REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD / Mgtr. Bibiana Misischia BIBIANA MISISCHIA Profesora en Discapacitados Mentales y Sociales egresada del Instituto Nacional Superior del Profesorado en Educación Especial de Capital Federal. Licenciada en Ciencias de la Educación de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Postgraduada en la especialización de Formación de Formadores – UBA. Ejerció la docencia en el área de educación especial durante 6 años, y como profesora de Pedagogía Especial y Educación I, en Institutos Terciarios de Psicopedagogía y la UBA. Integrante de equipos de investigación en la UBA y en la Universidad Nacional del Comahue. Organizadora de las Primeras Jornadas Patagónicas de Turismo Accesible, miembro de Comisión Directiva de Asociación Civil Bariloche Para Todos (vinculada a la inclusión de personas con discapacidad). Representaciones sociales sobre las personas con discapacidad [1] “Para llegar allá es necesario partir de aquí, no de nuestro aquí sino del aquí de los educandos” P. Freire Quienes trabajamos en Educación Especial, intentamos buscar caminos para dar respuesta a interrogantes referidos al éxito o fracaso de la inclusión de las personas con discapacidad en el espacio educativo, los procesos de exclusión existentes, los orígenes y características de dichos procesos. Considero, desde mi experiencia, que una de las barreras frente a la discapacidad surge justamente de las representaciones que las personas tienen sobre la misma, en el caso de formadores de Institutos de Formación Docente dichas representaciones influirán en el modelo educativo que lleven a la práctica en la formación de sus alumnos, futuros docentes y las posibilidades de aprendizaje de las personas con discapacidad. Interrogantes y reflexiones en torno a esta temática es lo que quiero compartir con ustedes. Un recorrido histórico Al trabajar apoyada en el concepto de representaciones sociales como “modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos .... corpus organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios, liberan los poderes de su imaginación”. (Moscovici, 1979). Y la misma se basa en fenómenos de naturaleza social me parece relevante ahondar en las raíces históricas, en como ha ido variando la concepción sobre las personas con discapacidad y especialmente el vínculo con la escuela y los educadores. Encuadrar la investigación en un contexto socio, histórico, cultural, en un momento dado del presente, atravesado por las huellas de nuestra historia nacional y la propia historia de la disciplina de la Educación Especial. Me apoyaré en los enfoques epistemológicos encontrados en las obras del Dr. Hugo Zemelman, quien considera a la ciencia histórica, "no como campo cerrado de conocimientos sino como campo de acciones alternativas capaces de crear realidades". (Zemelman H., 1997). Con este enfoque, abordaré la historia de nuestro sistema educativo nacional, dialogando con su propia dinámica, buscando series significantes que permitan descubrir qué posición social y educativa ha ido ocupando en el sistema la persona con discapacidad. Primeras representaciones Si nos remontamos a la época romana y, a través de la edad media, el vínculo que primaba es el de la incomprensión y la crueldad, ya que se planteaban situaciones límites que iban desde el abandono a las fieras hasta vincularlo con los demonios y el exorcismo. Hacia el siglo XVI se produce un cambio ideológico más positivo hacia estas personas ya que, por ejemplo, surge, gracias a Ponce de León, la enseñanza a los sordos. Otro aporte fue realizado por Cardano y Paracelso, quienes realizaron las primeras contribuciones desde el área de las ciencias médicas, acerca de la interpretación del comportamiento de los deficientes mentales. A partir de esto las ideas acerca del origen sobrenatural de las personas diferentes, dieron un vuelco definiendo a este sujeto desde la enfermedad. En 1798 en Francia, en un bosque de Aveyron, apareció un chico de 11-12 años que se asemejaba en sus costumbres a los animales. Fue encontrado por cazadores y llevado a París donde J. Itard estableció un programa de enseñanza a pesar de que el niño fue declarado como "idiota incurable". En este siglo el clima ideológico de los enciclopedistas franceses, el pensamiento de Rousseau y Locke, hizo que el hombre pasase a ser visto como un ser naturalmente bueno. A partir de ello, la tarea con las personas con capacidades diferentes, fue encarada desde una visión más humanitaria. La era de la institucionalización Siguiendo esta línea de análisis, podemos decir que el año 1800 marca la etapa de las instituciones. Predominaba una ideología que entendía que había personas que precisaban un abordaje profesional para su educación; aunque eran consideradas personas enfermas, no plenas y, en el caso del retardo mental, como niños eternos. Surge de esta manera el internado, proporcionando cuidados y asistencia a los sujetos pero manteniéndolos desvinculados de la comunidad. Estos internados alojaban personas con discapacidades heterogéneas no habiendo distinción entre el retardo mental y la enfermedad. Se plantean diferentes modelos para analizar a las personas institucionalizadas: - como enfermo se lo ubica en una jerarquía médica, implicando supervisión de su rutina diaria aún en aspectos no médicos, entendiendo como su lugar de residencia el hospital y, denominándolos, como pacientes, teniendo una historia clínica y recibiendo tratamientos terapéuticos. - como sujeto no pleno, se refleja en normas de conducta donde no existen decisiones mínimas que toman los seres humanos en sus casas; por ejemplo el apagado de la luz en un horario fijo, etc. - Tampoco se les da la posibilidad de apreciar la belleza y se los separa sexualmente dentro de los internados. como niños eternos, organizando los programas a ser abordados desde un aspecto infantil y evitando situaciones conflictivas que favorezcan el aprendizaje. Hacia mediados del siglo XIX se esboza un proceso de desinstitucionalización reflejado en campañas para promover la educación de los ciegos en escuelas ordinarias. A pesar de los buenos resultados de estos establecimientos, esta propuesta no se generalizó durante este siglo; siendo el siglo XX el caracterizado por la universalización de las escuelas especiales. A partir de los avances médicos y la acelerada escolarización, se hace más evidente la existencia de minorías de niños con dificultades. Estos procesos saturan la capacidad de las escuelas ordinarias surgiendo así el circuito de la educación especial. Paralelamente se popularizan los tests de inteligencia y el cociente intelectual, oficializándose el modelo de que los niños, con bajo cociente intelectual, deben asistir a escuelas especiales surgiendo la figura del profesional en educación especial. Esta profesionalización se refuerza debido a las actitudes de los docentes de la escuela ordinaria que manifiestan, como por ejemplo, sentirse incapacitados para atender estas problemáticas, desatender sus tareas habituales, y, además sostener, que la presencia del niño diferente en el aula común era nocivo para el grupo escolar, por lo tanto, debían ser separados. En nuestro país En nuestro país tomaré los años 1884-1916, para reflejar este período, donde comienza a desarrollarse el sistema educativo moderno centralizado en el Estado y el discurso educativo de la época (incluido el discurso sarmientino), centrado en la función "homogenizadora" de la escuela. Función esta que uniformó el espacio de la educación formal, para contribuir a través de ella, en sus etapas fundantes, a la gestación de una trama social ordenada, quedando fuera de estos espacios "ordenados" la legitimación del otro disímil, ineducable que pasó a ocupar otros espacios. A fines del siglo XIX y comienzos del XX, queda claramente delimitado el perfil del escolar "futuro-ciudadano". A nuestros particulares sujetos pedagógicos, sólo los individualizamos bajo el signo contradictorio y confuso de: "civilización/barbarie", en particular se nos presenta limitado a sectores subalternos y ocultados. Después de los 80’, había que afinar mecanismos de distinción y reclasificación de los sujetos sociales. Dos fechas claves aparecen en nuestra serie significante: 1905, momento de creación del Centro Médico Escolar con el discurso médico positivista de la época. A partir del cual, se comienza a caracterizar a los sujetos de acuerdo a la expresión de su deficiencia o enfermedad. Ahora los límites entre educables e ineducables se expresan en términos de anormalidad-normalidad 1929, la creación de clases diferenciadas para "Retardo Mental" en escuelas comunes, absorbidas luego por las escuelas especiales. Especialistas y educadores se instalan en políticas educativas clasificatorias, que dan lugar a la fractura y segmentación del sistema educativo. Esta es una huella contundente en el montaje de tradiciones sociales discriminatorias, donde el sistema educativo es "actor" en los procesos de discriminación. 1993: se promulga la Ley Federal de Educación que en relación a la educación especial propone como objetivo garantizar la atención de los sujetos con necesidades especiales en centros y escuelas de educación especial y así mismo brindar una formación integral que permita la incorporación al mundo laboral. Retoma el término normalización, definida como la posibilidad de ofrecer a las personas con necesidades especiales la posibilidad de vivir en condiciones normales todo lo que sea posible; y necesidades educativas especiales, unido al de integración, definida como una estrategia pedagógica a utilizar en la etapa del desarrollo del sujeto, denominado con necesidades educativas especiales, así hay un corrimiento de la problemática desde las características del sujeto a las condiciones del medio, especialmente las escolares. La “ integración escolar” se ha desarrollado como concepto y actividad a partir de la educación especial, pues es ésta la que orienta la oferta educativa hacia la educación regular, creando oportunidades para continuar con educación secundaria, superior y acceso al trabajo. Esta ley deja afuera otros avances en términos de la educación vinculados a las personas con capacidades diferentes, un hecho que expresa “el drama histórico de buena parte de la intelectualidad latinoamericana que siempre ha llegado tarde a todas las coyunturas, ha carecido de pensamiento autónomo y se ha plegado siempre acrítica al discurso hegemónico” (Rigal, 1999) 1990 Acuerdo de Jomtiem aparece el término “Inclusión”, el mismo deviene del espacio de la educación común e implica la apertura de la escuela regular hacia la “diversidad”, generando estrategias para atender a las necesidades educativas de los alumnos/as En nuestro país este concepto se ha vinculado a la calidad educativa, así lo expresa la ponencia realizada por autoridades educativas nacionales en las Jornadas “Nuevos Paradigmas en la Educación Especial” (Universidad del Salvador, 2001) la educación especial, la inclusión a los conceptos de calidad educativa”. Discurso característico de los procesos de reforma educativa que se centran en criterios de control de calidad y orden administrativo. Esto se une al desmantelamiento de la educación especial y a la educación pública ordinaria o regular a partir de los mecanismos de ajuste económico y desaparición del estado educador. La reforma también refleja la continuidad del proyecto moderno en lo referido a la construcción de categorías únicas y englobalizadoras, al homologar a las personas con discapacidad dentro de la diversidad cultural. Homologar’: etimológicamente implica: equipar, poner en relación de igualdad o semejanza dos cosas. Desde otras dimensiones, recuperando usos donde se articulan de manera compleja y contradictoria los sentidos que la categoría integración pueda tener en relación a la diversidad cultural/lingüística y las distintas versiones teóricas en Educación Especial, se reconstruye un imaginario que “homologa ‘diversidad cultural' con discapacidad orgánica en un complejo y contradictorio proceso de integración/exclusión cargado de prejuicios y de estigmas hacia el diferente." (Neufeld, M. 1999) Al presentarlo de esta forma: queda desdibujada la especificidad genética y epigenética de las personas con discapacidad. Niega así la existencia de una pedagogía de la diversidad que respete la singularidad de cada sujeto y rescate tanto las desigualdades –de estos grupos en relación a otros- como las diferencias entre cada uno de los integrantes que lo conforman Algunas reflexiones para ir abriendo otras En este relato histórico tomado como posibilidad, es que me permito desocultar la verdad de estos relatos, en esta instalación de valores y construcción de sentidos aplico la figura de la “dialéctica de la negación del otro”, cuya idea central consiste en que: “...la negación del otro precede a la dialéctica de la exclusión: la negación no se interrumpe, se transmuta”. Es decir, hay una continuidad temporal entre la negación y la exclusión. Hablo de negación, porque si bien el sujeto esta presente tanto en la integración, como en la inclusión, no lo está desde su lugar, su especificidad de sujeto único, requerido de presencia, lleno de significado que son la clave del sentido social que hace verlos como sujetos. Ambos términos lo excluyen de nuestra cotidianeidad, en el sentido de pensarlos como sujetos capaces de cuestionar y cuestionarnos. No se instala la pregunta de qué necesita y quiere este sujeto en su relación con los otros, sino se instala la respuesta de lo que ya esta armado y configurado desde el sistema para él, se deja de lado la “relación dialógica que explora el sujeto, su multiplicidad, la necesidad que siente del otro, pues la noción de ser se conecta con el ser para el otro” (Ferrer Virginia). No se lo aborda subjetivamente desde una perspectiva relacional, social, más allá de la perspectiva de la organización externa del sistema escolar. Reconocer al sujeto en el uno por uno, en su particularidad, y responder a su propia posición subjetiva, constituye quizás una respuesta menos efectiva para los intereses de la homogenización, pero es también una vía menos segregadora y, por tanto, susceptible de ser considerada La mera existencia de la limitación funcional, aunque sea minoritaria, no alcanza para producir una discapacidad si no existe un mecanismo social que la sancione como minusválida. Comprendamos que la discapacitación o la valoración social son procesos que no dependen de una sola persona ni de un solo acto, sino que están incluidos dentro del imaginario social, sostenidos por mecanismos analizables, desarticulables y potencialmente modificables. Estos mecanismos son operados o ejercidos por una instancia de poder dentro del marco social: la familia, la escuela, la institución médica. ¿Por qué hablo de negación? Porque los términos integración e inclusión son construidos desde el sistema hacia el sujeto, entendido como objeto, muestran un movimiento desde afuera hacia el sujeto; porqué no pensar en términos como emancipación, hablar de participación, donde el sujeto es el propio actor y no “el desviado”, otorgándole autonomía, responsabilidad individual y social y no reproduciendo los conceptos de dependencia y limitación, que otorgan a lo distinto una valor negativo. Los espacios de participación son posibles, sin embargo esto no es suficiente para no desocultar la lógica de poder homogenizante que esta tras su construcción, desde allí hay que construir la fuerza positiva otorgando a las propias personas con capacidades diferentes el espacio de su palabra, “un sentido de autoafirmación .. para que puedan desplegar su voz y una presencia activa” (Freire 1990) Este espacio es casi ausente en el sistema educativo, son mayores las experiencias en el ámbito de la comunidad donde las propias personas con capacidades especiales participan en la conformación de sus propios espacios, sin embargo no podemos dejar de mencionar experiencias aisladas como la Comisión Nacional para la Integración de las Personas con Discapacidad. En uso del concepto de la ciencia histórica (Zemelman H. 1997), tomando un particular segmento de la realidad presente en su dinámica del lenguaje, observamos que: el fenómeno de la exclusión está presente en el actual modelo hegemónico del neoliberalismo preocupado por la construcción de nuevos relatos- reformas educativas, entre otros- que hablan de integración, de la inclusión de las personas con capacidades diferentes, en un contexto de un fuerte incremento de las desigualdades y fragmentación, donde los excluidos no tienen derechos; también están presentes, en construcción movimientos que colocan al sujeto con capacidades diferentes como protagonista. “Nada sobre nosotros sin nosotros” sin esta participación será imposible vencer la invisibilidad que nos lleva a la dialéctica de la negación del otro, estos movimientos nos muestran la reconstrucción posible de los lazos de solidaridad y conciencia histórica. ----------------------------------------------------------------------------MATERIAL BIBLIOGRÁFICO REFERENCIAL Y ACLARACIÓN DE LAS NOTAS NUMERADAS EN AZUL EN EL TEXTO