El factor fundamental que determina el tipo de erupción es la composición química de las lavas, aunque depende también de otros factores como la cantidad de gases que estas contienen, la presión y temperatura de las mismas, etc. El tipo de erupción hawaiano está marcado por abundancia de lava fluida, efusiva, basáltica, con escaso contenido de gases. Su actividad explosiva es relativamente rara, pero pueden formarse montículos de escoria alrededor de los conductos volcánicos de lava. La lava raramente se derrama del cráter, sino que por lo común sale por fisuras a los costados del cono volcánico, como erupciones laterales. Las erupciones se producen de la siguiente manera: el magma formado en las capas superiores del manto asciende por canales hasta la superficie de la Tierra. Por lo general no sale de inmediato a la superficie , sino que se acumula en cámaras magmáticas. Luego a medida que aumenta la presión la lava, debido a sus propiedades físicas, comienza a derramarse lentamente. Este tipo de erupción es característico de los volcanes Mauna Loa y Kilauea en las islas Hawaii. Estos volcanes son clásicos por su forma de escudo, con laderas con pendientes muy suaves. El tipo de erupción stromboliano emite lava basáltica menos fluida que la del tipo hawaiano, en consecuencia las explosiones son más comunes y se proyectan más materiales fragmentados. Porciones de lava, a menudo fundida, pueden ser lanzadas desde el cráter formando bombas y lapilli. Los ejemplos más significativos de erupciones de este tipo son los volcanes Stromboli en el mar Mediterráneo y Kiluchevski en Kamchatka. Las erupciones de tipo vulcaniano derraman chorros de lavas viscosas que no permanecen mucho tiempo líquidas después de entrar en contacto con el aire. Después de cada erupción se forman costras que se endurecen y que luego son fragmentadas por cada nueva explosión. es emitida mucha ceniza y los gases cargados con cenizas se elevan formando inmensas nubes volcánicas, de las cuales después caen lluvias de cenizas. Por su parte la lava mana de grietas laterales y desciende por las laderas del cono. Este tipo de erupción está representado por volcanes tales como el Vesubio, el Etna y el Vulcano, todos los cuales se encuentran en la zona del mar Mediterráneo. En la erupción de tipo peleeano la lava es extremadamente viscosa y con gran contenido de gases. Las explosiones violentas son características y a menudo van precedidas de fuertes temblores subterráneos. Uno de sus caracteres distintivos es la formación de nubes ardientes. Estas nubes constan de una mezcla de ceniza extremadamente caliente, fina, incandescente y fragmentos más gruesos de rocas, con gases calientes difundidos en ellos formando una especie de emulsión. Este material extremadamente móvil es, sin embargo, lo suficientemente denso como para precipitarse por las pendientes de un cono volcánico. La erupción va acompañada de fuertes explosiones y la lava se abre paso a través de grietas laterales, pues la chimenea está cubierta por la cúpula. La lava debido a su alta viscosidad desciende por las laderas en aludes ígneos que estallan constantemente. Este tipo de erupción es característico del monte Pelée, situado en la isla Martínica de las Antillas Menores. En el año 1902 una erupción de este volcán quito la vida a practicamente todos los habitantes de la ciudad de San Pedro, ubicada al pie del mismo. La gran pérdida de vidas durante esa erupción fue causada por la acción de las nubes ardientes que bajaron por las laderas del volcán. Tipos de Volcanes El carácter esencial de un volcán consiste en un conducto volcánico central. La forma y el perfil de los detritos acumulados alrededor del conducto central están influidos en sumo grado por el tipo de erupción. Los conos basálticos son raros, y probablemente sean más bien bajos debido a la gran fluidez de la lava basáltica. Ejemplos de este tipo de volcán son el Rangitoto, en Nueva Zelandia y el Skajaldbreit, en Islandia. Los volcanes en escudo o domos basálticos se forman donde la lava basáltica es expelida en forma fluida y, aunque pueden lograr gran altura, tienen bases tan amplias que no les corresponde adecuadamente la denominación de conos. Los volcanes hawaianos son ejemplos excelentes de volcanes en escudo. La gran pila de material volcánico que se eleva 9144 m por arriba del fondo oceánico para formar las islas Hawaii, es un complejo de escudos volcánicos uno arriba del otro, con el Mauna Loa como el último que se ha formado. En este tipo de volcanes es común la expulsión lateral de lava a través de fisuras radiales, aunque en las primeras etapas de su desarrollo la mayor parte de la erupción se produce por orificios centrales. Los conos de ceniza se forman donde las erupciones son de tipo explosivo con predominio de materiales piroclásticos. El crecimiento de un cono de ceniza comienza alrededor del cráter con un anillo circundante de detritos piroclásticos compuestos de ceniza, lapilli y materiales más gruesos. Esto se denomina anillo de toba, particularmente cuando está compuesto de materiales de tamaño fino. Los conos de ceniza raramente logran alturas superiores a los mil metros. Un ejemplo de este tipo de volcanes es el anillo de toba de Koko Head, en la isla Oaku, Hawaii. Los volcanes compuestos o estratovolcán poseen un estructura que atestigua períodos alternantes de erupciones explosivas y erupciones tranquilas. Muestran una estratificación grosera producida por la alternancia de mantos de lava y de material piroclástico. La lava intrusada en fisuras se solidifica formando diques; si ha sido inyectada entre capas de materiales fragmentarios de eyección, constituye filones capa. Las corrientes de lava aisladas que salen del cráter o por fisuras laterales pueden formar extensiones semejantes a lenguas y se denominan coladas. La mayoría de los grandes volcanes del mundo son compuestos. Ejemplos de estos son el Vesubio en Italia, el Llaima y Villarrica en Chile, el Cotopaxi en Ecuador y el Fujiyama en Japón.