LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII 1.- LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL

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LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII
1.- LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL SISTEMA DE UTRECH.
La muerte en el año 1700 de Carlos II sin descendencia provocó un grave conflicto sucesorio, que también tuvo un carácter
internacional. Había 2 aspirantes al trono, Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y que había sido designado
heredero por Carlos en su testamento y el Archiduque Carlos de Austria. En 1701 Felipe fue coronado rey de España pero
sin renunciar a sus derechos a la corona francesa, lo que provocó el recelo de Inglaterra, Austria y los Países Bajos (Alianza
de la Haya-1701) ante una posible unión bajo una misma corona de España y Francia.
La Guerra de Sucesión fue a la vez un conflicto hispánico y europeo; comenzó de forma favorable a Carlos, los británicos
tomaron Gibraltar (1704) y las tropas de Carlos conquistaron rápidamente los reinos de la corona de Aragón. Felipe que
tenía un apoyo firme en Castilla, gracias a la ayuda francesa consiguió estabilizar la situación desde 1707. La subida de
Carlos al trono imperial en 1711 originó una nueva situación. El temor de Inglaterra y Países Bajos a que se volviese a
crear un bloque hispano-alemán favoreció la paz, que se firmó en el Tratado de Utrech (abril 1713). Aunque en Cataluña la
guerra duró hasta el 11 de septiembre de 1714.
La Paz de Utrech supuso el reconocimiento de Felipe V como rey de España a cambio de renunciar a la corona de Francia y
a una serie de concesiones. Inglaterra obtuvo Gibraltar, Menorca, el monopolio de la venta de esclavos en América
(asiento de negros) y el derecho a enviar a la América española un barco con manufacturas (navío de permiso). Austria
obtuvo los Países Bajos y las posesiones en Italia. Esta paz supuso que España pasase a ser una potencia de segundo
orden.
2.- CAMBIO DINÁSTICO. LOS PRIMEROS BORBONES.
La victoria de Felipe de Anjou en le Guerra de Sucesión supuso la entronización en España de una nueva dinastía: los
Borbones, que recibió el reconocimiento internacional en la Paz de Utrech.
Felipe V (1700-1746) fue un rey de salud quebradiza y débil carácter. Su política exterior estuvo marcada por el interés de
su segunda esposa Isabel de Farnesio en conseguir recuperar posesiones en Italia para que sus hijos tuvieran reinos; fruto
de ello es el Tratado de Viena (1738) por el que obtiene para su hijo, el infante Carlos, los territorios de Sicilia y Nápoles.
Francia, con la que se establecieron los llamados Pactos de Familia, fue su principal aliada. Practicó una política económica
de promoción de la industria, se fundaron las primeras reales fábricas, y del comercio con la supresión de las aduanas
estatales, la libre circulación de algunos productos y la creación de compañías de comercio para reactivar el comercio con
América.
En 1724 tuvo lugar el breve reinado de Luis I, que falleció a los pocos meses de viruela. Fernando VI (1746-1759) tuvo un
reinado marcado por la neutralidad en política exterior y la personalidad del Marqués de la Ensenada en la interior, éste
impulsó un intento de modernizar el país, entre sus proyectos estaba el de realizar una reforma fiscal basada en un
impuesto único sobre las propiedades y las rentas, incluidas las de los estamentos privilegiados; para ello era necesario
conocer la riqueza del país por lo que se realizó el llamado Catastro de Ensenada. Finalmente la reforma fiscal no se realizó
por las presiones de los privilegiados. Para favorecer el comercio se suprimieron los impuestos sobre el comercio interior
de granos y se liberalizó el comercio con América. Ensenada fue destituido en 1754
3.- REFORMAS EN LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO. LA MONARQUÍA CENTRALISTA.
Felipe V tuvo como primer objetivo reformar la administración española, para lo que tomó el modelo francés,
caracterizado por la centralización. Los llamados Decretos de Nueva Planta (Valencia en 1707, Aragón en 1711, Cataluña y
Mallorca en 1716) significaron la desaparición de los diferentes reinos con sus leyes e instituciones. Todo el territorio
quedó uniformizado según el modelo castellano, únicamente las provincias vascas, que habían apoyado desde el principio
la candidatura de Felipe V, mantuvieron sus fueros. No obstante Cataluña tuvo algunas pequeñas concesiones como el
mantenimiento de su derecho civil y la exención del servicio militar obligatorio. Además del deseo de tener una monarquía
uniforme es muy probable que la medida significase también un castigo para los territorios de la Corona de Aragón, que
habían apoyado al archiduque Carlos como pretendiente al trono.
También hubo una profunda reorganización administrativa, se suprimieron los Consejos, salvo el de Castilla, y se crearon 5
Secretarías de Despacho con competencias sobre todo el país. La administración territorial se transformó dividiendo el
país en provincias, con una triple estructura, la autoridad política y económica (impuestos, obras públicas, policía) la
ejercían los intendentes, la judicial las audiencias y la militar capitanes generales. Para la administración local se generalizó
el modelo castellano: para cada municipio la corona nombraba un corregidor.
4.- LA PRÁCTICA DEL DESPOTISMO ILUSTRADO. CARLOS III.
El reinado de Carlos III (1759-1788) se caracteriza por la implantación en España del llamado Despotismo Ilustrado,
pensamiento político que se basaba en el principio de “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”. El rey, monarca absoluto,
debía tener un papel de benefactor de su pueblo e impulsar las reformas necesarias para el progreso.
Carlos inició su reinado en España con una política reformista que buscaba modernizar el país, y que incluía medidas como
recuperar señoríos para la corona o reanudar los planes para introducir un impuesto único. La libertad del precio del trigo
(1765) coincidió con una pésima cosecha, lo que favoreció la especulación y el incremento de los precios. El Motín de
Esquilache (marzo 1766) supuso la expulsión de los jesuitas, el fin de la política reformista y el ascenso al poder de unos
gobernantes más conservadores como el conde Floridablanca, que se preocuparon sobre todo por mantener la paz social.
Los gobernantes eran conscientes de la necesidad de reformar la agricultura sobre todo acabando con las propiedades
vinculadas y amortizadas, pero nunca se llevó a cabo un proyecto de reforma agraria por la resistencia de los privilegiados.
También se intentó promover las manufacturas para lo que se declaró oficialmente que todos los oficios eran honrosos
(Real cédula de 1783), pero no consiguió incrementar la inversión privada y la actividad se concentró en las reales
fábricas, y la producción de las fábricas de armas y los astilleros. En 1778 se amplió la libertad de comercio con América
hasta prácticamente la libertad total. Respecto a Hacienda el cambio más importante fue la fundación en 1782 del Banco
de San Carlos, antecedente del Banco de España.
5.- EVOLUCIÓN POLÍTICA EXTERIOR EN EUROPA.
Toda la política exterior del s. XVIII estuvo marcada por el Tratado de Utrech, que había dejado a España como una
potencia de segundo orden. Se buscó revertir algunas de las decisiones, sobre todo la pérdida de Gibraltar y Menorca y
proteger de Inglaterra el comercio americano.
Felipe V intentó recuperar parte de las posesiones italianas para los hijos que tuvo con su segunda esposa, Isabel de
Farnesio. Tras los fracasos iniciales la situación cambió con el primer Pacto de Familia (1733), alianza con Francia, que tuvo
como primer fruto la conquista de Nápoles y Sicilia para el príncipe Carlos. En 1743 se firmó el segundo Pacto de Familia.
El reinado de Fernando VI supuso un periodo de neutralidad, lo que permitió que la hacienda quedara saneada y que la
reconstruida flota de guerra fuera más poderosa. La firma del Concordato en 1753 reforzó el regalismo.
Carlos III volvió a la política belicista, sobre todo para evitar la competencia inglesa en el comercio colonial. Reanudó la
política de alianzas con Francia por medio del tercer Pacto de Familia (1761), España entra en la Guerra de los Siete contra
Inglaterra, se saldó con una derrota. En 1776 estalló la Guerra de la Independencia Americana, España y Francia se aliaron
con los americanos. El Tratado de Versalles (1783) permitió recuperar Menorca.
En conjunto la política exterior permitió mantener el imperio colonial, pero la participación en las guerras contra Inglaterra
provocó un grave endeudamiento.
6.- LA POLÍTICA BORBÓNICA EN AMÉRICA.
La llegada de los Borbones al trono de España no supuso ningún cambio en la administración del Imperio colonial. El
monopolio colonial siguió siendo efectivo pese al incremento del contrabando y del comercio. América pagaba con plata
materias primas y productos agrícolas españoles y manufacturas europeas. Cádiz era el puerto de referencia.
Desde mitad de siglo la política comercial con América sufrió cambios, se crearon compañías de comercio, se permitió la
navegación de los navíos de registro al margen de las flotas oficiales y desde 1778 se permitió el comercio con las colonias
desde cualquier puerto.
Aunque América tuvo una etapa de prosperidad lo que permitió el incremento de la población, la consolidación de los
criollos como clase dirigente local y un desarrollo intelectual, con la creación de las primeras universidades. En las últimas
décadas del siglo afloraron importantes problemas como el agotamiento de las minas, con lo que cada vez llegaba a la
península una cantidad menos de metales preciosos o la incapacidad peninsular para abastecer a las colonias por el
bloqueo británico. Una serie de medidas como el monopolio de los peninsulares en los cargos de la administración, una
importante subida de impuestos y el mantenimiento del monopolio comercial que les obligaba a vender a la metrópoli sus
materias primas a bajo precio, comprándole las manufacturas a un alto precio, con la prohibición de desarrollar las suyas,
favorecieron un deseo de autonomía entre los criollos.
7.- LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA.
Durante el siglo XVIII se dio en Europa un movimiento intelectual basado en la razón y en el conocimiento científico
conocido como la Ilustración. En España solo fue aceptada por una pequeña minoría y tuvo un desarrollo tardío por varias
causas: la oposición de la Iglesia, que llegó a utilizar en su contra a la Inquisición, la escasa importancia de la burguesía, la
indiferencia de la mayoría de la nobleza y el analfabetismo de la mayor parte de los españoles.
Entre los ilustrados españoles encontramos burgueses, pero también nobles. Se puede destacar a Antonio Ulloa, químico,
a Celestino Mutis, naturalista, Leandro Fernández Moratín, escritor y al pensador Gaspar Melchor de Jovellanos. Para
difundir sus ideas se fundaron periódicos y se crearon las llamadas Sociedades Económicas de Amigos del País. La
protección de la monarquía fue muy importante para la creación de las Reales Academias –Lengua, Historia, Bellas Artes- y
para la realización de expediciones científicas.
La Ilustración tuvo su plasmación política en el despotismo ilustrado. Fernando VI y Carlos III nombraron a ilustrados para
ocupar altos cargos, como Jovellanos, Campomanes, Olavide, Floridablanca o el marqués de la Ensenada. Analizaron
cuáles eran las causas del atraso español y propusieron soluciones.
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