Breve resumen de la vida de su autor y de...

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Breve resumen de la vida de su autor y de las circunstancias en las que se escribe y se estrena
José Zorrilla, escritor español que nace en Valladolid en 1817 y muere en Madrid en 1893, es el principal
representante del Romanticismo, medievalizante y legendario. En 1833 ingresó en la universidad de Toledo
como estudiante de leyes, y en 1835 pasó a la de Valladolid. Publicó sus primeros versos en el diario
vallisoletano El artista. En Madrid, después de abandonar su carrera universitaria, alcanzo fama tras leer unos
versos suyos en el entierro de Larra (1837). Ocupó el puesto de este en la redacción de El español, donde
publicó la serie de poemas tituladas Poesías(1837), primero de una serie de ocho volúmenes que acabó en
1840. Su éxito poético se renovó en 1852 con un poema descriptivo, Granada, que quedo inacabado.
En 1839 se casó con Matilde O`Reilly, de la que enviudó muy pronto. Escribió numerosas leyendas en la que
resucita a la España medieval y renacentista. Cabe destacar A buen juez mejor testigo y El capitán Montoya.
En 1837 inició su producción teatral con Vivir loco y morir más, y alcanzó su primer éxito con El zapatero y
el rey (1840), a las que siguieron El eco del torrente(1843), Don Juan Tenorio(1844) y Traidor, inconfeso y
mártir(1849). En estas obras utiliza temas tradicionales o del Siglo de Oro. También escribió tragedias a la
manera clásica, como Sofronia(1843).
En 1846 fue a Burdeos y a Paris, donde conoció a Dumas padre, George Sand, Théophile Gautier y Alfred de
Musset, que dejarían en él una gran huella. En 1855 marchó a Méjico, donde se convirtió en el protegido del
emperador Maximiliano, que le nombró director del teatro nacional. De regreso a España(1866), se caso con
la actriz Juana Pacheco, viajó a Roma(1871) e ingreso en la Real Academia(1882). De estos años son
Recuerdos del tiempo viejo(1880−1883), La leyenda del Cid(1882), El cantar del romero(1883) y Mi última
brega(1888). Fue coronado como poeta en el alcázar de Granada(1889) por el Duque de Rivas, en
representación de la reina vigente. Vive en el Romanticismo, comprometido con el régimen absolutista de
FernandoVII. La avaricia de los editores hace que viva de una manera bohemia e irregular. Además de Don
Juan Tenorio, escribe: La Pasionario, El capitán Montoya, A buen juez mejor testigo, Margarita la tornera,
El zapatero y el rey, El puñal del godo, y Traidor, inconfeso y mártir.
Pero Zorrilla es ante todo un autor dramático que consiguió el favor del público sin restricciones siguiendo los
esquemas teatrales del siglo de Oro español y manteniendo la intriga durante toda la obra que solo se resuelve
en los últimos momentos.
Su mejor obra, Don Juan Tenorio, se convirtió en la obra más admirada del siglo. Zorrilla contaba con
veintisiete años. Podemos decir que un antecedente de esta obra es la obra de Tirso de Molina, El burlador de
Sevilla y el convidado de piedra. Cuando Zorrilla decidió escribir la obra, ya conocía la obra de Tirso. Don
Juan es clave para sostener el concepto del drama. Ya no es éste el que decide su suerte, sino que Doña Inés es
la que lo decide. El protagonista habla, escribe y enamora, lo que permite que el personaje conecte con el
público desde la primera escena. A esto podemos añadir la construcción del drama y la precisión musical del
verso.
Por su forma, el estilo de Zorrilla es claro y brillante, utilizando toda clase de verso y estrofa; por su fondo, los
temas que se tratan en el Tenorio son el espíritu de los españoles. Debido a esto, ya sabemos que la obra sigue
triunfando siglo y medio después.
Antecedentes del personaje de Don Juan.
Don Juan, héroe legendario de muchos cuentos populares y prototipo del libertino impenitente.
La leyenda de Don Juan surgió en Europa durante la edad media. En el primer tratamiento literario formal de
la historia, El burlador de Sevilla y convidado de piedra (1630) de Tirso de Molina, el promiscuo don Juan
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seduce a la hija de don Gonzalo, jefe militar de Sevilla. Después de matar al militar, acude a su sepulcro e
invita cínicamente a la estatua funeraria de su víctima a una cena. La estatua recobra vida, asiste al banquete y
le devuelve la invitación. De nuevo ante el sepulcro, la estatua atrapa a don Juan y le arroja al infierno. Hacia
1657, unos actores ambulantes italianos escenificaron la leyenda en Francia en forma de pantomima que, más
tarde, sería dramatizada por varios dramaturgos franceses como Molière, que escribió Don Juan o el
convidado de piedra, estrenada en 1665. Durante el siglo XVIII Goldoni retomó el tema en su Juan Tenorio o
el libertino castigado (1734) y el compositor austro−alemán Mozart compuso con este libreto una de las
mejores óperas de todos los tiempos Don Giovanni (1787).
El siglo XIX, con el romanticismo, cambió el tratamiento del personaje. Hasta ese momento don Juan
siempre acaba castigado por sus pecados en el infierno; el romanticismo, que se sentía atraído por
personajes rebeldes y amantes de la libertad, se sintió fascinado por esta figura, analiza su satanismo y
teoriza sobre si el seductor, que encarna el mal, se siente culpable o no, y si puede salvarse.
Lord Byron compuso entre 1819 y 1824 el poema Don Juan en tono brusco y desenfado; Prosper Mérimée lo
presenta con dos personalidades encontradas en Las almas del purgatorio o los dos don Juan (1834) pero es el
español José Zorrilla en 1844 el que realiza la versión más moderna de la leyenda y transforma al personaje
fanfarrón incrédulo en un héroe simpático que acaba en brazos de su amada aunque sea en la otra vida.
El tema parecía agotado pero el siglo XX siguió analizando al personaje por medio de concienzudos ensayos
como los de Gregorio Marañón, Américo Castro o Ramón Menéndez Pidal, y retomando el tema literario y
presentándolo como un provinciano, los hermanos Machado con Don Juan de Mañara o como un chulo de
barrio, Ramón Pérez de Ayala en Tigre Juan. Incluso el cine en los últimos años de la mano de Gonzalo
Suárez lo ha presentado como un hombre atrapado por el destino cuya condena es vivir en Don Juan de los
infiernos.
Determinar las características propias del Romanticismo en:
− Estructura externa
− Primera parte:
La primera parte se divide en cuatro actos, de los cuales el primero se divide en quince escenas, el segundo en
catorce, el tercero en nueve y el cuarto en once.
− Segunda parte:
La segunda parte se divide en tres actos, de los cuales el primero se divide en seis escenas, el segundo en
cinco, y el tercero en cuatro escenas.
− Estructura Interna:
− Acción dramática:
− Exposición: Actos 1º y 2º. En estos actos se presenta a los personajes.
− Nudo: Actos 3º y 4º. En ellos transcurre la acción de la obra, en la que después de la apuesta Don Juan
intenta conquistar a Doña Inés y se enamora de ella. También en esta parte muere Don Gonzalo.
− Desenlace: 2ª parte. Es en la que se produce el desenlace. Don Juan se salva del infierno gracias a la
misericordia de Dios y el amor que siente por Doña Inés
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−Versificación:
−PARTE PRIMERA
ACTO PRIMERO
(Estrofas)
Redondilla (abba) vs.1−72
Quintillas(abbab), (ababa) vs.73−102
Redondillas (abba), (abab) vs.103−254
Romance (éa) vs.255−380
Redondillas (abba), (abab) vs.381−440
Quintillas(abaab), (ababa), (aabba) vs.441−695
Redondillas (abba) vs.696−835
ACTO II
Redondillas (abba) vs.836−1141
Versos sueltos vs.1120−1121
Ovillejos (aabbcccddc) vs.1142−1201
Redondillas (abba) vs.1202−1249
Octavillas (abbcdeec) vs.1250−1345
Redondillas (abba) vs.1346−1365
Ovillejos (aabbcccddc) vs.1366−1425
Redondillas (abba) vs.1426−1433
ACTO III
Romance (é) vs.1434−1547
Redondillas (abba), (abab) vs.1548−1648
Octavillas (abbcdeec), Redondillas (abba), (abab) vs.1649−1731
Redondillas (abab) vs.1732−1771
Seis versos octosílabos (ababab) vs.1772−1777
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Quintillas (abaab), (ababa), (abbab) vs.1778−1797
Redondillas (abba), (abab) vs.1798−1909
ACTO IV
Romance (á) vs.1910−2025
Redondillas (abba), (abab) vs. 2026−2173
Décimas (abbaaccddc) vs.2174−2223
Redondillas (abba), (abab) vs.2224−2447
Romance (é) vs.2448−2563
Redondillas (abba) vs.2564−2639
−PARTE SEGUNDA
ACTO PRIMERO
Redondillas (abba) vs.2640−2923
Décimas (abbaaccddc) vs.2924−3113
Quintillas (abbab), (ababa) vs.3218−3227
ACTO II
Redondillas (abba), (abab) vs.3228−3491
Décimas (abbaaccddc) vs.3492−3511
Redondillas (abba), (abab) vs.3512−3599
ACTO III
Cuartetos endecasílabos (abab), (abba) vs.3600−3643
Redondillas (abba) vs.3644−3727
Quintillas (ababa), (abaab) vs.3728−3737
Redondillas (abba), (abab) vs.3738−3765
Décimas (abbaaccddc) vs.3766−3815
A excepción del romance, que prefiere la asonancia, las demás combinaciones métricas usadas por Zorrilla,
con su rima consonante, llenan el drama de una sonoridad intensa, y en ello radica parte de su popularidad.
Don Juan Tenorio es un claro ejemplo del estilo prosaico y funambulesco preferido por el post−romanticismo.
Se fermenta en dicho periodo un afán de prosa, pero se hace un esfuerzo para que aparezca como
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verso dando prioridad al ritmo y rima.
− Recursos expresivos, características lingüísticas:
− Comparación: mi alma perdida va cruzando el desierto de la vida cual hoja seca que arrebata el viento
(Pág. 219, vs.3609−3611)
Tal vez poseéis, don Juan, un misterioso amuleto, que a vos me atrae en secreto como irresistible imán (Pág..
165, vs.2236−2239)
¡Su esencia sé tuerca, el muro hasta penetrar, cual mancha de agua que seca el ardor canicular! (Pág.. 213,
vs.3464−3467)
− Metáfora: Y esas dos líquidas perlas (lágrimas) (Pág.. 164, vs.2204)
Luz de donde el sol la toma (doña Inés) (Pág.. 144, vs.1649)
Perla sin concha (doña Inés) (Pág.. 145, vs.1694)
− Antítesis: de este amor muerto al nacer (Pág.. 198, vs.3089)
− Personificación: La barca del pescador que espera cantando el día (Pág.. 164, vs.2180−2181)
Tarde tu fe ciega acude al cielo (Pág.. 178, vs.2612−2613)
− Enumeración: La razón atropellé, la virtud escarnecí, a la justicia burlé y a las mujeres vendí (Pág.. 104,
vs.612−615)
Le hablé del amor, del mundo, de la corte y los placeres (Pág.. 130, vs.1286−1287)
− Anáfora: Adiós, pues, franca Lucía. Adiós, pues, rico don Juan (Pág.. 136, vs. 1428−1429)
A las nueve en el convento, a las diez en esta calle (Pág.. 136, vs.1432−1433)
Y tus ojos me fascinan, y tu aliento me envenena (Pág.. 166, vs.2254−2255)
− Hipérbaton: Que se aniquila el alma con el cuerpo cuando muere creí (Creí que el alma se aniquila cuando
muere el cuerpo) (Pág.. 219, vs.3618)
−Asíndeton: Dudo, temo, vacilo, (Pág.. 219, vs.3612)
−Polisíndeton: y aquí y en el oratorio y en todas partes (Pág.. 143, vs.1628−1629)
Análisis temático
El tema central de la obra es la salvación de don Juan por el amor de doña Inés, es decir, la salvación del
pecador por la intercesión de una mujer virtuosa. Pero esta salvación exige dos actitudes previas:
1.− la fuerza transformadora del amor, que lleva al individuo al arrepentimiento y al deseo de vivir en virtud
(recordemos que el Tenorio de Zorrilla es un personaje en evolución).
2.− la confianza en la clemencia de Dios, que permite la salvación del hombre aun cuando su acto de
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contrición se produzca en el último momento.
Otros temas que aparecen a lo largo de la obra:
− la seducción amorosa.
− el honor.
− la cena macabra.
− el mundo de ultratumba.
− la muerte.
• La rebelión ante la figura paterna y ante Dios.
Análisis de los personajes principales:
−Doña Inés de Ulloa: Es una chica joven de diecisiete años, que al oír de boca de Brígida que el hombre que
su padre acordó para ella, don Juan, moría por estar junto a ella y que la amaba como a nadie, se enamoró de
él. Inés estaba desde muy pequeña en el convento de Calatrava, por orden de su padre Gonzalo de Ulloa, y a
consecuencia de esto, vivía una vida muy monótona y llena de soledad, no conocía prácticamente nada de la
vida y tampoco había tenido infancia. Era ingenua (se creyó que el convento ardía cuando don Juan la
secuestró), bondadosa, cándida y muy buena. Era a la vez una mujer preciosa y muy bella, el sueño de
cualquier hombre ya que era la virtud personificada. Murió de pena cuando su prometido mató a su padre, esta
muerte representa la entrega del alma de Inés a Dios para purificar la de don Juan. El fantasma de ella se
aparece tres veces al Tenorio, para avisarle que debe arrepentirse de la mala vida que ha llevado. En la última
aparición le salva de las puertas del infierno y le da la oportunidad de morir junto a ella, de morir por amor.
−Don Juan Tenorio: Hijo de don Diego Tenorio, no es nada parecido a su padre, al contrario, es un truhán,
pero a la vez un personaje romántico y lleno de emociones. En la primera parte de la obra le pintan como un
hombre extraordinario que gracias a sus hazañas se hace rico y consigue una fama de franco, noble y bravo,
pero en la segunda parte, cuando acaba con la vida de don Gonzalo y de Luis Mejía, su reputación es de
persona cruel, provocadora, bravucona, peleadora, seductora, y jugadora que vive la vida sin respetar a nada
ni a nadie, ni la razón, ni la virtud, ni la justicia, ofendiendo y vendiendo a las mujeres y provocando y
batiéndose con los hombres, despreciando hasta lo santo. Su amor por doña Inés le hace morir a sus pies, final
que creo muy hermoso. Ella es la única que ha conseguido el respeto y la admiración de don Juan. En mi
criterio, es un hombre insolente, pero que resulta atractivo por ser tan bribón, pícaro, valiente, enamoradizo y
galán, también es tan bello lo que dice que resulta muy sugeridor y sutil. Sabe hacer sentir a las mujeres como
diosas, logrando así otra conquista pero siempre acaba abandonándolas para plantearse otra meta, otra mujer.
SALVACIÓN DE DON JUAN.
En el último de los actos de la obra se da un hecho a comentar: la salvación de don Juan.
Don Juan regresa al cementerio para aceptar a su vez la invitación del Comendador. Cuando éste le da la
mano para matarle y llevarle al infierno, don Juan grita pidiendo a Dios piedad, y entonces la sombra de doña
Inés le tiende su mano para salvarlo con ella aprovechando el arrepentimiento final del burlador, a quien el
puro amor de doña Inés ha redimido.
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Doña Inés ha elegido pasar el resto de su existencia junto a su amado don Juan ya sea en el cielo, infierno o
purgatorio. Para esto ha hecho un pacto con Dios para unir la suerte de su alma a la de don Juan. Por eso el
alma de doña Inés esta aguardando en el purgatorio temporal al arrepentimiento del burlador.
Don Juan arrepentido se salva en al última escena:
Mas es justo quede aquí
Al universo notorio
Que, pues me abre el purgatorio
Un punto de penitencia,
es el Dios de la clemencia
el Dios de don Juan Tenorio.
(Cae DON JUAN a los pies de DOÑA INÉS, y muertos ambos. De sus bocas salen sus almas representadas en
dos brillantes llamas, que se pierden en el espacio al son de la música. Cae el telón)
Éste ha cambiado radicalmente su manera de pensar porque durante toda su vida no ha temido a nada ni a
nadie, no ha tenido más creencia que en él mismo, y, para él, su Dios ha sido el mismo; mientras que, durante
su muerte, podemos apreciar que comienza a creer en un Dios, que lo denomina Dios de la clemencia porque
cree en una última oportunidad de salvación, debido a que comienza ha tener temores por su muerte.
Los héroes de tragedia tienen en común con don Juan Tenorio, el que al final de la vida se produzca su
salvación como viene expresado en los versos 2550 en adelante.
Valoración global de la obra:
Podemos encontrar numerosas características del teatro del Romanticismo reflejadas en la obra de Zorrilla,
empezando por un afán de trasgresión, de rechazar y quebrantar las normas, de tal modo que se mezclan
géneros cómicos y trágicos. En esta obra, esto no queda muy bien reflejado, pero se puede hacer una
diferenciación dentro de la misma, ya que, al principio, no parece tener un gran carácter trágico, mientras que
al final alcanza su mayor esplendor.
En cuanto a la estructura, el teatro romántico se caracterizó por obras divididas en tres, cuatro, o cinco
actos, algo semejante a la obra de Zorrilla, que está dividida a un nivel superior en dos partes, la primera en
cuatro actos y la segunda en tres. Además, como se puede ver sobre todo al principio de la obra, se incluyen
notas que describen los personajes, los decorados o la situación, algo propio del teatro en el Romanticismo.
Podemos observar también un abandono de las tres unidades, ya que, no se puede observar unidad en la
acción (primero se centra en la apuesta, y después en la salvación de don Juan), tampoco en el tiempo
(transcurre en dos jornadas separadas por cinco años), y tampoco en el lugar (se dan diversos escenarios:
taberna, convento, cementerio...).
Otra característica del drama romántico que comparte con la obra de Zorrilla es que sitúa la acción en
ambientes alejados en el tiempo, en este caso en el año 1545 y se intercalan elementos fantásticos, por
ejemplo el convite al Comendador, su aparición para cumplir su promesa y la devolución del convite con el
fin de impactar, en este caso al lector. Los escenarios suelen ser lugares solitarios y abandonados, como
cementerios. Esto se puede ver en la segunda parte de la obra de Zorrilla, que transcurre en su mayor parte en
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el panteón de la familia Tenorio, que posee un cementerio.
Si hablamos de los protagonistas, también hay características que comparten, son un hombre y una mujer,
bellos y virtuosos, que se enfrentan a la imposibilidad de ver satisfecho su amor. El origen del protagonista
suele ser noble, en este caso la familia Tenorio, y la mujer reúne todas las virtudes físicas y espirituales. Como
puede verse en la obra, los demás adquieren un papel secundario, y pueden actuar en oposición al amor de los
protagonistas, como ocurre con don Gonzalo de Ulloa y don Luis de Mejía.
La temática, por supuesto, la comparten, el amor, un amor imposible, en este caso por al ruptura del acuerdo
prematrimonial establecido por los padres de ambos, y platónico, que se opone a las normas sociales y que
arrastra al que lo padece a la muerte, como ocurre en este caso con don Juan y doña Inés.
En el teatro del Romanticismo el final es trágico, y aunque lo parezca, no tiene una intención moral, sino que
es una señal de rebeldía en contra de un mundo que no admite el cumplimiento de los ideales. En esta obra,
cuando se está leyendo, todo apunta a un final trágico, pero en el último momento, don Juan se redime y se
produce la salvación por el amor.
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