Apuntes para la Historia del Club de la Unión - Lima

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Apuntes para la Historia del Club de la Unión
Por Américo Villalobos Jugo
Sesenta Asociados del Club Nacional, liderados por Miguel Grau, decidieron en
1868 retirarse de dicha institución y se reunieron en un Bar, que en esa época era
muy concurrido en el Centro de Lima, acordando constituir un nuevo Club que
los agrupara al que denominaron como “Club de la Unión”.
Eso sucedió el 10 de Octubre en el local que luego se convirtió en el actual Hotel
Maury.
Los integrantes de la flamante institución eligieron como su primer
Vicepresidente a Enrique De Armero y alquilaron un local ubicado en el segundo
piso de un edificio en la esquina del Jirón Carabaya y la Plaza de Armas, en la
esquina que coincide con la Catedral de Lima.
Un año después se produjo una reconciliación de los antes mencionados
asociados con su institución anterior y se reintegraron al Club Nacional. La
reconciliación incluyó que el primer Presidente del Club de la Unión pasara a ser
un nuevo Presidente del Club Nacional, como expresión de la unidad lograda.
El Club de la Unión permaneció durante décadas en dicho local alquilado hasta
que, por la acertada gestión de su Presidente Pedro Pablo Martínez, se trasladó a
su edificio propio en la Plaza de Armas, gracias a una generosa donación del
terreno efectuada por don Víctor Larco Herrera.
Este hecho tuvo dos etapas, pues el terreno donado es el que actualmente ocupa
el Palacio Municipal de Lima. Sucede que el Presidente de la República en ese
entonces, General Oscar R. Benavides, y el Alcalde de Lima en la época,
ingeniero Héctor Boza, se reunieron en la Plaza de Armas con el Presidente del
Club de la Unión, General Pedro Pablo Martínez, y le expusieron su pedido de
que el Club, que ya había construido tres pisos de su edificio, al que luego se
denominó “Palacio de la Unión”, construyera un nuevo edificio de características
similares en un terreno colindante en la esquina de la Plaza de Armas y el Jirón
Callao. El Estado compensaría al Club por la inversión efectuada, con lo que
podría construirse el edificio similar colindante. Para el efecto se expropiarían
los terrenos privados pertinentes. Así se acordó.
Pero luego apareció una circunstancia perturbadora. La señora Anita Fernandini
de Naranjo, entonces Presidenta del Comité Pro Basílica de Santa Rosa, propuso
el proyecto de un pasaje entre la Avenida Tacna y la Plaza de Armas destinado a
que desde la Basílica de Santa Rosa se viera, al frente, a la Catedral de Lima.
Esto determinó un recorte en la extensión de la fachada del Club, para dar paso al
pasaje que ahora existe sólo en una cuadra, hasta el Jirón Camaná, pues la
Municipalidad de Lima abandonó el proyecto del Pasaje no obstante haber
expropiado ya dos docenas de inmuebles intermedios.
El General Martínez, quien se había alejado de la presidencia del Club por
discrepancias a las que calificó de ingratitudes desleales, recibió el pedido de los
más importantes y prestigiados Asociados del Club de retirar su declinación y
culminar la obra que con tanto esfuerzo institucional había realizado. Este
retorno del dinámico Presidente permitió la conclusión de las obras de
construcción y de equipamiento del Club de la Unión.
El Club ha aglutinado a lo largo de tiempo a un nivel calificado de nuestra clase
media, con una significativa presencia de políticos de todas las tendencias y de
profesionales de todas las especialidades. También de altos funcionarios del
Estado y calificados dirigentes de otras instituciones sociales.
Basta efectuar un recorrido por la “Galería de Presidentes” ubicada en el tercer
piso del Palacio de la Unión para recorrer la historia institucional y comprobar
que muchos de los ex Presidentes del Club han sido Presidentes del Congreso,
Presidentes del Poder Judicial, Ministros de Estado, Embajadores del Perú,
Dignatarios del Estado.
En el año 1980 el Club comenzó una segunda etapa de expansión de membresía
y de éxito económico, lo cual permitió la ejecución de múltiples obras que
merecen citarse: la remodelación integral de la sede principal para eliminar los
locales comerciales exteriores y habilitar el actual elegante lounge “Don Pedro”
el que, a pedido del Alcalde de Lima fue habilitado para dar atención externa
debido a la clausura de los Hoteles Bolívar, Crillón y Maury, entre otros; la
apertura de una discoteca diseñada al estilo de muy recordado por los limeños, el
“Grill Bolívar”, la apertura de un amplio Auditorio para las reuniones
institucionales, denominado “Salón Grau”; la habilitación de una docena de
comedores privados, de salas de trabajo para el uso personal de los Asociados, la
habilitación de servicios higiénicos para damas y caballeros en los seis niveles
del edificio institucional, complicada medida técnica derivada de la
incorporación de las damas como asociadas del Club en 1982.
Otra obra importante fue la adquisición de 300,000 metros frente al Oceano
Pacífico para la ya concluida construcción y equipamiento de la Sede de Playa
del Club denominada “Los Corales” y la adquisición de un edificio colindante
con trescientos estacionamientos vehiculares además de un mini estadio con
todos sus servicios en el último piso.
El incremento de la membresía institucional logrado gracias a los avances físicos
logrados y al notorio prestigio público del Club, que fue de 1,000 a 13,000
asociados y asociadas, trajo como consecuencia el incremento del patrimonio
institucional nada menos que de 200,000 Dólares a 20’000,000 de Dólares.
Correspondió al Club desde el año 2002 colaborar activamente con el entonces
Patronato de Lima en sus esfuerzos por la Defensa de los valores constitutivos
del Centro Histórico de Lima. Desaparecida dicha entidad cívica, el Club fue el
gestor y artífice de la conformación y fundación del Grupo de Apoyo del Centro
Histórico de Lima (PromoLima), institución a la que dio cabida y respaldo,
habiendo merecido la distinción de que la Presidencia de la misma recayera en un
asociado del Club de la Unión.
Es un acto de justicia institucional recordar en este momento el nombre del
Presidente que condujo al Club a los éxitos mencionados, que incluyeron una
citable fraternidad entre los asociados, mediante sucesivas reelecciones
efectuadas de 1980 al 2002. Se trata del doctor Elías Mendoza Habersperger.
Los próximos esfuerzos de las nuevas generaciones de asociados serán los de
continuar la obra llevada a cabo por las Juntas Directivas precedentes del Club de
la Unión, enfatizando el aspecto vinculado con la unidad institucional en base al
permanente recuerdo de los propósitos de fraternidad entre los asociados que
presidieron las intenciones de los sesenta primeros asociados que en 1860
escogieron el emblemático nombre del “Club de la Unión” para simbolizar cual
es su fin primero: la unidad de los peruanos, la unidad de los asociados.
Lima, 14 de septiembre de 2010.
Américo Villalobos Jugo
Galería de Presidentes
Enrique de Armero
Bernardo C. Canevaro
Manuel Candamo
Felipe Barreda y Osma
Cesar Canevaro
Lizardo Montero
Simón Soyer
Carlos M. Elías
Ricardo Ortiz de Zevallos
José A. de Lavalle
Manuel Maria del Valle
Federico Palacios
Simón Soyer
José Albarracin
Alfredo Benavides
Demetrio Olavegoya
Nicanor Álvarez Calderón
Juan Vernal y García
Anselmo Barreto
Ramón Aspillaga
Pedro Muñiz
Marcial Letona
Enrique Varela
Rafael Grau
Benjamín Puente
Manuel A. Villavicencio
Alberto Salomón
Celestino Manchego
Lino Cornejo
Gerardo Balbuena
Fernando Sarmiento
Pedro Pablo Martínez
Alberto Benavides Canseco
Carlos A. Calle
Alfonso Balaguer
Temistocles Rocha
Gilberto Chirinos Rodríguez
Federico W. Castellanos
Hernán Monsante Rubio
Guillermo Cáceres Gaudet
Carlos Carrillo Smith
Eloy Burga Tejada
Dante Portaro Mazzetti
José León Barandiaran
Jorge Eugenio Castañeda
Juan Zea Gonzales
Leonidas Ponce Sobrevilla
Elías Mendoza Habersperger
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