CÓMO ELEVAR LAS DEFENSAS DEL SISTEMA INMUNE

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CÓMO ELEVAR LAS DEFENSAS DEL SISTEMA INMUNE
Como todo el mundo sabe, nuestro organismo está expuesto constantemente a la potencial invasión de numerosas
sustancias patógenas que pueden llevarnos a enfermar: virus, bacterias, hongos, etc. Afortunadamente, el cuerpo
humano dispone de un sistema altamente sofisticado que le permite ofrecer resistencia frente a esos agentes
extraños: el Sistema Inmune (o Inmunitario).
En él se encuentran las defensas específicas, llamadas así porque utilizan células específicas en la defensa del
cuerpo. Es el caso de los linfocitos T en la respuesta celular y de los linfocitos B en la respuesta humoral. Ambos
tipos de linfocitos tienen además la propiedad de que, una vez activados, guardan "memoria" del agresor o antígeno
por lo que si alguna vez el mismo antígeno ataca de nuevo, el sistema inmune lo reconoce actuando de inmediato
contra él.
¿Y que son los antígenos? Pues se llama así a toda sustancia extraña que penetra en el organismo y que cuando es
identificada como ajena al cuerpo induce en éste la formación de anticuerpos, sustancias naturales que las
inactivan. También conocidas como inmunoglobulinas (abreviadamente, iG) han sido descubiertas nueve tipos
distintos en el ser humano: una de las clases B, C, D, E y M, cuatro de la clase G y dos de la A.
En el sistema inmune existen también defensas inespecíficas, capaces igualmente de responder frente a la acción
de los microorganismos pero de diferente forma ya que actúan cuando éstos intentan penetrar en el cuerpo
traspasando la piel y las membranas mucosas -lo que no es fácil porque además de una barrera física son ricas en
células recolectoras de desechos y anticuerpos IgA- Es el caso de los fagocitos, llamados así porque se encargan
de fagocitar -es decir, de engullir- a los microorganismos agresores.
Pues bien, desde el punto de vista de la Nutrición Ortomolecular el buen estado del sistema inmune es
absolutamente decisivo para tener buena salud. De ahí que debamos tener siempre muy en cuenta los múltiples
factores externos que pueden afectarle -estrés prolongado, dietas inadecuadas, cambios bruscos de temperatura,
falta de sueño, actitudes y emociones agresivas, consumo de fármacos, etc- pero, sobre todo, la dieta. Porque es a
través de ella a fin de cuentas como obtenemos las sustancias indispensables que necesita el sistema inmune para
funcionar correctamente.
En cuanto a los principales grupos de patologías que hoy se asocian con la inmunodepresión -es decir, con un
sistema de defensas bajo- son éstas:
-Los trastornos gastrointestinales.
-Las infecciones por hongos, bacterias, virus, etc.
-Las infecciones reincidentes.
-Las alteraciones del sueño.
RECOMENDACIONES DE CARÁCTER GENERAL
Para tener siempre altas las defensas es preciso seguir algunas normas puntuales. Entre otras, éstas:
-Dormir suficiente tiempo cada noche. El sueño no se recupera.
-Realizar de forma periódica ejercicio físico moderado.
-Seguir una dieta alimenticia saludable y equilibrada.
-Evitar la obesidad ya que está directamente relacionada con la inmunodepresión.
-Aumentar el consumo de frutas y verduras.
-Reducir -mejor, eliminar- la ingesta de comida basura, comida precocinada, congelada o rica en grasas.
-Reducir el consumo de azúcar y harinas refinadas.
-Reducir o eliminar la ingesta de bebidas alcohólicas, gaseosas o estimulantes.
-Reducir o eliminar los alimentos fritos.
-Evitar el consumo de excitantes: drogas, tabaco, alconhol, etc.
UN PUNTO Y APARTE: EL INTESTINO
Debe saber que la mayor parte de los problemas de tipo inmune se deben al maltrato dado al sistema digestivo por
una alimentación inadecuada -con escasez de fibra y exceso de alimentos fritos y grasas saturadas- así como a la
ingesta de café, leche, azúcar y alcohol, a lo que hay que unir el consumo elevado de antibióticos, corticoides,
laxantes, inmunodepresores, etc. y las infecciones intestinales.
Es más, debido a su tamaño y características -entre ellas, la numerosa población bacteriana- el colon se encuentra
sometido a una exposición antigénica elevadísima. Por eso no debe sorprender que sea el órgano con mayor
dotación inmunitaria: su membrana mucosa es la barrera que evita la acción de multitud de sustancias.
Las Placas de Peyer -formadas por tejido linfoide muy similar al de los ganglios y situadas en el intestino- son
también elementos decisivos para el sistema inmune. Ese tejido linfoide está formado casi exclusivamente por
linfocitos B y casi todas estas células expresan sobre su membrana una gran cantidad de receptores para antígenos
(BCR) que son monómeros de IgM.
ALIMENTOS PERJUDICIALES
Los alimentos más perjudiciales para mantener en estado óptimo nuestras defensas son conocidos y deben evitarse.
Hablamos de:
-La carne roja. Contiene gran cantidad de sustancias tóxicas que no favorecen precisamente al sistema inmune. La
grasa animal es especialmente nociva ya que inhibe la formación de linfocitos.
-Las bebidas alcohólicas. Actúan como depresores de multitud de funciones orgánicas. Su consumo frecuente
favorece la inmunodepresión.
-El azúcar blanco. Su consumo elevado incapacita al organismo para defenderse frente a las agresiones.
-El café. Puede reducir la capacidad de respuesta inmunitaria.
-La leche animal. La leche animal no es adecuada para el consumo humano.
ALIMENTOS ADECUADOS
Al igual que hay alimentos que deprimen el sistema inmune hay otros cuyo consumo habitual eleva especialmente
las defensas. Es el caso de:
-La seta Shiitake. Se trata de una seta asiática que contiene un principio activo denominado lentinina de intensa
acción estimulante sobre el sistema inmune. Se sabe que esa sustancia mejora la respuesta biológica y revitaliza el
funcionamiento de los macrófagos y de las células T.
-El ajo. Estimula la potencia de los linfocitos T. Además está demostrado que su ingesta aumenta significativamente
el número de células asesinas naturales.
-Las frutas y verduras crudas. Por su contenido en vitaminas, minerales y fitonutrientes. Sobre todo aquellas con
actividad antioxidante y revitalizante.
-Los probióticos. Son inmunoestimulantes e inmunomoduladores.
COMPLEMENTOS ADECUADOS
En cuanto a las sustancias que podemos tomar como complementos para mejorar el sistema inmune son éstas:
-Glutamina. Es la principal fuente de energía del sistema inmune. Ante niveles bajos de glutamina en nuestro
cuerpo disminuye el número de células T y los macrófagos pierden potencia destructiva.
-Arginina. Las células asesinas naturales aumentan su actividad con ayuda de este aminoácido además de mejorar
la función de las células T. Fortalece el poder bactericida de los neutrófilos y a nivel intestinal ayuda a combatir las
infecciones, entre ellas el crecimiento patológico de la Cándida Albicans.
-Taurina. Su presencia evita la destrucción de los glóbulos blancos.
-Acetil L-Carnitina. Esta sustancia fortalece el sistema inmune y lo protege especialmente de los ataques virales.
-GLA (ácido gammalinoleico). Su deficiencia altera en gran medida nuestro sistema inmune. Las enfermedades
virales bloquean la capacidad del organismo para proveerse de esta sustancia.
-DMG (Dimetilglicina). Esta sustancia es capaz de cuadruplicar la respuesta inmunitaria.
-Uncaria Tomentosa. Esta planta está compuesta fundamentalmente por alcaloides indólicos y pentacíclicos
además de por flavonoides, taninos catéquicos, triterpenos y esteroides. Tiene acción inmunoestimulante, antivírica,
antiinflamatoria, antimutagénica, antioxidante, citostática, antileucémica, antiagregante plaquetaria, hipotensora y
diurética.
-Vitamina A. Juega un papel fundamental en el mantenimiento de la piel y las mucosas; además estimula la función
linfocitaria, la actividad antitumoral e incrementa la respuesta mediada por anticuerpos. Es especialmente
recomendable en el caso de infecciones.
-Vitamina B1. Es interesante considerar esta vitamina en los casos de fiebre recurrentes y otros trastornos del
sistema inmune débil.
-Vitamina B6. Tanto la inmunidad mediada por anticuerpos como la inmunidad celular mejoran con esta vitamina,
sobre todo en los casos de infecciones virales y bacteriales. Su carencia disminuye los niveles de células T.
-Vitamina C. Existen multitud de pruebas que indican que la vitamina C es esencial para el buen funcionamiento del
sistema inmunitario. En los mecanismos de éste intervienen ciertas moléculas -principalmente moléculas de
proteínas- que se encuentran en solución en los fluidos del cuerpo así como en determinadas células. La vitamina C
actúa tanto en la síntesis de muchas de estas moléculas como en la producción y funcionamiento adecuado de las
células.
-Vitamina E. Es un estimulante de la inmunidad mediada por anticuerpos o por células.
-Zinc. Esta sustancia es capaz de aumentar los niveles de células T y la función leucocitaria. Además protege frente
a los radicales libres como las vitaminas A y E. También se ha demostrado eficaz para inhibir el crecimiento de
varios virus.
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