‰7Xè!Rèp9~HŠ ALIMENTOS – FIJACION CUOTA – ALIMENTANTE DE GRAN FORTUNA – MADRE CURSANDO ESTUDIOS UNIVERSITARIOS Con fecha 22 de Noviembre de 2012, la Sala I de la Exma. Cámara de Apelación en lo Civil y comercial de Azul dictó sentencia en la causa “M. Y. M. C/ I. P. D. S/ ALIMENTOS” (Causa N° 57.029) en materia de pautas para la fijación cuota alimentaria cuando uno de los progenitores cuenta con gran fortuna y el otro se encuentra cursando estudios Universitarios Causa Nº 1-57029-2012 - "M. Y. M. C/ I. P. D. S/ ALIMENTOS" JUZGADO DE PAZ - LAPRIDA Nº Reg. ............ Nº Folio .......... En la Ciudad de Azul, a los ..22.. días del mes de Noviembre de 2012 reunidos en Acuerdo Ordinario los Señores Jueces de la Excma. Cámara de Apelaciones Departamental -Sala I- Doctores Ricardo César Bagú, Esteban Louge Emiliozzi y Lucrecia Inés Comparato, para dictar sentencia en los autos caratulados: "M. Y. M. C/ I. P. D. S/ ALIMENTOS ", (Causa Nº 1-57029-2012), se procedió a practicar la desinsaculación prescripta por los arts. 168 de la Constitución Provincial, 263 y 266 del C.P.C.C., resultando de ella que debían votar en el siguiente orden: Doctores COMPARATO-LOUGE EMILIOZZI-BAGU .Estudiados los autos, el Tribunal resolvió plantear y votar las siguientes: -C U E S T I O N E S1ra.- ¿Es justa la sentencia de fs. 511/515vta.? 2da.- ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? VOTACION A LA PRIMERA CUESTION: la Señora Juez Doctora COMPARATO dijo: I.a) El presente proceso fue iniciado por la Señora Y. M. M., en representación de su hijo menor T. I. P. a fin de que se determine y pueda acceder al cobro de cuota alimentaria contra el padre del menor D. I. P.. Refiere haber mantenido con el ahora demandado una relación de pareja de más de tres años, de la cual nació el 16 de diciembre de 2008 el niño T.. Que, antes del nacimiento habían comenzado a tener conflictos de pareja, encontrándose separados al momento de iniciada esta acción. Señala que el Señor I. P. le ha dado pequeñas sumas de dinero, debiendo hacerse cargo la actora de la manutención del menor incluyendo sus problemas de salud (bronqueolitis en dos oportunidades, neumonía), con tratamiento permanente por parte de un especialista. Manifiesta a su vez, hacerse cargo del alquiler del pequeño departamento donde habita con el niño, por un monto de $ 850, más $ 130 de expensas; como así también del pago de la Obra Social OSDE, que dado los costos cambió a un plan más económico. Destaca que se encuentra cursando el tercer año en la Escuela Superior de Ciencias de la Salud, en la carrera Medicina, haciendo un gran esfuerzo para mantener a su hijo a contraposición del padre, que cuenta con una posición económica más importante, ya que es propietario de más de 2000 hs. de campo en el partido de Olavarría, que en apariencia estaría a nombre de D.I.P.S.A (siglas que obedecerían a sus iniciales) y que hoy se encontraría arrendado a la firma El Tejar.Infiere además, que el Sr. I. Padilla tiene hacienda capitalizada en otros campos por intermedio de los Sres. S. R.y B., que es propietario de un departamento en Capital Federal y de dos vehículos de alto costo: una camioneta Mercedes Benz ML 350 Dominio HBP 469 y un automóvil Mercedes Benz Dominio HYQ 143.Atento las necesidades del menor y a efectos de que no tenga una vida distinta a la de su padre, reclama una cuota alimentaria de $ 9.000. Funda en derecho, ofrece prueba y solicita se fijen alimentos provisorios.b) A fs. 55/62vta. se presentó el demandado a contestar la acción aceptando la fijación de una cuota alimentaria a su cargo en beneficio exclusivo del menor T. I. P., pero solicitando el rechazo de la pretensión económica efectuado por la actora por considerarlo disparatado y contrario a la lógica y al derecho vigente. Efectúa una serie de negativas de lo expuesto en la demanda, y a su vez, refiere que desde el nacimiento del menor pagó a la Sra. M. una suma de $ 1500, previamente acordada entre ambos, sin efectuar ninguna queja, reserva y sin que le hubiera efectuado con anterioridad al inicio de este proceso algún tipo de reclamo por considerar que la cuota fijada fuera insuficiente. Concluye su exposición, solicitando se fije una cuota alimentaria a favor del menor por una suma no mayor a $ 1500. Ofrece prueba, hace reserva por caso federal. c)Luego de producida la prueba, la Sra. Juez de grado a fs. 511/515vta. resolvió fijar la cuota alimentaria que deberá abonar el Sr. D. I. P. a favor de su hijo menor T. I. P. en la suma de Pesos cuatro mil ($ 4.000), mensuales desde la fecha de interposición de la demanda (30/03/2010) y deduciéndose lo abonado por el accionado en concepto de cuota provisoria de alimentos (fijada en $ 3000 a fs. 125/126). Impuso las costas al demandado y reguló los honorarios de los profesionales intervinientes. La sentencia es recurrida por la actora a fs. 518, y por el demandado a fs. 521, concediéndose ambos recursos en relación y al solo efecto devolutivo, a fs. 519 y 523 respectivamente. Asimismo a fs. 522 el Dr. Lalanne recurre la regulación de sus honorarios por considerarlos insuficientes. La actora funda el recurso impetrado a fs. 524/528, recibiendo responde de la contraparte a fs. 538/540. Se agravia la recurrente por considerar que la cuota alimentaria fijada resulta insuficiente en función de las constancias probatorias en autos, sin perjuicio de la actitud reticente hacia el proceso que ha mantenido el demandado, ocultando una situación económica real que es mucho mejor que la que surge de las constancias probatorias. Ataca concretamente a la sentencia toda vez que la Sra Juez omitió considerar datos de importancia y que considera probados respecto de la situación económica del demandado. Solicita a la alzada intime al accionado a presentar documentación vinculada a los movimientos y operaciones bancarias personales y de DIP, cuestión que fuera denegada por este Tribunal a fs. 590/591vta. Finaliza solicitando se revoque la sentencia en crisis con imposición de costas al demandado. A su turno, a fs. 531/537vta., presenta el memorial la parte demandada, solicitando se revoque el decisorio apelado por considerarlos arbitrario e infundado y que se fije una cuota alimentaria acorde a las necesidades del menor alimentado de no más de $ 2.800.Considera que la cuota fijada no guarda relación alguna con lo efectivamente acreditado en autos en tres aspectos: 1) lo acordado libre y voluntariamente entre las partes con anterioridad al inicio de estas actuaciones; 2) las verdaderas necesidades del menor, denunciadas en el mismo escrito de inicio de la parte actora; y 3) lo analizado y resuelto por la Alzada al fijar la cuota provisoria en el fallo del 03/03/2011. Finalmente refiere estar disconforme con la imposición de costas. A fs. 530/530vta. y fs. 546 obran sendos dictámenes de la Sra. Asesora de Incapaces propiciando la confirmación del resolutorio cuestionado. II) Resultando definitiva la cuestión objeto de apelación (conf. fs. 595), a fs. 597 se practicó el sorteo de ley (art. 263 del C.P.C.C.), por lo que las actuaciones se encuentran en estado de dictar sentencia.III) Reiteradamente esta sala ha dicho que, tratándose de hijos menores, la obligación alimentaria es una consecuencia de la patria potestad y pesa sobre ambos progenitores por igual, sin perjuicio de la adecuación de la cuota a cargo de uno y otro que en cada caso corresponde hacer (arts. 265 a 272 del Código Civil; Bossert, Gustavo A., “Régimen jurídico de los alimentos”, 2ª ed. actualizada y ampliada, pág. 191; Castro, Alicia María “Alimentos a los hijos y derechos humanos”, obra colectiva de Cecilia P. Grosman y otros autores, capítulo VIII, “¿Desde cuándo se deben los alimentos?”, pág. 241 y subs.; esta Sala, causa n° 51.517, “Leguizamón…”, del 28.02.08., entre muchas otras). Conforme al artículo 265 del Código Civil, ambos padres deben alimentos a sus hijos “conforme a su condición y fortuna”, debiendo tenerse en cuenta entonces el trabajo que desarrolla cada uno, o el que puede desarrollar, la capacitación con que cuentan, título profesional, oficio, actividades ya cumplidas, nivel de educación, los bienes ya fructíferos que cada uno posee, los bienes de capital improductivos que podrían convertirse en bienes fructíferos, la vivienda con que cuentan, el estado de salud de cada uno en la medida que influye en su posibilidad de obtener ingresos y le demande gastos para la atención de sus propias dolencias, etcétera (Bossert, ob. cit., pág. 194). Cuando uno sólo de los progenitores es el que tiene la guarda del menor –como ocurre en este caso-, los principios expuestos anteriormente deben interpretarse en armonía con la referida situación. En efecto, se ha dicho que “conforme a la situación similar en que ahora se encuentran los padres en materia alimentaria, y lo dispuesto en los arts. 265, 271 y 1.300, ambos deben contribuir a los alimentos del hijo en proporción de sus respectivos ingresos; sin embargo, separados los padres, para estimar la contribución del progenitor que tiene la guarda de los hijos deben considerarse los aportes en especie, de significación económica, que él hace, -p. ej. si habita con el hijo en una vivienda de su propiedad o que alquila- y además la atención que presta al hijo en los múltiples requerimientos cotidianos, pues ello implica una inversión de tiempo al que debe atribuírsele valor, ya que de otro modo el progenitor podría invertir ese tiempo en actividades lucrativas.” (Bossert, ob. cit., pág. 195). En lo que respecta a la cuantificación de la cuota debida por los progenitores a los hijos menores, no se requiere probar su necesidad, sin perjuicio de que la cuota se establecerá en relación a las posibilidades del demandado y a la necesaria contribución del otro progenitor. Las necesidades que deben satisfacerse con la cuota son las enunciadas en el art. 267 del Código Civil, es decir, las vinculadas a la manutención, educación, esparcimiento, vestimenta, habitación, asistencia y gastos por enfermedad. Cabe agregar que a los efectos de estimar las necesidades del menor debe tenerse en cuenta el nivel socioeconómico y cultural que éste gozaba hasta el momento del conflicto, por lo que al fijarse la cuota debe tenerse en cuenta la situación anterior, que comprende, por ejemplo, la asistencia a colegios pagos, profesores de materias complementarias, la asistencia del menor a determinados clubes, etc... . Con todo, no puede dejar de advertirse que estos parámetros rigen para evaluar las necesidades del menor, pero la reducción de los ingresos del progenitor puede obligar a la reducción del monto pretendido (Bossert, ob. cit., pág. 213 y subs.).Sentados los conceptos generales del deber alimentario de los padres respecto de sus hijos, he de decir que en autos no se encuentra cuestionada la procedencia de la cuota alimentaria sino el quantun de la misma.- Ambas partes se agravian del quantum, la actora por considerarlo insuficiente y el demandado por estimarla alta.IV) Comenzando por el agravio de la actora, en la pieza obrante a fs.524/528, se refiere a su disconformidad con lo tenido en cuenta por la Sra. Jueza a efectos de determinar la capacidad económica del alimentante, señala una serie de elementos probatorios que evidenciarían que el ingreso y bienes del alimentista es superior a los determinados en la sentencia cuestionada.- Es necesario –a fin de abordar el agravio- poner de resalto que, no alega ni se agravia de lo tenido en cuenta por la Sra. Juez de la instancia de origen en cuanto a las necesidades del menor.- Tal como lo dijera en la primer parte del acápite, diversas son las pautas tenidas en cuenta para la fijación de la cuota alimentaria a favor de un hijo menor cuando es solicitada a los progenitores.- Ahora bien, de una lectura detenida de los arts. 267, 270 y 1300 del código civil, puede decirse que, los límites de la misma están dados en forma primordial por los requerimientos o necesidades de los hijos, y en segundo término, por las posibilidades de los padres, tales son las premisas fundamentales.- Es dable decir que otra de las pautas a tener en cuenta y que estimo quedaría en tercer término es la manutención del nivel socio-económico que tenía el menor cuando convivía con ambos progenitores.- Esta última pauta no resulta posible ser evaluada en autos desde que conforme surge de los hechos relatados por la misma actora, no ha habido una convivencia entre ésta, T. y su padre.- Tan así que su embarazo fue comunicado por Carta Documento al Sr. P., lo que se condice cuando la actora expresa en el mismo escrito de demanda que comenzó a tener desavenencias con el demandado antes del nacimiento de T. I. P..-La doctrina es conteste en tal sentido.Con relación a las posibilidades económicas de los padres que ubicamos como segunda pauta primordial Campos en su obra “Alimentos entre cónyuges y para los hijos menores” dice: “La ubicación en segundo término de esta pauta no resulta ociosa. Si los recursos del padre alimentante no son suficientes, aunque deberá esforzarse para dar cumplimiento a su obligación, siempre lo hará en la medida de sus posibilidades. Por otro lado si su fortuna o capacidad económica resulta muy superior a las necesidades de sus hijos no se encuentra obligado a aportar en esa medida, pues lo primordial es cubrir las necesidades de los menores tratando de mantener el mismo nivel de vida que gozaban durante la convivencia de sus padres”.Claudio Belluscio en la obra “Prestación Alimentaria”, en el mismo sentido señala: “Hemos enunciado más arriba los diversos rubros que conforman la obligación debida a los hijos menores de edad. De dicha enunciación se desprende la amplitud que el legislador ha querido imprimirle a esta obligación de prestar alimentos, similar a la otorgada para el cónyuge inocente (ats. 207 y 218, Cód. Civil) o para el enfermo (arts. 208 y 217 del mismo cuerpo legal). Sin embargo, dicha obligación no es ilimitada. Como lo señalan importantes juristas (Belluscio, Augusto C., “Manual…”, t. II, p. 307; Bossert, Gustavo A., “Régimen…”. pp. 201-202. El el mismo sentido: Ferrer, Francisco M.: “Responsabilidad paterna por violación de los deberes de asistencia y educación, en Revista de Derecho de Daños”, 2002-2, Menor dañino y menor dañado, p. 321), la extensión de esta obligación alimentaria se encuentra limitada. Por una parte, por el art. 207 del Cód. Civil: “Los padres no estan obligados a dar a sus hijos los medios de formar un establecimiento”. Ello se traduce, en cuanto al tema sobre el que trata la presente obra, en la exclusión de la obligación alimentaria de lo referido a proporcionar los medios económicos para adquirir o instalar un comercio, industria, oficina, estudio profesional, etcétera. Por otra parte, si el progenitor obligado al pago de la cuota dineraria tuviere muy importantes ingresos, ello no significa que se fije un importe de dicha cuota que se traduzca en compartir la fortuna de aquél. Por lo tanto, en este caso, el límite de la cuota estará señalado en la cobertura de todas las necesidades del hijo, y su importe será fijado en ese sentido y no en proporción al gran caudal económico que tuviera el progenitor. La finalidad de la prestación alimentaria derivada de la ley es satisfacer las necesidades del alimentado y no una capitalización patrimonial del beneficiario a costa de los ingresos del alimentante. Lo que no obsta a que si las necesidades del alimentado no se hallan cubiertas y el alimentante cuenta con importantes bienes o ingresos al momento de fijar la cuota de alimentos, el importe de ella pueda ser considerable para satisfacer tales necesidades.” (pag. 312/313).Bossert claramente dice: “Conforme a lo dicho precedentemente, por importante que sea la fortuna del progenitor, la cuota se fijará hasta el límite de las necesidades del hijo. No corresponde, en virtud de la cuota alimentaria, imponer sucesivas donaciones, destinadas a hacer compartir al hijo la fortuna del padre. Se trata siempre de atender a las necesidades de aquél; y ello marca el límite de la cuota. Sobre la base de este criterio se ha dicho, por ejemplo, que no obstante la gran fortuna del alimentante, deben excluirse de su obligación los gastos superfluos…De manera que la cuota se determinará, no en proporción al gran patrimonio o los grandes ingresos del padre, sino en orden a cubrir todas las necesidades materiales y espirituales del hijo. (el subrayado me pertenece) En este aspecto tiene incidencia, para la fijación de la cuota, el criterio pedagógico a aplicar en la formación del hijo. Es decir, el padre a quien se le demanda una suma que excede notablemente las necesidades del hijo, pues se pretende cubrir con ello la posibilidad de frecuentes viajes al exterior, o costosos gastos en esparcimiento, o la utilización de vestimenta de gran valor, etc., puede sostener –más allá de que cuente con posibilidades económicas para sufragar esos eventuales gastos- su oposición a que el hijo se vea rodeado de lujo, por la incidencia negativa que ello puede tener en su formación espiritual. Como se advierte, el juez, para fijar la cuota, se verá constreñido a analizar la pertinencia de estos planteos que trascienden la mera discusión sobre las posibilidades económicas del padre” (autor cit. ob. cit. pág. 216/217).A la luz de la doctrina expuesta y jurisprudencia que cita la misma, a la que me remito en honor a la brevedad, he de concluir que el agravio no puede prosperar.- Y ello así, toda vez que la apelante en ningún momento pone de resalto que la cuota fijada por la Sra. Juez A-quo resulte insuficiente para hacer frente a las necesidades de T., o que resulte exigua a fin de brindarle un adecuado bienestar de vida.V)Seguidamente corresponde analizar los agravios del demandado.- El mismo entiende en primer lugar que no se ha tenido en cuenta lo acordado previamente por las partes en cuanto a la fijación de una cuota alimentaria por la suma de $ 1.500, invoca la doctrina de los propios actos; en segundo lugar entiende que no se han ponderado los reales gastos y necesidades de T. los que determina en la suma de $ 1.430; en tercer lugar que no se han ponderado los antecedentes dictaminados por ésta Cámara en situaciones similares a la presente.- En otro orden se agravia de la imposición de costas.En relación al primer agravio señalado, he de decir que, conforme surge del informe obrante a fs. 170/171, el que no ha sido desconocido como así tampoco la documental adjuntada en tal oportunidad y que fuera luego desglosada, el demandado de autos desde el mes de Septiembre de 2009 (nueve meses después del nacimiento conf. certificado obrante a fs. 19), contribuyó con un aporte económico a la manutención de T., el que podríamos decir ascendía a un promedio de $ 1.500 mensuales, ahora bien ello no resulta óbice a los efectos de iniciar la presente acción de alimentos, y de ningún modo puede inferirse que pretender una suma distinta a la que venía percibiendo resulte ir en contra de los propios actos, máxime que no se ha formalizado acuerdo alguno, por lo que el monto del aporte resultaría de la mera voluntad del alimentista, tan así que la actora se encontró en la necesidad de iniciar la presente acción por considerar que no resultaban suficientes los aportes realizados y que evidentemente atento la posición asumida por el demandado de autos, tal reclamo no era atendido por el alimentista.Al respecto ésta Sala con voto del estimado colega Dr. Esteban Louge Emiliozzi, resolvió: “dicha pretensión de fijación judicial de cuota alimentaria puede formularse aún en aquellos supuestos en los que el alimentante se encuentre realizando, al momento de promoción de la demanda, pagos en dinero o en especie para atender las necesidades de los menores sin que exista convenio formalizado entre las partes, tal como acontecía en el sub-lite. Y en este caso, ha de acudirse al juicio de alimentos (art. 635 y ss, Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires), tal como ha hecho la actora, y no a la mera vía incidental prevista para el aumento, reducción o cese de los alimentos (art. 647 del mismo cuerpo legal), tal como pretende el recurrente en su expresión de agravios. Y ello puesto que, a diferencia de lo que ocurre en los supuestos en los que existe un convenio alimentario suscripto por los interesados, se trata de pagos que en los hechos pueden cesar, y que no otorgan al alimentista la posibilidad de reclamar su ejecución en caso de negativa del alimentante a continuar efectuándolos voluntariamente (Bossert, Gustavo A., “Régimen jurídico de los alimentos”, Buenos Aires, Astrea, 2004, pág. 332 y ss; Arazi, Roland, “El juicio de alimentos en la ley y la jurisprudencia”, LL, 1991-A-681; entre otros).Es así que el incumplimiento absoluto por parte del alimentante no constituye un presupuesto para la promoción de la acción y, en consecuencia, el reclamo entablado en autos por la accionante deviene procedente. Ello sin perjuicio, claro está, de que para el caso en que el demandado haya continuado efectuando dichos pagos durante la tramitación del proceso, el monto al que asciendan los mismos ha de ser descontado del total que arroje la liquidación de alimentos atrasados a practicar en la etapa ejecutoria.” (ésta Sala causa n° 56.644 “M.L c/ C.S. s/ Alimentos” del 14/08/2012).Sentado ello corresponde analizar si la suma de $ 4.000 fijada por la Sra. Juez A-quo resulta adecuada a las necesidades de T. y las posibilidades del alimentista (arts. 265 y 267 C.C.).El demandado realiza un cálculo matemático de los gastos que debería solventar de T. así menciona: 50% del alquiler: $ 425, 50% de expensas: $ 65, OSDE: $ 300, guardería: $400, 50% de supermercado: $ 200, 50% de luz: $ 25 (mensual), 50% de gas: 15 (mensual), lo que totaliza $ 1.430 (conf. fs. 535).- En dicho cálculo no se encuentra mencionado y mucho menos estimado el gasto de vestimenta y esparcimiento que, como vimos se encuentra previsto en el art. 267 del C.C..- En lo que respecta al supermercado, estima la suma de $ 200 entiendo que incluye allí lo que se refiere a alimentos, no se advierte si también incluye todo lo concerniente a aseo personal, no estimando en su caso los gastos diarios que pueden surgir mas allá de la compra mensual en un supermercado (piénsese en una golosina, un regalo, alimentos perecederos que se compran casi diariamente, etc.); no ha tenido en cuenta tampoco que un niño de la edad de T. puede requerir una atención médica, que implique la compra de medicamentos y que puede no estar cubierta por la obra social.- Los montos estimados por el apelante y que resultan de la prueba producida resultan así aproximados a las necesidades de T. pero no exactos.Tal como lo venía señalando la cuota alimentaria se fija fundamentalmente en cuanto a las necesidades del menor, pero también teniendo en cuenta los ingresos del alimentista.- Así una persona de pocos recursos podrá atender a las necesidades básicas de un niño, ahora bien cuenta con importantes ingresos conforme puede inferirse de las DDJJ mencionadas en la sentencia en crisis resulta lógico que cubra las necesidades de un modo mas acomodado para el niño.- Es por tal razón que la cuota alimentaria tiene esta doble arista, ¿porqué hacer pasar necesidades o constreñir en lo máximo los gastos de un menor, si sus progenitores tienen la posibilidad de otorgarle un mejor bienestar de vida?.De modo tal que, no corresponde que el padre comparta su fortuna o ingresos con su hijo -conforme vimos al desarrollar el apartado IV)- sino simplemente de aportar los alimentos necesarios, pero acorde a sus posibilidades.- No resulta ocioso decir que el alimento de un hijo no solo resulta una obligación legal, sino una obligación moral, que atañe al cariño filial y que no sólo se vincula con el interés individual del hijo que resulta comprometido en ello, sino que a través de él, aparece el interés de la sociedad (conf. ésta Sala causa cit. n° 56.644 cit. entre otras).Los antecedentes citados por el demandado correspondientes a ésta Cámara, se refieren a situaciones en las que se sopesó el ingreso del alimentista con las necesidades de los menores.- Es así que la cuota fijada, en tales casos, se ceñía no solo a las necesidades de los mismos sino también a las posibilidades de su progenitor, estimando un porcentaje de sus ingresos.- Si en autos se hubiera resuelto estimando un porcentaje de los ingresos del alimentista, -conforme las causas citadasmas allá de las necesidades de T., la suma de la cuota alimentaria ascendería a un monto evidentemente superior.Es cierto por otra parte que ambos progenitores se encuentran obligados a colaborar con la manutención de su hijo (conf. arts. 265, 271, 1300 y cctes. Código Civil), sin embargo, en el caso de padres no convivientes, para estimar la contribución del progenitor que tiene la guarda deben considerarse los aportes en especie por él efectuados, los que revisten gran significación económica, como así también la atención que presta a los hijos en los múltiples requerimientos cotidianos. Ello así puesto que implica una inversión de tiempo al que debe atribuírsele valor, ya que de otro modo el progenitor podría invertir ese tiempo en actividades lucrativas (Bossert, Gustavo A. “Op. cit.”, pág. 195 y ss).- Consecuentemente, se ha afirmado que el deber de colaboración de la madre en el pago de los alimentos de los hijos cuya tenencia detenta, comprende aquellos gastos que exceden los que se solventan con la cuota a cargo del padre alimentante (esta Cámara, esta Sala, causa nº 44.943 del 30.09.02; causa 52.804 “Lucero…”, del 03.12,2008; causa nº 55.571 “Bustos…”, del 14.06.2011; causa nº 56538 “Riley…”; entre otras).- Ha de ponderarse asimismo en autos que, la progenitora se encuentra cursando una carrera universitaria (conf. fs. 22), que si bien en la actualidad no le aporta un beneficio económico a T., lógico resulta pensar que en un futuro sí redundará en su beneficio.De lo hasta aquí expuesto entiendo que la suma fijada por la Sra. Juez A-quo resulta adecuada para atender las necesidades de T. conforme los ingresos de su progenitor (arts. 267, 270, 271 y cctes. C.C., art. 163 inc. 5 CPCC).VI) En cuanto a las costas, el apelante solicita el apartamiento del principio general de la imposición al alimentista, ello con fundamento en el monto que estima desmesurado solicitó la actora al proponer la demanda.- Como es sabido la doctrina como la jurisprudencia han entendido, de manera pacífica, que el principio rector que debe regir la imposición de costas en un proceso de alimentos es aquél conforme al cual las mismas deben ser soportadas por el alimentante, puesto que lo contrario implicaría gravar la pensión fijada, la que no debe ser reducida por ningún motivo (esta Cámara, esta Sala, causas nº 54.965 “Mazzuchelli…”, del 30.11.2010, nº 55.814 “Muñoz…”, del 16.09.2011, nº 56.099 “Pastor…”, del 03.12.2011, entre otras; esta Cámara, Sala II, causa Nº 46.933, “Pouyannes…”, de fecha marzo de 2004; causa Nº 49.845, “Franzini…”, de mayo de 2006; CNCiv., Sala A, 25/6/81, L.L., 1982-D-543, 36.215-S; íd., Sala C, 29/9/81, L.L., 1982-A-303; íd., Sala E, 11/9/81, L.L., 1982-D-543, 36.216-S; íd., Sala F, 21/6/82, L.L., 1982-D-307, citados por Fenochietto, Carlos Eduardo y Arazi, Roland, “Código...”, t. III, pág. 222; Bossert, Gustavo A., “Op. Cit.”, pág. 379 y ss; entre otros).- No resulta procedente el argumento traído por el apelante en cuanto a la exhuberancia del monto solicitado por la actora, toda vez que tal como lo señala Bossert –en criterio que comparto y hago mío- “dado el carácter asistencial de la prestación alimentaria, las costas, aún cuando el monto de la cuota fijada en la sentencia sea inferior a la demandada, deben ser impuestas al demandado...” (ob.cit. pág. 410/411).- En consecuencia propongo al acuerdo desestimar el agravio en tal sentido.VII) En otro orden resultó materia de apelación la regulación de honorarios practicada en la sentencia en crisis, así a fs. 521 apela el demandado por altos todos los honorarios regulados, y a fs. 522 el Dr. Lalanne apela por bajos los honorarios regulados a su respecto.- No está demás decir que la determinación de la base regulatoria de los honorarios correspondientes al letrado actuante en un proceso de alimentos, está específicamente prevista en el art. 39 del Decreto-Ley 8904/77, el que expresamente señala que la base regulatoria de los estipendios profesionales en estos procesos, estará dada por la cantidad a pagar en concepto de cuota alimentaria durante dos (2) años, monto sobre el cual habrá de aplicarse la escala establecida por el art. 21 del mismo cuerpo normativo (arts. 16, 21, 39, 51 y conc. del decreto-ley 8904/77 y art. 163 inc. 8vo del C.P.C.C.; Hitters, Juan Manuel y Cairo, Silvina, “Honorarios de Abogados y Procuradores”, 2007, Ed. Lexis Nexis, pág. 477 y ss).Pero por otro lado, también hay que tener presente que esta Sala tiene dicho –frente a supuestos en los que, como ocurre en autos, existe cumplimiento voluntario probado de la obligación con anterioridad al inicio de las actuaciones judiciales- que la base regulatoria a computar será la diferencia entre la cuota alimentaria fijada o acordada y la que el alimentante abonaba antes de promoverse el proceso (esta Sala, causas nº 30632 “Caballero…”, del 27.12.1998; nº 44288 “Gil…”, del 08.05.2002; nº 54400 “González…”, del 13.07.2010; nº 54655 “Lioi…”, del 28.12.2010; nº 56.099 “Pastor…”; entre otras).- En consecuencia los honorarios serán revisados conforme la apelación por altos y bajos y en base a los criterios apuntados, lo que se verá reflejado en la parte resolutiva.Así lo voto Los Señores Jueces Doctores LOUGE EMILIOZZI y BAGU, adhirieron al voto precedente por los mismos fundamentos. A LA SEGUNDA CUESTION: la Señora Juez Doctora COMPARATO dijo: Atento lo acordado al tratar la cuestión anterior, propongo al acuerdo: 1)Desestimar los recursos de apelación interpuestos a fs. 518 y 521 primera parte; 2)En consecuencia confirmar la sentencia de fs. 511/515 vta.; 3)Las costas de primera instancia quedan impuestas al alimentista (art. 68 cpcc), las de Alzada atento haberse desestimado íntegramente los recursos interpuestos por cada una de las partes, estimo corresponde imponerlas en el orden causado (arts. 68, 274 y conc. del C.P.C.C.; ésta Sala causa n° 54.400 “G.E.M....” del 13-7-2010); 4)La revisión de los honorarios regulados y la estimación de los de Alzada se verá reflejada en la parte resolutiva.Asi lo voto.Los Señores Jueces Doctores LOUGE EMILIOZZI y BAGU, adhirieron al voto precedente por los mismos fundamentos. Con lo que terminó el acuerdo dictándose la siguiente: SENTENCIA– POR LO EXPUESTO, demás fundamentos del acuerdo y lo prescripto por los arts. 266 y 267 del CPCC, se RESUELVE: 1) Desestimar los recursos de apelación interpuestos a fs. 518 y 521 primera parte; 2)En consecuencia confirmar la sentencia de fs. 511/515 vta.; 3)La costas de primera instancia quedan impuestas al alimentista (art. 68 CPCC), las de Alzada atento haberse desestimado íntegramente los recursos interpuestos por cada una de las partes, estimo corresponde imponerlas en el orden causado (arts. 68. 274 y cctes. cpcc); 4)En atención a la cuantía del asunto, valor y mérito de los trabajos realizados en autos y de acuerdo a lo normado por los arts. 13, 14, 15, 16, 21 y 39 de la Ley 8904, corresponde confirmar y modificar los honorarios regulados a fs. 511/515vta. por el principal de la siguiente manera: al Dr. JULIO HECTOR ALEM (h), dado el sentido de la apelación, en la suma de PESOS NUEVE MIL SEISCIENTOS ($ 9.600.-), al Dr. ROBERTO MARCELO LALANNE, en la suma de PESOS OCHO MIL CUATROCIENTOS ($ 8.400.-). Regular los honorarios del perito Cdr. NESTOR CARLOS GELSO en la suma de PESOS TRES MIL OCHOCIENTOS CUARENTA ($ 3.840.-), confirmándose así la regulación de fs. 515vta. (art. 207, Ley 10620 conf. Ley 13750). Regular los honorarios de alzada de acuerdo a lo normado por el art. 31 de la Ley 8904 al Dr. JULIO HECTOR ALEM (h), en la suma de PESOS TRES MIL DOSCIENTOS CUARENTA ($ 3.240.-), al Dr. ROBERTO MARCELO LALANNE, en la suma de PESOS TRES MIL DOSCIENTOS CUARENTA ($ 3.240.-); todos más la adición de Ley (Arts. 12 y 14 Leyes 8455 y 10268 e I.V.A. en caso de profesionales inscriptos). En cuanto a la regulación de los honorarios practicadas, las notificaciones del caso deberán ser efectuadas en Primera Instancia, en su caso con la transcripción prevista por el art. 54 de la Ley 8904. Notifíquese y regístrese.- Ricardo César Bagú Juez -Sala 1-Cám.Civ.Azul- Esteban Louge Emiliozzi Juez -Sala 1-Cám.Civ.AzulLucrecia Inés Comparato Juez -Sala 1-Cám.Civ.Azul- Ante mí Yamila Carrasco Secretaria -Sala 1-Cám.Civ.Azul-