Arquitectura de la segunda mitad del siglo XIX

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La arquitectura del hierro y del vidrio
Las novedades que introduce
Esta escuela está ligada a la Revolución Industrial, a los avances tecnológicos y a la dirección
de los ingenieros más que de los arquitectos. Aquí prima la funcionalidad frente a los códigos
artísticos. Hay que encontrar soluciones para las nuevas necesidades: construcciones ligadas
a las comunicaciones: puentes, viaductos, estaciones de tren; necesidades de la nuevas
ciudades industriales: mercados centrales, pasajes, etc.
Aparecen las Exposiciones Universales: se exponen los avances de la técnica. Se necesitan
pabellones para las exhibiciones: estas construcciones en sí mismas deben estar ligadas a las
novedades industriales. Las nuevas máquinas deben exponerse en edificios nuevos y es aquí
donde aparece el hierro y el vidrio.
La ligereza, la transparencia, el efecto de tensión y de fragilidad son las características
estéticas básicas de la construcción metálica. Sin embargo, tuvo que pasar toda la primera
mitad del siglo XIX para que el gran público fuera consciente de estas virtudes.
El mejor ejemplo que puso en evidencia
estas virtudes del hierro y el vidrio
combinados es el Pabellón de la Exposición
Universal de Londres de Joseph Patxon,
1851, también llamado el Palacio de Cristal.
Las bases del concurso de proyectos
contenían: gran superficie, bajo costo,
recuperabilidad, rápida ejecución. El hierro y
el vidrio resolvieron un fácil ensamblaje, fácil
ventilación, etc. El pabellón respetaba los
árboles que quedaban dentro y les daba luz.
Todos los elementos del pabellón eran seriados y se montaban con rapidez. Desapareció en
un incendio en 1936 y sólo quedan de él dibujos, la planta tenía forma de crucero con cinco
naves, era modular y las naves laterales podían reducirse o ampliarse. El techo era de
bóvedas de cañón en cristal unido por hierro.
Lo revolucionario de este edificio para
exposiciones no fue sólo la experiencia del
espacio, sino que se trataba además del
primer edificio compuesto única y
exclusivamente de piezas prefabricadas y
estandarizadas y, de esta forma, se convirtió
en la obra pionera de la construcción
racionalizada. (El edificio de Pastón constituyó la primera construcción prefabricada)
En la segunda mitad del siglo XIX las exposiciones universales se convirtieron en certámenes
imponentes y populares de los avances técnicos y científicos. El ingeniero Gustave Eiffel
construyó para la exposición universal de París de 1889 una torre de una altura inimaginable
en aquella época.
El descubrimiento de las construcciones con hierro o acero fue importante, pero la revolución
de la técnica arquitectónica no se completó hasta que se combinó el metal con el hormigón en
su forma moderna (por la evolución del cemento del Pórtland en la primera mitad del siglo
XIX).
Muchas obras arquitectónicas aplicaron toda la estructura de hierro más el nuevo hormigón,
pero respetando fachadas en estilos historicistas, aunque al interior del edificio quedara a la
vista toda la estructura de metal (tal el caso de las estaciones de trenes del siglo XIX).
La introducción de las nuevas tecnologías en Montevideo
El edificio de la empresa del Ferrocarril Central del Uruguay encarga al Ing. Luis Andreoni la
ejecución del proyecto y la dirección de las obras de construcción del edificio de la Estación
Central. Los trabajos fueron comenzados en 1892 y culminados en 1897, con un volumen
construido muy importante, cuya dominante estilística es el eclecticismo. El edificio de
estación comprende el sector de andenes, claro ejemplo de arquitectura del siglo XIX, cuando
el desarrollo tecnológico (que permitió la revolución industrial) posibilitó el uso del hierro y el
vidrio para grandes estructuras de planta libre y el de accesos, hall y oficinas, envolvente del
primero, tratado como arquitectura de “estilo”.
Según el arquitecto Arana, la yuxtaposición entre arquitectura e ingeniería, entre “arte” e
“industria” entre mampostería y metalúrgica,
está resuelta en esta obra de Andreoni.
La fachada de carácter ecléctico (mezcla
referentes provenientes del manierismo, del
barroco, del renacimiento) envuelve áreas
como el hall de entrada, las oficinas, los
depósitos, pero toda la parte de andenes a
partir del tratamiento de los muros laterales y
del uso del hierro con el vidrio logran que el
espacio de trenes sea percibido como una
gran plaza cubierta.
El Mercado del puerto: otro ejemplo de estas novedades: El edificio del Mercado es una
estructura de hierro diseñada y ejecutada en Liverpool, trasladada y montada en Montevideo
en 1868. Internamente es un amplio espacio con una zona central libre de columnas en la que
en principio se ubicaba una fuente, que fue posteriormente sustituida por un reloj. La
estructura abovedada, las celosías de iluminación, y ventilación, y la actividad que en él se
desarrollan, hacen del mercado un lugar particularmente atractivo, a pesar de la profusión de
locales de discutible calidad arquitectónica que contiene.
Exteriormente la estructura de hierro se disimula detrás de una envolvente de mampostería,
cuya característica fundamental son los vanos en forma de arco de medio punto y los
portones de acceso.
Se intenta dar a la fachada una apariencia de pesadez y opacidad, contrastante con la
sensación de fragilidad y levedad que proporciona la visión interior de la estructura
sustentante de la cubierta. Arquitectónicamente la obra presenta exteriormente un tratamiento
historicista de tipo ecléctico, habiendo perdido las fachadas su dispositivo original, sustituido
desde hace tiempo por un revoque imitación piedra. En su centro existió hasta el año 1897
una fuente de hierro de forma circular, con un chorro surgente, una verja protectora y una
serie de bancos en su torno. El 25 de agosto del mismo año se inauguró en su lugar un
puesto coronado por un reloj que, habiendo dejado de funcionar hace tiempo, luego de una
meticulosa reparación ha vuelto a caminar. Si bien se conservan las características originales
básicas de la cubierta y fachadas exteriores, con el tiempo se ha ido transformado. En virtud
de las cualidades testimoniales que presenta el inmueble: el constituir un programa
arquitectónico característico de una época, ser una obra vinculada con la evolución histórica
del país y polo de atracción importante en la zona, fue afectado como Monumento Histórico
Nacional en 1975.
Nota: Visita también el Mercado de la abundancia (San José entre Ejido y Yaguarón) que es
de la misma época y del mismo estilo y donde puede apreciarse mejor en la planta baja toda
la
estructura
de
hierro
Fuente: “Historia del Arte”. Mónica Salandrú / Fernando Rodríguez Compare.
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