1. Argumento

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1. Argumento
En esta obra se nos narra la vida de don Álvaro, hijo de un virrey español, encarcelado por intentar convertir
el virreinato en un imperio, y de una princesa inca. Don Álvaro se dirige a España, desde América, con el fin
de pedir la rehabilitación de sus padres pero por amor a Leonor, una joven de la familia Calatrava, olvida la
misión que le ha llevado a España.
Don Álvaro pretende casarse con Leonor pero su padre, al cual Leonor siempre obedecerá a pesar de que en
un inicio parezca que esta se sienta lo suficientemente fuerte como para negarse a seguir los deseos de su
padre, no les permite casarse, y en una furtiva visita de don Álvaro a su amada, este es sorprendido por el
padre de la joven, al cual mata de un disparo involuntario que se produjo al tirar el arma al suelo.
Tras este trágico accidente, Leonor huye a una gruta cordobesa a realizar penitencia y don Álvaro huye de los
hijos del marques que desean matarle en venganza por la muerte de su padre. Don Álvaro, se alista en el
ejercito y es enviado a Italia para combatir, allí establece una gran amistad con don Carlos, hijo del marques
que más tarde descubrirá que don Álvaro es el asesino de su padre y le reta a un duelo en el cual el hijo del
marques sufre el mismo destino que este, muriendo en manos del asesino −a pesar de ser involuntario− de su
padre.
Don Álvaro es encarcelado por realizar el duelo, pero en un ataque del bando enemigo lo liberan y le
proponen luchar al lado de este, proposición que acepta pero que la lleva a cabo sin ilusión por vivir. Tras
luchar junto a ese ejercito sale ileso gracias a sus grandes dotes como militar y decide recluirse en un
convento franciscano en el que realiza una dura penitencia que es interrumpida por don Alfonso, el ultimo de
los hijos del marques, que le obliga a batirse en duelo contra el, a lo cual don Álvaro en un principio se niega,
pero más tarde se ve obligado a aceptar y en el transcurso del duelo hiere de gravedad a don Alfonso, el cual
pide apoyo religioso, y lo llevan a una gruta que resulta ser la gruta en la que se refugió Leonor, cuando don
Álvaro la había dado por muerta, y al dirigirse a su hermano en ayuda, este, creyendo que los enamorados
continuaban aliados, mata a su hermana lleno de ira.
Don Álvaro dolorido por la muerte de su amor platónico y odiándose a sí mismo por matar contra su voluntad
a toda una familia se suicida maldiciéndose y llamándose Satanás a sí mismo.
2. Características del teatro romántico aplicadas a la obra:
Esta obra pertenece a la etapa romántica más conservadora y moderada. Don Álvaro o la fuerza del sino no
presenta una problemática política o social. Esta obra asentó el género teatral del drama romántico y tuvo una
gran influencia del romanticismo francés. Presenta todas las características del drama romántico: el autor se
revela frente a todo tipo de normas, los espacios y los personajes se multiplican y rompe la división clásica de
los tres actos para dar lugar a cinco. También presenta abundantes acotaciones. Se mezcla la prosa y el verso,
y en este último se utiliza la polimetría. Se vuelve a usar el monólogo como forma de expresión del estado de
ánimo del personaje principal, don Álvaro. Los personajes pertenecen distintos estamentos sociales (don
Álvaro a la burguesía, el Marqués de Calatrava y sus hijos a la aristocracia y el resto al pueblo). También se
producen constantes cambios de lugar y de tiempo y se mezclan los ambientes. El tema fundamental es el
amor, pero no tranquilo y apacible, sino ciego e irracional, trágico e imposible de alcanzar. Este amor es capaz
de rebasar todas las normas impuestas por la sociedad, romper con los códigos morales y alzarse por encima
de cualquier otro valor humano. Por eso la vida es dolor para don Álvaro, va en busca de un sueño imposible,
encontrar a su amada doña Leonor. La muerte, final trágico de la obra, sirve de liberación. Otro tema
romántico que se da en esta obra es el destino trágico. Desde su nacimiento, don Álvaro estaba predestinado a
sufrir por no poder alcanzar el amor de doña Leonor. Siguiendo las pautas románticas, don Álvaro es un
hombre idealista valiente, misterioso, insatisfecho, apasionado... y doña Leonor es dulce, inocente, tierna,
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frágil, fiel... así su destino estará ligado a la muerte. A todo esto debe añadirse una actitud religiosa (actitud
intimista que no excluye la rebeldía hacia la divinidad, a quien recurren en busca de ayuda para atemperar el
dolor y la soledad que los invade), el exotismo, el gusto por la naturaleza y los ambientes nocturnos y
lúgubres, el afán de venganza.
2.1 Época Literaria
Don Álvaro o la fuerza del sino es una obra dramática perteneciente al romanticismo, movimiento, que
frente a los ideales de la etapa anterior, prefiere la imaginación, la sensibilidad, la intuición, el individualismo
y la rebeldía, es decir, lo opuesto al neoclasicismo.
El romanticismo fue un movimiento de corta duración, pero de gran influencia en la literatura posterior. Las
características del romanticismo son:
• Deseo de libertad
• Libertad política: esta en contra del absolutismo.
• Libertad moral: rechaza las normas tradicionales y la religión pierde importancia.
• Libertad de expresión: manifiesta libremente las emociones más violentas. Antepone el sentimiento a
la razón.
• Culto al individualismo: el romántico se considera el centro del universo.
• Idealismo: se mueve por ideales hacia los que dirige toda su atención, tales como, patrióticos,
amorosos, filantrópicos...
• Desengaño al chocar con la realidad: Esto le hace desear la huida o rebelarse contra el mundo. A
veces su afán de evasión, lo lleva al suicidio.
• La creación literaria tiene un fuerte matiz subjetivo
• Se da la exaltación de lo nacional y popular, se idealiza a la mujer y se tratan temas filosóficos,
sociales he históricos.
• Surge la atracción por lugares exóticos y épocas pasadas.
Durante el romanticismo en el teatro no se respeta la regla de las tres unidades, se mezcla la prosa y el verso,
lo cómico y lo dramático, las obras tienen cinco actos y no son de carácter moralizante, ni verosímil. Se tratan
temas históricos o legendarios, ambientados en lugares excepcionales: ruinas, monasterios... Los personajes
son seres extraños, perseguidos por un destino fatal, que no pueden evitar. Los finales son trágicos.
3. Temas tratados
• El deseo de libertad. La imposibilidad de ser libre y vivir la vida que se quiera, al estar la existencia
humana condicionada por normas y comportamientos sociales que coaccionan o impiden la libertad
individual, y que hacen llegar a la conclusión que la vida no tiene sentido al no poder romper el orden
establecido.
• El destino aciago o fatalidad que se empeña en destruir la felicidad humana oponiéndose a los deseos
de las personas y de sus allegados. La insatisfacción como consecuencia de los deseos frustrados y de
no poder controlar el propio destino.
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• El amor, ansiado refugio en el cual se busca la felicidad, convertido en causa que aumenta la desdicha
y la amargura de vivir.
• La incapacidad de amar y ser amado y encontrar la aventura junto a la persona amada por las
circunstancias adversas de la vida(la oposición de la autoridad paterna, el deseo de venganza, el
concepto del <<honor>>,el clasismo social),a pesar de la pasión de los enamorados.
• La imposibilidad de encontrar sentido definitivo a la vida a través del amor, de la amistad o de la
religión e incluso el apoyo divino cuando se acude a él para que cesen las adversidades, lo que
conduce a los personajes a la angustia vital, a percibir la vida de forma trágica, a una mayor
frustración y a la desesperación.
• El deseo de huir del mundo castrante que ha tocado vivir y de las circunstancias adversas, buscando
nuevos rumbos (Italia, Hornachuelos, el convento, la montaña, etc.) en los que encontrar la felicidad y
luchando por ella, aunque siempre se salga derrotado (don Álvaro, doña Leonor, don Carlos y don
Alfonso).
• La muerte como liberación, aunque sea a través del suicidio, tras no haber logrado perder la vida en
empresas arriesgadas, que permite al hombre descansar sin tener que soportar la pesas carga del
destino (la del protagonista, pero también la de Leonor y de los hermanos de esta).
• La << demonización >> de ciertos personajes como don Álvaro o el tema de la <<conversión>>
temporal del diablo en humano, haciéndose pasar por monje.
4. Personajes
4.1 Principales
• Don Álvaro es un indiano rico y de misterioso origen qué vive en Sevilla. Está muy enamorado de
doña Leonor y quiere fugarse con ella para que se casen. Podemos ver a Don Álvaro como la
personificación del ser romántico: tiene un sentimiento interior mezclado de dolor y de soledad que
no puede disolverse y se queda dominado por su destino. Además, idealiza la amistad, el honor y el
amor: es porqué siempre va a ser decepcionado por la vida terrestre y cuya única escapatoria a su
destino es el suicidio.
• Doña Leonor es una doncella aristocrática apasionada por don Álvaro y que provoca
inexorablemente los tormentos del alma de su amante y la fatalidad de un destino ya creciente. Leonor
huye en un convento, llevada por el amor al sentimiento de la culpa y éste da lugar a la penitencia, en
la cual encuentra la muerte.
• El Marqués de Calatrava es el padre de doña Leonor, don Carlos y don Alfonso. Parece rígido
porqué se opone rotundamente a la boda de su hija con don Álvaro, por considerar al pretendiente
como un aventurero advenedizo. Pero no se presenta en escena como la figura de la severidad
autoritaria sino como un padre que solo quiere proteger a su hija. El Marqués sorprende los dos
amantes y trata de impedirlos de huir pero muere accidentalmente, herido a muerte por el arma de don
Álvaro.
• Don Carlos es el primero hijo del Marqués. Busca vengar la muerte de su padre y a lavar la afrenta de
su familia en la sangre de don Álvaro. Se encuentra a don Álvaro con quien hace migas hasta que se
entera de su identidad, lo que los lleva a un duelo donde perece don Carlos. El fin funesto de Don
Carlos puede ser asimilada al resultado de un principio de la sociedad de esta época: morir para
vengar la honra escarnecida.
• Don Alfonso es el segundo hijo del Marqués. Quiere también matar a don Álvaro y a doña Leonor.
Encuentra don Álvaro en un convento y le reta a duelo, donde también muere, no sin antes descubrir
la presencia de su hermana en dicho convento, por lo cual la mata, destrozando una vez más las
esperanzas del amante. Don Alfonso representa la funesta realización del dichoso destino de los dos
amantes.
4.2 Otros personajes
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El mundo social abarca desde la nobleza de sangre real hasta los mendigos. El ejército está representado por
múltiples funciones: desde el grado de teniente coronel al de preboste u ordenanza. Para la religión, hay
primero los franciscanos: Padre Guardián, definido como un sierro de Díos, y Hermano Melitón, fraile gruñón
pero gracioso.
También tenemos el canónigo, digno y prudente, quién da lugar a toda la tragedia y un capellán de regimiento.
El alcalde representa la vida política. Encontramos también a un capitán, a un cirujano, un estudiante
parlanchín, arrieros, un aguador, mesoneros, y criados.
Al lado de todos estos personajes, vemos a una gitana, Preciosilla, que puede venir de la Gentanilla de
Cervantes, así como el ventero Monipodio, un pícaro sevillano o como Félix de Avendaña. Por fin, don
Álvaro se presenta con falsas identidades: el militar don Fadrique (quién fue realmente hijo de Alfonso XI y
de Leonor de Guzmán); o, al fin, Padre Rafael en el convento de los Ángeles.
De un modo general, el Romanticismo encuentra en la exhibición de cuadros costumbristas una forma de
reivindicación de lo popular frente a una modernidad hostil. En ellos aparecen personajes populares usando el
registro lingüístico que les es propio (Preciosilla y el Majo en la primera jornada; algunos de los personajes
del mesón de Monipodio, como el tío Paco); pero también permiten incorporar a la obra gran cantidad y
variedad de personajes y sirven para insertar la acción principal en un mundo amplio y variado, para
contextualizar la acción, así como para anticipar los hechos, explicarlos, retomarlos, etc., contribuyendo así al
dinamismo dramático. Se emplean también para dar cabida a temas colaterales muy del gusto romántico,
como la superstición (Preciosilla quiere decir la buenaventura a un oficial y anuncia el destino adverso de los
protagonistas), la mendicidad (jornada V, escena 1), el mundo de los tramposos y tunantes (III, 1), etc. Pero,
ante todo, en esta obra cumplen una función estructural: como las jornadas están separadas por amplios
periodos de tiempo y ubicadas en lugares distantes y distintos, la distribución anafórica (encabezan cuatro
jornadas) de los cuadros de costumbres sirve para perfilar cada fragmento.
5. Espacios de la obra
Comienza la obra en Sevilla, en la entrada del antiguo puente de las barcas de triana, su arrabal y la huerta de
las Remedios. Allí se dan las primeras noticias de Don Álvaro a través del oficial, Preciosilla, el majo, el
canónigo y unos sevillanos.
El aljarafe, la hacienda a la que el marqués ha llevado a su hija doña Leonor para intentar que esta olvide a
don Álvaro y donde el infortunio hará que encuentre la muerte cuando se dispara la pistola del enamorado al
tirarla al suelo.
Un mesón de Hornachuelos (Córdoba) al que se dirige Leonor, vestida de hombre, camino del convento de
los Ángeles, a fin de recabar protección y ayuda el padre guardián para convertirse en eremita, hacer
penitencia y huir de su desventura. En él se cuenta qué ocurrió tras la muerte del marqués.
En Italia, en Veletri donde don Álvaro, bajo el nombre de don Fadrique de Herreros, ha ido en busca de la
muerte arriesgando constantemente su vida y se ha convertido en capitán de granaderos del regimiento del rey
don Carlos. En este lugar, cercano a Roma, siguiendo sus pasos para vengar la muerte de su padre, don Carlos
de Vargas se encuentra con don Álvaro y se hacen amigos tras salvarse mutuamente la vida, pero, al descubrir
la verdadera identidad del capitán, el hermano de doña Leonor lo reta y acaba muriendo en el duelo.
El convento de los Ángeles y sus alrededores, hacia donde ha encaminado sus pasos don Álvaro para llevar
una vida retirada. Allí le encuentra don Alfonso que, como don Carlos, ha ido en busca de venganza, hallando
también la muerte a mano del indiano, no sin antes haber matado a doña Leonor, que se encontraba por
aquellos parajes, al creer que estaba con su enamorado. Allí finaliza también sus días el protagonista al
precipitarse desde o más alto del monte.
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Los tres espacios geográficos (Sevilla, Hornachuelos, Veletri) y los catorce espacios escenográficos diferentes
suponen una trasgresión de la unidad clásica de lugar, lo cual, además de ser típicamente romántico, es
plenamente coherente con la variedad buscada por el costumbrismo. Por otra parte, la obra se desarrolla en
lugares distantes y distintos. Lo primero tiene que ver con el gusto romántico por el alejamiento espacial,
aunque en este caso se combina un alejamiento relativo (Italia) con los espacios cercanos (Sevilla,
Hornachuelos). Más importancia tiene la segunda cuestión. Los espacios distintos, los escenográficos, son
portadores de significado, porque aparecen acompasados con la acción y con el estado interior de los
personajes. Se comprueba sobre todo en las acotaciones descriptivas que encabezan las escenas. Así, por
ejemplo, en la primera escena se pinta un ambiente pintoresco acorde con el cuadro costumbrista; en cambio,
cuando Leonor llega, desolada, al convento de los Ángeles (II, 3), la acotación describe un paisaje abrupto de
precipicios y derrumbaderos, y lo mismo ocurre al final de la obra, cuando impera la desesperación. Esa
naturaleza accidentada, expresión de catastrofismo, es genuinamente romántica.
6. Tiempo y distribución de la obra
Tampoco respeta la obra en su conjunto la unidad de tiempo: la acción, que abarca cinco años, se presenta
segmentada en cinco momentos separados por extensas elipsis. Ambas cuestiones, los amplios intervalos
vacíos y la prolongación de la acción en el tiempo, sirven para subrayar la persistencia de la fatalidad: el
destino adverso no se ceba en el ser humano puntualmente, sino que le persigue reiteradamente hasta acabar
con él, no es una afección aguda, sino un infortunio crónico e inexorable. Estrechamente relacionado con esto
se encuentra el recurso de la anagnórisis (reconocimiento), porque, además de contribuir a mantener el interés
dramático y el ambiente de misterio, es útil como ningún otro para acentuar esa obstinación del sino. De
parecida manera, estos recursos también contribuyen a enfatizar la persistencia en relación con otros temas
presentes en la obra: el amor que mueve a los protagonistas y el odio vengativo de los antagonistas no se
apagan con el paso del tiempo, sino que reaparecen en cuanto es posible.
No obstante, la obra en su conjunto transgrede la unidad de tiempo, y en cada jornada se respeta el límite de
las 24 horas. Esto, además de que puede considerarse una reminiscencia neoclásica, de la obra y del autor,
cumple una función dentro del drama. La dilatación temporal del conjunto convive con la concentración y la
intensidad de los distintos momentos, de los sucesivos hitos dramáticos. O sea, el sino fatal no solo golpea
persistentemente, sino que cuando lo hace resulta contundente y letal.
La quebrantación de las unidades clásicas constituye el primer rasgo importante del estilo de la obra. En
efecto, también se quebranta la unidad de acción. La quiebran los cuadros costumbristas y el desdoblamiento
de la trama a partir de la segunda jornada según el esquema 1 − 2/3,4 −5. Pero también aquí hay que matizar,
en el sentido de que esta ruptura no implica una dispersión de la trama, porque en las escenas de costumbres
enseguida aparece la acción principal y porque el desdoblamiento se organiza en torno a los dos protagonistas,
por lo que no queda desdibujado el hilo argumental. En cualquier caso, de lo que no cabe duda es que esta
cuestión tiene que ver con la libertad artística que el Romanticismo proclama con solemnidad.
7. Lenguaje y métrica
También es reflejo de esa libertad artística lo que podríamos llamar el polimorfismo de la obra, que se
manifiesta en la mezcla de prosa y verso y en la polimetría. De un modo general y con algunas excepciones, la
prosa se emplea para la descripción y para la acción; el verso, para el conflicto de o entre personajes. La
función descriptiva de la prosa es evidente en las acotaciones; también en las escenas de costumbres, donde
predominan las conversaciones y en las que la descripción se combina con la acción de ritmo lento. Su
función narrativa se hace especialmente patente en los momentos de mayor tensión de la acción: por ejemplo,
en el altercado en el que muere el marqués y en la hecatombe final. El verso, en cambio, se suele reservar para
el conflicto genuinamente teatral: para el personal en los monólogos y para el interpersonal en los diálogos y
en algunas conversaciones. La polimetría del drama recuerda a la del Siglo de Oro, instituida por Lope de
Vega, aunque también es verdad que no se respetan con ortodoxia las recomendaciones del Arte nuevo de
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hacer comedias (los mesoneros dialogan en décimas y el monólogo de don Carlos está en redondillas). Las
formas predominantes son la redondilla, como en las comedias de aquellos siglos, y el romance octosílabo,
forma popular muy del gusto romántico que se recupera en esta época después de cierto paréntesis neoclásico.
El monólogo de don Álvaro recuerda al archiconocido de Segismundo en La vida es sueño, tanto por la forma
(en décimas) como por su contenido fatalista. Para el de Leonor se elige la silva, que es precisamente, en
palabras de Karl Vossler, el metro preferido para la poesía de la soledad del siglo XVII, que alcanza en las
Soledades de Góngora celebridad universal. Por lo demás, pueden contarse hasta 10 formas estróficas
distintas a lo largo de la obra. En algunos casos, los cambios métricos señalan inflexiones escénicas; en otros,
solo parecen buscar la ruptura de la monotonía; en general, dicha variedad es algo que gusta a los románticos.
Una de las críticas que se le hizo a la obra fue que el lenguaje era altivo y figurado, de tono declamador y
enfático. Lo que más causa sensación de ésta obra es el modo en que se cuenta. La narración de los hechos
está realizada por las distintas conversaciones que los personajes sostienen entre sí; también hay monólogos.
La descripción es el elemento más destacable de la obra. El detallismo a la hora de escribir proporciona a la
obra colorido, luminosidad y dinamismo. El lenguaje presenta una gran variedad. Destaca especialmente la
entonación, el ritmo y la musicalidad, la abundante adjetivación y la riqueza léxica.
Hay, por último, otros rasgos de estilo relevantes. Una tímida mezcla de lo trágico y lo cómico se descubre en
el personaje del hermano Melitón, que recuerda al gracioso de las comedias del Siglo de Oro. El uso
recurrente de los encabalgamientos tiene que ver, en parte al menos, con otra recurrencia: el estado anímico de
turbación y alteración. Otro tanto podría decirse del hipérbaton, aunque en muchos casos parece estar al
servicio de la versificación. Otros rasgos propios del Romanticismo se hacen más evidentes en los momentos
de mayor intensidad, en los que predomina el tono hiperbólico. Así, en los monólogos de los protagonistas, la
llamativa abundancia de adjetivos, con frecuencia epítetos semánticamente extremos, recuerda a la de otros
célebres pasajes románticos, como el del espectro de doña Elvira en El estudiante de Salamanca, de
Espronceda. El diálogo de don Álvaro y Leonor casi al final de la primera jornada, justo antes de la muerte del
marqués, es otro ejemplo de saturación retórica y lirismo extremo que se nutre del énfasis exclamativo y la
reiteración de preguntas retóricas.
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