Domingo Faustino Sarmiento y política bibliotecaria

Anuncio
SARMIENTO Y LA POLÃTICA DE LA BIBLIOTECA.−
Por Guillermo R. Gagliardi.
Es necesario no distraerse ni un momento en la tarea de la general difusión de los libros, en la
formación paulatina, pero inmediata de bibliotecas. Al alcance de todos, para no desperdiciar en la
incuria y el olvido los caudales públicos gastados en darles la educación preparatoria que
gratuitamente han recibido.
AsÃ- instruye y evangeliza el Maestro, el PolÃ-tico DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO
(1811−1888).
1.− El Evangelio de la Biblioteca Popular.
Necesitamos instaurarlas como fuentes perennes y vivas, como modernas promotoras de Cultura, para
todos los vecinos, para todas las edades, para todas las condiciones (Obras Completas, tomo 4:
`OrtografÃ-a. Instrucción Pública', Bibliotecas locales, 1853).
Abomina de las bibliotecas osarios o archivos como cementerios monumentales:
Esas bibliotecas, si bien muestran los andamios que ha recorrido el saber humano durante siglos, hasta
llegar al estado presente, también acusan lo poco que aun se ha hecho en aquellos paÃ-ses para poner
los libros al alcance de la gran mayorÃ-a de los pueblos, y la disparidad relativa entre la alta ciencia
que avanza los conocimientos por el estudio de los antecedentes y la educación común que exige que
el libro vaya a buscar a los habitantes de un paÃ-s dilatado, al lugar donde se hallan establecidos
(Obras completas, tomo 47: Educar al Soberano).
Duro crÃ-tico de la Burocracia esterilizante de todo esfuerzo y anuladora de todo entusiasmo. Todo lo
que se intenta en bien entre nosotros cae al fin en la reglamentación, el empleo y la especulación
(Obras, t. 29: Ambas Américas).
Necesita concretar una Concepción Administrativa, instaurar una PolÃ-tica, Legislación y
Organización Bibliotecarias, democrática, racional y popular.
Postula una TeorÃ-a Administrativa de la Inteligencia y la capacidad. Una Administración de estilo y
raÃ-z Republicana, que contrapone a la predominante: la que obstaculiza planes y fundaciones, la
Burocrática, rutinaria, mediocre, frÃ-amente reglamentarista y asfixiante en la inoperancia de sus
profusas normativas...
Cual un Diderot (1713−1784) americano, quiere inaugurar un Nuevo Mundo: La emancipación del
pensamiento humano que se generalizó en el siglo pasado, tuvo por estÃ-mulo un trabajo semejante,
cual fue la `Enciclopedia'. . Dar impulso a la masa inculta, excitar su secular apatÃ-a y su resistencia.
Esta administración anti−colonial, activadora ha de transformarse en ejemplo de ejercicio popular de
la Democracia: la biblioteca es de un vecindario y no del gobierno; los suscriptores la administran, la
fomentan, dándose reglamentos que proveen a su administración, conservación y crecimiento.
Su utopÃ-a realizable se erige como base de la Organización Pública y de la práctica de los Deberes
y Derechos del Ciudadano.
1
2.− El Bibliotecario.
El Bibliotecario ha de desempeñar en este proyecto civilizador la función de Administrador. Oficio
de Gerenciador es el que le atribuye su criterio Modernizador.
Sabiendo muy bien que ni la fe ni las obras...o el patriotismo ni el saber salvan, sin llevar cuentas
arregladas, tener horas fijas y una eficaz inspección.
Promotor de Valores y socializaciòn.
Define a la EstadÃ-stica como la ciencia de los hechos, de su observación y clasificación y principios
regentes. ciencia auxiliar de la Administración, de la PolÃ-tica, de la Educación, de la EconomÃ-a
Pública, del Periodismo.
En su discurso EspÃ-ritu y condiciones de la Historia en América (1858, en tomo 21 de sus Obras)
considera providencial a dicha ciencia, como clave para la interpretación de la Historia Universal: Los
datos estadÃ-sticos son para la Inteligencia Moderna, lo que la intervención de los Dioses, era para los
Antiguos.
La considera un cartabón, una medida para juzgar circunstancias, sucesos y protagonistas de la
Evolución del Género Humano (EstadÃ-stica, 24−8−1842, en tomo 10 de sus Obras). ...Aplicad esta
linterna a todos los pueblos, a todas las doctrinas, a todos los hombres, a todos los hechos.
Privilegia su valor diagnóstico y la importancia de sus resultados. como gobernante de altas miras y a
la vez, de criterios empÃ-ricos, utilÃ-zalas como base de sus Proyectos y Planificación de sus
actividades, que deben partir de esta base necesaria a toda mejora para que ella sea útil y fundada en
el pleno conocimiento de los males que se quieren remediar.
Ya en 1842, en El Mercurio chileno, sostiene que no hay un ramo de la Administración Pública que
no saque de la EstadÃ-stica ventajas y conocimientos que ningún talento ni capacidad pueden suplir.
Llegó a elaborar un detallado plan sobre el asunto para el Gobierno trasandino..
Con los Censos y recolección de datos, base de toda tarea administrativa ilustrada y lógica, los
errores se desvanecen, las teorÃ-as se desmienten y la verdad material, positiva, se presenta a los ojos
de todos en caracteres tangibles e inequÃ-vocos. El trabajo bibliotecario posee como base de acción y
proyección, a las EstadÃ-sticas, que Sarmiento señala y destaca minuciosamente: frecuencia de
préstamos, autores leÃ-dos, perÃ-odos, asistencia en sala, clases de consultas, tipos de lectores, etc.
Una biblioteca pública circulante y de limitada extensión, como una tienda de menudeo, depende de
la prontitud con que provee a la demanda de cada dÃ-a.
No vale tanto por lo que posee, sino que debe mantener vivo el interés, adquiriendo lo que no tiene.
No está aguardando que vengan a visitarla estudiantes y gentes de Letras, sino que debe atraer
lectores que buscan divertirse, descansar o instruirse., no cierra sus puertas a los pocos instruidos, debe
atraer a los muchos, a un a los ignorantes, los frÃ-volos y los sin seso.
Humanizador, impulsor de las virtudes cÃ-vicas, creador e impulsor de Cultura.
3.− Administración Bibliotecaria.
Los tres puntos esenciales de la Administración Bibliotecaria son en su criterio: material, manejo y
conservación. El primer requisito es formar la costumbre de leer, no atendiendo al contenido:
2
aquélla es más indispensable que la materia de la lectura.
Aconseja las lecturas ociosas, el único medio eficaz es proveerse desde el principio de los libros que se
sabe gustan al común de los lectores; que después se irá haciendo lo posible para manejar el gusto
de las lecturas.
Luego vendrá como una derivación natural, la solicitud e interés por lecturas más sustanciales:
la experiencia de libreros y bibliotecarios es unánime en certificar que los que principiaron por
novelas frÃ-volas o historietas semanales, acaban siempre por reclamar historias más sustanciales;
después verdaderas narraciones o viajes de aventuras, de biografÃ-a o historia y más ensayos sobre
ciencias popularizadas, y asÃ- en adelante.
los tres cuartos de los libros que se solicitan, son de lecturas ligeras o amenas.
Junto con los libros que satisfacen esa propensión popular, debe hacer obras de consulta, según lo
permitan los recursos financieros. Y la mayor cantidad posible de publicaciones periódicas tanto de
divulgación y entretenimiento e ilustrados, como serias, cientÃ-ficas, arte y filosofÃ-a, cuya lectura se
facilitará en lo posible en sala especial, o en circulación pero por perÃ-odos más cortos y bajo
condiciones más estrictas, por cuanto están más expuestos a perderse y deteriorarse.
El criterio del seleccionador debe guiarse según las hojas de la buena doctrina, a saber: lectura ligera y
libros de consulta primeramente, y después su juicio ha de ser objetivamente fundado en las
caracterÃ-sticas de los usuarios y en las demandas de la Comunidad en la que está instalado y en la
consulta de libreros o colegas conocedores y seguros de la actividad.
En la adquisición del material, previene sobre la licitación, la asistencia remates u ocasiones que
suelen ser ventajosas, cuidándose de no adquirir libros viejos u obras descabaladas y poner en
competencia a los libreros, pues las tentaciones que suscita el monopolio o el comprar en privado....
Enumera y analiza todos los pasos previos a la circulación del libro: diario y libro mayor, libros de
facturas, catálogo, inventario de entrada de los libros, registro de préstamos, carpetas de
correspondencia, lista de encuadernaciones.
Imprime en los libros un mensaje popular de cuidado de los mismos, sus Mandamientos de Moisés de
las Bibliotecas:
Nota Bene.
1º) todo libro merece leerse.
2º) principiad por el principio y leedlo de punta a punta.
3º) leed con atención, de modo que cuando os lo pidan, podáis decir de qué se trata, y si algún
buen consejo contiene, ponedlo en práctica. 4º) un solo libro bien leÃ-do os hará más bien que el
recorrer a la ligera las páginas y mirar láminas de quinientos libros.
¿Cómo se puede hacer uso de un libro sin desmejorarlo? Poniendo en práctica estas siete
indicaciones:
1º) nunca tomes libros con manos sucias.
3
2º) nunca mojes el dedo para volver una hoja.
3º) nunca pongas el libro en la boca.
4º) nunca ajes las esquinas.
5º) nunca dobles una página para señal.
6º) nunca dejes el libro abierto.
7º) nunca lo dejes sino en lugar seguro.
El servicio de Préstamo lo evalúa como el definitorio de las Bibliotecas parroquiales, barriales o de
zona.
En lugar de exigir que el artesano, el propietario, abandono sus quehaceres para venir a sentarse horas
enteras en un banco incómodo, el libro va a su casa mediante un recibo dejado al bibliotecario y la
obligación de reponerlo si lo deteriorare.
Éste es todo el secreto
(en El Nacional, 14−5−1856).
En el dorso de la boleta de préstamo deben estamparse consejos básicos sobre el manejo y cuidado
de los libros como objetos materiales; de todos los aspectos bibliológicos se ocupa...
Nosotros vinimos en 1852 a decirle a este Lázaro: `Levántate y camina!', dando vida y movimiento
útiles a la quietud sepulcral en la biblioteca.
4.− PolÃ-tica de la Biblioteca.
Define con claridad a una Biblioteca Nacional:
es un archivo del pensamiento humano, para que tomen notas los que piensan y continúan la obra.
están en efecto reunidas allÃ- por la acción del tiempo y el cuidado de los gobiernos, todas las
producciones anteriores, de los infinitos ramos del saber.
Bibliotecas tales, son laboratorios indispensables para el fabricante de nuevos libros.
Las apela como fantasmones insustanciales, osarios de librazos inútiles, instituciones paralÃ-ticas,
tesoros quietos, para sabios imaginarios o ausentes, hacinamientos de mamotretos inconsultos...
Debemos encarar una obra útil y aplicable a nuestras necesidades, un receptáculo de conocimientos
al alcance de cada habitante.
No obstante la definición negativa de Sarmiento, consideramos importante el concepto expuesto , por
ejemplo por E. W. Humphrey, quien les confiere función relevante como fondo centralizado de la
producción Cultural Nacional y sede de la Publicación de la BibliografÃ-a de un paÃ-s, de la
Investigación y Enseñanza bibliotecarias, y del Canje Internacional (Funciónes de una Biblioteca
Nacional, en BoletÃ-n de la UNESCO para las Bibliotecas, 20−4−1966, p. 170−182).
Sostiene el sanjuaninocómo la Iglesia, la Escuela, la Imprenta, es obra de Civismo, de Civilización y
4
de propaganda de las Buenas Ideas.
Propagación de bibliotecas abasto de ideas al alcance de todos, serÃ-a la obra que debiera acometerse.
En el caso de las Bibliotecas Escolares, acentúa el valor del Seleccionador de libros, pues las
impresiones recibidas por la lectura son muchas veces en los niños el punto de partida o el despertar
de una tendencia o vocación considerando el peligro que puede acarrearse a la Infancia, es, pues,
esencial el punto de la elección de los libros.
Ha de nutrirse de obras que hablen al corazón de sus lectores, que atraigan en sencillo estilo, su
atención inconstante y satisfagan su necesidad de drama, de acción, risa y movimiento fÃ-sico. Se les
mostrará en personajes y hechos los sentimientos a favor de las creencias, de la caridad y del buen
estilo.
Anticipa el completo enfoque que hace, p. ej., L. M. Zharkova: lo principal: despertar en el niño el
interés por la vida y el amor hacia las personas y ayudarle a formar su personalidad, pues la
finalidad es mejorar la calidad de lectura y socializar al niño (La biblioteca y los niños, en Revista
de la UNESCO de Ciencias de la Información, BibliotecologÃ-a y ArchivologÃ-a, I−1, 1979).
Libros como el Robinson Crusoe palpitantes de moral activa, sin presuntuosidades ni moralejas y
abstracciones. Es imprescindible un alto y serio sentido bibliopsicológico para seleccionar el material
de estas bibliotecas, por su incidencia marcada en la configuración emotiva de los usuarios, su
labilidad, la evolución intelectual:
tiempo tienen de dudar, de burlarse y de odiar. Entre tanto desarrollemos en ellos la fe que consuela, no
demos aliento y vigor al espÃ-ritu de crÃ-tica que en los niños no analiza ni raciocina...,
inspirémosle la benevolencia que allana el camino propio y el de los demás.
Estima sobremanera el cuidado en la impresión encuadernación e ilustraciones de este tipo de libros.
Esta gigantesca labor, promotora y hacedora de Sarmiento tiene precedentes históricos ilustres en
nuestro paÃ-s. Según datos de Félix Weinberg data de 1832 la Biblioteca y Gabinete de Lectura de
la Union Library and Reading Room de Buenos Aires y de unos años antes (Rivadavia), la Buenos
Aires British Subscription Library, sociedad de lectura para consulta pública de libros y
especialmente de periódicos europeos y americanos, y la Buenos Aires Commercial Romos, con
material bibliográfico de Ã-ndole mercantil, también de carácter público (EL Salón Literario de
1837, Hachette, 1958, p. 17 y 18).
Por su parte Domingo Buonocore cita el Casino Bibliográfico como la primera Biblioteca Popular
argentina (1855). Centro de Lectura creado por el editor español Benito Hortelano. Y debe destacarse
la labor del educador rioplatense Marcos Sastre (1809−1887), quien funda en 1835 el Gabinete de
Lectura, primera Biblioteca Circulante argentina (Libreros, editores e impresores de Buenos Aires,
Bowker, 1974, p. 23, 24 y 39)..
En su Conflictos y ArmonÃ-a de las razas en América (Obras Completas, tomo 37, cap. 4: `La raza
blanca') su autor entiende certeramente que la Administración Americana es hija de la Hispana,
basada en las rigurosas Leyes de Indias, y a su vez, heredera de la Administración Romana.
La Administración Colonial Hispanoamericana se caracterizó, según el juicio sarmientino, por la
honradez y el espÃ-ritu de Justicia, con abundante idea de rectitud, orden e inteligencia.
Se desvirtuó a veces el alma de la misma, siendo ejercida por funcionarios ineficaces y corruptos.. Esta
5
ineptitud tiene como antecedentes a la Roma Imperial y la España Inquisitorial: los empleos son el
botÃ-n y la recompensa que aguardan los colaboradores de los elegidos magistrados superiores, la
oscuridad es un tÃ-tulo y no pocas veces la mala reputación moral es de suyo recomendación para
optar a los puestos lucrativos.
En carta a Secundino Navarro (12−8−1883) destaca el autor de Educación Popular. El valor del
Diccionario de Administración General de Mr. Blanche, Profesor de Derecho Administrativo de
Francia. Desea que ese libro sea especialmente leÃ-do por Navarro, quien en el próximo año
asumirÃ-a como Ministro de Gobierno de la Provincia.
Relevante repertorio de asuntos administrativos, que recomiendan su adherencia a una polÃ-tica
cartesiana, igualitaria y democrática y su liberalismo gubernista (léase su artÃ-culo Capacidades
locales, 1845, en el tomo 9 de sus Obras; y Epistolario Ã-ntimo de S., ed. de B. González Arrili, 1963,
p. 152).
Recordemos finalmente estas reflexiones de Ezequiel MartÃ-nez Estrada:
Lo que en sus años de lucha era malo, sigue siéndolo; allÃ- donde él encontró la veta, yace aún
el oro; lo que era peso inerte, gravita todavÃ-a y vuela aquello a que le puso alas.
7
6
Descargar