Apuntes sobre psicología en la escuela

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APUNTES SOBRE PSICOLOGÍA EN LA ESCUELA1.
Resumen
La relación establecida entre psicología y pedagogía hoy, sitúa el saber pedagógico
determinado por el saber de la psicología y lleva a preguntarse, por los efectos que
produce dicha relación en el campo educativo. Para acercase a una respuesta, este
ensayo realiza una aproximación a la relación psicología y pedagogía a partir de dos
momentos: el primero, señala la forma cómo la psicología en el campo de la educación
habla por la pedagogía en la escuela, produciendo nuevas formas de pensar y proceder
con los niños en la escuela; el segundo momento, se sitúa en la producción de un
régimen de signos sobre los patológico, lo anormal y lo precario del aprendizaje y de la
vida de los niños en la escuela, para interpretarlos y contenerlos. La pedagogía entonces
bajo este marco racional, parte de la concepción idealizada de sujetos exitosos, dóciles y
obedientes que la escuela debe producir, mediante una nueva forma de entender al niño,
al maestro y al conocimiento.
Palabras Clave
Psicología, pedagogía, escuela.
Abstract
The relationship established between psychology and education today, puts pedagogical
knowledge determined by knowledge of psychology and begs the question, by the
effects that such a relationship in education. To get closer to an answer, this paper
presents an approach to the relationship psychology and education from two points:
first, points the way psychology in the field of education speaks for pedagogy in school,
producing new forms of think and proceed with the kids at school, the second time, is in
the production of a system of signs on the pathological, the abnormal and precarious
learning and the lives of children in school, to interpret and contain . The pedagogy then
under this rational framework, idealized conception of the successful subjects, docile
and obedient to the school must produce, through a new understanding of the child,
teacher and knowledge.
Keywords
Psychology, pedagogy, school.
1
Elaborado por: Juan Diego Galindo Olaya, Licenciado en psicología y pedagogía de la Universidad
Pedagógica Nacional, estudiante de la Maestría en Filosofía Universidad del Rosario. Grupo de
Investigación Estudios en Educación, Pedagogía y Nuevas Tecnologías. Visible Colciencias 2011/2012.
1
Introducción
Según el filósofo George Canguilhem, la historia de la psicología, señala en sus
inicios como ciencia natural en los sistemas filosóficos de la antigüedad, como fue
dependiente del significado etimológico que posee, a saber, ciencia del alma,
concepción que conlleva implicaciones como saber del hombre. En este sentido, dice al
autor, en la filosofía antigua, el tratado aristotélico del alma, aborda y concibe la psyche
como parte del ser natural.
La física en el sistema de conocimiento antiguo, era considerada la ciencia que
tenía su propio objeto de estudio, a saber, “[…] la naturaleza de las cosas como son en
sí mismas, en su relación y sus maneras de operación” (Blasco, Grimaltos, & Sánchez,
1999, p.60); de ahí, que fuera la encargada de preguntarse por este ser en tanto que
natural. Concebido por La física, como vida en potencia, como parte del cuerpo viviente
y no como sustancia separada de la misma, cumple una función esencial en el
conocimiento de las formas. El cuerpo natural, está constituido entonces por órganos de
conocimiento, como los sentidos externos y los sentidos internos del cuerpo viviente.
Los primeros sentidos, referidos al gusto, el tacto, la visión, la audición y el olfato, y los
segundos, al sentido común, la fantasía y la memoria, todos los cuales constituyen para
esta psicología, una fisiología como ciencia del alma.
De ahí, que hoy en día, se cuente en la psicología moderna, con estudios sobre
psicofisiología y psicopatología. En sus comienzos, fueron una preocupación por el
estudio de la composición cerebral, como efecto de los estudios experimentales y
clínicos de Galeno, en los cuales él afirma, según Canguilhem, que es el cerebro el
órgano encargado de la sensación y del movimiento, además de ser la sede del alma
(Canguilhem, 1956).
Esta concepción, es novedosa en el tiempo, cuando se creía que era el corazón el
encargado de dichas funciones del cuerpo, situación en el campo de los saberes, que
Canguilhem hace comparable con las revoluciones en el desarrollo de las teorías de la
circulación y la respiración en el hombre (Canguilhem, 1956).
2
En el siglo XVIII, la preocupación de la psicología como ciencia natural del
cuerpo viviente, comienza a entenderse como una ciencia de la subjetividad. Al
respecto, George Canguilhem señala, cómo “La declinación de la física aristotélica, en
el siglo XVIII, marca el fin de la psicología como para-física, como ciencia de un objeto
natural y, correlativamente, el nacimiento de la psicología como ciencia de la
subjetividad” (Canguilhem, 1956).
Continúa planteando el autor, cómo la psicología moderna, como ciencia del
sujeto pensante, plantea, que el conocimiento adquirido mediante la experiencia se
encuentra determinado por una naturalidad del espíritu, al parecer, para “engañar la
razón” respecto de la realidad del mundo. Tal que, al efecto de los sentidos sobre la
razón, debe hacer corresponder la experiencia del sujeto, con una justa verdad del
mundo en el que vive.
Resultado
Al surgir un nuevo objeto de estudio en el campo de la psicología, que pasaba
por la idea del cuerpo natural, como órgano de conocimiento, a la idea de la razón como
nuevo medio de conocimiento e interpretación de la experiencia del sujeto, como lo
expone Descartes, aparece la sustancia pensante determinada como sujeto. Según
Deleuze, de lo que se trata, es del descubrimiento que marca toda la filosofía moderna, a
partir del siglo XVII. Según este filósofo contemporáneo, el cogito cartesiano, lo que
hace, es atribuirle al sujeto del “yo pienso” subjetividad, que no corresponde a la de un
“yo empírico” (Deleuze G. , 1978, p.6).
De tal forma, que la noción física del sentido externo y la noción física del
sentido interno, cambian respecto de la psicología del ser natural y emerge con Maine
de Biran, una ciencia del sentido íntimo, entendida como ciencia de la subjetividad. Esta
ciencia se plantea a sí misma como psicofísica, en el sentido de abrogarse el derecho de
ser reconocida por los físicos, dada la búsqueda de razones en la estructura del cuerpo
humano, de las afecciones que produce sobre él, la experiencia que el sujeto tiene de la
realidad. Es decir, señalar en la teoría sobre la física mecanicista, la existencia de un
contrasentido en la relación entre sentidos y conocimiento.
3
La piscología como ciencia del sentido íntimo, desarrollada por Maine de Biran
y constituida como técnica del diario íntimo, descubre, según Canguilhem, que el
análisis psicológico no consiste en simplificar sino en complicar, que el hecho psíquico
primitivo no es un elemento sino ya una relación, y ésta es vivida con esfuerzo. Dos
conclusiones de esta psicología son señaladas por el mismo autor, la primera, que la
conciencia requiere del conflicto de un poder y la segunda, que la conciencia requiere
de una resistencia, por lo que al alma, le es necesario estar encarnada, por eso, no hay
psicología sino biología.
Maine de Biran, propone definir al hombre como organización viviente
secundada por una inteligencia. Bajo este presupuesto, abona el terreno, sobre el cual, se
constituye una nueva concepción de psicología de las reacciones y del comportamiento,
fundamentada en los desarrollos teóricos y conceptuales de las teorías empiristas y
evolucionistas de la biología, que hablan del organismo y de la noción de biología,
centradas en la idea del desarrollo, el crecimiento y la madurez, bases de la conducta
humana. Como efecto, se hizo pasar al hombre del lado de los objetos de conocimiento.
En palabras de Foucault:
(...) el hombre no existía como tampoco la vida, el lenguaje y el trabajo; y las ciencias
humanas no aparecieron hasta que, bajo el efecto de algún racionalismo presionante, de
algún problema científico no resuelto, de algún interés práctico, se decidió hacer pasar
al hombre (a querer o no y con un éxito mayor o menor) al lado de los objetos
científicos –en cuyo número no se ha probado aún de manera absoluta que pueda
incluírsele; aparecieron el día en que el hombre se constituyó en la cultura occidental a
la vez como aquello que hay pensar y aquello que hay que saber. (Foucault, 1997,
p.334)
En este sentido, se da la constitución de una biología como teoría de las
relaciones entre los organismos y los medios, y que marcan el fin de la creencia en la
existencia de un reino humano separado. Según Canguilhem, funda razones técnicas y
económicas para el desarrollo de un régimen industrial, que orienta la atención hacia el
carácter industrioso de la especie humana. Se funda así, dice el pensador francés, la
creencia en la dignidad del pensamiento especulativo. Razón política, según la cual,
emerge el fin de la creencia en valores de privilegio y de igualdad social.
La psicología, como discurso legitimador de un orden industrial naciente, sitúa
su saber como ciencia del hombre, en términos de producción y adaptación. En la
pretensión de adquirir un método que le permita hablar de sí misma como ciencia, se
4
sumerge en el estudio de la relación entre los estímulos y sus efectos sobre los sentidos,
como respuestas sensoriales.
Concepción y planteamientos de una psicología de la sensación, que
desarrollados por Wilhelm Wundt y pensados como una psicología experimental a
propósito del cálculo de probabilidades y de las leyes de los hechos de conciencia en el
sujeto, constituyen según George Canguilhem, “un determinismo analítico en esta
teoría”. Wundt, conocido como el fundador de la psicología experimental, y por lo tanto
de un tipo de psicología moderna, tiene una formación inicial en filosofía y fisiología,
que articula en sus estudios experimentales. Según Kurt Danziger (1994) invento una
nueva disciplina y con ella un nuevo rol y un nuevo individuo singular.
Los estudios de Wundt, se sitúan en la actividad de los nervios y adquieren en
los Estados Unidos, un estatus que legitimó prácticas experimentales, como forma de
producción del conocimiento del hombre. Esta psicología moderna, emerge de manera
paralela a ciertas transformaciones en el mundo de la economía, como demanda de un
control social de las poblaciones, en términos no sólo informativos, sino
de
moldeamiento y control del hombre, diferente a las técnicas disciplinarias aplicadas en
las cárceles, las escuelas y los hospitales.
Con el nuevo régimen industrial naciente, para el cual la producción de sujetos
útiles, dóciles y manejables constituye una condición de existencia del mismo, pensar
además, cómo someter sus cuerpos a lo extenuante de los ritmos que impone este
régimen, al perfeccionamiento de sus conductas para que sean más tolerantes y
resistentes a la manipulación del deseo en el hombre, para que se encause al uso útil de
sus fuerzas para el trabajo, implica producir nuevas relaciones y prácticas discursivas
de la relación psicología y pedagogía.
Situándose en la escuela estos saberes son capaces de producir en la práctica
pedagógica un conjunto de mecanismos de
regulación de las conductas y de los
comportamientos y producir al sujeto, bajo condiciones idealizadas, al punto de
pretender transformar las formas de vivir de estos sujetos, para que correspondan al
nuevo régimen económico, mediante la configuración de ciertos modos de pensar, de
actuar y de proceder en el campo educativo en tanto maestros y aprendices.
5
De ahí, que se establezca un vinculo con la pedagogía, en el que el saber de la
psicología, como campo disciplinar que se preocupa por la constitución de un sujeto
histórico, juega un papel determinante en los procesos educativos, desplazando la
pedagogía como campo y práctica específica de formación del pensamiento de los
niños, para dar cuenta de cuestiones que tienen que ver con las problemáticas de la
enseñanza, del aprendizaje y del rendimiento escolar según desempeños académicos de
los sujetos en formación. La relación establecida entre psicología y pedagogía, sitúa, así
el saber pedagógico determinado por el saber de la psicología y lleva a preguntarse, por
los efectos que produce dicha relación en el campo educativo.
Para acercase a una respuesta, este ensayo realiza una aproximación a la relación
psicología y pedagogía a partir de dos momentos: el primero, parte de los
planteamientos formulados por la psicología moderna, en su pretensión de considerarse
como ciencia del sujeto, presentando la psicología como fundamento racional de sus
prácticas, para señalar la forma cómo ésta en el campo de la educación habla por la
pedagogía en la escuela, produciendo formas distintas de pensar y proceder con los
niños en la escuela.
La pedagogía entonces bajo este marco racional, parte de la concepción
idealizada de sujetos exitosos, dóciles y obedientes que la escuela debe producir,
mediante una nueva forma de entender la relación niño, maestro y conocimiento. Ello
implica introducir en la escuela nuevas categorías para interpretarlos. De ahí, que el
segundo momento de este ensayo, se sitúe en la producción de un régimen de signos
sobre los patológico, lo anormal y lo precario del aprendizaje y de la vida de los niños
en la escuela, para conocerlos y contenerlos.
Apuntes sobre psicología y pedagogía.
La predicción y el control de las conductas se constituyen en el objetivo de la
psicología moderna, que se torna más como una ciencia administrativa que pretende
dirigir las acciones del hombre hacia un fin específico. La familia, la escuela, la
empresa, el hospital, la calle, en fin, todo esta sujeto al estudio psicológico, todo es
medible y calculable.
6
Michel Foucault, presenta una serie de discusiones contemporáneas, en las que
señala de la psicología del siglo XIX, una preocupación constante por reencontrar en el
hombre la prolongación de vínculos cuantitativos, operaciones matemáticas como
funciones de acción y el establecimiento de hipótesis explicativas, propias de la
metodología y lógica del estudio de los fenómenos naturales, desarrollada por las
ciencias humanas.
En el horizonte de esta psicología moderna, según Foucault, la pretensión de
constituirse en un conocimiento positivo, descansa sobre dos postulados filosóficos:
“(…) la verdad del hombre se agotaba en su ser natural y que el camino de todo
conocimiento científico debía pasar por la determinación de vínculos cuantitativos, la
construcción, la hipótesis y la verificación experimental” (Foucault, 1957, p.137).
Foucault, siguiendo los planteamientos de Canguilhem, plantea en la historia de
la psicología, una existencia paradojal o de contrasentidos, en la que bajo un pretendido
rigor y exactitud, propio de las ciencias de la naturaleza, ella misma se obliga a
abandonar sus postulados, en la medida que ellos mismos han desaparecido. En este
sentido, afirma Foucault “la idea de una precisión objetiva y cuasi matemática en el
dominio de las ciencias humanas no es aceptable si el hombre mismo no es más del
orden natural” (Foucault, 1957, p. 125).
Aunque, si fuese posible hablar de la existencia de la psicología del yo, no
habría manera de mostrar su universalidad, constitución, lógica y unidad de objeto. Si
se pudiera afirmar de la psicología su calidad como ciencia2, habría que pensarla en sus
afecciones y aun así, Hume considera que “el espíritu no es una naturaleza” en si
mismo, no es un objeto de ciencia, lo que no niega que cuando este filósofo habla de la
afección del espíritu en lo pasional y social, reconozca la naturaleza humana (Deleuze
G. , 2007, p.56).
2
A propósito de este concepto, puede verse a Jean François Lyotard, La Condición postmoderna, Catedra
1994. En donde según él, la ciencia es un subconjunto de conocimientos hecha de enunciados denotativos
que impone dos condiciones suplementarias para su aceptación, a saber, que los objetos a los que se
refieren sean accesibles de modo recurrente y en condiciones de observación explicitas, de forma tal, que
se pueda decir si cada uno de esos enunciados pertenece o no pertenece al lenguaje considerado como
pertinentes por los expertos.
7
De modo que, en el transcurrir del discurso de la psicología, esta se ha visto
obligada a renovar y descubrir un estilo nuevo como “ciencia del hombre”, provocando
la necesidad de formular nuevos principios y develar para si misma un nuevo proyecto.
Foucault señala entonces, el desplazamiento de la psicología, a diferentes campos
sociales y su introducción en prácticas sobre las cuales se constituye como marco y
reflexión científica; en palabras de Foucault:
(…) en el curso de estos últimos cien años, la psicología instauró relaciones nuevas con
la práctica: educación, medicina mental, organización de los grupos, y se presento como
un fundamento científico racional de esas prácticas. La psicología genética se constituyo
como el marco de toda pedagogía posible y la psicopatología se propuso como una
reflexión sobre la práctica psiquiátrica (…) La psicología nace en ese punto en el que la
práctica del hombre encuentra su propia contradicción (…) un origen de lo anormal, de
lo patológico, de lo conflictivo, una reflexión sobre las contradicciones del hombre
consigo mismo. (Foucault, 1957, p.127)
Ello indica, como la psicología, se encarga de encontrar su razón y génesis de
existencia, en un análisis de las prácticas del hombre, donde encuentra como punto de
emergencia de sus argumentos y discursos, lo anormal, lo patológico, lo conflictivo. Se
constituye este discurso de la psicología como responsable de develar y disuadir las
contradicciones en el hombre.
Su desplazamiento al campo de la educación, como discurso terapéutico,
responde al estatus que adquiere socialmente, como responsable y pregonera de normas
y leyes en el desarrollo del cuerpo, de las estructuras neuroendocrinas y del aprendizaje
en el niño y en el joven. Además, de adquirir una función normalizadora en la escuela,
respecto de ciertas formas de conducta, comportamiento y pensamiento. La frecuente
pregunta por las estructuras mentales en las que se constituye la inteligencia, son
consideradas por esta psicología, el objeto directo de estudio, en el campo de la
educación.
En las prácticas escolares, se apropia más un discurso de psicologización3, sobre
la idea de un yo idealizado, en el marco de las construcciones sociales de poder, que la
3
En este sentido, Norbert Elías (1987), señala la manera como las sociedades feudales, entran en
procesos de transformación de las prácticas de vida, entre las que se considera el control de los
comportamientos, mediante unas nuevas formas de entender y diferenciar lo social, la división de
funciones, respecto del lugar que deben ocupar los cuerpos y la ampliación de cadenas de
interdependencia directa o indirecta de todo movimiento. Además, las formas de sentir, entran a
constituirse como otra forma de control, dentro del marco de una economía afectiva, que pretende
8
modernidad ha constituido, a saber, un discurso del sujeto exitoso, triunfador, dócil y
obediente, que la psicología moderna ha impuesto y puesto en circulación por la
preeminencia de su saber conductual y de control, que hace del aprendizaje actualmente,
un mecanismo y una estrategia para el desempeño, el rendimiento y el cumplimiento de
las fuerzas individuales y colectivas.
El discurso psicologizante en la escuela, domina el saber del niño y su
aprendizaje, por lo que se sitúa en las instituciones educativas, en el currículo, los
planes de aula, las estrategias pedagógicas y en general, en muchas de las formas de
organización del campo educativo, como saber pedagógico, que hoy se dirigen más, a
estimular, reforzar, motivar, controlar, calcular, evaluar y remediar los actos que en la
escuela se gestan entre los niños y los maestros.
No es por demás extraño, que hoy la pedagogía en su relación con la psicología,
se entienda mas como un acto de contención de los instintos y las fuerzas del hombre,
para que puedan hacerse predecibles, calculables y a disposición de una dirección
específica en la práctica, sea ella, establecer un régimen de control sobre el cuerpo, sus
formas de funcionamiento y los usos adecuados del deseo o los límites del placer etc.
La pedagogía en relación con el saber de la psicología moderna, de las
reacciones y el comportamiento, se establece en la escuela y en los discursos de
formación del pensamiento, como dispositivos de control, que vigilan y regulan a la
manera del Panóptico de Bentham, y del cual señala Foucault, como uno de sus
mayores efectos:
(…) inducir en el detenido un estado consciente y permanente de visibilidad que
garantiza el funcionamiento automático del poder (…) maquina de crear y de sostener
una relación de poder independiente de aquel que lo ejerce; en suma, que los detenidos
se hallen inciertos en una situación de poder de la que ellos mismos son los portadores.
(Foucault, 2005, p.204)
Dispositivos en la escuela, que establecen en sus dinámicas de existencia,
determinadas formas de entender lo que es el niño, el maestro y el conocimiento, y
mantener una estabilidad en la manera como se usan y se sienten las emociones espontáneas y los afectos,
ello es denominado por él como la psicologicazión y racionalización de los instintos.
9
sobre quienes recae una sujeción de sus fuerzas, mediante lucha de poderes sociales que
conforman la escuela.
Cada sociedad pone en funcionamiento ciertos dispositivos que regulan y hacen
de contención a los instintos y los impulsos, ya sean estos el consultorio del
psicoanalista, el pupitre en el aula de clases o las cámaras de video en un centro
comercial, cada uno de ellos, genera en su acción, unas determinadas formas de
relacionarse y de actuar del sujeto consigo mismo, es decir, dar cuenta del yo, en un
ejercicio de exteriorización o de desplazamiento.
Pero, tanto el consultorio, como el pupitre y la cámara, existen, gracias a un
lugar de control necesario que hoy ocupan, desplazado de las sociedades disciplinarias,
a las sociedades de control de las conductas, que fundan como valor social, el miedo, en
actos denominados de prevención, control o seguimiento, los cuales dan cuanta hoy, de
la búsqueda por instaurar en el sujeto, cierta forma de proceder y de vivir en el mundo.
Se habla, del miedo a ser victima de Edipo, a hablar cuando se quiere callar y a callar
cuando se quiere hablar, miedo al movimiento, miedo a ser descubiertos, a la compañía,
al otro, al diferente etc.
Construcciones sociales de una presencia imperceptible, pero existente de un ojo
que vigila y puede dar cuenta de cada uno de nuestros pasos y actuaciones, un
dispositivo de control impersonal, que transforman las energías en fobias, filias, manías,
problemas de aprendizaje, desordenes comportamentales etc., y ponen en circulación,
las ideas de corte racional moderno de lo normal y lo anormal, de lo bueno y lo malo, de
las ideas y lo social, de la razón y la existencia, en discursos como el de la iglesia, el
aula del docente, la oficina del psicólogo - pedagogo en la escuela o el de la psicología
del niño en la universidad.
Conclusión
Algunas implicaciones en la escuela.
El campo pedagógico, afectado por el establecimiento de nuevas relaciones con
los niños y el conocimiento, como efecto de la inmersión del discurso de la psicología,
10
crea toda una atmosfera de categorías que hablan de lo patológico, lo anormal y lo
precario de ellos mismos en la situación de aprendizaje y en la vida escolar.
Se conforma toda una taxonomía para entender al sujeto como una verdad
absoluta, en la que cada acto tiene un significado y cada distanciamiento de este, puede
ser entendido como rebeldía, retardo, déficit o cualquier denominación que permita
capturar y codificar en una clasificación general cada gesto, afecto, pensamiento etc., y
poder a partir de ella, leer el mundo y todo lo que sucede en él, en este caso, la escuela.
El discurso de la psicología en la escuela, tiene que ver con la organización de
sus miembros como un tribunal, en el que cada uno sabe el lugar que ocupa, ya sea el de
acusado, juez o defensor, cada uno tiene un repertorio de comportamientos, gestos y
discursos que lo diferencian del otro, pero que lo convierten en un engranaje más en la
máquina que ella constituye, por lo que la psicología al entrar a este mundo escolar y
convertirse en el relato de la pedagogía, obliga adoptar ciertas formas posibles de ser y
de vivir en ella, como lo señala Nobert Elías:
Un hombre que conoce la corte es dueño de sus gestos, de sus ojos y de su expresión; es
profundamente impenetrable, disimula sus malas intenciones, sonríe a sus enemigos,
reprime su estado de ánimo, oculta sus pasiones, desmiente a su corazón y actúa contra
sus sentimientos. (1987, p. 484)
Entonces la psicología asume la lectura del niño, en cuanto a los signos que le
impone y las marcas que señala, como una totalidad y generaliza, para todas las
actuaciones de este, sus planteamientos, por lo que “enfoca las estructuras psicológicas
del hombre como si se tratara de algo incambiable y que no ha sufrido proceso alguno”
(Elías, 1987, p. 492).
Las prácticas pedagógicas, pensadas según el discurso de esta psicología, más
que enseñar y descubrir cómo vivir, saber y conocer, e informar a los niños sobre el
mundo en el que viven, designan aquello que debe ser observado y retenido del
conocimiento, con el propósito de formar y ordenar los modos de existencia de niños y
jóvenes en la escuela y fuera de ella, según condiciones de tipo organizativo,
administrativo y normativo, que responden a una lógica de visibilidad y decibilidad,
según la manera como se relacionan y proceden en el mundo escolar.
11
Actos como enseñar a leer, a escribir y a contar en la escuela, hoy, son prácticas
pedagógicas que dadas en el lenguaje4, indican al niño por coextensión la forma
“debida” de ciertos modos de ser y de vivir en la escuela, por ejemplo, a propósito de
acercarse a los libros, escribir en los cuadernos, sentarse, vestirse, enamorarse, hacer
amigos, responder a las señales de autoridad familiar, escolar y laboral.
En las prácticas de enseñanza y aprendizaje, se está de lleno formando al niño
según condiciones y necesidades de una sociedad en especifico, a saber, para nuestra
sociedad actual, operar, ejecutar, obedecer, callar etc., mediante la circulación del
discurso de la psicología, que pone en juego su carácter de manipulación sobre los
cuerpos, como toda una tecnología para decir y hacer la verdad en una sociedad de lo
que es ser un sujeto, en tanto que fuerza del mercado. La psicología entonces, se
consolida como productora de verdad del sujeto en la cultura y la pedagogía, en la
practica formalizante de los fines psicológicos de producción de capital humano.
A la luz de esta conjunción, la mirada en la escuela, se enfoca en reacciones y
comportamientos. Se constituye todo un régimen discursivo, que marca signos de
interpretación para los niños sobre sus actuaciones y sus desempeños escolares entre los
buenos y los malos, que son leídos y representados mediante recomendaciones,
calificaciones, estímulos académicos, o sencillamente en el trato o modos de relación
que se establece con ellos.
En últimas, cada vez que un signo no corresponde al régimen creado, se le
asigna uno nuevo. Nace a partir de un universal determinante en el conjunto de signos,
que señalados por la psicopedagogía en la escuela, hacen corresponder al ideal de niño o
joven, propios del tipo de formación que ella propone.
Esta diacronía, no es más que el posicionamiento de una verdad mutilante y
contundente como universal en la escuela, que constituye la raíz de categorías actuales
y presentes en el discurso de los maestros de educación básica y media, que marca el
4
Deleuze & Guattari, Mil Mesetas Capitalismo y Esquizofrenia, 2006, p. 84. “El lenguaje no es ni
informativo ni comunicativo, no es comunicación de información, sino algo muy distinto, transmisión de
consignas, bien de un enunciado a otro, bien en el interior de cada enunciado, en la medida en que un
enunciado realiza un acto y que el acto se realiza en el enunciado”. es entendido además, como el
“conjunto de consignas, presupuestos implícitos o actos de palabra, que están en curso en una lengua en
un momento determinado”
12
modelo al que deben ajustarse los niños y los jóvenes. A partir del cual, en el lenguaje,
ellos son calificados como normales y/o anormales, excelentes e insuficientes,
asignando en el mismo acto de enunciación, un lugar, una función y una ocupación en la
escuela.
Las experiencias pedagógicas en la escuela, producidas como prácticas
discursivas del niño y el joven, crean determinadas formas de proceder y de vivir en la
escuela y en el mundo. Constituyendo la experiencia de lo que es ser estudiante,
ciudadano, amante, maestro etc., de hecho, en estas prácticas, se ponen en juego
enunciados de lo bueno y lo malo en la escuela, del niño, del joven, de la enseñanza y
del aprendizaje. Objeto de la formación teórica, conceptual y metodológica de los
maestros.
Discurso de la psicología, materializado como práctica discursiva de regulación,
en currículos, planes de aula, de estudio, metodologías de enseñanza, disciplinas de
estudio etc. Relación en la que queda en evidencia la sobreposición o preponderancia de
la psicología sobre la pedagogía, en un juego de constitución y control de las formas de
entender y de proceder en la escuela, principalmente, en la producción y circulación de
la experiencia del sujeto.
BIBLIOGRAFIA
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Canguilhem,
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¿Qué
http://www.elseminario.com.ar
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http://www.elseminario.com.ar
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14
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