VOTO PARTICULAR QUE FORMULAN LOS SEÑORES MINISTROS MARGARITA BEATRIZ LUNA RAMOS Y SERGIO SALVADOR AGUIRRE ANGUIANO, EN EL AMPARO EN REVISIÓN 252/2012, PROMOVIDO CONTRA ACTOS DEL JUEZ TERCERO DE LO PENAL DEL PRIMER DISTRITO JUDICIAL DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN; FALLADO EN SESIÓN DE ONCE DE SEPTIEMBRE DE DOS MIL DOCE. Estamos en contra de la sentencia de la mayoría, porque consideramos que en este caso concreto la Suprema Corte de Justicia de la Nación no puede ocuparse del tema de competencia del juez responsable, pues éste fue resuelto por la autoridad jurisdiccional, en un conflicto competencial, cuya sentencia constituye cosa juzgada que, como verdad legal, no puede tocarse. Como se recordará, el juicio de amparo en revisión motivo de la ejecutoria, así como el grupo de asuntos listados para verse en la misma fecha, plantea la necesidad de precisar qué jueces son competentes para conocer de los delitos cometidos por los militares, en las distintas circunstancias de hecho que se presentan. La razón por la que el Tribunal Pleno analizó este juicio obedeció a lo determinado por el propio Pleno, en la resolución del asunto varios, “caso Radilla”, pues consideró pertinente asumir su competencia originaria para pronunciarse sobre algunos temas relacionados con la justicia castrense. La Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió, por mayoría de votos, que las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en las cuales el Estado Mexicano fue parte, son obligatorias. En consecuencia, determinó que es 1 vinculante la interpretación del artículo 13 de la Constitución General de la República, hecha por ese tribunal internacional, en el tema del fuero militar. De tal manera que los distintos asuntos relacionados con la justicia castrense deban verse ─consideró la mayoría─ a la luz de esas consideraciones, para dilucidar a qué juez corresponde el conocimiento del asunto. No compartimos tal postura, desde luego, pues estamos convencidos de que los criterios interpretativos emitidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos pueden resultar orientadores, mas no obligatorios, para los jueces mexicanos. Creemos, también, que es indebida la interpretación que dicha Corte hizo del artículo 13 de nuestra Ley Suprema y que, por tanto, no puede ser orientadora en nuestro sistema jurídico. Al margen de estos argumentos que son el sustento de nuestra postura sobre el tema en general, en el caso concreto existe una peculiaridad que hace imposible que esta Suprema Corte retome el análisis de la competencia y se pronuncie, como lo hizo. Nos referimos a la autoridad de la cosa juzgada. Para explicar nuestro criterio jurídico, es preciso hacer la siguiente relatoría de los hechos probados en los autos del juicio de amparo que nos ocupa: I. El dieciocho de abril de dos mil once un civil aparentemente fue agredido y perdió la vida en manos de militares adscritos a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Nuevo León. La escena del crimen fue alterada por militares, quienes aparentemente colocaron en el interior del vehículo del civil un arma de fuego y tres casquillos percutidos. 2 II. El diecisiete de mayo siguiente, el juez del fuero común dictó auto de formal prisión por el delito contra la administración de justicia, previsto y sancionado por la fracción XXVII del artículo 224 del Código Penal del Estado, y remitió los autos a un juez militar para que siga conociendo del proceso. III. El juez del fuero militar no aceptó la competencia para conocer del proceso, por lo que devolvió los autos al juez del fuero común. IV. El treinta de junio de dos mil once, un tribunal colegiado de circuito resolvió el conflicto competencial entre estos dos jueces y determinó que el competente para conocer del proceso es un juez del fuero militar. V. El cinco de julio de dos mil once, el juez del fuero militar dictó un auto que denominó “de reanudación de procedimiento después de haberse dirimido un conflicto competencial” determinó continuar el procedimiento penal en contra del militar quejoso por los delitos cometidos en contra la administración y procuración de justicia y consideró válidas todas y cada una de las actuaciones practicadas por el juez de origen. VI. En contra de esa determinación, el militar promovió juicio de amparo indirecto. Cabe precisar que en sus conceptos de violación no impugnó la competencia del juez del fuero militar, ni formuló expresión alguna al respecto. VII. En sentencia de fecha veintiocho de noviembre de ese mismo año, el juez de Distrito, al que correspondió conocer del asunto, negó la protección constitucional solicitada en contra del auto de formal prisión. VIII. Inconforme con la decisión, el militar quejoso interpuso recurso de revisión. IX. El doce de abril de dos mil doce, el Tribunal Pleno ejerció facultad de atracción para conocer del asunto. Como se destaca en el punto IV de la relación de antecedentes, existe sentencia firme dictada por un tribunal 3 federal en la que se determinó la jurisdicción a la que correspondió el conocimiento del asunto penal. Dicha resolución es cosa juzgada y jurídicamente no puede someterse a análisis a través del juicio de amparo que se promovió en contra del auto de formal prisión. Al respecto, es ilustrativa, por identidad de razón, la tesis jurisprudencial siguiente: “CONFLICTO COMPETENCIAL ENTRE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. SI UNO DE ELLOS DESCONOCE EL PRINCIPIO DE COSA JUZGADA SOBRE LA CUESTIÓN COMPETENCIAL Y DECLARA SER INCOMPETENTE PARA CONOCER DEL ASUNTO RELATIVO, PROCEDE REVOCAR SU DETERMINACIÓN EN RESPETO A LA GARANTÍA DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. La cosa juzgada se instituye en el orden jurídico nacional como resultado de un juicio regular concluido en todas sus instancias, llegando al punto en que lo decidido ya no es susceptible de volver a discutirse, en aras de salvaguardar la garantía de acceso a la justicia prevista en el segundo párrafo del artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Así, al existir un pronunciamiento definitivo sobre la competencia del órgano jurisdiccional que debe conocer de determinado asunto, porque en su contra no procede recurso alguno, dicha resolución adquiere la calidad de cosa juzgada propia de toda decisión jurisdiccional y, por tanto, es irrebatible, indiscutible e inmodificable incluso para la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Bajo este tenor, si un Tribunal Colegiado de Circuito, al resolver un recurso de revisión interpuesto en contra de una sentencia dictada en un juicio de amparo indirecto, decide cuál es el Juzgado de Distrito investido de facultades para conocer del asunto en primera instancia, tal resolución constituye cosa juzgada al derivar de un medio de defensa inimpugnable acorde con el último párrafo de la fracción VIII del artículo 107 constitucional, independientemente de lo acertado o no de esa decisión. Por tanto, un diverso Tribunal Colegiado de Circuito al conocer en revisión del juicio de amparo indirecto resuelto ahora por el Juez de Distrito declarado competente, jurídicamente no puede volver a examinar ese tema competencial; y, si lo hace declarando ser incompetente para conocer del asunto por estimar que la revisión 4 proviene de un órgano jurisdiccional incompetente, sería con violación al principio de cosa juzgada, lo que da lugar a revocar esa determinación atendiendo a los principios relativos de la garantía de administración de justicia y de seguridad jurídica, y ordenar que conozca y resuelva de fondo el asunto puesto a su consideración. Lo anterior, en virtud de que la cosa juzgada debe acatarse aun cuando se estime que esa decisión pueda no ser correcta, es decir, independientemente de la responsabilidad en la que se pudo haber incurrido.” Novena Época Registro: 167288 Instancia: Segunda Sala Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XXIX, Mayo de 2009, Materia(s): Común Tesis: 2a. LIV/2009 Página: 267 Competencia 44/2009. Suscitada entre el Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Cuarto Circuito y el Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del mismo circuito. 6 de mayo de 2009. Cinco votos. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretario: Óscar Palomo Carrasco. Si bien, coincidimos con los Señores Ministros que afirmaron en sesión que la competencia es un presupuesto procesal y que como tal puede ser susceptible de ser analizado en cualquier momento del juicio; sin embargo, estamos convencida de que cuando éste ya fue motivo de análisis a través del medio de impugnación jurisdiccional correspondiente y la resolución recaída a ese medio causó estado, existe cosa juzgada, y bajo ningún supuesto se puede soslayar. El tema de la competencia es susceptible de análisis en cualquier tiempo del procedimiento cuando no ha habido pronunciamiento específico y firme que lo decida. No aceptamos la postura relativa a que, en el caso, es posible analizar la competencia, porque ello implica ignorar la verdad legal que al respecto existe, significa desconocer la seguridad jurídica de la cosa juzgada. En el contexto de los derechos humanos, en que está inmersa la discusión del tema relativo al fuero militar, consideramos de fundamental importancia el principio de 5 seguridad jurídica sobre el que descansan el orden y la paz social de una comunidad. La firmeza de una determinación judicial que ha causado ejecutoria, es sin duda, una de las garantías del estado de derecho, a través de la cual se respetan otras garantías y derechos humanos de igual jerarquía. Por ello, sostenemos con pleno convencimiento, que los jueces federales no podemos ignorar (aun invocando la protección de derechos humanos) la autoridad de la cosa juzgada; porque, además, en la mayoría de los litigios que se someten a nuestra potestad intervienen como contrapartes sujetos titulares de esos derechos humanos, y es nuestro deber inexcusable mantenerlos en equilibrio, lo que se pone en riesgo cuando sólo se consideran los derechos humanos de una de las partes. Aun más, en el caso, se estaría desconociendo una resolución dictada por un Tribunal Colegiado de Circuito, al resolver un conflicto competencial cuyo conocimiento original corresponde a esta Suprema Corte. De conformidad con la Ley Orgánica del Poder Judicial Federal, los Tribunales Colegiados de Circuito no tiene facultades para dirimir competencias entre fueros distintos. El artículo 37 de la propia ley, en su fracción VI, faculta a los Tribunales Colegiados para resolver los conflictos de competencia que se susciten entre Tribunales Unitarios de Circuito o jueces de Distrito de su jurisdicción en juicios de amparo; cuando el conflicto de competencias se suscite entre Tribunales Unitarios de Circuito o jueces de Distrito de distinta jurisdicción, conocerá el Tribunal Colegiado que tenga jurisdicción sobre el órgano que previno. 6 El artículo 21, por su parte, dispone que: “Corresponde conocer a las Salas. Fracción VI. De las controversias que por razón de competencia se susciten entre los tribunales de la Federación, entre éstos y el de los Estados, entre los Estados y algún otro, y entre de los Estados del Distrito Federal, y cualquiera de éstos y los militares.” La competencia originaria para conocer de estos conflictos competenciales es de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que la delegó a los Tribunales Colegiados de Circuito a través del Acuerdo 5/2001, punto QUINTO, que dispone: “De los asuntos de la competencia originaria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con las salvedades especificadas en los puntos tercero y cuarto de este Acuerdo: corresponderá resolver a los Tribunales Colegiados de Circuito: fracción II. Los conflictos de competencia, con excepción de los que se susciten entre los tribunales colegiados de circuito”. De ahí que en el caso a estudio el Tribunal Colegiado ejerció la representación de la Suprema Corte, resolvió en nuestro nombre y, por lo tanto, opera a plenitud el principio que establece el artículo 104 de la Constitución, en el sentido de que las decisiones de los Tribunales Colegiados son definitivas y que en contra de ellas no procede ningún recurso ni medio de defensa. En el caso no se ha planteado ningún argumento ni medio de defensa en contra de la resolución del conflicto competencial, de oficio, en esta instancia, se desconoce su autoridad, con lo cual estamos en disenso. Al respecto son ilustrativas las siguientes tesis: 7 “REVISIÓN EN AMPARO INDIRECTO. LA RESOLUCIÓN DICTADA POR LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO EN LA SEGUNDA INSTANCIA, CONFORME AL ACUERDO PLENARIO 5/2001, CONSTITUYE UNA DECISIÓN DEFINITIVA. De conformidad con lo dispuesto en los puntos quinto, décimo, décimo primero y décimo segundo del Acuerdo General Plenario 5/2001, de 21 de junio de 2001, los recursos de revisión en amparo indirecto, competencia originaria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, serán enviados por los Jueces de Distrito y, en su caso, por los Tribunales Unitarios de Circuito a los Tribunales Colegiados de Circuito para que verifiquen su procedencia y resuelvan, en su caso, sobre la caducidad, el desistimiento o la reposición del procedimiento, así como sobre la inconstitucionalidad de leyes locales o federales respecto de las cuales exista jurisprudencia aplicable de este Alto Tribunal; y que de resultar procedente el juicio, cuando el asunto no quede comprendido en tales hipótesis de competencia delegada, dejarán a salvo la jurisdicción originaria de la Suprema Corte de Justicia y le remitirán los autos sin analizar los temas de su exclusiva competencia. En ese sentido, la resolución dictada en segunda instancia por el Tribunal Colegiado de Circuito constituye una decisión emitida por un tribunal terminal y, por tanto, adquiere características de definitividad, de manera que la Suprema Corte de Justicia de la Nación no está jurídicamente facultada para modificarla.” Novena Época Registro: 169798 Instancia: Primera Sala Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XXVII, Abril de 2008, Materia(s): Común Tesis: 1a./J. 26/2008 Página: 338 Amparo en revisión 712/2003. Beatriz de la Rosa Castro. 25 de febrero de 2004. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Emmanuel Rosales Guerrero. Amparo en revisión 1614/2005. César Guerrero Zavala. 30 de noviembre de 2005. Cinco votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Eligio Nicolás Lerma Moreno. Amparo en revisión 293/2006. Guillermo Ochoa García. 19 de abril de 2006. Cinco votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario. Eligio Nicolás Lerma Moreno. Amparo en revisión 1310/2005. Río Bravo Eléctricos, S.A. de C.V. 7 de junio de 2006. Cinco votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Eligio Nicolás Lerma Moreno. Amparo en revisión 1663/2006. Juan Carlos Guerrero Valle. 21 de febrero de 2007. Mayoría de cuatro votos. Disidente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Ponente: Sergio A. Valls Hernández. Secretaria: Paola Yaber Coronado. 8 Tesis de jurisprudencia 26/2008. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de veintiséis de marzo de dos mil ocho. Nota: El Acuerdo General Número 5/2001, del Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación citado, aparece publicado en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIV, julio de 2001, página 1161. “SUPREMA CORTE, IMPROCEDENCIA DEL AMPARO CONTRA LOS ACTOS DE LA. La Suprema Corte ha considerado que, correspondiendo a este Alto Tribunal decidir sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de los fallos del Tribunal de Arbitraje, cuando se tratase de actos en que la Suprema Corte fuese parte, no habría autoridad que pudiera decidir sobre la constitucionalidad de los mismos, porque de hacerlo la propia Corte, se constituiría en Juez y parte, lo que es un absurdo jurídico pues el juicio de amparo es improcedente contra actos de la Suprema Corte de Justicia, según la fracción I del artículo 73 de la Ley de Amparo.” Quinta Época Registro: 367589 Instancia: Cuarta Sala Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación Tomo: CXIX, Materia(s): Laboral Tesis: Página: 1067 Amparo directo en materia de trabajo 8926/48. Balsí Gómez Moisés. 15 de febrero de 1954. Unanimidad de cinco votos. Relator: Gilberto Valenzuela. “SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. SUS FALLOS SON INATACABLES. Conforme al sistema constitucional mexicano, la Suprema Corte de Justicia de la Nación es el más Alto Tribunal del país, en virtud de que sus resoluciones son inatacables, pues el orden jurídico vigente no contempla medio alguno de defensa o mecanismo para que aquéllas puedan ser revisadas, es decir, no existe otra instancia jurisdiccional superior a ella. La veracidad del enunciado anterior queda de manifiesto nítidamente en los siguientes ejemplos: el juicio de amparo es improcedente contra sus actos, según lo dispone expresamente el artículo 73, fracción I, de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; en materia laboral, los conflictos que se susciten entre ese órgano supremo y sus empleados, serán resueltos por él mismo, tal como lo establece el artículo 123, apartado B, fracción XII, párrafo segundo, de la Constitución Federal; tratándose de las sanciones previstas en la fracción XVI del artículo 107 de la Ley Fundamental, una vez que el Máximo Tribunal de la República determina su aplicación a las autoridades responsables, debe consignarlas directamente ante el Juez de Distrito, es decir, que no condiciona su proceder a la consideración del Ministerio Público. En el caso en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación establece que una sentencia de amparo ya se encuentra cumplida, resulta evidente que 9 dicha determinación es irrecurrible y, por ende, ya no puede ser materia de análisis a través de medio alguno de impugnación o mecanismo de defensa.” Novena Época Registro: 185303 Instancia: Segunda Sala Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo: XVI, Diciembre de 2002, Materia(s): Común Tesis: 2a. CLXXIV/2002 Página: 291 Reclamación 212/2002-PL. Ángel García Lara y otro. 18 de octubre de 2002. Cinco votos. Ponente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Secretario: Alberto Díaz Díaz. “COSA JUZGADA INDIRECTA O REFLEJA. SU EFICACIA DENTRO DEL JUICIO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. La institución de la cosa juzgada debe entenderse como la inmutabilidad de lo resuelto en sentencias firmes, sin que pueda admitirse su modificación por circunstancias posteriores, pues en ella descansan los principios constitucionales de certeza y seguridad jurídica; sin embargo, existen circunstancias particulares en las cuales la eficacia de dicha institución no tiene un efecto directo respecto a un juicio posterior, al no actualizarse la identidad tripartita (partes, objeto y causa), sino una eficacia indirecta o refleja y, por tanto, el órgano jurisdiccional debe asumir los razonamientos medulares de la sentencia firme -cosa juzgada- por ser indispensables para apoyar el nuevo fallo en el fondo, sobre el o los elementos que estén estrechamente interrelacionados con lo sentenciado con anterioridad y evitar la emisión de sentencias contradictorias en perjuicio del gobernado. Ahora bien, si en términos del artículo 40, párrafo tercero, de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo, alguna de las partes hace valer como prueba superveniente dentro de un juicio contencioso administrativo instado contra actos tendentes a la ejecución de un diverso acto administrativo, la resolución firme recaída al proceso donde se impugnó este último y se declaró nulo, procede que el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa aplique lo resuelto en el fondo de dicha ejecutoria, haga suyas las consideraciones que sustentan el fallo y declare la nulidad de los actos impugnados, a fin de eliminar la presunción de eficacia y validez que, en términos de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo y del Código Fiscal de la Federación posee todo acto administrativo desde que nace a la vida jurídica, evitando así la emisión de sentencias contradictorias.” Novena Época Registro: 163187 Instancia: Segunda Sala Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XXXIII, Enero de 2011, Materia(s): Administrativa Tesis: 2a./J. 198/2010 Página: 661 Contradicción de tesis 332/2010. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Tercero en Materia Administrativa del Tercer Circuito y Décimo 10 Tercero en la misma materia del Primer Circuito. 17 de noviembre de 2010. Unanimidad de cuatro votos. Voto concurrente de Sergio A. Valls Hernández. Ausente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Ponente: José Fernando Franco González Salas. Secretario: Jonathan Bass Herrera. Tesis de jurisprudencia 198/2010. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto Tribunal, en sesión privada del veinticuatro de noviembre de dos mil diez. “COSA JUZGADA. ADQUIEREN ESA CATEGORÍA LAS DETERMINACIONES SOBRE CUESTIONES COMPETENCIALES QUE HAYAN SIDO IMPUGNADAS Y REVISADAS EN LAS INSTANCIAS CORRESPONDIENTES. Cuando existe un pronunciamiento definitivo sobre la competencia del juzgador, ya sea porque en su contra no procede recurso alguno, o bien, porque tal determinación se dictó al resolver un medio de defensa inimpugnable, dicha resolución adquiere la categoría de cosa juzgada, propia de toda decisión jurisdiccional que es irrebatible, indiscutible e inmodificable. Por ello, es indudable que en el recurso de apelación interpuesto contra la sentencia de primera instancia, el tribunal de alzada no puede analizar las facultades del juzgador para conocer del asunto.” Contradicción de tesis 121/2005-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Primero y Tercero, ambos del Décimo Segundo Circuito. 16 de noviembre de 2005. Cinco votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Pedro Arroyo Soto. Novena Época. Registro: 176341. Instancia: Primera Sala. Jurisprudencia. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo: XXIII, Enero de 2006. Materia(s): Común. Tesis: 1a./J. 175/2005. Página 247. “COSA JUZGADA. Es la verdad legal, y contra ello no se admite recurso ni prueba de ninguna clase; este principio ha sido universalmente reconocido por todas las legislaciones, y su violación constituiría un verdadero atentado al orden social.” Quinta Época Registro: 285651. Instancia: Pleno. Tesis Aislada. Fuente: Semanario Judicial de la Federación. Tomo: XIII. Materia(s): Común. Tesis: Página: 647. Desde otro aspecto, en el expediente varios, caso “Radilla”, se sostuvo que los criterios interpretativos del fuero militar se generarían hacia el futuro y este asunto, en el tema de la competencia, fue resuelto por el Tribunal Colegiado antes de que la Suprema Corte de Justicia conociera del caso “Radilla”, por lo que no puede encuadrar en los supuestos a que nos referimos en aquella ocasión. 11 Conclusión final Existe, en el caso, una resolución de órgano superior que determinó la competencia del fuero militar en los términos del conflicto competencial correspondiente, esta decisión ejecutoria, que constituye la verdad legal no deriva de manera directa o indirecta del auto de formal prisión, es una resolución jurídica que reviste autonomía, y respecto de la cual, estamos impedidos para hacer pronunciamiento alguno que la derribe. Por ello, los suscritos ministros nos manifestamos en contra de la decisión alcanzada. _________________________________________ MINISTRA MARGARITA BEATRIZ LUNA RAMOS ____________________________________________ MINISTRO SERGIO SALVADOR AGUIRRE ANGUIANO Guadalupe M. Ortiz. 12