Sabías que Borges

Anuncio
Martes 8 de mayo de 2007
Noticias | Cultura | Nota
En España
Revelan que Borges tuvo una fugaz
carrera como actor de cine
Personificó al protagonista del cuento "El Sur" en una película
MADRID.- Ocurrió hace más de un cuarto de siglo, pero se sabe ahora: a
los 76 años y ciego ya, Jorge Luis Borges se convirtió en actor de cine;
uno que nunca pudo verse a sí mismo en la pantalla, pero que mantuvo la
ilusión suficiente como para madrugar y llegar bien temprano al
escenario de filmación, en la localidad bonaerense de Escobar.
Fue en la madrugada del 24 de junio de 1975. Hacía mucho frío y la
locación, en pleno campo, estaba perdida en la niebla.
Pero, según recuerdan quienes trabajaron en el rodaje, lo primero que
soportó Borges no fue el frío, sino el miedo escénico; le costaba actuar.
Lo segundo, un accidente: metió el eterno bastón en lo que posiblemente
haya sido una vizcachera. Casi se cae, pero no se cayó. Salió adelante e
hizo su papel.
Y, junto con todo eso, ahora también se sabe que, en su fugaz faceta
como actor, el máximo exponente de la literatura argentina exhibió un
temperamento "nervioso, obediente, asustadizo y bien dispuesto". Y,
también, generoso. Lo único que pidió a cambio de tres días de trabajo
en filmación fue una botella de licor Pernod.
"Y, por supuesto, se la conseguimos", dijo José Luis Di Zeo, director de
Borges, un destino sudamericano, la película documental inédita en la
que, cuchillo en mano, el escritor se planta frente a la cámara y, en una
sola toma, "lucha contra el destino" para representar un papel que, sin
necesidad de ensayarlo, se sabía de memoria.
Ocurre que Borges aceptó asumir en esa toma el papel del alemán Juan
Dahlman, protagonista de su cuento "El Sur", sobre el que se basa la
película y al que Borges consideraba "el más autobiográfico" de sus
relatos. Así, en la pantalla, el escritor revela la forma en que el
personaje lucha en desigual combate contra la muerte, que termina
alcanzándolo a cuchilladas.
Un trabajo serio
De poco más de media hora de duración, la película, de carácter
documental, acaba de despertar de un letargo de tres décadas, en que
permaneció dormida en un placard de Olivos. Ayer fue exhibida en una
función privada, a la que tuvo acceso LA NACION. Y mañana será
proyectada en la Casa de América, como escalón inicial de una gira
europea.
Borges nunca quiso opinar sobre ella. "¿Qué puede decir un ciego sobre
una película?", dicen que bromeó, al requerírsele su opinión sobre la
cinta, tras su proyección privada en Buenos Aires. Ayer, el director Di
Zeo reveló aspectos de esa aventura con el autor de Ficciones.
-¿Cómo fue que Borges aceptó convertirse en actor? -preguntó LA
NACION.
-En realidad, él quería hacerlo, pero puede que nadie se lo haya
propuesto antes. Borges, más que actuar, jugó con un cuchillo, pero se lo
tomó muy en serio. Ese día, se levantó a las cinco de la mañana en su
casa de Maipú, esperando que pasáramos a buscarlo. Estuvo nervioso, se
peleó con la maquilladora y pidió perdón por tartamudear un poco. Fue
extraordinario.
-¿Qué dijo Borges sobre el producto final?
-Bromeó con la idea de lo que puede llegar a decir un ciego sobre una
película. Pero sí le llamó la atención su voz y dijo que había visto algunas
sombras amarillas, que fue el último color que distinguió.
-¿Por qué no aprovechó su disposición para lograr más tomas?
-Porque me asusté. Al llegar al lugar de filmación, Borges tuvo miedo y al
principio no quiso bajar del auto. Luego accedió, pero, apenas empezó el
trabajo, metió el bastón en un agujero en la tierra y casi se cae. De
modo que cuando hizo lo que el relato exigía no le pedimos más. Ya
estaba. Había dado mucho. No hacía falta más.
-¿Se prestó Borges de buena manera?
-Al principio decía que no a todo; todo le parecía mal. Luego, lo fue
haciendo. Jugó.
-¿Dijo él algo sobre el sitio donde debía filmarse?
-Sí. El me dijo que el almacén en el que transcurre el cuento estaba
situado en una esquina de Lomas de Zamora y me dio las calles precisas.
Pero cuando fui, allí había un edificio. Me dijo que podía ser, que él
había visto el almacén muchos años antes y que lo había registrado,
hasta que lo usó para el cuento.
-¿Cómo puede ser que la película haya estado tres décadas
arrumbada?
-Es que en la Argentina de aquel entonces Borges no interesaba. La gente
lo tenía en la biblioteca, pero no lo leía. La película sí se dio en algunos
colegios secundarios y siempre vi entre los jóvenes fascinación por Borges
y por cómo era. Creo que ahora las cosas han cambiado y que se abren
nuevas perspectivas para este documental, al que aspiramos a convertir
en largometraje con el añadido de material que aún no fue editado.
Por Silvia Pisani
Corresponsal en España
Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/906672
Noticias | Cultura | Nota
Descargar