talentos patriotas de hernando arias de saavedra

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TALENTOS PATRIOTAS DEL GOB. HERNANDO ARIAS DE
SAAVEDRA
INTEGÉRRIMO CRIOLLO DE ASUNCIÓN.
Hijo de esta tierra, Hernandarias había nacido en Asunción del Paraguay, cabeza
de la gobernación del Río de la Plata, el 10 de septiembre de 1561 (según algunos
autores habría nacido en el año de 1559, 1560 y/o 1564). Fue su padre el capitán
español Martín Suárez de Toledo, de linaje y condiciones sobresalientes (“hombre de
valor y de mucha calidad y estima”, de “gran templanza, nobleza y bondad” según los
testimonios de sus contemporáneos) y su madre doña María de Sanabria, de temple
vigoroso e indomable. Por consiguiente, era nieto por vía materna del Adelantado don
Juan de Sanabria y de doña Mencia Calderón de Sanabria, dama española que trasladó
su fortuna al Paraguay. Como su padre era, a su vez, hijo del Correo Mayor del Rey don
Hernando Arias de Saavedra, Hernandarias recibió el nombre de su abuelo paterno, tal
cual la costumbre de la época: “Del matrimonio de María Calderón y Sanabria con
Martín Suárez de Toledo nacieron ocho hijos, tres varones y cinco mujeres. El
primogénito fue varón, el cual, como era costumbre, tomó para sí el nombre del abuelo
paterno, Hernando Arias de Saavedra, nombre después compendiado por él en
Hernandarias o Hernandarias de Saavedra”.
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AUDACIA Y VALENTÍA: CONQUISTADOR ESPAÑOL. PROTOTIPO DE LA
RAZA HISPANA.
Cuándo contaba tan sólo con 14 años, el joven Hernandarias marchó a la guerra
contra las tribus fronterizas de indígenas que hostigaban a la población asunceña,
acompañando a los más ilustres capitanes de su tiempo en las correrías por Asunción, su
ciudad natal. Envuelto en visos de leyenda se encuentra el relato según el cual
Hernandarias retó al cacique enemigo a un duelo cuerpo a cuerpo matándole y saliendo
él mismo con heridas menores.
A los 18 años, Hernandarias se enroló en la expedición, organizada por el
gobernador de Tucumán Gonzalo de Abreu (1578), a la mítica “Ciudad del César” o
“Ciudad de los Césares”, tras los rastros de la legendaria expedición de Francisco César,
soldado de Solís, que dio principio a la leyenda. Regresó a Asunción ya caracterizado
como valeroso soldado y le tocó prestar sus servicios para la repoblación de Buenos
Aires: se le encomendó bajo las órdenes de Alonso de Vera y Aragón “Cara de Perro”,
acarrear el ganado (por más de 250 leguas extenuantes y peligrosas) destinado a la
segunda fundación de Buenos Aires emprendida por quién sería su futuro suegro, el
general don Juan de Garay, figura del mayor prestigio en la región del Plata.
Siguiendo bajo las órdenes de Alonso de Vera emprendió las campañas de
Carayba y a los feroces Guaycurúes, mostrándose como “soldado de mucho esfuerzo,
peleó con ellos (los enemigos) y salió con la victoria” (según testimonio de un
compañero suyo). Destacándose por su valor y su heroísmo, Francisco Pérez de Burgos
decía de Hernandarias: “Aunque era muy mozo […] y por verle tan animoso y tan
concertado en todo lo que se le encargaba y la buena diligencia que ponía el dicho
Alonso de Vera le armó capitán y le dio la primera conduita y compañía de gentes, con
la que corría todas la tierra y allanaba todos los indios del distrito”.
Cumpliendo el mandato que le dejara Garay, Alonso de Vera y Aragón “Cara de Perro”,
con el capitán Hernandarias, acometió la empresa notable de la fundación de
Concepción del Bermejo. Hernandarias, que tuvo el mérito de descubrir “por la otra
banda del río” (Río Paraguay) un camino nuevo a la ciudad de Asunción, fue nombrado
alcalde ordinario de primer voto de Concepción del Bermejo.
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Acabado estratega a los 27 años, Hernandarias, en ocasión de la fundación de
la ciudad de Vera de las Siete Corrientes (en 1588 y con el gran propósito de erigirse en
antemural de los avances portugueses), fue designado por el Adelantado Juan Torres de
Vera y Aragón “capitán de toda la gente que partía por tierra acarreando la hacienda
mayor”. La proeza de Hernandarias fue elogiada por un calificado testigo: “llevó
muchos caballos y yeguas, bueyes y vacas y a su costa un bajel por el río con muchos
bastimentos y su persona con mucho lustre y bien aderezado y con sus armas y caballos
y armas de caballo y las demás ofensivas y defensivas necesarias para su personal. Salió
por tierra tomando a su cargo el mayor trabajo que fue llevar todos los caballos y
ganados mayores”.
A los 32 años, en atención a sus altos méritos, Hernandarias se elevaba a la
primera magistratura, puesto que por voluntad unánime del cabildo y de todos los
pobladores reemplazaba a Alonso de Vera y Aragón “Cara de Perro”, su íntimo amigo,
en el gobierno de Asunción, ejerciendo la tenencia general de las provincias a partir de
1592 y por primera vez, con mucho provecho para la ciudad de Asunción.
Designado don Fernando de Zárate gobernador de las provincias del Plata,
tuvo la grata sorpresa de ver el porte y prestigio que Hernandarias tenía entre los de su
tierra y del “cuidado y la presteza con que había acudido a hacer el dicho socorro” (ante
el amago de un ataque pirata de barcos ingleses que finalmente se pierden en las costas
del Brasil).
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BUEN
y
HONRADO
GOBERNANTE,
EMPRENDEDOR,
CONSTANCIA:
PIONERO.
A fines de 1596, el nuevo gobernador de las provincias del Plata, don Juan
Ramírez de Velasco, informa a Hernandarias su nombramiento como teniente general
de la gobernación: “El Paraguay tenía en Hernandarias el atalaya donde se quebraban el
desorden y la reacción del indio”. Así es como Hernandarias, a la cabeza de 81
efectivos, se dirigiría a Concepción del Bermejo a combatir trabajosamente a los indios,
sufriendo heridas en la cruenta batalla. En dicha circunstancia supo de la trágica y
dudosa muerte de Ramírez de Velasco. Retornó a Asunción y halló convulsionada a la
ciudad, debido a las discrepancias en cuanto a la sucesión del mando: se dirimía si
Ramírez de Velasco había depositado o no en él su confianza. En un gesto de alta
nobleza declinó el mando para someterse a los designios de la mayoría, que
principiando el año 1598 lo designó gobernador “como otra vez lo habían nombrado ya,
en ocasión semejante […] con mucho gusto y aplauso de toda la gobernación […]
haciendo uso del privilegio concedido por el emperador Carlos V”.
En el año 1603 Hernandarias fue designado por el virrey del Perú a un tercer
período en la gobernación vacante, para júbilo de la población, que no abandonaba los
elogios a su persona: honradez, bondad y escrupulosidad, entre otros. Enseguida se
cuenta una de sus medidas más emprendedoras: organizó el caudillo una nueva
expedición en busca de la mítica “Ciudad de los Césares”. La notable expedición, que
demandó seis meses preparar y que el propio Hernandarias enfermo comandaba, partió
de Buenos Aires el 1º de noviembre de 1604 y después de recorrer 250 leguas en el
inmenso desierto pampeano regresó el 18 de febrero de 1605, sin perder uno solo de los
130 soldados. Las incursiones hacia la “Ciudad de los Césares” le dieron a Hernandarias
conocimiento de un vasto territorio, llegando a las márgenes de los ríos Colorado y
Negro y costeando siempre sus riberas, alcanzando Choele Choel y el actual territorio
de la ciudad de Gral. Roca. Así pues proyectó un plan para la población de la Patagonia,
como se desprende de su carta al Virrey del Perú: “instalar sus ciudades en los valles de
la cordillera”, lo que a juicio de Raúl Molina, su gran biógrafo, haría que hoy, si hubiera
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sido oído su plan, la Patagonia presentaría una población crecida, con valores inmensos
en explotación y zonas menos desérticas.
Esta era sólo una arista en su pensamiento geopolítico: también propuso la vía
Lima-Asunción-Santa Catalina, a fin de beneficiar el comercio con Cádiz y Sevilla.
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SABIDURÍA Y PRUDENCIA.
Hernandarias fue el primer gobernador que protegió decididamente la acción
evangelizadora del misionero y a la par de ello se interesó en la suerte de los productos
del suelo. Son frecuentes sus solicitudes al monarca de la adopción de medidas que
impliquen protección para el ganado cimarrón (matado inútilmente), así como para el
vino, el trigo y otros frutos de la tierra.
Persiguiendo al contrabando con dureza, como se podrá apreciar, reveló un
exagerado respeto de los preceptos reales, impartiendo justicia y administrando con
prudencia, manejando a su vez los caudales públicos con honradez.
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RECTITUD, LEGALIDAD Y JUSTICIA: COMBATE AL CONTRABANDO.
La situación austral del virreinato del Perú presentaba numerosos y apremiantes
problemas de soberanía que no podían ser atendidos desde la alejada Lima. En efecto,
estaba situada Buenos Aires a más dos mil leguas de Lima. Y en cuanto al comercio
monopolizado desde Lima, se había comprobado que conducía a la agonía en el Río de
la Plata, que sólo lograba lo necesario tolerando el contrabando. El contrabando era el
delito de todos los días en el que estaban asociados gobernantes y funcionarios
españoles inescrupulosos, criollos de esa aún poco desarrollada “aldea porteña”. Ocurre,
que a comienzos del siglo XVII, ese contrabando había dejado de ser el delito vulgar,
oculto o clandestino, tan común a todos los puertos del mundo. En la ciudad de Buenos
Aires, sin embargo, tuvo un desarrollo tan particular que adquirió la categoría de
ejemplar, destacando “orgullosos” con ese nombre los partícipes de practicarlo, el
carácter
hábil
y
expuesto
de
sus
actividades
delictivas;
comentadas
tan
desfavorablemente en toda la América hispana.
La cuarta gobernación de Hernandarias se inició el 3 de mayo de 1615 y tuvo
como objeto principalísimo de su atención combatir este fenómeno. Así inmediatamente
el caudillo se trasladó a Buenos Aires, llevando adelante disposiciones extremas en
defensa del vecindario y su comercio. Debió expulsar de la ciudad a judíos portugueses
que simulando ser católicos practicantes, ejercían el contrabando tan perjudicial para la
economía regional. Hernandarias inició el proceso contra el famoso cuadrilátero del
fraude aduanero (trata de esclavos y contrabando). Su título: ‘de los excesos y
desórdenes del puerto de Buenos Aires’. La lucha implacable y cruel entre
Hernandarias, nombrado Juez Pesquisidor por la Real Audiencia de Charcas, y sus
adversarios los contrabandistas hizo reinar en la ciudad el desafuero y la violencia por
casi toda la centuria.
Hernandarias, si bien no era contrario al “comercio libre”, deberá denunciar las
irregularidades y acabará enrolándose en el proteccionismo, ya que entendía que por el
proceder erróneo del contrabando Buenos Aires resultaría perjudicada con la clausura
definitiva de su puerto (la creación de la Aduana seca de Córdoba corroboraría luego
sus presunciones).
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PROMOCIÓN DE LA EDUCACIÓN.
Una de las mayores glorias de Hernandarias fue el desarrollo de la instrucción y
de la educación. Bajo su administración fundó varias escuelas y los primeros colegios
de segunda enseñanza, que desarrollaron la cultura barroca indiana. Al impulso de su
protección y ayuda personal, primero los franciscanos y después los jesuitas en sus
misiones del Paraguay y Misiones, levantaron conventos y residencias, y se repararon
templos; abrieron aulas de primeras letras y clases de gramática y latín. Inclusive fundó
talleres de artes y oficios, que instala en sus casas de Santa Fe para que la mujer con su
trabajo manual, pudiera adquirir la dote necesaria para tomar estado. Artesanado y
comercio dinámico son pilares de su acción enmarcada en justas leyes para el beneficio
común.
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VOCACIÓN: CAUDILLO DE LOS “HIJOS DE LA TIERRA” (CRIOLLOS Y
MESTIZOS) EN AMÉRICA DEL SUR.
No sin razón se sostiene que Hernandarias es una figura epónima de la
nacionalidad, “cerebro de la colonización y brazo de la conquista”. Ya erigido en
representante genuino de los mestizos y criollos, llegaría en el año de 1592 por decisión
del Cabildo de su ciudad natal, por primera de cuatro veces al gobierno. Carlos María
Aranguren, al referirse al origen e importancia de los mestizos, sostiene: “El
conocimiento del origen y formación del mestizo hispano-indio del río de la Plata, los
mancebos de la tierra, como después se los llamó, tiene mucha importancia en nuestra
historia y en la historia de Hernandarias, porque con ellos se fundaron las principales
ciudades del Plata, porque ellos fueron los primeros pobladores de nuestros campos, y
porque ellos, unidos a sus hermanos criollos, formaron el primer núcleo político
nacional americano, el que llegó al gobierno de la colonia con su caudillo Hernandarias
de Saavedra”.
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EJEMPLO.
Todas las crónicas y testimonios de la época coinciden en señalar que fue
Hernandarias ejemplo de caballero cristiano, sinónimo de nobleza hispana y símbolo de
la cultura rioplatense.
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FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA.

ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA; Ricardo Levene [dir], Historia de la Nación
Argentina, Buenos Aires, El Ateneo, 1947.

AGUADO BLEYE, PEDRO; Manual de Historia de España, tomo 2, Madrid, Espasa
Calpe, 1958.

ARANGUREN, CARLOS MARÍA; Hernandarias, Primer Estanciero Criollo del Río de
la Plata, Paraná, s.ed., 1963.

BUSANICHE, JOSÉ LUIS; Historia Argentina, Buenos Aires, Solar, 1984.

FURLONG, GUILLERMO; Las industrias en el Río de la Plata desde la colonización
hasta 1778, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1978.

MOLINA, RAÚL A.; Hernandarias, el hijo de la tierra. 1560 –1631, Buenos Aires,
Lancestremere, 1948.

PALACIO, ERNESTO; Historia de la Argentina, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 16ª ed,
1992.
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