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Reporte de medios
29 de junio de 2016
MinEducación premiará a
docentes y administrativos
por esfuerzo pora mejorar la
calidad de la educación
31.595 directivos, docentes y 2.755 administrativos recibirán este mes
el pago de los incentivos a la calidad educativa.
Como reconocimiento a esa gran labor y al esfuerzo de los docentes por
mejorar día a día la calidad educativa de sus colegios, según lo reveló la
medición del Índice Sintético de Calidad Educativa –ISCE- 2016,
elGobierno Nacional pagará con la nómina del mes de junio más de $78.103
millones, en el marco del programa de incentivos a la calidad educativa.
Son 31.595 directivos y docentes, así como 2.755 administrativos de 869
colegios oficiales, quienes recibirán con el pago de su salario este mes el valor
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correspondiente al Incentivo a la Calidad Educativa que se ganaron por
contribuir a mejorar los niveles de la educación en el país, ya que superaron la
meta de Mejoramiento Mínimo Anual –MMA-, e hicieron parte del programa
Todos a Aprender o implementaron el Programa de Jornada Única.
“Cuando el Presidente nos puso la tarea de ser el país mejor educado de
América Latina en 2025, decidimos crear el 'Programa de Incentivos a la
Calidad’, que tiene como objetivo reconocer y premiar el esfuerzo de maestros,
rectores y personal administrativo de los colegios que tuvieran un mejoramiento
continuo en su calidad educativa. Estamos seguros que mejorar el nivel de
nuestra educación en tan poco tiempo sólo es posible con el trabajo conjunto”,
aseguró el Viceministro de Educación, Víctor Saavedra.
El programa se basa en el ISCE, la herramienta que creó el Ministerio de
Educación para medir el avance del sector en toda Colombia a partir de cuatro
variables: 1. Resultado de las Pruebas Saber, 2. Progreso en las Pruebas
Saber, 3. Ambiente escolar, y 4. Tasa de repitencia. Este índice arroja un
número que permite ver cómo está la educación en Colombia, en cada
departamento, en cada municipio y, especialmente, en cada colegio del país.
Todos los años, el ICFES pone una meta de Mejoramiento Mínimo Anual –
MMA-, en cada colegio, municipio, departamento y en todo país. Si un colegio
alcanza este MMA en el ISCE, su rector, docentes y planta administrativa
reciben un incentivo equivalente al 50% de su salario y a partir de ese punto
podrán tener un incremento proporcional al aumento del índice de calidad del
colegio, hasta completar un salario adicional.
La distribución de los incentivos para cada Entidad Territorial es:
Los recursos para el pago de los Incentivos ya fueron girados a cada una de
la Entidades Territoriales Certificadas -ETC-, es decir alcaldías y
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gobernaciones, para que adelanten el trámite de verificación y pago de acuerdo
a las instrucciones impartidas por el Ministerio de Educación.
“Una vez distribuidos los recursos a las alcaldías y gobernaciones, estos
deberán ser girados dentro de los diez días siguientes a las cuentas bancarias
de nómina de cada uno de los educadores, funcionarios administrativos y
docentes tutores del programa Todos a Aprender”, indicó el viceministro
de Educación Preescolar, Básica y Media, Víctor Saavedra.
Hacer de Colombia el país mejor educado de América Latina es un reto que no
se puede cumplir sin el apoyo de los maestros, y como recompensa a ese
esfuerzo, tal como lo anunció en días pasados el Presidente de la República, el
próximo año todos los colegios oficiales del país podrán ser premiados con
incentivos si su compromiso con la calidad se ve reflejado en el cumplimiento
de las metas.
http://caracol.com.co/radio/2016/06/28/nacional/1467130809_733209.html
Los colegios cristianos de
Colombia se rebelan ante la
fuerte ofensiva de la ideología
de género
Las centros católicos reivindican la autonomía educativa y el derecho
fundamental de los padres a escoger el tipo de educación que recibirán
sus hijos.
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Manifestación del movimiento LGTB en Bogotá. (Fotografía: Sol Robayo, bajo licencia
Creative Commons)
La Mesa Nacional de Educación Privada de Colombia ha emitido una petición dirigida al
Ministerio de Educación Nacional para rechazar la revisión de los manuales de convivencia
y asegurarse de que no son discriminatorios e inclusivos con la ideología de género.
En el comunicado, las diferentes asociaciones de colegios reivindican la autonomía
educativa y el derecho fundamental de los padres a escoger el tipo de educación que
recibirán sus hijos.
La comunicación se da en respuesta a una encuesta que envió el Ministerio de Educación
Nacional a todas las instituciones educativas del país como primer paso para emprender la
reforma de los manuales que ordenó la Corte Constitucional en la sentencia T-478 de 2015
y así introducir la ideología de género.
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La encuesta se ha diseñado conjuntamente por la organización Colombia Diversa,
promotora de la agenda LGTBI en el país, y el Fondo de Población de las Naciones
Unidas (UNFPA).
Cualquier trato diferenciado entre niños y niñas será considerado discriminatorio. En este
sentido, los estudiantes podrán lucir los uniformes indistintamente e incluso
trasvestirse. Además, toda demostración de afecto entre estudiantes deberá ser permitida.
Bajo estas pretensiones, ningún colegio católico o cristiano podrá seguir inculcando a
los estudiantes los valores en los que fue fundado.
La imposición LGTBI afecta a los principios fundamentales
Dichas medidas surgen en respuesta al suicidio de un estudiante en Bogotá en 2014, que
tuvo que enfrentarse a problemas de presunta discriminación por su condición homosexual.
Esto, además, va de la mano con el decreto de política pública que reúne la jurisprudencia
entorno a los LGBTI.
El documento, que aún no está finalizado, dicta parámetros de trabajo relacionados con el
trato y los derechos de esta comunidad desde el ámbito institucional.
Los colegios privados afirman que esta imposición de la ideología de género afecta a los
principios fundamentales como la autonomía institucional, la libertad de cátedra, libertad de
cultos, la libertad de opción de los padres de familia frente a la educación que desean para
sus hijos, y en general los derechos de los estudiantes.
Las asociaciones consideran “inadmisible la intervención Estatal
desmedida” al exigir reformas “que contravienen derechos
fundamentales, principios, valores y hasta creencias”
Igualmente, los rectores piden que se defienda “el derecho Constitucional a recibir una
formación integral en valores humanos y morales” para los estudiantes, aunque implique
promover una educación confesional, como hacen muchos colegios.
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Las asociaciones consideran “inadmisible la intervención Estatal desmedida” al
exigir reformas “que contravienen derechos fundamentales, principios, valores y hasta
creencias legítimamente reconocidas por la Constitución Política”.
Pronunciamiento al Ministerio de Educación Nacional para evitar la imposición de la
ideología de género
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Por este motivo, las instituciones firmantes se plantan en su postura y aseguran que no
tramitarán la ficha relativa a la revisión y ajuste de los Manuales de Convivencia Escolar.
El comunicado está firmado por los presidentes de la Confederación Nacional de
Asociaciones de Rectores y Colegios Privados de Colombia (ANDERCOP), la
Confederación Nacional Católica de Educación (CONACED), la Asociación Colombiana
de Educación Privada (ASOCOLDEP), la Confederación Colombiana de Establecimientos
Educativos Privados (CONFENADESPRIV), la Asociación Nacional de Colegios Militares
(ACOMIL), la Confederación Nacional de Educación Privada (CONEP) y la Unión de
Colegios Internacionales (UNCOLI).
http://www.actuall.com/educacion/colegios-colombianos-se-plantan-imposiciongubernamental-ideologia-genero/
“Posconflicto necesita un nuevo sistema de
educación técnica y tecnológica": investigador
Víctor Gómez
Gómez, Doctor en Educación de la Universidad de Massachusetts, realiza un análisis
de la reciente política educativa del Ministerio de Educación frente a la Educación
Técnica y Tecnológica en Colombia.
Por: Víctor Gómez Campo*, Especial para El Espectador
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Foto: Archivo.
El primer objetivo de política debe ser el fortalecimiento académico y económico de las actuales
instituciones, hoy asociadas en la Red de Instituciones Técnicas Profesionales, Tecnológicas y
Universitarias Públicas-REDTTU y la expansión de este modelo a las diversas regiones del país.
Un criterio básico y universal de evaluación de programas y políticas es el análisis de la
racionalidad y funcionalidad entre fines y medios. ¿Cuáles son los fines u objetivos básicos del
Sistema Nacional de Educación Terciaria (SNET)? Según los documentos dados a conocer por
el Ministerio de Educación Nacional en el pasado mes de mayo, se busca elevar la imagen
social de la educación técnica, lograr su revaloración social para atraer una mayor demanda por
este tipo de formación y así lograr que se constituya en una verdadera ‘alternativa’ a la
educación universitaria. La educación técnica no puede continuar en la base de la pirámide,
altamente estratificada, de instituciones, ni ser considerada como formación para jóvenes pobres
y menos capaces.
Por supuesto que este fin u objetivo es deseable y necesario en todas las sociedades, no sólo
para lograr mayor cualificación de la fuerza laboral y así aportar al desarrollo económico, sino
además para brindar nuevos tipos de oportunidades educativas de calidad a muchos jóvenes a
quienes no les interesa la educación académica tradicional y que requieren formación para la
inserción laboral. La diversificación de oportunidades educativas es requisito central en la
igualdad de oportunidades educativas. No es ‘más de lo mismo’ para todos sino diversificar las
oportunidades educativas: nuevos programas, nuevos tipos de instituciones, para atender la gran
diversidad de intereses y capacidades. De cada 100 jóvenes un porcentaje determinado quiere
ser ‘doctor’ o intelectual, otro porcentaje está interesado en las artes, las humanidades o las
ciencias sociales, y a otros les interesa una formación técnica de calidad que les facilite la
inserción laboral.
Una muy buena educación técnica es un medio de ampliar y diversificar las oportunidades
educativas, de generar ’alternativas’ a las universidades y de promover la movilidad social y
ocupacional, la que no puede estar restringida solamente a egresados de la educación
universitaria. Es fortaleciendo económica y académicamente a las instituciones técnicas que se
logra generar la deseada imagen social positiva de este tipo de formación.
Los retos
¿Cuáles son entonces los medios, las estrategias propuestas en el SNET para lograr estas metas?
¿Se pueden cumplir con eficacia y sostenibilidad para evitar que la política continúe siendo ‘flor
de un día’ o ‘fuegos artificiales’ o show mediático, como ha sucedido con numerosas iniciativas
gubernamentales de elevar la condición social de la educación técnica? Esta funcionalidad entre
fines y medios depende enteramente de la racionalidad que los sustenta.
¿Cuál es la comprensión que se tiene de las causas, las razones de la baja imagen social del
técnico, por tanto, de la educación técnica y sus instituciones? ¿Cómo se explica el bajo valor
social de esta formación y su lenta desaparición?
El número de instituciones pasó de 59 instituciones técnicas profesionales en 2002 a 32 en
2015. De 800 programas ofrecidos en 2006 hoy solo se ofrecen 506 (3.8% del total de
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programas ofertados en educación superior). (Véase www.universidad.edu.co ‘La lenta
desaparición de la educación técnica profesional’. abril 25, 2016).
La relación entre fines y medios dependerá de la respuesta a estos interrogantes. En el texto del
SNET no se presenta ningún análisis de la situación actual de calidad y recursos de las
instituciones técnicas, tanto públicas como privadas, y su efecto sobre la baja valoración social
de esta formación. Tampoco se presentan datos sobre el costo de programas técnicos de calidad.
Estos análisis y estimativos deberían haber sustentado y orientado la propuesta del SNET. Esta
carencia analítica la debilita enormemente y la deslegitima, y anuncia el fracaso de dicha
propuesta.
Radiografía de la educación técnica
En efecto, es necesario referirse muy brevemente al estado actual de la educación técnica en este
país:
En el sector público solo hay unas pocas (8) instituciones pobres, mal dotadas, sin talleres,
insumos, instrumentos e infraestructura adecuada, en gran medida obsoletas en relación a la
técnica moderna. Son muy escasas las relaciones de articulación con el sector productivo, fuente
potencial de recursos adicionales y de aprendizaje. Estas pocas instituciones públicas han
sufrido el largo proceso de desfinanciación impuesto desde hace 24 años por la Ley 30. Según
el Cálculo del Gasto en Educación. (2002-2015), a estas instituciones sólo se les asigna una muy
pequeña parte del presupuesto público en educación superior (0.79% en 2015).
En el sector privado: la mayoría de las instituciones son pequeñas y dependen en un alto grado
del pago de matrículas bajas, propias de jóvenes de bajos ingresos. Con lo cual es prácticamente
imposible dotar y actualizar talleres, instrumentaciones, máquinas, insumos, para una educación
técnica de calidad. Igualmente, imposible es la adecuada remuneración de docentes altamente
cualificados y con experiencia en el sector productivo. Solo algunas instituciones privadas
estrechamente vinculadas con empresas productivas podrían captar recursos adicionales para
ofrecer educación de calidad internacional. Pero casos particulares no conforman una política
pública.
Por las razones anteriores, la gran mayoría de programas denominados como ‘técnicos’ nada
tienen que ver con la técnica moderna sino con áreas de formación (administración finanzas,
comercio, contabilidad, mercadeo, educación preescolar, etcétera) que no requieren talleres ni
instrumentación ni insumos propios de la técnica moderna.
La imagen social negativa de la educación técnica es, por tanto, cierta, realista, fundamentada,
no es sino el reflejo de la realidad.
No puede ser explicada como un patrón cultural tradicional que subvalora el trabajo técnico. En
realidad, los jóvenes perciben a estas instituciones y programas como de segunda o tercera
clase. Esta imagen social negativa está directamente relacionada con la continua disminución de
la matrícula en educación técnica.
Fines y medios
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En relación a la racionalidad entre fines y medios es notoria la ausencia en la propuesta del
SNET de un análisis objetivo de las causas o razones de la situación deficitaria (del
subdesarrollo, la desfinanciación, la proliferación de programas no técnicos, la débil identidad
con el saber técnico) de la educación técnica en el país, situación brevemente enunciada en este
texto. Y esta mala calidad de instituciones y programas genera la baja valoración social de este
tipo de formación en los jóvenes y familias. Sin este análisis o diagnóstico, ¡cómo es posible
identificar soluciones o propuestas de política? ¿Son descontextualizadas, improvisadas y
superficiales las políticas del SNET? ¿Auguran por tanto ineficacia y fracaso de esta política?
¿Qué hacer?
Se requiere por tanto una política alternativa para lograr los mismos fines de revaloración social
de la educación técnica. El primer paso es reconocer que Colombia carece de un sistema público
de educación técnica postsecundaria y de calidad. Ya ha sido mencionado que solo hay ocho
institutos técnicos profesionales en el país, desfinanciados desde hace 24 años, sobrevivientes
de otras épocas en que se financiaba y promovía la educación técnica, como los Institutos
Técnicos Industriales ITIS y los Institutos Técnicos Agrícolas (ITAS).
El primer objetivo de política debe ser el fortalecimiento académico y económico de las actuales
instituciones, hoy asociadas en la Red de Instituciones Técnicas Profesionales, Tecnológicas y
Universitarias Públicas-REDTTU y la expansión de este modelo a las diversas regiones del
país.
Se requiere entonces una política de financiación, dotación, sometimiento a estándares
internacionales de calidad y acreditación, con docentes altamente cualificados y con amplia
experiencia en el sector productivo. Sus referentes académicos deben ser las mejores
instituciones técnicas en el contexto internacional.
Un buen referente es la experiencia, ampliamente estudiada, de los ‘community colleges’, con
financiación compartida entre el Estado nacional, la municipalidad y las localidades (counties).
Es como si en Bogotá y otras ciudades los politécnicos (o community colleges) compartieran
recursos tanto del Gobierno nacional como de las Secretarías de Educación y de las localidades.
Con estos recursos, Bogotá tendría 6 o 7 Politécnicos en las principales zonas urbanas.
Posibilidades similares en las principales ciudades del país.
Una apuesta por la equidad
Una característica muy importante de los ‘community colleges’ es su contribución a la igualdad
social de oportunidades pues aquellos estudiantes interesados en complementar su formación
técnica con estudios posteriores en ‘colleges’ de cuatro años, toman algunos créditos generales
en matemáticas, lenguaje, historia, etcétera que son aceptados en las universidades.
Actualmente un alto porcentaje de estudiantes universitarios en Estados Unidos provienen de
los ‘community colleges’. Estas instituciones conforman un modelo de educación técnica de
calidad, complementada con oportunidades de movilidad educativa y social. Pero eso requiere
un alto grado de fortalecimiento académico de cada ‘community college’ lo que supone una
adecuada financiación. No se puede pretende tener calidad en la educación con presupuestos
mínimos, como los de Colombia.
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Esta propuesta alternativa de política busca fortalecer y expandir un modelo de educación
técnica postsecundaria de carácter público, cuya calidad reconocida modifique la actual imagen
social negativa de este tipo de formación, de tal manera que vuelva a ser considerada como una
alternativa deseable a la educación universitaria tradicional y aumente así la demanda de
jóvenes competentes y motivados. Esta propuesta es muy diferente de la del SNET que nivela
por lo bajo la oferta de formación técnica al proponer una articulación curricular con
instituciones de ‘formación para el trabajo’ (IETDH), cuyo objeto ha sido la formación en
oficios y ocupaciones de baja calificación.
Esa es su misión y trayectoria, no están capacitados para ofrecer educación técnica de calidad
internacional, mucho menos para ofrecer también créditos de índole general o académica, para
estudiantes interesados en proseguir estudios universitarios, como se propone en el SNET.
Si actualmente la educación técnica tiene una muy baja valoración social por parte de
estudiantes y familias, seguramente será aún más negativa al equipararla con la formación en
oficios y ocupaciones de baja calificación. Y en esto reside un error garrafal de la propuesta del
SNET: pretender mejorar la imagen social de la educación técnica con medios y estrategias que
generan el efecto contrario. La imagen social de este tipo de educación requiere referentes de
alta calidad reconocida, no nivelando por lo bajo. Y este grave error de concepción de la política
es lo que permite anticipar su ineficacia y fracaso. El posconflicto necesita un nuevo sistema de
educación técnica y tecnológica.
http://www.elespectador.com/noticias/educacion/posconflicto-necesita-un-nuevo-sistemade-educacion-tec-articulo-640467
Apuesta para mejorar la educación en
Medellín y Antioquia
Becas a docentes, bilingüismo y construcción de más
instituciones educativas hacen parte del plan.
Por medio de alianzas público-privadas (APP), se adelantarán distintos proyectos para
mejorar la calidad de la educación en Antioquia y Medellín. Así se dio a conocer ayer
tras la firma de convenios entre el Ministerio de Educación, la Gobernación y la
Alcaldía.
En el departamento, hoy se giran los recursos para la construcción de nuevas
instituciones educativas, con un presupuesto que supera los 50.000 millones de pesos,
de los cuales 15.000 son aportados por la Gobernación,explicó la ministra de Educación
Gina Parody.
Agregó que se iniciarán los estudios y diseños necesarios y se espera que las obras
empiecen el próximo mes de octubre.
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Además, se adelantará un plan piloto que busca la llegada de nativos extranjeros cuya
lengua sea el inglés, para tener el primer colegio público bilingüe.
Por su lado, en la ciudad se va a cofinanciar la adecuación de 287 aulas de clase en
distintas instituciones educativas y se implementará el modelo de jornada única, para
beneficiar a otros 11.480 estudiantes.
“Antioquia todavía sigue rezagada en los índices de calidad educativa, por eso hemos
tomado decisiones para trabajar de la mano del Ministerio y mejorarla”, expresó el
gobernador Luis Pérez.
También se quieren fortalecer las becas a docentes para que puedan hacer maestrías y
contribuyan a mejorar la calidad educativa.
Los materiales pedagógicos en formato digital serán potenciados para el beneficio de las
instituciones educativas de todo el departamento.
“Tenemos una gran oportunidad de mejorar en calidad educativa y en eso estamos
concentrados. Maestrías para los maestros, libros gratis, bilingüismo y la estrategia con
las APP”, expresó el alcalde Federico Gutiérrez.
Estos planes educativos se desarrollan actualmente en Antioquia, Medellín, Cartagena y
Barranquilla.
http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/buscan-mejorar-la-educacion-en-antioquia-ymedellin/16632672
Autonomía universitaria
POR: AMYLKAR D. ACOSTA M.
Tuve la oportunidad de intervenir en un Foro Nacional sobre la Autonomía universitaria
auspiciado por la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (Unad), ocasión propicia para
hacer algunas disquisiciones que quiero compartirles.
En Colombia se ha avanzado muchísimo en materia educativa, particularmente en la
educación superior, pero esta aún dista mucho de la excelencia. Tanto en cobertura como
en calidad, todavía acusa grandes falencias, pese a la proliferación de universidades, tanto
públicas como privadas –muchas de estas de garaje, valga decirlo– y a las exigencias
cada día mayores para la acreditación de sus programas y el registro calificado. Su
estructura piramidal hace del sistema educativo algo excluyente, elitista, pues a medida
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que se escala de la educación básica a la cúspide se va cerrando el círculo, hasta hacer
de la educación superior en Colombia un verdadero privilegio.
El alto porcentaje de deserción estudiantil a este nivel (46.1%) lo acentúa, con el agravante
de su carácter discriminatorio, dado que en la educación universitaria también se cumple
esa odiosa realidad incontrastable que impera en nuestro país, en donde tenemos
educación para ricos y educación para pobres, siendo éste uno de los factores que más
contribuye a la desigualdad de trayectorias entre los colombianos.
En este contexto, en la escala de principios y valores de la universidad, la autonomía está
llamada a jugar un rol de la mayor importancia. Este principio, aunque ha evolucionado con
el paso del tiempo, se mantiene incólume como la piedra miliar sobre la que descansa la
universidad, siendo de su quintaesencia; la universidad es autónoma o deja de ser
universidad.
Ahora bien, la autonomía no es un fin en sí mismo sino un medio para alcanzar los fines
más nobles de la universidad, cuales son la generación y transmisión de conocimientos
científicos, para lo cual es fundamental la libertad de cátedra y de investigación, exentas
como deben estarlo de presiones o condicionamientos ideológicos o políticos.
El 15 de junio de 2018 se cumplirá el Centenario de la gran reforma universitaria que se
incubó con el movimiento estudiantil de la Universidad de Córdoba (Argentina) que tuvo
como objetivo primordial la autonomía universitaria. Desde entonces, se desató en
América Latina todo un levantamiento con esta misma reivindicación, el cual tuvo su
máxima expresión en la gesta del movimiento estudiantil de 1971 en Colombia, el cual
enarboló el programa mínimo de los estudiantes colombianos, siendo el principio de la
autonomía universitaria su centro de gravedad. Su momento cenital fue aquel en el que se
conquistó el cogobierno en los claustros universitarios oficiales, dejando en manos de los
estamentos universitarios, exclusivamente, el manejo de la universidad, así en lo
administrativo como en lo académico.
Pero tuvimos que esperar hasta la Constituyente de 1991 para que la autonomía
universitaria dejara de ser para muchos una entelequia y se elevara a rango constitucional,
a través del artículo 69 de la Carta, interpretado por la Corte Constitucional “como una
garantía institucional con la cual se busca legitimar la capacidad de autorregulación y
autogestión, tanto en el campo educativo como administrativo, de las instituciones tanto
oficiales como privadas, encargadas del servicio público de educación superior”.
Ahora, cuando estamos ad portas de la firma del Acuerdo de La Habana, que abre la
perspectiva del postconflicto, el campus universitario está llamado a convertirse en el
escenario por excelencia que sirva de torrentera para encausar el gran diálogo social para
forjar una paz segura, estable, duradera y con arraigo en las regiones. Y la Autonomía
contribuye a hacer de las universidades santuarios de paz!
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