Construir arquitectura

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Construir arquitectura.
Afirmar que un Proyecto de Arquitectura se concibe en medio de un proceso no lineal, articulado y complejo,
originado en las instancias y condicionantes previas a la gestación de la idea, que finaliza con la obra de
arquitectura construída, plantea y sintetiza una postura frente al quehacer profesional del arquitecto; frente al
desafío de Construir Arquitectura.
En este Proceso, cada decisión, cada acción, tendrá, en mayor o menor medida, implicancias en el todo, en el
resultado final.
Una correcta lectura e interpretación de este proceso, en el que los momentos de proyecto y ejecución no
resultan instancias independientes, permitirá reconocer, e intervenir, cada una de sus etapas y partes
intervinientes controlando los efectos de cada acción.
Idea y Proyecto.
Entiendo por idea a los rasgos previos, a los primeros gestos que darán base sólida al proyecto de arquitectura;
y a este último, como al conjunto de decisiones y
definiciones rigurosas y necesarias para transferir la idea a la obra construída.
La idea, como tal, puede nacer de un gesto y entenderse en su convivencia histórica con el arte. Pintura,
música, cine y poesía, suelen fundirse en una idea en arquitectura. La idea en arquitectura puede también
desprenderse del resultado de optimizaciones funcionales, del aprovechamiento y la economización de recursos
y espacios; de la más racional de las búsquedas posibles.
Las aproximaciones a la idea, los modos de enfrentar cada hoja en blanco, tienen un sinnúmero de variantes y
caminos alternativos que no pretendo calificar ni catalogar en una escala de valores. En ellos reside el gérmen
de la subjetividad en arquitectura.
El proyecto comienza, sin embargo, a gestarse un paso atrás, previo a las primeras líneas, en su
enfrentamiento inevitable con la particularidad del programa y sus condicionantes.
En nuestra formación, idea y proyecto recorren el camino desde la idealización absoluta, la idea por la idea
misma, al encargo profesional. La idea idealizada se desliza, así, al filo de la virtualidad, al borde de la
indefinición matérico-temporal; ante un encargo profesional, Idea y Proyecto son condicionadas por
requerimientos de un comitente, con un programa determinado, con una localización en un entorno real, un
posicionamiento en un tiempo cronológico, social y político determinado, y recursos económicos y financieros
comúnmente establecidos.
Estos condicionantes suelen ser entendidos como sinónimo de una temida no- arquitectura, sumergida en
números y abstracciones. Muy por el contrario, serán estos mismos condicionantes las que potencien, y den
fundamento firme a idea y proyecto de arquitectura siempre que se los entienda como tales.
La idea en arquitectura surge de un modo de proyectar condicionado y conducirá, en un proceso de contínua
revisión, a la toma de cada una de las decisiones a posteriori.
Proceso de Proyecto.
Ideas y proceso. Las ideas generalmente están vinculadas a parámetros existentes o alineaciones a sistemas
de ideas preexistentes. Conseguir un proyecto no es siempre la realización de una idea o la estructura de una
imagen, lo importantes es articular procesos de concepción.
Producir un proyecto no es una reproducción, una invención o la idealización por si solo, es el resultado de un
proceso de reflexiones, conjeturas y refutaciones dentro una teoría para la acción.
Finalmente entender al proyecto dentro de un desarrollo secuencial en lugar de
desplegar una forma o una idea, que prolifere y esperar la aparición del mismo.
Desarrollar el proyecto dentro del proyecto.
Por lo tanto la materialidad de la arquitectura solo la comprendo de dentro de dicho proyecto. La organización
material de proyecto transcurre desde la indefinición topológica a al rigidez euclidiana.
En este marco conceptual lo importante es desarrollar la internalización de un proceso que permita lograr una
coherencia entre la organización material y los procesos de producción arquitectónica.
Explicar los materiales y las técnicas constructivas como fuente de ideas y efectos, más que como resultados
exclusivamente formales.
Estudiar y analizar las técnicas y los materiales, que permitan medir y modelar las organizaciones materiales y
sus procesos de construcción.
Proyecto y Construcción.
Si bien la idea, como embrión, tiene implícitas las generalidades de su materialización, necesita del desarrollo
del proyecto en todas sus aristas, para solidificarse y materializarse en un resultado controlado: la obra
construída.
Entender que Idea, Proyecto y Construcción son parte de un único proceso con un fin definido, la obra
construída, y que cada paso dado en cualquier sentido tendrá, en mayor o menor medida, implicancias en el
todo, es la base fundamental de nuestro modo de enfrentar la arquitectura.
Así, la idea se transforma en el elemento conductor que orienta al proyecto, sirviendo de parámetro de
verificación de cada una de las decisiones del mismo. La idea no es un gesto independiente ni autónomo, es la
fundamentación del propio proyecto.
El proyecto, como materialización de la idea, proveerá las definiciones necesarias para la construcción.
Proyecto y Construcción, así entendidos, son herramientas de concepción del propio proceso de proyecto, y no
momentos inhibidores o destructores de otro de creación, concentrado en la autonomía de la idea.
Presentar a Idea y Construcción como posiciones enfrentadas y contradictorias es atentar contra el propio
proyecto. La construcción es una condición natural de la arquitectura que propicia la toma de decisiones
fundadas en el mismo proyecto.
Proyecto ejecutivo y Legajo de Obra.
Entender al proyecto como proceso de reflexiones, conjeturas y refutaciones originadas en la gestación de la
idea, que se verificará constantemente frente a la exhaustividad técnica que requiere su materialización, implica
el reconocimiento de un desarrollo secuencial interrelacionado.
El acercamiento de la idea a la obra construída implica la implementación de un exhaustivo control sobre todos
los aspectos del proyecto y la adopción de un alto grado de rigor técnico que sostenga las decisiones por venir.
La correcta selección de las herramientas de proyecto, de los medios que posibiliten comunicar y ejecutar el
proyecto, se transforma en esencial.
Desde hace algunos años, los medios informáticos brindan herramientas impensadas décadas atrás. Día a día,
tanto en la vida profesional como en la universitaria, vemos superadas las expectativas de respuesta de los
nuevos medios ante los requerimientos de las más complejas soluciones con un altísimo grado de exactitud y
perfección.
Los medios digitales se transforman hoy en inseparables de la idea de incorporar cada vez un mayor grado de
definición al proyecto, permitiendo intervenir en todos
sus aspectos con un amplio control, facilitando el seguimiento de las acciones en él.
El Legajo de Obra, en este sentido, es el instrumento que nos permite procesar y a posteriori comunicar, a
través de planos, toda la información necesaria para la construcción de la obra de arquitectura. Durante su
ejecución, una constante verificación y revisión es necesaria para asegurar una información coherente, con alto
grado de rigor técnico, que no deje decisiones al azar durante la ejecución de los trabajos en obra.
EL Legajo de Obra presenta, con orden y claridad, a cada una de las técnicas y materiales empleados, sus
modos de utilización y montaje, sus dimensiones y especificaciones técnicas y posiciones relativas de cada
parte con respecto al todo y a su entorno inmediato.
El Legajo de Obra es una instancia de generación y resolución dentro del proceso de proyecto, y no la mera
resolución constructiva del anteproyecto de arquitectura.
Programación, Ejecución, y Gestión de Obra
Cada decisión proyectual, a su vez, tiene implícito un reflejo en el costo económico y en los recursos financieros
del comitente. La selección de materiales, técnicas y modos de ejecución debe respetar un equilibrio entre
requerimientos estéticos, técnicos, y económicos. Sin este equilibrio el proyecto se derrumba.
El presupuesto con que contamos es un dato del programa. Hay un cliente, un encargo, y una suma de dinero
para ejecutarlo. Este dato nos condicionará desde la gestación de Idea, hasta la terminación de la obra
construida.
El control económico constante debe considerarse en la toma de decisiones y potenciarlas. Controlar los
recursos económicos y financieros con los que se cuenta
trae implícito el domino y equilibrio proyectual desde la gestación de la idea misma.
La programación de obra no es el resultado de un estudio pormenorizado sobre un legajo de obra terminado,
sino que comienza en la elección proyectual de técnicas y modos de producción; la resolución del cada detalle
tendrá implícito un orden constructivo o de montaje que deberá responder a lineamientos proyectuales
implícitos, de la propia obra.
La programación y el seguimiento de una obra comienzan en la elección proyectual de técnicas y modos de
producción y terminan junto con la ejecución de la obra, y como parte del proceso, sufrirá versiones y
reversiones en su relación con los costos, las ideas, la economía y las finanzas de la obra.
Así, el reconocimiento de cada una de las partes que interactúan en el proceso, la definición de los sistemas y
procedimientos intervinientes, la elección de técnicas adecuadas y disponibles, la correcta designación de roles
y funciones, y su coordinación dan fundamento a la Gestión de Obra.
En este marco, el éxito del Proceso de la Gestión de Obra, tal cual lo entendemos, requiere tanto de la
coordinación de actividades y acciones entre los actores intervinientes en cada una de las etapas, como de la
adopción de revisiones constantes, con una correcta asignación de responsabilidades.
En la adopción de Controles y Revisiones desde el momento mismo de iniciación de las actividades
proyectuales, en la revisión de su coherencia interna, y en la coordinación de cada una de las partes
intervinientes, radica la gestión de obra, optimizando recursos humanos, materiales y tecnológicos, para la
obtención de resultados previsibles, implementando seguimientos y controles que logren salvar imprevistos o,
en su defecto, afrontarlos de la manera más eficiente.
Reflexiones.
En este marco, considero primordial transmitir:
- la idea de que Proyecto y Producción Arquitectónica son parte de un mismo
proceso.
- la internalización de ese Proceso de Producción Arquitectónica, entendiendo
al proyecto, y a su construcción, como fuente de ideas y momentos de
proposición, más que como momentos de creación y resolución autónomos.
- la comprensión de que técnicas y materiales están al servicio de la idea, y no
para coartarla ni desvanecerla.
- el énfasis en la atención a la idea como conductora en cada detalle de su
materialización como obra de arquitectura.
- el reconocimiento de técnicas y materiales, comprendiendo que el
conocimiento de sus modos, propiedades y comportamientos, permite manipularlos y generar los efectos
buscados dentro del proyecto de arquitectura.
- el reconocimiento y manejo de los elementos técnicos documentales, sistemas
de representación técnica, y organizativos como parte del Proyecto de
Arquitectura; permitiendo el pasaje de la Idea a la Producción de Obras.
- la importancia que los aspectos económico-financieros, estimación de
tiempos, programación y flujos de fondos tienen en las decisiones de proyecto en todas sus etapas.
El análisis, estudio y crítica, de los procesos de Producción de Arquitectura, con el objeto de definir, evaluar y
proponer pautas de diseño, se refleja inevitablemente en la adopción de metodologías de trabajo aplicables a la
vida profesional.
Afirmar que un Proyecto de Arquitectura se concibe en medio de un Proceso no lineal, articulado y complejo,
originado en las instancias y condicionantes previas a la gestación de la idea, que finaliza con la obra de
arquitectura construida, plantea y sintetiza una postura frente al quehacer profesional del arquitecto; frente al
desafío de Construir Arquitectura.
Estructura. Concepto y finalidad.
Raúl E. Utgès, 2002
Coolaboradores: C.Solari, F.Litmanovich, L.Médici, F.Gaschetto, M.F.Mastrizzo.
Idea, materia, emoción y construcción.
La idea de por sí tiene que ver con situaciones imaginarias ideales que no existen en la realidad; en
arquitectura, la idea es el elemento conductor que debe orientar el
proyecto y servir de parámetro de verificación de las sucesivas decisiones de mismo.
En algunas situaciones, la excesiva idealización del proyecto produce desviaciones hacia lecturas complejas e
inclusive con una perdida del lenguaje propio de la arquitectura, utilizando términos propios de otras disciplinas.
Los objetos arquitectónicos se transforman en lecturas de valores difíciles de comprender, en lugar de
obsérvalos y a partir de la observación lograr encontrarse con las emociones que producen. Ejemplo de esto,
obras de arquitectura como La capilla de Ronchamp, el panteón de Roma, la Ville Saboya, de Le Corbusier, y el
mismo edificio del Mundo árabe de Jean Novell, entre otras.
La arquitectura tiene la capacidad de crear emociones a quien la observa. Esta capacidad de la arquitectura,
entre otros aspectos, permite distinguir entre construcción y arquitectura. No Toda construcción es arquitectura,
pero la arquitectura debe ser bien construida.
A veces, la idealización de la arquitectura plantea lo que debieran ser los edificios y no lo que en realidad es la
arquitectura. Este paso a la excesiva conceptualización de la arquitectura tuvo, en muchos casos, efectos que
atentaron contra la tectonicidad de los edificios con una importante pérdida de la capacidad de observalos.
Dice Helio Piñón, "El concepto y la técnica, idea y razón, aparecían, una vez más, polos en oposición
irreconciliables, en cambio son legítimos para una actividad formativa; la concepción".
Algunas posiciones plantean la autonomía del proyecto de la propia materialidad del objeto arquitectónico y ven
a la construcción como un obstáculo para que la arquitectura pueda expresar sus ideas. Esta presentación
autónoma de ambos aspectos del proyecto presenta a la idea como el conjunto de valores, con coherencia
conceptual y a la construcción la provocadora y destructora de esa imaginación inmaterial. Por otro lado, la
técnica se presenta, a veces, como la elaboración de sistemas constructivos sin más valor que su propia
coherencia interna, sin más posibilidades.
Dice también Helio Piñón, "la construcción es un instrumento para concebir y no una técnica para resolver".
Se debe presentar a la construcción como la poseedora de la capacidad de propiciar la toma de decisiones y no
determinar solución alguna. Su fin es aportar al proceso concepción propio del edificio. La construcción es la
condición de la arquitectura. La construcción no es la componente oculta de la arquitectura, es la disciplina que
produce su manifestación. La construcción es la condición básica de la concepción arquitectónica.
Dice Alejandro Zaera Polo, "La arquitectura no es un arte plástico, sino la ingeniería de la vida material".
En la arquitectura el material se transforma en materia cuando su utilización nace de la idea. Por lo tanto, la
materia es un material con idea arquitectónica, por lo que significa que la materia idealiza el orden
arquitectónico.
Un ladrillo no es más que un trozo de arcilla cocida, el ladrillo utilizado en edificios, nos habla de su escala, de
su orden constructivo y su orden estructural.
La arquitectura posee la capacidad de componer en una idea, materia y espacio. El espacio se conforma a
partir de la continuidad y discontinuidad de la materia. La ausencia o discontinuidades generan una mayor
continuidad del espacio interior y exterior. En este punto, el exterior se transforma en materia de la arquitectura,
momento en que la luz, el calor y los sonidos puestos al servicio de una idea crean también un espacio de la
arquitectura. Luz, calor y Sonido, son también materia de la arquitectura.
El hombre es un ser móvil, se emociona de todo lo que lo rodea y se encuentra en el espacio continuo de la
naturaleza. Lo ilimitado de la naturaleza demanda para el hombre la necesidad de acotar su vastedad.
Elementos verticales transforman el espacio.
También el hombre, en la naturaleza, necesita cubrirse de lluvias y calores. En este punto surgen dos planos, el
suelo, plano de la naturaleza, y la cubierta, el plano de protección.
Para sostener la cubierta surgen los soportes como estructura. Estos son los elementos de la arquitectura, son
los elementos de la disciplina y del proyecto: el muro, la cubierta, el piso.
Si bien en ciertas arquitecturas estos elementos se confunden o mimetizan, me parece importante proponer a
los mismos como objetos de reflexión, análisis y estudio.
Estructura. Concepto y finalidad.
La estructura, elemento de la arquitectura, de la disciplina y del proyecto.
La estructura en la arquitectura trasciende la finalidad de soporte. En este marco, una observación intencionada
de la estructura en la arquitectura, puede construir una teoría para la acción de proyecto; porque en la acción
esta la formación.
Las aspectos sujetos a observación relacionados con la estructura son:
- Orden estructural y geometría del proyecto.
- La estructura y materiales como materia de la arquitectura.
- La forma estructural como materia dominante de la arquitectura.
Orden estructural y geometría del proyecto.
Obra: Santa Maria degli Angelli (Filippo Brunelleschi, 1434-36)
De la observación de la planta, la estructura se conforma a partir de la misma concepción espacial del edificio.
Un espacio central rodeado de espacios de menor tamaño, subordinados al mismo.
Entre estos espacios fuertes muros de mampostería hablan de la presencia de un sistema estructural portante,
donde las cargas gravitatorias y los empujes laterales se convierten en esfuerzos de compresión y de esta
manera de descarga en el suelo.
Observando nuevamente la planta podemos ver las fuertes huellas que deja el edificio sobre el suelo. Una
elevada superficie ocupan los elementos estructurales en relación con las áreas de uso.
Si a partir de la misma observación intentamos buscar en el proyecto el orden
geométrico del mismo, nos encontramos con conceptos de:
-
Simetría - Equilibrio
Ejes de composición
Jerarquías
Repetición
Adición - Substracción
De este análisis de su geometría, podemos observar que el sistema de apoyo y de sostén de la cubierta
responden y se ubican siguiendo el orden geométrico del proyecto con total rigurosidad.
Obra: Santi Spiritu (Filippo Brunelleschi, 1436)
Esta obra, con respecto a la anterior, posee otra organización distributiva de los espacios y una misma
disponibilidad de técnica y materiales.
La organización distributiva esta compuesta de una nave central, una nave crucero y una sucesión de espacios
de menor jerarquía a ambos lados.
Si nuevamente procedemos a realizar un análisis del orden geométrico del proyecto, frente a otra disposición
espacial, la estructura se concibe en relación con el nuevo orden geométrico.
Obra: Biblioteca pública de Estocolmo (Eric Gunnar Asplund, 1920-1928)
Esta obra Asplund la construye casi 500 años después de la obra de Brunelleschi, con técnica y materiales
similares.
Si procedemos a realizar la misma observación y análisis podemos ver la similitud del orden geométrico, tanto
en las naves laterales como la estructura central del espacio de la sala de lectura.
Si bien en arquitectura no es posible una generalización de los conceptos, podemos observar la relación que
existe entre el orden geométrico del proyecto con la técnica y los materiales del orden estructural.
Obra: Carson, Pirie and Scott Center (Lowis Sullivan, 1899-1904)
Estamos en presencia de una obra construida en Chicago, aproximadamente 20 años antes de la biblioteca de
Asplund. El sistema estructural se concibe a partir de la utilización del acero laminado, como material.
El acero laminado se presenta con propiedades totalmente distintas a los materiales utilizados por Asplund.
Capacidad de absorber los esfuerzos de tracción, compresión y flexión. Aproximadamente 200 veces más
resistente que las mamposterías de ladrillos. Posibilidades de prefabricación y de ensamble. Estas propiedades
permiten un orden geométrico basado en las grillas regulares.
La estructura se concibe a partir de un orden geométrico abierto el cual puede crecer el todas las direcciones
sin desvirtuar su propio orden.
En esta obra la mampostería recubre la estructura, con independencia estructural, en contraposición con las
obras anteriores. Este es un concepto importante que abre un campo en la concepción de la estructura de la
arquitectura: La estructura independiente.
El sistema estructural basado en el hierro forjado y el acero permite el incremento de las distancias entre los
apoyos, elementos de reducida altura resuelven las luces. La menor dimensión de los elementos estructurales
modifica, comparándola con las obras anteriores, la superficie de apoyo con relación a la superficie de uso. Se
logra una mayor liberación de la planta; menor presencia visual de los elementos estructurales.
Obra: Crown Hall (Mies Van der Rohe, 1952-1956)
El orden geométrico del proyecto presenta una similitud con el proyecto de Sullivan, el sistema estructural
basado en el acero laminado y la composición de piezas, es una evolución respecto de aquel.
Mies en esta obra fuerza las posibilidades del acero aumentando las distancias entre los apoyos. Los apoyos se
sitúan en los bordes de la planta, obteniendo una gran libertad funcional y espacial de la misma.
La esbeltez de los elementos estructurales permite una mayor relación interior exterior.
La capacidad estructural del acero le permite retirar las columnas de las esquinas, resolviendo este punto con
voladizos de igual sección del tramo.
La estructura y materiales como materia de la arquitectura.
Obras: Parque Güel (A. Gaudi, 1900-1914), Iglesia de la Atlántida (Eladio Dieste,1952)
Tanto en la obra de Gaudi como la de Eladio Dieste, podemos observar con claridad como una idea, un
material, una trasgresión estructural o una posibilidad técnica, transforman al ladrillo o la piedra en materia de la
arquitectura.
Ambos autores ponen a la técnica y los materiales al servicio de la concepción del proyecto. La técnica para
concebir, no para resolver. En estas obras, la estructura se presenta como materia de la arquitectura. La
concibe integralmente.
Obra: Palacio de Cristal (Joseph Paxtón, 1851)
En el Palacio de Cristal de Paxtón, obra emblemática de la construcción en hierro, el material es materia de la
arquitectura. El material de la estructura es utilizado en toda su capacidad técnica y arquitectónica.
La estructura se muestra en el sentido más amplio. La esbeltez de los elementos estructurales permite el
ingreso de la luz natural. La capacidad del hierro de prefabricación, montaje y desarmado. Con el
aprovechamiento de estas
propiedades, el hierro, es utilizado en forma similar en la Torre Eiffel en 1889.
La técnica y la materia conciben la arquitectura, y la estructura es la protagonista de la forma. Idea - materia orden estructural - orden arquitectónico construyen el lenguaje de la arquitectura.
Obra: Casa Farnsworth (Mies Van der Rohe, 1946-51 )
Este es otro ejemplo en donde se potencian las posibilidades estructurales y arquitectónicas del material de la
estructura con el objeto de concebir la idea de continuidad del espacio interior con el exterior.
La esbeltez de los elementos estructurales y la forma de trabajo del mismo libera la esquina,
desmaterializándola.
Obra: Distribuidora Renault (Norman Foster, 1981-1983)
Foster en la obra de la Renault utiliza la capacidad del acero para soportar los esfuerzos de tracción con gran
eficiencia.
La estructura se concibe básicamente como tensada. Utilizando la capacidad de ensamble, plantea la solución
estructural modular y repetitiva.
Nuevamente en esta obra lo estructural es lo protagonista, es la materia que define el proyecto. Idea y
estructura conciben la arquitectura.
Otro aspecto que considero necesario destacar, es la técnica de ensamble de los elementos estructurales,
mucho más vinculada a las técnicas de la mecánica.
Con la estructura construye el lenguaje de esa arquitectura. La estructura es pensada como un objeto propio de
la mecánica.
Obra: Jhon F. Kennedy Airport (Eero Saarinen, 1956-1963)
El hormigón armado es un material de la estructura que posibilita la incorporación de formas arquitectónicas con
más plasticidad y mayor libertad geométrica.
Esta posibilidad se debe fundamentalmente a la capacidad de moldeo y monolitismo estructural.
En esta obra Saarinen pone de manifiesto en todo su esplendor esta característica del material. Las piezas
estructurales pierden identidad transformándose en un solo elemento, construyendo la plástica del edificio.
La masividad de la estructura organiza el lenguaje.
Obra: Cementerio de la Igualada (Enric Miralles, 1985-92)
En el Cementerio de la Igualada Miralles pone a la obra en similitud con la obra de Saarinen, mostrando la
potencialidad de este material estructural.
El material de la estructura es materia y se expone con toda crudeza.
Obra: Pabellón de Portugal (Alvaro Siza, 1998)
Solo cuando se conoce la técnica se la puede transgredir.
El pabellón utiliza al hormigón, casi sin resistencia a la tracción, concibe una cubierta tensada, otorgando una
materialidad corpórea y el peso necesario para mantener su estabilidad. De esta manera cubre un espacio de
grandes dimensiones sin apoyos centrales. Siza en esta obra usa al hormigón como una trasgresión.
"No hay concepción sin técnica, ni proyecto sin materia", Helio Piñón.
La forma estructural como materia dominante de la arquitectura.
Obra: Acueducto romano (Segovia, S II)
Cuando la función de la arquitectura es lo predominante esta se transforma en la protagonista del proyecto.
El tipo estructural y su forma se incorporan al proyecto de manera dominante.
El acueducto de Segovia, cuya función es trasladar el agua a través de un valle, la función es el factor
convocante principal. El sistema estructural, con los medios técnicos y los materiales resuelven una estructura
con gran racionalidad.
Obra: Scope Cultural and Covention Center (Pier Luigi Nervi, 1971-72)
La forma estructural construye el proyecto. Nervi genera una gran estructura
dominando el proyecto, donde la arquitectura se subordina al tipo estructural
Obra: Estadio Olímpico de Munich (Frei Otto, 1972)
En esta obra la estructura colgante de Otto, pone de manifiesto con mayor claridad las ideas planteadas
anteriormente. La idea, una gran cubierta bajo la cual se resuelven las distintas funciones de la arquitectura. El
tipo estructural, colgante, genera una forma propia de un toldo. En este proyecto la técnica es puesta al límite
por la arquitectura. La arquitectura tiene la capacidad de forzar a la técnica.
"Hacer que la disciplina evolucione gracias a la integración de las técnicas y construir la disciplina a partir de
ella".
Proceso de Proyecto.
Ideas y proceso. Conseguir un proyecto no es siempre la realización de una idea o la estructura de una imagen,
lo importantes es construir y articular procesos de concepción. Producir un proyecto no es una reproducción,
una invención o la idealización por si solo, es el resultado de un proceso de reflexiones, conjeturas y
refutaciones dentro una teoría para la acción.
Desarrollar el proyecto dentro del proyecto. Por lo tanto la materialidad de la arquitectura solo la comprendo de
dentro de dicho proyecto.
Conclusiones.
En este marco conceptual lo importante es desarrollar en el alumno la internalización de un proceso que le
permita lograr una coherencia entre la organización material y los procesos de producción arquitectónica.
Explicar los materiales y las técnicas constructivas como fuente de ideas y efectos, más que como resultados
exclusivamente formales.
Estudiar y analizar las técnicas y los materiales, que permitan medir y modelar las organizaciones materiales y
sus procesos de construcción.
La arquitectura del acero.
(Claudio Solari, "La arquitectura del acero", 2004)
Arquitectura en Acero. Idea, Proyecto y Construcción.
El proceso de proyecto y construcción de una obra de arquitectura en acero implica, desde su gestación en la
idea, una doble vinculación con posibilitantes y condicionantes propios de la tecnología; el reconocimiento y
apropiación de éstos abrirá un abanico de diseño dentro de un modo particular de producción.
En la comprensión de que técnicas y materiales están al servicio de la idea, y no para coartarla ni desvanecerla,
y de que solo el dominio de las mismas permitirá explotar sus posibilidades, se centra nuestro modo de
entender a la producción de obras de arquitectura.
La incorporación de identidad material y tecnológica al proyecto es parte del proceso; los modos de introducción
de materia y tecnología dependerán de cada proyecto, y de sus condicionantes. Hablar de arquitectura del
acero implica de por sí, generalidades propias de la tecnología, pero que no pueden prescindir de las ideas
propias del proyecto de arquitectura.
No hay técnica con expresión sin idea arquitectónica.
Será el encuentro entre ideas y reconocimiento de tecnologías el eje que defina una arquitectura consistente
dentro del proceso de su producción.
"La arquitectura del acero" abarca un amplio espectro de posibilidades de enfoque; para la charla de hoy he
decidido centrar la atención en comprender como se vinculan, dentro de una tecnología definida, los modos de
pensar, y producir arquitectura.
La posibilidad de concentrarnos en aristas puntuales de obras de arquitectura definidas en un contexto
temporal, social y político determinado, mediante la incorporación de la tecnología propia de la arquitectura del
acero, permitirá la internalización del concepto de proceso, desde la idea a la obra construida.
La adopción de la tecnología del acero no siempre ha tenido que ver con sus posibilidades expresivas. Su
incorporación a obras de arquitectura, en numerosos casos, se vincula a la posibilidad de utilizarla para un
resultado formal y espacial, sin llegar a expresar protagonismo en la obra, al quedar oculto, revestido en otros
materiales.
El aprovechamiento de su capacidad portante en estructuras posibilitaría la liberación espacial de la planta,
permitiendo la elevación de edificios en altura con una mínima ocupación de superficie por la estructura.
La incorporación del acero, como tecnología dominante en la construcción de rascacielos, fue impulsada por la
necesaria reconstrucción de Chicago de fines del siglo XIX, y tiene como uno de sus íconos a la obra de Louis
Sullivan para el Carson, Pirie and Scott Center.
La doble necesidad del aprovechamiento y racionalización de recursos y espacios, y de la erección de
construcciones en altura motivada por la explotación del uso del suelo, de carácter inmobiliario, en la búsqueda
de recursos tecnológicos que permitiesen su concreción, serían condicionantes en los nuevos modos de
proyectación.
En el mismo sentido, en la búsqueda de racionalización de recursos, las características propias de la
tecnología, más cercana a los procesos industriales que a las creaciones artesanales, permitirían la
implementación de la prefabricación y estandarización, tanto de piezas, como de sistemas de montaje de éstas
en su emplazamiento definitivo.
En esta obra, el acero sentaría las bases de un nuevo concepto en el diseño de estructuras: la estructura
independiente con un orden geométrico abierto, basado en grillas tridimensionales regulares, que permitirían la
expansión de la estructura tanto en planta como en elevación. La mampostería, tradicionalmente portante,
comenzaría aquí jugar un rol formal, recubriendo la estructura.
La imagen resultante, si bien no evidenciaría, en los primeros rascacielos, al acero estructural en sí como
protagonista formal, mostraría, en cambio, una nueva manera de entender el diseño de planta y a su flexibilidad
espacial, reduciendo la superficie de apoyo en relación a la superficie de uso, en una clara relación entre
técnicas de producción y objetivos propuestos.
Como contrapunto expresivo: menos es mas. El concepto fundacional de la arquitectura en acero de Mies Van
der Rohe, daría sustento, y nos acercaría a otro modo de entender el pensamiento acerca de idea, proyecto, y
resultado como construcción arquitectónica.
La búsqueda de pureza en el diseño de Mies encontraría en la Casa Farnsworth la expresión plena de la
estructura en la presencia del acero y vidrio como
protagonistas excluyentes. Allí, las potencialidades estructurales y arquitectónicas de los materiales en la
búsqueda de la idea de continuidad del espacio interior con el exterior, son llevadas al límite de lo contundente.
En el mismo sentido, los recursos de despegue del suelo y de elementos estructurales esbeltos, mediante los
que logra liberar las esquinas, desmaterializándolas, hacen que el objeto arquitectónico se lea como tal en
confrontación con el contexto natural en el que se inserta.
Otra de sus obras, el proyecto para el Crown Hall, se distanciaría también de predecesores como el Carson,
Pirie and Scott Center de Sullivan, más allá de basarse en una misma lógica estructural, al evolucionar en la
implementación del acero laminado y composición de piezas para lograr un significativo aumento de distancias
entre apoyos, dejando la planta interior completamente libre, situando a éstos en sus bordes, para obtener así
una gran libertad funcional y espacial.
Pero el distanciamiento más notable de la arquitectura de Van der Rohe se centra en la mínima utilización de
recursos, en la fusión entre tecnología e imágen, en la búsqueda de un proyecto claro y contundente, propio de
su fundamentación
teórica; en la coherencia entre ideas, proyecto y su resultado en la obra construída.
El acero, como posibilitante en la concreción de ideas, ha tenido también, en su acercamiento a obras de
arquitectura, vetas más cercanas a intenciones directamente vinculadas al arte, nacidas de un gesto muchas
veces abstracto y entendidas en la convivencia histórica entre arte y arquitectura.
Pintura, música, cine y poesía, pueden fundirse en una idea de arquitectura.
Ejemplo de esto es la obra del estadounidense Frank Gehry para el Museo Guggenheim de Bilbao. La obra de
Gehry, una estructura completa en acero que recubre su cara externa con titanio, e interna con placas de yeso,
es un ejemplo claro de cómo tras el dominio de la tecnología puede llevarse el diseño al límite de lo pensado en
la concreción de una obra concebida desde la idea como icono e
imágen de la revitalización de Bilbao, de cara a su reinserción en la Unión Europea.
Posicionado en la delgada línea entre arte y arquitectura, Gehry se siente intelectualmente intrigado en los
procesos y lenguajes propios de los artistas, en su actitud y habilidad para hacer cosas con sus propias manos.
Su mayor interés radica en el continuo proceso creativo que va desde los garabatos desestructurados (más
próximos a una creación conceptual librada casi totalmente de lo material) hasta las formas audaces de sus
edificios ya como objetos concretos construidos.
La atracción de Gehry con el arte se ve permanentemente reflejada en sus obras. En el Museo de Bilbao, en
particular, los tres niveles de galerías del edificio se organizan alrededor del atrio central y se conectan
mediante pasarelas curvilíneas suspendidas del techo, ascensores acristalados y torres de escaleras; una
visión espectacular que
se ha calificado de ciudad metafórica inspirada en el film "Metrópolis" de Fritz Lang, en donde los paneles de
cristal que cubren los ascensores evocan las escamas de un pez que salta y se retuerce, las pasarelas trepan a
modo de autopistas verticales, y las curvas facilitadas por el yeso, que coronan el atrio, sugieren los nervios
moldeados de un dibujo de Willem de Kooning.
Construir el diseño de Gehry sería un reto por su complejidad. Complejidad geométrica, porque el edificio
estaría constituido en gran parte, tanto interior como exteriormente, por superficies curvadas en una y dos
direcciones, y complejidad técnica derivada por un lado de la complejidad geométrica, y por otro de las
elevadas exigencias funcionales en cuanto a climatización, iluminación y seguridad.
El sistema estructural, una grilla de 3 metros de lado realizada con perfiles metálicos rectos que formaría un
único y complejo poliedro rígido resuelto íntegramente en modelos informáticos mediante modelaciones
matemáticas, debería sostener las láminas de sus cerramientos con un sistema de doble trama de generatrices
con posibilidades de regulación, que permitiría la materialización de las formas curvas durante su construcción.
Esto, demandaría extremos controles de calidad y mínimas tolerancias en la fabricación de las piezas en taller,
para optimizar luego su posicionamiento y montaje en obra mediante estaciones topográficas de alta precisión.
Así entendida, la selección de materiales, técnicas y modos de ejecución debe respetar un equilibrio entre
requerimientos estéticos, técnicos, y económicos. En esta comunión entre arte, idea arquitectónica y
optimización de recursos tecnológicos está la fundamentación del éxito del proceso de proyecto y construcción
del Guggenheim de Bilbao.
Las posibilidades del acero en la arquitectura posmoderna, sin embargo, no se han limitado a su utilización
como estructura posibilitante, oculta dentro de otra expresión formal, sino que ha permitido su aparición
expuesta, como protagonista desde la concepción de la idea, permitiendo evidenciar desde sus modos de
producción hasta su textura como materia de la arquitectura.
Se hace evidente en estas obras, la idea del progreso técnico como soporte de las innovaciones en la
arquitectura y su manifestación en la dialéctica entre tecnología e ideas. La exaltación de las estructuras de
acero como recurso expresivo formal- tecnológico, llevado al límite en la imagen misma de la obra, por fuera de
las necesidades racionales de sustentación o funcionalidad, con la evidente intención de generar un impacto
formal a través de la utilización de tecnologías de punta, puede ser ejemplificado con la obra de arquitectos
como Norman Foster.
En el Aeropuerto Stansted "la idea consistía en crear un gran espacio cuya estructura tuviera la función
primordial de sostener una cubierta que dejara entrar la luz natural de un modo energéticamente eficaz. Esta
misma estructura podría modular, ordenar y dar escala al edificio. La idea era crear algo que tuviera la
flexibilidad para el cambio, requerida por una industria tan volátil".
Desde el principio se fijarían tres requisitos arquitectónicos imprescindibles: una estructura mínima, un máximo
de luz natural, y un máximo grado de ocultamiento de las instalaciones. El resultado fue la concepción de una
sola cubierta sostenida por una estructura en forma de grilla de soportes tubulares cuádruples de 17m de altura,
distanciadas 36 metros entre sí, que cobijaría el inmenso vestíbulo, con todo el equipamiento de la estación
alojado en el subsuelo.
Entre el planteo de Foster y las primeras obras de estructura de acero para los rascacielos de Chicago de Louis
Sullivan, podríamos sentar un paralelo en la comparación de la búsqueda de una estructura independiente con
un orden geométrico abierto, basado en la flexibilidad de las grillas regulares que permitirían la expansión de la
estructura libremente. Mientras que la grilla y sus posibilidades de modulación y repetición serían explotadas
por Sullivan como recurso para una expansión prominente en altura, en el caso del proyecto de Norman Foster
para Stansted, este recurso se aplicaría a la previsión de ampliaciones de la terminal en planta.
Pero aquí el ojo debe centrarse más allá, en la incorporación de recursos de alta tecnología en la concepción de
estructuras de acero, con la utilización, además de aceros de alta calidad en el diseño de cada pieza, de
técnicas y modos de producción más vinculados a la industria mecánica, que a los modos tradicionales de
entender la construcción arquitectónica.
Este es otro ejemplo en el que vemos como, en el dominio de la técnica, se encuentra respuesta a la gestación
de la idea en la resolución de cada detalle, con un fin definido desde la preconcepción del edificio de llevar al
límite los recursos formales en el diseño, para evidenciar la presencia de modos avanzados de producción, con
la incorporación de tecnologías de punta, tal cual alguna vez lo hicieran Eiffel y Paxton en las exposiciones
universales.
Tecnología y materia de por sí, en casos extremos, llegan a ser el condicionante excepcional del encargo, por
sobre el programa y su localización.
En nuestro país, una obra emblemática que cuenta con tecnología, materia, y modo de producción como
condicionantes protagónicos de la idea de proyecto sería el Edificio Somisa, del arquitecto Mario Roberto
Álvarez, en la intersección de las Avenidas Belgrano y Julio Roca, en la ciudad de Buenos Aires.
Este edificio, destinado a la empresa productora de aceros por excelencia del país, es un caso particular de
intensificación de recursos técnico-estéticos en la búsqueda de una imagen de arquitectura desde la definición
de la tecnología del acero. Al margen de los aspectos administrativos para los que fue destinado el edificio, su
funcionalidad refiere a la exhibición de su finalidad instrumental: comunicar una imágen.
La particularidad del proyecto de Álvarez radica no solo en el material elegido para la estructura, sino en su
modo de producción. Se trata de un edificio hecho integralmente de chapa soldada, uniendo plancha con
plancha hasta lograr los espesores deseados. Un sistema constructivo utilizado en tanques, puentes o barcos,
es transferido a la arquitectura logrando resultados óptimos en la resolución espacial estructural, pero por sobre
todo, en su fin de comunicador visual.
La historia de la arquitectura da, en este sentido, otros ejemplos contundentes, ya que las exposiciones
universales del siglo XIX serían el punto de partida en esta materia.
El Palacio de Cristal de Joseph Paxton, para la exposición de Londres, sería el primer edificio construido con
piezas prefabricadas de hierro, adelantándose en más de 30 años a los primeros rascacielos de Sullivan en
Chicago. Aquí, el aprovechamiento de las posibilidades estructurales del acero sería llevado a su máxima
expresión, permitiendo salvar grandes luces con pequeñas secciones, posibilitando, además, con este mismo
recurso, una virtual desmaterialización de los límites entre el interior y exterior de la obra.
Otro legado de las exposiciones universales es, sin dudas, la Torre Eiffel, diseñada y construida en acero
forjado como símbolo de la exposición que tendría a París como escenario. Hoy, a casi 120 años de su
concreción y concepción como ícono de las nuevas tecnologías de la época, la Torre Eiffel sintetiza la
capacidad expresiva del acero expuesto en toda su dimensión y del dominio de la tecnología llevada al límite,
tal cual lo haría Frank Gehry, un siglo después, en su diseño para el Museo Guggenheim de Bilbao.
Otro dato relevante. En estas obras, pensadas como parte de exposiciones temporales, en las que la técnica y
los materiales son fundamento de la idea en la concepción del proyecto y su construcción, utilizados en su
máxima capacidad arquitectónica, se incorporaría otro concepto fundamental proveniente de la tecnología de
las construcciones metálicas: su capacidad de prefabricación, montaje, y desmontaje en partes, posibilitando un
eventual traslado completo de la obra, o simplemente su desarme, sin demoliciones mediante.
Esta posibilidad brindada por la tecnología del acero condiciona los modos de proyectación de arquitectura. La
técnica, así, es entendida como mecanismo de creación dentro del proceso de concepción de la obra, y no la
mera resolución de una idea autónoma terminada.
Estos condicionantes, propios de las generalidades de la tecnología del acero, se verán reflejados durante todo
el proceso de producción, en la gestación de la idea, y en las herramientas que posibiliten transferirla a la obra
construida, como resultado final controlado.
Entender al proyecto como proceso de reflexiones, conjeturas y refutaciones originadas en la gestación de la
idea, que se verificará constantemente frente a la exhaustividad técnica que requiere su materialización, implica
el reconocimiento de un desarrollo secuencial interrelacionado.
El acercamiento de la idea a la obra construida en acero, implica la implementación de un exhaustivo control
sobre todos los aspectos del proyecto y la adopción de un alto grado de rigor técnico que sostenga las
decisiones por venir.
Así, la correcta selección de las herramientas de proyecto, de los medios que posibiliten comunicar y ejecutar el
proyecto, se transforma en esencial.
Los medios digitales se transforman hoy en inseparables de la idea de incorporar un grado cada vez mayor de
definición al proyecto, permitiendo intervenir en todos sus aspectos con un amplio control, facilitando el
seguimiento de las acciones en él.
Ejemplo de esto es la concepción rotundamente tridimensional de la obra de Gehry para Bilbao, que llevaría a
proyectar casi exclusivamente con maquetas. Todo el proceso se desarrollaría en tres dimensiones: primero
con materiales que permitiesen una rápida aproximación al volumen, para pasar, en un lento proceso de
decantación, a modelos artesanales más precisos que serían transferidos a medios digitales mediante su
escaneo en tres dimensiones.
La complejidad geométrica de las formas curvas requeriría de la utilización de un avanzado programa CAD,
propio de la industria aeronáutica y automovilística, mucho más potente que los tradicionales softwares de
diseño, que permitiría desde modelar las superficies curvas con un exhaustivo control numérico, a simular y
analizar la resistencia de materiales, y diseñar y analizar el comportamiento estructural de cada pieza, y sus
posibles interferencias con otras, todo dentro de una maqueta digital que incorporaría cada detalle del proyecto.
Con este programa se generarían, además, los archivos básicos de toda la obra.
Estas búsquedas, desde la arquitectura misma, deben explotar al máximo los recursos brindados por la
tecnología, en pos de concretar en forma contundente un proceso de producción que permita el reconocimiento
de cada una de las partes que interactúan en él, gracias a la compleja definición de sistemas y procedimientos
constructivos intervinientes, en una contínua revisión de decisiones proyectuales y constructivas. En este
marco, el éxito del proceso de gestión de obra, tal cual lo entendemos, requerirá de la coordinación de
actividades y acciones entre los distintos actores intervinientes.
Insistimos. El proyecto, en todas sus etapas, en una obra de arquitectura será condicionado por las
generalidades de las tecnologías adoptadas, y estas últimas, por las particularidades, y búsquedas expresivas
del propio proyecto.
Proyecto y Producción Arquitectónica son parte de un mismo proceso, entendiendo al proyecto, y a su
construcción, como fuente de ideas y momentos de proposición, más que como momentos de creación y
resolución autónomos, basados en la atención a la idea, como conductora en cada detalle de su materialización
como obra de arquitectura.
Técnicas y materiales están al servicio de la idea, y no para coartarla ni desvanecerla, entendiendo que el
conocimiento de sus modos, propiedades y comportamientos, permite manipularlos y generar los efectos
buscados dentro del proyecto de arquitectura.
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