COUNSELING Y LA FILOSOFÍA DE LO IMPLÍCITO Clr. Elena Frezza

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COUNSELING Y LA FILOSOFÍA DE LO IMPLÍCITO
Clr. Elena Frezza
Introductora de Focusing en Argentina
“Permanece aquí temblando como una gota de mercurio. Este momento...
Cada momento, si existe genuinamente dentro de ti, te regala lo que necesitas”.
Rumi (poeta del siglo XII)
Imaginemos un iceberg. Sobre la superficie calma del agua se levanta una pequeña montaña
de hielo. Tiene apenas algunos centímetros de diámetro, y en su superficie brillante se ve todo
lo que puede mostrar. Parece no haber nada más allí, y sin embargo, cuando nos acercamos y
miramos hacia abajo, hacia lo que está oculto bajo el agua, encontramos más y más bloque de
hielo extendiéndose hacia todas las direcciones. Hay más de lo que se ve, más de lo que
podemos nombrar o describir, tanto, que llega hasta donde ya nuestra mirada no alcanza, pero sí
puede aparecer en nuestra experiencia una clara sensación de “algo más”…
Esta imagen del iceberg resulta muy ilustrativa en sí misma para comenzar a explorar lo
que Eugene Gendlin, psicólogo y filósofo americano, precursor de la Psicoterapia Experiencial
y el creador del “Focusing”, llama la Filosofía de lo Implícito:
“Es común en nuestra profesión hablar de conectarse con los sentimientos. Lo que
yo propongo es diferente. En primer lugar, es diferente porque mayormente conectarnos
con los sentimientos hace que nos conectemos con los sentimientos que uno ya conoce.
Si te preguntara cuáles son tus sentimientos en este momento, ¿cuáles serían…? Creo
que los que encontraste ya te son familiares, sería mucho mejor para ti no conectarte
con ellos nuevamente porque ya lo has hecho lo suficiente. En vez de esto, lo
importante es sentir en qué lugar estás trabado, detenido, buscar una sensación de
frontera.”
Este lugar limítrofe sentido es la sensación del todo del problema. Es una sensación
más holística de cómo se siente lo no resuelto en su totalidad. Esto es algo que
generalmente se siente poco claro ya que es algo que se puede sentir como sensación,
pero no aún comprender.
Una de las tareas de un counselor, en mi opinión, es ayudar a las personas a
permanecer en este lugar poco claro de su experiencia... Las personas creen que deben
ser claras en su discurso. El counselor/terapeuta podría proponer: ‘¿Ok., ahora que
escuchamos todo esto, ¿podríamos detenernos y permanecer en ese lugar poco claro?’.
Se produce, entonces, como un aquietamiento y un permanecer totalmente necesarios”.
(Gendlin 1977)
Generalmente lo que la persona trae a consulta en su discurso pertenece al mundo
de lo explícito, que es la punta del iceberg. Pensamientos, palabras, imágenes,
sentimientos, sensaciones físicas, recuerdos que aparecen a través de imágenes y de
palabras, todo tipo de conceptos y emociones que tienen que ver con lo ya sabido de si,
lo que ya pueden expresar desde su experiencia acerca de cualquier conflicto que estén
transitando.
Hablando de la relación con su madre con mucha tristeza y llorando Susana me
dice: “Me acuerdo que cuando era chiquitita, me agarraba a las piernas de mi mamá
para que no me dejara sola en la escuela…”. Está expresando en su discurso toda una
experiencia conocida, atraída al presente, vivida en el aqui y el ahora.
Lo que ya sabe acerca de esta relación no es suficiente para facilitar la
transformación significativa en su proceso terapéutico y lograr resultados positivos,
duraderos, significativos y sostenibles en el tiempo en su vida, hay mucho más implícito
en esa experiencia que aún no ha sido simbolizado.
Entonces ¿qué se hace con Focusing? Todo lo que pertenece al mundo de lo
explícito es una llave de entrada, es una puerta para entrar al mundo de lo implícito. El
discurso de un consultante, su experiencia sentida expresamente es tomada, y luego una
pausa… siguiendo el ejemplo de esta consultante que me habla de lo que le pasó con su
madre cuando era chiquita. Escucho, y luego podría decir: “¿Cómo se siente ahora, acá,
en este momento esta niñita o este recuerdo de esta niñita?... Cómo sería permanecer
acompañando un instante esto que traes: la niñita… con su tapadito azul… agarrada de
la mamá… ¿Cómo se siente en tu cuerpo?... ¿Dónde aparece?”.
Ahí es cuando Focusing comienza, porque el discurso de la persona
inmediatamente toma un giro diferente en cuanto a tiempo, en cuanto a forma,
generalmente se hace más lento, se hace más dubitativo: “Es como una sensación que
aparece, no acá, sino más abajo. Es como una soledad acá en la panza, algo que se
siente como vacío, como solo acá en la panza…”
Empezamos a entrar en el mundo de lo implícito, en el bloque del iceberg que está
debajo de la superficie.
Al salir de lo explícito, posibilito un acercamiento a la experiencia implícita; y en
ese vasto territorio de lo implícito está la sensación sentida. La acompaño para que
empiece a nombrar: ese algo aparece, y se siente como un vacío; ahí hay una palabra
nueva: “soledad”, hay una palabra que no estaba explicitada antes, y sólo recién sale a
la superficie. A medida que vamos acompañando le permitimos volver a sumergirse en
lo implícito para buscar más, pidiendo que se describa, quizás algo se devele del
significado de esto que antes no era claro: …“Aparece como un bebé ahora en este
espacio, ya no está vacío, hay como un bebé…”, aparecen lágrimas y el propio deseo
de ser madre. Volvemos a lo explícito: aparece una figura, una imagen y con ella,
aparecen emociones, sensaciones nuevas. Posiblemente es lo único que pase en esa
sesión, pero ya no esta más la niñita agarrada de la pierna de la mamá, ahora estamos
trabajando sobre algo muy nuevo. Es un espacio que estaba vacío y que lo nuevo “el
deseo de ser madre…” vuelve totalmente distinto.
Muchas veces cuando no podemos llegar a este material implícito la manera que
tiene de mostrarse o llamar la atención o de nombrarse es a través de síntomas, síntomas
físicos o psíquicos. Porque justamente lo que estamos queriendo simbolizar es lo que
está siendo accesible a nuestra conciencia: no podemos simbolizar lo que no sabemos.
Se trata de un material disponible a la conciencia, pero aún no ordenado: no tiene
forma, es pre-conceptual, es pre-verbal, y está ahí como empujando para salir.
Por eso es tan importante lo que ha creado Gendlin, porque nos ayuda y nos muestra
“el cómo” llegar a lugares profundos de conciencia para poder simbolizarlos,
explorarlos, asombrarnos, completar su significado y tomar un rol protagónico en
nuestras vidas, recuperando el saber de este cuerpo experiencial que somos recuperando
la dirección hacia la integración, la salud y la vida.
Para que este algo internamente sentido pueda hacerse accesible a nuestra
conciencia, necesita una pausa, un detenerse, una presencia silenciosa, genuina,
legítima, como una dulce espera... que va a posibilitar el nacimiento de algo nuevo.
Dice Marion Hendricks: “Este proceso liberador implica la habilidad de poder decir –
gestual o verbalmente- en cualquier situación durante la consulta: ‘A ver... esperá un momento’,
como una invitación a la pausa; y la pausa crea un espacio interno en el cual la persona puede
preguntarse: ‘¿Cómo es todo esto para mí?’; ‘¿Cuál es mi sensación acerca de toda esta
situación?’ Y poder así focalizar sobre su propia experiencia sentida acerca de algo.
Nuestro estar, nuestra presencia, nuestra escucha se dirige a ese algo aún no
conceptualizado de nuestra experiencia, a ese algo sin forma; creando un espacio sin amenazas
para que pueda manifestarse, nombrarse, desplegarse, tomar forma.
La puerta de acceso a lo implícito de nuestra experiencia es la sensación sentida y esta se
simboliza a través de gestos, imágenes, sonidos, palabras. Su lenguaje favorito para comenzar a
develar significado son las imágenes, de allí que el lenguaje metafórico es muy común en un
proceso de Focusing: “me siento como un árbol en el medio de un lago, es como una soga
gruesa que se hace un nudo y me aprieta la garganta y no puedo respirar; una tabla en la
panza llena de pinches para adentro; un campo verde con un bosque en el fondo, sin flores,
pasto verde muy verde y una brisa…” De allí la importancia de las intervenciones del counselor
, terapeuta ó escuchante, ya que si éstas no se ajustan a esa experiencia sentida, pueden detener
el proceso en vez de llevarlo adelante experiencialmente.
. Veamos un ejemplo simple de esta danza entre lo implícito y lo explícito en
un mini proceso experiencial de Focusing:
“Adela estaba pasando por un momento crítico de su vida, su hijo con cáncer
siendo muy joven bajo los efectos devastadores de la quimioterapia a la que era
sometido…Llegó al consultorio y con mucha tranquilidad comenzó a contarme por todo
lo que estaba pasando. Ante algo que le raspaba en la garganta la invité a acompañar
unos minutos eso que raspaba –es una consultante muy familiarizada con Focusing- y
con un AHHH cerro los ojos lentamente para encontrarse con la sorpresa de que su
garganta se sentía bien…pero había algo en su pecho, al principio una sensación poco
clara, como algo plano de cemento, un patio… como un patio de colegio, sin
verde…Mis intervenciones se limitaban a reflejar y acompañar con curiosidad, eso que
comenzaba a surgir en ella con esa forma, algo con esa forma se estaba tratando de
mostrar completándose a medida que era acompañado, legitimándolo, sin
interpretaciones ni sugerencias acerca de lo que podría significar. Tan solo
permaneciendo y facilitando el espacio interno no amenazante para que continuara su
proceso de develación. “Es como una pista…, eso como una pista de cemento…, como
la
de
un
aeropuerto…(silencio)…,
me
aparece
la
palabra
espera…espera…(silencio)…¡ESPERANZA!...eso es, ESPERANZA…¡la había perdido!
Apareció un suspiro, un gran alivio corporal, sus mejillas tomaron un color rosado, se
iluminó su cara con una sonrisa de haber encontrado algo tan valioso. Simplemente
reflejé, no solo la palabra, pero la intensidad, el tono, sus gestos, desde un lugar
interno de mi experiencia sentida al acompañar la develación de su proceso
experiencial. “¡La había perdido!” Adela tenía la fe y la caridad (ella es muy
religiosa), pero había perdido la esperanza: “Y la encontré aquí adentro mío…no está
más la pista hay como un color verde…verde esmeralda… y brilla si… una gema color
esmeralda…así quiero estar con mi hijo, con fe, ESPERANZA y caridad.”
Aquí volvemos a la escucha empática sentida como herramienta escencial, y al
reflejo simple para que el símbolo que le devolvamos a nuestro consultante sea certero
y facilitar así el carrying foward (llevar adelante ó autopropulsión) del significado que
viene de lo implícito con toda su riqueza e información.
Nuestro cuerpo sabe lo que debió haber sido nuestra vida antes de ser remoldeada, deformada… entonces, acceder a este lugar en nosotros, nos permite
recuperar su forma, su dirección. El ser organísmico necesita desplegarse en su
totalidad, en toda su plenitud, esa es su tendencia, y a través del Focusing desde lo
implícito podemos recapturar su potencial de desarrollo. Ese espacio es el recinto de
significado, diferente para cada uno de nosotros, vivo, dinámico, con la potencia de
abrir caminos, de ser creación.
Miguel Angel decía que él no esculpía, que en el mármol o la piedra ya estaba
implícita su escultura. Me imagino Carrara, el mármol, su existencia silenciosa,
paciente, anhelante por ser descubierta, por manifestarse; siendo el hombre su
instrumento y también la piedra misma. Imagino a Miguel Angel, el momento en que
sus ojos se posan sobre ella sintiéndola viva, palpitante, virgen. Y sus manos
animándose a palparla, sintiendo su calor más allá de esa aparente frialdad de piedra sin
vida, aún sin forma, y a partir de sumergirse en esa experiencia de encuentro... el surgir
de una “gran obra”.
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