• Las disciplinas humanísticas Se agrupan en esta denominación de origen renacentista las especialidades cuyo propósito es estudiar aspectos relacionados con el espíritu del hombre, con su educación, su vida de relación, su capacidad para expresarse mediante el lenguaje o a través de las bellas artes. Aunque se clasifican en un mismo grupo no forman un todo homogéneo pues existen entre ellas diferentes grados de abstracción. Poseen, no obstante, caracteres comunes que las diferencian de las ciencias de la naturaleza o especialidades dedicadas al estudio de las realidades físicas del mundo. Las más evidentes son: • En el método: las ciencias de la naturaleza obtenían sus conclusiones partiendo de la experimentación. En las ciencias humanísticas es más común construir doctrinas gracias a la reflexión. • En la expresión: la manipulación de objetos concretos y de sus circunstancias exige a las ciencias de la naturaleza manejar nombres concretos; en las humanísticas de lo que hay necesidad es que definir con exactitud los conceptos, por lo que tienen necesidad de utilizar en mayor proporción nombres abstractos. • En el resultado: El contenido de las ciencias naturales es fundamentalmente práctico y verificable; el de las humanísticas se distingue por su carácter teórico y siempre puede estar sometido a revisiones especulativas e, incluso, a transformaciones más o menos profundas. • El lenguaje en las disciplinas humanísticas Coinciden los condicionamientos y características de este nivel con los del lenguaje técnico−científico. • La necesidad de usar la lengua culta, como corresponde a la expresión escrita. • Uso de un código elaborado. • Corrección o respecto a la norma lingüística. • Precisión al codificar los contenidos: • Uso de tecnicismos, propios según el tipo de saber. Más que de un lenguaje científico hemos de hablar de variedades de sistemas o subsistemas que coinciden en unas características comunes. • Claridad de exposición. • Sencillez sintáctica: predominio de la coordinación y yuxtaposición sobre la subordinación. Oraciones subordinadas adjetivas explicativas como aclaración de las anteriores. • Incisos entre comas, rayas y paréntesis. • Aposiciones. • Uso de la conjunción «o» como identificativa. • Definiciones o aclaraciones tras dos puntos. • Enlaces explicativos (es decir, eso es, a saber, etc.) que consolidan la coherencia textual. • Repeticiones de palabras. Improcedente en otros escritos, se toleran por su valor aclaratorio. • Elementos ordenadores del pensamiento. Bien porque lo distribuye en secuencias o bien porque establece relaciones de consecuencia o conclusión. • El uso obligatorio de formas expresivas propias de la materia tratada. • Tecnicismos específicos de cada modalidad científica o técnica. 1 • Código heterogéneo, ya que junto al código lingüístico está el uso de gráficos, cromáticos, tipográficos, iconográficos, formulaciones matemáticas, etc. • Tipográfico: uso de tipos de letra (negritas, cursivas, y redondas) • Iconográfico: gráficos, dibujos. • El respeto a las cualidades propias del estilo científico. • La objetividad. Se consigue: • Diluyendo el sujeto. • Oraciones enunciativas en función referencial. • Oraciones pronominales con se con valor impersonal o pasiva refleja. Las impersonales ocultan o prescinden del sujeto oracional y agente. La acción es anónima. Las pasivas reflejas presentan como sujeto gramatical un sustantivo inanimado que no puede ser el ejecutor de la acción. Se da desinterés por el C. Agente. • Oraciones en pasiva analítica (con ser). Se alternan con las pasivas reflejas. Acción verbal independiente de quien la realiza. • Nominalización de frases verbales o sustitución de las construcciones verbales por nominales. Esto logra que: − Diluye los valores verbales (modo, tiempo, persona), desvaneciendo el sujeto. − Se sustituye el verbo por un sustantivo postverbal abstracto que transforma la acción en un hecho ya realizado, puramente mental. • Nominalización del infinitivo. Sustituido por un pronombre o por un participio sustantivado. • Destacando hechos y datos. • La utilización de adjetivos especificativos. Generalmente postpuestos con función de delimitar el sustantivo. • Las oraciones de relativo específicativo, con el valor definidos de los adjetivos. • Complementos preposicionales del nombre, con idéntico valor que los anteriores. • Uso predominante del indicativo, modo de la realidad. • Determinando las circunstancias que acompañan a los procesos. • Mediante el uso de los distintos tipos de oraciones adverbiales. • Mediante complementos circunstanciales. • Mediante la presencia, a principio de frase, con valor circunstancial, de infinitivos, gerundios y participios. • La universalidad (univocidad) Es el deseo de dar validez universal a la exposición científica que queda enmarcado en el enunciado de forma lingüística y no lingüística. Se refiere a la correspondencia de un significado con un significante. • Rasgos lingüísticos. • Uso del artículo con valor generalizador. Transforma lo particular en general y predica de la especie lo que se dice del individuo. 2 • Presente atemporal. Es el tiempo de afirmaciones y definiciones científicas. Con él las conclusiones científicas se presentan en el tiempo verbal indefinido con lo cual estilísticamente se perpetúan y universalizan temporalmente. • La presencia de nombres abstractos, confiere categoría gramatical a lo material. • Los tecnicismos, que aparecen por su capacidad para precisar el nombre de los objetos, son también elementos que sirven a la universalidad por la facilidad con que sus contenidos pueden ser trasladados a cualquier lengua. • Rasgos no lingüísticos. Son los gráficos, fórmulas, demostraciones, etc. que permiten que las verdades científicas sean aceptadas en cualquier lugar. • La verificabilidad. Se manifiesta con los mismos rasgos no lingüísticos que la universalidad: gráficos, fórmulas, símbolos, etc. • La consideración de la capacidad del receptor. Determina la intensidad de los datos científicos y la cantidad de tecnicismos y formalizaciones recogidos en el enunciado, ya que la diferencia entre un receptor especialista en la materia y otro ignorante obliga a la redacción de textos diferentes. • Inductivo. Parte de la observación de la realidad y gracias a los datos recibidos de ésta llega a conclusiones generales a través de un proceso lógico: recepción de los hechos que brinda la experiencia, análisis para determinar qué datos son esenciales, búsqueda del principio que pueda explicar los datos experimentales (hipótesis), comprobación de la validez de éste principio. • Deductivo. El razonamiento parte de conceptos abstractos o ideas generales (tesis). La reflexión (deducción) trata de obtener las conclusiones que se desprenden de ese núcleo teórico. Pueden hacer este método poco eficaz la interferencia de elementos emocionales, la falta de rigor lógico en la reflexión y la incapacidad del lenguaje para precisar conceptos. La diferencia estriba en las características de los tecnicismos y en el contenido. • Los tecnicismos de las disciplinas humanísticas: • Son más estables que los científicos aunque en muchos casos su significación esté vinculada a la de la escuela o grupo que los originó. • Se presentan con una carga polisémica debida a la superposición de significaciones que sobre el significantes han ido acumulando los distintos usuarios. En la teoría lingüística el significante sentido remite a la vez al valor que el término tenía para Saussure y a los que posteriormente añadió Maroezaeu, Martinet o Prieto. El lector elegirá el correcto por contexto. • Pueden perder la unicidad propia del tecnicismo científico por la presencia de sinónimos debidos a aportaciones de distintos especialistas. • En el contenido, los textos humanísticos dan entrada con cierta facilidad a elementos subjetivos favorecidos por la necesidad de introducir juicios valorativos o por la defensa de determinadas corrientes de pensamiento. El uso de la argumentación y del ensayo son otros medios para la incorporación de elementos subjetivos. El entusiasmo dialéctico y el lirismo que pueden acompañarlos distan mucho de la frialdad expositiva del lenguaje científico. • Formas del discurso humanístico • La exposición Es un enunciado que tiene como función presentar una información rigurosa y objetiva sobre cualquier tema 3 técnico, científico o humanístico. La exposición adapta una estructura sencilla y flexible por lo que puede utilizarse en distintos momentos de la vida cotidiana. • Documentación. Es el momento de recogida de los datos. Interesa que la información que se ofrezca sea completa y esté suficientemente contrastada y puesta el día. Cuando lo requiere la complejidad del asunto o el nivel conceptual de los receptores, puede incorporar argumentos de autoridad, es decir, opiniones sobre el tema de especialistas que acreditan la fiabilidad de la doctrina ofrecida. La presencia en el texto de sus frases originales o las alusiones a su pensamiento, evidencian que en la documentación se han tenido en cuenta los criterios de los mejores especialistas. Tanto las citas de autoridad como las referencias a obras consultadas, deben indicarse en notas a pie de página para que cualquier lector que lo desee pueda consultarlas. • Estructura. Puede ser muy diversa ya que se adapta con facilidad al tema y al punto de vista del autor. A veces se utiliza la misma del trabajo científico, despojándolo de la rigidez erudita y académica que éste tiene. En otros casos puede aparecer cualquiera de los esquemas estudiados por María S. Salazar, que son: • Esquema analizante: La idea inicial se desarrolla a continuación para demostrar su validez. La confirmación de la idea inicial se hace aportando los datos que le dan credibilidad. • Esquema sintetizante: Inverso al anterior, expone las ideas de las que se obtiene una conclusión. • Esquema encuadrado: La idea inicial da pie a una explicación que tiene también su conclusión. • Esquema paralelo: No hay subordinación de unas ideas por el contenido, sino que todas tienen la misma importancia que las demás. • Elocución. En la construcción del texto es muy importante la trabazón de las distintas partes del discurso expositivo, de manera que cada nueva idea tenga su apoyo en las precedentes y el pensamiento avance sin saltos lógicos ni disgresiones. • La argumentación Forma del discurso oral o escrito que tiene como función presentar argumentos para persuadir al receptor de la verdad de un razonamiento o para refutar una teoría que se juzga errónea. Puede utilizarse en cualquier especialidad, pero su uso en el campo de las disciplinas humanísticas, esencialmente especulativas, introduce una variación importante: la reflexión no puede apoyarse de ordinario en datos experimentales, sino en premisas lógicamente aceptables. Se trata de un escrito dialéctico que puede no resultar convincente para todos, apto para la polémica. Aparece en forma de artículos periodísticos, independientes o culturales o integrado en un volumen de contenido complejo. Es frecuente su uso como complemento de la exposición, especialmente cuando es necesario presentar una nueva teoría y refutar la contraria. Por las características del género suele aparecer abundantemente en el ensayo, donde el autor debe presentar y defender sugestivamente sus personales concepciones sociales, políticas • Tesis. Es la idea básica de la argumentación. Puede estar situada en el arranque de la reflexión como punto de partida o al final, como conclusión o resultado del razonamiento. En el primero caso se utilizan ideas particulares que, tras un proceso reflexivo, se convierten en un principio general (tesis). Por el método empleado, la argumentación es inductiva. Cuando la argumentación tiene como origen un principio general (tesis) y el razonamiento debe confirmarlo o refutarlo o aplicarlo a casos particulares, la argumentación es deductiva, como el método utilizado. • Cuerpo de la argumentación. Está formado por el proceso reflexivo que desarrolla, reafirma, refuta o aplica, según los casos, la idea principal. El autor, para intensificar el poder persuasivo de su razonamiento puede incorporar datos, experiencias y tener en cuenta tanto las opiniones contrarias a su tesis como las favorables y, de modo especial, las de autores notables que han estudiado la materia (argumentos de autoridad). 4 • La conclusión. En las argumentaciones inductivas, la conclusión es la tesis hallada tras el razonamiento. En las deductivas suele aparecer un apartado último destinado a recoger brevemente las conclusiones • El ensayo Género literario que tiene su origen en la obra de Miguel de Montaigne titulada Essais de messire Michel, Seigeneur de Montaigne. Editada en 1578 con 194 capítulos, fue aumentada con 13 más en la edición que su propio autor hizo en 1588. El lema que presenta el libro en su primera edición c'est moi que je peins: (me describo a mí mismo), define con claridad su contenido. Convencido Montaigne de que todo hombre lleva en sí un ejemplar de la condición humana emplea los ensayos en hablar de sí mismo, de sus gustos, enfermedades, viajes, experiencias políticas, hábitos; informaciones que se mezclan con sus reflexiones sobre la vanidad, la experiencia, etc. Características del ensayo • Escrito sin extensión definida. Oscila entre el artículo periodístico y el libro más o menos voluminoso. En su origen tenía tendencia a la brevedad. Posteriormente ha aumentado de volumen cuando ha sustituido en muchos casos al estudio científico. • Presenta una visión personal. La pérdida de los elementos objetivadores y la mayor libertad elocutiva facilitan el subjetivismo. Montaigne, en los orígenes del género, ya pretendió entregarse a sí mismo con su libro. El ensayo se presenta, pues, como un estudio en el que predomina la apreciación subjetiva, impresionista y, por ello, provisional. El ensayista contempla el panorama de la vida y de la cultura desde su corazón (Ortega y Gasset). • Sugestiva. En el trabajo científico se buscan conclusiones; en el ensayo predominan las sugestiones, las nuevas formas de ver cosas, las incitaciones, ángulos y perspectivas originales. • Sin demostración científica. La doctrina expuesta en el ensayo no es menos segura que la del tratado científico, pues como éste, se fundamenta seriamente, pero el autor no es tan riguroso en las citas e incluso puede citar de memoria y por aproximación sus propias fuentes informativas y hasta olvidarse de darnos su referencia. • Sobre cualquier materia. Puede tratar cualquier tipo de materia y adoptar una línea crítica o creativa. En estos últimos, el tema sirve de pretexto para la creación poética. • Va destinado a un receptor medio no especializado. Se dirige a un lector medio no especializado, por lo que pone al alcance de un amplio público temas de interés general y se convierte en instrumento de divulgación cultural. Su capacidad para ganarse el interés de los lectores reside en la sencillez expositiva y la amenidad y fuerza del estilo. Estructura y estilo del ensayo 5 El discurso combina la exposición y la argumentación y no tiene una estructura definida. Está abierto a cualquier organización sin tener que referirse a un canon establecido. Quedan, no obstante, actitudes heredadas de Motaigne, su creador: la presencia de anécdotas que fluyen en la reflexión, la alusión a alguna lectura realizada, el progreso expositivo gracias a asociaciones de ideas, la posibilidad de que se reproduzca alguna digresión. Frente a la rigidez del estudio científico, el ensayo es el género de la máxima libertad. En cuanto al estilo, combina las características del lenguaje científico y las del literario. Del primero conserva la abundancia de nombres abstractos, tecnicismos y préstamos, aunque reducidos a un mínimo compatible con la propiedad; del literario, la riqueza léxica, la capacidad de sugestión, el empleo de los recursos estéticos. El superior rango estético conseguido con estos procedimientos no merma las cualidades propias del lenguaje científico. Historia del ensayo Tras Montaigne, Fracis Bacon contribuyó con su obra Essays (1597) a que el ensayo se difundiese por Europa. En España hay entecedente del género en la obra de Pero Mexía, quien en 1540 publica su Silva de varia lección en la que ofrece preciosas noticias sobre sus contemporáneos y las mezcla con hechos fantásticos e históricos haciendo gala de un estilo en el que coinciden la amenidad, la erudición y la elegancia. En el S.XVIII fray Benito Feijoo y Montenegro escribió dos colecciones de ensayos bajo el título de Teatro crítico Universal (1727−1739) y Cartas eruditas y curiosas (1742−1760). Entre los ocho volúmenes de la primera y los cinco de la segunda se agrupan numerosos ensayos de las más diversas materias. En el S.XIX: Larra, Leopoldo Alas, Ganivet, Azorín, Unamuno, Maezty. En el S.XX: Ortega y Gasset, Eugenio d'Ors, Gregorio Marañón, Francisco Ayala, Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Pedro Laín Entralgo, Julián Marías, José Luis López Aranguren. • Lenguaje doctrinal: Conjunto de principios de un sistema. • Lenguaje especulativo: cuando la doctrina se mantiene en el plano teórico. Esquema de R. Jakobson • Función representativa o referencial. Es la orientada al contexto o referente. Transmite contenidos objetivos referidos a la realidad extralingüística. Exposiciones de hechos, realidades Está libre de subjetividad. Entonación neutra, modo indicativo, ausencia de adjetivación valorativa, léxico denotativo. Aparece en estado puro en el lenguaje científico. • Función expresiva o emotiva. Es la orientada al emisor. Permite inferir la subjetividad del hablante, su estado emocional. Son propias las interjecciones, el énfasis en la entonación, las interrupciones, la alteración del orden de las palabras, las exclamaciones, elementos emotivos de todo tipo (diminutivos, aumentativos, despectivos), adjetivos valorativos, términos connotativos y modo subjuntivo optativo. Lenguaje coloquial, literario con frecuencia y en periodismo de opinión. • Función apelativa o conativa. Se centra en el receptor. Aparece cuando el objetivo de la comunicación es provocar una determinada reacción en el oyente. Es la función de mandato y pregunta. Sus recursos lingüísticos son los vocativos, modo imperativo, oraciones interrogativas, utilización deliberada de elementos afectivos, adjetivos valorativos, términos connotativos y toda la serie de recursos retóricos. Se da en lenguaje coloquial, es dominante en la publicidad y propaganda política e ideológica en general. • Función fática. Está orientada al canal. La finalidad es establecer, prolongar o interrumpir la comunicación, o bien comprobar si existe "contacto". Su contenido informativo es nulo o escaso, de 6 alta redundancia y previsibilidad en determinadas ocasiones. La charla intrascendente sobre el tiempo, la salud y otros tópicos son función fática. No se pretende intercambiar información sino mostrar la buena disposición mutua. • Función poética. Es la orientada al mensaje. Aparece siempre que la expresión atrae la atención sobre su forma. En sentido técnico, posee una elevada información. Constante en lenguaje publicitario. Cualquier manifestación en la que se utilice a propósito el lenguaje con propósito estético o chocante. Sus recursos son variadísismos, todas las figuras estilísticas y juegos de palabras. • Función metalingüística. Es la centrada en el código. Cuando la lengua se toma a sí misma como referente, cuando la lengua habla de la lengua. Las funciones del lenguaje aparecen mezcladas en el discurso. Si claramente predomina una, se habla de función dominante y de función o de funciones secundarias. «El muy imbécil se dejó las llaves en casa» Función referencial: nos informa de que el otro se dejó las llaves en casa, y secundariamente expresiva: utiliza el término despectivo "imbécil". −1− 7