2009 Londres cronica comprimida

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Para la memoria…Viaje a Londres del 19 al 22 de Marzo
2009
El avión en Barajas saldría con una hora de retraso, eso nos anunciaban. Bueno, pues esperaríamos. La
Terminal 4 es muy espectacular, pero ofrece pocas facilidades al pasajero que debe esperar: ausencia de bancos o
sillas que no sean “de pago”, en cafetería. Pasamos un control estricto cuando llega la hora. Viaje sin incidentes.
En Londres se han debido de equivocar con el tiempo (meteorológico, se entiende): luce un cielo
azul sin asomo de nubes (sí, en Marzo y en Londres) y aún son sólo las 15h30. Claro es que anochecerá para
las seis y media. El “Garwick Express” es un gran invento. Es muy cómodo y en 30 minutos justos nos deja
en Victoria Station. En autocar hubiéramos tardado más de una hora. Luego los taxis ingleses, de acceso tan
fácil, basta con inclinar un poquejo la cabeza, nos llevan en 10 minutos al hotel.
Buen hotel. Habitaciones amplias. Silencioso. Control
riguroso también en el registro de huéspedes, lo exige así
la nueva reglamentación inglesa.
Es el primer día, el primer atardecer, y cada uno quiere ir por su cuenta. Unos hacen una buena caminata
a pie hasta Picadilly Circus, y más allá, hasta el Covent Garden. Otros recorren el barrio, los demás ya han
acordado encontrarse con conocidos. Todos saben que a la mañana siguiente tenemos cita en la Royal
Academy a las 10 en punto, hora para la que se han reservado las entradas para la visita de la exposición de
“Byzantium” que aparece anunciada en metros y autobuses.
Arte y cultura del imperio bizantino,
ese es el tema de la exposición
“Byzantium
330-1453”. Claro en
nuestros bachilleres (muy diferentes
unos de los otros, dadas nuestra
diferencia de edades) estudiábamos el
Imperio Romano, que duró bastante
menos, con cierto rigor, pero el imperio
bizantino quedaba relegado a unas
líneas en las que aprendimos que cayó
en el 1453, ante el Imperio turco, y
que esa fecha sirvió para marcar el comienzo de la Edad Moderna. Incluso algunos sabíamos que entonces
cayó la dinastía de los Paleólogos, de nombre tan bonito de pronunciar. ¿Pero que pasó en esos 11 siglos?
Es lo que aprendimos en esa magnífica exposición para cuya visita, cuando nosotros entrábamos, ya se
había formado una larguísima cola. Y así, en diferentes salas dedicadas a diferentes aspectos del Imperio, su
arte y su vida, nos fuimos deleitando, sí, de verdad deleitando, contemplando los objetos y recuerdos:
Constantino el Grande, Justiniano, la época de los iconoclastas, la vida en la corte, la vida de cada día de los
bizantinos, sus iconos , sus relaciones con el Occidente, el desarrollo del arte más allá de Bizancio
(iglesias orientales ortodoxas o armenias) Moscú como “tercera Roma” tras la caída del imperio. Y, para
finalizar los iconos traídos del monasterio de Santa Catalina del Sinaí, iconos del siglo VII y VIII cuando se
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fundó el monasterio, que nunca habían salido de él. ¡Qué maravilla, ese icono de “la Escalera del Paraíso “
del siglo XII . Una exposición que podía ser contemplada sin prisas en algo menos de una hora y media,
como debe ser. Luego, a la salida…nueva dispersión. Comprar buenos tés en “Fortune and Masons”, que
estaba justo enfrente, recorrer Londres en las tres horas del trayecto de los autobuses de la Big Bus
Company, bajando y subiendo a discreción, u otros a la contemplación de tiendas de lujo. Bien, al día
siguiente nos encontraríamos nuevamente en el mismo lugar, en la Royal Academy, a las 10, para recorrer
la exposición dedicada a Palladio.
“Andrea Palladio, su vida y legado”. Nacido 500 años
antes, esta exposición, que llegaba de Vicenza, tenía que
hacer forzosamente escala en Londres, ya que Inglaterra
alberga el mayor número de mansiones de estilo
palladiano. La misma Royal Academy era una de ellas.
De nuevo, qué magnífico recorrido por maquetas a gran
escala de sus principales obras. Facsímiles de sus
escritos y de sus planos. Supimos incluso que se
presentó a concurso para la construcción del Escorial,
aunque no fue aceptado. Magnífico, opinaron algunos
pero…esto tenemos que verlo en la realidad, así que,
Gerardo, vete preparando para finales de Septiembre o
primeros de Octubre una visita a Venecia y Vicenza
para contemplar su obra en la realidad. Lo intentaremos.
La foto a la izquierda fue hecha por Marga López,
y, claro está, no figura en ella. La estatua detrás de nosotros
está dedicada a Sir Joshua Reynolds
primer director de la Royal Academy.
Nueva dispersión. Café con ricos pasteles en la pastelería “Valeria” que fue abierta en 1929 y estaba a
pocos metros. Todos querían ver la Modern Tate Gallery, y recorrer el Támesis en barco, o visitar
el insuperable Museo de la Ciencia, y ver muy de cerca el Big Ben, y el British Museum. Nuestros jóvenes
hicieron todo eso y más. Laura Conde hasta tenía una entrada para un musical (uno de los veinte en cartel),
“El rey león” que al día siguiente nos aseguró que era simplemente magnífico como espectáculo.
Nuestros jóvenes nos
demostraron que sí, que
habíamos
estado
en
Londres, y que dos días y
medio daban mucho de sí.
Nos vimos a la noche en la cafetería del hotel. Por la mañana, lujosos y cómodos vehículos
(Mercedes) nos trasladaron a Victoria Station para tomar de nuevo el Gatwick Express, y desde este
aeropuerto utilizando las líneas aéreas portuguesas, con escala de una hora y media en Oporto, llegamos
puntualmente a Barajas a la hora prevista. Qué delicioso vuelo este último, el Oporto- Madrid en un avión
de no más de 30 plazas que nos daba la impresión de que, a lo mejor, nos hacía un “looping”.
Volvimos de Londres cargados de botellas de buenos vinos de Oporto. A propósito, qué hermoso
aeropuerto el de esta ciudad. La visita de ésta la hemos puerto en cartera, que también es un bello lugar de
nuestra querida Europa.
Gerardo Guinea
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