Las relaciones laborales en la empresa “Aguas de La Coruña

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LA GESTIÓN EMPRESARIAL EN EL CONTEXTO DEL FRANQUISMO. LA
EVOLUCIÓN DE “AGUAS DE LA CORUÑA, S.A.” ENTRE 1939 Y 1968
Jesús Mirás Araujo
Universidade da Coruña
Introducción
El objetivo del trabajo es analizar el servicio de abastecimiento de agua en una ciudad
de tipo medio, desde una doble perspectiva. Por un lado, desde una óptica
predominantemente económico-financiera, a través del análisis del apartado
correspondiente al personal dentro del capítulo de los gastos empresariales, prestando
especial atención a la incidencia de la política franquista sobre los costes de la sociedad
suministradora. Por otro lado, a través de la determinación del tipo de relaciones
laborales que se establecieron en el seno de la empresa, dentro del nuevo contexto
legislativo e institucional nacido en España tras el final de la Guerra Civil; un marco
caracterizado por la política laboral de un régimen que consideraba que los salarios
debían de sustraerse de la ley de la oferta y la demanda, asumiendo directamente el
Estado la tarea de su fijación1. El resultado, fue la construcción de un modelo de
relaciones laborales singular y contradictorio, que responde a un complejo entramado
ideológico, en donde lo sustantivo era la subordinación de los agentes sociales al
Estado. El período elegido se enmarca dentro de la última etapa en la que el servicio fue
gestionado por una empresa privada, ya que a partir de finales de los años sesenta pasó a
ser responsabilidad municipal.
Alvaro SOTO, “Rupturas y continuidades en las relaciones laborales del primer franquismo (19381958)”, en VII Congreso de la Asociación de Historia Económica. Zaragoza, pág. 11.
1
2
“Os anos da fame”. La dura etapa autárquica
La gestión del servicio de abastecimiento de agua en la ciudad de A Coruña
durante la etapa analizada corrió a cargo de la empresa privada “Aguas de La Coruña,
S.A.”, creada en el año 1903. Su vida se prolongó, en un principio, hasta el año 1968,
cuando el Ayuntamiento de la ciudad adquirió el capital social de la compañía. Sin
embargo, en realidad la municipalización no tuvo lugar plenamente hasta 1978, cuando
se constituyó la Empresa Municipal de Aguas de La Coruña, S.A. (EMALCSA).
Desde una óptica socio-laboral resulta hasta cierto punto sorprendente el
ambiente de relativa “calma” vivido en el seno de la empresa, incluso durante el - en
ocasiones - convulso primer tercio del siglo XX, algo que quizá habría que atribuir a un
cierto carácter “endogámico” de la plantilla, caracterizada por la existencia de fuertes
vínculos familiares. En la práctica, la Guerra Civil no provocó una fractura respecto al
período anterior, por cuanto ni el cuadro de mandos, ni el personal de la empresa
experimentaron significativos cambios. Por un lado, la composición del Consejo de
Administración de la empresa no sufrió ninguna alteración. En cambio sí afectaron al
personal otros dos fenómenos propios de las excepcionales circunstancias del país: por
un lado, el reclutamiento, y por otro, la colocación preferente de excombatientes en
empresas privadas, en virtud del Decreto del Ministerio de Trabajo de 25 de agosto de
19392.
Por otra parte, la conflictividad laboral, al igual que en la preguerra, parece
haber sido reducida. No consta que durante el tardofranquismo existiera en la empresa
“El 80% de las vacantes después del 18 de julio, cuyos puestos no estuvieran reservados para
combatientes en activo, cubiertos ya por combatientes del ejército nacional o vengan de ser provistos por
ascenso de personal anteriormente colocado en la misma empresa, según los correspondientes
reglamentos, serán adjudicadas preferentemente a excombatientes nacionales que reúnan las suficientes
aptitudes. Esta preferencia se entenderá sin perjuicio de la reserva de plazas que dispone el reglamento de
caballeros mutilados por la Patria”. Archivo de Aguas de La Coruña (AAC).
2
3
sindicalismo “clandestino”. La totalidad de los enlaces sindicales registrados figuraba
como “afectos” o, como mucho, indiferentes al régimen franquista. A esta calma social
contribuyó una legislación laboral sólidamente “blindada” a la hora de favorecer a los
productores, tanto en el terreno fiscal3, como en el crediticio4, vehiculizada en los
Convenios Colectivos Sindicales, a través de los Jurados de Empresa5. Los Convenios
Colectivos aparecieron en 19586, y significaron un nuevo concepto que empezó a
resquebrajar el monolítico Sindicato Vertical vigente por entonces7. El primer convenio
firmado en Aguas de La Coruña data del año 1964.
El nuevo régimen se caracterizó - entre otros muchos aspectos - por un completo
dominio estatal en materia laboral. En este campo, se distinguen dos etapas
cronológicamente similares a las seguidas por la evolución económica general, y
asimismo, casi análogas a las experimentadas por Aguas de La Coruña: el período
bélico y la autarquía, y el posterior aperturismo del régimen, separadas por una bisagra
que podemos situar a finales de los años cincuenta8.
“Es habitual en Aguas que sus empleados perciban sus sueldos libres de impuestos. El Consejo de
Administración acuerda complementar a los que hasta ahora percibían remuneraciones superiores a otras
de su misma categoría profesional, abonándoles la cantidad precisa para mantener iguales diferencias; y a
todos los que estén sujetos al impuesto sobre rendimientos del trabajo personal, se les abonará la cantidad
necesaria para compensarles del importe de dicho impuesto” (ACAAC, 16/10/1964).
3
“El Consejo de Administración acuerda que las 447.200 pts invertidas en Papel de Reserva Social se
destinen a préstamos a nuestro personal para adquisición o edificación de viviendas” (ACAAC,
24/2/1970). Ya en la transición, Aguas de La Coruña mantuvo este papel de fiadora (AAC).
4
5
El Decreto de Ministerio de Trabajo de 18 de agosto de 1947 (BOE 9/10/1947) creó los Jurados de
Empresa, que, en el caso de empresas con más de cien empleados - como era Aguas de La Coruña -, se
constituyeron a partir de 1960.
6
Ley de Jefatura del Estado de 24 de abril de 1958 (BOE, de 25 de abril de 1958).
Vid. Rosario SÁNCHEZ y Mª. Encarna NICOLÁS, “Sindicalismo vertical franquista: la
institucionalización de una antinomia (1939-1977)”, en David RUIZ (dir.), Historia de Comisiones
Obreras (1958-1988). Madrid, Siglo XXI, 1993.
7
Jesús MIRÁS, “La empresa «Aguas de La Coruña, S.A.». La prestación de un servicio público básico en
una ciudad de tipo medio entre 1939 y 1968”, TST. Transportes, Servicios y Telecomunicaciones. nº 3 y
4, 2002, Pp. 99-117.
8
4
Durante la etapa autárquica surgió un cuerpo de legislación laboral
prácticamente nuevo - Reglamentaciones Nacionales del Trabajo9, normativa sobre
contratos de trabajo10, Bases de Trabajo, leyes de descanso dominical, etc. -, a menudo
ordenado a través de decretos, cuyo origen se encuentra ya en la propia Guerra Civil, así
como un complejo sistema de garantías sociales sostenido en parte por las propias
empresas. Sobresale en el terreno socio-laboral la promulgación desde la Jefatura del
Estado, el 9 de marzo de 1938, de la Carta o Fuero del Trabajo. Pero al mismo tiempo,
el régimen se mostraba paternalista, a través de su “política de protección social”11, de
la instauración de un sistema de subsidios familiares12, la conversión del retiro obrero
en subsidio de vejez13, la implantación del seguro obligatorio de enfermedad14, etc.
Para los trabajadores de Aguas de La Coruña aquellos fueron “os anos da fame”,
del mismo modo que para el resto de ciudadanos coruñeses y españoles. Una práctica
común en la empresa era que el Consejo de Administración acordase a menudo
proporcionar a los trabajadores algún artículo esencial, realizando su entrega, en
ocasiones, en metálico15.
9
Las normas reguladoras de las reglamentaciones de trabajo se publicaron en octubre de 1942 (Ley de 16
de octubre de 1942, BOE, de 23 de 0ctubre de 1942). La ley de reglamentaciones facilitó la
intensificación del intervencionismo estatal en materia salarial, al establecer la estatización, la regulación
vertical, la fijación de los salarios mínimos y de los salarios por categorías y por zonas. Ignacio
DURÉNDEZ, La regulación del salario en España. Madrid, C.E.S., 1997, Pp. 72-73.
10
Ley de Contrato de Trabajo (Libro Primero), aprobado por Decreto de 26 de enero de 1944. El libro II,
fue aprobado el 31 de marzo del mismo año.
José SIERRA, “Organización del trabajo y relaciones laborales en la España contemporánea: un estado
de la cuestión y algunos problemas de investigación”, en Carlos ARENAS et al. (eds.), Trabajo y
relaciones laborales en la España contemporánea. Sevilla, Mergablum, 2001, pág. 326-329.
11
12
Ley de 18 de julio de 1938 de Jefatura del Estado (BOE 19/7/1938), estableciendo como obligatorio
este régimen, y Decreto de 20 de octubre de 1938, del Ministerio de Organización y Acción Sindical,
aprobando el Reglamento de Subsidio familiar.
13
Ley de Jefatura de Estado de 1 de septiembre de 1939 (BOE 9/9/1939).
14
Ley de Jefatura del Estado de 14 de diciembre de 1942 (BOE 27/12/1942).
15
ACAAC (12/9/1941 y ss.).
5
En esta línea, el franquismo - en un intento de compensar la pérdida de poder
adquisitivo y de libertad sindical real de los trabajadores -, creó un sistema de
protección social, que trató de salvar ésas y otras privaciones con seguridad en el
empleo y mejoras sociales16. La evolución de los salarios en la empresa durante la
posguerra estuvo condicionada por el rápido aumento del coste de la vida pero, también,
por la emergencia de una nueva política socio-laboral marcadamente intervencionista,
de la que se desprendía una estricta disciplina en las relaciones laborales17.
Como resultado, el comportamiento de los gastos de personal en la posguerra no
fue en absoluto comparable a los restantes gastos, ni a los precios, experimentando un
notorio incremento (Gráfico 1). Un claro exponente de ello es el comportamiento del
capítulo de gastos sociales, que experimentó un considerable aumento en su
participación en el gasto total de personal18. En cambio, el coste medio por empleado no
experimentó un incremento tan significativo, al menos tal y como parece inferirse de la
escasa información desagregada con la que contamos. Para los años en los que
disponemos de datos de plantilla, se observa que el crecimiento de los gastos de
personal fue, en parte, debido a los aumentos salariales y de las cargas sociales que
acompañaron al aumento de la plantilla (Cuadro 1).
Alberte MARTÍNEZ y Carlos PIÑEIRO, “Empresas e servicios públicos: a creación dunha infraestructura de transporte urbano, A Coruña 1876-1925”, Revista Galega de Economía. vol. 10, nº 1, 2001, Pp.
249-278.
16
José Luis GARCÍA DELGADO, “Estancamiento industrial e intervención económica durante el primer
franquismo”, en Josep FONTANA, España bajo el franquismo. Barcelona, Crítica, 1986, pág. 177.
17
18
Mientras tanto, la empresa intentó estimular en varias ocasiones la productividad de los trabajadores,
por medio de diversos premios concedidos a los cobradores que tuviesen la mejor puntuación de cobranza
durante un período anual (ACAAC, 29/3/1939).
6
Gráfico 1. Gastos de personal (en pesetas constantes), y participación de los gastos de
0,6
0,58
0,56
0,54
0,52
0,5
0,48
0,46
0,44
400.000
300.000
200.000
100.000
Administración y personal
1966
1963
1960
1957
1954
1951
1948
1945
1942
0
Personal / gasto total
500.000
1939
Administración y personal
personal en el gasto total de explotación (1939-1968)
Personal / gasto total
El encarecimiento de la vida de la posguerra se tradujo en crecientes dificultades
de los empleados y los obreros para hacerle frente con los sueldos y jornales que
entonces percibían. Esto es especialmente visible en los años 1939-1944. Sin embargo,
a partir de entonces, y hasta aproximadamente 1952, se registró una considerable subida
de los gastos de personal, de manera que los mayores incrementos de los gastos fueron
debidos a las cada vez mayores remuneraciones globales del personal y a las cargas
sociales. Sin embargo el valor real de estos costes evolucionó de manera mucho más
moderada (Gráfico 2)19, lo que sugiere que el poder adquisitivo de los trabajadores no
mejoró hasta los años cincuenta20.
Cuadro 1. Estimación del coste y del salario medio por empleado (pesetas constantes)
Año
Coste medio
% de
Salario medio
% de
% de crecimiento
% de
por empleado crecimiento por empleado crecimiento de los gastos de crecimiento de
(1)
(2)
admón. y
los salarios
personal
19
Las remuneraciones a precios corrientes se situaban en ocasiones entre 5 y 20 puntos por encima de las
remuneraciones a precios constantes.
20
El análisis se encuentra condicionado por la heterogeneidad del concepto de gasto de administración y
personal, dentro del que se incluyen, sin duda, gastos distintos de los salarios propiamente dichos. Sin
embargo, es presumible que su cuantía sea proporcionalmente reducida, por lo que su influencia sobre
nuestros resultados debería ser únicamente marginal.
7
1939
1945
1.643,8
1.414,3
-14,0%
1.243,1
808,1
-35,0%
1954
1966
2.083,9
3.387,4
47,3%
62,6%
1.143,5
2.290,8
41,5%
100,3%
5,9%
73,1%
95,4%
-20,0%
66,3%
140,8%
(1) Gastos en administración y personal / nº de empleados; (2) Salarios / nº de empleados
Los salarios excluyen los gastos en asistencia social, que sí figuran, en cambio, en la partida de gastos de
administración y personal
En 1940 se aprobaron dos leyes que tuvieron efectos sobre el personal de la
empresa: la Ley de descanso dominical21, que facilitó una modificación en los jornales
que debían percibir los obreros, quienes hasta entonces no cobraban los domingos, y el
citado subsidio de vejez. Estas leyes vinieron a incidir aun más sobre las actualizaciones
salariales practicadas.
Los gastos de personal experimentaron un considerable aumento en el bienio
1941-42, debido a mejoras en la masa salarial. Dado que el coste de la vida seguía
siendo elevado, el Consejo de Administración aprobó la concesión de media
mensualidad extraordinaria al personal, aprovechando la conmemoración de la fiesta de
la Exaltación del Trabajo22. La instauración de las pagas extraordinarias fue una medida
excepcional para compensar la desvalorización salarial derivada de la inflación. Pero se
continuó abonando en los años siguientes, con carácter ya obligatorio, sobre todo a raíz
de la promulgación de la Orden de 19 de diciembre de 1944 de Ministerio de Trabajo,
que establecía la Gratificación extraordinaria de Navidad; la Orden de 30 de mayo de
1945, que establecía las nuevas Bases de Trabajo, incluyendo salarios, gratificaciones, y
plus de cargas y de carestía de vida; y la Orden de 15 de julio de 1947, que establecía la
gratificación de 18 de julio para actividades no reglamentadas. Sin embargo, el valor
real de los salarios, a precios constantes, se redujo, lo que sugiere que las revisiones
21
Ley de Jefatura de Estado de 13 de julio de 1940 (BOE 18/7/1940), regulando el descanso dominical, y
derogando el R.D. Ley de 8 de junio de 1925 y el Reglamento de 17 de diciembre de 1926.
22
ACAAC (11/6/1942).
8
fueron insuficientes para compensar la inflación media del período, incluso si se recoge
el efecto del gasto social a cargo de la empresa.
Gráfico 2. Gastos de personal a precios corrientes y constantes (1939-1968)
10.000.000
500.000
400.000
300.000
1.000.000
200.000
100.000
Precios corrientes
1963
1966
1954
1957
1960
1948
1951
0
1939
1942
1945
100.000
Precios constantes
Entre 1942 y 1944, los salarios fueron objeto de una fuerte actualización que
permitió absorber la variación de los precios en la economía, e incluso aumentar su
valor real, aunque esta ganancia desapareció por completo al intensificarse la inflación a
partir de 194623. Los salarios se incrementaron apreciablemente, pero estos
complementos sólo permitieron mantener el poder adquisitivo alcanzado en 1944.
En los años siguientes, la relación entre salarios reales y corrientes fue más
beneficiosa para los empleados, pues los gastos reales y nominales variaron en
proporciones muy similares. Como resultado, los gastos de personal, y en concreto los
salarios, pasaron a constituir la principal partida dentro de los gastos de la empresa, con
una participación superior al 40%24.
23
Por ejemplo, en enero de 1944, el salario más bajo era el de los peones, con 9,30 pts/día (en 1946, había
algún caso que cobraba 8,75 e, incluso, el pinche sólo alcanzaba las 5,50), siendo el más elevado el del
director gerente (10.000 pts mensuales en 1957; 25.000 pts en 1966). Respecto a las tarifas de
compensación en el Subsidio Familiar en abril de 1941 eran las siguientes: por tener dos hijos, 1,20 pts
diarias, es decir, 30 pts al mes; por tres, 1,80 y 45, respectivamente; por cuatro, 2,40 y 60; por cinco, 3,20
y 80; por seis, 4 y 100; por siete, 4,80 y 120; por ocho, 6 y 150; por nueve, 7,20 y 180; por diez, 8,40 y
210; por once, 10 y 210; por doce, 11,60 y 290; por trece o más hijos, se acrecentaría en 50 pts el subsidio
mensual y, en proporción correspondiente, el diario (AAC).
24
Memoria de Aguas de La Coruña (1944).
9
Hasta marzo de 1945 no se aprobó una nueva modificación de los sueldos. Pero
la principal novedad consistió en que a partir de abril el pago de la Tarifa Primera del
Impuesto de Utilidades correría a cargo del personal, reteniéndose al satisfacer los
sueldos y complementos mensuales25. En 1946 se acordó un incremento en las
remuneraciones del personal fijo de la sociedad (de 50.000 pts anuales), con carácter
excepcional y voluntario, que se mantendría sólo en tanto durasen las circunstancias de
carestía de la vida. En términos reales, los salarios aumentaron en un 23% y pasaron a
representar dos terceras partes del gasto total de personal.
Gráfico 3. Ratios de explotación. BAT/Ingreso y coeficiente de explotación
1
0,8
0,6
0,4
0,2
BAT / Ingresos
1966
1963
1960
1957
1954
1951
1948
1945
1942
1939
0
CE
Los salarios reales aumentaron a un ritmo anual medio del 13% durante el
trienio 1948-1950 cuando, coincidiendo con una sustancial mejora de la economicidad
de la explotación (Gráfico 3), se establecieron diversas mejoras sociales. La mejora
salarial continuó hasta 1958, aunque de manera menos consistente y con reducciones
ocasionales del poder adquisitivo26. Esto permitió frenar el crecimiento incontrolado del
gasto, cuyo valor contable creció entre 1940 y 1949 a una tasa media anual del 16%27.
25
ACAAC (28/3/1945).
26
El salario real se redujo en 1951 y 1953, respectivamente en un 5% y un 1% con relación a los años
precedentes.
27
Por el contrario, la variación del gasto a precios reales fue, en promedio, de un 3% anual.
10
El 24 de junio de 1950, el Ministerio de Trabajo aprobó una Orden relativa al
incremento de los haberes del personal de las empresas de aguas, gas y electricidad, en
donde se establecían una serie pluses de carestía de vida y de cargas familiares, así
como las cotizaciones para el Montepío de este tipo de empresas. La entrada en vigor de
esta disposición supuso un nuevo y sustancial aumento de los gastos de personal, que
estimamos en unas 10.000 pesetas constantes - el 23% del gasto de naturaleza social -,
de modo que la práctica totalidad del incremento de los costes de explotación
correspondió precisamente a los gastos de personal28. En 1956 los costes siguieron
creciendo a consecuencia del aumento de los costes de personal, debido a la nueva
Reglamentación del Trabajo de octubre de 1956 para las empresas de aguas29.
El inicio del aperturismo y su incidencia en el marco laboral de “Aguas de La
Coruña”
Durante su etapa “aperturista”, el régimen, con estrategia “lampedusiana”,
modificó parcialmente su legislación laboral, para que la situación no cambiase
sustancialmente. Nacieron los Convenios Colectivos y, por tanto, se abrió un diálogo
directo entre patronal y productores, sin intervenciones del Ministerio de Trabajo,
convirtiéndose
aquéllos,
involuntariamente,
en
foros
de
las
movilizaciones
reivindicativas de los trabajadores. Asimismo, en 1961, se creó el seguro de
desempleo30. Sin embargo, las reivindicaciones obreras seguirían siendo reprimidas.
28
Memoria de Aguas de La Coruña (1950).
29
En particular, la Orden del Ministerio de Trabajo de 26 de octubre de 1956 (BOE 3/11/1956), en la que
se establecía un aumento de salarios, pero se suprimía el plus de carestía de vida en las industrias de
elevación, conducción y distribución de agua.
30
Ley 62/1961, de 22 de julio de 1961, de Jefatura del Estado (BOE 24/7/1961). Con anterioridad, en
virtud de la Ley de 31 de diciembre de 1945 se había establecido el primer subsidio de paro de la
Dictadura. Las nuevas autoridades entendían el problema del paro no sólo como un asunto económico
sino, fundamentalmente, como un potencial problema de orden público. Vid. Pedro GONZÁLEZ
11
Para justipreciar las retribuciones de Aguas de La Coruña dentro del abanico
laboral del tardofranquismo, a nivel nacional, entre 1963 y 1973 el salario/hora de los
trabajadores de gas, electricidad y agua se quintuplicó (de 20 a 98 pts), en tanto que en
la minería apenas se cuadruplicó y en la construcción y las obras públicas tan sólo se
triplicó31.
La etapa del desarrollismo de los años sesenta y el pretendido “aggiornamento”
económico del franquismo - con la mirada puesta en la CEE - introdujeron mejoras en
las condiciones sociales, que tuvieron su reflejo en Aguas de La Coruña. En el plano
legislativo, cabe señalar, por un lado, el Decreto de 1970 sobre empleo de trabajadores
mayores de 40 años, para ampararlos de discriminaciones que se daban en la práctica (la
sociedad elaboró una relación del número de trabajadores en esta situación). Por otro
lado, el Decreto de 15 de septiembre de 1970, que obligaba a las empresas de más de 50
trabajadores fijos a reservar por lo menos un 2% para mutilados, obligación que sería
cumplida a medida que se produjesen bajas naturales .
Dentro de este contexto, las cargas sociales se intensificaron en su conjunto a lo
largo de las décadas de 1950 y 1960, pero las tasas de variación más elevadas
correspondieron a la masa salarial debido a los aumentos de plantilla, a la revisión de
los sueldos, y al establecimiento de nuevas mensualidades, como las pagas
extraordinarias de treinta días en enero y otra de veintiuno en octubre.
Entre 1957 y 1968 los gastos de administración y personal crecieron en pesetas
corrientes a un ritmo cada vez más acelerado. Frente a unas tasas de crecimiento del 7%
en 1958, a principios de los años sesenta se alcanzaron tasas de crecimiento del 14% en
1961, e incluso del 19% en 1963, y del 29% en 1965, gracias a la concesión de varios
MURILLO, “El problema del paro en el Franquismo: causas y remedios (1941-1957)”, en Carlos
ARENAS et al. (eds.), Trabajo y relaciones laborales en la España contemporánea. Sevilla, Mergablum,
2001, Pp. 225-235.
12
incrementos salariales por parte de la empresa. Estos gastos medidos a precios
constantes tuvieron un comportamiento más moderado; incluso en 1958 y 1959 se
registró un descenso en términos reales, por efecto de la elevada inflación existente
antes del inicio del funcionamiento de las medidas estabilizadoras (Gráfico 1). Por
tanto, las actualizaciones salariales no cubrieron la inflación interanual.
La inflación de finales de los años cincuenta erosionó los sueldos de los
empleados. En general, la capacidad adquisitiva de los trabajadores de la empresa
empeoró porque, aunque más moderada que en los años cuarenta y cincuenta, la
inflación provocaba que, con carácter general, las percepciones a precios corrientes se
situasen por encima de su valor en términos reales, es decir, de su poder adquisitivo. De
todos modos, el deterioro del poder adquisitivo se detuvo, pues las diferencias entre
ingresos reales y corrientes se atenuaron.
Por otra parte, en 1960 se promulgó una nueva Reglamentación del trabajo para
las empresas suministradoras de agua, que supuso un considerable aumento en los
gastos de personal32. Por este motivo, los gastos de personal se acrecentaron, dando
lugar a que las remuneraciones del personal y las cargas sociales fuesen las responsables
de los mayores incrementos de los gastos. Con todo, las remuneraciones adicionales
concedidas a los trabajadores a lo largo de los años sesenta parecen estar justificadas
más por una mejoría de la marcha económica de la empresa que por la necesidad de
hacer frente a la inflación.
Al igual que ocurriera durante los tres lustros anteriores, la empresa debió hacer
frente a continuos incrementos salariales, a lo que se vino a añadir la firma de un nuevo
31
32
Ramón TAMAMES, La República. La era de Franco. Madrid, Alianza, 1973.
Reglamentación nacional de trabajo para las industrias de captación, elevación, conducción,
purificación, y distribución de agua, de 9 de agosto de 1960 (BOE 22/8/1960). Esta reglamentación fue
seguida de una batería legislativa, destinada a regular los salarios y la retribución del trabajo por cuenta
ajena.
13
Convenio Colectivo Sindical en la segunda mitad de los años sesenta 33. Además, en
1963 el Gobierno aprobó el Decreto 55/1963 sobre salarios mínimos.
En 1964 se iniciaron conversaciones para establecer un nuevo Convenio Sindical
Colectivo en la empresa. En el Convenio se determinaron las remuneraciones del
personal en función de su categoría profesional. Dado que era habitual que los
empleados percibiesen sus sueldos libres de impuestos, el Consejo de Administración
acordó complementar las remuneraciones de parte del personal de manera escalonada. A
los que hasta entonces percibían remuneraciones superiores a otras de su misma
categoría
profesional,
se
les
abonaría
la
cantidad
precisa
para
mantener
aproximadamente iguales diferencias, mientras que a los que estuviesen sujetos al
Impuesto sobre los Rendimientos del Trabajo Personal se les abonaría la cantidad
precisa para compensarles del importe de dicho impuesto34. En consecuencia, los costes
del personal a partir de entonces se incrementaron todavía más.
En 1967 el personal de la sociedad manifestó su intención de denunciar el
Convenio Sindical Colectivo vigente. La Dirección supeditó su aprobación a que la
empresa obtuviese una elevación de las tarifas de suministro, de 35 céntimos/m3, que
permitiera cubrir el aumento de gastos que suponían dichas mejoras, dentro de una
continua lucha por lograr incrementos tarifarios que devino una constante durante el
franquismo35. El convenio fue aprobado y firmado por ambas partes en 1968. Por
suponer un aumento de precios, tenía que ser aprobado por el Consejo de Ministros, a
33
Entre otros, destacaron los aumentos salariales ocasionados por la promulgación de la nueva
Reglamentación del Trabajo para las empresas suministradoras de agua de 9 de agosto de 1960, y el
decreto 55/1963 sobre salarios mínimos aprobado por el Gobierno.
34
ACAAC (16/10/1964).
35
Jesús MIRÁS, “La empresa «Aguas de La Coruña, S.A.»...”.
14
cuyo alto organismo llegó a mediados de noviembre de 1967, en momento de plena
congelación de precios. Y, por tanto, fue denegado.
Promulgado el Decreto - Ley de descongelación salarial, de 16 de agosto de
1968, el Consejo de Administración, formado entonces por Concejales y altos
funcionarios municipales, renunció expresamente a la cláusula del convenio que
condicionaba su aplicación al aumento de tarifas. Y, suprimida esta cláusula, el
Convenio fue aprobado con efectos desde 1 de octubre de 1968. Por tanto, desde esa
fecha aumentaron sustancialmente los sueldos y los jornales de los empleados, sin que
se modificasen las tarifas.
Conclusiones
Durante el franquismo, la estructura de costes de explotación de “Aguas de La
Coruña” sufrió cambios apreciables. Los gastos de administración y personal se
convirtieron en los costes de explotación más relevantes. La empresa se vio obligada a
incrementar los salarios nominales para compensar el efecto de la inflación, si bien el
poder adquisitivo de los trabajadores descendió sistemáticamente hasta finales de la
década de 1940. La legislación promulgada durante este período sin duda tuvo una
notable influencia sobre los costes laborales.
Como resultado, entre otros factores, de este comportamiento de los gastos, el
primer franquismo estuvo presidido por las dificultades en la gestión empresarial.
Aguas de La Coruña se ajusta, aunque con un cierto retraso cronológico, al patrón de
comportamiento del resto del país, en el que el Estado - conscientemente o no -,
ocasionó un debilitamiento financiero de la mayoría de empresas concesionarias, como
resultado de un marco legal que estrechaba su margen de maniobra.
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La gestión se veía entorpecida por el continuo encarecimiento de los costes,
afectados principalmente por la inflación, y por correlativas subidas salariales, que
perseguían - no siempre lo consiguieron - restablecer parcialmente la pérdida de poder
adquisitivo de los trabajadores de la compañía. En el anverso de la moneda del deterioro
salarial real del personal encontramos la contrapartida compensadora del régimen, en
forma de “blindaje” de las condiciones de trabajo. Frente a pérdidas en el orden político,
de libertades, etc., la opción del régimen era la seguridad laboral, a cambio de lo que
parece haber sido una relativa “apacibilidad” en las relaciones laborales.
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