A LA EDAD DE 10 AÑOS, un niño tuvo que enfrentar la realidad de

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A LA EDAD DE 10 AÑOS, un niño tuvo que enfrentar la realidad de la muerte al morir
su hermana de corta edad. Le tocó a él junto con su hermano y dos amigos, llevar el
pequeño ataúd blanco hasta el cementerio. Jamás podrá olvidar la triste experiencia.
Seis años después, tuvo que dar sepultura a su madre. De pie frente a la fosa vio cómo
algunos hombres bajaban los restos mortales de su mamá y una sensación de desconcierto
e impotencia se apoderó de él.
La muerte física es un hecho que debemos enfrentar porque todos un día estaremos cara a
cara frente a ella.
Uno de los más grandes dolores que una persona sufre es el de ser separada de un ser
querido. Es más agudo que el dolor físico, y no hay calmante que lo elimine totalmente.
¿Por qué es esto así? La causa proviene de la inseguridad con respecto a la vida después
de la muerte. Por ejemplo, la separación por causa de un viaje no causa tanto dolor,
porque se confía en el feliz retorno de quien hace ese viaje. Pero, ¿adónde van los que
dejan este mundo? ¿Hay un encuentro futuro?
La pregunta que hace siglos hiciera Job: "Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?", tiene
en nuestros días la misma vigencia que cuando fue formulada, porque las necesidades
básicas del hombre siguen siendo las mismas y hay interrogantes que ni la ciencia, ni la
tecnología ni los grandes descubrimientos han podido satisfacer plenamente.
La primera parte de la pregunta tiene cumplimiento todos los días, pues son muchas las
personas que diariamente dejan este mundo por distintas causas, como muerte natural por
edad avanzada, enfermedades, accidentes, suicidios, etc. Pero, ¿qué diremos de la
segunda parte? ¿Hay otra vida después de la muerte?
Sobre este tema se cierne una densa nube -de dudas, incertidumbre y supersticiones. Esto
produce un desequilibrio emocional en muchas personas, pues no tienen nada a qué
aferrarse, nada que les infunda confianza. Sólo el dolor y la desesperanza.
Sin embargo, no todo es desconcierto con respecto a la muerte. La Biblia nos asegura que
la muerte física es como un trampolín que nos lanza hacia la eternidad; es la puerta por la
cual pasa el espíritu inmortal del hombre al dejar esta vida para entrar en otra. En la
eternidad, lo importante será nuestra relación con Dios. La Biblia dice que está
establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio".
(Hebreos 9:27).
¿Cómo podremos escapar del juicio de Dios y de la muerte eterna? Sólo confiando en
Jesucristo como nuestro Salvador. El señaló: "Yo soy la resurrección y la vida. El que
cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá
jamás" (Juan 11:25,26).
POR RAZONES DE TRABAJO, vivo con mi familia en un barrio y hago varios viajes
por semana a la ciudad que está a 7 kilómetros de distancia. Más o menos a la mitad del
camino está situado el cementerio, y continuamente somos testigos de la llegada de los
coches fúnebres que ingresan por la ancha entrada del mismo.
En tales circunstancias la actitud de la gente es invariable: cabizbajos, tristes, solemnes
Lentamente los vehículos y las personas se acercan al lugar donde se depositarán los
restos mortales. Entonces, el comentario obligado gira alrededor de expresiones comunes
sobre el extinto y acerca de la fragilidad de la vida. Alguien dice" No somos nada". Otro
responde: "Hoy estamos, mañana no estamos".
En estas y otras frases similares, se denota una sensación de impotencia y desesperanza
que es característica de muchas personas.
Esta fue la experiencia del conocido escritor argentino Jorge Luis Borges. En los últimos
años de su vida terrenal, dijo: Mi única esperanza es la muerte. Tengo 80 años y sólo
espero que la muerte llegue y que sea total en cuerpo y alma, como lo esperaba mi padre,
y que no haya otra vida
después de esta, pues sería muy triste que así fuera".
Es realmente trágico llegar al final de la vida y aceptar el hecho de que la muerte es total
y definitiva y que no es posible cambiar el curso de los acontecimientos.
La esperanza humana se parece a aquella figura que un artista interpretó en la tela,
mostrando a un joven corriendo detrás de una hermosa doncella que representaba la
gloria. Ya está muy cerca de ella, tanto que casi la toca, pero no advierte que, absorbido
por la visión, ha llegado al borde de un precipicio donde caerá sin remedio.
Sin embargo, esta no es la experiencia de quienes tienen la esperanza de otra vida
después de la muerte. Se trata de los que confían en Cristo como su Salvador. El les dijo
en una ocasión a sus seguidores: "No se angustien ustedes. Confíen en Dios y confíen
también en mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir .. voy a
prepararles un lugar" (Juan 14:1,2).
La Biblia afirma que la vida sobre la tierra es frágil y efímera: "Nuestros años se van
como un suspiro. Setenta son los años que vivimos; los más fuertes llegan hasta 80; pero
el orgullo de vivir tanto sólo trae molestias y trabajo. ¡Los años pronto pasan, lo mismo
que nosotros!" (Salmo 90:9,10)
Por que muere la Gente?
Al volver del cementerio donde acababa de dar sepultura a uno de sus hijos, cierto
predicador lo hacía acompañado de su pequeño de seis años. El niño había observado con
atención las escenas de la sepultura y estaba serio y callado. De pronto, como saben
hacerlo los niños, le preguntó a su padre: Papá ¿por qué se muere la gente?".
El padre, que venía sumido en profundas reflexiones, quedó un momento sin saber qué
responder.
'La gente muere por causa del pecado... ".
¿Cómo contestar una pregunta tan extraña hecha por un niño de pocos años? El padre le
dijo: "La gente muere por causa del pecado, hijo". El niño volvió con otra pregunta: Y
por qué peca la gente?".
Si el pecado engendra la muerte, Si el pecado es la mayor fuente de males
y angustias. Si por el pecado se pierde la virtud, se arruina el cuerpo, se embrutece el
alma. Si por el pecado nos apartamos de Dios. Si el pecado no nos dará jamás felicidad
sino desdicha, Sí el pecado es ofensa a Dios. Entonces, ¿por qué pecamos?
La Biblia tiene la respuesta. Dice que pecamos porque estamos sujetos a la ley del pecado
Que actúa en nuestros cuerpos. Al referirse a la maldad de los hombres, afirma que "no
hay quien haga lo bueno. No hay ni siquiera uno (Romanos 3:10). También dice que "el
pago que da el pecado es la muerte" (Romanos 6:23).
Por nuestros propios medios no podemos librarnos de las consecuencias del pecado. Sólo
Jesucristo puede limpiarnos de nuestros pecados y darnos el regalo de la vida eterna. La
Biblia afirma que los cristianos reciben un poder que los preserva de volver a la
esclavitud del pecado y los capacita para agradar a Dios y servir a sus semejantes,
¿Está usted preparado para la muerte?
es un hecho real que todos debemos enfrentar porque un día estaremos cara a cara frente
a ella.
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La Mayor queja contra DIOS
SI DIOS ES TAN BUENO Y JUSTO, ¿por qué permite la maldad y la injusticia que hay
en el mundo". Estas palabras brotaron con amargura de labios de una joven que hacía
varios días que permanecía en un hospital como consecuencia de una grave enfermedad.
"Bueno -le dije- el día en que Dios juzgue a los seres humanos, todo esto será
solucionado". "Sí -respondió ella con tono airado-, y mientras tanto en esta vida los
inocentes sufrimos las consecuencias".
Esta joven tenía razón en pensar que la miseria y el sufrimiento que hay en el mundo son
frutos de la injusticia y corrupción de los hombres. Pero, ¿por qué permite Dios estas
cosas? ¿Por qué no destruye a los culpables en el mismo acto de su maldad?
La Biblia declara que esto ocurre por la simple razón que Dios no hace acepción de
personas. Si Dios cumple el juicio sobre los pecadores más malos, tiene que hacerlo con
todos los pecadores, porque el decreto divino sobre el pecado alcanza a cualquier persona
que es culpable. Y la Biblia asegura que "todos han pecado y están lejos de la presencia
Salvadora de Dios" (Romanos 3.23).
Si Dios ejecutara el juicio sobre el pecado, todos moriríamos en el mismo momento de
nuestro primer pecado. Sin embargo, Dios ha postergado el juicio hasta después de la
muerte para que todos tengamos oportunidad de arrepentirnos. La Biblia dice que "todos
han de morir una sola vez y después vendrá el juicio", y que Dios tiene paciencia con los
hombres 'pues no quiere que nadie se pierda, sino que todos se vuelvan a Dios".
La disposición natural de las personas es "vivir su propia vida", no tomando en cuenta a
Dios. San Pablo lo expresó así: todos no quieren reconocer a Dios, él los ha abandonado
a sus perversos pensamientos, para que hagan lo que no deben" (Romanos 1:28).
Entonces, el hombre con la mente reprobada hace lo que no conviene y después le hecha
la culpa a Dios por la injusticia y corrupción que hay en el mundo.
No obstante, no todos rechazan la bondad de Dios, sino que confían en Cristo para el
perdón de sus pecados y la salvación eterna, escapando así del juicio venidero. ¿Lo ha
hecho usted?
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