Una mirada a hombres y mujeres de la Feria Pinto

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Ensayo sobre la vida de hombres y mujeres que trabajan en la Feria Pinto de Temuco
Fecha de inclusión en Alipso.com: 2006-12-16
Enviado por: Johana Valdes Alarcon ([email protected])
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Una mirada a hombres y mujeres de la Feria Pinto
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Ensayo sobre la vida de hombres y
mujeres que trabajan en la Feria Pinto de Temuco Agregado: 16 de DICIEMBRE de 2006 (Por Johana
Valdes Alarcon) | Palabras: 1474 | Votar! | Sin Votos |
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Autor: Johana Valdes Alarcon
([email protected]) UNA MIRADA A LOS HOMBRES Y MUJERES DE LA FERIA PINTO (1)
JOHANA VALDÉS ALARCÓN (2) Los comerciantes de la
feria Pinto se dirigen desde muy temprano a su lugar de trabajo, el horario oscila entre las seis y siete, algunos
incluso antes, debido esto a que deben movilizarse desde fuera de la ciudad de Temuco. Un gran número
transportan desde sus hogares la mercancía que venderá luego en la feria, otros la compran en la vega. Pero
esta travesía no comienza aquí, al contrarío, lo que compramos tan cómodamente en la feria, como esas
verduras frescas, el rico mote, las zanahorias, el cilantro; los productos de recolección, como, las nalcas, el
cochayuyo originario desde la costa cercana a la Ciudad de Carahue, la murta, conocida entre los campesinos
como mutilla; los huevos de “campo” tan apetitosos, entre otras tantas delicias a las cuales podemos acceder
gracias a estos feriantes. Las vendedoras de mote, comienzan su gran trabajo, en la siembra del trigo que debe
ser paleta, trigo apropiado para la realización de este producto. Desde que se siembra y hasta que este listo
para la cosecha requiere de un tiempo total de aproximadamente cuatro meses, luego de esto viene la hechura
del mote, se necesita de una muy buena ceniza, ojala de guaye, dicen que es buenísima para pelarlo, se pela,
luego se cuece; como vemos no es fácil, ya que se debe esperar los 4 meses de la siembra, para luego hacer
todo lo antes señalado, para la obtención del apetitoso mote que muy cómodamente deleitamos, quienes
tenemos la oportunidad y el acceso para llegar a la feria Pinto. Pero además se debe agregar otro factor, que es
el dinero, para la compra de fertilizantes y más tarde para locomoción. Es un esfuerzo, no solo ellos, ya que
detrás está una familia, hijos, que estudian, ya sea enseñanza básica, media o superior; incluso las madres
deben dejar cada día sus hogares, para aportar a la economía, porque en muchas ocasiones los insumos de sus
esposos no alcanzan a cubrir las necesidades reales que hay dentro de los hogares, es una realidad que se vive
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dentro de la región, que a podido ser constatada en terreno, específicamente de la recolección de datos en la
Feria Pinto. Estas personas recorren kilómetros para llegar a Temuco y lograr vender la mercadería que han
traído con ese fin, que le servirá de ayuda como soporte económico. (1): “Este ensayo fue desarrollado en el
marco de la asignatura de Realidad Sociocultural Chilena y Latinoamericana de la Carrera de Servicio Social
de la Universidad de la Frontera, y los insumos son parte del análisis del libro, Culturas de Mercado, rutinas de
vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006) Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera” (2)
Alumna de la Universidad de la Frontera Otro tema importante de destacar entre los feriantes son los ritos; ya
que algunos al comenzar la labor, hacen una oración, otros rezan, otros harán rituales para bendecir su puesto
y así comenzar el día con el pie derecho. Todo depende de la creencia, cultura que tenga cada uno. Algunos
tienen por costumbre llevar a cabo está práctica otros sin embargo, se conforman con dejarlo a la suerte y
viendo con malos ojos a quienes los realizan. Con respecto a la religión, llama la atención como se han
dejado de lado las creencias Indígenas, por las creencias cristianas, en otros casos se han entremezclado,
entendido por “Cristianos”, aquellos que siguen y creen en Cristo, se cree en el sacrificio que el hizo en la
cruz. Hay feriantes creyentes, como es el caso de la Sra. Silvia quien inclusive ayuda económicamente a su
congregación, da primicias, entendido esto último como, dar lo mejor y lo primero de todas las cosas al Señor.
Dice la Sra. Silvia: “oré y dedique a Dios”. Ella señala con fe “todo lo enseña la Palabra de Dios... yo aprendí
y cumplo... Dios me ayuda”. (Guillermo Davinson y Lucy Ketterer 2006:11). A lo que se refiere con que todo
lo enseña la palabra de Dios, hace mención a la Biblia, que incluye libros y cada uno ha sido inspirado por
Dios, por eso se le denomina la palabra de Dios. Ella ha aprendido de esto, por eso atribuye su prosperidad a
que ha cumplido con lo que dice la palabra de Dios, ha sido ayudada, es por eso que su fe está sustentada en la
fe evangélica, ha visto frutos con respecto a su creencia. Hay mujeres indígenas que señalan que son de la
creencia evangélica, o protestante, o fe católica, algunas tiene claro que seguir, otras no tanto y adoptan otras
culturas, y a su vez otras creencias, dejando de lado los ritos ancestrales, que se van traspasando de generación
en generación, según lo señalado por Davinson Y Ketterer, en su libro “Culturas de mercado, rutinas de vida”,
allí se hace alusión a la Sra. María, en relación a su creencia no es una mera coincidencia, ya que una situación
dolorosa de su vida, la hizo acercarse a la Iglesia, donde los hermanos oraban por ella, hacían cultos en su
casa, todo esto la ha ayudado mucho, para apagar el dolor. La religión impone o exige , como señalan otros,
quienes manifiestan que les exige dejar de lado las creencias mapuches, a lo que algunos se niegan,
argumentando que primero son mapuches, luego lo demás, no así otros que ven en otras creencias lo que ellos
necesitan y así ser fieles a esas creencias. Pero son pocos lo que siguen sin moverse de sus creencias y
convicciones, augurando que el camino para mantener la cultura sólida se está poniendo cuesta arriba.
“Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura de Realidad Sociocultural Chilena y
Latinoamericana de la Carrera de Servicio Social de la Universidad de la Frontera, y los insumos son parte del
análisis del libro, Culturas de Mercado, rutinas de vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer, (2006)
Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera”. Estas vendedoras de la feria, siempre se están persiguiendo el
bienestar personal y también de quienes están más suyo, el esfuerzo que se coloque para ellos es primordial,
esto lo saben muy bien y practican los recolectores de cochayuyo de la costa, quienes caminan kilómetros,
hasta llegar a la metrópolis regional para vender, siendo este medio una gran entrada de dinero. Entre los
meses de Noviembre o Diciembre, se les ve pasar, carretas y carretones, cargados de estas algas marinas,
producto apetitoso de la zona costera de la novena región. Tiempo atrás se podía ver a estos vendedores
deambulando por las calles de la ciudad de Carahue, gritando a viva voz la mercancía que habían traído, con
niños y perros como compañía, porque no salen un día de la casa y llegan el otro, al contrario, demoran el
regreso a sus hogares, debido a que la travesía que emprenden es larga y agotadora, no sólo para ellos, sino
también para los animales. Deben descansar, comer ellos, y “forrajear” a los animales; ya vendido todo, el
dinero obtenido es utilizado para comprar provisiones, todo lo necesario para el sustento de sus hogares. Los
feriantes, llámese así a los establecidos y no establecidos, pasan la gran parte de los días allí, siendo la feria su
segunda casa, llegan temprano y se van tarde, conocen a quienes venden cerca suyo. Las canasteras se conocen
entre ellas, los vendedores establecidos igual, también se sabe quien tiene y quien no tiene permiso municipal
para vender, esto es una tónica dentro de la dinámica de la feria, ya que es injusto para quienes tienen permiso
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y han hecho todos los trámites, que vengan otros a vender, así lo hacen saber. Pero a todos no le dan permiso,
no todos cumplen los requisitos y las canasteras, recolectores, no tienen otra oportunidad, sino vendiendo
ilegalmente, arriesgando que sean sorprendidos por los carabineros y sena decomisados sus productos. Es
difícil destacar lo más relevante de los feriantes, sus costumbres, creencias, ritos, dificultades, esfuerzo,
perseverancia, busca de oportunidades, etc. Los caseros, quien es quien?. Lo que si es digno ejemplo es
escuchar a alguien que diga, yo me levanto a esta hora, hago esto y esto antes de venir a la feria a vender, y
gracias a mis caseritas, tengo con que alimentarme y educar a mis hijos, de esto vivimos, y lo realizaré hasta
que me sea posible.
“Este ensayo fue desarrollado en el marco de la asignatura de Realidad Sociocultural
Chilena y Latinoamericana de la Carrera de Servicio Social de la Universidad de la Frontera, y los insumos
son parte del análisis del libro, Culturas de Mercado, rutinas de vida de Guillermo Davinson y Lucy Ketterer,
(2006) Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera”.
BIBLIOGRAFÍA vDavinson, Guillermo y Lucy
ketterer, 2006, Culturas de Mercado, rutinas de vida. Temuco: Ediciones Universidad de la Frontera.
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