TEXTE MOTIF DE DECOUPAGE - Jaeger

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Rendez-Vous Ivy,
la belleza eterna de la relojería
La colección Rendez-Vous de Jaeger-LeCoultre se inspira en una trinidad que la hace
singular: en cada reloj se dan cita una estética clásica, un corazón relojero dotado de
una o varias complicaciones y unos elementos artísticos exclusivos e insólitos que le
aportan el toque de gracia. Para sus recientes creaciones, la Grande Maison ha elegido
además un elemento estético y simbólico común: la hiedra. Su presencia abre las
puertas de una tierra de abundancia, de una prosperidad reservada a los reyes y
grandes de este mundo.
Un simbolismo apasionante
Con sus hojas que nunca palidecen y su vigorosa arborescencia, la hiedra emana una
vitalidad que en numerosas culturas encarna la idea de lo eterno. Su resistencia se ha
asociado a una forma de amor indestructible, capaz de superar todas las pruebas a las
que nos somete la vida. Y es que la hiedra, siempre inmutable, pervive a lo largo de las
épocas con una singular obstinación.
En la Antigüedad clásica, su hoja carnosa sirvió de inspiración para representar el
corazón, órgano de la vida y sede de las pasiones. Se trenzaron con ella coronas que
ciñeron las cabezas de los atletas. En Roma también se empleó en las
representaciones de los sabios y eruditos. Emblema de lealtad, fidelidad y
reconocimiento, ejerce desde entonces una potente seducción, que se manifiesta en la
decoración de todos los estilos y épocas.
Ornamentación universal
La hiedra ha inspirado con fervor la creación. Encontramos sus arabescos vegetales en
los manuscritos ilustrados del medievo. Luego, desde el Barroco hasta el Rococó, se
adopta para ornamentar frisos. Poco después se presta al sorprendente estilo de
decoración de la época victoriana, ornamentando los papeles pintados de las casas
señoriales en las que destacan las lámparas Tiffany. En orfebrería, los temas
naturalistas son el esplendor del Art Nouveau, y la hiedra forma parte de esta
decoración.
En el patrimonio de Jaeger-LeCoultre, sus rasgos se muestran por primera vez hacia
1890 en un reloj de bolsillo con fondo esmaltado rojo escarlata decorado con hiedras
engastadas con diamantes. En esta creación, la hiedra no solo rinde tributo a la
opulencia con las tiaras reales de las cabezas coronadas, sino que también se
expande en una profusión de gemas preciosas con su fuga característica. En 2008, la
Grande Maison se inspiró en ella para crear un aderezo extraordinario, editado en una
pieza única en la que una hiedra de apariencia increíblemente realista se convierte en
la preciosa alegoría del glamour.
RENDEZ-VOUS IVY TOURBILLON,
EL PLACER DE UNA COMPLICACIÓN EMBLEMÁTICA
El tourbillon, un actor magistral
Menos de un año después del lanzamiento del Rendez-Vous Ivy Minute Repeater, que
sedujo por el encanto de su melodía pura y femenina, la magia vuelve a hacer acto de
presencia con una complicación emblemática de Jaeger-LeCoultre. En esta nueva
creación, el tourbillon expone la mecánica de altos vuelos con su jaula móvil, que
efectúa una vuelta por minuto sobre sí misma con independencia de la posición
adoptada por la muñeca, compensando así las variaciones de marcha del reloj
ocasionadas por la gravedad terrestre.
Las miradas, atrapadas por sus cautivadoras revoluciones, convergen irresistiblemente
en el tourbillon. La apertura sobre esta complicación relojera emblemática luce una
destellante hilera de diamantes que forman una delicada diadema. La hiedra, auténtica
protagonista de la escena, también impulsa el tourbillon para eclosionar sobre la
esfera.
Una esfera con un encanto bucólico
Como una guirnalda cuyo corazón sería el tourbillon, las hojas de hiedra se despliegan
en volutas. A la altura de las 3, las 6 y las 12, la arborescencia culmina en los dígitos
de las horas, tan característicos de la colección Rendez-Vous. Se desprenden como
las graciosas flores de un bouquet estilizado.
Esta pieza luce dos tipos de guilloché. Uno clásico en la superficie de la esfera y otro
con un efecto vegetal, que reproduce las nervaduras de la planta. Para sublimar la
complicación, Jaeger-LeCoultre eligió una tonalidad ciruela, sumamente elegante y
contemporánea, que se conjuga con una decoración estilo encaje orgánico. Este color,
destacado por un esmalte translúcido, se ilumina por debajo del destello del engaste
del bisel, de las asas y de la corona. Para consagrar la sofisticación de esta pieza
realizada en oro blanco, la banda de la carrura, así como una parte de la hebilla del
brazalete, también están engastadas. El Rendez-Vous Ivy Tourbillon está animado por
el Calibre Jaeger-LeCoultre 978, que ofrece el confort de uso de un movimiento de
carga automática. Además, sus 39 mm de diámetro lo convierten en un reloj muy
agradable de llevar.
Cada nuevo día permite redescubrir con felicidad la decoración estilo hiedra del
Rendez-Vous Ivy Tourbillon y su mensaje de afección eterna. Esta es la deliciosa
promesa de esta nueva creación.
RENDEZ-VOUS IVY SECRET,
EN TRAJE DE GALA
Una primicia para la colección Rendez-Vous
Himno a la mujer, la colección Rendez-Vous explora los distintos rostros de aquellas
que trazan su camino con pasión. El acabado de cada modelo permite variar los
placeres y aprehender los matices de una personalidad. Una complicación sabia y fácil
de llevar. Y un oficio exclusivo, delicado y sutil. Con esta nueva obra, Jaeger-LeCoultre
propone un traje de gala que se ofrece a las miradas como una creación preciosa y
enigmática. El Rendez-Vous Ivy Secret es el primer reloj-joya de la colección femenina
de Jaeger-LeCoultre y tiene la apasionada vocación de ayudar a deslumbrar a la mujer
que lo leve.
Inspiración Alta Joyería
Esta pieza de excepción se inspira en la estética de un reloj perteneciente al patrimonio
de Jaeger-LeCoultre, que en el momento de su creación, en los años sesenta,
impresionó por la suntuosidad de su engaste. Hoy vuelve con los rasgos de la
colección Rendez-Vous, con una intención más gráfica que la del reloj original. El
Rendez-Vous Ivy Secret alcanza el punto de equilibrio entre el encanto de una joya
antigua de colección y la fuerza de expresión de una creación contemporánea.
Tres tipos de diamantes –talla brillante, baguette y marquesa— perfilan sobre la tapa
ligeramente abombada una flor, dotada de una belleza infinita, que parece estar
plasmada tras el cristal. El talento del engastador se puede apreciar en la manera en
que enaltece cada uno de los 304 diamantes que ornamentan el Rendez-Vous Ivy
Secret y multiplica el destello de las gemas eternas. Este trabajo no solo requiere de
mucha reflexión, sino también de un gran dominio técnico. El maestro artesano
compone con el brillo de cada piedra, que se une al conjunto y lo realza, para
finalmente crear un paisaje de luz. Llevar en la muñeca el Rendez-Vous Ivy Secret se
convierte entonces en una experiencia única. El reloj se ilumina al ritmo de cada
movimiento y parece estar dotado de vida propia cuando refleja sutilmente hasta el
más mínimo rayo de luz.
Silencio... ¡es un secreto!
Como una confidencia, o un secreto que se desvela con mucho pudor, la tapa del reloj
se abre para entrever la hora sobre la esfera. Entonces descubrimos los códigos de la
línea Rendez-Vous: los dígitos arábigos estirados que se alternan con los diamantes
sobre la superficie tornasolada del nácar blanco. La esfera con reflejos irisados es una
oda a la gracia de los oficios exclusivos e inauditos. Las hojas de hiedra están
grabadas y pintadas a mano, para enaltecer el motivo con precisión y poesía. Como en
un silencioso fresco, la hiedra queda fijada para siempre bajo el cristal, ajena al paso
del tiempo.
El hechizo y el fulgor de esta pieza, que revela la escritura estética de JaegerLeCoultre, cautivan las miradas. Así es la visión creativa de la Manufactura, en la que
cada detalle desempeña un papel preponderante en la construcción del conjunto. Así,
en esta pieza íntegramente realizada en oro blanco, el canto de la caja está grabado
con un elegante motivo estilizado. El brazalete, ligeramente rígido para que se ciña
perfectamente a la muñeca, está compuesto por una doble hilera de diamantes que
iluminan alegremente el pulso. El Rendez-Vous Ivy Secret enlaza la piel presionándola
delicadamente, y su recuerdo permanece grabado para siempre.
Como un corazón que encapsula el deseo, el Rendez-Vous Ivy Secret palpita al ritmo
de un minúsculo movimiento, creado gracias a la pericia que Jaeger-LeCoultre ha
cultivado en materia de miniaturización desde hace más de cien años.
Rendez-Vous Ivy Tourbillon
FICHA TÉCNICA
Movimiento:
• Movimiento mecánico de carga automática,
Calibre Jaeger-LeCoultre 978.
• 45 horas de reserva de marcha.
• 302 piezas.
• 33 rubíes.
• 7,10 mm de grosor.
Esfera:
• Esmalte translúcido grabado.
Agujas:
• Florales.
Funciones:
• Horas, minutos, segundos, tourbillon.
Caja:
• Oro blanco engastado con diamantes.
Brazalete:
• Satén.
Referencia:
• Q341 34 E3.
Rendez-Vous Ivy Secret
FICHA TÉCNICA
Movimiento:
• Movimiento mecánico de cuerda manual,
Calibre Jaeger-LeCoultre 846/1.
• 38 horas de reserva de marcha.
• 93 piezas.
• 18 rubíes.
• 2,90 mm de grosor.
• Encajado: 15,3 mm de diámetro.
Esfera:
• Nácar transferido y pintado a mano.
Agujas:
• Florales.
Funciones:
• Horas-minutos.
Caja:
• Oro blanco grabado a mano sobre el canto.
Brazalete:
• Oro blanco, engastado con diamantes grises.
Referencia:
• Q355 33 07.
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