”, estación
que marca el inicio de la época de oro de la radio en nuestro país. Después, en 1938, funda la
XEQ y desde ambas emisoras impulsa la música popular en todos sus géneros, emite programas
de concursos, deportivos, de noticias y de corte social.
Es también en sus estaciones donde se comienzan a trasmitir las radionovelas, que en la década
de los 40 congregan al público alrededor del aparato receptor, pero ese gusto habría de durar
muy poco, pues en 1950 la radio cede su sitio a la televisión, campo en el que don Emilio de
inmediato encuentra cabida.
Para 1951 funda en un lote de Doctor Río de la Loza su primera estación, la XEW TV, Canal 2, a
la que en menos de cuatro años agrega dos canales más: XHTV-4 y XHGC-5, para fundar una
empresa que habría de bautizar con el nombre de Telesistema Mexicano mediante la cual da un
mayor impulso al arte popular e incursiona en conceptos tan novedosos como el de telenovela,
teleteatro y los programas de variedades. Con el tiempo se convierte en dueño del mayor
consorcio televisivo de México, que hereda a sus hijos al morir el 23 de septiembre de 1972.
Emilio Azcárraga Milmo
El 13 de marzo de 1997 se generaron importantes movimientos en la dirección de Televisa, entre
ellos la llegada de Emilio Azcárraga Jean a la presidencia de esa empresa, que desde 25 años
atrás venía ocupando su padre: Emilio Azcárraga Milmo.
En una teleconferencia transmitida desde los Angeles, en el noticiero 24 horas, él mismo informó
que había “llegado el momento de renovar filas” y así era, efectivamente, al famoso Tigre
Azcárraga le había llegado su momento, pues el cáncer que invadía su cuerpo apenas si le dio
licencia para vivir un mes más.
Su vida, ligada siempre a la industria de la radio y la televisión, inició el 6 de septiembre de 1930,
justo 12 días antes de que su padre inugurara su primera estación radiofónica, la XEW, donde el
pequeño Emilio ingresó muy joven a la gerencia de ventas después de haber iniciado su exitosa
carrera empresarial vendiendo ejemplares de la Enciclopedia Británica.
Sin desligarse nunca de la radio, en 1955 asume la jefatura del Departamento de
Comercialización y la vicepresidencia de Producción del recién creado Telesistema Mexicano, que
operaba los canales 2,4 y 5, y que después se fusionó con Televisión Independiente de México
(canal 8), para crear el grupo Televisa.
Heredero de talento
A la muerte de su padre, en septiembre de 1972, Emilio Azcárraga Milmo ocupó la presidencia de
Televisa, consorcio que bajo su dirección se consolidó como líder en el mundo de la
comunicación de habla hispana, con cuatro cadenas nacionales de televisión; 280 estaciones de
TV en la República Mexicana; 16 estaciones de radio; un sistema de televisión por cable
(Cablevisión); una editorial, considerada la más importante en español y que de manera
periódica publica cerca de 40 títulos; la producción y distribución de películas, discos y
espectáculos teatrales, además de tener acciones en la cadena Univisión de Estados Unidos y en
el sistema de televisión satelital directa Sky.
Resultado de su gran visión como empresario, el Tigre Azcárraga convirtió a Televisa en pionera
del servicio de satélites artificiales para la transmisión de programas de TV en México, la
distribución de programas doblados a 23 idiomas en más de 100 países y la producción de Eco, el
primer sistema de noticias en español, que opera las 24 horas en América Latina, Europa y el
Norte de Africa.
Preocupado por el deporte y la cultura, impulsó la construcción del Estadio Azteca y la compra
del Club de Futbol América, así como la creación de la Fundación Cultura Televisa.
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