DOMINIO PUBLICO Y DOMINIO PRIVADO La distinción entre dominio público y dominio privado responde esencialmente a la circunstancia de que el regimen jurídico aplicable a ambas categorías de bienes es diferente. CONCEPTO: ES UN CONJUNTO DE BIENES QUE, POR LOS FINES QUE CON ELLOS SE TIENDE A SATISFASCER, HALLANSE SOMETIDOS A UN REGIMEN JURIDICO ESPECIAL DE DERECHO PUBLICO. TAMBIEN LO PODEMOS DEFINIR COMO: EL CONJUNTO DE BIENES DE PROPIEDAD PUBLICA DEL ESTADO, LATO SENSU, AFECTADOS AL USO PUBLICO, DIRECTO O INDIRECTO, DE LOS HABITANTES Y SOMETIDOS A UN REGIMEN JURIDICO ESPECIAL DE DERECHO PUBLICO, Y, POR LO TANTO, EXORBITANTE DEL DERECHO PRIVADO. El dominio público es inalienable e imprescriptible. ELEMENTOS DEL DOMINIO PUBLICO 1)SUBJETIVO SE REFIERE AL SUJETO TITULAR DEL DOMINIO. Con respecto a la titularidad de los bienes de Dominio público existen 2 teorías: La que considera titular al estado y la que considera titular al pueblo. Marienhoff dice que el dominio público es del pueblo aunque reconoce que el pueblo esta representado por el Estado. Los romanos dicen que son PUBLICOS LOS BIENES DEL PUEBLO ROMANO. Velez Sarsfield consideró a los bienes públicos como del Estado. Según Marienhoff decir que el Estado y no el pueblo es el sujeto de dominio de las cosas equivale a decir que el Estado es el dueño de si mismo. LOS BIENES DEL DOMINIO PUBLICO NO SON RES NULLIUS. LOS TITULARES DE DICHOS BIENES DEBEN SER PERSONAS JURIDICAS PUBLICAS ESTATALES. NO SON TITULARES LOS CONCESIONARIOS Y PERSONAS JURIDICAS PUBLICAS NO ESTATALES. 2)OBJETIVO Este elemento se relaciona con los objetos, bienes o cosas, que integran el dominio público, cuya caracterización legal se rige por los principios del derecho privado. El dominio público se ejerce sobre bienes idénticos a aquellos sobre los cuales se ejerce la propiedad privada, pues la dominialidad es independiente de la cualidad material de las cosas. El art. 2340, inc. 7º in fine, destaca el carácter enunciativo de la enumeración del Código Civil. En los términos del citado inciso entran todos aquellos bienes o cosas de los que se valen los entes públicos para el cumplimiento de sus fines. a) Bienes inmuebles. Los bienes inmuebles integrantes del dominio público, comprenden los bienes principales y los bienes accesorios, cuyo régimen legal presenta analogías con el de los bienes principales y accesorios del derecho privado. Son de aplicación los principios del derecho privado cuando los principios del derecho administrativo aplicables en materia de dominio público así lo permitan. Por eso es que en el derecho privado las cosas accesorias participan de la condi ción legal de la cosa principal a que acceden, mientras que en el derecho administrativo no siempre ocurre así. En ciertos casos los bienes accesorios de inmuebles dominiales integran el dominio público, v.gr., árboles de un parque público, puentes construidos en una carretera o sobre un curso de agua. En otros casos los accesorios no integran el dominio público sino el dominio privado del Estado, v.gr., los peces existentes en aguas públicas. El bien accesorio sólo integra el dominio público cuando contribuye permanente, directa e inmediatamente, a que el bien dominial cumpla los fines que motivan su institución. Si el bien accesorio es imprescindible para que el bien público cumpla su destino, entonces dicho bien integra el dominio público. b) Bienes muebles. Si las cosas muebles, pertenecientes a personas jurídicas públicas tienen aptitud para el uso directo o indirecto del público, integran el dominio público. El régimen jurídico del dominio público exige que los bienes o las cosas que lo integran físicamente tengan un relativo carácter permanente e irreemplazable; si no es así, no se justifica ese régimen. Por tal motivo las cosas consumibles y las fungibles no integran el dominio público. De acuerdo a lo señalado, entre los muebles de las dependencias públicas, no poseen carácter dominial los lápices, las lapiceras y los demás útiles, pues se consumen por el uso. Tampoco serían públicamente dominiales los muebles de las dependencias públicas cuyos ejemplares sean de tipo común, existentes en plaza y fácilmente adquiribles en ella, pues trataríase de cosas de indudable carácter fungible; mas no serían fungibles, y en consecuencia tendrían calidad pública, los ejemplares de esos muebles que constituyen piezas únicas, especiales, etcétera. De ello deducimos que el concepto de cosa fungible es relativo e incluso circunstancial. Los semovientes poseen calidad pública dominial cuando integran una universalidad pública construida o creada para utilidad o comodidad común, es decir, mientras satisfagan una necesidad o un interés público, v.gr., los animales del jardín zoológico. En el mismo orden, también poseen esta calidad las plantas del jardín botánico. En nuestro derecho tienen calidad pública dominial, entre otros, los siguientes muebles: las armas portátiles de las fuerzas armadas y de la policía; las aeronaves y los navíos de las fuerzas armadas; las colecciones de los museos; los libros de las bibliotecas públicas; los documentos de los archivos públicos; las banderas de las dependencias públicas, etcétera. c) Objetos inmateriales y derechos. Los objetos inmateriales y los derechos integran también el dominio público. Entre los derechos podemos citar las servidumbres públicas, constituidas, ya para beneficio de una dependencia dominial o de una entidad pública, v.gr., servidumbre de sirga (art. 2639, CC), servidumbre de acueducto (art. 3082, CC), servidumbres públicas de salvamento, protección de fronteras, la de monumentos y lugares históricos, etcétera. También integran el dominio público los derechos intelectuales en el caso de fallecimiento del autor sin dejar herederos (arts. 5° y 84, ley 11.723 y modificatorios, decr. ley 12.063/57 y ley 24.870). En cuanto a los objetos inmateriales, integran el dominio público: el espacio aéreo y la fuerza hidráulica. Es objeto también del dominio público lo que se denomina universalidad pública. No sólo las cosas inmuebles o las muebles, aisladas o separadas, integran el dominio público, sino también consideradas en su conjunto, formando un todo, siempre que ese todo pertenezca a un mismo sujeto y esté destinado a un fin único de utilidad común, v.gr., bibliotecas públicas, museos, ferrocarriles, etcétera. 3)ELEMENTO TELEOLOGICO O FINALISTA Nuestro ordenamiento jurídico considera que el uso público determinante de la dominialidad puede ser directo o inmediato e indirecto o mediato. Ahora bien, parte de la doctrina sostiene que sólo los bienes destinados al uso directo de la comunidad están dentro del dominio público. Otra parte de la doctrina sostiene que también los bienes o cosas destinados al uso indirecto a través de un servicio público, integran el concepto de dominio público (CSJN, Fallos, 33:116; 158:358). La inclusión de una cosa o bien de uso indirecto en el dominio público, resulta del art. 2340, inc. 7º in fine, del CC, ya que éste señala como de dicho dominio, "cualesquiera otras obras públicas, construidas para utilidad o comodidad común". La casi totalidad de las cosas mencionadas en dicho artículo, son susceptibles de un uso directo por parte del público; en cambio, las obras a que hace referencia dicho texto en su parte final, no sólo son susceptibles de un uso directo (v.gr., un monumento nacional, destinado a la contemplación por parte de los habitantes), sino también de un uso indirecto (p. ej., una biblioteca pública, que traduce la prestación de un servicio público). Por ello, los bienes de uso público indirecto que pertenecen al dominio público, y que están afectados a un servicio público, son públicos, máxime cuando dicho servicio es directamente prestado por el Estado. Así, lo que caracteriza al dominio público no es, precisamente, ni el uso directo, ni la afectación a un servicio público, sino la afectación del bien a utilidad o comodidad común, concepto éste más amplio que aquéllos. "La afectación de un edificio a un servicio público lo hace caer inmediatamente en el dominio público" (CNCiv, Sala A, 29/12/77, ED, 78-201). LOS BIENES DEL DOMINIO PUBLICO ESTAN DESTINADOS AL USO PUBLICO. 4)ELEMENTO NORMATIVO. El concepto de dominio público supone el sometimiento de los bienes que lo integran a un régimen de derecho público, condición sine qua non de la dominialidad pública. Este sometimiento sólo puede resultar de una disposición de la autoridad competente, que en nuestro derecho es el Congreso. De modo que el carácter dominial de una cosa o de un bien depende de una norma legal. No habiendo bienes públicos naturales o por derecho natural, sino únicamente por declaración legal, el acto estatal que establezca la dominialidad de una cosa cualquiera sea su origen o índole de ella es siempre atributivo del carácter público del bien. a) ¿Competencia nacional o provincial? Una de las materias propias del Código Civil es la de determinar el carácter o condición jurídica de las cosas o bienes. En lo referente al régimen de los bienes estatales, corresponde a la legislación de fondo (nacional) decidir qué bienes son públicos y qué bienes son privados, sin perjuicio de la posibilidad de la legislación local de regular su uso y goce. Si bien es cierto que la determinación de los bienes que han de integrar el dominio público corresponde a la Nación (art. 75, inc. 12, CN), ese dominio pertenece a la Nación o a las provincias, según el territorio en que se encuentre. Corrobora tal afirmación lo dispuesto por los arts. 75, incs. 5, 10, 13, 18 y 30, 121, 125, y 126 de la Constitución, y los arts. 2339 y 2340 del Cód. Civil (cfr. CSJN, Fallos, 126:82; 120:154; 134:293; 154:317). Sin embargo, respecto de los recursos naturales, el art. 124 de la Constitución, reconoce el dominio originario de las provincias. La amplitud de la norma, que no distingue en cuanto a la calidad de renovables o no renovables, determina el dominio provincial sobre todos los recursos naturales de su territorio. En el mismo sentido, la ley 24.145 de federalización de hidrocarburos dispuso la transferencia del dominio público de los hidrocarburos del Estado nacional a las provincias en cuyos territorios se encuentren, incluyendo los situados en el mar adyacente a sus costas. También el Acuerdo Federal Minero, del 6 de mayo de 1993, ratificado por ley 24.228, reconoció a las autoridades provinciales como administradores del patrimonio minero de sus respectivos Estados, consolidándose en el art. 124 de la Constitución, el pleno dominio provincial sobre esos recursos. La ley 23.696 posibilita la transferencia mediante convenio a jurisdicciones provinciales o municipales de las rutas nacionales de interés provincial y de las redes de distribución de Gas del Estado (anexo I, II). Así, la Nación le transfirió a la provincia de Buenos Aires por un convenio el dominio y jurisdicción de la ruta nacional nº 2. Dicho convenio fue aprobado por decreto de la provincia de Buenos Aires nº 4872/90. Por decr. 1055/89 se autorizó la cesión a las provincias, en cuyo territorio se encuentren, de yacimientos petrolíferos abandonados o de escasas reservas, sin el pago del derecho de explotación (art. 20). El decr. 942/89 determinó, a pedido de la provincia de Río Negro, la transferencia a su favor de los bienes y servicios afectados al servicio público de electricidad en su territorio, y que estaban a cargo de Agua y Energía Eléctrica Sociedad del Estado. El convenio celebrado en su consecuencia fue ratificado por decr. 975/90. Mediante la ley 24.093 se faculta al Poder Ejecutivo a transferir a las provincias que así lo soliciten, a título gratuito, el dominio y/o la administración de los puertos. b) ¿Ley o acto administrativo? En nuestro ordenamiento jurídico, la declaración o atribución del carácter público o privado de las cosas es competencia exclusiva y excluyente de la Nación (art. 75, inc. 12, CN). Esta atribución incumbe al Congreso y sólo puede ejercerla a través de una ley formal. El acto administrativo no puede ser fuente atributiva del carácter público o privado de una cosa. La Administración sólo podrá "crear" los bienes que integran el dominio público llamado "artificial" (plazas, calles, caminos, cementerios, monumentos, bibliotecas, edificios, etc.); pero la condición jurídica de esos bienes creados, no deriva de acto administrativo alguno, sino de ley. Por ello no hay que confundir "afectación" del bien al uso público, con la "atribución" del carácter público o privado de los bienes. Sólo la ley nacional es el medio jurídico idóneo para establecer qué cosas son públicas y cuáles privadas. A nivel nacional la afectación puede hacerla el Poder Ejecutivo por acto administrativo; en las provincias puede realizarla la autoridad que la respectiva Constitución disponga. Régimen jurídico Los bienes del dominio público están sometidos a un régimen jurídico especial con modalidades propias: el dominio público. 1. Principios. El régimen del dominio público es único. Todos los bienes del dominio público tienen el mismo régimen jurídico esencial, pero adaptado a las particularidades de cada bien. La característica del uso común, respecto de los bienes del dominio público, se funda en principios básicos aplicables a todos los bienes públicos que se destinan a esos usos. Lo mismo sucede con los usos especiales. El régimen jurídico del dominio público es también de excepción y de interpretación estricta: en su conjunto sólo es aplicable a los bienes dominiales. Los caracteres básicos del régimen jurídico del dominio público son la inalienabilidad y la imprescriptibilidad. Sin embargo, no son atributos exclusivos de los bienes dominiales. Son "efectos", no "causas" de la dominialidad. La inalienabilidad y la imprescriptibilidad no bastan, por sí solas, para considerar que un bien pertenece al dominio público. Existen muchos bienes que, a pesar de su carácter inalienable e imprescriptible, pertenecen al dominio "privado" del Estado o al de los particulares. Lo que define a un bien de público y le imprime sus notas correlativas entre ellas la inalienabilidad y la imprescriptibilidad es su afectación al uso público, directo o indirecto. 2. Inalienabilidad. La inalienabilidad tiene fundamento legal en el Código Civil, en cuanto señala: "el objeto de los actos jurídicos deben ser cosas que estén en el comercio" (art. 953); "están en el comercio todas las cosas cuya enajenación no fuere expresamente prohibida o dependiente de una autorización pública" (art. 2336) y "el derecho de propiedad se extingue de una manera absoluta... cuando la cosa es puesta fuera del comercio" (art. 2604). Que los bienes del dominio público sean inalienables no significa que estén absoluta y totalmente fuera del comercio jurídico; así, por ejemplo, pueden ser objeto de derechos especiales de uso, otorgados o adquiridos mediante las formas reconocidas por el derecho administrativo; pueden igualmente ser "expropiados". En principio, sólo es incompatible el comercio jurídico de derecho privado. Pero excepcionalmente los bienes públicos pueden ser objeto de negocios jurídicos de derecho privado. Así, en el terreno de los principios, pueden ser gravados con servidumbres y otras cargas reales civiles, mientras resulten ellas compatibles con el destino que determinó la afectación de la cosa dominial. Sin embargo, una vez desafectado el respectivo bien del dominio público, podría realizarse la venta o enajenación de la cosa, pues, producida la desafectación, desaparece el carácter de inalienable, pasando a ser bien privado del Estado (CSJN, Fallos, 133:140; 147:150, 147:178). La inalienabilidad no es, pues, un concepto absoluto, sino que su alcance y sentido son contingentes. 3. Imprescriptibilidad. La imprescriptibilidad encuentra fundamento legal en el Código Civil, en cuanto establece: "Todas las cosas que están en el comercio son susceptibles de posesión. Los bienes que no fueren cosas, no son susceptibles de posesión" (art. 2400). "El Estado general o provincial y todas las personas jurídicas están sometidas a las mismas prescripciones que los particulares, en cuanto a sus bienes... susceptibles de ser propiedad privada; y pueden igualmente oponer la prescripción" (art. 3951). "Pueden prescribirse todas las cosas cuyo dominio o posesión puede ser objeto de una adquisición" (art. 3952). No puede prescribir el dominio de las cosas que no están en el comercio, como las afectadas al uso público; hay imprescriptibilidad ante la acción reivindicatoria de la propiedad de una cosa que está fuera del comercio (art. 4019, inc. 1º) (CSJN, Fallos, 48:195; ver también, Fallos, 146:288; 147:149; 147:178). Importante es destacar lo que díce TROPOLONG en el comentario al artículo 2226 del código civil Frances que encontramos en el comentario al artículo 3952 del Código civil. Díce TROPOLONG: " HAY COSAS QUE SON IMPRESCRIPTIBLES POR SI MISMAS, OTRAS QUE LO SON POR RAZON DE SU DESTINO, Y OTRAS POR RAZON DE LAS PERSONAS QUE LAS POSEEN. LAS COSAS IMPRESCRIPTIBLES POR SI MISMAS, SON AQUELLAS QUE POR SU DESTINO NATURAL PERTENECEN A TODO EL MUNDO, Y NO SON SUCEPTIBLES DE APROPIACION PRIVADA, COMO LA MAR , LA LIBERTAD DEL HOMBRE ETC. LAS COSAS IMPRESCRIPTIBLES EN RAZON DE SU DESTINO, SON AQUELLAS QUE POR SI MISMAS ADMITEN LA PROPIEDAD PRIVADA,; PERO QUE POR SU DESTINO ACCIDENTAL ESTAN RETIRADAS DEL COMERCIO Y AFECTAS AL USO PUBLICO, COMO LOS CAMINOS, LAS CALLES ETC. ESTAS COSAS MIENTRAS ESTAN AFECTAS AL SERVICIO PUBLICO SON IMPRESCRIPTIBLES. LAS COSAS QUE NO SON PRESCRIPTIBLES EN RAZON DE LAS PERSONAS QUE LAS POSEEN SON LAS QUE PERTENECEN A PERSONAS PRIVILEGIADAS CONTRA LAS CUALES NO CORRE LA PRESCRIPCIÓN. 4. Inembargabilidad. Los bienes del dominio público son inembargables (CSJN, Fallos, 121:36; 146:289; 158:358). No pueden ser objeto de ejecución judicial. El embargo, stricto sensu, no implica ni requiere desapropio ni enajenación, pues puede responder a una simple medida de seguridad, en el sentido de evitar que el titular de la cosa disponga de ella, enajenándola; no obstante, supone también una eventual enajenación, ya que esa medida cautelar, en última ratio, tiende a asegurar la ejecución forzosa del bien. "Que... el acto en cuestión tuvo por finalidad dar en concesión bienes de titularidad estatal que, por hallarse afectados al uso público (art. 2340, inc. 7°, Cód. Civil; arts. 2°, 11 y 12, ley 24.093; art. 1°, apart. 3°, del pliego de condiciones aprobado por la citada resolución 622 de 1996; y Fallos 301:292), no eran susceptibles de una afectación ulterior en garantía específica del pago de deudas particulares (Fallos: 33:116, 129:145, 131:267 y 182:375, entre otros); carácter que tornaba irrele vante el hecho de que la demandada hubiera consentido la medida cautelar previamente dictada, de acuerdo con el art. 220 del Cód. Procesal Civil y Comercial de la Nación" (CSJN, 13/5/97, "Díaz, Gustavo M. c/ Ministerio de Obras y Servicios Públicos _ Secretaría de Transporte", SJDA, Bs. As., La Ley, 16/12/97, p. 36). La ratio iuris que impide el embargo de bienes del dominio público está en la falta de autoridad y jurisdicción por parte de los jueces para cambiar el destino de aquéllos, ya que tal cambio incumbe a la Administración (CSJN, Fallos, 48:200; 121:37). En cuanto a los bienes de los particulares afectados a la prestación de servicios públicos, su cambio de destino, su desafectación, en unos casos depende de la extinción del contrato celebrado por las partes, y en otros depende de la voluntad del concesionario, quien puede excluir del servicio público un bien de su propiedad, reemplazándolo por otro bien análogo. En ambos casos los bienes desafectados vuelven a regirse exclusivamente por los principios comunes de derecho privado, cesando el régimen especial a que se hallaban sujetos mientras estaban afectados al servicio público. En tales condiciones, el embargo sobre dichos bienes no vulnera principio jurídico alguno, máxime cuando el alcance de esa medida cautelar sólo consiste en impedir que el administrado o particular, dueño del respectivo bien, lo enajene una vez que haya dejado de estar afectado al servicio público. 5. Hipoteca. Los bienes del dominio público no pueden ser gravados con hipoteca, no sólo porque ésta implica una posible enajenación, sino porque constituye una institución propia del derecho privado, incompatible con el régimen del dominio público. CLASIFICACION DEL DOMINIO PUBLICO EN RAZON DE LA FORMACION DE LOS BIENES, el dominio público puede ser natural o artificial NATURAL: Versa sobre aquellos bienes que se encuentran en la naturaleza y sobre los cuales no es posible la intervención de la mano del hombre. (Playas de mar, ríos, arroyos) ARTIFICIAL: Está constituido por bienes que son creados por la acción humana. (calles, caminos, puentes etc.) Afectación Afectar es consagrar un bien del dominio público. Desafectar, por el contrario, es sustraerlo de su destino al uso público. La desafectación de un bien del dominio público, en principio debe efectuarse por un acto de derecho público. Así, la Procuración del Tesoro ha establecido: "La desafectación no requiere necesariamente el dictado de una ley formal sino que puede realizarse mediante simple acto administrativo, siempre que éste exprese la inequívoca voluntad de liberarlo del vínculo de inenajenabilidad que lo liga al Estado (PTN, Dictámenes, 59:176; 68:8). Excepcionalmente, puede desafectarse el bien por hechos, pero en tal caso es necesaria la ratificación, mediante acto administrativo (del voto en disidencia del doctor Barbera Guzzo, SC Mendoza, 4/11/75, "Heredia de Chambón, Modesta A. c/Provincia de Mendoza", JA, 1976-III-81). En el dominio público natural, la ubicación dentro del dominio público que efectúa la ley, implica su afectación de pleno derecho, v.gr., una isla o un río. Tratándose de bienes del dominio público natural, su carácter proviene de una decisión, adoptada por la misma ley en función de los poderes que la Constitución depositó en el Congreso de la Nación, y conservan tal carácter aunque la Administración decida darles un tratamiento, uso o explotación económica, concediéndolos a particulares. Así, las islas son bienes del dominio público independiente del uso que se les asigne o confiera. El Código Civil ha reservado las islas para el patrimonio público estatal, no obstante la jurisprudencia ha admitido por costumbre contra legem la posibilidad de su usucapión (CSJN, JA, 1942-I-1015). En los bienes del dominio público artificial, además de la calificación de la ley nacional, de la cual deriva su condición jurídica, es necesario un acto de afectación de parte de la Administración (nacional, provincial o municipal), v.gr., un buque de guerra, una plaza, etcétera. 1. Requisitos. Los requisitos que dan validez a la afectación son: a) el asentimiento expreso (en caso de ley o acto administrativo) o implícito, que preste la autoridad administrativa competente; b) el título traslativo de dominio en poder del Estado de un bien que se afecta. Sin embargo, a los Estados se los considera propietarios, sin necesidad de un título traslativo de propiedad ni de posesión, de todos aquellos bienes que en virtud de lo regulado por ley nacional integran el dominio público, y c) a los efectos de la incorporación de un bien al dominio público la afectación debe ser actual, debiendo el bien estar real y efectivamente afectado al uso o servicio público. "La mera adquisición de un inmueble y la declaración de que allí se realizará la obra que va a estar afectada al uso público, no implica afectación, y, por lo tanto, el bien no se encuentra incorporado al dominio público: es simplemente un bien privado del Estado" (SC Mendoza, 4/11/75 "Heredia de Chambón, Modesta A. c/Provincia de Mendoza", JA, 1976-III-81). 2. Competencia. Cuando se trata de dominio público natural, respecto condición jurídica importa su afectación, la autoridad dado que le corresponde dicha determinación. desafectación, ya que implicando el cambio de su hacerla la mencionada autoridad. del cual la determinación de su com petente será el Congreso, Lo mismo sucede para la condición jurídica, sólo puede En el caso de un bien del dominio público artificial, como la afectación no es lo mismo que la determinación de su calidad jurídica de cosa pública, ella puede provenir del Congreso Nacional, de las legislaturas provinciales o de los órganos municipales. La desafectación, a su vez, pueden declararla las mismas autoridades administrativas que realizaron la afectación. 3. Desafectación tácita. La desafectación tácita se presenta cuando los bienes del dominio público dejan de poseer tal carácter, no por cambiar su calificación, sino porque la cesación de esa calidad se debe a un hecho exterior de la naturaleza o a una transformación en su estado externo, debido a obras realizadas por autoridad competente. Por ejemplo, un río que por causas naturales se seca o es desecado por obras de la autoridad. "No puede hablarse de desafectación tácita para designar actos irregulares que supongan hacer caso omiso de la legislación de fondo, como ocurre con las enajenaciones directas decididas sin previa desafectación ordenada por el órgano del Estado correspondiente (en el caso de bienes del dominio público del Estado, una ley especial) o con la admisión de actos de los particulares que avancen sobre el dominio público estatal (caso de allanamiento del Estado en los juicios de prescripción veinteñal o treintañal)... La reforma del Código Civil por la ley 17.711, no bastó para alterar la calificación jurídica de los bienes en el art. 2340, inc. 6º, de dicho cuerpo legal" (C1ªCivCom BBlanca, 22/5/81, "Provincia de Buenos Aires c/Díaz, Juan y otro", RepED, 16-374). Uso público El uso del dominio público puede ser común o especial. Cada uno de esos usos presenta características propias. 1. Uso común. Es el uso que pueden realizar todas las personas en forma directa, individual o colectivamente, por su sola condición de tales, sujetándose a la obligación de observar las disposiciones reglamentarias dictadas por la autoridad competente. Podemos mencionar como ejemplos el tránsito por las vías y lugares públicos, la contemplación o admiración de monumentos, la consulta de libros en las bibliotecas públicas, etcétera. 1.1. Caracteres. El uso común se caracteriza por ser: a) Libre. No está sujeto a ninguna autorización administrativa previa; el único límite que puede imponérsele es el que resulte del ejercicio de la policía administrativa. b) Gratuito. El principio general es que el uso común de los bienes dominiales es gratuito; sin perjuicio de ello, en ciertos casos es oneroso, como, por ejemplo, cuando se cobra un peaje por tránsito en los caminos construidos o que se hayan otorgado en explotación, administración, reparación, ampliación, conservación o mantenimiento de los ya existentes, a través de un contrato de concesión de obra pública; o cuando se exige una suma de dinero para tener acceso a algunos paseos públicos, por ejemplo al jardín zoológico. La onerosidad del uso debe emanar de un texto legal (PTN, Dictámenes, 86:214). c) Impersonal. El uso común se distingue del uso especial por el carácter impersonal del usuario. Cuando el usuario tiene cualquier status jurídico personal, se está en presencia de un uso especial. d) Ilimitado. Existe el uso común, mientras el bien permanezca afectado al dominio público. Situación jurídica. La mayor parte de la doctrina nacional y extranjera establece que el uso común de los bienes dominiales constituye un interés simple de los particulares. Nosotros consideramos que la tripartición entre derecho subjetivo, interés legítimo e interés simple, está superada y por ende el particular posee un derecho subjetivo al uso común de los bienes públicos. Tal apreciación contribuye a una acabada protección de los bienes dominiales. De igual modo, vincula la responsabilidad del Estado, como lo señalara la Corte Suprema de Justicia: "El uso y goce de los bienes del dominio público por parte de los particulares importa para el Estado la obligación de colocarlos en condiciones de ser utilizados sin riesgos" (CSJN, 1/12/92, "Pose, José D. v. Prov. del Chubut y otra", JA, 1994-II-262 y 1996-II-síntesis). 2. Uso especial. Uso especial es aquel que sólo pueden realizar las personas que hayan adquirido la respectiva facultad, de conformidad con el ordenamiento jurídico vigente. En tal sentido ha expresado la jurisprudencia: "a diferencia de lo que acontece con el uso común o general, el uso especial sobre una porción del dominio público no satisface, en forma inmediata y principal, necesidades colectivas, ni tiene por objeto el desarrollo de la personalidad humana con referencia al ámbito de la libertad; en otras palabras, no se trata de un derecho que corresponda al hombre en su calidad de tal. Teniendo por finalidad acrecentar su esfera de acción y su poderío económico, la adquisición de este derecho supone, indispensablemente, un acto expreso del Estado..." (CS Tucumán, 29/10/82, "Huerta, Manuel y otros c/Municipalidad de San Miguel de Tucumán", ED, 104-667). 2.1. Caracteres. El uso especial se caracteriza por ser: a) Reglado. Sólo pueden adquirir un derecho privativo de los bienes del dominio público, los que hayan reunido los requisitos fijados por la autoridad estatal. b) Oneroso. El uso privativo o especial de los bienes dominiales es oneroso. Tal carácter surge del acto administrativo que otorga el permiso o la concesión. El canon que paga el usuario es la justa contrapartida por el beneficio patrimonial que se le otorga. c) Personal. Es la diferencia subjetiva fundamental con el uso común. d) Limitado. Es una regla de buena política administrativa que los bienes del dominio público, que se conceden en uso privativo, lo sean por un período determinado de tiempo. 2.2. Formas. Las formas del uso privativo son tres: permiso, concesión y prescripción. a) Permiso. Es un acto administrativo, de carácter unilateral, sin que se le atribuya o reconozca valor alguno a la voluntad individual del administrado en la formación o nacimiento del mismo. El permiso crea una situación jurídica individual condicionada al cumplimiento de la ley y/o a condiciones de él; su incumplimiento determina la caducidad del permiso. Es opinión unánime reconocer carácter precario al permiso y su posibilidad de revocarlo sin derecho a resarcimiento (CSJN, Fallos, 165:413), pues el precario según su acepción doctrinal es un acto de simple tolerancia, revocable a voluntad del que ha concedido la cosa sin que pueda dar derecho alguno al poseedor. Así se ha expresado que "el permiso de uso otorgado por la Administración tiene un carácter precario, por lo que la facultad emergente del mismo no constituye un derecho perfecto, un derecho subjetivo ya que su propia esencia admite que sea revocado sin derecho a indemnización" (CCiv. y Com. Morón, Sala 2ª, 9/2/95, "Guindi, Aldo y otros v. Municipalidad de Morón", JA, 1997-IV, síntesis, p. 51). Como ejemplos de permisos de usos de bienes del dominio público, pueden señalarse los siguientes: extracción de agua de un río mediante bombeo, instalación de casillas de baño en las plazas, instalación de kioscos para la venta de diarios, instalación de puestos para la venta de flores, instalación de carpas y sombrillas en las playas, colocación de toldos en la vía pública. b) Concesión. La concesión de uso de bienes del dominio público puede hacerse por acto o por contrato administrativo. La jurisprudencia le reconoce el carácter de contrato administrativo al decir: "...La concesión de uso especial del dominio público, al igual que todo contrato administrativo, está sometida en razón de su índole a un régimen jurídico exorbitante, en cuya virtud compete a la Administración Pública decidir unilateralmente, por sí y ante sí, modificaciones en la extensión, modo y forma de las prestaciones, aplicar sanciones, sustituir al cocontratante e incluso revocarlo o declararlo caduco. Es que el interés general o la potencial afectación de la satisfacción de una necesidad colectiva, cuya gestión práctica y directa compete a la Administración Pública, acorde al régimen constitucional de distribución de funciones, implica exigencias que imponen la acción inmediata y perentoria de aquélla a través de decisiones cuyas motivaciones tienen carácter preeminente, a cualquier otro interés, por importante que éste sea" (CS Tucumán, 29/10/82, "Huerta, Manuel y otros c/Municipalidad de San Miguel de Tucumán", ED, 104:667). Se diferencia del permiso en que su revocación por razones de oportunidad, mérito o conveniencia es indemnizable. Un importante sector doctrinario sostiene la conveniencia de su otorgamiento con carácter perpetuo, lo cual es inconcebible en el permiso (cfr. nota al art. 2341, CC). A su vez, la concesión de uso del dominio público puede revestir forma jurídica de acto administrativo, cuando el Estado por sí y sin transferir potestades y prerrogativas públicas sobre el bien, acuerda o constituye en favor del concesionario un derecho subjetivo perfecto, exclusivo y estable de uso público, sin revestir forma de contrato. Como ejemplo de concesiones de uso de bienes del dominio público, podemos mencionar las otorgadas para el jardín zoológico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y para el estacionamiento en playas de propiedad estatal. c) Prescripción. Si bien las cosas del dominio público son imprescriptibles, lo son en cuanto a su dominio, pero no ocurre lo mismo con el uso de dichas cosas. El uso de las cosas dominiales está en el comercio de derecho público. En suma, la prescripción del uso de los bienes del dominio público es factible en el orden de los principios, y para que efectivamente se practique, es necesario que el Estado establezca los medios y formas, a través de una ley especial. Son competentes para sancionarla el Estado nacional, el provincial y el municipio, en sus respectivas esferas de competencia. Cuando las leyes autoricen la adquisición del uso de los bienes dominiales, ese derecho al uso debe regularse, por analogía, por las normas correspondientes a la concesión. 2340. Quedan comprendidos entre los bienes públicos: 1º) Los mares territoriales hasta la distancia que determine la legislación especial, independientemente del poder jurisdiccional sobre la zona contigua; 2º) Los mares interiores, bahías, ensenadas, puertos y ancladeros; 3º) Los ríos, sus cauces, las demás aguas que corren por cauces naturales y toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de satisfacer usos de interés general, comprendiéndose las aguas subterráneas, sin perjuicio del ejercicio regular del derecho del propietario del fundo de extraer las aguas subterráneas en la medida de su interés y con sujeción a la reglamentación; 4º) Las playas del mar y las riberas internas de los ríos, entendiéndose por tales la extensión de tierra que las aguas bañan o desocupan durante las altas mareas normales o las crecidas medias ordinarias; 5º) Los lagos navegables y sus lechos; 6º) Las islas formadas o que se formen en el mar territorial o en toda clase de río, o en los lagos navegables, cuando ellas no pertenezcan a particulares; 7º) Las calles, plazas, caminos, canales, puentes y cualquier otra obra pública construida para utilidad o comodidad común; 8º) Los documentos oficiales de los poderes del Estado; 9º) Las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos de interés científico. (Según Ley 17711) 2342. Son bienes privados del Estado general o de los Estados particulares: 1º) Todas las tierras que estando situadas dentro de los límites territoriales de la República, carecen de otro dueño; 2º) Las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas y sustancias fósiles, no obstante el dominio de las corporaciones o particulares sobre la superficie de la tierra; 3º) Los bienes vacantes o mostrencos, y los de las personas que mueren sin tener herederos, según las disposiciones de este Código; 4º) Los muros, plazas de guerra, puentes, ferrocarriles y toda construcción hecha por el Estado o por los Estados, y todos los bienes adquiridos por el Estado o por los Estados por cualquier título; 5º) Las embarcaciones que diesen en las costas de los mares o ríos de la República, sus fragmentos y los objetos de su cargamento, siendo de enemigos o de corsarios. COMENTARIO AL CASO PARQUE NACIONAL RIO PILCOMAYO La parte actora demanda por usucapión de un fundo rural dentro del parque Nacional Río Pilcomayo en Formosa. Para ello invocan una posesión PACIFICA, PUBLICA E ININTERRUMPIDA de sesenta años. Acompañan documentación que pretende avalar dicha posesión. La administración de Parques Nacionales contesta la demanda argumentando que las tierras fiscales de que se trata en el caso son de dominio público, por lo tanto son inalienables e imprescriptibles. Ademas reconvienen por desalojo. Manifiestan también que no hubo desafectación al dominio público, y que el estado siguió con su jurisdicción sobre las tierras reclamando siempre el pago de canones que se adeudaban , y a su vez la actora siempre reclamaba la suspensión de esos canones, lo que implicaría reconocer en el estado la posesión. EL FALLO SE CONCLUYE EN RECHAZAR LA DEMANDA DADO QUE PARA USUCAPIR ES NECESARIO SER POSEEDOR Y LA ACTORA EN SUS REITERADOS ACTOS SE CONSIDERO TENEDORA, AL RECLAMAR FEHACIENTEMENTE SE REBAJEN Y EXTINGA EL PAGO DE CANONES. Al margen de esto, se dejo en claro en los considerandos que al no haberse desafectado el bien se esta a lo dispuesto por el art. 2340 CC y otros que concuerdan: ARTS. 3952. Pueden prescribirse todas las cosas cuyo dominio o posesión puede ser objeto de una adquisición. 2336. Están en el comercio todas las cosas cuya enajenación expresamente prohibida o dependiente de una no fuere autorización pública. 2337. Las cosas están fuera del comercio, o por su inenajenabilidad absoluta o por su inenajenabilidad relativa. Son absolutamente inenajenables: 1º) Las cosas cuya venta o enajenación fuere expresamente prohibida por la ley. 2º) Las cosas cuya enajenación se hubiere prohibido por actos entre vivos o disposiciones de última voluntad, en cuanto este Código permita tales prohibiciones. 2338. Son relativamente inenajenables las que necesiten una autorización previa para su enajenación. 2400. Todas las cosas que están en el comercio son susceptibles de posesión. Los bienes que no fueren cosas, no son susceptibles de posesión. 2459. Se pierde la posesión cuando la cosa sufre un cambio que la hace legalmente no ser susceptible de ser poseída por estar fuera del comercio. 2604. El derecho de propiedad se extingue de una manera absoluta por la destrucción o consumo total de la cosa que estaba sometida a él, o cuando la cosa es puesta fuera del comercio. 2750. Puede dirigirse contra el Estado respecto de los terrenos dependientes del dominio privado. El deslinde de los fundos que dependen del dominio público corresponde a la jurisdicción administrativa. 2759. Las cosas particulares de que se tiene dominio, sean muebles o raíces, pueden ser objeto de la acción de reivindicación; y lo mismo las cosas que por su carácter representativo se consideran como muebles o inmuebles.