LA REFORMA DEL MERCADO DE VALORES: CONTENIDO E IMPLICACIONES La Perspectiva del Sector Empresarial Luis Carlos Villegas Echeverri, Presidente Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, ANDI En nombre de la ANDI agradezco al Señor Superintendente de Valores, doctor Clemente del Valle Borráez y al Señor Director del Diario Económico, Empresarial y Financiero “La República”, Doctor Jorge Emilio Sierra, la deferencia que han tenido para con la Asociación al invitarla a este importante foro. Comenzaré por destacar la coordinación y diálogo fluido que mantuvo el Gobierno, a través del Ministerio de Hacienda y la Superintendencia de Valores, con todos los interesados en el tema. Para el sector privado ello tiene una doble connotación, pues además de un privilegio, el intercambio permanente de opiniones y conceptos con el Gobierno y el Congreso, es un mecanismo muy favorable para consolidar un crecimiento económico organizado. Veo con agrado que nuestras consideraciones respecto de diversas características de la regulación tuvieron buen recibo en el Gobierno y los Congresistas. Y hago un reconocimiento al Senador Carlos García Orjuela, por su papel preponderante en este trámite. Para los que, de tiempo atrás, hemos estado atentos a las múltiples iniciativas que tenían como propósito modificar las disposiciones del mercado de valores, sin duda alguna, la que devino en la Ley 964 de 2005 es la mejor lograda. En el desarrollo de esta presentación haré referencia a unos aspectos de carácter económico y señalaré algunos puntos de la Ley 964 de 2005 que revisten la mayor importancia para el empresario en estos tiempos de globalización. ASPECTOS DE CARÁCTER ECONÓMICO El gran reto de los colombianos en las próximas décadas es lograr crecimientos económicos altos y sostenidos, que, con un eficiente manejo de los mismos, nos permitan mejorar sustancialmente nuestra calidad de vida. Colombia viene mostrando ya una buena dinámica de crecimiento y los resultados recientes muestran que éste es cada vez más sólido. ¿Y qué es lo que ha estado jalonando el crecimiento en estos años? La inversión productiva. Para el año 2002, la inversión productiva colombiana creció en cerca del 10%, en el 2003 en 24% y en el 2004 en 12%. Para el 2005 se mantiene esta buena tendencia con un crecimiento de casi 16% en el primer trimestre. Nuevamente las cifras nos dicen que el 2005 es otro buen año para el país. INVERSION PRODUCTIVA Y 6 20 4 10 0 2 -10 0 -20 -2 -30 Inversión Total 2004 2002 -6 2000 1998 1996 1994 -50 -4 FUENTE. DANE, Cuentas Nacionales. 1992 -40 ECONOMICO 8 30 CRECIMIENTO 40 1990 VARIACION INVERSION CRECIMIENTO ECONOMICO Crecimiento Económico Los resultados de la EOIC para la industria ratifican que los empresarios le siguen apostando al país. Más del 60% de ellos está adelantando o tienen previsto adelantar proyectos de inversión en este año. Las importaciones de bienes de capital, por su parte, vienen creciendo más del 40% y las de Bienes de Capital para la industria cerca del 50%. Todo esto nos ha permitido mejorar los niveles de inversión hasta alcanzar cerca del 16% del PIB. Pero esto no es suficiente. China invierte más del 40% de su producto interno y, los países que han mostrado un mayor dinamismo en los tiempos recientes, están cerca o por encima del 25%. entonces, mucho camino por recorrer. Nos falta, LA EMPRESA TIENE PREVISTO ADELANTAR PROYECTOS DE INVERSION 27.8 70 60.2 52.7 49.6 52.3 53.7 41.9 40.9 36.9 33.4 59.1 60.5 60.3 47.2 60 50 40 47.3 48.6 46.3 41.5 may-02 39.8 sep.01 20 abr-01 72.2 30 ene-00 PORCENTAJE 80 sep-04 90 mar-04 100 47.7 54.3 10 SI NO mar-05 sep-03 mar-03 sep-02 mar-99 0 APLAZADO INVERSION COMO PORCENTAJE DEL PIB - 2003 50% 45% 43.4% 40% 35% 29.6% 30% 24.9% 23.9% 23.1% 22.9% 25% 21.2% 20% 19.3% 18.0% 15.9% 15.2% 15% 10% 5% EU Colombia Finlandia Mexico Chile Irlanda India Japon Singapur Corea China 0% FUENTE: CIA, World Factbook, 2005 De acuerdo con los resultados de nuestro Modelo de Equilibrio General, si la inversión en Colombia se aumentara en 10 puntos adicionales, respecto a su nivel actual, la actividad industrial aumentaría a 10.8% y el producto total de la economía se incrementaría hasta casi 6%. En valores estamos hablando de un aumento en la inversión de cerca de 5 billones de pesos de hoy, cifra que con el ritmo actual de la economía no parece tan difícil de alcanzar. Lograr niveles de inversión, respecto al PIB, cercanos al 25% llevará nuestras tasas de crecimiento a estar por encima del 7%. Estas son las tasas a que aspiramos llegar en los próximos años. Pero no sólo queremos llegar a ellas, sino que aspiramos crear las condiciones para que se sostengan por varias décadas. El desempleo, con la simulación que planteamos, disminuiría por este sólo hecho, en cerca de 2 puntos adicionales. ¿Pero cómo estimular la inversión nacional y extranjera para llegar a estos niveles? La inversión se mueve hoy en día hacia aquellos países integrados a la economía mundial. Colombia ha avanzado en ese campo y, en la actualidad, estamos negociando con el principal mercado mundial, el de los Estados Unidos. Al ritmo actual, confiamos en que para finales de este año esta negociación habrá terminado y de ahí en adelante, las ganancias que podamos obtener dependerán de la competitividad de nuestros productos y servicios y de la capacidad de nuestros empresarios, para abrirse espacio en el mercado más grande y sofisticado de la actualidad. Nadie duda hoy de que la competitividad en el mundo moderno depende de la tecnología y el conocimiento. Los productos y servicios que hoy se consumen en el mundo incorporan cada vez más estos dos elementos en sus procesos productivos. Es tarea del empresariado colombiano responder a estas demandas de los mercados mundiales. Para ello, la palabra clave es flexibilidad. Se necesitan procesos productivos flexibles, capacidad para reinventar la empresa, capacidad de respuesta frente a las nuevas demandas tanto en volumen como en productos, habilidad para explorar y encontrar nuevos recursos de capital. Pero la competitividad no se logra sólo en el interior de las empresas. Muchas empresas altamente productivas, pierden su competitividad por fuera de los muros de la fábrica, cuando se enfrentan a la inseguridad, a las malas vías de transporte, a la tramitología, a los controles exagerados, etc. Por este motivo es indispensable generar un entorno favorable para los negocios. Entorno que requiere, en primer lugar, valorar el papel de inversionistas y empresarios en la dinámica económica y social del país. Es necesario, además, contar con reglas de juego claras y estables, que garanticen a los inversionistas nacionales y extranjeros, que en el futuro su inversión no quedará sometida a los vaivenes de las administraciones públicas. En esta dirección, el país ha dado un importante paso al aprobar la Ley de Confianza al Inversionista, la Ley Antitrámites y la Ley del Mercado de Valores, que hoy nos reune. En el marco de las negociaciones del TLC, ahora reforzadas con la aceptación del Presidente Andrés Pastrana de la Embajada en Washington, el país ha avanzado en la formulación de la llamada Agenda Interna, donde se incluyen los principales aspectos que debemos resolver en materia de infraestructura, de educación y calificación de la mano de obra, de investigación y desarrollo y de mercado de capitales, entre otros. Acabamos de entregar a nombre del Consejo Gremial Nacional, el documento del sector privado sobre infraestructura física nacional y urbana. En solo red primaria 5 billones de pesos entre mantenimiento, rehabilitación y nuevas carreteras. Para la elaboración de esta Agenda se ha contado con una amplia participación de la sociedad colombiana. Gremios, empresarios, trabajadores, sectores de la academia y la investigación, funcionarios públicos, ONGs, Medios de Comunicación, Congreso, entre otros han expresado sus opiniones al respecto. La tarea, ahora, es ejecutar lo que se acuerde. Este no es un compromiso del Gobierno exclusivamente. Todos estamos comprometidos con este proceso. Es hora de que los colombianos aunemos esfuerzos y voluntades, para llegar a una Colombia desarrollada, capaz de ofrecerle a sus habitantes unas condiciones dignas de vida. Como pueden ver, el camino que tenemos hacia delante exigirá de cada uno de nosotros ingentes esfuerzos. Pero lo que en este foro nos preocupa es el mercado de capitales. Ya lo dijimos antes, la clave del crecimiento es la inversión. La pregunta, entonces, es: ¿existe un mercado de capitales en Colombia adecuado para mover los volúmenes de inversión que nuestro desarrollo demandaría? Tenemos que decirlo claramente. insuficiente. Veamos… En la actualidad este mercado es Según la EOIC de marzo de 2005, el 74% de los empresarios del sector industrial utilizan recursos propios, dentro de su estructura de financiación de los proyectos de inversión; un 50% utiliza deuda interna, y sólo un 0.5% emite acciones. Esta estructura podría eventualmente sostenerse en las condiciones actuales, pero si pensamos en competir internacionalmente, los requerimientos de recursos financieros son insuficientes. Colombia, con contadas excepciones, no tiene empresas suficientemente grandes para competir en un mundo globalizado. Una de las formas más seguras y dinámicas para integrarse a la economía mundial es la de hacer parte de la cadena productiva de algún bien estratégico en el mundo. Para llegar a ese nivel, los montos de capital sobrepasan las expectativas de los negocios que tradicionalmente se manejan en Colombia. FUENTES DE FINANCIACION (% DE EMPRESAS) 73.6% Recursos propios 50.3% Deuda Interna 10.9% Deuda Externa Socio Nacional/Extranjero Otros; Emisión de Acciones 2.6% 2.1% 0.5% Para superar este cuello de botella, por un lado, el empresariado colombiano tendrá que abrir su horizonte hacia otras formas y fuentes para obtener los capitales. Las alianzas estratégicas, las fusiones, los joint venture, las emisiones de acciones y bonos, nacional e internacionalmente, la recepción de inversión extranjera, entre muchos otros, son campos que deben ser explorados por nuestros emprendedores. Ya los hechos recientes nos han mostrado que el país genera la confianza suficiente para que grandes empresas multinacionales se asienten en el país. Por el otro lado, el mercado interno de capitales debe ampliarse y modificarse para responder a las condiciones de competencia en el ámbito internacional. El endeudamiento interno en Colombia se caracteriza, en general, por: poca disponibilidad de recursos respecto a lo que potencialmente se necesitaría; por ser de corto plazo; por ser relativamente costoso frente a los parámetros internacionales; por la interferencia de calificaciones de riesgo que perjudican a empresas que son viables, y por el tipo de garantía que se exige. Es necesario que el sector financiero colombiano dirija sus esfuerzos a ofrecer mejores condiciones en montos, plazos, facilidades y costos al mercado colombiano. La comparación con otros países muestra las debilidades del financiamiento de las empresas colombianas con recursos de crédito interno, teniendo en cuenta, además, que en nuestro caso es más de corto plazo. El crédito colombiano representa apenas el 23% del PIB frente a un 35% en Brasil, 63% en Chile y más del 100% en los países de mayor desarrollo y de reciente industrialización. CREDITO DOMESTICO AL SECTOR PRIVADO 2003 (% DEL PIB) Argentina 10.8 Brasil 34.6 Chile 63.3 China 147.2 Colombia 23.4 Finlandia 64.2 India 32.0 Irlanda 117.6 Japón 102.4 Corea 103.8 América Latina 25.7 Mexico 18.5 Singapur 116.2 Estados Unidos 238.7 FUENTE: Banco Mundial Otra carencia del mercado de capitales colombiano, es la poca disponibilidad de fondos de capital de riesgo. Los mercados internacionales cuentan con abundantes recursos de esta naturaleza, para enfrentar las particularidades de los proyectos de inversión de alta tecnología, donde los retornos son más inciertos. Esto significa que el sector financiero tendrá que compartir riesgos con el sector productivo y convertirse en su aliado. Los datos comparativos sobre el mercado de capitales son verdaderamente preocupantes. La profundización financiera (M3/PIB) en Colombia apenas llega al 32%, mientras en países como China alcanza el 190%, en Japón 136%, en Singapur 122%, en Estados Unidos 68%. Este nivel del 32% nos equipara con nuestros socios de América Latina, pero nos deja lejos de lo que pasa en los países más desarrollados y dinámicos. PROFUNDIZACION FINANCIERA 2003 M3 (% del PIB) Singapur 122.4 Estados Unidos 67.8 Japón 135.8 Corea 89.3 China 190.6 Brazil 30.0 India 63.9 Promedio América Latina 31.0 Argentina 30.1 Mexico 29.1 Colombia 32.0 FUENTE: Banco Mundial En cuanto a la Capitalización Bursátil (valor de las empresas en bolsa/PIB) y los valores transados en bolsa (valor transado/PIB), no sólo son muy bajos respectos a los países más avanzados sino que quedamos incluso por debajo del promedio de América Latina. La capitalización de la bolsa colombiana representa un 18% del PIB, cuando en América Latina llega al 33% y los principales del mundo están por encima del 100%. Cosa similar ocurre con el valor transado en Bolsa. Nuevamente Colombia tiene un bajísimo indicador (0.5% del PIB) frente al 6% de América Latina y a niveles por encima del 30% en los países más desarrollados o de reciente industrialización. INDICADORES MERCADO BURSATIL 2003 PORCENTAJE DEL PIB Capitalización Bursatil Valor Transado Singapur 158.9 96.2 Estados Unidos 130.3 142.0 Finlandia 105.2 101.0 Japón 70.7 52.8 Irlanda 55.3 28.6 Corea 54.5 112.8 China 48.1 33.6 Brazil 47.6 12.3 India 46.5 47.4 Promedio América Latina 33.2 6.0 Argentina 30.0 3.8 Mexico 19.6 3.8 Colombia 18.1 0.5 FUENTE: Banco Mundial La tarea inmediata es, entonces, desarrollar un mercado de capitales acorde con las necesidades de una economía competitiva, con niveles de crecimiento altos y sostenidos. ¿Cómo…? Una fuente importante de recursos en el mundo actual es la inversión extranjera. Las ventajas que ofrece la misma no se limitan a la disponibilidad de recursos financieros o de capital, sino que, además, son una fuente de transferencia de conocimientos y tecnología. inversión extranjera es selectiva. Pero la Los inversionistas internacionales evalúan las disponibilidades de un país para determinar los sectores de su interés. Si Colombia o algunas de sus ciudades o regiones puede ofrecer un capital humano con altas calificaciones, unos servicios públicos buenos, un entorno empresarial dinámico, unas instituciones modernas y ágiles, entre otros, los inversionistas extranjeros podrían incluir a nuestro país en la cadena productiva mundial, generando con ello un efecto multiplicador. Mantener las actuales condiciones, garantiza la presencia en las actividades de exploración y explotación minera y en algunos sectores donde ya tiene presencia. Estas actividades son importantes pero su impacto es mucho menor. El sector financiero también tiene un papel de primer orden en la construcción de ese mercado de capitales que queremos. En un módulo especial anexo a la EOIC de julio de 2004, indagamos a los empresarios su opinión sobre las prioridades para la actividad industrial en materia de infraestructura, ciencia y tecnología, capital humano, instituciones, mercado de capitales, cadena productiva y otros, en el marco de la Agenda Interna. Sobre los recursos de crédito interno en el mercado de capitales, la opinión de los empresarios se dirige a solicitar un mercado crediticio más favorable en términos de costos y de condiciones. También señalaron la falta de recursos de capital de largo plazo y de financiación para las PYMES. Algunas de las sugerencias de los encuestados incluyeron la necesidad de desarrollar líneas de crédito especiales, de lograr mayor flexibilidad y acompañamiento a los usuarios, tener mayor acceso y transparencia de la información, desarrollar nuevos instrumentos financieros y mayor difusión de los productos. Creemos que estas recomendaciones podrían servir al sector financiero para replantear sus relaciones con la actividad productiva colombiana. Otro campo de acción es desarrollar un mercado de valores creciente, debidamente estructurado y generador de ahorro nacional. La integración del mercado bursátil en la Bolsa de Valores de Colombia ha mostrado importantes crecimientos y una mayor dinámica. Sin embargo, como ya lo dijimos, la bolsa colombiana es aún muy pequeña para los requerimientos de un país que busca globalizarse. Las grandes empresas del mundo fundamentan buena parte de su crecimiento a través de una participación activa en la Bolsa de Valores, siendo ésta una de sus fuentes más importantes y seguras de financiamiento. En Colombia tenemos el reto de canalizar buena parte del ahorro de los inversionistas institucionales hacia el sector productivo y para ello es necesario acciones coordinadas entre el sector productivo, el gobierno y dichos inversionistas. En el caso especial de los empresarios es fundamental estructurar sus proyectos de inversión con recursos de mediano y largo plazo, cuyo suministro se logra a través del mercado de valores CONSIDERACIONES EN RELACIÓN CON LA LEY 964 DE 2005 Utilidad General de la Ley de Valores Para los inversionistas es esencial que las regulaciones del mercado de valores estén inspiradas, además de la transparencia, en el dinamismo de las operaciones. Para ello contribuye de manera fundamental el manejo del riesgo y la supervisión eficiente y oportuna por parte del Gobierno, tal y como lo consagran los objetivos de la intervención. De la intervención del Gobierno Nacional Que ya sea el Gobierno, y no la Sala General de Valores, el que intervenga en el mercado por medio de normas de carácter general, brinda esperanzas en cuanto a que habrá una mayor coordinación de parte de las distintas autoridades de supervisión que, por varias circunstancias y con frecuencia, concurren respecto de un mismo emisor. Así mismo, permite deslindar con mayor claridad las atribuciones de regulación de las de supervisión. El desarrollo de la Ley que realice el Gobierno será de vital importancia. Nuestra Constitución, como bien saben Ustedes, estableció para diversas actividades, entre ellas la bursátil, un régimen donde Congreso y Ejecutivo tienen atribuciones concurrentes y complementarias. La Ley 964, como puede leerse en su encabezado, dicta normas generales y señala los objetivos y criterios a los que debe sujetarse el Gobierno Nacional para regular las actividades de manejo, aprovechamiento e inversión de recursos captados del público mediante valores. Resalto que la amplia facultad discrecional conferida al Gobierno demanda de éste una gran ponderación para que las decisiones que adopte, sean adecuadas a los fines de la ley y proporcionales a los hechos que le sirven de causa. El Superintendente de Valores, doctor Clemente del Valle, ha dicho con razón que no podemos quedarnos con excelentes autopistas cuando en ellas no hay vehículos para circular. Por ello, una vez expedida la Ley, es preciso emprender una intensa y extensa campaña de pedagogía normativa y de promoción del mercado de capitales como la mejor fuente de financiamiento. Sé que esa labor pedagógica y de promoción no corresponde únicamente al Gobierno. En ella, los gremios económicos tienen una gran responsabilidad, y en la ANDI estamos dispuestos a asumirla. De la noción de valor La nueva noción de valor que contiene la Ley 964 de 2005 es flexible, pero no indeterminada, lo que es positivo porque permitirá una rápida inserción de las nuevas figuras económicas al área legal. Si algo caracteriza al mercado de valores es la agilidad. Durante la discusión del proyecto de ley, la ANDI insistió en que una noción de valor flexible no era incompatible con la fijación de unos límites, y ello porque de esa noción de valor depende en última instancia el ámbito de aplicación de la Ley y el del ejercicio de las facultades que la Constitución brinda al Gobierno en materia bursátil. Los límites quedaron debidamente fijados en el hecho de que sólo podrá ser considerado como valor los derechos negociables, que formen parte de una emisión y que tengan por objeto o efecto la captación de recursos del público; elemento este último que debe concordarse con la disposición, según la cual, el Gobierno Nacional sólo podrá calificar como ofertas públicas aquellas dirigidas a personas no determinadas o a sectores o grupos de personas relevantes, o realizadas por algún medio de comunicación masiva. Uno de los aspectos identificados como necesarios para atraer la inversión en el mercado de valores, fue precisamente, la precariedad en la oferta con la que se encontraba el inversionista al momento de participar en el mercado de capitales. En justicia, el concepto de valor que con claridad queda establecido, puede permitir superar las dificultades relacionadas con la oferta y pone a Colombia a la altura necesaria de un mercado económico globalizado en lo que la inversión en capitales hace referencia. Sin perjuicio de lo anterior, veo que permanece abierta la posibilidad para que el Gobierno considere y reconozca la calidad de valor a otros instrumentos, como por ejemplo, los relacionados con la energía y el Gas combustible. Afirmo, sin temor, que mediando la debida articulación con las autoridades regulatorias, el mercado de capitales será un fuerte instrumento de financiación para las inversiones en campos que, como los relacionados con dichas áreas, tienen un impacto de conocida relevancia en los índices de crecimiento económico y, por supuesto, de desarrollo y bienestar social. Del sistema de compensación y liquidación de valores El principio de finalidad en las operaciones de valores, lo mismo que las previsiones relativas a las garantías entregadas por cuenta de los participantes, a no dudarlo, contribuyen a la seguridad del mercado. De otro lado, la Ley acaba con viejas y complejas discusiones sobre las operaciones repo cuando señala que las mismas conllevan la transferencia de propiedad sobre los valores entregados. Del funcionamiento ordenado del mercado En no pocos aspectos, la ley 946 de 2005, aclara al emisor cuáles son las condiciones que debe tener en cuenta para ingresar al mercado. A este respecto, hago un llamado para que, en la práctica, el Sistema de Información del Mercado de Valores –SIMEV- en especial el Registro Nacional de Valores y Emisores que de él hace parte, sea administrado con toda la veracidad y oportunidad por parte de la autoridad correspondiente. De la transparencia en el manejo de la información, depende, en gran medida, el ingreso de nuevos emisores al mercado, pues si bien establece la ley, que la inscripción en el Registro no supone calificación acerca de las personas naturales o jurídicas inscritas ni sobre el precio, la bondad o la negociabilidad del valor o la solvencia del emisor, sobre la información que allí reposa descansa la reputación o good will financiero del emisor, y es, en últimas, lo que determinará en buena medida la dirección y el sentido de las acciones de los inversionistas. Del título dedicado al funcionamiento ordenado del mercado sobresale, en mi opinión, el capítulo dedicado a la autorregulación. Una buena autorregulación beneficia a todos: a los inversionistas, porque les brinda confianza; a los intermediarios, porque les infunde mayor responsabilidad, y a las propias autoridades de supervisión, porque pueden apoyarse en ella para la realización de ciertos controles operativos y formales, de tal suerte que puedan hacer mayor énfasis en los puntos sustanciales. Llamo la atención sobre la norma que contempla que los reglamentos serán de obligatorio cumplimiento y que se presumirán conocidos por los que estén sometidos a ellos, por cuanto brinda los medios para hacerlos verdaderamente efectivos. Antes de la Ley 964 de 2005, existía discusión en cuanto a si era posible, o no, sancionar a un particular con base en normas que provenían de otros particulares, no de la autoridad, y de promulgación restringida. Finalmente, a este capítulo de la autorregulación debemos sumar las normas que tienen como propósito profesionalizar, entre otros, a los tesoreros y a los que realizan operaciones en las mesas de dinero. Todo ello derivará en un mercado más sólido. Del régimen de protección de los inversionistas El título quinto de la Ley lleva por título “Del Régimen de Protección a los Inversionistas”; sin embargo, cuando uno mira en detalle sus previsiones bien puede concluir que las mismas trascienden el interés propio de los inversionistas. En efecto, la obligación de divulgar los acuerdos de accionistas y, para los emisores de valores, de incluir miembros independientes –ojalá también nominados independientemente - en las juntas directivas de los emisores de valores y de contar con un comité de auditoría, son medidas que fortalecen y agregan valor a las compañías. Sobre esto último son bien dicientes las encuestas que muestran cómo los inversionistas están dispuestos al pago de mayores sumas tratándose de títulos de sociedades que cuentan con gobiernos corporativos adecuados. Además, un buen gobierno corporativo permite detectar de manera oportuna los problemas e introducir los correctivos necesarios. Creo no equivocarme si afirmo que muy buena parte de las compañías que han debido acudir o a concordatos o a acuerdos de reestructuración o a la liquidación, fue por carecer de las reglas mínimas de un gobierno corporativo. Y esas reglas deben ser mínimas y generales, para que sea por la vía voluntaria, pero definitoria, del menor costo de la financiación, que las empresas decidan hacer cambios en su funcionamiento y control corporativo y no en la vía punitiva o de obligatoriedad. En la medida en que se cumpla el propósito de la ley de incrementar las posibilidades de inversión, las compañías entenderán la utilidad práctica de los sistemas de autorregulación y del Gobierno Corporativo. En opinión de la ANDI, las disposiciones de la Ley 964 de 2005 que guardan relación con las sociedades inscritas y con los emisores de valores también tienen la virtud de que brindan un piso adecuado para la protección del inversionista y para la continuidad de las compañías, a la vez que respetan la autonomía de éstas para fijar el alcance de sus códigos de bueno gobierno. Bien saben Ustedes de las grandes discusiones actuales sobre la mejor manera de regular los códigos de buen gobierno. Yo prefiero los esquemas donde el emisor fija su propio código y asume unas obligaciones de información y de revelación frente al mercado, sobre los esquemas que predican la imposición de un código uniforme. En cuanto a protección de accionistas, por último, resultará de capital importancia el desarrollo que realice el Gobierno en cuanto a la definición de cliente inversionista y de inversionista profesional, y a la fijación de las reglas aplicables entre todos ellos y los emisores e intermediarios. Dale toda la versatilidad al programa Colombia Capital es un paso crucial en este sentido. Señoras y señores: Estoy convencido de que la situación económica actual y la nueva ley de valores constituyen bases firmes para que Colombia pueda contar un mercado de capitales dinámico y moderno. Oír al doctor Fernando Alarcón decir que está ávido de nuevos títulos garantiza en gran medida el éxito de esta nueva normatividad. La concreción de dicho anhelo es responsabilidad de todos, por ello, reafirmo la vocación del empresariado para darle forma a este sano propósito. Muchas gracias