Crucifijo de Benvenuto Cellini

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Crucifijo de Benvenuto Cellini
Historia del arte y patrimonio cultural
Paloma Herranz Quesada
1ºB
Crucifijo de Benvenuto Cellini
La obra a desarrollar pertenece a Benvenuto Cellini, se trata de un Cristo crucificado realizado en
mármol blanco de Carrara tallado entre los años 1559 y 1562. En la actualidad la obra se
encuentra situada en la Basílica del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Históricamente, Cellini nació en la ciudad de Florencia, el 3 de Noviembre del año 1500 y falleció
el día 13 de Febrero del año 1571. Durante su vida realizó grabados, obras de escultura, siendo
también escritor. Sus obras más conocidas son también; Perseo de la Señoría y el Salero de
Francisco I.
Se convirtió en uno de los orfebres más importantes del Renacimiento italiano, educado en la
tradición clasicista, se formó en el taller de Miguel Ángel, y no destacó solo por sus esculturas,
sino también por pequeñas piezas de orfebrería y bajo relieves, monedas labradas, joyas,
floreros y adornos exquisitos. En muchas de sus obras cuenta con la ayuda de Antonio Lorencini,
que era quién hacía el trabajo, con los previos modelos de Cellini.
Sin embargo, en esta obra Cellini prescindió de su ayudante, ya que era una obra de gran
importancia para él porque decidió asumir el solo todo el trabajo, realizando él, toda la obra
completa, desde los primeros bocetos y modelos hasta la pieza final que hoy contemplamos.
Fue una obra especial en muchos sentidos, ya que no se realizó en ningún taller, sino la hizo en
su propia casa, dotándola de un carácter muy personal y de un gran simbolismo en el trascurso
de su carrera.
En 1558 comienza a escribir su autobiografía, es un valioso testimonio de la época, aunque no
carece de ingredientes fantasiosos, durante esta época ya trabajaba en su crucifijo. El origen del
crucifijo se remonta a cuando Cellini estuvo preso en el castillo de San´t Angelo por orden del
papa Paulo III en el año 1539, se dice que tuvo una visión, en la cual aparecía el Cristo. Pasados
veinte años, el escultor se decidió a cumplir su promesa, tallar el Cristo que anteriormente había
aparecido en su imaginación y decidió empezar a esculpirlo en mármol a tamaño real con una
belleza natural.
De 1552 a 1562 esculpió en un bellísimo bloque de mármol blanco de Carrara el crucifijo, fue
autofinanciado por Cellini, con el fin principal de colocarlo a su muerte sobre su tumba en la
iglesia de Santa María Novella de Florencia. En cambio los frailes se negaron por no haber
pedido permiso previamente al Comité de obras y Cellini decidió ofrecer el Cristo a la Iglesia de
la Nunziata, con la condición de poder poner allí su sepulcro.
Más tarde una visita de los duques de Médici (El Gran Duque Cosme I y su esposa, Leonor de
Toledo) a su taller, y al quedarse realmente impresionados por la obra, ellos le plantearon
comprársela, Cellini aceptó, por lo que en el año 1566 fue trasladado al Palacio Pitti y pasó a
formar parte de su colección.
Posteriormente en 1576, sería regalado por Francisco I de Médici, sucesor de Cosme, al rey
Felipe II de España. Francisco I tenía muchas cosas en común con Felipe II y había coincidido
con él en numerosos viajes a España, este regalo era una forma de asegurarse títulos,
alianzas… La obra fue enviada especialmente desde Florencia, con el fin de situarla en el Real
Sitio de San Lorenzo del Escorial. Fue trasladado a Valencia en barco, y como promesa, los
marineros decidieron comprometerse a causa de una fuerte tormenta a trasladar al Cristo en
hombros sino sufría ningún daño, una vez en Valencia se llevó al Pardo, ya en Madrid, desde
donde en Noviembre de 1576 fue trasladado de nuevo a su actual estancia, El Escorial, portado
a hombros por los 50 marineros que acompañaron la talla en el barco que trasladó el Cristo
hasta Valencia.
El Cristo llega a San Lorenzo del Escorial a finales del otoño del año 1576 y cómo la Basílica
está aún en construcción es difícil concretar un lugar para ubicar la escultura. Aproximadamente
tres meses antes de su llegada a la Basílica está la opción de colocarle en las Salas Capitulares
y temporalmente, así se hace, ya que se coloca en el hueco de dichas estancias. Cuando se
termina el monasterio, al estar el Cristo desnudo, Felipe II decide ponerlo en la ventada central
del trascoro lo que permite verlo en la distancia desde el patio de Reyes.
También, se utilizaba en las misas para el pueblo y, sobre todo, en las paradas militares de
despedida de las tropas que iban a las campañas a cualquier lugar del mundo, también lo
utilizaban los agustinos para pedir suerte en sus próximas misiones.
Más tarde durante la guerra de la Independencia la imagen fue protegida en el trascoro. De allí
se desmontó, se embaló y se preparó por orden de Quillet para llevarla a Francia, pero la obra
fue rescata en la batalla de Vitoria, y cuando se recuperó se volvió a poner en el trascoro.
Durante la guerra civil los curas desmontaron los brazos, lo envolvieron en una alfombra y lo
escondieron hasta que, terminada la guerra se volvió a poner en el trascoro.
En 1963 se celebraba el IV centenario de la colocación de la primera piedra del Monasterio. Y
por ese motivo se llevan a cabo numerosos actos, conciertos, teatros, actuó, por ejemplo,
Compañía titular del Teatro Español representando la obra: “El gran teatro del mundo”, (auto
sacramental de Calderón de la Barca). La mayoría de los actos celebrados tuvieron lugar en el
patio de reyes, pero en una parte del teatro que se representaba debía aparecer un personaje
por el balcón central donde estaba guardado el crucifijo de Cellini, aunque este estaba cubierto y
protegido para evitar que sufriera algún daño, un obrero golpeó el Cristo con un listón, y el brazo
y la mano de la parte derecha, se rompieron en varios trozos.
El 10 de febrero de 1965 es bajado el Cristo del Trascoro y se lleva a la Iglesia Vieja por lo que la
primera restauración del Cristo se inicia el 15 Febrero del año 1965. Será restaurada por Andrés.
Ya restaurado el brazo se comienza la instalación para colocar el Cristo en la capilla de Santa
Úrsula.
A lo largo del año 1984, comienza a escucharse la noticia de un posible cambio de lugar para
Cristo, el lugar elegido fue la capilla existente a los pies de la nave del Evangelio. La idea fue
aceptada por parte de los Agustinos y fue puesta en marcha el 25 de abril de 1985. Se tomaron
todas las medidas y precauciones necesarias de seguridad para su movimiento y como su peso
era demasiado grande se recurrió al uso de una grúa.
Un informe escrito por Juan López Gajate (autor de “El Cristo blanco de Cellini”) que describía
los fallos de la primera restauración, hizo que la segunda restauración estuviera cada vez más
cerca, por eso, en el año 1994 llega la segunda restauración. El encargado de dicha restauración
fue Alejandro Chamorro Salillas. El tiempo de esta segunda restauración fue de tres meses y su
trabajo consistió en sustituir, para evitar la oxidación, los anclajes de hierro que ensamblan
cuerpo y brazos por otros de acero inoxidable, se corrigieron las huellas que sufrió durante la
primera restauración y se limpió la figura y la cruz de mármol negro, también se le aplicó una
capa de protección a todo el conjunto. Lo más destacable de esta restauración, fue que se
comprobó que el Cristo original no era de una pieza sino que los brazos son piezas
independientes.
Una vez finalizada la segunda restauración el Cristo fue colocado en la capilla de los Doctores, en la parte
izquierda a los pies de la Basílica, donde se encuentra hoy en día. La parte de sus genitales fue tapada
con un paño, que actualmente continua.
Respecto al análisis técnico, las características de la obra son las siguientes:
- El Cristo está tallado en mármol blanco de Carrara, cuenta con una altura 184 cm (de cabeza a
pies) y 149 cm de anchura (entre los extremos de las manos).
- La cruz está realizada en mármol negro, sus medidas son, 274 cm de altura y 169 cm de
ancho.
Tiene en su pie esta inscripción:
BENUEN UTUS.CEL LINUS.CIU IS.FLORE NT.FACIER AT.MDLXII
Cristo aparece aquí con una serenidad sobrehumana, muere sin perder su belleza. La anatomía
completa de este Cristo está realizada con gran realismo.
Esta escultura expresa también la actitud poco convencional de Cellini, ya que se esculpió como
desnudo integral y era muy poco común en la época, por lo que durante la mayoría de el tiempo
se ha mostrado al público con un paño blanco para así tapar sus genitales.
En este Cristo vemos que el dolor está prácticamente ausente, los músculos, podemos verlos sin
ninguna expresión, no hay rastro de huellas de sangre ni de golpes, a excepción de la expresión
de los ojos que es donde podemos ver reflejado su dolor. Todos los artistas intentan llegar al
público mediante la expresión de sus ojos ya que es con una de las partes por las cuales mejor
se puede expresar. Cellini nos intenta mostrar un Cristo, el cual era bello en el alma y también en
el cuerpo.
Es importante destacar que la cabeza está ligeramente inclinada hacia la derecha y la barbilla
se encuentra apoyada sobre el pecho y quizás lo más destacable es, que esta vez nos
encontramos con que Cristo no lleva corona de espinas, como estamos acostumbrados a ver en
muchas otras imágenes y crucifijos.
Los cabellos son rizados, los cuales llaman mucho la atención, ya que podría dar la impresión de
que están húmedos porque cuenta con todo tipo de detalles; la barba es larga, ambos son
impecables.
Los pies se encuentran juntos clavados y apoyados en un solo punto y las rodillas se
encuentran levemente flexionadas, también podemos destacar que los brazos se encuentran en
cruz con una posición prácticamente obligada, las palmas de la mano se encuentran clavadas y
hacia fuera.
Los ojos y sus párpados están entornados y muy cuidados, podemos ver en ellos gran
expresividad y nos recuerda a la técnica de los paños mojados.
La boca se muestra entreabierta, y entre la comisura de los labios podemos ver los dientes.
A lo largo de toda su realización tiene como objetivo llegar a conseguir la técnica del claroscuro,
lo consigue en su mayoría, donde podemos verlo reflejado, por ejemplo, en el pelo y la barba.
BIBLIOGRAFÍA:
-
POPE-HENNESSY, Joh, CELLINI, Mac Millan, 1985.
ANTONIADE,C. TROIS FIGURES DE LA RENAISSANCE: PIERRE ARÉTIN,
GUICHARDIN, BENVENUTO CELLINI, Desclée De Brouwer et Cie, 1937.
QUEVEDO,J. HISTORIA DE EL ESCORIAL, Patrimonio nacional, 1984.
FRAY JUAN DE SAN GÉRONIMO, MEMORIAS, Patrimonio nacional, 1984.
FRAY JOSÉ DE SIGÜENZA; LA FUNDACIÓN DE EL MONASTERIO DE EL
ESCORIAL, Turner, 1986.
VICUÑA OSA, Carlos, ANÉCDOTAS DE EL ESCORIAL, Editorial Escurialense,
1975.
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