CONTENIDO Introducción 3 La crisis del agua 4 El Jordán y el Litani 6 La cuenca del Tigris y el Éufrates 7 El Éufrates 7 El Tigris 8 La calidad del agua en la cuenca del Éufrates y el Tigris 8 Disponibilidades y necesidades de los tres Estados de la cuenca 9 Turquía 9 Siria 9 Irak 9 La desregulación internacional 11 El caso de la cuenca del Tigris y el Éufrates 12 Relaciones entre Turquía y Siria 16 La cuestión de la provincia de Hatay (sanyak de Alejandreta) y las aguas del Orontes 16 La cuestión kurda como contrapeso en la geopolítica bilateral del agua 17 1 Las relaciones entre Turquía e Irak 19 La cuestión kurda como contrapeso en la geopolítica bilateral del agua 19 La cuestión de los oleoductos como punto de dependencia de Bagdad a Ankara 20 El proyecto GAP de Turquía y las posturas de Siria e Irak 23 El GAP y el problema kurdo 25 Conclusiones 26 Bibliografía 27 2 INTRODUCCIÓN La cuestión del agua en el Medio Oriente, es uno de los temas claves para que uno pueda entender mejor la realidad de esta región, que siempre atrae el interés de los analistas de las relaciones internacionales y de la geopolítica. En el presente trabajo se intentará presentar el asunto, centrándose en tres países, que serán Turquía, Siria e Irak. Se analizarán las relaciones entre ellos que se ven bastante tensos, siempre que la cuestión del reparto de las aguas de Tigris y Éufrates vuelve a ser cada vez más crucial. En primer lugar se hablará de la crisis del agua en general y se destacará el hecho de que dicha crisis pudiera volver a ser una posible fuente de conflictos. Se hará primero una breve presentación de las dos cuencas de la región, el de Jordán y el de Tigris y Éufrates. Se darán luego más detalles sobre las características y los potenciales de los dos ríos en cuestión, y sobre las disponibilidades y las necesidades de cada uno de los tres países por separado. En segundo lugar se mirará el tema desde el punto de vista legal y se hablará de la falta de leyes internacionales sobre la gestión de las aguas comunes. Se mencionarán los principios generales propuestos por la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas, y se analizarán los acuerdos entre los países en cuestión y su incapacidad para llegar en algún tipo de solución definitiva sobre el reparto de las aguas de los dos ríos. En tercer lugar se analizará el comportamiento diplomático de los tres países sobre la cuestión. Esta análisis se basará sobre todo en tres componentes. El primero sería el problema kurdo: se comentará por un lado el apoyo de Siria a los rebeldes del PKK y la reacción de Turquía, y se analizarán por otro lado las relaciones entre Turquía e Irak como países con poblaciones kurdas a sus territorios. El segundo sería el problema del petróleo, que junto con el tema de los kurdos forman el eje de las relaciones de dependencia entre Turquía e Irak. El tercero sería el problema de Hatay: se comentarán las pretensiones de Siria sobre la soberanía de la región y se analizará la cuestión de las aguas del Orontes. Como último se hará una presentación del proyecto GAP de Turquía, se analizarán las posturas de Siria y Irak sobre el tema y se buscarán sus finalidades económicas y políticas (desarrollo del Sur-este del país, ventaja estratégica, eliminación de la rebelión Kurda de la región). Al final se intentará sacar algunas breves conclusiones y se destacará la vinculación de la cuestión del agua con la política en general. 3 LA CRISIS DEL AGUA El agua cubre más del 70% de la superficie total del planeta. Un 97% es agua salada y tan sólo un 3% es agua dulce. De ese 3%, el 2.1% está almacenado en los hielos y glaciares. El declive de los ecosistemas de agua dulce se está convirtiendo en un problema importante que puede ser causa de numerosos conflictos en y entre Estados, y que puede afectar a regiones donde este bien es escaso, como por ejemplo en Oriente Medio. Este recurso natural se encuentra al límite de su explotación, ya que, aunque es renovable, también es limitado y muy vulnerable a los efectos de la acción humana. Hasta ahora, como era considerado un recurso inagotable, ha sido sometido a prácticas de consumo irresponsables. El consumo mundial de agua tuvo un vertiginoso crecimiento desde 1950. El aumento general del nivel de vida en todo el mundo hizo que la demanda de agua creciese más rápido que la población. El sector agrícola utiliza un 69% del agua, el industrial un 21%, en usos urbanos se emplea el 6% y las pérdidas de embalses se calculan en un 4%. El mayor porcentaje de utilización del agua, tendencia que va en aumento, se destina a la irrigación. Durante este siglo la cantidad de agua usada para el riego en la agricultura se ha multiplicado por diez. Es un proceso en el que se desperdicia mucha agua, ya que una gran parte no llega a su destino o resulta contaminada antes de volver al acuífero o al sistema fluvial superficial en donde se reintegra. También puede producir importantes daños ambientales, pero bien gestionado, si se evitan las pérdidas innecesarias, puede dar beneficios, ya que generalmente aumenta e intensifica la productividad de las cosechas. Durante las próximos décadas, un 80% de los alimentos para el aumento de población previsto, provendrá de la agricultura irrigada. Por un lado algunos países enfrentan problemas de saneamiento y salubridad de las aguas y por otro lado algunos países ven afectado su desarrollo industrial por la falta de agua dulce. En ocasiones esta escasez es la causa principal y única de su estancamiento económico. Este hecho aumenta las tensiones entre naciones con abundancia de agua y naciones con escasez. Quien tiene el control sobre un recurso escaso, como el agua, tiene poder. De esta manera, este bien puede ser objetivo de acciones militares en disputas por el poder político y económico. Redistribuir económicamente el agua, un recurso sin sustitutos que suele fluir por más que un país, resulta a veces difícil. El 47% de la extensión de tierra poblada en el planeta se sitúa en las cuencas de ríos internacionales y casi 50 países de los cuatro continentes tienen más de tres cuartos de su extensión total en dichas cuencas. Hay 261 cuencas internacionales, compartidas por varios países, incluyendo 57 en África y 48 en Europa. Esto quiere decir que casi el 40% de la población mundial vive alrededor de ríos internacionales. Dos mil millones de personas dependen de una cooperación, por ahora casi inexistente, que les asegure el suministro compartido de ese recurso vital. El agua dulce ha estado y está presente en numerosos conflictos entre países. En la actualidad son ya varios los países del área geográfica de Oriente Medio inmersos en la crisis del agua. Hay dos grandes ejes fluviales que, al ser compartidos por numerosos Estados, son foco permanente de tensiones entre ellos. Por un lado son las 4 aguas de los ríos Tigris y Éufrates que discurren por Turquía, Irak y Siria. Por otro lado, el río Jordán, con sus afluentes, Yarmuk, Banias y Hasbani), y el río Litani, son fuente de inestabilidad en la zona de Líbano, Siria, Israel y Jordania. 5 EL JORDÁN Y EL LITANI La cuenca del río Jordán abarca parte de los territorios ocupados por Israel (Cisjordania y los Altos del Golán), territorio jordano, y la parte suroeste de Siria. Esta área padece una grave escasez de agua y sufre una crisis de gestión y protección del recurso. Todo está relacionado, en un contexto conflictivo complejo: la cuestión de la ocupación de territorios por parte de Israel es política, económica, y estratégica. Este país protege celosamente sus aguas, acaparadas tras constantes enfrentamientos con Siria, Jordania, el Líbano. Se ampara para ello en la doctrina sionista, según la cual el pueblo judío debe "hacer florecer el desierto", lo que le lleva a esgrimir supuestos derechos sobre la utilización del recurso. Un ejemplo significativo de la importancia que se da al problema es el Embalse de la Unidad, proyecto conjunto de Jordania y Siria sobre la utilización de las aguas del río Yarmuk, principal afluente del Jordán, que Israel amenazó con bombardear si se llevaba a efecto. En cuanto al río Litani, nace y fluye íntegramente en el Líbano y su agua es utilizada por este país fundamentalmente para generar energía hidroeléctrica. Debido a su bajo grado en sal, es una fuente atractiva de agua potable. Pero al alimentar, en parte, las aguas del río Hasbani, que van a parar al río Jordán y a la zona de seguridad israelí en el sur del Líbano, la cuestión se complica. El Líbano no tiene todavía que afrontar graves problemas de suministro de agua, y Siria, por su parte, recibe una importante cantidad de su suministro de los ríos Eufrates y Yarmuk. Pero Israel, Jordania y los territorios ocupados se encuentran en una situación crítica, al haber agotado prácticamente todos sus recursos convencionales. La cuestión del agua había ido adquiriendo por lo tanto una importancia creciente en las negociaciones de paz. Cisjordánia es una de las regiones más ricas en recursos hidráulicos del Medio Oriente y los palestinos dicen que Israel está utilizando el 80% del agua de esta región. Por lo tanto lo que piden es un reparto más igualatorio. Beirut, por su lado, ha acusado muchas veces a los israelíes de que buscan a conseguir control sobre el río Litani. Los libaneses consideran que esta era la razón fundamental por la cual los israelíes mantenían hasta hace poco, fuerzas armadas en el sur del país. Israel, por su parte, rechaza estas acusaciones. Siria afirma además que los israelíes no se retiran de los Altos de Golán, los cuales ocuparon con la guerra del 1967, justo para poder aprovecharse de los recursos hidráulicos de la región. 6 LA CUENCA DEL TIGRIS Y EL ÉUFRATES Las aguas de los ríos Tigris y Éufrates discurren por Turquía, Irak y Siria. Las fuentes de estos dos ríos se encuentran en un mismo Estado, Turquía, que es el único de la región que no presenta de momento una situación crítica en cuanto a la capacidad de abastecimiento de agua. Turquía se encuentra en una posición ventajosa con respecto a Irak y Siria, por un lado geográficamente, al ser el Estado de la cabecera del río, y por otro lado al ser un Estado política y económicamente más fuerte que sus vecinos, algo que le permite utilizar el agua del Éufrates y Tigris como arma política para conseguir acuerdos que le sirvan. El tema más conflictivo se encuentra en el gran proyecto hidráulico que está desarrollando Turquía conocido como Guneydagu Anadolu Projesi (GAP). Este macroproyecto se está realizando en el Sudeste de Anatolia y se compone de 13 subproyectos: 6 en el Tigris y 7 en el Éufrates; la construcción de 21 embalses y 19 centrales hidroeléctricas. De todas estas obras, la que ha generado mayor debate ha sido especialmente la de la gigante presa de Atatürk, cuya construcción está considerada de loa países árabes como un acto beligerante. Turquía también lanzó, aunque sin éxito, la idea de construir lo que llamó el “Acueducto de la Paz”, que transportaría agua desde los ríos Seyhan y Ceyhan hasta Siria, Jordania, Arabia Saudita y los países del Golfo Pérsico. Se llevaría agua potable a más de 15 millones de personas. Los países árabes rechazaron el proyecto, con el fin de evitar la excesiva dependencia de Turquía. Además, consideraban que el coste era muy elevado. Turquía ha utilizado y seguirá utilizando su poder sobre el agua para negociar con sus vecinos más próximos: con Irak, sobre todo a cambio de mejores condiciones en el suministro de petróleo y con Siria, a cambio de que dejen de apoyar a los independentistas kurdos. El Éufrates A lo largo de 2.315 kilómetros (400 en Turquía, 475 en Siria y 1.440 en Irak) el Éufrates forma una cuenca de una superficie total de 444.000 kilómetros cuadrados, de los que 124.320 kilómetros cuadrados (28% de la superficie total) se sitúan en Turquía, 75.480 kilómetros cuadrados (17%) en Siria y 177.600 kilómetros cuadrados (40%) en Irak; por último, 66.000 kilómetros cuadrados (15%) constituyen la parte completamente árida de la cuenca situada en el territorio de Arabia Saudí. La aportación total interanual media del Éufrates es de 31.820 millones de metros cúbicos por año. Esta media, llamada natural, está medida en la localidad de Hit, en la frontera sirio-iraquí. La aportación anual mínima es de 16.871 millones de metros cúbicos por año y la máxima alcanza los 43.457 millones de metros cúbicos por año. En la frontera sirio-turca, el caudal anual medio es de alrededor de 30.400 millones de metros cúbicos. Turquía y Siria participan respectivamente en este caudal medio en un 88% y un 12%. Irak y Arabia Saudí no intervienen más que muy episódica y escasamente en la formación del caudal del río. Más del 98% del caudal del Éufrates, si se integran en él los principales afluentes, procede de Turquía. 7 El Tigris Las cifras sobre las aportaciones de los ríos de la región plantean enormes problemas a los observadores. Diferentes modelos de cálculo hidráulico, numerosas errores de apreciación y estimación, y muchas veces una voluntad política de no divulgar los datos reales, están en el origen del problema. Esto es cierto para el conjunto de los cursos de agua de la región y especialmente para el Tigris. Las cifras que aparecen más frecuentemente, tras muchos descartes y verificaciones, sitúan el caudal interanual medio de Tigris entre 47.000 y 49.700 millones de metros cúbicos por año. En la frontera turca, el caudal medio del Tigris es de 16.8 kilómetros cúbicos (18,5 en Mosul) y sus afluentes de Irán aportan un suplemento de 26.7 kilómetros cúbicos. El resto procede de sus afluentes iraquíes, comprendidos aquellos cuyas fuentes se sitúan geográficamente en Irán. Así pues, contrariamente al Éufrates, la parte del caudal del Tigris que procede de Turquía no representa más que el 45% del total. Esta información ilustra en buena manera la naturaleza del conflicto que opone a los Estados de la cuenca sobre el reparto del agua. Aunque Turquía no puede intervenir más que parcialmente sobre el cauce y el caudal del Tigris, dispone de un dominio total sobre el del Éufrates, ya que proporciona cerca del 98% de su caudal. Sin embargo, excepto en su parte turca, donde se han construido o están en proceso de construcción algunas obras, el Tigris es difícilmente aprovechable, a causa de su excesiva pendiente y de una topografía muy accidentada. Es el mismo caso de la mayoría de los afluentes iraníes e iraquíes del río que le proporcionan más de la mitad de su caudal anual medio. La calidad del agua en la cuenca del Éufrates y el Tigris En la cuenca del Tigris y el Éufrates, la calidad del agua disminuye a medida que se avanza río abajo, pasando de menos de 250 miligramos de sal por litro en Turquía a más de 600 miligramos por litro en la parte inferior de Irak y a 5.000 miligramos por litro al sur de Basora. De los dos ríos, las aguas del Tigris, sobre todo las aportadas por los afluentes del curso bajo, son las más saladas y no pueden ser explotadas en grandes cantidades ni para el riego ni para el consumo. Si bien en el alto Éufrates, en Turquía y Siria, la salinidad no sobrepasa los 400 o 500 miligramos por litro, alcanza los 6.100 miligramos río abajo. 8 DISPONIBILIDADES Y NECESIDADES DE LOS TRES ESTADOS DE LA CUENCA Turquía Turquía es el único país de la región que no le falta agua, ya que sus recursos hidráulicos son considerables. Las aguas de superficie llegan anualmente a los 185.000 millones de metros cúbicos por año. La tercera parte de estas aguas de superficie está suministrada por Tigris y Éufrates. Por lo que respecta a los recursos hidráulicos subterráneos, se les estima globalmente en 11.600 millones de metros cúbicos por año, de los que 5.400 millones son realmente explotados. De todo el conjunto de sus recursos hidráulicos, Turquía no consume más que 95.000 millones de metros cúbicos por año. Siria En Siria, la disponibilidad total de las aguas de superficie está evaluada en 33.700 millones de metros cúbicos, de los cuales 26 millones de metros cúbicos proceden del Éufrates y de sus afluentes y 4,1 millones de metros cúbicos, de otros numerosos ríos más modestos. En virtud del acuerdo bilateral firmado por Damascos y Ankara en 1987 y renovado en 1990, Siria recibe 15.750 millones de metros cúbicos de las aguas del Éufrates (500 metros cúbicos por segundo). Otro acuerdo bilateral firmado con Irak en 1990 le otorga 6.600 millones de este volumen (42%), yendo los 9.000 millones restantes a Irak. Las instalaciones hidráulicas en Siria, cuyo objetivo es el de almacenar y racionalizar la gestión de los recursos hidráulicos, y especialmente los fluviales, son relativamente numerosas, aunque no bastan para responder al conjunto de necesidades del país. Irak Las aguas de superficie en Irak ascienden a un total de 106.000 millones de metros cúbicos por año. Siria y Turquía suministran el 50%, Irán el 30% e Irak el 20%. 80.000 millones de metros cúbicos de agua proceden del Tigris y el Éufrates (31 del Éufrates y cerca de 50 del Tigris) y el resto llega de los cursos de agua situados al sur de Bagdad. Pero esas aguas son de muy mala calidad, ya que al atravesar las marismas hacia el sur, se cargan de cantidades excesivas de sal. El volumen total del agua técnica y cualitativamente explotable, tomadas en cuenta todas las perdidas, evaluadas en 10.000 millones de metros cúbicos, asciende a 43.200 millones de metros cúbicos de agua por año. Para aprovechar esta disponibilidad de agua y para gestionarla mejor, Irak ya había realizado un cierto número de obras hidráulicas de almacenamiento y regulación. La piedra angular de la red hidráulica moderna en Irak, en período de realización en vísperas de la segunda guerra del Golfo que enfrentó a Irak con una coalición internacional, es sin lugar a dudas el dispositivo de interconexión entre los dos grandes ríos del país, el Tigris y el Éufrates. Construido en varias etapas, el sistema se apoya en diferentes obras hidráulicas todas ellas conectadas en la gran depresión de Wadi Zarzar. 9 La primera conexión fue la de Tigris al Wabi Zarzar,cuya capacidad de retención en la cota 36 alcanzaba los 30.000 millones de metros cúbicos de agua. Una presa en Samarra permitía desviar las aguas del Tigris hacia la depresión gracias a un canal con un caudal total de 9.000 metros cúbicos por segundo. En cuanto a las aguas del Éufrates, se orientaron de la misma manera hacia el lago Habbaniya y la depresión de Abu Dippis, cuya capacidad total es de 6.750 millones de metros cúbicos. El aprovisionamiento se hacía por un canal alimentado a partir del Éufrates al ritmo teórico de 2.800 metros cúbicos por segundo. La etapa siguiente consistió en la utilización del Wabi Zarzar como embalse común. La aceleración de los trabajos de aprovechamiento hidráulico fue provocada por la construcción por parte de Siria de la presa de Tabqa y su relleno de 1973 a 1976, lo que hizo que la aportación del Éufrates a Irak se rebajara considerablemente. En 1974, el caudal del río no era más que de 100 metros cúbicos por segundo y 135.000 hectáreas de cultivos quedaron totalmente secas. Para paliar la peligrosa baja del cauce del Éufrates, se hizo en 1976 un canal abierto que unía Éufrates a Wabi Zarzar. A lo largo de 360 kilómetros, este canal, cuyo caudal teórico alcanza los 600 metros cúbicos por segundo, encamina unos 6.000 millones de metros cúbicos de agua por año hacia el Éufrates. El límite del agua, que volvió a subir hasta la cota de 65 metros por encima del nivel del mar, ofrece ahora una capacidad total de almacenamiento de 85.000 millones de metros cúbicos de agua en una superficie total de 2.700 kilómetros cuadrados. Por último, un canal de traída de las aguas de la depresión hacia el Tigris completó en 1982 lo que se convirtió en una verdadera red de interconexión hidráulica que hubiera permitido un desarrollo extraordinario de la agricultura en Mesopotamia si la guerra del Golfo no hubiera suspendido el conjunto de los trabajos y destruido una gran parte de la infraestructura hidráulica de Irak. Durante el bombardeo de Irak, que duró un mes, antes de la ofensiva terrestre con el propósito de expulsar al ejercito iraquí de Kuwait, varias obras hidráulicas fueron gravemente afectadas por los disparos aéreos de las fuerzas aliadas. La presa Darbandilhan, sin quedar totalmente fuera de servicio, sufrió daños evaluados en un 50%. Las presas Dokan y Hadita fueron destruidas en un 75%, mientras que las presas Ramadi, Saddam y Samarra quedaron totalmente inservibles. La destrucción sistemática de las presas, estaciones de bombeo, centrales hidroeléctricas y fabricas de purificación de agua, tuvo considerables consecuencias sobre el aprovisionamiento de agua potable y de electricidad y sobre las producciones agrícola e industrial. El déficit agroalimentario resultó particularmente agravado en un momento en el que el embargo impedía cualquier importación de productos alimenticios debido a la prohibición de exportar productos petrolíferos. Sin embargo, desde el fin de la guerra, Irak consiguió, en un tiempo récord y a pesar del embargo, volver a poner en servicio gran parte de sus infraestructuras hidráulicas, permitiendo así mitigar los estragos y aumentar en gran medida la producción de cereales para responder a las necesidades de la población. 10 LA DESREGULACIÓN INTERNACIONAL A medida que la población crezca y los recursos hídricos escaseen, los conflictos por el agua se intensificarán, a menos que se alcancen acuerdos internacionales para la gestión compartida de estos recursos. Como las más importantes cuencas fluviales del mundo atraviesan varios países, los acuerdos sobre gestión y protección de los recursos de agua dulce suelen darse a este nivel. Según la Unesco, hoy existen 261 cuencas fluviales que son compartidas por dos o más estados, lo que transforma esas zonas en focos de potenciales conflictos bélicos. Lograr que esos pueblos cooperen para el uso racional del recurso es el desafío que tienen por delante Naciones Unidas y los gobiernos del mundo. Algunos ríos aún son fuente de tensiones, como el caso del Tigris y Eufrates, que nacen en Turquía y cuyas aguas corren por Irak y Siria. Como se comento antes, esto ha permitido a los turcos cambiar agua por petróleo iraquí y obtener de los sirios el compromiso de no apoyar a los kurdos del norte de Turquía. El río Jordán y sus afluentes es causa de inestabilidad entre Líbano, Siria, Israel y Jordania; mientras que el Nilo enfrenta a Egipto, Sudán y Etiopía. Otros cursos fluviales han sido fuente de conflicto en Asia Central o el subcontinente indio. Los Estados cuyo abastecimiento de agua depende únicamente de la buena voluntad de sus vecinos, al encontrarse la fuente del recurso fuera de sus fronteras, están en una posición débil a la hora de negociar acuerdos, sobre todo en situaciones de escasez. A continuación se concretan una serie de principios generales propuestos por la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas que pueden constituir una base sólida - caso de ser aplicadas -, para ayudar a prevenir los conflictos asociados a los recursos hídricos y, en su caso, a resolverlos. - Utilización equitativa. El principio de utilización equitativa implica que cada uno de los estados de una cuenca tiene derecho a una porción razonable y equitativa del uso beneficioso del agua compartida. - Prevención de perjuicios importantes a otros estados. Es la obligación de no causar perjuicios de importancia a otros estados mediante acciones que afecten a cursos de agua internacionales. - Obligación de notificar e informar. Este principio atañe a la responsabilidad de una nación de notificar a otras cualquier actividad que puede afectarles. - Obligación de compartir datos. Este principio esta consiguiendo una amplia aceptación, pero hay todavía varias regiones del mundo en las que se consideran materia clasificada los datos fundamentales sobre recursos hidráulicos y se ocultan a las naciones vecinas. - Gestión cooperativa de los ríos internacionales. La Comisión esta considerando la adopción de un principio de participación que afirma el derecho de todos los estados de una cuenca a tomar parte en el desarrollo, uso y protección de los recursos hídricos compartidos. 11 - Obligación de resolver las disputas de modo pacifico. La carta de las Naciones Unidas exige que los países resuelvan todas sus disputas, no solo las derivadas de los recursos hidráulicos, sin recurrir a la fuerza. El caso de la cuenca del Tigris y el Éufrates El conflicto sobre las aguas entre los tres Estados de la cuenca del Tigris y el Éufrates gira alrededor del estatuto jurídico de los dos ríos, el cual determina las modalidades de reparto de las aguas disponibles. Para Turquía, ni el Éufrates ni el Tigris son ríos internacionales, ya que ninguno de los dos es navegable en toda su longitud. Esta exposición se basa en la declaración de Helsinki de la Asociación internacional de derecho que considera que un río internacional “es navegable y une al menos a dos Estados con el mar”. Sólo los llamados ríos internacionales exigen un acuerdo previo entre el conjunto de los Estados ribereños. Turquía se considera, por lo tanto, libre para utilizar las aguas de los dos ríos como le parezca, sin pedir el acuerdo previo de los dos Estados de río abajo. Por su parte, Siria e Irak intentan hacer prevalecer el estatuto internacional del río apoyándose en el otro término de la definición: los dos ríos atraviesan más de dos Estados, al os que unen con el mar. Son, además, navegables en largos tramos. Los dos Estados exigen, en consecuencia, un reparto “equitativo” y definitivo de las aguas de los dos ríos. El conflicto entre los tres países empieza a partir de los principios del siglo XX. El artículo 109 del tratado de Lausana de 1923 estipulaba la necesidad de la formación de una comisión mixta que agrupase a los tres Estados ribereños del Tigris y el Éufrates, y que se encargase de tratar los problemas que pudieran plantear los trabajos de construcción de obras hidráulicas de tal naturaleza que pudieran cambiar el caudal o el flujo de los ríos. El mismo tratado de Lausana contenía una cláusula que estipulaba que Turquía debía consultar a Irak antes de emprender trabajos hidráulicos. Los derechos de Siria sobre las aguas del Éufrates fueron tratados en el tratado de Alepo de 1930. En cuanto a negociaciones o tratados bilaterales o trilaterales, no tuvieron lugar más que a partir de los años cuarenta, después de la Segunda Guerra Mundial. El 29 de marzo de 1946 se firmó el primer tratado bilateral entre Turquía e Irak que concernía a las aguas del Tigris y el Éufrates. El artículo 5 estipulaba que Turquía se comprometía a informar a Irak de todos los trabajos que se proyectara en el curso de ampos ríos. El mismo año, los dos países firmaron en Ankara un tratado de amistad y buena vecindad que señalaba, una vez más, que Bagdad sería consultado por Turquía antes del comienzo de cualquier proyecto de desarrollo en el Tigris o el Éufrates. Desde 1962, se entablaron diversas negociaciones entre los tres Estados: Siria/Irak (1962, 1974), Siria/Turquía (1962, 1971) y tripartitas (1965, 1971). Con estas se buscaba un acuerdo sobre las modalidades de reparto de las aguas comunes. La insistencia de los negociadores únicamente en los aspectos técnicos y en consideraciones vinculadas a los muy espinosos problemas de que enfrentaban a los tres Estados sobre la supresión de fronteras, sin olvidar el problema común de Kurdistán, no permitieron que se alcanzaran resultados definitivos. En 1964, Turquía propuso a Siria un acuerdo para el reparto definitivo de las aguas del Éufrates, en contrapartida a un reparto de las aguas del Orontes. Este río tiene 12 sus fuentes en las montañas libanesas, atraviesa Siria y va a desembocar al Mediterráneo en el sanyak de Alejandreta, que desde 1939 que fue cedida por Francia a Turquía, sigue reivindicada por Damascos. Pero para Siria, la aceptación de tal combinación equivalía a reconocer la soberanía turca sobre esa provincia y de ahí el fracaso de las primeras negociaciones. En el mes de septiembre de 1965, durante el encuentro tripartito que tuvo lugar en Bagdad, Irak exigió 18.000 millones de metros cúbicos por año de las aguas del Éufrates. Turquía y Siria pidieron respectivamente, 14 y 13 millones, lo que hace un total de 45.000 millones de metro cúbicos de agua, o sea 1.4 veces el caudal anual natural del río que se sitúa en 32.000 millones de metros cúbicos al nivel de Hit, en Irak. En los meses que siguieron, el conflicto sobre las aguas del Tigris y Éufrates se agravó como consecuencia de la escisión ocurrida en 1966 en las filas del partido Baaz, en el poder en Damascos y en Bagdad. Esta escisión, que se prolonga hasta hoy, estableció une frontera impermeable entre los dos Estados vecinos hasta el punto de que incluso las cuestiones vitales, como el agua o Palestina, no podían ya reunir a los dirigentes de los dos Estados alrededor de un acuerdo consensuado. En la batalla planteada entre los dos clanes baazistas, las aguas del Tigris y el Éufrates y las fronteras comunes fueron a la vez las armas y los pretextos utilizados sin tregua por los dos antagonistas. La tentativa de negociación emprendida en 1967 no sirvió más que para fraguar el enfrentamiento entre Bagdad, que reclamaba 16.000 millones de metro cúbicos de las aguas del Éufrates, y Damascos, que no quería concederle más de 9.000 millones de metros cúbicos por año. Cuando Irán e Irak firmaron, el 6 de marzo de 1975, un acuerdo por el que Teherán se comprometía a suprimir toda ayuda a los rebeldes kurdos del Norte de Irak, en contrapartida a un acuerdo definitivo de las cuestiones ligadas con la delimitación de las fronteras entre los dos Estados, Damascos acusó a las dos capitales de constituir un frente antisirio y de conspirar contra su propia soberanía, afirmando que el régimen iraquí había firmado los acuerdos con sus vecinos iraníes con el único objetivo de preparar una agresión contra Siria. En el mes de abril de 1975, en el momento en que Siria llenaba la presa de Tabqa en el Éufrates, Bagdad reaccionó con virulencia y exigió una reunión de urgencia del consejo de ministros de Asuntos Exteriores de la Liga Árabe con el fin de estudiar las consecuencias de la construcción y de la puesta en funcionamiento de la presa siria sobre el flujo del río en su curso bajo. Irak afirmaba que Siria había reducido el flujo del Éufrates, unilateralmente, a un nivel excepcionalmente bajo e intolerable. Señalaba que la construcción en el Éufrates de dos presas (Kiban en Turquía en 1973 y Tabqa en Siria en 1975) había provocado una bajada de 9.000 millones de metros cúbicos de agua por año de los 28.000 millones que llegaban hasta entonces a la frontera iraquí. Arguyendo que el caudal del Éufrates había caído de 920 metros cúbicos por segundo a 197 metros cúbicos por segundo, los iraquíes afirmaron que dichas medida ponían en peligro la vida de tres millones de campesinos que vivían gracias a la agricultura irrigada a lo largo de todo el valle del Éufrates. Durante varias semanas, Irak amenazó con recurrir “a todos los medios a su disposición” para permitir el flujo normal de las aguas del río. Rechazando estas acusaciones, Siria aseguraba que el 71% del agua que recibía de Turquía pasaba directamente a Irak. 13 Con el fin de atajar el conflicto, la Liga Árabe formó, a finales de abril, un comité técnico compuesto por Siria, Irak y otros siete Estados árabes, encargado de negociar una solución equitativa a las diferencias que enfrentaban a los dos Estados. Pero el 1 de mayo, Siria anunció que no participaría en sus trabajos. A pesar de la oferta saudí, el 3 de mayo, de mediar entre las dos capitales, la situación siguió agravándose. El 13 de mayo, Siria prohibía su espacio aéreo a loa aviones iraquíes y suspendía los vuelos entre las dos capitales. A finales del mes de mayo, pretextando que Irak estaba enviando tropas a la frontera entre ambos Estados, al gobierno sirio desplazaba fuerzas desde sus fronteras con Israel en el sur hacia la frontera con Irak. Tal desplazamiento, notoriamente inhabitual, tenía también otro significado. Era popo después de la guerra de octubre y Kissinger se afanaba en encontrar el medio para poner cara a cara a árabes y israelíes para que negociaran el cese de las hostilidades. Resultaba por lo tanto muy significativo que por primera vez fuerzas armadas árabes dejaran el frente con Israel para colocarse en posición de guerra frente a otro ejercito árabe. Se podría pensar que en aquella época las autoridades israelíes consideraban con razón que, a pesar de su alejamiento geográfico, la amenaza militar iraquí era más inquietante que la que procedía de Siria. Una guerra entre Siria e Irak no podía más que beneficiar al Estado hebreo al debilitar la capacidad militar de Bagdad. Hubo que esperar hasta el 3 de junio para que Arabia Saudí anunciara que su mediación había llevado por fin, a un acuerdo entre las dos capitales árabes del Éufrates. Gracias a este acuerdo, Siria se comprometía a ceder una parte de su propia parte alícuota de las aguas del Éufrates a Irak. Esta declaración de principios no fue seguida por la firma oficial de un acuerdo o tratado bilateral. Sin embargo, parece que se consiguió y se firmó un acuerdo secreto entre los dos gobiernos, por el que ambos se repartían la aportación anual del Éufrates, calculada en la frontera, a razón del 58% para Irak y el 42% para Siria. El compromiso conseguido gracias a la mediación de Arabia Saudí fue posible, además, gracias a discretas presiones ejercidas por la USSR sobre los dos Estados. Recordemos que en la época, en plena guerra fría, tanto Siria como Irak se encontraban en la órbita de la Unión Soviética que, por otra parte, se había implicado en trabajos de construcción de obras hidráulicas tanto en ambos Estados como en otros del Oriente Próximo. Pero Damascos, que consideraba que cedía algo de su parte alícuota de las aguas del río, amenazaba frecuentemente con recuperarla. En enero de 1991, mientras Irak estaba en guerra y en el momento en el que Turquía interrumpía el flujo del Éufrates para el llenado de la presa Ataturk, llevó a cabo su amenaza. Actualmente Turquía, militar y económicamente más fuerte que sus dos vecinos de río abajo, rehúsa cualquier idea de un tratado definitivo que le comprometería permanentemente y se limita a proponer acuerdos provisionales. Así que todas las tentativas de negociaciones, especialmente las de 1962, 1980 y 1982, fracasaron lamentablemente. El único compromiso que Ankara aceptó asumir, firmando en 1987 un protocolo con los otros dos interlocutores, fue el de dejar pasar río abajo un caudal medio de 500 metros cúbicos por segundo de las aguas del Éufrates. Desde la inauguración de la presa Ataturk, incluso ese protocolo, modesto de todas formas, no fue totalmente respetado. 14 Al ser el derecho internacional particularmente ambiguo y no haberse concluido nunca tratados internacionales, los tres Estados ribereños intentan imponer cada uno sus propias políticas hidráulicas sin tener demasiado en cuenta las reacciones de sus vecinos. Irak por ejemplo se opone a la voluntad turca y siria de considerar que el Tigris y el Éufrates constituyen dos ramas de un mismo sistema hidráulico comprendidas en una misma cuenca. Y eso porque la unicidad de la cuenca puede ser percibida como una propuesta de Turquía y Siria con la cual Irak recogiera su parte de los recursos hidráulicos regionales directamente del Tigris dejando a ellos la explotación unilateral y exclusiva de las aguas del Éufrates. Dicha propuesta no puede ser aceptada por Irak por varias razones. En primer lugar, Tigris es difícilmente aprovechable en su curso alto y sus aguas son bastante saladas. En segundo lugar, la mayor parte de las tierras agrícolas y de los pueblos están concentrados en el Éufrates. Por lo tanto, una reducción de sus aguas se traduciría sistemáticamente en un descenso de la producción agrícola, así como de la producción eléctrica en un país en el que el Éufrates suministra la mayor cantidad. De hecho, pueblos enteros necesitarían ser desplazados del valle del Éufrates al del Tigris, algo absolutamente implanteable. En tercer lugar, Tigris, al dejar Turquía llega directamente al territorio kurdo de Irak y pasa por la capital regional de Mosul, antes de llegar a la cuenca baja. Nada en el mundo podrá forzar a Irak de aceptar que un día pueda depender de las poblaciones kurdas organizadas como un Estado independiente o como poder regional más o menos autónomo. En cambio, una vez que ha atravesado la frontera siria, el Éufrates es totalmente iraquí y a lo largo de su valle no existe ningún conflicto sobre la legitimidad del poder central. Por su parte, Turquía defiende que los dos ríos constituyen una sola cuenca y que son transfronterizos y no internacionales. El GAP por ejemplo, que es un proyecto de irrigación a gran escala que implica considerables cantidades de agua, tendría enormes dificultades para ver la luz si el Tigris y el Éufrates hubieran tenido el estatuto de río internacional, que hubiera exigido un acuerdo entre los tres Estados ribereños antes de cualquier tipo de inicio de las obras. Turquía por su lado, siempre utilizando el eslogan “petróleo por agua”, propone una especialización sectorial de las producciones: ella, que tiene las fuentes del río, produciría, gracias a una irrigación intensiva a gran escala, con la lo que cubrir las necesidades alimentarías del conjunto de los Estados de las cuencas y los abastecería de energía eléctrica. En contrapartida, Irak podría garantizar el aprovisionamiento de petróleo para Turquía, del que depende enormemente su economía. La posición Siria es idéntica con la de Irak en lo que se refiere al estatuto jurídico del Éufrates, al que considera un río internacional. Sin embargo, por razones políticas y a causa de las relaciones conflictivas entre los dos regímenes baazistas del valle de Éufrates, las autoridades sirias están lejos de aplicar a sus vecinos río abajo lo que reclaman a sus vecinos río arriba. 15 RELACIONES ENTRE TURQUÍA Y SIRIA Militar y financieramente, Siria se encuentra en una posición de debilidad frente a Turquía y sus decisiones hidropolíticas. Sin embargo, Damascos supo utilizar como contrapeso una carta de gran valor estratégico que era la protesta kurda, la cual se convirtió a partir de los años ochenta en una verdadera guerrilla contra el ejercito turco. Para contrarrestar los proyectos hidráulicos turcos, Siria había planteado a su vecino dos exigencias: primero la restitución del sanyak de Alejandreta y segundo el reparto de las aguas del Éufrates. Damascos comprendió rápidamente que, con la cuestión kurda, disponía de una baza estratégica considerable, de la que podía sacar partido o utilizar como medio de presión sobre Ankara. Turquía no paraba ni un momento a acusar a Damascos por su apoyo a los kurdos del PKK, a los ármenios del ASALA (Ejercito Secreto Arménio para la Liberación de Armenia) y a la guerrilla urbana de Dev-Sol, sobre todo a partir de los principios de los años ochenta. La cuestión de la provincia de Hatay (sanyak de Alejandreta) y las aguas del Orontes Las dos fuentes fundamentales de fricción entre Damascos y Ankara han sido, por un lado la cuestión del apoyo sirio a grupos de oposición al régimen turco, y por otro lado, y de menos importancia, las pretensiones de Damascos sobre la soberanía del Sanyak de Alejandreta, o provincia de Hatay como fue rebautizada por los turcos cuando les fue cedida por Francia en 1939. Según Yves Lacoste, profesor de Geopolítica en la Universidad de Sorbonne VIII de Paris, el sanyak, donde vivía una minoría turca importante, fue cedido con el fin de que Paris tuviese la opinión favorable de Ankara en lo que tenía que ver con la instalación de bases aéreas que pudieran ser utilizadas para un posible ataque a los pozos de petróleo de Bakú, en el caso de un conflicto entre el Occidente y la Unión Soviética. Esta acción por parte de Francia provocó la indignación de los intelectuales sirios, y desde entonces Damascos sigue reclamando Hatay, región con mayor importancia estratégica debida a sus recursos hidráulicos, como un parte inseparable del territorio sirio. La cuestión de Hatay constituye hasta hoy por hoy un punto importante de enfrentamiento entre Siria y Turquía. En 1989 por ejemplo, las fuerzas armadas sirias derribaron un avión del servicio topográfico turco que volaba dentro del espacio aéreo de Hatay, y en diciembre de 1989 el ministro sirio de la Prensa y Información declaró durante una conferencia de prensa a Chipre que Siria no reconocería nunca la soberanía turca sobre Hatay. La decisión relativa de Arabia Saudita de no expedir visa a las personas nacidas en la región de Hatay, demuestra como una de las potencias económicas y políticas más importantes del mundo musulmán está apoyando a Siria en esta cuestión. Por otro lado, Badr al-Hameidi, director general del Arab Economic Development Fund que tiene su sede en Kuwait, declaró en abril de 1984 que su establecimiento no otorgaría ningún préstamo a Turquía para la financiación del proyecto GAP y que nunca financiaría la construcción de una prensa cuyos beneficios serían sólo para uno de los tres países en cuestión. Y eso a pesar del hecho que este mismo establecimiento otorgó en el pasado varios prestamos a Turquía para la construcción de diferentes obras. 16 Se debe subrayar, además, el hecho de que un gran parte del grupo alawíta que está en el poder en el marco del régimen baazista de Damascos, tiene sus orígenes justo al sanyat de Alejandreta. El problema de Hatay está por otro lado estrechamente vinculado con la cuestión del reparto de las aguas de Orontes. Siria no considera este como río internacional puesto que no sólo se encuentra en su mayor parte dentro de territorio sirio sino que desemboca, además, en la región de Hatay-Alejandreta. Las relaciones entre los dos países se deterioraron cuando Siria empezó en 1990 la construcción de una prensa sobre el río. La retención de las aguas del Orontes condenará definitivamente la irrigación de la región de Hatay, que conoce un importante crecimiento demográfico. Por otro lado, cualquier arreglo de la cuestión significaría de cierto modo la aceptación de la dominación turca sobre la región. Puesto que Siria utiliza como justificación que Turquía tampoco considera el Éufrates como río internacional, las dos partes no han llegado en ningún tipo de acuerdo entre ellos. La cuestión kurda como contrapeso en la geopolítica bilateral del agua El gobierno sirio, al darse cuenta de que tenía los medios para forzar a Turquía para que tomase en consideración sus intereses, se resolvió a usar un arma de temible eficacia y ampliamente rentable, que era el apoyo a los opositores radicales del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistan). Abdullah Ocalan, el líder del partido, no se dejaba engañar y conocía perfectamente las razones de la oferta siria, pero decidió responder positivamente y aprovechar la ayuda ofrecida para decidirse por la acción armada. El mes de agosto de 1984, el PKK se sintió lo suficientemente fuerte, preparado y formado como para lanzarse a la batalla contra el gobierno turco. Entre los años 1980-1985, las regiones de la frontera norte de Siria con Turquía fueron utilizadas para varios ataques al territorio turco. Sin perder de vista sus propios intereses y objetivos, Damascos, aun negando oficialmente sus relaciones con el PKK, intentó varias veces regatear cerca de las autoridades turcas una eventual ruptura con el PKK contra ventajas hidráulicas, territoriales y políticas. En 1986, durante una visita a Turquía, el primer ministro sirio afirmó a sus interlocutores que su gobierno estaría dispuesto a firmar un protocolo de seguridad concerniente a las fronteras entre los dos Estados si Turquía aceptaba integrar en él la cuestión de las aguas del Éufrates. Un año más tarde, Turgut Ozal viajó a Damascos y firmó un protocolo de seguridad que no mencionaba explícitamente al PKK, un acuerdo de cooperación económica y una “nota” por la cual Turquía se comprometía a dejar pasar por la frontera siria un mínimo de 500 metros cúbicos de agua por segundo de las aguas del Éufrates. En abril de 1992, con ocasión de la visita del ministro del Interior turco a Siria, los diplomáticos turcos pidieron en vano la modificación de los términos del protocolo para que hiciera referencia directamente a las relaciones establecidas entre Damascos y los rebeldes del PKK. Antes de aceptar el restablecimiento de relaciones amistosas con Siria y poner término al conflicto sobre las aguas del Tigris y el Éufrates, Turquía exigió de Siria tres 17 concesiones. En primer lugar, el fin de todo apoyo directo o indirecto a los militantes kurdos del PKK y su expulsión de los territorios sirios y libaneses. En segundo lugar, la renuncia definitiva a la provincia del antiguo sanyak de Alejandreta, y como último el reparto definitivo de las aguas del Orontes, al que como se comentó antes los sirios consideran como un río enteramente sirio-libanés. Damasco, para quien esas exigencias eran inaceptables, y para mejorar, o mejor dicho, para no cortar definitivamente las relaciones con su vecino poderoso, pareció orientarse hacía una concesión muy calculada. Impuso a los militantes del PKK una limitación de las libertades de movimiento y acción a partir de su territorio, en contrapartida a la garantía turca de dejar pasar en el Éufrates un caudal medio de 500 metros cúbicos por segundo. En octubre de 1998, después de presiones fuertes por parte del gobierno turco al gobierno de Siria (amenazas que tenían que ver sobre todo con el reparto de las aguas), se firmó entre los dos países un acuerdo por el cual los sirios se comprometieron a cesar todo tipo de ayuda a los kurdos, quienes se vieron obligados de abandonar definitivamente sus bases libanesas y sirias. Desde entonces las cosas sucedieron muy rápidamente: Öcalan fue expulsado de Siria, pasó a Rusia y luego a Italia. El gobierno italiano se negó a extraditarle a Turquía, y en dos semanas Ocalan se vio obligado a viajar de un aeropuerto internacional a otro pidiendo asilo sin poder conseguir ninguno. Al final el líder de PKK fue detenido en la residencia del embajador griego en Kenya donde se escondía. 18 LAS RELACIONES ENTRE TURQUÍA E IRAK Los dos países encuentran la mayoría de las veces un terreno de entendimiento común, que tiene que ver sobre todo con las reivindicaciones de los autonomistas kurdos, entendimiendo que llega hasta la cooperación militar. En general los dos vecinos se encuentran en un tipo de interdependencia por tres razones: En primer lugar es el problema kurdo y la cuestión de seguridad a lo largo de las fronteras entre los dos países. En segundo lugar es el reparto de las aguas de Tigris y Éufrates. Y en tercer lugar es la dependencia de Irak en rutas de transportación terrestre y marítima. La cuestión kurda como contrapeso en la geopolítica bilateral del agua Las ofensivas turcas contra los kurdos del Norte de Irak han coincidido varias veces con los ataques militares de Bagdad contra las organizaciones kurdas iraquíes, es decir la Unión Patriótica de Kurdistan (UPK) y el Partido Democrático de Kurdistan (PDK). En octubre de 1984, los dos países llegaron a un acuerdo secreto que daba a los dos partes la posibilidad de perseguir a los kurdos pesmergas dentro de los territorios de los dos países, a lo largo de la frontera turco-iraquí y en una profundidad de 10 kilómetros por el uno y el otro lado de la frontera. Muchas han sido las ocasiones que este acuerdo fue aplicado. Durante la primera Guerra del Golfo, las persecuciones de los kurdos por destacamentos del ejercito turco en el territorio del Norte de Irak se hacían libremente con la “bendición” de Bagdad. En agosto de 1991, la aviación turca, en conforme con el acuerdo antes citado, utilizó el espacio aéreo iraquí y bombardeó sin piedad las poblaciones kurdas de la provincia de Erbil, con el fin de echar de la región a los miembros del PKK. Esta operación de la aviación turca ha sido recibida con una satisfacción absoluta por Bagdad. En marzo de 1995, las fuerzas armadas turcas atacaron con carros de combate, aviones y 35.000 soldados, a los kurdos del Norte de Irak, en una profundidad de 40 kilómetros al interior del territorio iraquí y a una longitud de 300 kilómetros de frontera. Sin embargo, las relaciones entre los dos países no han sido siempre perfectas. La firma del protocolo económico siro-turco en 1987, y sobre todo la exclusión de Irak de las negociaciones turcas sobre el reparto de las aguas del Éufrates, han hecho que Bagdad adoptase una postura más reservada, o sea más flexible, en lo que concierne su cooperación con Turquía que tenía como fin la exterminación y la represión de la rebelión kurda. Así que a partir de 1988, el PKK disfrutaba más libertad de movimientos, y aumentó sus ataques contra el ejercito turco a partir de bases de lanzamiento dentro de los territorios del Norte de Irak. Después del fin de la guerra entre Irak e Irán y la represión de la rebelión kurda en el Norte de Irak, la cual fue acompañada de atrocidades y matanzas (la más conocida fue la de Halabya en marzo de 1988 cuando Bagdad utilizó armas químicas contra las poblaciones kurdas), unos 60.000 de kurdos pasaron en territorio turco. Esta vez, Turquía buscó parecerse favorable a los kurdos de Irak, hasta que llegó al punto de mencionar su derecho constitucional a la autonomía (según la constitución iraquí). Por un lado, esta afirmación ha tenido como fin de dividir el frente unido kurdo de las dos partes de la frontera turco-iraquí. Por otro lado, ha tenido como fin de presionar el 19 gobierno de Irak, que de todas formas se encuentra aislado en plan internacional, de manera de que Bagdad aceptase a conceder petróleo a Turquía en condiciones más favorables. Detrás de estas declaraciones de Ankara se encuentra también otro asunto, que es el de las minorías turcomanas de Irak. La idea era de que si se fuese concedido a los kurdos el derecho de autonomía, porqué no pasar lo mismo con las minorías turcomanas. Están conocidas, además, las pretensiones turcas sobre las villas de Mosul y Kirkuk, regiones muy ricas en petróleo y pertenecientes a Irak, pero que Turquía considera legalmente suyas. A continuación se analizará más el papel que desempeña el petróleo en las relaciones entre los dos países. Hoy por hoy, la postura de Ankara cambia una vez más iniciando una serie de acciones que señalan a Bagdad como el “dueño” legal del norte de Irak (gobernado “de ipso” por el Frente del Kurdistán Iraquí, una coalición de partidos kurdos), e intenta así impedir que surgiese un estado independiente en esa zona y, más aún, que este estado pudiera ayudar a sus propios kurdos. La cuestión de los oleoductos como punto de dependencia de Bagdad a Ankara A partir de los principios de los años ochenta, y a pesar del clima reciproco de desconfianza y miedo de una excesiva interdependencia, las relaciones entre Turquía y Irak han estado bastante estrechas y estables. Todos los acuerdos sobre temas de energía entre Turquía e Irak tienen que ser considerados dentro de un marco no solo económico sino también político. Las relaciones políticas estables entre los dos países durante los años 60, han hecho de Irak el mejor suministrador de petróleo para Turquía. Irak mostró además interés en construir un oleoducto hasta el Mediterráneo a través de Turquía. Los líderes turcos de entonces no consideraban esta dependencia total de Irak como una desventaja política, ya que las relaciones parecían ser lo bastante estables. Como se comento antes, las aspiraciones nacionales de la minoría kurda en Irak, han sido siempre una fuente de grave preocupación para Bagdad. Por lo tanto necesitaba la cooperación de Turquía para refrenar las actividades kurdas en la región de las fronteras. Por su lado, Turquía también se interesaba por reprimir las mismas aspiraciones de su propia minoría y mantener la paz y la tranquilidad en sus provincias del sur-este. Sin embargo, los problemas de Irak eran más acusados. Y esto porque los kurdos de Irak viven sobre todo en las provincias de Mosul y Kirkuk, dónde se produce más de la mitad del petróleo del país. Por lo tanto, disturbios políticos en la región podrían dañar gravemente a la economía iraquí. Cuando se construyó el oleoducto que atravesaba las regiones kurdas, la colaboración con Ankara fue por lo tanto aún más necesaria. La cuestión de las transportaciones terrestres, sobre todo las de petróleo, ha sido siempre un asunto de gran preocupación para Bagdad. Dada la situación política y militar, los oleoductos desde Irak hasta los puertos de Siria o Líbano nunca han estado una vía asegurada para el petróleo iraquí. Entre diciembre de 1966 y marzo de 1967, Siria interrumpió el flujo de petróleo en el oleoducto iraquí. En 1972 nacionalizó su parte del oleoducto y en 1973 duplicó los derechos de transito. Otro oleoducto que 20 pasaba en parte por el territorio libanés, se cerró en 1976 a causa de la guerra civil en este país. El oleoducto de Siria empezó a funcionar otra vez en 2000, mientras que los intentos iraquíes para suministrar de nuevo el oleoducto libanés siguen sin resultado. En el pasado, la transportación terrestre entre Turquía e Irak no ha sido muy importante. Pero con la construcción del oleoducto Kirkuk-Dortyol en 1977 y especialmente después del comienzo de la guerra entre Irak e Irán, esta ruta volvió a ser vital para Irak. Por lo tanto vemos que el problema kurdo, el reparto de las aguas del Éufrates y la transportación de petróleo, son los tres ejes que caracterizan las relaciones entre los dos países. Estos asuntos dan a Turquía una cierta influencia como contrapeso a la ventaja que tienen los Iraquíes con el petróleo. Así que por un lado Ankara es capaz de ofrecer a Bagdad algo que le afecta a sus intereses vitales, y por otro lado pide condiciones especiales en lo que tiene que ver con el suministro de petróleo. Indicativo del entrelazo sobre estos asuntos, petróleo, agua e seguridad, ha sido el acuerdo firmado el 2 de julio de 1974 entre el primer ministro turco Bülent Ecevit y Saddam Hussein. Este acuerdo establecía de que Irak concediese a Turquía un préstamo para compra de petróleo y para la construcción del oleoducto, mientras que Turquía se comprometiera a incrementar el flujo de agua y a cooperar con los iraquíes en cuestiones que tienen que ver con la seguridad del oleoducto (algo que en realidad significaba permiso de intervención turca dentro del territorio iraquí). En abril de 1975, el nuevo gobierno que llegó al poder con Süleyman Demirel, reafirmó el acuerdo. En general las relaciones entre los dos países en los finales de los años 70 y los 80 volvieron a ser cada vez más estrechas. Sin embargo no faltaron los problemas, como por ejemplo cuando se intensificaron las actividades kurdas a lo largo de sus fronteras o cuando la cuestión de el agua volvió a ser más crítica. La guerra entre Irak e Irán, a parte de que por un lado mejoró las relaciones entre Ankara e Bagdad, añadió por otro lado más problemas cuando los iraquíes atacaron petroleros turcos en el Golfo. Sin embargo las relaciones entre los dos países siguieron siendo estrechas, a pesar además del hecho de que Irak acumuló poco a poco una deuda enorme en respecto a Turquía. La prensa turca hablaba entonces de la presión insuficiente que ejercía Ankara a Bagdad en la cuestión de la deuda, y interpretaban el hecho como la dependencia turca de la cooperación de Irak sobre el problema kurdo. Las relaciones se vieron en realidad afectadas sólo cuando empezó la crisis de la Guerra del Golfo en agosto de 1990. Los poderes occidentales lo tuvieron muy claro desde el principio de que el apoyo activo de Turquía era indispensable. Para entonces, casi el 60% de los exportaciones de petróleo de Irak y la mayoría de su comercio exterior, pasaban por Turquía. Ankara no vaciló mucho en participarse en las sanciones contra Irak, a pesar de que sabía que eso significaría unas perdidas económicas enormes. Consideró que sus intereses políticas e estratégicas eran más importantes que los intereses económicos, así que el 7 de agosto, el presidente turco Turgut Özal decidió de cerrar las fronteras para todo tipo de comercio, el petróleo incluido. 21 Tres meses después del fin de las hostilidades, Irak manifestó su voluntad de que se normalicen de nuevo las relaciones entre su país y Turquía. Ankara contestó que estaba dispuesta a hacerlo sólo si Irak se conformaba con las resoluciones de las Naciones Unidas. A principios de 1994, Turquía empezó intentando a presionar a la ONU y a diferentes gobiernos para conseguir la reapertura de los dos oleoductos iraquíes que atraviesan Turquía y el levantamiento del embargo que sufre Irak desde la Guerra del Golfo. En agosto de ese mismo año, Turquía anunció oficial y unilateralmente la apertura de la frontera de Habur, a través de la cual se sospecha que intenta importar petróleo. 22 EL PROYECTO GAP DE TURQUÍA Y LAS POSTURAS DE SIRIA E IRAK Como se comentó antes, el GAP (Guneydogu Anadolu Proyesi, o proyecto de Anatolia del sureste) compone de trece proyectos, de los cuales seis son en el Tigris y siete en el Éufrates. El conjunto de las instalaciones consta al menos de 21 presas de retención y almacenamiento de agua y 19 centrales hidroeléctricas. La presa más importante, por su tamaño y su capacidad de almacenamiento es la presa Ataturk. El GAP se concentra en el sur-este del país, de mayoría kurda, la región menos desarrollada del país y cuyo PNB por habitante correspondía en 1985 al 47% de la media nacional. En el plano agrícola, el objetivo del gobierno turco es intensificar la producción local y transformar la región en “un granero del conjunto de Oriente Medio” como lo señalaba el presidente Turgut Ozal durante la primera inauguración de la presa Ataturk en enero de 1990. La irrigación está prevista sobre una superficie enorme, algo que significa demasiadas cantidades de agua. Se estima que para la irrigación se extraerá casi la tercera parte de la aportación anual del Éufrates, y de ahí las inquietudes de los otros Estados ribereños río abajo, Siria e Irak. Al haber rehusado las organizaciones financieras internacionales (por ejemplo el Banco Mundial) participar en el proyecto, antes de que Turquía haya negociado y firmado un acuerdo de reparto de las aguas del Tigris y el Éufrates con los otros dos Estados ribereños, el gobierno turco financia una gran parte de los trabajos y pide a los inversores privados que garanticen el resto. El proyecto se revela como una iniciativa que tiene dos objetivos políticos: en primer lugar, de controlar definitivamente las aguas del Tigris y el Éufrates con ayuda de una serie de presas, que le permitirían administrar metro cúbico a metro cúbico las cantidades de agua que fluyen río abajo. En segundo lugar, de poner fin a la reivindicación kurda, creando, a partir de desplazamiento voluntario o forzoso- de poblaciones kurdas, una ruptura territorial entre las zonas kurdas y las bases de retaguardia de los rebeldes del PKK instaladas casi siempre al otro lado de las fronteras entre Turquía y los dos Estados de Siria y de Irak (más detalles sobre el asunto se dan al capítulo siguiente). Por otro lado, el argumento turco para explicar que las instalaciones de la cuenca alta del Éufrates y del Tigris no benefician únicamente a Turquía, sino también y sobre todo a los otros dos Estados del valle es la regulación del caudal de los dos ríos durante todo el año. El caudal del Éufrates puede descender naturalmente hasta 100 metros cúbicos por segundo en verano y subir a 7.000 metros cúbicos por segundo en invierno. Sin la regulación, Siria e Irak hubieran sufrido inevitablemente grandes sequías en 1989, 1990 y 1991, afirman, con razón, los turcos. Sin embargo, estos últimos no están dispuestos a reconocer los efectos negativos de las instalaciones para la situación de los otros dos Estados. Durante la inauguración de la presa Ataturk y la primera fase de llenado en enero de 1990, las consecuencias río abajo no tardaron en dejarse sentir. Veinticuatro horas después de la operación, el nivel del río había bajado un metro en la frontera siria. Algunas semanas después, las cosechas se resentían: sólo para Irak, se estimó en un 15% la perdida de las cosechas causada directamente por la interrupción del flujo de agua. En Siria, las informaciones a este respecto son mucho más escasas, pero se puede apostar que los estragos fueron 23 muchos. Por ejemplo el Éufrates suministraba a Siria, como media, 500 metros cúbicos de agua por segundo o sea 15.568 millones de metros cúbicos por ano, mientras que hoy, el caudal anual ha caído casi en un 40%. Ankara se había prometido a que el volumen total anual de las aguas del Éufrates fuera mantenido gracias a las compensaciones por la perdida registrada durante el llenado de la presa Ataturk, pero ni Siria ni Irak disponen de medios para almacenar una cantidad de agua muy grande que llegue en un período de tiempo relativamente corto. Durante el verano de 1993, el llenado de la presa turca de Birecil, en las proximidades de la frontera siria, redujo el caudal del Éufrates a 300 metros cúbicos por segundo. A pesar de la construcción de una presa reguladora (Al-Baaz) y de la presa hidroeléctrica Techrine en 1991, Siria encuentra siempre grandes dificultades de aprovisionamiento de agua y sobre todo de electricidad. Si bien Irak conoce menos problemas de cantidad que de calidad, vinculados a la gestión y la salinización de los suelos, una reducción notable de los cursos de los ríos procedente de Turquía y de Siria amenaza sin embargo con comprometer sus proyectos de rehabilitación a medio y largo plazo, habida cuenta de que, con la de destrucción masiva de su infraestructura durante la Guerra del Golfo, necesitará grandes esfuerzos de reconstrucción y grandes disponibilidades de agua de buena calidad. Entre el mes de enero y el de febrero es cuando Irak tiene mayor necesidad del agua del Éufrates para la irrigación. La ruptura del curso del río por las autoridades turcas, para el llenado de la presa Ataturk, pone aún más en peligro las cosechas, dado que en esa época la presa iraquí Al-Kadisiya está casi seca tras varios meses de irrigación sin aportación suplementaria de agua de lluvia. El río suministra actualmente el 40% de la electricidad producida en Irak. Si la retención de las aguas del Éufrates por Turquía o por Siria se prolongase, la central principal, construida en la presa Al-Kadisiya, amenazaría con pararse completamente. Otras tres están amenazadas y la cuarta, en construcción, amenaza con no poder funcionar nunca. Una vez el proyecto GAP haya terminado, el caudal actual del Éufrates caerá de alrededor de 30.000 millones de metros cúbicos a 16.000 millones por año en Siria y pasará de 16.000 a 5.000 millones en Irak. Es cierto que la mayor parte del agua utilizada por Turquía revertirá al curso del río, pero mientras tanto, se habrá cargado de grandes cantidades de sales y de diversos productos químicos como abonos, pesticidas, herbicidas etc... Como por su parte, los sirios desviarán para sus propias necesidades cantidades siempre crecientes de las aguas del Éufrates, Irak se encontrará en una situación cada vez más difícil, en la que la aportación del Éufrates y el Tigris bajará en cantidad y calidad. A pesar de su quejas, protestas y amenazas, Siria e Irak no han podido impedir que Turquía llevase adelante la realización del proyecto. Ni siquiera han conseguido imponer un plan de reparto de las aguas de los dos ríos. Esto se explica por numerosas razones que ya se han citado más arriba: ausencia de derecho internacional sobre el reparto y la gestión colectiva de los recursos hidráulicos comunes; ausencia de acuerdos que comprometan a los tres Estados en lo que concierne a la gestión de las aguas del Tigris y el Éufrates; ausencia de una coordinación entre Bagdad y Damascos que ni siquiera tienen relaciones diplomáticas; la guerra Irak-Irán que, durante ocho años, le impulso a Irak el mantenimiento de buenas relaciones con Turquía y por lo tanto le impidió reaccionar eficazmente contra la política hidráulica de esta última; y por último, 24 el aislamiento relativo y la debilidad económica de Siria, que no podía por sí sola intervenir contra Turquía. El GAP y el problema kurdo El GAP responde a varios objetivos económicos, políticos y militares que surgen de la geopolítica interna y externa de Turquía. En el interior, se trata con él de responder a las reivindicaciones de los moderados del movimiento kurdo, que reclaman una mejora de las condiciones de vida en el sureste Anatolio, con el fin de debilitar a los separatistas del PKK (Partido de los Trabajadores Kurdos, de ideología marxista-leninista) separándoles de sus simpatizantes y su base popular. La reordenación del territorio y la creación de amplísimos perímetros irrigados, pensados para atraer a un contingente de la población local, lo son también para hacer más eficaz el control policial y militar frente a los rebeldes kurdos. El proyecto de desarrollo plantea también, y sobre todo, el desplazamiento lejos de las fronteras con Irak, Irán y Siria, de las poblaciones kurdas que viven actualmente a lo largo de las fronteras que dividen a Kurdistan en varios territorios que dependen de la soberanía respectiva de cada uno de los Estados de la región. El desplazamiento de dichas poblaciones fronterizas separará a los militantes del PKK (con bases en Siria e Irak) a la vez de su retaguardia y de sus terrenos de acción contra las autoridades turcas. Así reagrupada, la población kurda será puesta bajo estrecha vigilancia, gracias sobre todo a la irrigación, que constituye un excelente sistema de control de las poblaciones. El país de los kurdos será definitivamente dividido en dos por una tierra de nadie a lo largo de las fronteras internacionales entre Turquía y el resto de Estados de la región. Por sí sola, la presa Ataturk ha provocado ya el desplazamiento forzoso de varias decenas de miles de personas, que vivían en unos 650 a 750 pueblos hoy anegados bajo miles de millones de metros cúbicos de agua. Estas poblaciones escogieron en su mayoría establecerse en Sanliurfa, donde gastan las míseras indemnizaciones recibidas en adquirir un alojamiento, contrariamente a los deseos del gobierno que esperaba ver a los desplazados reinvertir sus indemnizaciones en la agricultura irrigada del GAP. Según sus promotores, este gigantesco proyecto provocará a medio plazo una profunda e irreversible transformación de las estructuras socioeconómicas de la región del sueste anatolio. Ankara está preocupada por la presencia de los kurdos en el sur-este Anatolio, puesto que esta población representa el 82% de dicha región, que es dónde se encuentra la fuente del Éufrates y que además es por dónde pasan los dos grandes oleoductos que arrancan del Irak del Norte, otra región kurda, y desembocan en el Golfo de Alexandreta, región reivindicada por Siria. 25 CONCLUSIONES A partir de este breve análisis del tema, quedan claras dos cosas: En primer lugar el hecho que la cuestión del agua en la cuenca del Tigris y el Éufrates, o mejor dicho, su escasez y su mal reparto, es un punto de fricción entre los tres países de la región y seguirá siéndolo hasta que se llega en un acuerdo aceptado por todas las tres partes. En segundo lugar, es evidente que dicho asunto tiene que ser considerado también desde una perspectiva histórica, puesto que no es la fuente sino un elemento más en las relaciones, de todas formas, conflictivas entre los tres países en cuestión. Como se comentó más arriba, todos los esfuerzos de los tres países para que lleguen en alguna decisión concreta que satisficiera a todas las partes, han fracasado. Y eso porque, casi siempre, las decisiones de los gobiernos de los países de la cuenca del Tigris y el Éufrates sobre la cuestión, se basan sobre todo a criterios geopolíticos y no tecnocráticos. El agua es, y lo será también para el futuro, estrechamente vinculado a la seguridad nacional y los equilibrios de los poderes de la región. Y como no existen por el momento reglas internacionales que pudieran ayudar, o obligar de cierta manera, a que se encuentre una solución, parece que por los años a venir será difícil ver una evolución significativa. 26 BIBLIOGRAFÍA 1) Ioannis Mazis, Geopolítica de las aguas en el Medio Oriente (Países árabes, Israel, Turquía), Trochalia, Atenas 1996 2) Habib Ayeb ,Agua y Poder: Geopolítica de los recursos hidráulicos en Oriente Próximo, Ediciones Bellaterra, Barcelona 2001 3) Arnon Soffer, Rivers of fire: the conflict over water in the Middle East, Rowman and Littlefield, 1999 4) Naser I., Faruqui, Asit K. Biswas and Murad J. Bino, Water management in Islam, United Nations University Press, Ottawa 2001 5) Tony Allan, The Middle East water question: hydropolitics and the global economy, I. B. Tauris, London 2001 6) Greg Shapland, Rivers of discord: intenational water disputes in the Middle East, Hurst and Company, London 1997 7) Mostafa Dolatyan and Tim S. Gray, Water politics in the MiddleEast: acontext for conflict of co-operation, Macmillan 2000 Páginas de Internet 1) “La improbable guerra del agua” www.unesco.org/2001-10/sp/doss01.htm 2) “Escasez de recursos y conflictos internacionales” Irene Fernández Centro de Investigación para la paz www.cip.fuhem.es 3) “El agua como fuente de conflictos” Gonzalo Marín www.isf.es/conf2001/documento/conflictosagua.doc 4) “Estado de la Población Mundial 1999” www.unfpa.org/swp/1999/spanish/capitulo2e.htm 5) “Guerras del futuro serán por los recursos naturales” www.tierramerica.net/2001/0513/noticias.1.shtml 6) “Agua” www.greenpeace.es/oceanos/oceanos-5e-4.htm 7) “Objetivo: el oro azul” José Carlos García Fajardo www.laisignia.org/2001/mayo/ecol-010.htm 27 28